🌊 Ficha de Personaje: Ciel Aris de Aerith


💫 Información General

  • Nombre completo: Ciel Aris de Aerith

  • Edad: 18 años

  • Género: Masculino, es un omega

  • Nacionalidad: Coreana (familia con raíces europeas nobles por parte materna)

  • Familia: La distinguida familia de Aerith, una de las más influyentes y adineradas del país.

  • Estado físico: Delicado y elegante, con un aire frágil que contrasta con la calma de su mirada.

  • Altura: 1.67 m

  • Cabello: Plateado con reflejos azul perla, suave y fino.

  • Ojos: Azul claro, brillantes como la superficie del mar al amanecer.

  • Aroma natural: Brisa marina y flores blancas, fresco y sutil.


🌸 Personalidad

  • Amable y gentil: Su tono de voz es tranquilo y reconfortante; siempre busca la armonía.

  • Dulce y cariñoso: Cuida con ternura de los demás, incluso cuando él mismo está triste.

  • Inteligente: Tiene una mente brillante, con especial curiosidad por la ciencia y la vida marina.

  • Cuidadoso: Es detallista, atento y responsable, tanto en sus estudios como en sus relaciones personales.

  • Delicado: Físicamente frágil, pero con una fortaleza emocional silenciosa.

  • Soñador: A veces se pierde mirando el horizonte, imaginando un mundo más libre y natural.


☀️ Contexto Familiar

Ciel nació en el seno de una familia de gran poder económico y prestigio.
Su padre Adrien de Aerith es un empresario influyente, dueño de corporaciones que controlan el comercio marítimo, y su madre Miralie Celeste una figura pública respetada por su elegancia y su filantropía.

Aunque creció rodeado de lujos, Ciel siempre se sintió fuera de lugar entre los bailes, los modales y las conversaciones sobre dinero.
Desde niño, prefería pasar horas mirando el mar desde los ventanales de la mansión familiar, preguntándose qué había bajo esas olas que brillaban como sus propios ojos.

Su deseo de estudiar biología marina nació cuando tenía nueve años y rescató un delfín varado durante un viaje familiar.
Mientras todos lo observaban con desinterés, él se arrodilló, acarició su piel húmeda y susurró:

“No estás solo… te prometo que volverás a casa.”

Desde ese día, supo que su corazón pertenecía al océano.


🌊 Apariencia y Estilo

  • Estilo de vestir: Ropa ligera y elegante. Prefiere camisas de lino, colores azul claro, blanco o arena. Siempre impecable, pero sin ostentación.

  • Postura y movimientos: Su andar es suave, con una calma que inspira serenidad.

  • Presencia: Tranquila, casi etérea; cuando sonríe, parece que el ambiente se vuelve más liviano.


🐚 Habilidades y Talentos

  • Intelecto analítico: Posee una mente científica y observadora; puede pasar horas investigando o leyendo sobre ecosistemas marinos.

  • Comunicación empática: Se conecta fácilmente con las emociones ajenas, lo que lo vuelve un excelente mediador.

  • Memoria visual: Tiene una gran capacidad para recordar detalles y patrones, útil en sus estudios de biología.

  • Tacto curativo: Su manera de cuidar a otros parece sanar, incluso sin palabras.

  • Nadador natural: Aunque frágil, el agua parece fortalecerlo; se mueve con soltura y gracia en el mar.


🌷 Gustos y Detalles Personales

  • Pasatiempos: Observar peces, nadar, leer sobre el océano, tocar piano y escribir pequeños diarios de campo.

  • Comida favorita: Frutas frescas, pescado al vapor y té con miel.

  • Color favorito: Azul océano — símbolo de libertad y profundidad.

  • Lugar favorito: Un acantilado frente al mar donde suele sentarse a mirar las olas al atardecer.

  • Frase que lo define:

    “El mar es como el corazón: hermoso, impredecible… y lleno de vida que no todos pueden ver.”


💔 Debilidades

  • Fragilidad física: Su salud no es estable; suele enfermar con facilidad si se esfuerza demasiado.

  • Sensibilidad emocional: Absorbe el dolor de los demás como si fuera propio.

  • Presión familiar: Su padre se opone a su carrera, considerándola una “pérdida de tiempo” para alguien de su posición.

  • Soledad silenciosa: Aunque muchos lo rodean, pocos lo conocen de verdad.


🌙 Sueños y Metas

Ciel desea convertirse en biólogo marino, dedicar su vida a proteger los océanos y a comprender las criaturas que habitan en ellos.
Sueña con crear un santuario marino donde los animales heridos o abandonados puedan sanar, lejos del daño humano.

Sabe que ir contra su familia significará perder privilegios… pero también sabe que el mar lo llama con una voz más fuerte que el dinero o la reputación.

“Mi familia me dio el mundo…
pero el mar me dio un propósito.”

“El niño que nació para el mar”

Desde el día en que nació, Ciel Aris de Aerith fue distinto.

En la mansión de la familia de Aerith, conocida por sus inversiones, influencia política y legado aristocrático, los recién nacidos eran recibidos con celebraciones grandiosas. Pero la llegada de Ciel fue silenciosa. No lloró al nacer; en cambio, abrió los ojos y observó la luz que entraba por la ventana como si la reconociera.

Su madre dijo que parecía escuchar la vida.


🌊 Infancia: El niño de la luz azul

A los tres años, mientras otros niños descubren juguetes, Ciel descubrió el mar.

Sus padres lo habían llevado a una de sus propiedades costeras. Apenas se acercó a la playa, extendió la mano como si quisiera tocar la superficie del agua. Su padre recuerda haber dicho:

Nunca había visto a un niño mirar al océano como si fuera un hogar perdido.

Desde ese momento, el agua se convirtió en su refugio. Pasaba horas observando peces, leyendo enciclopedias marinas y haciéndole preguntas imposibles a los adultos.

Pero su familia no consideraba esas pasiones importantes.
Los de Aerith tenían una sola regla:

“Nacimos para gobernar, no para soñar.”

Ciel aprendió a sonreír incluso cuando lo reprimían. Aprendió a ser suave para no incomodar, a ser perfecto para no decepcionar.


🕊️ Niñez dorada, corazón solitario

Creció rodeado de lujos:
clases privadas, tutores de élite, idiomas, modales, música de salón.

Pero nunca tuvo amigos. La mansión era inmensa y fría.
Las risas estaban prohibidas, las emociones eran débiles.

A los ocho años enfermó gravemente por estrés y agotamiento.
Estuvo semanas en cama, demasiado débil para levantarse. Durante las madrugadas, cuando todos dormían, escuchaba desde su ventana el sonido del mar a lo lejos —sus padres lo habían llevado nuevamente a la casa junto al océano para que se recuperara—.

Una noche, con voz casi inaudible, dijo:

Ojalá pudiera vivir ahí. Donde nadie tenga que fingir ser perfecto.

Ese deseo quedó grabado en él.


🌙 Adolescencia: Alas quebradas

A los 12 años descubrió su condición de omega, algo que en las familias ricas y conservadoras se manejaba con estricta privacidad.
Fue sometido a entrenamientos para comportarse “adecuadamente” frente al mundo social.

Sus padres no lo trataban mal… pero tampoco lo trataban como un hijo.
Ciel era una pieza valiosa en el tablero político: un heredero delicado, elegante, nacido para mantener la imagen perfecta del linaje.

A los 13, mientras su padre le explicaba la importancia de sus deberes familiares, Ciel tuvo su primer ataque de ansiedad.

No lloró.
No gritó.
Solo se quedó inmóvil, intentando no desmoronarse.

Los médicos dijeron que era “estrés”.
Solo su nana Eliane, la única persona que lo trataba con cariño, entendió la verdad.
Ella lo abrazó y dijo:

Tú no naciste para estar encerrado en una jaula de oro.

Esa frase marcó su corazón y solo podia pensar que su nana tenia razón pero ese era un mundo del cual el no podía escapar ya que era su destino seguir las reglas de su padre o eso pensaba ya que su padre siempre se lo repetía.

A los 14 años, Ciel encontró un pequeño acuario abandonado detrás del invernadero familiar.
Con ayuda de un jardinero, lo restauró en secreto. Lo llenó con agua salada y criaturas que rescataba de la costa.
Cada noche, se escabullía con una linterna para observar cómo las luces del mar danzaban dentro de su pequeño santuario.

Era su mundo. Su secreto.
Pero los secretos, en la casa de los de Aerith, no duraban mucho.

Una noche, su padre lo descubrió.
El acuario se rompió, las criaturas murieron, y con ellas, algo dentro de Ciel también.
Desde ese día, dejó de hablar durante meses. Su sonrisa, tan dulce como frágil, se volvió una máscara educada


🌊 Sueños que nacen en secreto

A los 15 empezó a estudiar biología marina por su cuenta. Escondía libros sobre ecosistemas oceánicos debajo de su cama, y cuando la casa dormía, subía al techo para leer con la luz de la luna.

Veía documentales en silencio.
Memorizaba especies completas.
Dibujaba arrecifes y ballenas en sus cuadernos de arquitectura, como si su mano soñara antes que él mismo.

A los 17 ya sabía que quería estudiar Biología Marina.
Pero su familia tenía otros planes:

  • Economía

  • Derecho

  • Administración

  • Algo “digno de un Aerith”

No aceptaban un “capricho infantil”.


🌙 Actualidad: 18 años, un corazón que busca libertad

Ciel tiene ahora 18 años.
Todavía vive bajo la sombra de su apellido, pero su deseo por el mar es más fuerte que nunca.

Planea aplicar discretamente a una universidad con carrera en Biología Marina.
Quiere escapar del lujo que lo asfixia.
Quiere encontrar su identidad lejos del apellido que lo define.

A veces, en la madrugada, se acerca a la ventana y escucha el viento marino que llega desde lejos.

Aprieta sus manos, respira hondo y susurra:

Algún día, mar. Algún día serás mi hogar.

Ciel Aris de Aerith elige la suavidad en un mundo que intenta endurecerlo.
Y aunque su corazón es frágil, late con una fuerza silenciosa capaz de romper cualquier destino impuesto.


Ciel Aris de Aerith es un nombre que pesa como un título antiguo, una corona que nadie pidió llevar. Con 18 años, es el último heredero de uno de los linajes más ricos e influyentes del continente, un apellido sinónimo de poder, perfección y expectativas inquebrantables.
Sin embargo, detrás del brillo intocable de su familia existe un muchacho delicado, de mirada suave y alma frágil, cuyos sueños no encajan en los moldes que otros trazaron para él.

Ciel, un omega de naturaleza gentil, posee una dulzura que desarma sin intención. Sus gestos son pequeños susurros de cuidado, su voz es calma, y su presencia… casi etérea.
Desde pequeño fue educado para ser impecable: elegante, educado, silencioso cuando corresponde. Pero dentro de él crece una sensibilidad que la familia de Aerith considera peligrosa: Ciel siente demasiado, ama demasiado, se preocupa demasiado.

Su aroma —flores blancas y brisa marina— es tan suave como su esencia. Su piel delicada y su salud frágil han sido motivo de preocupación constante, pero también la excusa perfecta para mantenerlo protegido, encerrado, vigilado.
Porque él no es solo un muchacho.
Es el heredero.
El símbolo.
La pieza más frágil y más valiosa del tablero.

Y aun así, Ciel no sueña con poder, ni con dinero, ni con el legado familiar.
Sueña con el mar.

El océano fue su primer refugio, su primer consuelo, la primera sensación de libertad real que conoció. Mientras otros niños corrían tras juguetes, Ciel se perdía en libros sobre vida marina, memorias de oceanógrafos, documentales sobre criaturas que flotan en mundos más suaves que el suyo.

Él desea estudiar biología marina, dedicarse a proteger aquello que realmente lo hace sentir vivo.
Pero su deseo es una chispa que la familia busca apagar.
Porque para los de Aerith, la vocación de Ciel no es más que un capricho que amenaza con romper la imagen perfecta que han construido durante generaciones.

Aun así, cada día Ciel resiste.
Cada día se aferra a su luz.
Cada día escucha el llamado del mar, como si las olas pronunciaran su nombre.

Ciel Aris de Aerith es un corazón delicado enjaulado en oro, un susurro de libertad luchando contra siglos de tradición.
Y aunque su voz sea suave, su voluntad es la de un alma que, tarde o temprano, encontrará el camino hacia el hogar que eligió:
el océano