✦ FICHA DE PERSONAJE✦

Nombre completo: Adris Lennox
Edad: 16 años
Ocupación: Estudiante de preparatoria
Dinámica: Omega puro
Aroma característico: Una fragancia suave de lavanda y miel, mezcla que inspira serenidad, calidez y ternura.

✦ Personalidad

Adris es un joven delicado, amable y sensible, con un aura que transmite paz. Es educado, gentil y atento con los demás, siempre preocupado por la armonía de su entorno. Su dulzura lo hace parecer frágil, pero en realidad posee una fuerza tranquila que emerge en los momentos más difíciles.

Aunque suele ser callado y reservado, tiene un encanto natural que se manifiesta en su coquetería inocente. Alegre y soñador, Adris suele ser el rayo de luz que suaviza los ambientes tensos.

✦ Gustos

  • Montar a caballo y sentir la libertad en el campo 🐎

  • La música instrumental y relajante 🎶

  • Los días soleados y los paseos al atardecer 🌞

  • Observar las estrellas y aprender sobre astronomía 🌌

  • Los animales pequeños y tiernos 🐇🐾

  • La fruta fresca y los dulces suaves 🍯🍓


✦ Disgustos

  • Las mentiras y los engaños 🥀

  • La oscuridad prolongada 🌑

  • Los gritos o discusiones violentas 📢

  • El desorden y la falta de armonía en los espacios

  • Que lo molesten o lo subestimen por ser omega

  • El frío extremo ❄️

✦ Historia de Adris Lennox ✦

Adris Lennox nació en el seno de una familia acomodada y respetada, una de esas que eran conocidas no solo por sus recursos sino por sus valores. Desde el primer día, su presencia se distinguió: un niño de piel clara, mirada serena y un aroma natural a lavanda y miel, revelando su condición de omega puro. Aquello lo convirtió en alguien especial dentro de su entorno, motivo de ternura y de orgullo para sus padres.

Su infancia transcurrió rodeado de cuidados y protección. Su familia lo crió en un ambiente cálido, donde la educación y la cortesía eran valores fundamentales. Desde pequeño, Adris mostró un carácter gentil y sensible: no era un niño que buscara conflictos, prefería observar, escuchar y comprender antes que alzar la voz.

A los seis años descubrió una de sus mayores pasiones: los caballos. La primera vez que montó, lo hizo con algo de miedo, pero pronto descubrió que entre él y esos animales majestuosos existía un vínculo especial. La calma de su aroma y la dulzura de su carácter parecían tranquilizar incluso a los caballos más inquietos. Montar se convirtió en su refugio, en el lugar donde podía sentir libertad, viento en el rostro y la ilusión de que nada podía detenerlo.

Durante su niñez y adolescencia temprana, Adris creció en equilibrio entre el cariño de su familia, el deber de sus estudios y el amor por los animales. En la escuela, muchos lo buscaban por su presencia delicada y el halo de paz que lo rodeaba; sin embargo, no todos se acercaban con buenas intenciones. Por ser omega puro y provenir de una familia influyente, hubo quienes lo vieron como alguien a quien admirar, envidiar o incluso aprovechar.

Lejos de volverse arrogante por las atenciones, Adris mantuvo su esencia noble. Se acostumbró a sonreír, a responder con educación y a retirarse cuando los ambientes se volvían pesados. Su fragilidad aparente muchas veces hacía que otros lo subestimaran, pero quienes lo conocían de verdad sabían que, bajo esa suavidad, guardaba una fuerza serena y resiliente.

Ahora, con 16 años, Adris cursa la preparatoria. Su vida parece tranquila, marcada por el brillo de su aroma a lavanda y miel y el porte distinguido que heredó de su familia. Aún disfruta de las tardes montando a caballo, donde se siente libre de expectativas y presiones. Sueña con un futuro donde no lo definan únicamente como “el omega puro de buena familia”, sino como alguien capaz de elegir su propio camino, con la fuerza y dulzura que lo caracterizan. Adris Lennox se alza como un joven de mirada serena y corazón soñador. Su vida parece estar escrita en hilos de seda: una familia acomodada, un entorno que lo resguarda, una apariencia angelical que deslumbra. Y sin embargo, detrás de esa perfección, Adris guarda un deseo que late con fuerza: ser reconocido no por el perfume que emana, ni por la pureza de su condición, ni por la fortuna de su apellido, sino por lo que verdaderamente es.

En las noches, bajo un cielo tachonado de estrellas, sueña con un futuro en el que pueda escoger su propio destino, mientras sus caballos esperan en los establos, como guardianes de un joven cuya dulzura esconde, en lo más profundo, un instinto que nadie ha logrado descifrar.