En general, salvo algunas excepciones, la mezcla del estilo victoriano y el neogótico de los edificios era agradable a la vista.
Junior no era un experto, pero si tuviera que adivinar bajo tacto, las paredes parecían estar hechas de piedra caliza, como las catedrales en el sur, la de Wells o la de Exeter.
Ah, esas sí que habían sido unas buenas vacaciones.
Se alejó de las paredes para acercarse a la entrada.
En particular, esta le gustaba; era una entrada grande y ornamentada, los detalles esculpidos en el arco de piedra le parecían apropiados para el dormitorio de la casa azul.
Parecía haber algo escrito. Junior entrecerró los ojos y giró un poco la cabeza hacia la izquierda para poder leerlo correctamente.
—¿Qué está haciendo?
—No lo sé, cosas de genio.
—¿Eh?
—Ah, claro, tú no lo sabes. Dicen que es un niño genio.
Pero, las letras estaban algo ilegibles, y los susurros también lo desconcentraban.
—¿Sabías que tiene siete años?
—¿¡Qué!? ¡Increíble!
—A mí no me parece gran cosa, solo ha estado mirando y tocando las paredes desde hace un rato —otra voz se unió.
Curiosamente, alguien salió en su 'defensa'.
—Dicen que los genios tienen una línea de pensamiento tan distinta a la nuestra que hacen cosas que, a nosotros, mentes inferiores, nos parecen extravagantes.
—Tch, tú serás el inferior, ¿no te sacaste un 6 en el examen de historia?
—¡C-Cállate, se suponía que no lo dirías!
—Oigan, ¿no les parece familiar? Por alguna razón, me recuerda a alguien...
Junior dejó de lado los misterios de la entrada para darse la vuelta y enfrentar a los ruidosos jóvenes, quienes, al verlo, se quedaron en silencio de inmediato.
—Buenos días —los saludó, con su mejor voz formal.
Pero el silencio continuó.
Alzó ambas cejas y observó el rostro de cada uno, esperando alguna clase de respuesta.
—A-Ah, sí, buenos días.
—¡B-Buenos días, bienvenido a Sapphire Owl!
—Hola, bienvenido —saludó el otro, un poco más compuesto que los demás, pero viéndose inquieto.
Junior asintió, esbozando una sonrisa amistosa, pero sin interés de socializar con estas personas.
—Gracias. Ahora, si me disculpan, debo retirarme.
Al menos, tuvieron la decencia de esperar a que se alejara un poco para continuar con sus chismorreos.
En fin, en breve comenzaría su primera clase en la escuela Weston, y mentiría si dijera que no se encontraba emocionado.
Sin embargo, intentó aplacarse un poco para no llevarse una decepción, como con sus compañeros.
Las personas en este lugar hablaban descaradamente a sus espaldas como si Junior no pudiera escucharlos, y cuando se acercaba a ellos esperando una conversación frontal, no decían nada.
Había dos opciones: o lo hacían adrede o eran realmente tontos.
O tal vez, ¿generaba alguna clase de repulsión?
A Junior no le sucedía esto en su anterior escuela, los niños ahí eran, incluso si no eran como él, sinceros, hasta para tratarlo mal. Se suponía que en esta escuela había niños más grandes, por ende, con un cerebro más desarrollado, es decir, más inteligencia, pero todavía no había muestras de eso.
Junior no lo entendía. Tal vez, era malo en la sociabilidad.
Tendría que visitar la biblioteca e instruirse.
Esta escuela prometía tener libros de psicología más avanzados que la biblioteca de su abuelo, o los libros de astrología de su abuelo paterno... aunque ese era un gusto culposo, ¡qué poco científico de tu parte, Jean!
Agh, hizo una mueca.
Llamarse de esa forma era como un autocastigo.
Por un instante, se sintió un poco triste.
Los chicos lo evadían y hablaban a sus espaldas; fueran cosas buenas o malas, nadie parecía querer acercarse a él.
Luego, se sintió un poco enojado. ¿Cuál era la importancia de hacer amigos? Para tener amigos estúpidos, ¡no quería ninguno!
Pero, un genio como él no podía desperdiciar su intelecto en emociones contraproducentes, y como si nunca hubiera sucedido, Junior volvió a su calma habitual.
.
En el camino hacia el aula, mientras recorría los largos pasillos, Junior acarició las paredes y sostuvo que eran de ladrillos de alta calidad. Últimamente, tenía como hobby estudiar la arquitectura del siglo XVIII y XIX, algo menos emocionante que los équidos, y su fantasiosa teoría de la existencia de unicornios en el sur de Inglaterra.
Ahora, estaba más interesado en estudiar este edificio y su estabilidad. Había detectado varios problemas. Si sucediera un evento sísmico —el cual era muy lejano, pero existía una posibilidad de menos del 1% de que ocurriese—, el edificio de ciencias naturales se derrumbaría por completo.
Sería realmente una pena, con lo hermoso que es el tejado.
— ...
Bajó su brazo derecho, el que usaba para palmar las paredes, y caminó con normalidad, sintiéndose algo avergonzado. Esta clase de pensamientos son un desperdicio de su intelecto.
Londres se encuentra en una zona de baja actividad sísmica. Un terremoto de la magnitud adecuada para destruir edificios se podría dar dentro de cien años; para ese entonces, Junior estaría enterrado en el cementerio familiar. Lo cual, por el momento, no era relevante, y no entendía por qué le venían este tipo de pensamientos en un día tan importante.
—¡Junior! —llamó por detrás una voz conocida.
El susodicho bajó la vista hacia quien lo nombró, ya que todo este tiempo había estado mirando el techo con aire distraído.
—Phipps —respondió, y rápidamente se le dibujó una sonrisa en la cara. El mayor se le acercó y le acarició la cabeza, teniendo cuidado de no despeinarlo. Tal acción le hizo darse cuenta de que se encontraba inquieto, incluso nervioso, y su presencia le devolvió la calma.
—¿Vas hacia la clase C? —Junior asintió.
—Te acompañaré —decidió Phipps, y ambos caminaron juntos hacia el aula, bajo la mirada atenta de sus chismosos compañeros.
Y cuando llegaron, se encontraron con alguien.
.
Ese 'alguien' lucía aburrido, cruzado de brazos contra la pared, específicamente al lado de la entrada del aula de la clase C.
Cuando los vio, se les acercó y les sonrió de esa forma tan característica suya, entre jovial y burlón.
—¡Junior! —lo saludó, y él, sin ningún tipo de cuidado, acarició su cabeza dejando su pelo hecho un lío.
—¡Basta, me despeinas! —se quejó, y cuando fue liberado, se concentró en peinarse con los dedos. Qué vergonzoso sería presentar una apariencia desprolija frente al docente.
De reojo, Junior miró a su alrededor, a la gente congregada. Los niños de entre diez y doce años lo miraban con gran asombro.
No, no lo miraban a él, miraban a Grey y a Phipps.
De hecho...
—¿Qué hacen los Doble Charles en la casa azul? —escuchó murmurar.
—Pero 'él' suele venir con frecuencia, ¿no?
Junior no identificó a quién podían estar refiriéndose. Grey y Phipps parecían no escuchar el murmullo alrededor.
—Ahora ya no tendré que soportarte en casa —festejó su primo.
—En general, los de primer año tienen un cronograma bastante ocupado, ya lo descubrirás —agregó Phipps como breve explicación.
—Conociéndote, seguro lo disfrutarás. Viniste a parar al dormitorio ideal —esta vez, Grey no lo despeinó, sino que apoyó su mano izquierda en uno de sus hombros y se inclinó un poco, para que lo que dijera quedara entre los dos.
—No les prestes mucha atención —aconsejó.
Entonces, sí estaba al tanto de los chismorreos.
Junior asintió firmemente. Luego, cuando su primo se enderezó, ya se estaban despidiendo sonrientemente, diciéndole que lo esperaban para que conociera a los 4P para el almuerzo.
No preguntó qué o quiénes eran esos. Naturalmente, obtendría la respuesta más tarde.
Cuando entró al aula, un grupo —o más bien, todo el mundo— lo rodeó, preguntándole un sinfín de cosas, como: "¿Los Doble Charles son tus primos? ¡Increíble, tu primer día y los 4P te invitaron al mirador de Cisne!"
Y blablablá.
Si no fuera por la docente, Junior no habría podido dispersarlos.
Se sentó en la primera fila, fingiendo no escuchar los "Psst!" que le lanzaban para llamar su atención.
Qué extraños eran. Ahora sí querían acercarse a él, pero fue aún más extraño descubrir que Grey y Phipps eran una especie de celebridad para esta gente.
| Este es un escrito de hace unos meses (en su mayoría comedia como me gusta), creo que en ese entonces ni había creado esta cuenta. La idea de ver a Junior por primera vez en la Weston College me tenía inspirada ese día, probablemente le siga una parte dos jkajka. Por cierto, deje suelto su verdadero nombre.