• 𝑰𝒕'𝒔 𝒏𝒐𝒕 𝒂𝒏𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅 𝒎𝒐𝒕𝒆𝒍
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ𝐸𝑠 𝑚𝑢𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑖𝑐𝑎𝑑𝑜 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒𝑡𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜
    ㅤㅤㅤㅤ𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑐𝑜́𝑠𝑚𝑖𝑐𝑎 𝑦 𝑐𝑎𝑏𝑟𝑜𝑛𝑎,
    ㅤㅤㅤㅤ¿𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑒𝑐𝑒?
    ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤ ˹ Claire Novak


    ㅤㅤㅤㅤㅤLa revelación de Chuck de que era un dios que se entretenía viendo su programa de televisión favorito donde ellos eran los protagonistas, su reciente asesinato de Jack, la reciente muerte de Mary, el mosqueo eterno que tenia con Cass… todo aquello retumbaba en la cabeza del cazador, quien no se veia en su mejor momento por aquellos dias. La verdad era que se sentía cansado. Había lidiado con mucha mierda desde que era un niño y siempre había sabido tragar con ello, barrerlo debajo de la escoba y salir adelante. Pero ahora toda esa mierda pesaba más que nunca, como una pesada losa de la cual era incapaz de deshacerse.

    Claire era, probablemente, la única persona que conseguía que no se volviera loco en esos momentos. Su optimismo, contra todo pronóstico, y por raro que pareciera, era lo único que conseguía que todavía Dean recordase su lema familiar. Era lo único que lograba que Dean siguiera en pie. “Las cosas no están como para tirar cohetes, pero lo solucionaremos”, había dicho Claire un par de dias atrás después de que Dean mandase a paseo a Castiel. ¿Cuántas veces no habían hecho hasta lo imposible y habían logrado resolver la situación? De un modo u otro, eso es verdad… Pero habían desencadenado el apocalipsis tantas veces, habían estado a punto de morir tantas veces que… de ser otra persona, a día de hoy podría considerarse intocable. Pero, uno, Dean no era asi. Y dos, habían cabreado al showrunner de su propia seria, que resultaba ser… Dios. Y ahora corrían riesgo de… cancelación. Por irónico que sonase.

    Y costaba mucho trabajo creer que cada una de sus decisiones fuera libre albedrio y no constructo del propio Chuck. Porque… alguien que mataba a Mary Winchester del modo en que Chuck lo escribió, alguien que sometía a dos niños a una vida como la que vivieron con John tal y como Chuck lo escribió, alguien que deseaba tanto mal a sus propias creaciones tal y como Chuck lo escribió debía de tener una mente demasiado retorcida… Y ahora, cada vez que Dean se despertaba por las mañanas y miraba a su lado, por un momento sentía detenerse su corazón al imaginar no ver a Claire al otro lado de su cama. Por lo que sabían Chuck se había largado, o eso parecía… Había una serie de augurios que Sam había investigado que decían que Dios no estaba en la tierra ni se le esperaba, presuntamente. Pero… ¿y si un día regresaba y decidía eliminar a “su” Claire de la historia? Aquel pensamiento no dejaba a Dean descansar más de diez minutos seguidos. Intentaba aparentar que todo estaba bien, que él estaba bien, pero Sam y Claire lo conocían y sabían que no era asi.

    La muerte de Jack, la muerte de Mary, la ausencia de Cass y el miedo de perder a Claire pesaban más sobre el Winchester que cualquier otra cosa que hubiera acarreado antes…

    Y, como digo, estaba cansado…

    Aquella mañana, como otra cualquiera se levantó sin demasiadas ganas de afrontar el día. A cada paso que daba por los pasillos mas miedo sentía de no encontrar allí a Claire. No la había visto en la cama al despertar y, aunque una parte de sí mismo le decía que Chuck no la haría desaparecer de un modo tan sutil, el miedo le hacía preguntarse un monton de espantosos “¿Y si…?”

    Para alivio del cazador, quien entró en la cocina con aspecto despeinado y su pijama consistente en un pantalón lleno de dibujos de perritos calientes y una camiseta de manga corta negra, Claire estaba allí. Sentada a una de las mesas de la cocina, la rubia desayunaba una tostada con, lo que parecía, aguacate mientras repasaba noticias en la tablet. Dean se acercó hasta ella y dejó un beso sobre su cabeza.

    -Buenos dias… -dijo con la voz todavía tomada por el sueño antes de deslizarse como un ente moribundo hacia la cafetera, esperando que el café le diera algo de energía para afrontar otro día más- ¿Qué lees? ¿Chuck ha vuelto a causar estragos? ¿Le queda más felicidad por destruir en alguna parte? Es muy complicado mantener entretenido a una entidad cósmica y cabrona, ¿no te parece? -ironizó Dean haciendo referencia a la revelación de… Dios, sobre ellos y la estafa de ser poco mas que un programa de televisión para él.
    ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝐸𝑠 𝑚𝑢𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑖𝑐𝑎𝑑𝑜 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒𝑡𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜 ㅤㅤㅤㅤ𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑐𝑜́𝑠𝑚𝑖𝑐𝑎 𝑦 𝑐𝑎𝑏𝑟𝑜𝑛𝑎, ㅤㅤㅤㅤ¿𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑒𝑐𝑒? ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤ ˹ [WxywardGrl] ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤLa revelación de Chuck de que era un dios que se entretenía viendo su programa de televisión favorito donde ellos eran los protagonistas, su reciente asesinato de Jack, la reciente muerte de Mary, el mosqueo eterno que tenia con Cass… todo aquello retumbaba en la cabeza del cazador, quien no se veia en su mejor momento por aquellos dias. La verdad era que se sentía cansado. Había lidiado con mucha mierda desde que era un niño y siempre había sabido tragar con ello, barrerlo debajo de la escoba y salir adelante. Pero ahora toda esa mierda pesaba más que nunca, como una pesada losa de la cual era incapaz de deshacerse. Claire era, probablemente, la única persona que conseguía que no se volviera loco en esos momentos. Su optimismo, contra todo pronóstico, y por raro que pareciera, era lo único que conseguía que todavía Dean recordase su lema familiar. Era lo único que lograba que Dean siguiera en pie. “Las cosas no están como para tirar cohetes, pero lo solucionaremos”, había dicho Claire un par de dias atrás después de que Dean mandase a paseo a Castiel. ¿Cuántas veces no habían hecho hasta lo imposible y habían logrado resolver la situación? De un modo u otro, eso es verdad… Pero habían desencadenado el apocalipsis tantas veces, habían estado a punto de morir tantas veces que… de ser otra persona, a día de hoy podría considerarse intocable. Pero, uno, Dean no era asi. Y dos, habían cabreado al showrunner de su propia seria, que resultaba ser… Dios. Y ahora corrían riesgo de… cancelación. Por irónico que sonase. Y costaba mucho trabajo creer que cada una de sus decisiones fuera libre albedrio y no constructo del propio Chuck. Porque… alguien que mataba a Mary Winchester del modo en que Chuck lo escribió, alguien que sometía a dos niños a una vida como la que vivieron con John tal y como Chuck lo escribió, alguien que deseaba tanto mal a sus propias creaciones tal y como Chuck lo escribió debía de tener una mente demasiado retorcida… Y ahora, cada vez que Dean se despertaba por las mañanas y miraba a su lado, por un momento sentía detenerse su corazón al imaginar no ver a Claire al otro lado de su cama. Por lo que sabían Chuck se había largado, o eso parecía… Había una serie de augurios que Sam había investigado que decían que Dios no estaba en la tierra ni se le esperaba, presuntamente. Pero… ¿y si un día regresaba y decidía eliminar a “su” Claire de la historia? Aquel pensamiento no dejaba a Dean descansar más de diez minutos seguidos. Intentaba aparentar que todo estaba bien, que él estaba bien, pero Sam y Claire lo conocían y sabían que no era asi. La muerte de Jack, la muerte de Mary, la ausencia de Cass y el miedo de perder a Claire pesaban más sobre el Winchester que cualquier otra cosa que hubiera acarreado antes… Y, como digo, estaba cansado… Aquella mañana, como otra cualquiera se levantó sin demasiadas ganas de afrontar el día. A cada paso que daba por los pasillos mas miedo sentía de no encontrar allí a Claire. No la había visto en la cama al despertar y, aunque una parte de sí mismo le decía que Chuck no la haría desaparecer de un modo tan sutil, el miedo le hacía preguntarse un monton de espantosos “¿Y si…?” Para alivio del cazador, quien entró en la cocina con aspecto despeinado y su pijama consistente en un pantalón lleno de dibujos de perritos calientes y una camiseta de manga corta negra, Claire estaba allí. Sentada a una de las mesas de la cocina, la rubia desayunaba una tostada con, lo que parecía, aguacate mientras repasaba noticias en la tablet. Dean se acercó hasta ella y dejó un beso sobre su cabeza. -Buenos dias… -dijo con la voz todavía tomada por el sueño antes de deslizarse como un ente moribundo hacia la cafetera, esperando que el café le diera algo de energía para afrontar otro día más- ¿Qué lees? ¿Chuck ha vuelto a causar estragos? ¿Le queda más felicidad por destruir en alguna parte? Es muy complicado mantener entretenido a una entidad cósmica y cabrona, ¿no te parece? -ironizó Dean haciendo referencia a la revelación de… Dios, sobre ellos y la estafa de ser poco mas que un programa de televisión para él.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • ~•~•~•~
    Las manos que estoy viendo, las que apenas muevo por su antinatural rigidez, son las mías, a centímetros de mi rostro, las que se supone que son mías. Pero no, no recuerdo que fueran tan negras como el carbón, y mucho menos recuerdo que las puntas de mis dedos sean tan puntiagudas. Sin embargo están ahí, conectadas a mis brazos que son igual de oscuros, respondiendo a mis órdenes, rechinan como si mis tendones y músculos estuvieran oxidados. No me duelen, ni física o mentalmente, solo me desconciertan. Habrán acabado con tantas vidas, mis manos, pero nunca sentí el peso de la culpa, por más ruin que haya sido el acto. Nunca me tomé la molestia de recordar nombres, rostros, ni detalles irrelevantes. Solo debía presionar el gatillo, machacar la carne con mis puños o hacer rodar las cabezas lejos de sus cuellos. Con la mirada recorrí la oscuridad de mi piel, pasando de la palma de mi mano derecha hasta los principios de las mangas de un saco negro y una camisa lisa de color blanco. Jamás había vestido con tanta formalidad. ¿Me habrían sacado de un ataúd, desde lo profundo de la tierra? Era imposible, impensable, porque a los "malparidos" como yo se les quema o abandona a merced de los coyotes. Vuelvo a mis manos, a su negrura, y más allá de ellas distingo una mesa de madera, llena de tanto polvo que seguramente se esconde hasta en lo más profundo de sus sobresalientes astillas.

    Al mirar a mi al rededor noto que cuatro paredes me encierran, me aislan de un exterior desconocido, bajo una luz intensa que no proviene de una vela, sino de una cosa redonda y brillante como el sol. Mirarla fijamente debería cegarme, pero mi ojo parece incapaz de sentir irritación sin importar cuánto tiempo me quedase mirando. Con la mirada puesta en la luz, en medio del silencio del cuarto, fui capaz de entender que ya no podía negar un hecho tan impactante; mi cuerpo no tiene tacto, ni temperatura y desde que desperté tengo los pulmones totalmente vacíos.

    —Estoy muerto...

    Mi último recuerdo fue frente al público, con la soga al cuello y los pies lejos del suelo. El silencio me consumió en la habitación, volviendome parte de él en una existencia bizarra.
    •~•~•~•

    Pequeño fragmento de lo que vendría siendo el lore de Cormac. La verdad es que es algo improvisado, y una prueba para ver que tal se me da con las narraciones en primera persona.
    Esto también puede tomarse como un pseudo starter, no tengo drama si se te antoja continuar lo escrito con una acción de rol.

    ¡Gracias por tomarte las molestias leer! Ojalá sea de tu agrado. Y estoy abierto a recibir críticas, ya sean constructivas o insultos.
    ~•~•~•~ Las manos que estoy viendo, las que apenas muevo por su antinatural rigidez, son las mías, a centímetros de mi rostro, las que se supone que son mías. Pero no, no recuerdo que fueran tan negras como el carbón, y mucho menos recuerdo que las puntas de mis dedos sean tan puntiagudas. Sin embargo están ahí, conectadas a mis brazos que son igual de oscuros, respondiendo a mis órdenes, rechinan como si mis tendones y músculos estuvieran oxidados. No me duelen, ni física o mentalmente, solo me desconciertan. Habrán acabado con tantas vidas, mis manos, pero nunca sentí el peso de la culpa, por más ruin que haya sido el acto. Nunca me tomé la molestia de recordar nombres, rostros, ni detalles irrelevantes. Solo debía presionar el gatillo, machacar la carne con mis puños o hacer rodar las cabezas lejos de sus cuellos. Con la mirada recorrí la oscuridad de mi piel, pasando de la palma de mi mano derecha hasta los principios de las mangas de un saco negro y una camisa lisa de color blanco. Jamás había vestido con tanta formalidad. ¿Me habrían sacado de un ataúd, desde lo profundo de la tierra? Era imposible, impensable, porque a los "malparidos" como yo se les quema o abandona a merced de los coyotes. Vuelvo a mis manos, a su negrura, y más allá de ellas distingo una mesa de madera, llena de tanto polvo que seguramente se esconde hasta en lo más profundo de sus sobresalientes astillas. Al mirar a mi al rededor noto que cuatro paredes me encierran, me aislan de un exterior desconocido, bajo una luz intensa que no proviene de una vela, sino de una cosa redonda y brillante como el sol. Mirarla fijamente debería cegarme, pero mi ojo parece incapaz de sentir irritación sin importar cuánto tiempo me quedase mirando. Con la mirada puesta en la luz, en medio del silencio del cuarto, fui capaz de entender que ya no podía negar un hecho tan impactante; mi cuerpo no tiene tacto, ni temperatura y desde que desperté tengo los pulmones totalmente vacíos. —Estoy muerto... Mi último recuerdo fue frente al público, con la soga al cuello y los pies lejos del suelo. El silencio me consumió en la habitación, volviendome parte de él en una existencia bizarra. •~•~•~• Pequeño fragmento de lo que vendría siendo el lore de Cormac. La verdad es que es algo improvisado, y una prueba para ver que tal se me da con las narraciones en primera persona. Esto también puede tomarse como un pseudo starter, no tengo drama si se te antoja continuar lo escrito con una acción de rol. ¡Gracias por tomarte las molestias leer! Ojalá sea de tu agrado. Y estoy abierto a recibir críticas, ya sean constructivas o insultos.
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  • Una incursión fallida
    Fandom Genshin impact
    Categoría Acción
    Rol con: Tartaglia
    Lugar: El abismo.

    Llevaba un rato esperando en las puertas del abismo. Y como no, Tartaglia llegaba tarde, jodidamente tarde. Suspiró carente de paciencia.

    << Seguro que se ha quedado haciendo el imbecil en Liyue con el idiota del viajero. Patético, haciendo amistad con el jodido enemigo>> pensó irritado, corroborando una vez más su hipótesis de que Childe tenía la fuerza y mente de un niño. Le parecía casi una ofensa que lo hubieran destinado como su compañero en aquella incursión al abismo, obviamente no era nada difícil para Scaramouche. Pero, no le hacía gracia tener que hacer de niñera de alguien con un cargo inferior al suyo y que además, no tenía sentido alguno de la responsabilidad y menos aún de la eficiencia.

    Casi, lo había tomado como un castigo, por fracasar en su última misión por culpa de aquel viajero, con el que el pelirrojo parecía llevarse tan bien. Por supuesto, no había sido el único Signora también sus planes frustrados, y Childe onviamente también, de modo que nadie podía recriminarle absolutamente nada, o no al menos sin vérselas con su afilada lengua. oor que si, era una marioneta, pero una que nadie podía controlar.

    Mientras esperaba, sacó de una de sus mangas una pequeña lista de materiales que Dottore pretendía conseguir al enviarlos a aquella mision, se trataba de salas intermedias, no debia de haber ningún problema para abrirse paso. Iba a ser sencillo.
    Rol con: [eclipse_platinum_kangaroo_126] Lugar: El abismo. Llevaba un rato esperando en las puertas del abismo. Y como no, Tartaglia llegaba tarde, jodidamente tarde. Suspiró carente de paciencia. << Seguro que se ha quedado haciendo el imbecil en Liyue con el idiota del viajero. Patético, haciendo amistad con el jodido enemigo>> pensó irritado, corroborando una vez más su hipótesis de que Childe tenía la fuerza y mente de un niño. Le parecía casi una ofensa que lo hubieran destinado como su compañero en aquella incursión al abismo, obviamente no era nada difícil para Scaramouche. Pero, no le hacía gracia tener que hacer de niñera de alguien con un cargo inferior al suyo y que además, no tenía sentido alguno de la responsabilidad y menos aún de la eficiencia. Casi, lo había tomado como un castigo, por fracasar en su última misión por culpa de aquel viajero, con el que el pelirrojo parecía llevarse tan bien. Por supuesto, no había sido el único Signora también sus planes frustrados, y Childe onviamente también, de modo que nadie podía recriminarle absolutamente nada, o no al menos sin vérselas con su afilada lengua. oor que si, era una marioneta, pero una que nadie podía controlar. Mientras esperaba, sacó de una de sus mangas una pequeña lista de materiales que Dottore pretendía conseguir al enviarlos a aquella mision, se trataba de salas intermedias, no debia de haber ningún problema para abrirse paso. Iba a ser sencillo.
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    Individual
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  • 𝑫𝒆𝒃𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓 "𝒂𝒅𝒊𝒐́𝒔"
    Fandom ZYXS
    Categoría Drama
    ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰….ᐣ ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢.ᐣ
    𝘖𝘫𝘢𝘭𝘢́ 𝘵𝘦 𝘮𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳𝘢𝘴, 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘢𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢.
    𝘝𝘪𝘦́𝘯𝘥𝘰𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢𝘴.

    Sus mensajes con el tiempo habían dejado de ser tan frecuentes, al grado de contestar solo un par de veces al día. Masthian podía vivir con eso, pero cuando empezaron a ser solo un par a la semana, comenzó la preocupación. La buscó, por supuesto. Fue a su casa, la buscó en las tiendas de saldos que sabía que frecuentaba, incluso trató de seguir sus historias de Instagram, pero parecía que se la había tragado la tierra.

    Hasta que un día, sin más, le soltó la noticia: Había obtenido una beca para estudiar fuera del país, se iría a Europa. ¿Cuando? ¿Por qué no le había dicho? ¿Podían verse antes? Ninguna de esas preguntas tuvo respuestas. Todos los días, un mensaje y un intento de llamada que no atendían ni respondían.

    Esa mañana, descubrió que el mensaje simplemente no fue recibido y la llamada lo mandaba directamente a buzón. Entró en pánico. Salió corriendo de casa de su abuela hasta el barrio donde Nicole vivía. Se encontró las puertas y ventanas cerradas.

    𝘠 𝘵𝘦 𝘭𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰, 𝘭𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰
    ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢.ᐣ
    𝘛𝘶́ 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘭𝘪𝘳𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘮𝘢𝘳𝘪𝘭𝘭𝘰...
    𝘠 𝘵𝘦 𝘭𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘴

    Sintió como el corazón poco a poco se le fue acelerando, a medida que se acercaba y comprobaba que la casa estaba vacía. Su familia nunca cerraba las cortinas, a sus padres no les gustaba que las ventanas estuvieran cerradas... ¿Dónde estaba su perro? ¿Por qué no ladraba?

    Su diestra fue a abrir la rejita que conectaba al patio y por un momento, cuando esta cedió sin problema, pensó que solo sería un cambio extraño de preferencias. Hasta que recordó que esa reja nunca había cerrado. Cuando tenían 8 años, habían estrellado sus bicicletas en ella y nunca repararon el seguro que atoraba la puerta. Tragó saliva mientras entraba al lugar.

    ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.ᐣ
    ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘥𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘦 𝘷𝘢𝘴 𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳.ᐣ
    𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘳𝘦𝘨𝘳𝘦𝘴𝘦𝘴 𝘢 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘳𝘮𝘦
    𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘳

    Miró a su al rededor; al jardín de las rosas de su madre, donde constantemente de pequeños los regañaban por que les gustaba meterse ahí y jugar entre los rosales. Cuando por fin dejaron de jugar, Masthian se había encargado de una vez a la semana cortar la rosa más bonita y dejarla en la habitación de Nicole. En todos sus años de conocerse, recién el año pasado empezó a verse decente ese jardín. Justo cuando ellos dejaron de frecuentarse.

    Avanzó por el caminito de piedra, algunas losetas quebradas y sueltas. La mayoría por su culpa, cuando llegaban después de la escuela y dejaban caer las bicicletas ahí. Y luego estaban los pequeños hoyos que el perrito de Nicole hacía.

    Cuando la conoció, tenía un labrador que después de unos cuantos años, murió. Recordaba la depresión que envolvió a la castaña. Y también su cara de emoción cuando apareció con un cachorro a los pocos días en su sala. Había tenido que cruzar media ciudad para encontrar a un cachorro que se pareciera a la mascota que había perdido. Que silencioso era el patio sin el rufián que siempre lo recibía entre ladridos y lengüetazos.

    𝘕𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦𝘷𝘪𝘷𝘦 𝘢𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭, ¿𝘺 𝘲𝘶𝘦́ 𝘮𝘢́𝘴 𝘥𝘢.ᐣ
    𝘝𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯 𝘧𝘶𝘵𝘶𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥
    𝘘𝘶𝘦 𝘧𝘶𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦, 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘰́ 𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘦
    𝘕𝘰 𝘮𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘯𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢


    Quiso abrir la puerta, aún manteniendo esa vaga esperanza, aún sabiendo que se podía ver las ventanas incluso atrancadas. No cedió el picaporte, por más que intentó girar la perilla. Su corazón para ese momento ya estaba roto.

    Giró el cuerpo hacia la derecha, buscando la escalerilla que usaba para subir a la habitación de su amiga por las noches, cuando les tocaba la guardia. Su ventana daba al patio. Sabía que debajo de ella, estaba el escritorio. Un sin fin de veces, Masthian había acudido a ella para estudiar juntos. Y cada una de ellas, se había quedado embobado viéndola mientras trataba de explicarle el tema que estaban estudiando. Todas las veces que estudió con ella, había reprobado. Y después de cada una de esas sesiones, cuando regresaba a casa, se decía que al día siguiente le diría y la invitaría a salir.

    No estaba la escalera. Y el momento de decirle que estaba completamente enamorado de ella, también se había ido.

    ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.ᐣ
    ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘥𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰𝘴 𝘵𝘦 𝘷𝘰𝘺 𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳.ᐣ
    𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘳𝘦𝘨𝘳𝘦𝘴𝘦 𝘢 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘳𝘵𝘦
    𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘳

    Rodeó el patio, dirigiéndose a la parte trasera de la casa. La bicicleta, la casita de muñecas y el armario donde su padre guardaba la herramienta. Estaban cubiertos con mantas y asegurados con candados y cadenas. Nunca se habían molestado en hacerlo, la camioneta de su abuela siempre estuvo estacionada ahí, no había forma de sacarlo sin moverla. No recordaba una sola vez que hubiera podido caminar por aquel lugar sin tener que pegar la panza a la pared para poder pasar.

    Todo estaba cubierto de mantas y aún así, conocía a la perfección que había debajo. De no ser por que llegó una edad en la que ya no les permitieron hacer pijamadas juntos, probablemente Masthian habría pasado toda su infancia, adolescencia y el principio de su adultez metido en esa casa.

    Y entonces, una caja llamó su atención. Estaba fuera de cualquier cubierta, a medio cerrar y de su interior, sobresalía la manga de una sudadera que reconoció de inmediato. Era suya. Estaba bajo el pequeño techo de la bodega que había en el patio, si llovía, no se mojaría. Pero era obvio que la habían dejado ahí apropósito. Lo comprobó al acercarse, su nombre estaba escrito con la letra redonda y agraciada de Nicole.

    𝘠 𝘰𝘫𝘢𝘭𝘢́ 𝘵𝘦 𝘮𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳𝘢𝘴
    𝘊𝘰𝘯 𝘵𝘶𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢
    𝘘𝘶𝘦 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦
    𝘘𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘰́ 𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘦
    𝘕𝘰 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘴𝘶𝘧𝘪𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴
    𝘓𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘯𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢

    Empezó a hiperventilar. La sudadera no fue un regalo realmente, pero después de que Nicole se la pidió por tercera vez, dejó de pedirla de regreso. Frecuentemente, la usaba para sus cacerías en tiendas, buscando ofertas. Decía que era perfecta para guardar cosas.

    Un llavero, con la foto de los doce, la última vez que se habían juntado, antes de que todos siguieran sus propios caminos. El recuerdo de esa noche lo asaltó. Estuvieron a punto de besarse, pero el retrocedió y no hablaron más. Después de eso, sus encuentros apenas y duraron un cuarto de hora.

    Quiso seguir revisando, distinguió una camiseta que una vez dejó y ella usaba de pijama. La cajita que habían pintado junto a Hanary. Los collares a juego... Las lágrimas le hacían difícil saber que había.

    Casi quince años de amistad, de estar juntos prácticamente todos los días. Tantas risas, sonrojos, los latidos desenfrenados cuando se tomaban las manos... Todo eso, entraba en una caja de cartón.

    En una caja de cartón olvidada en su cochera. No, ni siquiera olvidada. Abandonada, puesta ahí sin si quiera preocuparse por cubrirla. ¿Esperaba Nicole que él la encontrara? Era un mal chiste.

    Cuando por fin se dejó caer con todo la dignidad que tenía encima, sacó su celular y entre berridos y lamentos le marcó a su primo. Si le entendió o no, la verdad es que no importaba. Se abrazó a lo único que aún conservaba el olor de la castaña, la sudadera y esperó a que llegara.

    𝑁𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑜 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐𝘩𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟.
    ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰….ᐣ ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢.ᐣ 𝘖𝘫𝘢𝘭𝘢́ 𝘵𝘦 𝘮𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳𝘢𝘴, 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘢𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢. 𝘝𝘪𝘦́𝘯𝘥𝘰𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢𝘴. Sus mensajes con el tiempo habían dejado de ser tan frecuentes, al grado de contestar solo un par de veces al día. Masthian podía vivir con eso, pero cuando empezaron a ser solo un par a la semana, comenzó la preocupación. La buscó, por supuesto. Fue a su casa, la buscó en las tiendas de saldos que sabía que frecuentaba, incluso trató de seguir sus historias de Instagram, pero parecía que se la había tragado la tierra. Hasta que un día, sin más, le soltó la noticia: Había obtenido una beca para estudiar fuera del país, se iría a Europa. ¿Cuando? ¿Por qué no le había dicho? ¿Podían verse antes? Ninguna de esas preguntas tuvo respuestas. Todos los días, un mensaje y un intento de llamada que no atendían ni respondían. Esa mañana, descubrió que el mensaje simplemente no fue recibido y la llamada lo mandaba directamente a buzón. Entró en pánico. Salió corriendo de casa de su abuela hasta el barrio donde Nicole vivía. Se encontró las puertas y ventanas cerradas. 𝘠 𝘵𝘦 𝘭𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰, 𝘭𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢.ᐣ 𝘛𝘶́ 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘭𝘪𝘳𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘮𝘢𝘳𝘪𝘭𝘭𝘰... 𝘠 𝘵𝘦 𝘭𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘴 Sintió como el corazón poco a poco se le fue acelerando, a medida que se acercaba y comprobaba que la casa estaba vacía. Su familia nunca cerraba las cortinas, a sus padres no les gustaba que las ventanas estuvieran cerradas... ¿Dónde estaba su perro? ¿Por qué no ladraba? Su diestra fue a abrir la rejita que conectaba al patio y por un momento, cuando esta cedió sin problema, pensó que solo sería un cambio extraño de preferencias. Hasta que recordó que esa reja nunca había cerrado. Cuando tenían 8 años, habían estrellado sus bicicletas en ella y nunca repararon el seguro que atoraba la puerta. Tragó saliva mientras entraba al lugar. ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.ᐣ ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘥𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘦 𝘷𝘢𝘴 𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳.ᐣ 𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘳𝘦𝘨𝘳𝘦𝘴𝘦𝘴 𝘢 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘳 Miró a su al rededor; al jardín de las rosas de su madre, donde constantemente de pequeños los regañaban por que les gustaba meterse ahí y jugar entre los rosales. Cuando por fin dejaron de jugar, Masthian se había encargado de una vez a la semana cortar la rosa más bonita y dejarla en la habitación de Nicole. En todos sus años de conocerse, recién el año pasado empezó a verse decente ese jardín. Justo cuando ellos dejaron de frecuentarse. Avanzó por el caminito de piedra, algunas losetas quebradas y sueltas. La mayoría por su culpa, cuando llegaban después de la escuela y dejaban caer las bicicletas ahí. Y luego estaban los pequeños hoyos que el perrito de Nicole hacía. Cuando la conoció, tenía un labrador que después de unos cuantos años, murió. Recordaba la depresión que envolvió a la castaña. Y también su cara de emoción cuando apareció con un cachorro a los pocos días en su sala. Había tenido que cruzar media ciudad para encontrar a un cachorro que se pareciera a la mascota que había perdido. Que silencioso era el patio sin el rufián que siempre lo recibía entre ladridos y lengüetazos. 𝘕𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦𝘷𝘪𝘷𝘦 𝘢𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭, ¿𝘺 𝘲𝘶𝘦́ 𝘮𝘢́𝘴 𝘥𝘢.ᐣ 𝘝𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯 𝘧𝘶𝘵𝘶𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘘𝘶𝘦 𝘧𝘶𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦, 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘰́ 𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘕𝘰 𝘮𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘯𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 Quiso abrir la puerta, aún manteniendo esa vaga esperanza, aún sabiendo que se podía ver las ventanas incluso atrancadas. No cedió el picaporte, por más que intentó girar la perilla. Su corazón para ese momento ya estaba roto. Giró el cuerpo hacia la derecha, buscando la escalerilla que usaba para subir a la habitación de su amiga por las noches, cuando les tocaba la guardia. Su ventana daba al patio. Sabía que debajo de ella, estaba el escritorio. Un sin fin de veces, Masthian había acudido a ella para estudiar juntos. Y cada una de ellas, se había quedado embobado viéndola mientras trataba de explicarle el tema que estaban estudiando. Todas las veces que estudió con ella, había reprobado. Y después de cada una de esas sesiones, cuando regresaba a casa, se decía que al día siguiente le diría y la invitaría a salir. No estaba la escalera. Y el momento de decirle que estaba completamente enamorado de ella, también se había ido. ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.ᐣ ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘥𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰𝘴 𝘵𝘦 𝘷𝘰𝘺 𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳.ᐣ 𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘳𝘦𝘨𝘳𝘦𝘴𝘦 𝘢 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘳 Rodeó el patio, dirigiéndose a la parte trasera de la casa. La bicicleta, la casita de muñecas y el armario donde su padre guardaba la herramienta. Estaban cubiertos con mantas y asegurados con candados y cadenas. Nunca se habían molestado en hacerlo, la camioneta de su abuela siempre estuvo estacionada ahí, no había forma de sacarlo sin moverla. No recordaba una sola vez que hubiera podido caminar por aquel lugar sin tener que pegar la panza a la pared para poder pasar. Todo estaba cubierto de mantas y aún así, conocía a la perfección que había debajo. De no ser por que llegó una edad en la que ya no les permitieron hacer pijamadas juntos, probablemente Masthian habría pasado toda su infancia, adolescencia y el principio de su adultez metido en esa casa. Y entonces, una caja llamó su atención. Estaba fuera de cualquier cubierta, a medio cerrar y de su interior, sobresalía la manga de una sudadera que reconoció de inmediato. Era suya. Estaba bajo el pequeño techo de la bodega que había en el patio, si llovía, no se mojaría. Pero era obvio que la habían dejado ahí apropósito. Lo comprobó al acercarse, su nombre estaba escrito con la letra redonda y agraciada de Nicole. 𝘠 𝘰𝘫𝘢𝘭𝘢́ 𝘵𝘦 𝘮𝘦 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳𝘢𝘴 𝘊𝘰𝘯 𝘵𝘶𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢 𝘘𝘶𝘦 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘘𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘰́ 𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘕𝘰 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘴𝘶𝘧𝘪𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘓𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘯𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 Empezó a hiperventilar. La sudadera no fue un regalo realmente, pero después de que Nicole se la pidió por tercera vez, dejó de pedirla de regreso. Frecuentemente, la usaba para sus cacerías en tiendas, buscando ofertas. Decía que era perfecta para guardar cosas. Un llavero, con la foto de los doce, la última vez que se habían juntado, antes de que todos siguieran sus propios caminos. El recuerdo de esa noche lo asaltó. Estuvieron a punto de besarse, pero el retrocedió y no hablaron más. Después de eso, sus encuentros apenas y duraron un cuarto de hora. Quiso seguir revisando, distinguió una camiseta que una vez dejó y ella usaba de pijama. La cajita que habían pintado junto a Hanary. Los collares a juego... Las lágrimas le hacían difícil saber que había. Casi quince años de amistad, de estar juntos prácticamente todos los días. Tantas risas, sonrojos, los latidos desenfrenados cuando se tomaban las manos... Todo eso, entraba en una caja de cartón. En una caja de cartón olvidada en su cochera. No, ni siquiera olvidada. Abandonada, puesta ahí sin si quiera preocuparse por cubrirla. ¿Esperaba Nicole que él la encontrara? Era un mal chiste. Cuando por fin se dejó caer con todo la dignidad que tenía encima, sacó su celular y entre berridos y lamentos le marcó a su primo. Si le entendió o no, la verdad es que no importaba. Se abrazó a lo único que aún conservaba el olor de la castaña, la sudadera y esperó a que llegara. 𝑁𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑜 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐𝘩𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟.
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  • Lᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴅᴇ ʟᴀs ʀᴇɪɴᴀs
    Fandom ZYXS
    Categoría Slice of Life
    Había llegado puntual por ella, lo cual por sí mismo ya era extraño. Dejar de lado que además de su primo y Zaphiro, sería la primera persona que invitaba por cuenta propia a entrar a su casa, ya ni hablar de la idea que alguien conviviera con sus gatas o con la anciana a la que Masthian decía cuidar.

    Estacionó la vieja Chevy frente a la casa de Thalya, teniendo una mezcla extraña de emociones. No eran nervios, pero sí, quizás algo de emoción. Parecía un experimento extraño aquello, con todo y su experiencia en citas, aquella era por mucho en la que más se había esforzado.

    La camisa negra arremangada por encima del codo, dejando a la vista el patrón de tatuajes que tenía en el antebrazo y los anillos brillando en sus dedos. Mientras esperaba que abriera la puerta después de tocar el timbre, se aseguró por el reflejo del espejo que su cabello estuviera en orden. Solo un mero acto reflejo, por que sabía que de todos modos se vería bien.

    — Hey, bonita — Saludó una vez que la mujer abrió, sonriéndole abiertamente. — ¿Lista para llenarte de pelos y chistes agrios?

    Tras guiarla al asiento del copiloto en la vieja camioneta y ayudarla a acomodarse, se dirigió a su propio asiento, poniéndose en marcha. No era un trayecto demasiado largo y Masthian lo aprovechó para tener una plática casual, le actualizó el estatus de algunas cosas que por fin se concretaron de su trabajo y un par de halagos entre risas.

    Al estacionarse, se adelantó para poder abrirle la puerta y ayudarla a bajar, marcándole el camino para entrar a su casa. Su casa era un ejemplo perfecto de equilibrio entre un estilo clásico, de esos que parecen salidos de algún cuento y la modernidad de una ciudad. Tenía una fachada adorable, con varias flores que su abuela se encargaba de cuidar y varios adornos que le daban el toque hogareño.

    — ¡Abue! Ya llegamos —Anunció al abrir la puerta, dejando que Thalya pasara primero. El lugar estaba impregnado del aroma de la cena, hierbas de olor, varios condimentos. La decoración era obviamente producto de la señora que ahí vivía, papel tapiz en las paredes, varios cuadros donde se mostraban diferentes momentos de su familia. Y una hilera de fotografías que pertenecían a Masthian, mostrando el crecimiento del muchacho, desde un niño pequeño haciendo mala cara, pasando por su adolescencia, la pubertad y la última, que fue en su graduación, con todos sus amigos posando para la fotografía. Una voz temblorosa y alegre le respondió desde la cocina, invitándolos a pasar. Masthian solo le sonrió a Thalya, estrechando su mano para guiarla donde la anciana.


    Había llegado puntual por ella, lo cual por sí mismo ya era extraño. Dejar de lado que además de su primo y Zaphiro, sería la primera persona que invitaba por cuenta propia a entrar a su casa, ya ni hablar de la idea que alguien conviviera con sus gatas o con la anciana a la que Masthian decía cuidar. Estacionó la vieja Chevy frente a la casa de Thalya, teniendo una mezcla extraña de emociones. No eran nervios, pero sí, quizás algo de emoción. Parecía un experimento extraño aquello, con todo y su experiencia en citas, aquella era por mucho en la que más se había esforzado. La camisa negra arremangada por encima del codo, dejando a la vista el patrón de tatuajes que tenía en el antebrazo y los anillos brillando en sus dedos. Mientras esperaba que abriera la puerta después de tocar el timbre, se aseguró por el reflejo del espejo que su cabello estuviera en orden. Solo un mero acto reflejo, por que sabía que de todos modos se vería bien. — Hey, bonita — Saludó una vez que la mujer abrió, sonriéndole abiertamente. — ¿Lista para llenarte de pelos y chistes agrios? Tras guiarla al asiento del copiloto en la vieja camioneta y ayudarla a acomodarse, se dirigió a su propio asiento, poniéndose en marcha. No era un trayecto demasiado largo y Masthian lo aprovechó para tener una plática casual, le actualizó el estatus de algunas cosas que por fin se concretaron de su trabajo y un par de halagos entre risas. Al estacionarse, se adelantó para poder abrirle la puerta y ayudarla a bajar, marcándole el camino para entrar a su casa. Su casa era un ejemplo perfecto de equilibrio entre un estilo clásico, de esos que parecen salidos de algún cuento y la modernidad de una ciudad. Tenía una fachada adorable, con varias flores que su abuela se encargaba de cuidar y varios adornos que le daban el toque hogareño. — ¡Abue! Ya llegamos —Anunció al abrir la puerta, dejando que Thalya pasara primero. El lugar estaba impregnado del aroma de la cena, hierbas de olor, varios condimentos. La decoración era obviamente producto de la señora que ahí vivía, papel tapiz en las paredes, varios cuadros donde se mostraban diferentes momentos de su familia. Y una hilera de fotografías que pertenecían a Masthian, mostrando el crecimiento del muchacho, desde un niño pequeño haciendo mala cara, pasando por su adolescencia, la pubertad y la última, que fue en su graduación, con todos sus amigos posando para la fotografía. Una voz temblorosa y alegre le respondió desde la cocina, invitándolos a pasar. Masthian solo le sonrió a Thalya, estrechando su mano para guiarla donde la anciana.
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  • ────No tengo una frase bonita hoy, ni un consejo especial bajo la manga. Pero si un recordatorio práctico: Si la vida te da limones... arrojálos.
    Feliz comienzo de semana <3
    ────No tengo una frase bonita hoy, ni un consejo especial bajo la manga. Pero si un recordatorio práctico: Si la vida te da limones... arrojálos. Feliz comienzo de semana <3
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    [ Si murieras y renacieras en tu historia favorita (anime, manga, novela, cuento , etc.) ¿Qué tan feliz o qué tan jodido estarías? ]
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  • Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎)

    Edad: 2X años
    Estatura: 1.93 m
    Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado.
    Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular.

    Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas.

    Apariencia y Estilo:
    Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar.

    Personalidad:
    A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti.

    Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio.

    Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán.

    Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud"


    Historia personal:

    Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño.

    Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás.

    Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno.

    Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad.

    Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico.

    Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío.

    Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie.

    Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa.

    DATOS CURIOSOS:
    Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo.
    Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes.

    Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce.

    Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia.
    Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis.

    Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc.

    Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí.


    ¿De dónde vino el Issac?
    Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac.
    Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
    Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎) Edad: 2X años Estatura: 1.93 m Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado. Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular. Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas. Apariencia y Estilo: Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar. Personalidad: A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti. Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio. Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán. Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud" Historia personal: Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño. Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás. Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno. Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad. Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico. Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío. Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie. Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa. DATOS CURIOSOS: Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo. Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes. Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce. Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia. Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis. Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc. Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí. ¿De dónde vino el Issac? Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac. Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
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  • hoy el mar esta tan hermoso

    -dije con una sonrisa, subiendo la foto, para despues quitarme mis tenis, y remangarme el pantalon, caminando en el mar feliz-
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  • El salón olía a madera recién lustrada, humo suave de chimenea y un toque dulce a pastel de ciruela —cortesía de Gus, que había pasado la mañana horneando algo “experimental”. Alan ya tenía las mangas arremangadas y el delantal atado a la cintura desde hacía rato, moviéndose entre la barra con la misma naturalidad.

    Alan acomodó los taburetes con un gesto rápido, recogió un vaso que alguien había dejado olvidado la noche anterior y le dio una última pasada al borde de la barra, que brillaba bajo la luz ámbar de las lámparas colgantes.

    La radio sonaba bajito en un rincón, mientras los primeros rayos de sol cruzaban el ventanal y dibujaban figuras doradas sobre el suelo. El salón aún estaba tranquilo… pero Alan sabía que no duraría mucho.
    El salón olía a madera recién lustrada, humo suave de chimenea y un toque dulce a pastel de ciruela —cortesía de Gus, que había pasado la mañana horneando algo “experimental”. Alan ya tenía las mangas arremangadas y el delantal atado a la cintura desde hacía rato, moviéndose entre la barra con la misma naturalidad. Alan acomodó los taburetes con un gesto rápido, recogió un vaso que alguien había dejado olvidado la noche anterior y le dio una última pasada al borde de la barra, que brillaba bajo la luz ámbar de las lámparas colgantes. La radio sonaba bajito en un rincón, mientras los primeros rayos de sol cruzaban el ventanal y dibujaban figuras doradas sobre el suelo. El salón aún estaba tranquilo… pero Alan sabía que no duraría mucho.
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