• A Emi no le gustaban las prisas.
    Aunque el sol apenas comenzaba a asomarse entre los edificios, su despertador ya había sonado una vez —y no porque lo necesitara. Su cuerpo se había acostumbrado al ritmo: temprano, constante, disciplinado.

    Su rutina no era simplemente para “verse bien”. Era un ritual. Un acto de presencia.
    Despertar, abrir las cortinas, poner música suave —a veces jazz, a veces city pop— y encender la luz cálida del espejo del tocador.

    Empezaba por la piel. Hidratación. Protector solar.
    Un maquillaje meticuloso, nunca exagerado, pero siempre perfecto. Delineador preciso, labios que combinaban con su estado de ánimo, y rubor suficiente para parecer despierta y serena, incluso si había dormido mal.

    El vestuario ya lo tenía elegido desde la noche anterior.
    Esa mañana había optado por un conjunto en azul claro: una blusa de mangas largas, ligeramente suelta, con un tejido liviano que flotaba con gracia al moverse, pero que insinuaba sutilmente la forma de su figura; y una falda del mismo tono, larga hasta los tobillos, igualmente suelta, de caída elegante y suave.
    Un equilibrio entre lo sobrio y lo llamativo.
    Los tacones, color beige, eran simples pero refinados; hacían poco ruido, pero dejaban huella.

    Y luego, su parte favorita: los aretes.
    Los de hoy eran dorados, redondos, con un diseño entre moderno y orgánico, como si hubieran sido moldeados por el viento.
    No había prenda más importante para Emi.
    Eran su firma, su armadura, su recordatorio de que incluso en un mundo de tonos grises, ella era un acento que no podía ignorarse.

    Antes de salir, un último paso.
    El perfume.

    No uno fuerte. Uno que dejara una estela suave al pasar.
    Notas de bergamota, vainilla ligera y un fondo floral apenas perceptible.
    No quería oler como un jardín; quería que su perfume fuera un secreto que solo se descubriera de cerca.

    Frente al espejo, se observó con detenimiento.
    Revisó el peinado, alisó el cuello de su blusa y acomodó el pendiente que se había torcido ligeramente.

    Estaba lista.

    Sabía que en cuanto llegara a la oficina, alguien comentaría lo bien que lucía.
    — “¡Qué impecable te ves siempre, Emi!”,— dirían con admiración genuina.
    Y ella, como de costumbre, se encogería ligeramente de hombros, sonreiría apenas y respondería con ese tono ligero que tan bien había ensayado:
    —¿Ah, sí? Me puse lo primero que encontré.

    Pero en secreto —en silencio—, disfrutaba cada palabra.
    Porque aunque fingiera sorpresa o indiferencia, los halagos eran su pequeño premio.
    No por vanidad, sino porque detrás de esa imagen perfectamente cuidada, había horas de dedicación… y ella sabía exactamente cuánto valía cada detalle.
    A Emi no le gustaban las prisas. Aunque el sol apenas comenzaba a asomarse entre los edificios, su despertador ya había sonado una vez —y no porque lo necesitara. Su cuerpo se había acostumbrado al ritmo: temprano, constante, disciplinado. Su rutina no era simplemente para “verse bien”. Era un ritual. Un acto de presencia. Despertar, abrir las cortinas, poner música suave —a veces jazz, a veces city pop— y encender la luz cálida del espejo del tocador. Empezaba por la piel. Hidratación. Protector solar. Un maquillaje meticuloso, nunca exagerado, pero siempre perfecto. Delineador preciso, labios que combinaban con su estado de ánimo, y rubor suficiente para parecer despierta y serena, incluso si había dormido mal. El vestuario ya lo tenía elegido desde la noche anterior. Esa mañana había optado por un conjunto en azul claro: una blusa de mangas largas, ligeramente suelta, con un tejido liviano que flotaba con gracia al moverse, pero que insinuaba sutilmente la forma de su figura; y una falda del mismo tono, larga hasta los tobillos, igualmente suelta, de caída elegante y suave. Un equilibrio entre lo sobrio y lo llamativo. Los tacones, color beige, eran simples pero refinados; hacían poco ruido, pero dejaban huella. Y luego, su parte favorita: los aretes. Los de hoy eran dorados, redondos, con un diseño entre moderno y orgánico, como si hubieran sido moldeados por el viento. No había prenda más importante para Emi. Eran su firma, su armadura, su recordatorio de que incluso en un mundo de tonos grises, ella era un acento que no podía ignorarse. Antes de salir, un último paso. El perfume. No uno fuerte. Uno que dejara una estela suave al pasar. Notas de bergamota, vainilla ligera y un fondo floral apenas perceptible. No quería oler como un jardín; quería que su perfume fuera un secreto que solo se descubriera de cerca. Frente al espejo, se observó con detenimiento. Revisó el peinado, alisó el cuello de su blusa y acomodó el pendiente que se había torcido ligeramente. Estaba lista. Sabía que en cuanto llegara a la oficina, alguien comentaría lo bien que lucía. — “¡Qué impecable te ves siempre, Emi!”,— dirían con admiración genuina. Y ella, como de costumbre, se encogería ligeramente de hombros, sonreiría apenas y respondería con ese tono ligero que tan bien había ensayado: —¿Ah, sí? Me puse lo primero que encontré. Pero en secreto —en silencio—, disfrutaba cada palabra. Porque aunque fingiera sorpresa o indiferencia, los halagos eran su pequeño premio. No por vanidad, sino porque detrás de esa imagen perfectamente cuidada, había horas de dedicación… y ella sabía exactamente cuánto valía cada detalle.
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  • En una tarde tibia y tranquila, el Pequeño Vagabundo se encontraba sentado sobre una roca, con las piernas colgando y un pedazo de pan en la mano. A su lado, Don Niebla permanecía de pie, inmóvil como una estatua elegante pero vigilante. Frente a él, un viajero curioso —de mirada aguda y con expresión desconcertada— lo observaba con intriga.

    —Oye, pequeño… —preguntó mientras se agachaba a su altura—. Esa cosa que hiciste… esas burbujas que salieron de tus manos. ¿Qué clase de poder es ese?

    El Pequeño Vagabundo se quedó quieto por un segundo. Parpadeó. Luego dio un gran mordisco al pan, masticó con entusiasmo y, al terminar, se limpió las migas con la manga. Entonces, con una expresión inusualmente seria para su edad, se acomodó en su lugar como si estuviera a punto de dar una clase importante.

    —¡Eso se llama Nen! —dijo alzando un dedo—. Es el arte de usar el aura que todos tenemos, pero poquitos saben cómo sacarla. No es magia ni truco, es como… como aprender a respirar de otra forma.

    El viajero arqueó una ceja. El niño continuó:

    —Primero tienes que aprender las Cuatro Principales Técnicas:

    **Ten**, que es para rodearte de tu aura y protegerte;

    **Zetsu**, para apagarla y ocultarte;

    **Ren**, que es para expandirla y hacerte más fuerte; y ...

    **Hatsu**, que es tu habilidad personal, ¡la más importante! —explicó animadamente mientras dibujaba figuras en el aire con sus dedos—.

    —Luego están los tipos de aura. Existen seis:

    1. **Potenciadores**, que hacen más fuerte su cuerpo o sus golpes.
    2. **Emisores**, que lanzan su aura lejos, como una onda o bala.
    3. **Manipuladores**, que controlan cosas o seres con su aura.
    4. **Conjuradores**, como yo, que creamos cosas con nuestra aura.
    5. **Transmutadores**, que transforman su aura en algo diferente, como hilo elástico o electricidad.
    6. **Especialistas**, que tienen poderes únicos que no entran en los otros.

    El Pequeño Vagabundo estiró el brazo y de su palma empezó a formarse una burbuja en espiral con forma de disco flotante, que brillaba como una pompa de jabón con reflejos de arcoíris.

    —Yo soy un **Conjurador**, porque creé a Don Niebla y mis burbujas-disco. Pero también soy un poco **Transmutador**, porque mis burbujas pueden comportarse raro, ¡como si tuvieran emociones!

    El viajero no podía disimular su asombro.

    —¿Y cómo sabes eso tan bien? —preguntó.

    —Hisoka me lo enseñó —respondió con naturalidad—. Me dio libros, me entrenó, me arrojó cosas raras mientras dormía y me hacía esquivar patadas ¡con los ojos vendados!

    Entonces, el niño entrecerró los ojos, miró fijamente al viajero, y le sonrió con picardía. Estiró sus dos manos hacia los lados, girando los dedos lentamente.

    —Y tú… —dijo—. Por cómo te mueves cuando hablas, cómo miras rápido pero con desconfianza, y cómo tu voz cambia cuando mientes poquito… ¡diría que eres un Manipulador! O quizás un Emisor, pero sólo si eres bueno fingiendo calma cuando te enfadas.

    El viajero dio un paso atrás, sorprendido de sentirse tan "leído" por un niño tan pequeño.

    —¿Cómo lo…?

    —Hisoka también me enseñó eso. Me dijo que el aura y la personalidad a veces caminan de la manita. —Se encogió de hombros—. Aunque igual puedo fallar… ¡soy pequeño todavía!

    Luego alzó la burbuja con ambas manos y la dejó flotar. Esta se alejó suavemente, reflejando el sol poniente.

    —¡Pero es divertido aprender! El Nen no solo sirve para pelear. Es como una extensión de lo que uno siente. Y yo… yo siento muchas cosas. Por eso Don Niebla existe, ¿sabes?

    —¡Ajá! —exclamó el pequeño, apuntando con un dedo entusiasta al hombre—. Eres un Potenciador.

    El viajero arqueó una ceja, curioso.

    —¿Cómo lo sabes? —preguntó con voz rasposa, apenas audible.

    El niño hinchó el pecho con orgullo.

    –Las personas como tú no hacen mucho escándalo, ¡pero pueden derribar una montaña de un solo golpe si lo necesitan! ¡Y eres muy directo, incluso cuando callas!.

    Y así, el Pequeño Vagabundo siguió hablando, explicando con entusiasmo infantil algo tan complejo como el Nen, dejando claro que, aunque pequeño, su alma era grande y brillante como su aura.
    En una tarde tibia y tranquila, el Pequeño Vagabundo se encontraba sentado sobre una roca, con las piernas colgando y un pedazo de pan en la mano. A su lado, Don Niebla permanecía de pie, inmóvil como una estatua elegante pero vigilante. Frente a él, un viajero curioso —de mirada aguda y con expresión desconcertada— lo observaba con intriga. —Oye, pequeño… —preguntó mientras se agachaba a su altura—. Esa cosa que hiciste… esas burbujas que salieron de tus manos. ¿Qué clase de poder es ese? El Pequeño Vagabundo se quedó quieto por un segundo. Parpadeó. Luego dio un gran mordisco al pan, masticó con entusiasmo y, al terminar, se limpió las migas con la manga. Entonces, con una expresión inusualmente seria para su edad, se acomodó en su lugar como si estuviera a punto de dar una clase importante. —¡Eso se llama Nen! —dijo alzando un dedo—. Es el arte de usar el aura que todos tenemos, pero poquitos saben cómo sacarla. No es magia ni truco, es como… como aprender a respirar de otra forma. El viajero arqueó una ceja. El niño continuó: —Primero tienes que aprender las Cuatro Principales Técnicas: **Ten**, que es para rodearte de tu aura y protegerte; **Zetsu**, para apagarla y ocultarte; **Ren**, que es para expandirla y hacerte más fuerte; y ... **Hatsu**, que es tu habilidad personal, ¡la más importante! —explicó animadamente mientras dibujaba figuras en el aire con sus dedos—. —Luego están los tipos de aura. Existen seis: 1. **Potenciadores**, que hacen más fuerte su cuerpo o sus golpes. 2. **Emisores**, que lanzan su aura lejos, como una onda o bala. 3. **Manipuladores**, que controlan cosas o seres con su aura. 4. **Conjuradores**, como yo, que creamos cosas con nuestra aura. 5. **Transmutadores**, que transforman su aura en algo diferente, como hilo elástico o electricidad. 6. **Especialistas**, que tienen poderes únicos que no entran en los otros. El Pequeño Vagabundo estiró el brazo y de su palma empezó a formarse una burbuja en espiral con forma de disco flotante, que brillaba como una pompa de jabón con reflejos de arcoíris. —Yo soy un **Conjurador**, porque creé a Don Niebla y mis burbujas-disco. Pero también soy un poco **Transmutador**, porque mis burbujas pueden comportarse raro, ¡como si tuvieran emociones! El viajero no podía disimular su asombro. —¿Y cómo sabes eso tan bien? —preguntó. —Hisoka me lo enseñó —respondió con naturalidad—. Me dio libros, me entrenó, me arrojó cosas raras mientras dormía y me hacía esquivar patadas ¡con los ojos vendados! Entonces, el niño entrecerró los ojos, miró fijamente al viajero, y le sonrió con picardía. Estiró sus dos manos hacia los lados, girando los dedos lentamente. —Y tú… —dijo—. Por cómo te mueves cuando hablas, cómo miras rápido pero con desconfianza, y cómo tu voz cambia cuando mientes poquito… ¡diría que eres un Manipulador! O quizás un Emisor, pero sólo si eres bueno fingiendo calma cuando te enfadas. El viajero dio un paso atrás, sorprendido de sentirse tan "leído" por un niño tan pequeño. —¿Cómo lo…? —Hisoka también me enseñó eso. Me dijo que el aura y la personalidad a veces caminan de la manita. —Se encogió de hombros—. Aunque igual puedo fallar… ¡soy pequeño todavía! Luego alzó la burbuja con ambas manos y la dejó flotar. Esta se alejó suavemente, reflejando el sol poniente. —¡Pero es divertido aprender! El Nen no solo sirve para pelear. Es como una extensión de lo que uno siente. Y yo… yo siento muchas cosas. Por eso Don Niebla existe, ¿sabes? —¡Ajá! —exclamó el pequeño, apuntando con un dedo entusiasta al hombre—. Eres un Potenciador. El viajero arqueó una ceja, curioso. —¿Cómo lo sabes? —preguntó con voz rasposa, apenas audible. El niño hinchó el pecho con orgullo. –Las personas como tú no hacen mucho escándalo, ¡pero pueden derribar una montaña de un solo golpe si lo necesitan! ¡Y eres muy directo, incluso cuando callas!. Y así, el Pequeño Vagabundo siguió hablando, explicando con entusiasmo infantil algo tan complejo como el Nen, dejando claro que, aunque pequeño, su alma era grande y brillante como su aura.
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    Fairy Tail
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    Se busca personajes del anime del manga cannon o oc's de Fairy tail.

    ° Personajes Cannon :
    Gray Fullbuster
    Lucy Heartfilia
    Erza Scarlet
    Laxus Dreyar
    Mirajane Strauss
    Gejeel Redfox
    Juvia Lockser
    Happy
    Sting Eucliffe
    Cana Alberona
    Levy McGwrden
    Makarov Dreyar
    Freed Justine
    Jellal Frenandes
    Lisanna Strauss
    Natsu Dragneel
    Evergreen
    Lily (pantherlily)

    Entre otros personajes y aqui los espero.♡
    Se busca personajes del anime del manga cannon o oc's de Fairy tail. ° Personajes Cannon : Gray Fullbuster Lucy Heartfilia Erza Scarlet Laxus Dreyar Mirajane Strauss Gejeel Redfox Juvia Lockser Happy Sting Eucliffe Cana Alberona Levy McGwrden Makarov Dreyar Freed Justine Jellal Frenandes Lisanna Strauss Natsu Dragneel Evergreen Lily (pantherlily) Entre otros personajes y aqui los espero.♡
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  • 𝗧𝗛𝗘 𝗖𝗔𝗠𝗣𝗜𝗡𝗚
    Categoría Romance
    * ; tras liberar su agenda de eventos, puesto que prefería descansar una temporada luego de su victoria en el último abierto, había decidido hacer uso por primera vez del regalo que Nina le había hecho. Aunque tenía un plan bajo la manga ; echaba de menos un poco de privacidad y aire fresco así que llegó a la casa de la mujer con una idea en mente : que fuesen de campamentos juntos.

    Ingresó a la casa de la morena, dejando su maleta con todo lo que había preparado en ella para el viaje y caminó con pasos sigilosos. Esperó pillarla distraída y la abrazó por la espalda dejando un beso en su mejilla.

    — Tengo una propuesta para hacerte. —

    ( 𝗡𝗜𝗡𝗔 𝗥𝗜𝗩𝗔 )
    * ; tras liberar su agenda de eventos, puesto que prefería descansar una temporada luego de su victoria en el último abierto, había decidido hacer uso por primera vez del regalo que Nina le había hecho. Aunque tenía un plan bajo la manga ; echaba de menos un poco de privacidad y aire fresco así que llegó a la casa de la mujer con una idea en mente : que fuesen de campamentos juntos. Ingresó a la casa de la morena, dejando su maleta con todo lo que había preparado en ella para el viaje y caminó con pasos sigilosos. Esperó pillarla distraída y la abrazó por la espalda dejando un beso en su mejilla. — Tengo una propuesta para hacerte. — ( [HOUSE0FASHES] )
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Quiero hablar de un manga que he estado leyendo.
    Se llama "Gamaran". Trata sobre artes marciales y UUFFF!!
    Es épico 🏻🏻
    Justamente de ahí decidí usar el nombre de "Kurogane" para el perfil... Porque Gama es excelente 🏻🏻
    Demuestra que la constancia, la disciplina y el trabajo duro obtienen sus frutos.
    Igual que de una semilla crece un árbol, lleva tiempo pero tarde o temprano todo eso ofrece sus resultados...
    Quiero hablar de un manga que he estado leyendo. Se llama "Gamaran". Trata sobre artes marciales y UUFFF!! Es épico 🤩👍🏻👌🏻😁 Justamente de ahí decidí usar el nombre de "Kurogane" para el perfil... Porque Gama es excelente 🤩🤩🤩🤩👍🏻👌🏻😁 Demuestra que la constancia, la disciplina y el trabajo duro obtienen sus frutos. Igual que de una semilla crece un árbol, lleva tiempo pero tarde o temprano todo eso ofrece sus resultados...
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  • Operación sobrevivir a mi suegro
    Categoría Drama
    Me miré al espejo sin moverme, en silencio. Llevaba el vestido ya puesto: negro, largo, de manga larga, con la espalda completamente descubierta hasta la línea baja de la cintura. Nada de escotes frontales, nada innecesario.

    Alisé con las manos la tela ajustada sobre las caderas y luego fuí por mi melena. Había dejado mi pelo negro completamente liso, mi maquillaje iba acorde conmigo, labios rojo oscuro y delineado fino y elegante.
    Iba a hablar con el hombre que tenía la capacidad —y los contactos— para desaparecerme si me equivocaba con su hija y eso me hacía temblar un poco.

    Mía.

    —Joder, lo que haces por amor… —murmuré y respiré hondo frente al espejo -. Es solo una cena. Solo tu chica, su padre y su maldita colección de armas sobre la chimenea.

    Me puse un abrigo largo encima y bajé por las escaleras. No iba a llegar tarde.

    La moto me esperaba. Pero esa noche, iría en coche. Había reservado un sedán negro, con chófer y todo. Es el momento.

    Mía Russo
    Me miré al espejo sin moverme, en silencio. Llevaba el vestido ya puesto: negro, largo, de manga larga, con la espalda completamente descubierta hasta la línea baja de la cintura. Nada de escotes frontales, nada innecesario. Alisé con las manos la tela ajustada sobre las caderas y luego fuí por mi melena. Había dejado mi pelo negro completamente liso, mi maquillaje iba acorde conmigo, labios rojo oscuro y delineado fino y elegante. Iba a hablar con el hombre que tenía la capacidad —y los contactos— para desaparecerme si me equivocaba con su hija y eso me hacía temblar un poco. Mía. —Joder, lo que haces por amor… —murmuré y respiré hondo frente al espejo -. Es solo una cena. Solo tu chica, su padre y su maldita colección de armas sobre la chimenea. Me puse un abrigo largo encima y bajé por las escaleras. No iba a llegar tarde. La moto me esperaba. Pero esa noche, iría en coche. Había reservado un sedán negro, con chófer y todo. Es el momento. [Top_modelx95]
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    Individual
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    Terminado
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  • El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre.

    mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez.

    —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia.

    Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza.

    Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio.

    “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.”

    Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos:

    —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.”

    Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad.

    Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo.

    —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.”

    Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
    El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre. mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez. —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia. Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza. Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio. “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.” Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos: —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.” Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad. Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo. —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.” Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
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  • ᴄᴀᴘ. ③
    ────────────
    Continuación de:

    Cap.① https://ficrol.com/posts/243909

    Cap.② https://ficrol.com/posts/271000

    ≫ ──────── ≪•◦ ✴ ◦•≫ ──────── ≪

    Un zumbido sórdido se adueñó de los oídos de Elizabeth, la noticia le causó tal conmoción que quedó aturdida por unos minutos.

    Los ojos estaban puestos en Elías, pero no lo veía, su mirada viajaba mas allá del presente; A la nostalgia de sus vagos recuerdos de su infancia, la sufrida doctrina militar, el día que lo perdió todo y por supuesto, los intensos años de búsqueda y penurias que padeció con la esperanza de encontrar a alguien de su estirpe.

    Una lágrima iba humedeciendo el camino recorrido hasta su mejilla. ¿Por qué lloraba? No lo sabía, era una mezcla de enojo, impotencia, incredulidad y sí... alivio, alivio de no ser la única.

    Tan rápido como sintió que la gota resbalaba por su rostro se la limpió con la manga de su capa. Detestaba que la vieran débil, mas alguien tan ajeno como lo era este hombre que se decía llamar su hermano.

    Elizabeth no habló, en cambio se limitó a observarlo con un ojo clínico y en extremo agudo.
    Las manos gruesas y toscas del pelirrojo aún extendidas en lo alto como señal de "paz" eran de alguien que ha empuñado el acero incontables veces, de hecho si se acercaba un poco más podía incluso ver el entramado de la empuñadura marcada en su palma. Sus muñecas tenía cicatrices mal cerradas de lo que parecía ser grilletes
    ¿Acaso había sido esclavo o era un asesino fugitivo?

    Una marca alargada atravesaba uno de sus ojos carmesí, Elizabeth podía asumir que como ella,el resto de su cuerpo padecía la misma suerte que su cara, era algo casi obvio.

    ── En el año del Búho te vi huir entre los escombros cerca del arroyo - confesó mientras lentamente con una de sus manos apartaba la punta de la espada de su garganta

    Liz salió de su profundo análisis al oírle hablar.

    ── Hay mucho que no calza en tu historia mediocre. - Dejó con cuidado a sus pies la comida que había comprado para Kazuo .
    La espada que Elías había apartado la situó a la altura de su vientre. No pensaba bajar la guardia ── Dices que eres mi hermano, pero nunca supe de tu existencia, dices que me viste huir y... ¿Donde estabas tú? ¿Cómo sé que dices la verdad? Lo único que no puedo negar porque es evidente, es tu raza, eres un Llama de Sangre... veo el fuego en tus ojos.

    ── Leezy ... o mejor dicho Elizabeth, Elizabeth Rose, de los Bloodflame.
    Madre, Padre y yo elegimos tus nombres por tu fuerza inquebrantable a pesar de que al nacer parecías una pequeña flor salida de un rosal siempre tuviste espinas para defenderte.
    Tú sabes como funcionaba todo en Knaresborough, no podían haber lazos familiares pero Hamza y Astrid nuestros padres, se la ingeniaron para no romper lo que era nuestra familia. Aunque... - tomó un segundo de silencio solemne, uno que Liz respetó. Todo su relato la había atrapado por completo ── Su osadía los llevó a la muerte, por eso no los conociste, lo lamento. Yo guardé mis distancias era un niño, temía llegar al mismo destino, te observaba desde lejos. Nunca necesitaste mi ayuda hasta el año del Búho claro... pero ahí no pide ofrecértela, fui secuestrado y vendido como esclavo... Fueron ocho años y cincuenta y siete días oscuros, muy oscuros.

    Era demasiado información para Elizabeth, su mente y corazón habían colapsado. La mezcla de emociones que no lograba entender la abrumó por completo.
    Entonces hizo lo único que sabía hacer: explotar en ira

    ── ¡VETE! ¡No te quiero ver! - sus ojos se tornaron de rojo intenso y su espada se envolvió en llamas ── ¡¡¡Tú y tu maldita historia se pueden volver por donde vinieron!!!!

    Elizabeth retrocedió un par de pasos y empezó a arrojar dardos de fuego directo al pecho de Elías. Pero este era un hábil guerrero, incluso mas experimentado que Liz, evadió cada ataque sin problemas, la abordó de manera brusca tomándole sus muñecas. La aproximación hizo que Liz alcanzara a herir con su espada uno de sus costados.

    ── ¡Basta Leezy! No quiero lastimarte ¡¿Que no entiendes?!

    ── No soy la puta Leezy, mi nombre es Elizabeth, ¡Suéltame! - Elizabeth flexionó una de sus piernas incrustando su rodilla con fuerza justo en la boca del estómago de Elías.

    El pelirrojo se apartó de ella tratando de recuperar el aire.

    Liz por su parte sin saber que sentir lo observaba mientras este se arrodillaba por el impacto del golpe resiente
    ᴄᴀᴘ. ③ ──────────── Continuación de: Cap.① https://ficrol.com/posts/243909 Cap.② https://ficrol.com/posts/271000 ≫ ──────── ≪•◦ ✴ ◦•≫ ──────── ≪ Un zumbido sórdido se adueñó de los oídos de Elizabeth, la noticia le causó tal conmoción que quedó aturdida por unos minutos. Los ojos estaban puestos en Elías, pero no lo veía, su mirada viajaba mas allá del presente; A la nostalgia de sus vagos recuerdos de su infancia, la sufrida doctrina militar, el día que lo perdió todo y por supuesto, los intensos años de búsqueda y penurias que padeció con la esperanza de encontrar a alguien de su estirpe. Una lágrima iba humedeciendo el camino recorrido hasta su mejilla. ¿Por qué lloraba? No lo sabía, era una mezcla de enojo, impotencia, incredulidad y sí... alivio, alivio de no ser la única. Tan rápido como sintió que la gota resbalaba por su rostro se la limpió con la manga de su capa. Detestaba que la vieran débil, mas alguien tan ajeno como lo era este hombre que se decía llamar su hermano. Elizabeth no habló, en cambio se limitó a observarlo con un ojo clínico y en extremo agudo. Las manos gruesas y toscas del pelirrojo aún extendidas en lo alto como señal de "paz" eran de alguien que ha empuñado el acero incontables veces, de hecho si se acercaba un poco más podía incluso ver el entramado de la empuñadura marcada en su palma. Sus muñecas tenía cicatrices mal cerradas de lo que parecía ser grilletes ¿Acaso había sido esclavo o era un asesino fugitivo? Una marca alargada atravesaba uno de sus ojos carmesí, Elizabeth podía asumir que como ella,el resto de su cuerpo padecía la misma suerte que su cara, era algo casi obvio. ── En el año del Búho te vi huir entre los escombros cerca del arroyo - confesó mientras lentamente con una de sus manos apartaba la punta de la espada de su garganta Liz salió de su profundo análisis al oírle hablar. 🌹── Hay mucho que no calza en tu historia mediocre. - Dejó con cuidado a sus pies la comida que había comprado para [8KazuoAihara8]. La espada que Elías había apartado la situó a la altura de su vientre. No pensaba bajar la guardia ── Dices que eres mi hermano, pero nunca supe de tu existencia, dices que me viste huir y... ¿Donde estabas tú? ¿Cómo sé que dices la verdad? Lo único que no puedo negar porque es evidente, es tu raza, eres un Llama de Sangre... veo el fuego en tus ojos. ── Leezy ... o mejor dicho Elizabeth, Elizabeth Rose, de los Bloodflame. Madre, Padre y yo elegimos tus nombres por tu fuerza inquebrantable a pesar de que al nacer parecías una pequeña flor salida de un rosal siempre tuviste espinas para defenderte. Tú sabes como funcionaba todo en Knaresborough, no podían haber lazos familiares pero Hamza y Astrid nuestros padres, se la ingeniaron para no romper lo que era nuestra familia. Aunque... - tomó un segundo de silencio solemne, uno que Liz respetó. Todo su relato la había atrapado por completo ── Su osadía los llevó a la muerte, por eso no los conociste, lo lamento. Yo guardé mis distancias era un niño, temía llegar al mismo destino, te observaba desde lejos. Nunca necesitaste mi ayuda hasta el año del Búho claro... pero ahí no pide ofrecértela, fui secuestrado y vendido como esclavo... Fueron ocho años y cincuenta y siete días oscuros, muy oscuros. Era demasiado información para Elizabeth, su mente y corazón habían colapsado. La mezcla de emociones que no lograba entender la abrumó por completo. Entonces hizo lo único que sabía hacer: explotar en ira 🌹── ¡VETE! ¡No te quiero ver! - sus ojos se tornaron de rojo intenso y su espada se envolvió en llamas ── ¡¡¡Tú y tu maldita historia se pueden volver por donde vinieron!!!! Elizabeth retrocedió un par de pasos y empezó a arrojar dardos de fuego directo al pecho de Elías. Pero este era un hábil guerrero, incluso mas experimentado que Liz, evadió cada ataque sin problemas, la abordó de manera brusca tomándole sus muñecas. La aproximación hizo que Liz alcanzara a herir con su espada uno de sus costados. ── ¡Basta Leezy! No quiero lastimarte ¡¿Que no entiendes?! 🌹── No soy la puta Leezy, mi nombre es Elizabeth, ¡Suéltame! - Elizabeth flexionó una de sus piernas incrustando su rodilla con fuerza justo en la boca del estómago de Elías. El pelirrojo se apartó de ella tratando de recuperar el aire. Liz por su parte sin saber que sentir lo observaba mientras este se arrodillaba por el impacto del golpe resiente
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ [galaxy_lavender_hawk_963]

    Con paso sereno y una elegancia que no necesita anunciarse, Yan Li llega a escena. Noble de cuna, firme de carácter, y con una mirada que parece ver más de lo que dice. Cada gesto suyo es una lección de porte y dignidad, y su presencia deja claro que no ha venido a quedarse al margen. Que se abra el telón… Yan Li ha llegado.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Lucy Argent Turner

    Con una sonrisa curiosa y la energía de quien aún está descubriéndose a sí misma, Lucy Argent Turner pisa fuerte aunque no siempre sepa a dónde va. Mestiza de origen y estudiante de vocación, combina mundos distintos en una sola mirada brillante. Inteligente, impulsiva y con el corazón por delante, Lucy no teme equivocarse si eso la lleva a vivir con intensidad.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Ellis Blackwood

    Con una sonrisa traviesa y una mirada que lo dice todo, Ellis Blackwood es imposible de ignorar. Mitad gato blanco, mitad humano, este joven de 19 años desborda carisma, coquetería y alegría. Estudiante de diseño de moda, lleva el estilo en la sangre y el corazón en la manga. Atrevido, versátil y con un toque encantadoramente felino, Ellis está listo para dejar huella allá donde ponga una garra.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ [l1x1an]

    Xian Li es elegancia, templanza y poder contenidos en una sola figura. Princesa imperial de espíritu firme y mirada serena, cada paso que da está cargado de historia y responsabilidad. Aunque humana, su porte y presencia la elevan por encima de muchos. Inteligente, serena y decidida, Xian no solo ha nacido para reinar, sino también para marcar su propio destino.


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  • 7:02 p.m: pleno atardecer en la ciudad.

    Hari Engelin

    Mark estaba de pie afuera de una cafetería cercana a su universidad. Había escogido justamente ese lugar porque era uno de sus favoritos para pasar el rato; su temática era pura y exclusivamente japonesa, y aunque el no era muy amante del manga, disfrutaba viendo anime y por eso el local le parecía más que cómodo. Allí mismo había citado a la joven de cabello corto y tatuajes, a la cual había invitado ha tomar un café luego de una extraña interacción. Fue algo espontaneo, aunque para el eso no era un problema.

    El joven estaba apoyado contra una farola, con la mirada fija en la pantalla de su celular, sin prestar realmente atención a lo que veía en el. Lo desbloqueaba y lo bloqueaba de nuevo cada tanto, solo para asegurarse de que no se le hubiera pasado algún mensaje. Por el momento no hubo ninguna llamada de urgencia por parte de los guardianes del globo, ni tampoco información reciente sobre los villanos que estaba persiguiendo que recibía de parte de Robot, por lo que Mark finalmente guardó su celular en el bolsillo derecho e intentó olvidarse de todo eso.

    —Ok Mark, no digas nada sobre tu identidad secreta. —murmuró para sí mismo, aunque la sonrisa que se le escapó después fue más honesta de lo que habría admitido.

    Levantó la vista, buscando entre los rostros de los transeúntes para ver si ella estaba cerca. Nada todavía. Se acomodó el cuello de la chaqueta, como si eso fuera a hacer que pasara el tiempo más rápido.

    —Acepta una cita con una chica que parece que escucha a Nirvana mientras entierra cuerpos. ¿Qué podría salir mal? —comentó en su mente con algo de sarcasmo, aunque sin rastro de burla real.

    Vagamente recordaba su rostro y modales: aunque parecía que era una mujer bastante ruda e independiente, también se la veía triste; como si todavía no hubiera encontrado algo que la haga feliz. El esperaba ver esa tristeza en su mirada otra vez. No por querer que siguiera con ese sentimiento, sino porque algo le hacía sentir que tal vez… el también podía ser alguien con quien compartir ese silencio incómodo del mundo.

    —Solo espero que Cecil no me joda esta vez, odio a ese anciano. —dijo en voz baja, aún sin moverse de su lugar.

    Y entonces…
    Escuchó pasos.
    7:02 p.m: pleno atardecer en la ciudad. [flash_navy_bat_117] Mark estaba de pie afuera de una cafetería cercana a su universidad. Había escogido justamente ese lugar porque era uno de sus favoritos para pasar el rato; su temática era pura y exclusivamente japonesa, y aunque el no era muy amante del manga, disfrutaba viendo anime y por eso el local le parecía más que cómodo. Allí mismo había citado a la joven de cabello corto y tatuajes, a la cual había invitado ha tomar un café luego de una extraña interacción. Fue algo espontaneo, aunque para el eso no era un problema. El joven estaba apoyado contra una farola, con la mirada fija en la pantalla de su celular, sin prestar realmente atención a lo que veía en el. Lo desbloqueaba y lo bloqueaba de nuevo cada tanto, solo para asegurarse de que no se le hubiera pasado algún mensaje. Por el momento no hubo ninguna llamada de urgencia por parte de los guardianes del globo, ni tampoco información reciente sobre los villanos que estaba persiguiendo que recibía de parte de Robot, por lo que Mark finalmente guardó su celular en el bolsillo derecho e intentó olvidarse de todo eso. —Ok Mark, no digas nada sobre tu identidad secreta. —murmuró para sí mismo, aunque la sonrisa que se le escapó después fue más honesta de lo que habría admitido. Levantó la vista, buscando entre los rostros de los transeúntes para ver si ella estaba cerca. Nada todavía. Se acomodó el cuello de la chaqueta, como si eso fuera a hacer que pasara el tiempo más rápido. —Acepta una cita con una chica que parece que escucha a Nirvana mientras entierra cuerpos. ¿Qué podría salir mal? —comentó en su mente con algo de sarcasmo, aunque sin rastro de burla real. Vagamente recordaba su rostro y modales: aunque parecía que era una mujer bastante ruda e independiente, también se la veía triste; como si todavía no hubiera encontrado algo que la haga feliz. El esperaba ver esa tristeza en su mirada otra vez. No por querer que siguiera con ese sentimiento, sino porque algo le hacía sentir que tal vez… el también podía ser alguien con quien compartir ese silencio incómodo del mundo. —Solo espero que Cecil no me joda esta vez, odio a ese anciano. —dijo en voz baja, aún sin moverse de su lugar. Y entonces… Escuchó pasos.
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