• A Indigo le gustaba pasearse transformado en Ranamon. Estaba en su derecho, pensaba él, pues era el poseedor del espíritu digital del agua.

    Como femboy, le hacía feliz notar su piel suave y sin vello facial alguno. La única pega que él ponía a este cuerpo era su entrepierna, pues le generaba incomodidad tener 'eso' ahí.

    "Ah... No todo pueden ser ventajas, ¿no? Todo don viene con su maldición, como la razón misma. Una razón que nos permite ser seres inteligentes, pero también actuar con suma estupidez".

    Suspiró mirando al mar, un mar que le susurraba con el mecer de las olas que parecía una bishoujo. El mar desconocía que si acaso él sería un ikemen, pero tampoco le molestaba mucho aquel cumplido.

    Su vida se había convertido en el episodio de la playa de un anime, y el fanservice lo llevaba él con ese cuerpo que tanto le alegraba tener ahora.

    "Esta playa es tan solitaria, solo vienen fans de las antiguas Ranamon a que les firme autógrafos y poco más".

    Se preguntaba cuándo recibiría visita.

    A Indigo le gustaba pasearse transformado en Ranamon. Estaba en su derecho, pensaba él, pues era el poseedor del espíritu digital del agua. Como femboy, le hacía feliz notar su piel suave y sin vello facial alguno. La única pega que él ponía a este cuerpo era su entrepierna, pues le generaba incomodidad tener 'eso' ahí. "Ah... No todo pueden ser ventajas, ¿no? Todo don viene con su maldición, como la razón misma. Una razón que nos permite ser seres inteligentes, pero también actuar con suma estupidez". Suspiró mirando al mar, un mar que le susurraba con el mecer de las olas que parecía una bishoujo. El mar desconocía que si acaso él sería un ikemen, pero tampoco le molestaba mucho aquel cumplido. Su vida se había convertido en el episodio de la playa de un anime, y el fanservice lo llevaba él con ese cuerpo que tanto le alegraba tener ahora. "Esta playa es tan solitaria, solo vienen fans de las antiguas Ranamon a que les firme autógrafos y poco más". Se preguntaba cuándo recibiría visita.
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  • No soy mucho de ver anime, pero desde que fuí adolecente ví watamote, y me he sentido más que identificado jaja...

    #anime #relatable? #ramdompost
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  • Que les gusta más?
    Anime, videojuegos o comics?
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  • Estas navidades estoy viendo anime por amor
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    Fanart que son más canon que en anime
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    https://youtu.be/_VbcnwBSxoc?si=EKyv5DNDX7Hu5QI8

    Ope del anime que me estoy mirando, por hoy lo deje de ver, mañana seguiré.
    https://youtu.be/_VbcnwBSxoc?si=EKyv5DNDX7Hu5QI8 Ope del anime que me estoy mirando, por hoy lo deje de ver, mañana seguiré.
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  • INICIO DE FANDOM: MITOLOGIA GRIEGA
    BUSQUEDA DE NUEVOS MIEMBROS

    buen día , hace poco me recomendaron este sitio, y al entrar de inmediato me pareció un lugar muy cómodo, busco reunir a la gran familia de titanes, dioses, semidioses y otros personajes de la mitología griega, son bienvenidos personajes OC y canónicos de cualquier franquicia, videojuegos o anime, sin repetir al mismo ente, por ejemplo si ya entró un Poseidón de récord of Ragnarok, ya no podríamos recibir a un poseidon de otro anime o videojuegos, es la única restricción, haremos roles y tramas relajados de todos los géneros, ya tenemos dos dioses ocupados: Ares y hestia (yo ) el único puesto que reservo para algún usuario que me sea de confianza es Zeus, todos los demás dioses , semidioses y personajes de la mitología griega están disponibles
    INICIO DE FANDOM: MITOLOGIA GRIEGA BUSQUEDA DE NUEVOS MIEMBROS buen día , hace poco me recomendaron este sitio, y al entrar de inmediato me pareció un lugar muy cómodo, busco reunir a la gran familia de titanes, dioses, semidioses y otros personajes de la mitología griega, son bienvenidos personajes OC y canónicos de cualquier franquicia, videojuegos o anime, sin repetir al mismo ente, por ejemplo si ya entró un Poseidón de récord of Ragnarok, ya no podríamos recibir a un poseidon de otro anime o videojuegos, es la única restricción, haremos roles y tramas relajados de todos los géneros, ya tenemos dos dioses ocupados: Ares y hestia (yo 🙂) el único puesto que reservo para algún usuario que me sea de confianza es Zeus, todos los demás dioses , semidioses y personajes de la mitología griega están disponibles
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    // pienso que una versión anime de Lilith sería Kiss-Shot, no tengo pruebas pero tampoco dudas
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  • Era una tarde tranquila en la tienda de conveniencia de la familia Valenti. Carmina estaba acomodando unas botellas en el refrigerador cuando su teléfono sonó. Era Chiara, su amiga más insistente y entusiasta.

    —¡Carmina, lo tengo todo planeado! —dijo Chiara sin siquiera saludar.

    —¿De qué estás hablando ahora? —preguntó Carmina, rodando los ojos mientras se limpiaba las manos en el delantal.

    —De Paolo, obvio. ¡Es perfecto para ti! —Carmina suspiró, pero Chiara continuó—: Trabaja en ventas, es guapo y siempre viste bien. Ya hablé con él y está emocionado. Tienen una cita mañana en Da Marco, a las siete.

    —¿Chiara, en serio? Ni siquiera me preguntaste si quería una cita.

    —Por eso me tienes a mi, para que te animes un poco. ¡Confía en mí!

    Carmina aceptó a regañadientes. No tenía fuerzas para discutir más y pensó que, con suerte, la noche no sería un desastre total.

    A la hora acordada, Carmina llegó al restaurante. Había optado por un vestido azul claro sencillo, sus rizos pelirrojos sueltos, y un maquillaje discreto. El lugar estaba lleno, con luces tenues y música tranquila.

    Paolo apareció quince minutos tarde, llevando una chaqueta deportiva que no combinaba para nada con el ambiente elegante. Se sentó apresuradamente frente a ella sin disculparse.
    —¿Eres Carmina, no? Chiara me habló mucho de ti.

    —Sí, mucho gusto, —respondió Carmina, intentando sonreír.

    Apenas habían abierto los menús cuando Paolo empezó a hablar de sí mismo. Se lanzó a una larga historia sobre cómo "cerrar ventas era un arte" y sobre los "excelentes negocios" que hacía.
    —Trabajo mucho, ¿sabes? No todos tienen mi disciplina. ¿Y tú? ¿Qué haces?

    —Trabajo en la tienda de conveniencia de mi familia.

    —¡Oh! Qué interesante. Aunque, bueno, no es como vender bienes raíces, ¿verdad? —dijo con una sonrisa petulante.

    Carmina se mordió el interior de la mejilla, recordándose mantener la calma.

    El camarero se acercó a tomar el pedido, y Paolo ordenó primero: eligió el plato más caro del menú sin siquiera mirar a Carmina.
    —Y para ella, lo que quiera, claro, —añadió, como si fuera un favor.

    Carmina pidió algo modesto y agradeció al camarero. Durante la cena, Paolo siguió monopolizando la conversación, pasando de sus hazañas en el gimnasio a lo mucho que le gustaban los autos de lujo. En algún momento, se inclinó hacia ella y dijo:
    —¿Sabes? Estás bien, pero si te hicieras un cambio de look, tal vez un corte de cabello más moderno, podrías verte increíble.

    Carmina respiró hondo, aferrándose a su paciencia.

    Cuando llegó la cuenta, Paolo se recargó en la silla y, con una sonrisa, dijo:
    —Bueno, como Chiara organizó esto, pensé que lo lógico sería que tú pagaras.

    Carmina lo miró fijamente, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. Sin perder la compostura, sacó suficiente dinero para cubrir su plato, lo dejó sobre la mesa y se levantó.
    —Por supuesto, Paolo. Pero un consejo: la próxima vez, intenta ser tan generoso como pretendes parecer.

    Paolo quedó boquiabierto mientras ella salía del restaurante con la cabeza en alto.

    Esa noche, Carmina se acomodó en su sofá con una taza de té caliente. Abrió su teléfono y le envió un mensaje a Chiara:
    "Chiara, jamás vuelvas a organizarme una cita. Ese tipo era insoportable. Gracias, pero no gracias."

    Mientras su gato ronroneaba en su regazo, Carmina sonrió. Al menos la noche había terminado, y sabía que, para la próxima, se aseguraría de que su vida amorosa quedara fuera del alcance de Chiara.
    Era una tarde tranquila en la tienda de conveniencia de la familia Valenti. Carmina estaba acomodando unas botellas en el refrigerador cuando su teléfono sonó. Era Chiara, su amiga más insistente y entusiasta. —¡Carmina, lo tengo todo planeado! —dijo Chiara sin siquiera saludar. —¿De qué estás hablando ahora? —preguntó Carmina, rodando los ojos mientras se limpiaba las manos en el delantal. —De Paolo, obvio. ¡Es perfecto para ti! —Carmina suspiró, pero Chiara continuó—: Trabaja en ventas, es guapo y siempre viste bien. Ya hablé con él y está emocionado. Tienen una cita mañana en Da Marco, a las siete. —¿Chiara, en serio? Ni siquiera me preguntaste si quería una cita. —Por eso me tienes a mi, para que te animes un poco. ¡Confía en mí! Carmina aceptó a regañadientes. No tenía fuerzas para discutir más y pensó que, con suerte, la noche no sería un desastre total. A la hora acordada, Carmina llegó al restaurante. Había optado por un vestido azul claro sencillo, sus rizos pelirrojos sueltos, y un maquillaje discreto. El lugar estaba lleno, con luces tenues y música tranquila. Paolo apareció quince minutos tarde, llevando una chaqueta deportiva que no combinaba para nada con el ambiente elegante. Se sentó apresuradamente frente a ella sin disculparse. —¿Eres Carmina, no? Chiara me habló mucho de ti. —Sí, mucho gusto, —respondió Carmina, intentando sonreír. Apenas habían abierto los menús cuando Paolo empezó a hablar de sí mismo. Se lanzó a una larga historia sobre cómo "cerrar ventas era un arte" y sobre los "excelentes negocios" que hacía. —Trabajo mucho, ¿sabes? No todos tienen mi disciplina. ¿Y tú? ¿Qué haces? —Trabajo en la tienda de conveniencia de mi familia. —¡Oh! Qué interesante. Aunque, bueno, no es como vender bienes raíces, ¿verdad? —dijo con una sonrisa petulante. Carmina se mordió el interior de la mejilla, recordándose mantener la calma. El camarero se acercó a tomar el pedido, y Paolo ordenó primero: eligió el plato más caro del menú sin siquiera mirar a Carmina. —Y para ella, lo que quiera, claro, —añadió, como si fuera un favor. Carmina pidió algo modesto y agradeció al camarero. Durante la cena, Paolo siguió monopolizando la conversación, pasando de sus hazañas en el gimnasio a lo mucho que le gustaban los autos de lujo. En algún momento, se inclinó hacia ella y dijo: —¿Sabes? Estás bien, pero si te hicieras un cambio de look, tal vez un corte de cabello más moderno, podrías verte increíble. Carmina respiró hondo, aferrándose a su paciencia. Cuando llegó la cuenta, Paolo se recargó en la silla y, con una sonrisa, dijo: —Bueno, como Chiara organizó esto, pensé que lo lógico sería que tú pagaras. Carmina lo miró fijamente, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. Sin perder la compostura, sacó suficiente dinero para cubrir su plato, lo dejó sobre la mesa y se levantó. —Por supuesto, Paolo. Pero un consejo: la próxima vez, intenta ser tan generoso como pretendes parecer. Paolo quedó boquiabierto mientras ella salía del restaurante con la cabeza en alto. Esa noche, Carmina se acomodó en su sofá con una taza de té caliente. Abrió su teléfono y le envió un mensaje a Chiara: "Chiara, jamás vuelvas a organizarme una cita. Ese tipo era insoportable. Gracias, pero no gracias." Mientras su gato ronroneaba en su regazo, Carmina sonrió. Al menos la noche había terminado, y sabía que, para la próxima, se aseguraría de que su vida amorosa quedara fuera del alcance de Chiara.
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