Cuentan las leyendas que, hace milenios, en una época donde las guerras entre los clanes de oriente no cesaban, una zorra dio a luz en la oscuridad del bosque a cinco de sus crías. Cuatro de ellos nacieron con pelaje color tierra, sanos y vigorosos. Sin embargo, el quinto retoño representó un desafío para la madre primeriza. Al borde de desfallecer, se dice que la deidad Inari descendió del cielo por una escalera dorada, cuyo final desembocaba a los pies de la agotada zorra. Inari se arrodilló junto a la exhausta madre, contemplándola con una mirada compasiva. Con voz cálida, le habló: "Te concedo la gracia de la vida. A cambio, cuidarás de uno de mis hijos hasta que llegue el momento de que vuelva a mí."Con esas palabras, Inari tocó la frente de la zorra con su dedo corazón, otorgándole la fuerza necesaria para dar a luz a su última cría. Este pequeño era diferente a sus hermanos, no solo por su menudo tamaño, sino también por su pelaje de un blanco puro, señal indiscutible de la bendición divina. Al abrir sus ojos, revelaron un océano inmenso en su interior, un azul tan profundo e intenso que podría paralizar a cualquier ser terrenal. 

Así comienza su historia, la historia de un ser eterno, bendecido por los propios dioses que moldearon el mundo. Kazuo, el nombre que le sería dado siglos después, un nombre que llevaría con genuino amor.

//RELATOS PASADOS//

*Una familia*

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*Invisible*

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*Venganza - Parte 1*

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