𝓛𝓪 𝓵𝓮𝔂𝓮𝓷𝓭𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮 𝓬𝓸𝓵𝓪𝓼
Hay demonios... y demonios. Se cuenta, en susurros de viento y hojas, que cuando un zorro alcanza los cien años, se transforma en una criatura que danza en el umbral entre lo visible y lo invisible, entre el mundo de los vivos y el reino de los espíritus. A estos seres misteriosos se les conoce como Kitsune, Yōkais de la tierra.
La leyenda dice que por cada siglo de vida, un Kitsune adquiere una nueva cola, hasta llegar a poseer nueve de ellas, signo máximo de su poder. Sin embargo, no todos los Kitsune son iguales. Existen dos linajes principales: los Yako y los Zenko.
Los Yako son astutos y traviesos, a veces incluso maliciosos. Maestros del engaño, se deleitan en adoptar la forma de hermosas mujeres para embaucar a los incautos viajeros, aprovechándose de su inocencia o de sus deseos. A pesar de su astucia, los Yako, con sus juegos y tretas, nunca alcanzan la perfección de las nueve colas.
Por otro lado, están los Zenko, cuyo pelaje, en su forma más primitiva, resplandecen en una blancura pura como la nieve. Su belleza es etérea, casi irreal, y su naturaleza es de una bondad ancestral. Los Zenko son venerados como espíritus protectores, mensajeros de Inari, la deidad de la fertilidad, la abundancia, la agricultura y el arroz. Llegar a contemplar un Zenko es un presagio de buena fortuna, un milagro que pocos han presenciado.
Cuando un Zenko alcanza las nueve colas, significa que ha vivido más de mil años. Son seres sabios, con un poder que roza lo divino. Se dice que pueden leer los pensamientos, cambiar el clima a su antojo, y desvanecerse como sombras en la noche. Su fuego no es de este mundo; es un fuego celestial, espiritual, capaz de purificar lo que ninguna otra fuerza puede limpiar. Este fuego fantasmal es tanto una bendición como un juicio, y su resplandor es el reflejo del favor de Inari.
Pero cuidado, no intentes dañar a un Zenko. Son los hijos predilectos de una de las deidades más poderosas. Su amor es puro y eterno, y lastimarlos es un pecado imperdonable, una afrenta a lo sagrado.
Si alguna vez te adentras en un bosque antiguo, es posible que te encuentres con un Yako travieso o, si la fortuna te sonríe, con un benevolente Zenko. Cualquiera que sea tu destino, recuerda siempre que los Kitsune son guardianes de secretos antiguos, y su encuentro puede cambiar tu vida para siempre.