El personaje de Elam se juega en dos tiempos: Pasado y Futuro; es un hechicero-mago-vagabundo-brujo-trotamundos, como le quieran decir da igual. (?)
El Elam del pasado está situado entre sus dieciséis y veinte años, tiempo en el que se encontró viajando para aprender más sobre hechicería, pociones trucos y demás artífices de la magia blanca. Es un Elam más libre, más sonriente y más vivaracho.
El Elam del futuro está situado desde sus veintidós años en adelante, tiempo después de recibir su maldición y que su visión se viera afectada por esto. Es más reservado, es más directo y es mucho más fácil de hacer enojar. A pesar de la maldición, sigue manteniendo un gusto enorme por las artes oscuras, las cuales sigue practicando y aprendiendo
  • en Hiatus
  • Género Masculino
  • Raza Humano
  • Fandom OC
  • Vagabundo(?)
  • Soltero(a)
  • Cumpleaños 11 de noviembre
  • 14 Publicaciones
  • 13 Escenas
  • Se unió en noviembre 2024
  • 25 Visitas perfil
Otra información
  • Tipo de personaje
    2D
  • Longitud narrativa
    Una línea , Semi-párrafo , Párrafo , Multi-párrafo , Novela
  • Categorías de rol
    Aventura , Comedia , Drama , Fantasía , Slice of Life , Original , Otros
Fijado
Elam Withlock - OC - En Proceso (?)
Resumen - Historia Desde pequeño mostró las mismas aficiones que su madre, la magia conquistó rápidamente su corazón y, en el momento que tuvo edad suficiente, comenzó a viajar con ella por el mundo buscando nuevas lecciones. Al igual que ella, Elam mostró talento innato para la magia y las pociones, todo debido a su curiosidad y su facilidad...
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  • — La vida no es justa, ¿verdad?

    Elam suspiró, no de cansancio o hastío sino de nostalgia, mientras que su mirada permanecía fija en el horizonte. Recorrer tantas ciudades y pueblos en los últimos meses le había permitido tener una "visión" más amplia de su mundo. Más personas, más historias, más aventuras.

    — Mientras que a algunos el karma todavía no los alcanza, algunos están pagando los pecados de sus vidas anteriores. —De nuevo hubo un suspiro nostálgico, de esos que pocas veces salían de alguien risueño como él. — ¿Y yo? Quizá soy la excepción, quizá mi karma es esta maldición y el haber perdido un ojo. O quizá lo sea no poder comerme a esa maldita foca traidora de Fiadh.(?)
    — La vida no es justa, ¿verdad? Elam suspiró, no de cansancio o hastío sino de nostalgia, mientras que su mirada permanecía fija en el horizonte. Recorrer tantas ciudades y pueblos en los últimos meses le había permitido tener una "visión" más amplia de su mundo. Más personas, más historias, más aventuras. — Mientras que a algunos el karma todavía no los alcanza, algunos están pagando los pecados de sus vidas anteriores. —De nuevo hubo un suspiro nostálgico, de esos que pocas veces salían de alguien risueño como él. — ¿Y yo? Quizá soy la excepción, quizá mi karma es esta maldición y el haber perdido un ojo. O quizá lo sea no poder comerme a esa maldita foca traidora de Fiadh.(?)
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  • — Trabajo muy duro, como un esclavo y..
    —Por un instante, su mente se quedó en blanco cuando cortó aquel tronco a la mitad. ¿Por qué debía ser él quien se encargara de los trabajos mas tediosos, aburridos y cansados? Fue un instante de realización en que la verdad se hizo presente, casi como so hubiesen derramado la leche sobre la mesa: Era inevitable y profundo. Tras unos segundos, se secó el sudor de la frente, tomó el hach y continuó su trabajo. — Trabajo muy duro y... ay ya se me olvidó todo, bueno páguenme dinero.
    — Trabajo muy duro, como un esclavo y.. —Por un instante, su mente se quedó en blanco cuando cortó aquel tronco a la mitad. ¿Por qué debía ser él quien se encargara de los trabajos mas tediosos, aburridos y cansados? Fue un instante de realización en que la verdad se hizo presente, casi como so hubiesen derramado la leche sobre la mesa: Era inevitable y profundo. Tras unos segundos, se secó el sudor de la frente, tomó el hach y continuó su trabajo. — Trabajo muy duro y... ay ya se me olvidó todo, bueno páguenme dinero.
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  • — A ver si entendí. ¿Me estás diciendo que para encontrar la solución a esta maldición, porque necesitamos un ingrediente super raro, tenemos que soportar vientos despiadados, infernales desiertos y subir hasta el último maldito escalón de la maldita torre más alta? —Tras su pregunta hubo silencio, como si el cerebro de Elam estuviese procesando todo lo que había sucedido, y el horrible paisaje que se pintaba delante.— ¿Es eso? Es que es muchísimo, creo que prefiero quedarme con mi maldición intacta e intentar comerme a la foca. ¿Crees que esta preciosidad la hizo mi mamá para tanto viaje innecesario? Olvídalo, ya iremos otro día.
    — A ver si entendí. ¿Me estás diciendo que para encontrar la solución a esta maldición, porque necesitamos un ingrediente super raro, tenemos que soportar vientos despiadados, infernales desiertos y subir hasta el último maldito escalón de la maldita torre más alta? —Tras su pregunta hubo silencio, como si el cerebro de Elam estuviese procesando todo lo que había sucedido, y el horrible paisaje que se pintaba delante.— ¿Es eso? Es que es muchísimo, creo que prefiero quedarme con mi maldición intacta e intentar comerme a la foca. ¿Crees que esta preciosidad la hizo mi mamá para tanto viaje innecesario? Olvídalo, ya iremos otro día.
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  • — ¿Qué? ¿Nunca habías visto que una poción saliera mal? Pfft, ahora resulta que todos son expertos en esto. ¿Y qué si lo hice a propósito? Se ven genial a final de cuentas, ¿no crees?
    — ¿Qué? ¿Nunca habías visto que una poción saliera mal? Pfft, ahora resulta que todos son expertos en esto. ¿Y qué si lo hice a propósito? Se ven genial a final de cuentas, ¿no crees?
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  • — No es por desearte el mal, pero, ojalá que un día te caigas... Y que sea en mis brazos. —Guiño, guiño.(?)
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  • — ¿Qué es lo que me está faltando?

    Elam se golpeó la cuchara de madera un par de veces contra los labios, casi como si el sonido pudiera ayudarle a pensar mejor. ¿Cúrcuma? No, eso no era. ¿Jengibre? No, ni loco. ¿Pimienta? Ya lo había intentado tres veces con eso y sentía que le hacía falta algo más. Qué difícil era tener que replicar una receta vieja de la que no tenía idea las cantidades ni los verdaderos ingredientes. Si Solei estuviese allí, con él, ¿le revelaría el secreto detrás de la receta? Sí, lo haría por el inmenso amor que le tenía porque, después de todo, así era la naturaleza de su madre. Siempre dispuesta a ayudarlo cuando le veía sufrir con un grimorio o una poción.

    — No, deja de pensar en eso. ¿Por qué diantres tuve que pensar en eso ahora? —Elam refunfuñó. Ya no era un chiquillo que necesitaba de su madre para todo, era un adolescente, casi un adulto, claro que podía valerse por sí mismo así tuviera que replicar la poción veinte veces hasta lograrlo. Por ello, comenzó a darse golpes con la cuchara una vez más, solo que ahora fue en la frente, mientras recitaba uno a uno los ingredientes.— Corteza de roble. Hierba de víbora. Polvo de araña. Hueso de lobo. ¿Qué es lo que falta? ¡Ah, maldita sea! Tendré que probar todo otra vez.
    — ¿Qué es lo que me está faltando? Elam se golpeó la cuchara de madera un par de veces contra los labios, casi como si el sonido pudiera ayudarle a pensar mejor. ¿Cúrcuma? No, eso no era. ¿Jengibre? No, ni loco. ¿Pimienta? Ya lo había intentado tres veces con eso y sentía que le hacía falta algo más. Qué difícil era tener que replicar una receta vieja de la que no tenía idea las cantidades ni los verdaderos ingredientes. Si Solei estuviese allí, con él, ¿le revelaría el secreto detrás de la receta? Sí, lo haría por el inmenso amor que le tenía porque, después de todo, así era la naturaleza de su madre. Siempre dispuesta a ayudarlo cuando le veía sufrir con un grimorio o una poción. — No, deja de pensar en eso. ¿Por qué diantres tuve que pensar en eso ahora? —Elam refunfuñó. Ya no era un chiquillo que necesitaba de su madre para todo, era un adolescente, casi un adulto, claro que podía valerse por sí mismo así tuviera que replicar la poción veinte veces hasta lograrlo. Por ello, comenzó a darse golpes con la cuchara una vez más, solo que ahora fue en la frente, mientras recitaba uno a uno los ingredientes.— Corteza de roble. Hierba de víbora. Polvo de araña. Hueso de lobo. ¿Qué es lo que falta? ¡Ah, maldita sea! Tendré que probar todo otra vez.
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