• Esta vez la cópula la realiza Lilim, la menor de las hermanas.

    El embarazo dura un solo día.
    Desde el primer instante algo es distinto. No hay tormento prolongado.

    El tiempo se comprime, se pliega sobre sí mismo. Las horas pasan extrañamente tranquilas, como si las criaturas comprendieran la fragilidad del recipiente que las sostiene.

    Durante ese día todo es silencio.
    Mi vientre no duele.
    No arde.
    No se rebela.
    Crecen rápido, demasiado rápido, pero en calma. Sanas. Completas.

    El sustento que Lilim les ofrece las satisface. No exigen más. No luchan entre ellas. Por un instante casi parece… misericordia.

    Y ese es el error.

    Horas después, cuando el sol aún no ha completado su arco, el parto comienza sin aviso.
    No hay transición.

    El dolor no avanza: me atraviesa.
    Un espasmo brutal me parte desde dentro, como si algo hubiera decidido que mi cuerpo ya no es mío. Grito, pero los gritos no sirven. No hay nacimientos. No hay salida.

    Entonces lo entiendo.
    No nacen criaturas.
    Nacen sus sombras.
    Sombras densas, vivas, con garras imposibles. Emergen primero, desgarrando mi vientre desde dentro, rasgando carne y alma a la vez. No buscan nacer: buscan abrir. Cada sombra se aferra, tira, desgarra, y a través de las heridas que ellas mismas crean, arrastran a sus cuerpos al mundo.

    Mis ojos se abren de par en par.
    El dolor me despoja de toda forma humana.
    Los gritos que brotan ya no son voz: son instinto, terror, animal puro.
    Uno tras otro.

    Algunos respiran al tocar el suelo.
    Otros nacen ya vacíos.

    La sangre lo cubre todo. El mundo se vuelve espeso, lejano, rojo. Mi conciencia se fragmenta hasta que no queda nada que sostener.

    Caigo dormida —o inconsciente— en un charco de sangre.

    Siete criaturas sanas.
    Cuatro muertas.

    Todo en un solo día.
    Gestación.
    Nacimiento.
    Pérdida.
    Yo…
    yo necesito ayuda.
    Y esta vez no es una frase ritual ni un lamento poético.

    Es una verdad desnuda, dicha desde alguien que empieza a preguntarse cuánto más puede romperse un cuerpo… antes de no volver a levantarse.
    Esta vez la cópula la realiza Lilim, la menor de las hermanas. El embarazo dura un solo día. Desde el primer instante algo es distinto. No hay tormento prolongado. El tiempo se comprime, se pliega sobre sí mismo. Las horas pasan extrañamente tranquilas, como si las criaturas comprendieran la fragilidad del recipiente que las sostiene. Durante ese día todo es silencio. Mi vientre no duele. No arde. No se rebela. Crecen rápido, demasiado rápido, pero en calma. Sanas. Completas. El sustento que Lilim les ofrece las satisface. No exigen más. No luchan entre ellas. Por un instante casi parece… misericordia. Y ese es el error. Horas después, cuando el sol aún no ha completado su arco, el parto comienza sin aviso. No hay transición. El dolor no avanza: me atraviesa. Un espasmo brutal me parte desde dentro, como si algo hubiera decidido que mi cuerpo ya no es mío. Grito, pero los gritos no sirven. No hay nacimientos. No hay salida. Entonces lo entiendo. No nacen criaturas. Nacen sus sombras. Sombras densas, vivas, con garras imposibles. Emergen primero, desgarrando mi vientre desde dentro, rasgando carne y alma a la vez. No buscan nacer: buscan abrir. Cada sombra se aferra, tira, desgarra, y a través de las heridas que ellas mismas crean, arrastran a sus cuerpos al mundo. Mis ojos se abren de par en par. El dolor me despoja de toda forma humana. Los gritos que brotan ya no son voz: son instinto, terror, animal puro. Uno tras otro. Algunos respiran al tocar el suelo. Otros nacen ya vacíos. La sangre lo cubre todo. El mundo se vuelve espeso, lejano, rojo. Mi conciencia se fragmenta hasta que no queda nada que sostener. Caigo dormida —o inconsciente— en un charco de sangre. Siete criaturas sanas. Cuatro muertas. Todo en un solo día. Gestación. Nacimiento. Pérdida. Yo… yo necesito ayuda. Y esta vez no es una frase ritual ni un lamento poético. Es una verdad desnuda, dicha desde alguien que empieza a preguntarse cuánto más puede romperse un cuerpo… antes de no volver a levantarse.
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    Epilogo del rol "Una visita del pasado"
    https://ficrol.com/posts/321466

    ¡¿Loki Again?!

    Jennar vagaba sola en la dimensión extraña, un espacio sin forma ni tiempo, donde los ecos de las realidades se entrelazaban como hilos rotos. Su corazón estaba destrozado. No eran heridas física, sino por las palabras que había escuchado de Veythra.

    ¿Cómo pudo decir eso usando el rostro de mi madre?
    El dolor era insoportable, porque en su mundo, Veythra era objeto de adoración, la figura que ella veneraba. Y ahora, esa imagen había sido manchada.

    Jennar gritó con furia, su voz resonando en la telaraña de las realidades:
    —¡Mataré a esa falsa Veythra! ¡No permitiré que manche su nombre!

    Pero antes de que pudiera dar un paso, una presencia oscura emergió detrás de ella. Una mujer con capucha negra, silenciosa como la sombra, atravesó su pecho con una mano firme.

    Jennar quedó en shock. El dolor era insoportable, diferente a cualquier herida que hubiera sufrido. Aunque su poder podía sanar cualquier daño, esta herida ardía demasiado, como si estuviera hecha de algo más que carne y caos.

    La mujer retiró la mano lentamente, y Jennar, temblando, se giró para ver quién era. Sus ojos se abrieron con incredulidad.

    Era Loki.. Pero no la Loki que conocía. Esta parecía más adulta, más oscura, con una sonrisa cruel que helaba la sangre.

    Jennar retrocedió, confundida, murmurando:
    —No… no puede ser… Solo existen dos Lokis en la telaraña… yo… y la que se fue con la falsa Veythra… ¿Cómo puede haber una tercera?

    La nueva Loki inclinó la cabeza, su sonrisa se ensanchó con frialdad.
    —Tienes razón. En la telaraña solo existen dos Lokis… pero ahora solo quedará una.

    Jennar intentó sanar su herida, pero descubrió con horror que no podía. La energía se desvanecía, la sangre caía, y su cuerpo no respondía.

    Cayó al suelo, jadeando, muriendo en agonía. Sus ojos buscaban respuestas, pero solo encontraron la mirada helada de esa Loki adulta.

    Con voz fría, la mujer dijo: Ya cumpliste tu trabajo. No te necesitaré más.

    Jennar no entendió esas palabras. Su mente se apagó en confusión y dolor. Y así, murió.

    La dimensión extraña guardó silencio. Solo la sonrisa cruel de la tercera Loki quedó flotando en la oscuridad, como un nuevo error en la telaraña de las realidades.


    Loki mirandote... —Dime, lector… ¿cuál crees que es la verdadera Loki? —
    Epilogo del rol "Una visita del pasado" https://ficrol.com/posts/321466 ¡¿Loki Again?! Jennar vagaba sola en la dimensión extraña, un espacio sin forma ni tiempo, donde los ecos de las realidades se entrelazaban como hilos rotos. Su corazón estaba destrozado. No eran heridas física, sino por las palabras que había escuchado de Veythra. ¿Cómo pudo decir eso usando el rostro de mi madre? El dolor era insoportable, porque en su mundo, Veythra era objeto de adoración, la figura que ella veneraba. Y ahora, esa imagen había sido manchada. Jennar gritó con furia, su voz resonando en la telaraña de las realidades: —¡Mataré a esa falsa Veythra! ¡No permitiré que manche su nombre! Pero antes de que pudiera dar un paso, una presencia oscura emergió detrás de ella. Una mujer con capucha negra, silenciosa como la sombra, atravesó su pecho con una mano firme. Jennar quedó en shock. El dolor era insoportable, diferente a cualquier herida que hubiera sufrido. Aunque su poder podía sanar cualquier daño, esta herida ardía demasiado, como si estuviera hecha de algo más que carne y caos. La mujer retiró la mano lentamente, y Jennar, temblando, se giró para ver quién era. Sus ojos se abrieron con incredulidad. Era Loki.. Pero no la Loki que conocía. Esta parecía más adulta, más oscura, con una sonrisa cruel que helaba la sangre. Jennar retrocedió, confundida, murmurando: —No… no puede ser… Solo existen dos Lokis en la telaraña… yo… y la que se fue con la falsa Veythra… ¿Cómo puede haber una tercera? La nueva Loki inclinó la cabeza, su sonrisa se ensanchó con frialdad. —Tienes razón. En la telaraña solo existen dos Lokis… pero ahora solo quedará una. Jennar intentó sanar su herida, pero descubrió con horror que no podía. La energía se desvanecía, la sangre caía, y su cuerpo no respondía. Cayó al suelo, jadeando, muriendo en agonía. Sus ojos buscaban respuestas, pero solo encontraron la mirada helada de esa Loki adulta. Con voz fría, la mujer dijo: Ya cumpliste tu trabajo. No te necesitaré más. Jennar no entendió esas palabras. Su mente se apagó en confusión y dolor. Y así, murió. La dimensión extraña guardó silencio. Solo la sonrisa cruel de la tercera Loki quedó flotando en la oscuridad, como un nuevo error en la telaraña de las realidades. Loki mirandote... —Dime, lector… ¿cuál crees que es la verdadera Loki? —
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  • En lα prepαrαtorıα, Mαrınα чα no se dıstrαı́α en clαse. Erα lα mejor de su generαcıón, lα que sıempre tenı́α lαs respuestαs correctαs ч los αpuntes ımpecαbles que todos querı́αn copıαr “solo pαrα compαrαr”. Los profesores confıαbαn en ellα ч sus compαñeros lα mırαbαn con esα mezclα rαrα de αdmırαcıón ч resıgnαcıón.

    Al sαlır de lα escuelα, cuαndo el ruıdo del dı́α se αpαgαbα, Mαrınα no ıbα α cαsα de ınmedıαto. Cαmınαbα dırecto α lα plαчα con el unıforme αún puesto, se quıtαbα los zαpαtos ч los llevαbα en lα mαno, dejαndo que el αguα le mojαrα los tobıllos. Erα su rıtuαl sılencıoso.

    Ahı́ repαsαbα mentαlmente exάmenes αprobαdos, plαnes futuros ч sueños grαndes, mıentrαs el mαr lα escuchαbα sın ınterrumpır, como sıempre. No necesıtαbα músıcα nı compαñı́α. El sonıdo de lαs olαs erα sufıcıente recompensα después de hαber sıdo perfectα todo el dı́α.

    Lα mejor αlumnα de lα clαse, sı́. Pero, αnte el mαr, solo Mαrınα.
    En lα prepαrαtorıα, Mαrınα чα no se dıstrαı́α en clαse. Erα lα mejor de su generαcıón, lα que sıempre tenı́α lαs respuestαs correctαs ч los αpuntes ımpecαbles que todos querı́αn copıαr “solo pαrα compαrαr”. Los profesores confıαbαn en ellα ч sus compαñeros lα mırαbαn con esα mezclα rαrα de αdmırαcıón ч resıgnαcıón. Al sαlır de lα escuelα, cuαndo el ruıdo del dı́α se αpαgαbα, Mαrınα no ıbα α cαsα de ınmedıαto. Cαmınαbα dırecto α lα plαчα con el unıforme αún puesto, se quıtαbα los zαpαtos ч los llevαbα en lα mαno, dejαndo que el αguα le mojαrα los tobıllos. Erα su rıtuαl sılencıoso. Ahı́ repαsαbα mentαlmente exάmenes αprobαdos, plαnes futuros ч sueños grαndes, mıentrαs el mαr lα escuchαbα sın ınterrumpır, como sıempre. No necesıtαbα músıcα nı compαñı́α. El sonıdo de lαs olαs erα sufıcıente recompensα después de hαber sıdo perfectα todo el dı́α. Lα mejor αlumnα de lα clαse, sı́. Pero, αnte el mαr, solo Mαrınα.
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  • alguna ves la vi Alos ojos aun era una cachorra bajo sus cuidados pero algo en ella genero confianza y yo curiosa y egida de saber pregunte por su... nacimiento... su historia...
    aquella mañana entre pócimas y libros me miro Alos ojos y ..... descargo su corazón


    ( ella esboza una mueca luego sonríe camina unos pasos y me mira se sienta aun lado y mira ala ventana de aquel cuarto y solo deja salir todo de sus carnosos labios)


    Nací donde el grito era cuna y canción,
    donde el hambre aprendía a rimar con perdón.
    Mi madre callaba, mi padre mentía,
    y yo me escondía detrás de la poesía.

    Me crié entre insultos vestidos de amor,
    con caricias tan frías que daban pavor.
    Aprendí a fingir que todo iba bien,
    con la boca cerrada y el alma en desdén.

    No soy fría… soy cauterizada,
    por cada promesa que fue apuñalada.
    ¿Traición? —quizá—, pero sin redención,
    soy lo que queda tras la humillación.

    [sus labios suspiran y de nuevo dejan salir todo.... ]

    Nadie me enseñó a ser luz en la bruma,
    así que me hice tormenta en la espuma.
    No me llames bruja, ni monstruo, ni horror,
    soy solo el eco de tu propio rencor.
    Y si te duele verme quemar…
    es porque esperabas verme rogar.

    Quise ser buena, fui mártir de normas,
    hasta que rompí mi piel en sus formas.
    Me vestí con los restos de lo que maté,
    y al fin entendí: jamás fallé.

    Ahora hablo en lenguas que el miedo no entiende,
    soy incendio que a nadie le miente.
    No vine a gustarte, no busco tu paz,
    vine a vengar a la que nunca será.

    [ me mira un momento arden sus ojos siento como sus dientes crujen de rabia mientras de nuevo su voz sale de sus carnosos labios ]

    Nadie me salvó, así que me escribí,
    con tinta de rabia y sangre de mí.
    No soy el monstruo de tu invención,
    soy la herencia rota de tu opresión.
    Y si mi voz te parte la sien…
    es porque siempre callé también.

    [luego se para va hasta la ventana y voz álcida y fuerte grita]

    No vine a sanar, vine a gritar.
    No vine a encajar, vine a quebrar.
    Mi oscuridad no es maldad ni error,
    es el santuario de tanto dolor.

    [luego baja la mirada pero camina hasta mi y se inclina frente ami sin perderme la mirada]

    Soy la hija del ruido, el eco prohibido,
    la que rompió el silencio podrido.
    No esperes piedad, ni flor, ni perdón…
    soy la mujer que el abismo parió.
    [luego me dio un beso en la frente continuó dándome sus clases y esa fue la única ves que ella ... mi hermana mayor dejo ver algo mas de ella que esa sonrisa picara que siempre me mostro ]

    Katrin Ishtar

    la mujer que no nació la mujer que simplemente el vacío pario.

    https://www.youtube.com/watch?v=YDpx3GA5jjw&list=RDYDpx3GA5jjw&start_radio=1
    alguna ves la vi Alos ojos aun era una cachorra bajo sus cuidados pero algo en ella genero confianza y yo curiosa y egida de saber pregunte por su... nacimiento... su historia... aquella mañana entre pócimas y libros me miro Alos ojos y ..... descargo su corazón ( ella esboza una mueca luego sonríe camina unos pasos y me mira se sienta aun lado y mira ala ventana de aquel cuarto y solo deja salir todo de sus carnosos labios) Nací donde el grito era cuna y canción, donde el hambre aprendía a rimar con perdón. Mi madre callaba, mi padre mentía, y yo me escondía detrás de la poesía. Me crié entre insultos vestidos de amor, con caricias tan frías que daban pavor. Aprendí a fingir que todo iba bien, con la boca cerrada y el alma en desdén. No soy fría… soy cauterizada, por cada promesa que fue apuñalada. ¿Traición? —quizá—, pero sin redención, soy lo que queda tras la humillación. [sus labios suspiran y de nuevo dejan salir todo.... ] Nadie me enseñó a ser luz en la bruma, así que me hice tormenta en la espuma. No me llames bruja, ni monstruo, ni horror, soy solo el eco de tu propio rencor. Y si te duele verme quemar… es porque esperabas verme rogar. Quise ser buena, fui mártir de normas, hasta que rompí mi piel en sus formas. Me vestí con los restos de lo que maté, y al fin entendí: jamás fallé. Ahora hablo en lenguas que el miedo no entiende, soy incendio que a nadie le miente. No vine a gustarte, no busco tu paz, vine a vengar a la que nunca será. [ me mira un momento arden sus ojos siento como sus dientes crujen de rabia mientras de nuevo su voz sale de sus carnosos labios ] Nadie me salvó, así que me escribí, con tinta de rabia y sangre de mí. No soy el monstruo de tu invención, soy la herencia rota de tu opresión. Y si mi voz te parte la sien… es porque siempre callé también. [luego se para va hasta la ventana y voz álcida y fuerte grita] No vine a sanar, vine a gritar. No vine a encajar, vine a quebrar. Mi oscuridad no es maldad ni error, es el santuario de tanto dolor. [luego baja la mirada pero camina hasta mi y se inclina frente ami sin perderme la mirada] Soy la hija del ruido, el eco prohibido, la que rompió el silencio podrido. No esperes piedad, ni flor, ni perdón… soy la mujer que el abismo parió. [luego me dio un beso en la frente continuó dándome sus clases y esa fue la única ves que ella ... mi hermana mayor dejo ver algo mas de ella que esa sonrisa picara que siempre me mostro ] [KatrinIshtar] la mujer que no nació la mujer que simplemente el vacío pario. https://www.youtube.com/watch?v=YDpx3GA5jjw&list=RDYDpx3GA5jjw&start_radio=1
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  • Una vez me llamaron "mutante" , nunca me había sentido tan ofendido

    *Se encoje de hombre y apoya su espalda contra un muro en silencio hasta que de la nada exclama*

    Oh, espera , no se referían a mi apariencia
    Una vez me llamaron "mutante" , nunca me había sentido tan ofendido *Se encoje de hombre y apoya su espalda contra un muro en silencio hasta que de la nada exclama* Oh, espera , no se referían a mi apariencia
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    (✖E̴l̴ ̴C̴r̴e̴d̴o̴ ̴d̴e̴l̴ ̴C̴o̴n̴t̴r̴o̴l̴✖)

    Ella es el silencio absoluto que precede al sacrificio y el orden gélido que devora el caos de la existencia. Es la cadena invisible que une la vida con el olvido, un puente de hierro entre el deseo y la sumisión.

    ​En la profundidad de su dominio, donde las sombras cobran forma de manos dispuestas a asfixiar cualquier rastro de rebeldía, el mundo se reduce a su voluntad. No hay salida ni libre albedrío; bajo su mirada, el único resplandor permitido es el de su falsa santidad, una corona de luz que no ilumina el camino, sino que marca el límite de nuestra cautividad.
    🔥(✖E̴l̴ ̴C̴r̴e̴d̴o̴ ̴d̴e̴l̴ ̴C̴o̴n̴t̴r̴o̴l̴✖)🔥 Ella es el silencio absoluto que precede al sacrificio y el orden gélido que devora el caos de la existencia. Es la cadena invisible que une la vida con el olvido, un puente de hierro entre el deseo y la sumisión. ​En la profundidad de su dominio, donde las sombras cobran forma de manos dispuestas a asfixiar cualquier rastro de rebeldía, el mundo se reduce a su voluntad. No hay salida ni libre albedrío; bajo su mirada, el único resplandor permitido es el de su falsa santidad, una corona de luz que no ilumina el camino, sino que marca el límite de nuestra cautividad.
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  • No me mires como si no lo supieras; cada grito que ignoraste, cada decisión cobarde, me trajo hasta aquí. No soy el mal que temes, soy el castigo que mereces, la sombra que nace cuando la justicia se pudre y alguien debe ensuciarse las manos. No busco perdón ni comprensión, solo silencio al final, porque cuando todo termine y el miedo se apague, entenderás que no fui una aberración… fui la consecuencia inevitable.
    No me mires como si no lo supieras; cada grito que ignoraste, cada decisión cobarde, me trajo hasta aquí. No soy el mal que temes, soy el castigo que mereces, la sombra que nace cuando la justicia se pudre y alguien debe ensuciarse las manos. No busco perdón ni comprensión, solo silencio al final, porque cuando todo termine y el miedo se apague, entenderás que no fui una aberración… fui la consecuencia inevitable.
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    —Condéname al abismo y seré la sombra que vele tus pasos en el silencio. Elígeme a tu lado y seré el filo que desangre a la oscuridad antes de que alcance tu luz. Mi destino no es mío, es el que tú decidas susurrar.
    —Condéname al abismo y seré la sombra que vele tus pasos en el silencio. Elígeme a tu lado y seré el filo que desangre a la oscuridad antes de que alcance tu luz. Mi destino no es mío, es el que tú decidas susurrar.
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  • Después de un largo día de batalla, Laia observaba a su manada. Descansaban tranquilos, pero atentos, como ella les habia enseñado

    Cuando siente que alguien se aproxima, sin siquiera mirarlo, su voz autoritaria rompe el silencio

    —Si solo has venido a observar, mantén la distancia. Si quieres hablar hazlo rápido y si quieres mentir Fenris lo sabrá antes que yo
    Después de un largo día de batalla, Laia observaba a su manada. Descansaban tranquilos, pero atentos, como ella les habia enseñado Cuando siente que alguien se aproxima, sin siquiera mirarlo, su voz autoritaria rompe el silencio —Si solo has venido a observar, mantén la distancia. Si quieres hablar hazlo rápido y si quieres mentir Fenris lo sabrá antes que yo
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    Parte VII - Donde arde el corazón.

    Akane salió de entre los escombros con el cuerpo temblando y la sangre aún tibia en su abdomen. El cielo estaba cubierto de humo, y la aldea que había sido su refugio ardía como un recuerdo que se niega a morir, Akane caminó entre las llamas, con los ojos nublados por el polvo y el miedo. Pensó lo peor, que todos habían muerto, que estaba sola otra vez.

    Pero entonces escuchó voces, voces familiares, gritos, esfuerzo. Corrió por las calles polvosas, tropezando con madera quemada y piedras sueltas, hasta encontrar a un grupo de aldeanos tratando de apagar el fuego con cubos de agua y mantas húmedas. Sin pensarlo, Akane alzó las manos y canalizó su magia, pequeñas explosiones controladas comenzaron a sofocar las llamas, disipando el oxígeno justo en los puntos críticos, era una técnica que nunca había usado así pero funcionaba.

    La gente la miró con asombro.
    -¡Akane! ¡Estás viva!
    -¡Gracias al cielos!

    Ella no respondió, solo siguió ayudando hasta que el último fuego se apagó. y entonces cayó sentada en el suelo, exhausta, con el vestido manchado de sangre y ceniza.

    Mientras recuperaba el aliento, Akane pensó que su magia no era así de débil antes, y si este mundo tenía tanto maná en el aire… ¿por qué se sentía limitada? La respuesta llegó como un susurro interno: El sello, no solo había sellado su forma licántropa, había sellado su poder.

    Sus amigos se acercaron, la rodearon con alivio.
    Uno de ellos, el cazador de cabello rojizo, le preguntó: ¿Cómo sobreviviste? Pensamos que…

    Akane sonrió con tristeza. -Mi madre es una maga blanca. Tengo algo de su magia. Me ayuda a sanar… aunque es débil. Me salvó, pero tardó mucho.-

    Los demás asintieron, impresionados pero cuando Akane preguntó por el abuelo, las miradas bajaron.
    -No sobrevivió.- Dijo uno de ellos. -Cuando escuchó lo que pasó… su corazón no lo resistió.-

    Akane sintió que el mundo se detenía, quiso culparse pero sus amigos la detuvieron.
    -No fue tu culpa. Él te amaba... Y tú le diste alegría en sus últimos días.

    Dos días después, enterraron a los muertos,
    el aire estaba lleno de ceniza y silencio, la gente habló, la aldea ya no pertenecía al reino de Estris y los señores feudales la habían abandonado, Gardarian no había enviado ayuda y los bandidos volverían.

    Todos decidieron pedir refugio en la ciudad de Gargan. Todos… menos Akane.

    -No iré con ustedes.- Dijo, firme.
    -¡No digas locuras!- Le respondió uno de sus amigos. -¡Ven con nosotros!-
    -No.- Repitió Akane. -Si me voy, el abuelo estará solo. Quiero acompañarlo un poco más.-

    Sus amigos comprendieron, Akane queria guardar luto por el anciano que la adopto como su niega y aunque sabia que era peligroso quedarse, tambien sabían que la chica era capaz, que lo que pasó en la posada fue una sorpresa y que si ese hombre regresaba… esta vez, Akane estaría lista.

    Unos días después, todos partieron, la aldea quedó vacía, solo Akane permanecía.
    Caminaba entre las casas quemadas, reparando lo que podía, no por nostalgia,
    sino por respeto.

    Sabía que si iba con ellos, podría ponerlos en peligro, ese hombre… Ese poder… Volvería.

    Pero esta vez, Akane no sería una víctima, sería la guardiana, la loba que había despertado, la llama que no se extingue.
    Parte VII - Donde arde el corazón. Akane salió de entre los escombros con el cuerpo temblando y la sangre aún tibia en su abdomen. El cielo estaba cubierto de humo, y la aldea que había sido su refugio ardía como un recuerdo que se niega a morir, Akane caminó entre las llamas, con los ojos nublados por el polvo y el miedo. Pensó lo peor, que todos habían muerto, que estaba sola otra vez. Pero entonces escuchó voces, voces familiares, gritos, esfuerzo. Corrió por las calles polvosas, tropezando con madera quemada y piedras sueltas, hasta encontrar a un grupo de aldeanos tratando de apagar el fuego con cubos de agua y mantas húmedas. Sin pensarlo, Akane alzó las manos y canalizó su magia, pequeñas explosiones controladas comenzaron a sofocar las llamas, disipando el oxígeno justo en los puntos críticos, era una técnica que nunca había usado así pero funcionaba. La gente la miró con asombro. -¡Akane! ¡Estás viva! -¡Gracias al cielos! Ella no respondió, solo siguió ayudando hasta que el último fuego se apagó. y entonces cayó sentada en el suelo, exhausta, con el vestido manchado de sangre y ceniza. Mientras recuperaba el aliento, Akane pensó que su magia no era así de débil antes, y si este mundo tenía tanto maná en el aire… ¿por qué se sentía limitada? La respuesta llegó como un susurro interno: El sello, no solo había sellado su forma licántropa, había sellado su poder. Sus amigos se acercaron, la rodearon con alivio. Uno de ellos, el cazador de cabello rojizo, le preguntó: ¿Cómo sobreviviste? Pensamos que… Akane sonrió con tristeza. -Mi madre es una maga blanca. Tengo algo de su magia. Me ayuda a sanar… aunque es débil. Me salvó, pero tardó mucho.- Los demás asintieron, impresionados pero cuando Akane preguntó por el abuelo, las miradas bajaron. -No sobrevivió.- Dijo uno de ellos. -Cuando escuchó lo que pasó… su corazón no lo resistió.- Akane sintió que el mundo se detenía, quiso culparse pero sus amigos la detuvieron. -No fue tu culpa. Él te amaba... Y tú le diste alegría en sus últimos días. Dos días después, enterraron a los muertos, el aire estaba lleno de ceniza y silencio, la gente habló, la aldea ya no pertenecía al reino de Estris y los señores feudales la habían abandonado, Gardarian no había enviado ayuda y los bandidos volverían. Todos decidieron pedir refugio en la ciudad de Gargan. Todos… menos Akane. -No iré con ustedes.- Dijo, firme. -¡No digas locuras!- Le respondió uno de sus amigos. -¡Ven con nosotros!- -No.- Repitió Akane. -Si me voy, el abuelo estará solo. Quiero acompañarlo un poco más.- Sus amigos comprendieron, Akane queria guardar luto por el anciano que la adopto como su niega y aunque sabia que era peligroso quedarse, tambien sabían que la chica era capaz, que lo que pasó en la posada fue una sorpresa y que si ese hombre regresaba… esta vez, Akane estaría lista. Unos días después, todos partieron, la aldea quedó vacía, solo Akane permanecía. Caminaba entre las casas quemadas, reparando lo que podía, no por nostalgia, sino por respeto. Sabía que si iba con ellos, podría ponerlos en peligro, ese hombre… Ese poder… Volvería. Pero esta vez, Akane no sería una víctima, sería la guardiana, la loba que había despertado, la llama que no se extingue.
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