• -Optado ahora por ser la representante de Xipe, opto por hacer aun lado todo lo que esté pasando, aunque sentia un gran vacío, su deber es llevar la armonía a donde vaya, ahora seguirá con ese deber... Una vez se le preguntó cuanto más seguiría con eso, se quedo pensado esa pregunta que volvió a ella, cerro sus ojos dejando escapar un profundo suspiro. -

    Ya no tengo razones para dejar mi deber de llevar la armonía... Aunque deba caminar en soledad.

    -Se miró en su espejo de mano dejando caer una lagrima, la seco rápidamente y arreglo su maquillaje, optado por levantarse, tuvo que fingir una sonrisa, tras un suspiro, se fue rumbo a seguir con el inicio del concierto -.
    -Optado ahora por ser la representante de Xipe, opto por hacer aun lado todo lo que esté pasando, aunque sentia un gran vacío, su deber es llevar la armonía a donde vaya, ahora seguirá con ese deber... Una vez se le preguntó cuanto más seguiría con eso, se quedo pensado esa pregunta que volvió a ella, cerro sus ojos dejando escapar un profundo suspiro. - Ya no tengo razones para dejar mi deber de llevar la armonía... Aunque deba caminar en soledad. -Se miró en su espejo de mano dejando caer una lagrima, la seco rápidamente y arreglo su maquillaje, optado por levantarse, tuvo que fingir una sonrisa, tras un suspiro, se fue rumbo a seguir con el inicio del concierto -.
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  • "𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒆𝒓𝒓𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒕𝒆𝒈𝒆, 𝒍𝒂 𝒔𝒂𝒍 𝒏𝒐𝒔 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒅𝒂"
    Fandom Embrujadas
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    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: Prudence Warren

    Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas.
    Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos.
    La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían.

    Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido.

    Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones.
    La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás.
    Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie.

    Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado.
    No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido.

    Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía.
    Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando.
    El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo.

    — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo.

    — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas.

    No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía.

    [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: Hope Mikaelson ]
    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: [THESEC0NDWARREN] Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas. Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos. La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían. Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido. Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones. La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás. Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie. Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado. No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido. Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía. Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando. El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo. — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo. — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas. No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía. [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: [thetribrid] ]
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  • Se llamaba Kent Jarvin. Era absoluta carroña.
    Un hombre cuya mera presencia pudría el aire. Rondaba el orfanato como los buitres rondan los cuerpos, convencido de que su poder sobre los más débiles lo hacía intocable. A nadie le importan los huérfanos pensaba. Y tenía razón, la ciudad emanaba tanta podredumbre que esas almas no tenían ningún valor.

    Lili lo había visto.
    Él también a ella.
    Y en su ignorancia, creyó que era una niña más, una nueva huérfana con ropajes roídos que jugaba con los pequeños en el patio. Nunca comprendió que sus ojos no jugaban: observaban, esperaban.

    Aquella noche, el cazador se convirtió en presa.

    Lili se apartó del grupo, fingiendo un juego en soledad. Kent la siguió, creyendo haber encontrado la ocasión perfecta. Su sombra se alargaba tras ella, como la de un depredador que ya saborea la carne.

    Cuando estiró la mano, apareció de las sombras.
    Ororon .

    Sus ojos ardían de rabia y desdicha, sus sombras del pasado lo habían convertido en pura tempestad. Sus manos se tiñeron de electricidad al ver semejante alimaña, y el aire se quebró con chispas de furia. Lili, con una sonrisa helada, solo susurró:

    —Que sea lento.

    Y él obedeció.
    La magia de Ororon se desató, no como justicia, sino como tormenta. Cada rayo era un grito contenido, cada descarga un recuerdo de dolor. Kent se retorcía bajo la furia eléctrica, y con cada espasmo la multitud de sombras que habitaban en Lili se agitaban, expectantes.

    Cuando por fin el cuerpo estuvo al borde del final, los ojos del miserable se elevaron al cielo. Una chispa de arrepentimiento, una súplica de clemencia. Esperaba que los dioses, compasivos, lo arrancaran del tormento.

    Pero entonces, la sombra de Lili se alzó.
    Oscureció la última luz que quedaba en sus pupilas, apagando el brillo que buscaba el perdón. El titán de tinieblas habló con su voz infinita:

    —No hallarás paz en la muerte.
    —Solo sombras.

    Y con esas palabras, el rastro de Kent Jarvin desapareció.
    Ni siquiera los dioses recordaron su nombre.

    https://youtu.be/2cXDgFwE13g?si=WdBMcSUyy2KUxalU
    Se llamaba Kent Jarvin. Era absoluta carroña. Un hombre cuya mera presencia pudría el aire. Rondaba el orfanato como los buitres rondan los cuerpos, convencido de que su poder sobre los más débiles lo hacía intocable. A nadie le importan los huérfanos pensaba. Y tenía razón, la ciudad emanaba tanta podredumbre que esas almas no tenían ningún valor. Lili lo había visto. Él también a ella. Y en su ignorancia, creyó que era una niña más, una nueva huérfana con ropajes roídos que jugaba con los pequeños en el patio. Nunca comprendió que sus ojos no jugaban: observaban, esperaban. Aquella noche, el cazador se convirtió en presa. Lili se apartó del grupo, fingiendo un juego en soledad. Kent la siguió, creyendo haber encontrado la ocasión perfecta. Su sombra se alargaba tras ella, como la de un depredador que ya saborea la carne. Cuando estiró la mano, apareció de las sombras. [specter_olive_hare_981]. Sus ojos ardían de rabia y desdicha, sus sombras del pasado lo habían convertido en pura tempestad. Sus manos se tiñeron de electricidad al ver semejante alimaña, y el aire se quebró con chispas de furia. Lili, con una sonrisa helada, solo susurró: —Que sea lento. Y él obedeció. La magia de Ororon se desató, no como justicia, sino como tormenta. Cada rayo era un grito contenido, cada descarga un recuerdo de dolor. Kent se retorcía bajo la furia eléctrica, y con cada espasmo la multitud de sombras que habitaban en Lili se agitaban, expectantes. Cuando por fin el cuerpo estuvo al borde del final, los ojos del miserable se elevaron al cielo. Una chispa de arrepentimiento, una súplica de clemencia. Esperaba que los dioses, compasivos, lo arrancaran del tormento. Pero entonces, la sombra de Lili se alzó. Oscureció la última luz que quedaba en sus pupilas, apagando el brillo que buscaba el perdón. El titán de tinieblas habló con su voz infinita: —No hallarás paz en la muerte. —Solo sombras. Y con esas palabras, el rastro de Kent Jarvin desapareció. Ni siquiera los dioses recordaron su nombre. https://youtu.be/2cXDgFwE13g?si=WdBMcSUyy2KUxalU
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  • En esta soledad, es cuando se siente más frio, el silencio se ha vuelvo un castigo, trato de rodean de amigos pero sigo sin poder llevar ese vacío, el cual es como un abismo sin fin.

    Nuevamente debo luchar contra esta oscuridad, pese ahora es como si sintiera el peso del mundo en mis hombros.
    En esta soledad, es cuando se siente más frio, el silencio se ha vuelvo un castigo, trato de rodean de amigos pero sigo sin poder llevar ese vacío, el cual es como un abismo sin fin. Nuevamente debo luchar contra esta oscuridad, pese ahora es como si sintiera el peso del mundo en mis hombros.
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  • Y la soledad volvió a mí, pero parece que esta vez es para siempre, el amor de mi vida se fue, y ahora no voy a poder seguir durante un tiempo, si antes estaba mal ahora estoy peor, mi búho ya no está... Lo mejor que me pasó en la vida se fue
    Y la soledad volvió a mí, pero parece que esta vez es para siempre, el amor de mi vida se fue, y ahora no voy a poder seguir durante un tiempo, si antes estaba mal ahora estoy peor, mi búho ya no está... Lo mejor que me pasó en la vida se fue
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  • A veces, siento mi alma y cuerpo son lo unico que valen de mi ser....
    La Soledad, la vida y sobre todo.......
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  • el dia del niño llego! para joshua nunca vino.. su familia sabia de su existencia, pero nunca le dieron nada a joshua "no se lo merece" decian, pues en esa epoca joshua era callado, muy callado.. no les agradaba, el tenia que ser mas activo si queria ser un miembro ejemplar de la familia.

    ¿a joshua le gustan las tortugas...?

    si. una obsesion con los simbolismos talvez.. eso piensa la gente, pero solo le gusta como se ven ¡¡son muy tiernas!!

    alguien le hara un regalo a joshua..? o sera confinado a partir sin ver otro dia, sin un regalo, sin una muestra de afecto, sin naada mas que.. la soledad que es un regalo maldito por parte de sus padres.
    el dia del niño llego! para joshua nunca vino.. su familia sabia de su existencia, pero nunca le dieron nada a joshua "no se lo merece" decian, pues en esa epoca joshua era callado, muy callado.. no les agradaba, el tenia que ser mas activo si queria ser un miembro ejemplar de la familia. ¿a joshua le gustan las tortugas...? si. una obsesion con los simbolismos talvez.. eso piensa la gente, pero solo le gusta como se ven ¡¡son muy tiernas!! alguien le hara un regalo a joshua..? o sera confinado a partir sin ver otro dia, sin un regalo, sin una muestra de afecto, sin naada mas que.. la soledad que es un regalo maldito por parte de sus padres.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - Diario de Akane –

    9 de agosto 2025

    No sé si estoy pensando o solo dejando que el ruido me atraviese. Todo se siente torcido. Las palabras ya no significan nada. La comprensión se ha ido, como si alguien la hubiera arrancado de raíz. Solo quedan frases sin sentido, frustración que se pudre en mi pecho.

    Hoy no me interesa la vida. No en el sentido dramático. Solo… no me importa. Los sueños que alguna vez tuve parecen espejos rotos. Brillan, pero cortan.

    Mi mente está seca. Como un campo después del fuego. Vacía, asquerosa, podrida. Y aún así, aquí estoy, escribiendo. ¿Por qué?

    Estoy cansada. No físicamente. Cansada de existir sin saber cómo hacerlo bien. Cansada de fingir que entiendo lo que siento.

    A veces creo que estamos malditos. Mi linaje, mi sangre, mis recuerdos. Fríos, oscuros, desquiciados. ¿Y si todo esto es solo una herencia de errores?

    No sé cómo demostrar que estoy viva. No sé si quiero hacerlo. La ambigüedad me envuelve como cadenas. No aprietan, pero no me dejan moverme.

    La felicidad parece una broma cruel. La soledad se ha vuelto mi terapeuta. Me escucha sin juzgar, pero nunca responde.

    El amor… No lo entiendo. Me congela. Me borra. Me deja en pausa.

    ¿Y si pudiera reír contigo? ¿Contigo, quien sea que seas? Tal vez no estaría tan rota. Tal vez no repetiría los mismos errores.

    Caminaría hacia el futuro. Aunque no sepa si hay amanecer. Aunque el camino esté lleno de espejos rotos.

    Reencarnación. No como mito. Como posibilidad. Como una forma de limpiar los arrepentimientos que me persiguen.

    Estoy luchando. Estoy expuesta. Y aún así… sigo. No por valentía. Sino porque detenerme sería aceptar que nunca fui real.
    - Diario de Akane – 9 de agosto 2025 No sé si estoy pensando o solo dejando que el ruido me atraviese. Todo se siente torcido. Las palabras ya no significan nada. La comprensión se ha ido, como si alguien la hubiera arrancado de raíz. Solo quedan frases sin sentido, frustración que se pudre en mi pecho. Hoy no me interesa la vida. No en el sentido dramático. Solo… no me importa. Los sueños que alguna vez tuve parecen espejos rotos. Brillan, pero cortan. Mi mente está seca. Como un campo después del fuego. Vacía, asquerosa, podrida. Y aún así, aquí estoy, escribiendo. ¿Por qué? Estoy cansada. No físicamente. Cansada de existir sin saber cómo hacerlo bien. Cansada de fingir que entiendo lo que siento. A veces creo que estamos malditos. Mi linaje, mi sangre, mis recuerdos. Fríos, oscuros, desquiciados. ¿Y si todo esto es solo una herencia de errores? No sé cómo demostrar que estoy viva. No sé si quiero hacerlo. La ambigüedad me envuelve como cadenas. No aprietan, pero no me dejan moverme. La felicidad parece una broma cruel. La soledad se ha vuelto mi terapeuta. Me escucha sin juzgar, pero nunca responde. El amor… No lo entiendo. Me congela. Me borra. Me deja en pausa. ¿Y si pudiera reír contigo? ¿Contigo, quien sea que seas? Tal vez no estaría tan rota. Tal vez no repetiría los mismos errores. Caminaría hacia el futuro. Aunque no sepa si hay amanecer. Aunque el camino esté lleno de espejos rotos. Reencarnación. No como mito. Como posibilidad. Como una forma de limpiar los arrepentimientos que me persiguen. Estoy luchando. Estoy expuesta. Y aún así… sigo. No por valentía. Sino porque detenerme sería aceptar que nunca fui real.
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  • Tanta soledad que hay en el espacio exterior... Pero a la vez, muchos viajeros estelares puedes hallar.
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  • ⠀⠀Ahí estaba, lo único que se veía era el vaivén del vapor de la amarga bebida entre sus dedos callosos. Carente de preocupación, así como él de tiempo mismo. Su mente divagaba entre las estelas de estrellas que formaban sus ojos al mirar ese cielo oscuro, con patrones repetitivos.

    ⠀⠀Tan monótonos como su vida, mirando atrás, más de un milenio de vivencias, de experiencias. Eso debía llenar el espíritu de cualquiera, ¿verdad? No era sensible, no estaba preocupado por la soledad, no le interesaba encontrar realización personal. Solo quería que brotase, así como el agua al hervir, esa adrenalina y tensión, el deseo de ganar.

    ⠀⠀Una buena pelea, un verdadero desafío, un objetivo ridículo para algunos, hasta banal. Pero quien se crió entre hachas y flechas lo veía como un hogar, algo que hasta extrañar. Su historia escaló con el conflicto, se forjó en él. Un fervor que inunda la sangre, socava la mente, desata palabras y aspectos de uno que no mencionaría con normalidad. Pero aunque extrañaba eso, los tiempos modernos habían hablado, y un ser como él, que hace bastante abandonó su espíritu de lucha, debía adaptarse.

    ⠀⠀Pero no le impediría brindar un suspiro ante el manto nocturno que cubría la bóveda celeste. Esperaba que aquel futuro del que sus conocidos le hablaron, esté repleto de desafíos interesantes...



    ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀Ahí estaba, lo único que se veía era el vaivén del vapor de la amarga bebida entre sus dedos callosos. Carente de preocupación, así como él de tiempo mismo. Su mente divagaba entre las estelas de estrellas que formaban sus ojos al mirar ese cielo oscuro, con patrones repetitivos. ⠀⠀Tan monótonos como su vida, mirando atrás, más de un milenio de vivencias, de experiencias. Eso debía llenar el espíritu de cualquiera, ¿verdad? No era sensible, no estaba preocupado por la soledad, no le interesaba encontrar realización personal. Solo quería que brotase, así como el agua al hervir, esa adrenalina y tensión, el deseo de ganar. ⠀⠀Una buena pelea, un verdadero desafío, un objetivo ridículo para algunos, hasta banal. Pero quien se crió entre hachas y flechas lo veía como un hogar, algo que hasta extrañar. Su historia escaló con el conflicto, se forjó en él. Un fervor que inunda la sangre, socava la mente, desata palabras y aspectos de uno que no mencionaría con normalidad. Pero aunque extrañaba eso, los tiempos modernos habían hablado, y un ser como él, que hace bastante abandonó su espíritu de lucha, debía adaptarse. ⠀⠀Pero no le impediría brindar un suspiro ante el manto nocturno que cubría la bóveda celeste. Esperaba que aquel futuro del que sus conocidos le hablaron, esté repleto de desafíos interesantes... ⠀ ⠀ ⠀ ⠀
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