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    HIGHWAY 33 — ATARDECER.


    La carretera se abre, vacía como nunca en California. Las montañas en el horizonte, el sol bajando lento. El rugido de la Harley Davidson es lo único que se escucha, sin su chaleco de SAMCRO, el rubio conduce con la mirada perdida.


    "— California es tierra de contrastes. Libertad y condena, belleza y ruina… como la vida misma. A veces necesito dejar atrás Charming, el club, todo el ruido. Salgo a rodar para recordar quién era antes de que todo se jodiera. Antes de la sangre, antes de la traición. hay algo en la soledad del viaje que no puedes encontrar en ningún otro lugar. No hay lealtades, no hay decisiones que maten a tus hermanos. Solo el sonido del motor y el viento que te grita verdades que llevas años evitando. A veces me pregunto si el club me salvó… o si solo me dio una nueva forma de perderme."

    La presencia de uno de los tantos pueblos fantasma pasa inadvertida. Un cartel oxidado dice "Welcome to Santa Lucía “. Todo está cerrado, abandonado. No se detiene.


    "— He visto lo mejor y lo peor del hombre bajo el escudo de un parche. Y aun así, es en la carretera, solo, donde me siento más real. Más yo. Tal vez porque la soledad, por dura que sea, no te traiciona. Solo te acompaña. Y a veces, eso es todo lo que necesitas para seguir rodando."

    La figura difusa del rubio en la distancia se perdía, su silueta recortada contra el cielo naranja fue lo último que se vio de el aquel día.
    HIGHWAY 33 — ATARDECER. La carretera se abre, vacía como nunca en California. Las montañas en el horizonte, el sol bajando lento. El rugido de la Harley Davidson es lo único que se escucha, sin su chaleco de SAMCRO, el rubio conduce con la mirada perdida. "— California es tierra de contrastes. Libertad y condena, belleza y ruina… como la vida misma. A veces necesito dejar atrás Charming, el club, todo el ruido. Salgo a rodar para recordar quién era antes de que todo se jodiera. Antes de la sangre, antes de la traición. hay algo en la soledad del viaje que no puedes encontrar en ningún otro lugar. No hay lealtades, no hay decisiones que maten a tus hermanos. Solo el sonido del motor y el viento que te grita verdades que llevas años evitando. A veces me pregunto si el club me salvó… o si solo me dio una nueva forma de perderme." La presencia de uno de los tantos pueblos fantasma pasa inadvertida. Un cartel oxidado dice "Welcome to Santa Lucía “. Todo está cerrado, abandonado. No se detiene. "— He visto lo mejor y lo peor del hombre bajo el escudo de un parche. Y aun así, es en la carretera, solo, donde me siento más real. Más yo. Tal vez porque la soledad, por dura que sea, no te traiciona. Solo te acompaña. Y a veces, eso es todo lo que necesitas para seguir rodando." La figura difusa del rubio en la distancia se perdía, su silueta recortada contra el cielo naranja fue lo último que se vio de el aquel día.
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  • (voz baja, pausada, como un suspiro):
    “Un nuevo día... aunque, a decir verdad, todos los días aquí se sienten igual. El reloj avanza, pero el tiempo... no cambia.”

    [Toma su cofia con delicadeza, la acomoda sobre su cabello plateado.]

    “Perfecto. Ni una arruga, ni una falla. Las apariencias son lo único que permanece intacto en esta casa... incluso cuando todo lo demás se descompone.”

    [Camina hacia la puerta del pasillo principal, sus dedos rozan la pared.]

    “El polvo ha regresado. Otra vez. Aunque lo limpie cien veces, siempre vuelve. Como los recuerdos…”

    [Se detiene frente a una ventana, mirando hacia el jardín abandonado.]

    “Las flores no han florecido desde hace… ¿cuánto ya? Bah, da igual. Aunque renacieran, ¿quién las admiraría? ¿Quién tendría el valor de cruzar ese umbral maldito?”

    [Suspira con calma, no con tristeza, sino con resignación aprendida.]

    “Poco importa. El té debe estar caliente antes de la primera hora. Las reglas deben cumplirse, incluso si nadie más las recuerda. Incluso si solo yo quedo para obedecerlas.”

    [Su mirada se endurece apenas un instante, antes de sonreír otra vez con suavidad.]

    “Sí… Un nuevo día. El mismo ritual. La misma soledad. Y sin embargo, aquí sigo. Porque mientras yo respire… esta casa no dormirá del todo."
    (voz baja, pausada, como un suspiro): “Un nuevo día... aunque, a decir verdad, todos los días aquí se sienten igual. El reloj avanza, pero el tiempo... no cambia.” [Toma su cofia con delicadeza, la acomoda sobre su cabello plateado.] “Perfecto. Ni una arruga, ni una falla. Las apariencias son lo único que permanece intacto en esta casa... incluso cuando todo lo demás se descompone.” [Camina hacia la puerta del pasillo principal, sus dedos rozan la pared.] “El polvo ha regresado. Otra vez. Aunque lo limpie cien veces, siempre vuelve. Como los recuerdos…” [Se detiene frente a una ventana, mirando hacia el jardín abandonado.] “Las flores no han florecido desde hace… ¿cuánto ya? Bah, da igual. Aunque renacieran, ¿quién las admiraría? ¿Quién tendría el valor de cruzar ese umbral maldito?” [Suspira con calma, no con tristeza, sino con resignación aprendida.] “Poco importa. El té debe estar caliente antes de la primera hora. Las reglas deben cumplirse, incluso si nadie más las recuerda. Incluso si solo yo quedo para obedecerlas.” [Su mirada se endurece apenas un instante, antes de sonreír otra vez con suavidad.] “Sí… Un nuevo día. El mismo ritual. La misma soledad. Y sin embargo, aquí sigo. Porque mientras yo respire… esta casa no dormirá del todo."
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  • Mm...escuchar aquellos bellos sonidos de la ciudad musical

    ( En un parque sentado en el pasto mientras aquellos dulces sonidos forman una melodía que calma un alma en soledad)
    Mm...escuchar aquellos bellos sonidos de la ciudad musical ( En un parque sentado en el pasto mientras aquellos dulces sonidos forman una melodía que calma un alma en soledad)
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  • — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad...

    -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.-

    No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza..

    No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?..

    — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla..

    -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
    — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad... -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.- No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza.. No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?.. — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla.. -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
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  • — "La soledad es algo a lo que uno se acostumbra entre más tiempo pasa"
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    Una noche, una noche que no pertenecía a ningún calendario humano, mientras descansaba en su palacio de sombras líquidas, Morfeo cerró los ojos y se encontró en un prado de amapolas rojas. Y allí, entre la bruma del sueño que él no había creado, la vio.

    Tenía el cabello como un río de noche y la risa temblorosa como el cristal. No era mortal ni divina. No pertenecía a ningún sueño que él hubiese formado. Era libre, como si su sola existencia desafiara su poder. Habló con ella sin palabras, danzaron sin moverse, y cuando despertó, sí, él, Morfeo, despertó, la soledad lo golpeó como jamás lo habían hecho los siglos.

    Desde entonces, buscó ese rostro entre los sueños de los hombres. Bajó al lecho de reyes moribundos, se coló en los suspiros de los poetas, exploró los delírios de los locos. Pero nunca volvió a verla.

    Hasta que una joven mortal, dormida bajo un sauce en primavera, la soñó. Morfeo descendió con el sigilo de una caricia, dispuesto a observar. Y allí estaba otra vez: la mujer del sueño imposible, reencarnada en el deseo de aquella alma dormida. Comprendió entonces que no era un ser, sino una idea. Un anhelo colectivo que se filtraba entre los corazones del mundo. Ella era la manifestación del amor que no se puede tener, del recuerdo que nunca existió, del abrazo que nadie ha dado y todos esperan.

    Morfeo la amó sin poder poseerla.

    Y desde entonces, cada noche, baja al mundo con más cuidado. Ya no sólo para dar sueños, sino para encontrarse con ella, en fragmentos, en rostros, en gestos robados al subconsciente. Porque incluso los dioses, alguna vez, sueñan con amar lo inalcanzable...

    Y ese es su castigo, y su bendición.
    Una noche, una noche que no pertenecía a ningún calendario humano, mientras descansaba en su palacio de sombras líquidas, Morfeo cerró los ojos y se encontró en un prado de amapolas rojas. Y allí, entre la bruma del sueño que él no había creado, la vio. Tenía el cabello como un río de noche y la risa temblorosa como el cristal. No era mortal ni divina. No pertenecía a ningún sueño que él hubiese formado. Era libre, como si su sola existencia desafiara su poder. Habló con ella sin palabras, danzaron sin moverse, y cuando despertó, sí, él, Morfeo, despertó, la soledad lo golpeó como jamás lo habían hecho los siglos. Desde entonces, buscó ese rostro entre los sueños de los hombres. Bajó al lecho de reyes moribundos, se coló en los suspiros de los poetas, exploró los delírios de los locos. Pero nunca volvió a verla. Hasta que una joven mortal, dormida bajo un sauce en primavera, la soñó. Morfeo descendió con el sigilo de una caricia, dispuesto a observar. Y allí estaba otra vez: la mujer del sueño imposible, reencarnada en el deseo de aquella alma dormida. Comprendió entonces que no era un ser, sino una idea. Un anhelo colectivo que se filtraba entre los corazones del mundo. Ella era la manifestación del amor que no se puede tener, del recuerdo que nunca existió, del abrazo que nadie ha dado y todos esperan. Morfeo la amó sin poder poseerla. Y desde entonces, cada noche, baja al mundo con más cuidado. Ya no sólo para dar sueños, sino para encontrarse con ella, en fragmentos, en rostros, en gestos robados al subconsciente. Porque incluso los dioses, alguna vez, sueñan con amar lo inalcanzable... Y ese es su castigo, y su bendición.
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  • 📍 Club Eclipse — Salón VIP 🕯️ Medianoche, lluvia golpeando los ventanales 🎙️ Starter Individual a Sunoo Min
    Fandom OC
    Categoría Drama
    No todos los días terminaban sobre un escenario.
    Algunas noches, incluso el eco de las canciones debía silenciarse.

    La lluvia trazaba surcos irregulares en los ventanales, y el incienso colgaba en el aire, denso como los pensamientos que BLUEVEIL no compartía con nadie.

    Estaba allí, reclinado en el sillón de terciopelo, la mirada perdida en el reflejo distorsionado que devolvía el vidrio empañado.
    Un vaso intacto frente a él.
    Un abrigo deshecho sobre los hombros.
    La soledad era su única compañía habitual, y él no la discutía.

    Hasta que la puerta se abrió.

    No alzó la mirada de inmediato.
    No hacía falta.

    No lo conocía en persona.
    No habían cruzado palabra alguna.
    Pero lo había visto en todos los lugares donde su propio nombre no aparecía.

    Éxito fácil.
    Reconocimiento inmediato.
    Luces que parecían gravitar solas hacia quienes ni siquiera debían luchar por mantenerlas encendidas.

    Cerró los dedos alrededor de su vaso vacío con una lentitud medida.
    Cuando alzó finalmente la mirada, sus ojos se fijaron en el rostro del recién llegado.

    Y entonces habló, su voz baja, pulida, cortante como el filo oculto en un cumplido envenenado.

    —No pensé que las estrellas bajaran tan bajo.

    Se incorporó ligeramente, apoyando un codo en el reposabrazos, sin apartar los ojos de él.
    Hubiera sido descortés no presentarse, y él no era un hombre sin modales, aunque pocas veces le importara ejercerlos.

    —mi nombre es BLUEVEIL...

    Se presentó, breve, contenido, como quien ofrece un apretón de manos sin extenderla realmente

    —Supongo que no has oído hablar de mí. No te culpo. El ruido suele tapar los susurros.

    El vaso seguía intacto.
    La tormenta seguía golpeando los cristales.
    Y esa noche, BLUEVEIL no esperaba ser recordado.
    Solo necesitaba recordar a otros por qué había aprendido a vivir en silencio.
    No todos los días terminaban sobre un escenario. Algunas noches, incluso el eco de las canciones debía silenciarse. La lluvia trazaba surcos irregulares en los ventanales, y el incienso colgaba en el aire, denso como los pensamientos que BLUEVEIL no compartía con nadie. Estaba allí, reclinado en el sillón de terciopelo, la mirada perdida en el reflejo distorsionado que devolvía el vidrio empañado. Un vaso intacto frente a él. Un abrigo deshecho sobre los hombros. La soledad era su única compañía habitual, y él no la discutía. Hasta que la puerta se abrió. No alzó la mirada de inmediato. No hacía falta. No lo conocía en persona. No habían cruzado palabra alguna. Pero lo había visto en todos los lugares donde su propio nombre no aparecía. Éxito fácil. Reconocimiento inmediato. Luces que parecían gravitar solas hacia quienes ni siquiera debían luchar por mantenerlas encendidas. Cerró los dedos alrededor de su vaso vacío con una lentitud medida. Cuando alzó finalmente la mirada, sus ojos se fijaron en el rostro del recién llegado. Y entonces habló, su voz baja, pulida, cortante como el filo oculto en un cumplido envenenado. —No pensé que las estrellas bajaran tan bajo. Se incorporó ligeramente, apoyando un codo en el reposabrazos, sin apartar los ojos de él. Hubiera sido descortés no presentarse, y él no era un hombre sin modales, aunque pocas veces le importara ejercerlos. —mi nombre es BLUEVEIL... Se presentó, breve, contenido, como quien ofrece un apretón de manos sin extenderla realmente —Supongo que no has oído hablar de mí. No te culpo. El ruido suele tapar los susurros. El vaso seguía intacto. La tormenta seguía golpeando los cristales. Y esa noche, BLUEVEIL no esperaba ser recordado. Solo necesitaba recordar a otros por qué había aprendido a vivir en silencio.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    30
    Estado
    Terminado
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  • The Bloody Coffee - The Meeting
    Fandom Jujutsu Kaisen/Original.
    Categoría Slice of Life
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Cafetería Nébula, 2:03 a. m.
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Colorado, USA.

    ⠀⠀Una nevada fina golpeaba los ventanales como dedos impacientes. El vapor de las tazas flotaba en el aire, trazando formas efímeras que a Tascio le resultaban... familiares.

    ⠀⠀Estaba sentado al fondo, donde la luz era más tenue y la soledad, más cómoda. Su abrigo oscuro colgaba como una sombra más de su silueta. Frente a él, un café negro apenas tocado, y un cuaderno lleno de garabatos, sellos, y palabras que no pronunciaba desde hacía semanas. Mucha simbología perdida, incluso en la portada, hasta pequeños garabatos en la mesa, mostrando lo desordenado de sus pensamientos, obsesivo de su objetivo.

    ⠀⠀La ciudad dormía. Pero él no. La noche es joven.

    ⠀⠀Sintió el cambio antes de oírlo: una presión sutil, como si el aire se doblara para no tocar algo.
    ⠀⠀El timbre de la puerta ni siquiera sonó. No se escucharon pasos, solo la tenue luz del local pudo dar la imagen que daba origen a esa atmósfera. Una mujer, de buenas proporciones, ojos cuales rubíes, y esa caballera negra lisa, con los bordados de la luz sobre ella, similar al estrellado cielo.

    ⠀⠀La vio entrar. E inmediatamente supo que lo natural había sido pateado por la puerta, el de ojos malva miró a la mujer, detenidamente. Da igual si se diera cuenta, le fascinaba y de alguna manera, quería que ella lo supiera.

    ⠀⠀El aura que emitía esa mujer era maleficio puro. Abrazaba su figura como un vestido aterciopelado, elegante, distinto a cualquier tela.

    ⠀⠀Sonrió, sin levantar la vista del cuaderno. El cual cerró.

    ⠀⠀Alzó la cabeza, y con el ánimo de alguien que invita a lo prohibido, con un temple indemne se acercó, su figura musculada entonces cortó cualquier distancia e... ¡Invadió su espacio personal!
    ⠀⠀⸻ "¿De dónde eres?¿qué eres?¿cómo te llamas?¿te gustan los wafles?" ⸻ Incluso la sacudió brevemente. Ahora, su expresión parecía la de un fanático obsesivo.

    ⠀⠀Aquella criatura de la noche había despertado algo terrorífico con su mera presencia: el fanatismo de un adicto a la mitología.

    𝙀𝙢𝙚𝙢 𝙇𝙤𝙪𝙞𝙨
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Cafetería Nébula, 2:03 a. m. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Colorado, USA. ⠀⠀Una nevada fina golpeaba los ventanales como dedos impacientes. El vapor de las tazas flotaba en el aire, trazando formas efímeras que a Tascio le resultaban... familiares. ⠀⠀Estaba sentado al fondo, donde la luz era más tenue y la soledad, más cómoda. Su abrigo oscuro colgaba como una sombra más de su silueta. Frente a él, un café negro apenas tocado, y un cuaderno lleno de garabatos, sellos, y palabras que no pronunciaba desde hacía semanas. Mucha simbología perdida, incluso en la portada, hasta pequeños garabatos en la mesa, mostrando lo desordenado de sus pensamientos, obsesivo de su objetivo. ⠀⠀La ciudad dormía. Pero él no. La noche es joven. ⠀⠀Sintió el cambio antes de oírlo: una presión sutil, como si el aire se doblara para no tocar algo. ⠀⠀El timbre de la puerta ni siquiera sonó. No se escucharon pasos, solo la tenue luz del local pudo dar la imagen que daba origen a esa atmósfera. Una mujer, de buenas proporciones, ojos cuales rubíes, y esa caballera negra lisa, con los bordados de la luz sobre ella, similar al estrellado cielo. ⠀⠀La vio entrar. E inmediatamente supo que lo natural había sido pateado por la puerta, el de ojos malva miró a la mujer, detenidamente. Da igual si se diera cuenta, le fascinaba y de alguna manera, quería que ella lo supiera. ⠀⠀El aura que emitía esa mujer era maleficio puro. Abrazaba su figura como un vestido aterciopelado, elegante, distinto a cualquier tela. ⠀⠀Sonrió, sin levantar la vista del cuaderno. El cual cerró. ⠀⠀Alzó la cabeza, y con el ánimo de alguien que invita a lo prohibido, con un temple indemne se acercó, su figura musculada entonces cortó cualquier distancia e... ¡Invadió su espacio personal! ⠀⠀⸻ "¿De dónde eres?¿qué eres?¿cómo te llamas?¿te gustan los wafles?" ⸻ Incluso la sacudió brevemente. Ahora, su expresión parecía la de un fanático obsesivo. ⠀⠀Aquella criatura de la noche había despertado algo terrorífico con su mera presencia: el fanatismo de un adicto a la mitología. ⠀ [EmemL0uis]
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    Grupal
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  • —Sakura permaneció recargado contra la pared del pasillo vacío, el uniforme un poco desajustado, como si ya hubiera librado demasiadas batallas en un solo día. No había nadie alrededor, y eso… no era nuevo.—

    "Cuando no tengo a nadie cerca… no se siente como soledad, exactamente. Se siente como existir en modo invisible. Como si todo el mundo siguiera girando, y yo estuviera solo en pausa."

    —Hablaba sin dramatismo, con esa calma que viene de acostumbrarse demasiado al silencio. Su voz era firme, pero en el fondo vibraba una grieta que no pedía lástima… solo ser notada.—

    "No es que me moleste estar solo. Aprendí a moverme entre la gente sin esperar que se queden. Lo que pesa… es darte cuenta de que incluso cuando haces todo bien, nadie se queda lo suficiente para preguntarte si estás bien."

    —Se cruzó de brazos, mirando a la nada con los ojos cargados de algo entre resignación y fuego contenido.—

    "A veces solo quisiera que alguien me viera. No por lo que aparento. No por lo que esperan. Solo… que me vean. Y aun así, elijo seguir en pie. Porque si no tengo a nadie… al menos me tengo a mí."
    —Sakura permaneció recargado contra la pared del pasillo vacío, el uniforme un poco desajustado, como si ya hubiera librado demasiadas batallas en un solo día. No había nadie alrededor, y eso… no era nuevo.— "Cuando no tengo a nadie cerca… no se siente como soledad, exactamente. Se siente como existir en modo invisible. Como si todo el mundo siguiera girando, y yo estuviera solo en pausa." —Hablaba sin dramatismo, con esa calma que viene de acostumbrarse demasiado al silencio. Su voz era firme, pero en el fondo vibraba una grieta que no pedía lástima… solo ser notada.— "No es que me moleste estar solo. Aprendí a moverme entre la gente sin esperar que se queden. Lo que pesa… es darte cuenta de que incluso cuando haces todo bien, nadie se queda lo suficiente para preguntarte si estás bien." —Se cruzó de brazos, mirando a la nada con los ojos cargados de algo entre resignación y fuego contenido.— "A veces solo quisiera que alguien me viera. No por lo que aparento. No por lo que esperan. Solo… que me vean. Y aun así, elijo seguir en pie. Porque si no tengo a nadie… al menos me tengo a mí."
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  • — Después de todo si necesito un trago, aveces la soledad no es mala compañía.—
    — Después de todo si necesito un trago, aveces la soledad no es mala compañía.—
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