• Es mi prisión, que maduró y todo esfumó
    No ha cambiado, estoy cansado de fingir sin fin
    Más tú entraste cuál brillo en la oscuridad
    Emociones que nunca sentí
    ¿Qué hay de ti o de mí? Una farsa, un horror
    Soy aquel que creyó ciego en tu tentación
    En alto estás, en soledad no puedes aguantar
    No tengo voz, ni elección
    De oro es mi prisión
    Es mi prisión, que maduró y todo esfumó No ha cambiado, estoy cansado de fingir sin fin Más tú entraste cuál brillo en la oscuridad Emociones que nunca sentí ¿Qué hay de ti o de mí? Una farsa, un horror Soy aquel que creyó ciego en tu tentación En alto estás, en soledad no puedes aguantar No tengo voz, ni elección De oro es mi prisión
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  • Y los ojos se le oscurecieron,
    Eran gotas negras de un mismo tono,
    Postrada ante el vacio veía desangrar su vida,
    Las heridas no le causaban el dolor,
    Era el dolor su estigma entre el silencio.



    El torrente de silencio acariciaba su pelo rojizo,
    Era ver encenderse tras el sol marchito,
    Su mirada se perdía entre la gente,
    Buscaba la libertad entre sus dientes,
    Oscura era su atadura, y las cadenas se desprendían.



    La melodía de su eco era el repique del silencio,
    Era la lluvia ahogada en su mirada,
    Cuando sus manos eran trozos de leña seca,
    Y en su frente marcaba la señal de su soledad.



    El suelo de sus pies era el hielo de su alma,
    Su corazón eran pedazos rocas caídas,
    Su voz la desquebrajaba el viento,
    En su tiempo todo se perdía.



    Lleva su espada infundada,
    Con la más pura sangre derramada,
    Era la dama del infierno,
    La que fragmentaba su alma en el fuego.



    Eran suicidas sus pensamientos,
    La que vuela a lo lejos,
    Era su destino un oscuro camino,
    Lleva en sus manos el vacio de sus pensamientos.
    Y los ojos se le oscurecieron, Eran gotas negras de un mismo tono, Postrada ante el vacio veía desangrar su vida, Las heridas no le causaban el dolor, Era el dolor su estigma entre el silencio. El torrente de silencio acariciaba su pelo rojizo, Era ver encenderse tras el sol marchito, Su mirada se perdía entre la gente, Buscaba la libertad entre sus dientes, Oscura era su atadura, y las cadenas se desprendían. La melodía de su eco era el repique del silencio, Era la lluvia ahogada en su mirada, Cuando sus manos eran trozos de leña seca, Y en su frente marcaba la señal de su soledad. El suelo de sus pies era el hielo de su alma, Su corazón eran pedazos rocas caídas, Su voz la desquebrajaba el viento, En su tiempo todo se perdía. Lleva su espada infundada, Con la más pura sangre derramada, Era la dama del infierno, La que fragmentaba su alma en el fuego. Eran suicidas sus pensamientos, La que vuela a lo lejos, Era su destino un oscuro camino, Lleva en sus manos el vacio de sus pensamientos.
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  • Once Upon a Siren
    Fandom OC
    Categoría Original
    Gin Katsuragi

    Aquella noche parecía estar perfectamente acompañada por el sonido de las hojas mecidas por el viento que entonaban una melodía triste como si la misma naturaleza pudiera percibir lo que pasaba por su mente y su corazón. Miyabi abrió los ojos lentamente notando que el sudor frío que solía cubrir su frente al despertar no estaba.

    Por primera vez en tanto tiempo la pesadilla repetitiva no había venido a buscarla. La aldea devorada por las llamas, las voces ahogadas por el humo, la soledad gritando en su pecho se habían desvanecido en un silencio inusualmente pacífico. Sí, era la primera vez que amanecía sin dolor o miedo y solo podía atribuírselo a Gin.

    Su primer encuentro había sido tan improbable y violento en sus inicios, ella había intentado matarlo al confundirlo con un miembro del fenix negro. Él, en lugar de atacar de vuelta se había transformado en algo que desafiaba toda lógica acogiéndola a pesar de sus amenazas, entendiendo sus motivos y sobretodo su dolor.

    "¿Cómo era posible que, en tan poco tiempo, alguien pudiera convertirse en un refugio?" Pensó cuando sus ojos se pasearon por el rostro pacífico de Gin quién parecia descansar tranquilo a su lado. Sabía que aunque él no pudiera leer su mente, de alguna extraña manera podía percibir lo que sentía. La luz de las velas de la habitación comenzaba a extinguirse aunque la luna brindara suficiente luz para notar los detalles en el rostro del hombre que tenía al lado.

    Miyabi se sentó cerca a la ventana abrazando sus rodillas contra el pecho con los ojos clavados en la cicatriz que brillaba en su muñeca con un tenue fulgor azulado. La marca de su misión. Un recordatorio vivo de lo que era y de lo que tenía que hacer.

    Las voces susurraban en los bordes de su conciencia, lejanas pero insistentes: "Aún no ha terminado. No puedes permitirte sentir." Pero ya era demasiado tarde. Su corazón latía con una fuerza que no conocía desde antes de perderlo todo. Cada vez que Gin estaba cerca, sentía que algo dentro de ella se encendía, algo que había enterrado con los restos de su pasado.
    "¿Qué soy para ti, Gin?"

    La pregunta había quedado flotando entre ellos como algo que no se había atrevido a preguntar en voz alta aunque lo sabía y temía a la respuesta tanto como a las sombras que la seguían. Aquellas que no conocían el descanso.

    Por mucho que él prometiera protegerla, una parte de ella sabía que la batalla aún no había terminado y algo que él no sabia era que tal vez la verdadera lucha de Miyabi no era contra los fantasmas del pasado sino contra el miedo a vivir, a no ser merecedora a lo que se le fue negado al resto de su aldea.

    Esa noche, mientras el cielo comenzaba a teñirse de estrellas, Miyabi se levantó en silencio; sus manos parecían cobrar posesión de aquella pluma que Gin había dejado sobre el escritorio escribiendo algo que sólo él comprendería, una referencia al lugar que había dado inicio a todo, el primer encuentro en alguna otra vida que habia generado aquella chispa entre ellos y una promesa rota de su parte que no pensaba volver a romper. Quería estar con Gin para siempre y para éso tenía que llevarlo con ella a descubrir aquello que le impedía sentir profundamente con todo el corazón.

    La marea parecía más fuerte que la última vez que estuvo en ese lugar. El sonido del viento y de las olas golpeando el muelle era lo único que la acompañaban, la cicatriz en su muñeca parecía haberse calmado producto en parte de aquel alejamiento, como si fuera una recompensa a estar sola. Sabia que Gin llegaría pronto, podía sentirlo en su corazón por lo que sólo se dedicó a esperar mientras miles de burbujas se formaban en el infinito océano frente a ella.
    [Katsuragi01] Aquella noche parecía estar perfectamente acompañada por el sonido de las hojas mecidas por el viento que entonaban una melodía triste como si la misma naturaleza pudiera percibir lo que pasaba por su mente y su corazón. Miyabi abrió los ojos lentamente notando que el sudor frío que solía cubrir su frente al despertar no estaba. Por primera vez en tanto tiempo la pesadilla repetitiva no había venido a buscarla. La aldea devorada por las llamas, las voces ahogadas por el humo, la soledad gritando en su pecho se habían desvanecido en un silencio inusualmente pacífico. Sí, era la primera vez que amanecía sin dolor o miedo y solo podía atribuírselo a Gin. Su primer encuentro había sido tan improbable y violento en sus inicios, ella había intentado matarlo al confundirlo con un miembro del fenix negro. Él, en lugar de atacar de vuelta se había transformado en algo que desafiaba toda lógica acogiéndola a pesar de sus amenazas, entendiendo sus motivos y sobretodo su dolor. "¿Cómo era posible que, en tan poco tiempo, alguien pudiera convertirse en un refugio?" Pensó cuando sus ojos se pasearon por el rostro pacífico de Gin quién parecia descansar tranquilo a su lado. Sabía que aunque él no pudiera leer su mente, de alguna extraña manera podía percibir lo que sentía. La luz de las velas de la habitación comenzaba a extinguirse aunque la luna brindara suficiente luz para notar los detalles en el rostro del hombre que tenía al lado. Miyabi se sentó cerca a la ventana abrazando sus rodillas contra el pecho con los ojos clavados en la cicatriz que brillaba en su muñeca con un tenue fulgor azulado. La marca de su misión. Un recordatorio vivo de lo que era y de lo que tenía que hacer. Las voces susurraban en los bordes de su conciencia, lejanas pero insistentes: "Aún no ha terminado. No puedes permitirte sentir." Pero ya era demasiado tarde. Su corazón latía con una fuerza que no conocía desde antes de perderlo todo. Cada vez que Gin estaba cerca, sentía que algo dentro de ella se encendía, algo que había enterrado con los restos de su pasado. "¿Qué soy para ti, Gin?" La pregunta había quedado flotando entre ellos como algo que no se había atrevido a preguntar en voz alta aunque lo sabía y temía a la respuesta tanto como a las sombras que la seguían. Aquellas que no conocían el descanso. Por mucho que él prometiera protegerla, una parte de ella sabía que la batalla aún no había terminado y algo que él no sabia era que tal vez la verdadera lucha de Miyabi no era contra los fantasmas del pasado sino contra el miedo a vivir, a no ser merecedora a lo que se le fue negado al resto de su aldea. Esa noche, mientras el cielo comenzaba a teñirse de estrellas, Miyabi se levantó en silencio; sus manos parecían cobrar posesión de aquella pluma que Gin había dejado sobre el escritorio escribiendo algo que sólo él comprendería, una referencia al lugar que había dado inicio a todo, el primer encuentro en alguna otra vida que habia generado aquella chispa entre ellos y una promesa rota de su parte que no pensaba volver a romper. Quería estar con Gin para siempre y para éso tenía que llevarlo con ella a descubrir aquello que le impedía sentir profundamente con todo el corazón. La marea parecía más fuerte que la última vez que estuvo en ese lugar. El sonido del viento y de las olas golpeando el muelle era lo único que la acompañaban, la cicatriz en su muñeca parecía haberse calmado producto en parte de aquel alejamiento, como si fuera una recompensa a estar sola. Sabia que Gin llegaría pronto, podía sentirlo en su corazón por lo que sólo se dedicó a esperar mientras miles de burbujas se formaban en el infinito océano frente a ella.
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  • La obscuridad,es mi aliada , la soledad mi amiga y si las junto hago un trío perfecto , maldigo el día que volví a sentir algo por alguien .
    La obscuridad,es mi aliada , la soledad mi amiga y si las junto hago un trío perfecto , maldigo el día que volví a sentir algo por alguien .
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  • ∆ Aún me pone mal, saber que te has ido sin saber el porqué.
    Pero está en mi ahora el esperar el olvido, aquel lugar que era para ti... Ahora la ocupa nuevamente mi ex novia la soledad. ∆
    ∆ Aún me pone mal, saber que te has ido sin saber el porqué. Pero está en mi ahora el esperar el olvido, aquel lugar que era para ti... Ahora la ocupa nuevamente mi ex novia la soledad. ∆
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  • "Es tal y como dicen, aquellos que sonríen con más felicidad, son en verdad aquellos que están más rotos, los que no tienen otra opción, mas que ser fuertes en soledad"
    "Es tal y como dicen, aquellos que sonríen con más felicidad, son en verdad aquellos que están más rotos, los que no tienen otra opción, mas que ser fuertes en soledad"
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  • La diosa que olvidó su libertad
    Parte 3

    Mientras Hestia caminaba despacio mirando la ropa colgada en ganchos en los muebles mostradores, Patricia comienza a seguirla como si la misma Patricia estuviera vigilando de cerca los movimientos de la pelirroja…

    Patricia: —¿Sabes?... Siempre pensé que el rock y el metal son la música de los dioses, pero ahora que lo pienso, el rock y el metal hablan de motos y viajar en libertad… así que… no creo que la “diosa del hogar”, la diosa que prefiere quedarse en casa… sea compatible con el estilo de vida del rock…

    Hestia: —Un hogar no es solo una casa. Tu hogar está donde está tu familia.

    Patricia: —¡Bien contestado! ¡Jajaja! Veo que ya aprendiste la filosofía del rock.

    Mientras Hestia voltea a ver la ventana con la noche estrellada…

    Hestia: —Pasé tanto tiempo dentro de ese lugar… que casi olvido que podía salir… y viajar…

    Patricia: —…Eso es bueno… el rock te recordó que eres libre… entonces sal. Viaja ahora mientras eres joven. Pero no olvides avisar a tu familia, o se van a preocupar.

    Hestia voltea a ver a la niña con una sonrisa…

    Hestia: —Mi familia jamás se preocupa por nada. Además, la mayoría de ellos están viajando y haciendo de las suyas. Yo también merezco ser libre…

    Patricia: —¡Bien dicho!

    Volvieron a quedar en silencio… ahora Patricia cree entender más quién es la pelirroja. Cree que es una chica rica, su familia siempre sale de viaje por placer o negocios y la han dejado en casa, por eso siempre estuvo encerrada en su lujosa casa. Escapó de ahí y ahora está aquí en esta tienda descubriendo el rock y el metal, algo que los ricos jamás escuchan. Y claro, esta chica rica en su soledad desarrolló el “complejo de diosa” y de verdad se cree que es una diosa griega… incluso se viste como una…

    Patricia toca con los dedos la blanca tela de la toga de Hestia. La tela es de un algodón tan suave que parece tocar algo hecho de niebla, y el color blanco es tan puro que parece que tiene luz propia.

    Patricia: —WOW… esta tela debe ser carísima… ¿es algodón egipcio o algo así?

    Hestia voltea a ver a la niña que está examinando un borde de la toga. Con tranquilidad sonríe y responde.

    Hestia: —No es algodón egipcio. Esta toga fue tejida con algodón sagrado de los campos Elíseos. Es muy cómoda… pero ya me aburrió. Veo que la ropa que tienes aquí es muy similar a la ropa que visten en los videos que vimos…

    Patricia: —¡Claro que sí! …En esta tienda vendemos todo tipo de objetos para los rockeros: ropa, accesorios, algunos instrumentos de música… y claro, muchos discos y DVDs con música. Incluso tenemos una amplia colección de acetatos originales… están en venta, pero la verdad son algo caros porque son para coleccionis…

    Patricia dejó de hablar repentinamente porque se quedó paralizada al ver lo que Hestia hizo… desató un nudo oculto en su cintura y la toga cayó al suelo. Hestia estaba desnuda bajo la toga y ahora está de pie totalmente desnuda delante de Patricia… Patricia está con la boca abierta, detrás de Hestia, admirando la espalda, las piernas y el hermoso y amplio trasero desnudo de la mujer pelirroja…hestia ya encontró una prenda que le gustó y a decidido probarse la ...

    La diosa que olvidó su libertad Parte 3 Mientras Hestia caminaba despacio mirando la ropa colgada en ganchos en los muebles mostradores, Patricia comienza a seguirla como si la misma Patricia estuviera vigilando de cerca los movimientos de la pelirroja… Patricia: —¿Sabes?... Siempre pensé que el rock y el metal son la música de los dioses, pero ahora que lo pienso, el rock y el metal hablan de motos y viajar en libertad… así que… no creo que la “diosa del hogar”, la diosa que prefiere quedarse en casa… sea compatible con el estilo de vida del rock… Hestia: —Un hogar no es solo una casa. Tu hogar está donde está tu familia. Patricia: —¡Bien contestado! ¡Jajaja! Veo que ya aprendiste la filosofía del rock. Mientras Hestia voltea a ver la ventana con la noche estrellada… Hestia: —Pasé tanto tiempo dentro de ese lugar… que casi olvido que podía salir… y viajar… Patricia: —…Eso es bueno… el rock te recordó que eres libre… entonces sal. Viaja ahora mientras eres joven. Pero no olvides avisar a tu familia, o se van a preocupar. Hestia voltea a ver a la niña con una sonrisa… Hestia: —Mi familia jamás se preocupa por nada. Además, la mayoría de ellos están viajando y haciendo de las suyas. Yo también merezco ser libre… Patricia: —¡Bien dicho! Volvieron a quedar en silencio… ahora Patricia cree entender más quién es la pelirroja. Cree que es una chica rica, su familia siempre sale de viaje por placer o negocios y la han dejado en casa, por eso siempre estuvo encerrada en su lujosa casa. Escapó de ahí y ahora está aquí en esta tienda descubriendo el rock y el metal, algo que los ricos jamás escuchan. Y claro, esta chica rica en su soledad desarrolló el “complejo de diosa” y de verdad se cree que es una diosa griega… incluso se viste como una… Patricia toca con los dedos la blanca tela de la toga de Hestia. La tela es de un algodón tan suave que parece tocar algo hecho de niebla, y el color blanco es tan puro que parece que tiene luz propia. Patricia: —WOW… esta tela debe ser carísima… ¿es algodón egipcio o algo así? Hestia voltea a ver a la niña que está examinando un borde de la toga. Con tranquilidad sonríe y responde. Hestia: —No es algodón egipcio. Esta toga fue tejida con algodón sagrado de los campos Elíseos. Es muy cómoda… pero ya me aburrió. Veo que la ropa que tienes aquí es muy similar a la ropa que visten en los videos que vimos… Patricia: —¡Claro que sí! …En esta tienda vendemos todo tipo de objetos para los rockeros: ropa, accesorios, algunos instrumentos de música… y claro, muchos discos y DVDs con música. Incluso tenemos una amplia colección de acetatos originales… están en venta, pero la verdad son algo caros porque son para coleccionis… Patricia dejó de hablar repentinamente porque se quedó paralizada al ver lo que Hestia hizo… desató un nudo oculto en su cintura y la toga cayó al suelo. Hestia estaba desnuda bajo la toga y ahora está de pie totalmente desnuda delante de Patricia… Patricia está con la boca abierta, detrás de Hestia, admirando la espalda, las piernas y el hermoso y amplio trasero desnudo de la mujer pelirroja…hestia ya encontró una prenda que le gustó y a decidido probarse la ...
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  • 𝑨 𝒄𝒂𝒍𝒎 𝒅𝒂𝒚
    Fandom Harry Potter
    Categoría Slice of Life
    Eran pocas las veces en las que se podía estar tranquila en la Sala Común de Slytherin. Ya fuese por algún que otro partido de Quidditch o algún examen cercano, siempre parecía haber movimiento.

    Era por eso que en cuanto Astoria vio que estaba vacía, no tardó en correr hasta su cuarto para coger un libro. Nunca le había disgustado la soledad, y no iba a empezar a renegar de ella ahora.

    Se dejó caer en el mullido sofá, estirándose cuan larga era para ocupar completamente el mismo mientras reanudaba su lectura.
    Pero hubo un ruido que la hizo fruncir el ceño. Sin apartar su libro, pudo ver que por las escaleras llegaba Draco Malfoy y se limitó a volver a su lectura. Si no hacía ruido era probable que no la viese.
    Eran pocas las veces en las que se podía estar tranquila en la Sala Común de Slytherin. Ya fuese por algún que otro partido de Quidditch o algún examen cercano, siempre parecía haber movimiento. Era por eso que en cuanto Astoria vio que estaba vacía, no tardó en correr hasta su cuarto para coger un libro. Nunca le había disgustado la soledad, y no iba a empezar a renegar de ella ahora. Se dejó caer en el mullido sofá, estirándose cuan larga era para ocupar completamente el mismo mientras reanudaba su lectura. Pero hubo un ruido que la hizo fruncir el ceño. Sin apartar su libro, pudo ver que por las escaleras llegaba [Drac0Malf0y] y se limitó a volver a su lectura. Si no hacía ruido era probable que no la viese.
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  • Y de nuevo en la soledad, pero lo prefiero, ahora si descansaré mucho
    Y de nuevo en la soledad, pero lo prefiero, ahora si descansaré mucho
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  • -estaba en el baño, mientras el agua caia por mi cuerpo ese liquido bajaba por el desague, ese liquido del color rojo, un rojo carmin profundo, derramando lagrimas, pasando saliva aunque se me dificultaba,por el nudo en la garganta y mi estomago, cuando sali del baño, fui y agarre un pequeño relicarioencima de mi mesita de noche, mirando las medicinas, para ir callendo de rodillas, para despues agarrar mi telefono, viendo que mika me habia dejado su telefono, pero no queria molestarlo, no, no ahora y menos con mis problemas y soledad-

    haaa.....que debo hacer

    -dije soltando un gran suspiro, cerrando el relicario dejandolo a un lado, aun en toalla fui, y me puse mi pijama, llendo por una copa y una botella de vino, sirviendome una copa mirando el ventanal, abrazandome a mi misma-

    Mika Xiao Kim
    -estaba en el baño, mientras el agua caia por mi cuerpo ese liquido bajaba por el desague, ese liquido del color rojo, un rojo carmin profundo, derramando lagrimas, pasando saliva aunque se me dificultaba,por el nudo en la garganta y mi estomago, cuando sali del baño, fui y agarre un pequeño relicarioencima de mi mesita de noche, mirando las medicinas, para ir callendo de rodillas, para despues agarrar mi telefono, viendo que mika me habia dejado su telefono, pero no queria molestarlo, no, no ahora y menos con mis problemas y soledad- haaa.....que debo hacer -dije soltando un gran suspiro, cerrando el relicario dejandolo a un lado, aun en toalla fui, y me puse mi pijama, llendo por una copa y una botella de vino, sirviendome una copa mirando el ventanal, abrazandome a mi misma- [fable_silver_frog_194]
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