• —Los humanos jamás cambiarán su naturaleza destructiva; es de público conocimiento que destruyen todo lo que tocan, todo lo que rozan —dijo con voz ronca mientras elevaba la botella.

    —Y henos aquí, dispuestos a sacrificar todo con tal de salvar su evolución, de velar por su seguridad y de dejarnos matar por aquellos que nos desprecian —concluyó luego de verter el contenido en la taza.

    El alquimista Alex se encontraba muy lejos de sus aposentos, en la lejana tierra oriental del este, en un pequeño y estrecho lugar apartado de las miradas curiosas que algunos aventureros conocían; era el lugar perfecto para meditar y para encontrar la introspección profunda que el maestro de las artes arcanas tanto estaba necesitando. Su viaje había sido un sinfín de peligros y distracciones, deteniéndose para ayudar a viajeros y mercaderes, luchar contra ominosas criaturas y asesinos de las colinas, incluso algún que otro sicario contratado para eliminarlo; la mayoría de todas ellas siendo solucionadas con acero y sangre de por medio.

    Estaba agotado; su viaje había durado mucho más de lo que se propuso en primer lugar. Aun siendo un mutante ascendido y de poseer una resistencia superior al común denominador de criaturas y seres mágicos, el susodicho aun necesitaba descansar después de intensas jornadas sin dormir o comer…

    Se dijo a sí mismo que no debía pensar en nada ni nadie; debía mantener sus sentidos centrados y agudizados para sus próximas misiones, pero un pequeño viaje al "Templo de los arroyos", el lugar en el cual ahora se encontraba reponiendo energías y descansando su alma, nunca le venía mal.
    —Los humanos jamás cambiarán su naturaleza destructiva; es de público conocimiento que destruyen todo lo que tocan, todo lo que rozan —dijo con voz ronca mientras elevaba la botella. —Y henos aquí, dispuestos a sacrificar todo con tal de salvar su evolución, de velar por su seguridad y de dejarnos matar por aquellos que nos desprecian —concluyó luego de verter el contenido en la taza. El alquimista Alex se encontraba muy lejos de sus aposentos, en la lejana tierra oriental del este, en un pequeño y estrecho lugar apartado de las miradas curiosas que algunos aventureros conocían; era el lugar perfecto para meditar y para encontrar la introspección profunda que el maestro de las artes arcanas tanto estaba necesitando. Su viaje había sido un sinfín de peligros y distracciones, deteniéndose para ayudar a viajeros y mercaderes, luchar contra ominosas criaturas y asesinos de las colinas, incluso algún que otro sicario contratado para eliminarlo; la mayoría de todas ellas siendo solucionadas con acero y sangre de por medio. Estaba agotado; su viaje había durado mucho más de lo que se propuso en primer lugar. Aun siendo un mutante ascendido y de poseer una resistencia superior al común denominador de criaturas y seres mágicos, el susodicho aun necesitaba descansar después de intensas jornadas sin dormir o comer… Se dijo a sí mismo que no debía pensar en nada ni nadie; debía mantener sus sentidos centrados y agudizados para sus próximas misiones, pero un pequeño viaje al "Templo de los arroyos", el lugar en el cual ahora se encontraba reponiendo energías y descansando su alma, nunca le venía mal.
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  • Quién lo diría, pero aquí afuera las cosas han cambiado mucho.
    18 años no pasan en balde. Ahora hay más extranjeros en las calles, veo más cosas internacionales, pero hay algo que no logro descifrar.
    ¿cómo hicieron los sicarios para ahora ser vendedores de bienes raíces, dueños de embarcaciones, agentes de vacaciones, inversionistas y .....dueños de idols?
    Malditos perros, yo quiero conocer un idol.
    Quién lo diría, pero aquí afuera las cosas han cambiado mucho. 18 años no pasan en balde. Ahora hay más extranjeros en las calles, veo más cosas internacionales, pero hay algo que no logro descifrar. ¿cómo hicieron los sicarios para ahora ser vendedores de bienes raíces, dueños de embarcaciones, agentes de vacaciones, inversionistas y .....dueños de idols? Malditos perros, yo quiero conocer un idol.
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  • IL MORTO CHE IMPLORA:PARTE 2/3


    —La suma sacerdotiza le dio una habitación de su mansión para quedarse por un tiempo,al anochecer ella se encontraba en el patio trasero,era un espacio enorme con algunas plantas a su alrededor,encima de ellos estaba la luna qué los acompañaría en todos sus entrenamientos—


    Suma Sacerdotiza:"Cosa puoi fare in combattimento?"

    [¿Que sabes hacer en combate?]

    —Pregunto la mujer—

    —Sono un bravo tiratore, esperto in tutti i tipi di armi da fuoco a tutte le distanze

    [Soy un fino tirador,experto en todo tipo de armas de fuego a todo tipo de distancias]

    —Aquella mujer solo se rio,para luego mirarlo a los ojos de manera seria—

    Suma Sacerdotiza:"Le armi da fuoco sono un'invenzione che rende gli esseri umani molto più idioti, funzionano solo per i codardi che non attaccano frontalmente, durante i miei insegnamenti non userai quella, utilizzerai le tue mani e tutto ciò che avrai a portata di mano come un'arma mortale, "Farò in modo che pistole e fucili sembrino una cosa del passato"

    [Las armas de fuego son un invento que hace al humano mucho mas idiota,solo sirven para los cobardes que no atacan de frente,durante mis enseñanzas no usaras eso,usaras tus manos y todo lo que tengas a mano como un arma mortal,hare que las pistolas y rifles parezcan una cosa del pasado]


    —Y ella cumplió sus palabras aquella noche,durante 6 meses,aquella mujer lo instruyó de manera profunda en las artes marciales de todo tipo y en el fino arte de la espada,enseñándole todo tipo de forma de combate,desde las barbaricas peleas de los caballeros medievales hasta la fascinante forma de combate de los mejores samurai de la historia,en el séptimo mes,cuando aquella mujer casi lo aceptaba como su propio hijo,decidió darle el regalo más valioso y único que le dio jamás a uno de sus Alumnos—


    Suma Sacerdotiza:"Mio caro ragazzo, ti ho insegnato tutto quello che so e anche di più, e tu mi hai insegnato, ti ho trasformato da un semplice sicario alle prime armi a un'eccezionale arma mortale vivente in così poco tempo... Non avrei mai pensato di fare questo per uno studente Ma... ti farò una spada, la forgerò con il miglior acciaio del mondo, la farò con le mie mani in appena una settimana... e ti prometto che quella spada sarà la più spada pericolosa e temuta che il mondo abbia mai visto."


    [Mi querido muchacho,te he enseñado todo lo que se y mas,y tu me enseñaste a mi,te moldee de un simple sicario novato a una excepcional arma mortal viviente en tan poco tiempo....nunca pense hacer esto por un alumno,pero...te hare una espada,la forjare con el mejor acero de la tierra,la fabricare con mis propias manos en solo una semana...y te prometo,que esa espada sera la mas peligrosa y temida que el mundo haya visto]


    Concluira....
    IL MORTO CHE IMPLORA:PARTE 2/3 —La suma sacerdotiza le dio una habitación de su mansión para quedarse por un tiempo,al anochecer ella se encontraba en el patio trasero,era un espacio enorme con algunas plantas a su alrededor,encima de ellos estaba la luna qué los acompañaría en todos sus entrenamientos— Suma Sacerdotiza:"Cosa puoi fare in combattimento?" [¿Que sabes hacer en combate?] —Pregunto la mujer— —Sono un bravo tiratore, esperto in tutti i tipi di armi da fuoco a tutte le distanze [Soy un fino tirador,experto en todo tipo de armas de fuego a todo tipo de distancias] —Aquella mujer solo se rio,para luego mirarlo a los ojos de manera seria— Suma Sacerdotiza:"Le armi da fuoco sono un'invenzione che rende gli esseri umani molto più idioti, funzionano solo per i codardi che non attaccano frontalmente, durante i miei insegnamenti non userai quella, utilizzerai le tue mani e tutto ciò che avrai a portata di mano come un'arma mortale, "Farò in modo che pistole e fucili sembrino una cosa del passato" [Las armas de fuego son un invento que hace al humano mucho mas idiota,solo sirven para los cobardes que no atacan de frente,durante mis enseñanzas no usaras eso,usaras tus manos y todo lo que tengas a mano como un arma mortal,hare que las pistolas y rifles parezcan una cosa del pasado] —Y ella cumplió sus palabras aquella noche,durante 6 meses,aquella mujer lo instruyó de manera profunda en las artes marciales de todo tipo y en el fino arte de la espada,enseñándole todo tipo de forma de combate,desde las barbaricas peleas de los caballeros medievales hasta la fascinante forma de combate de los mejores samurai de la historia,en el séptimo mes,cuando aquella mujer casi lo aceptaba como su propio hijo,decidió darle el regalo más valioso y único que le dio jamás a uno de sus Alumnos— Suma Sacerdotiza:"Mio caro ragazzo, ti ho insegnato tutto quello che so e anche di più, e tu mi hai insegnato, ti ho trasformato da un semplice sicario alle prime armi a un'eccezionale arma mortale vivente in così poco tempo... Non avrei mai pensato di fare questo per uno studente Ma... ti farò una spada, la forgerò con il miglior acciaio del mondo, la farò con le mie mani in appena una settimana... e ti prometto che quella spada sarà la più spada pericolosa e temuta che il mondo abbia mai visto." [Mi querido muchacho,te he enseñado todo lo que se y mas,y tu me enseñaste a mi,te moldee de un simple sicario novato a una excepcional arma mortal viviente en tan poco tiempo....nunca pense hacer esto por un alumno,pero...te hare una espada,la forjare con el mejor acero de la tierra,la fabricare con mis propias manos en solo una semana...y te prometo,que esa espada sera la mas peligrosa y temida que el mundo haya visto] Concluira....
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  • — quinto año consecutivo wue vengó aqui verdad? Jm... Que les puedo contar?... Conseguí pareja... Ella era mi todo y alfinal me dejó, soy sicario de medio tiempo y... Creo que poco mas—

    Habia ido a visitar a sus padres hoy 2 de noviembre

    — se que es una tradición rara... Pero les puse su Altar en mi casa... Saben... De verdad me gustaría que estuvieran aqui... Aunque quien sabe si les gustaria en lo que me he convertido... Je... Je—

    Dijo viendo las tumbas

    — espero venir mas pronto.... Pero no prometo nada... Hay... Hay mucha trabajo
    — quinto año consecutivo wue vengó aqui verdad? Jm... Que les puedo contar?... Conseguí pareja... Ella era mi todo y alfinal me dejó, soy sicario de medio tiempo y... Creo que poco mas— Habia ido a visitar a sus padres hoy 2 de noviembre — se que es una tradición rara... Pero les puse su Altar en mi casa... Saben... De verdad me gustaría que estuvieran aqui... Aunque quien sabe si les gustaria en lo que me he convertido... Je... Je— Dijo viendo las tumbas — espero venir mas pronto.... Pero no prometo nada... Hay... Hay mucha trabajo
    Me entristece
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  • Dame con todo lo que tengas, aún puedo contra tí. -Dice la mujer demonio mientras lucha contra un sicario de su ex-maestro.- #AshrahMortalKombat
    Dame con todo lo que tengas, aún puedo contra tí. -Dice la mujer demonio mientras lucha contra un sicario de su ex-maestro.- #AshrahMortalKombat
    Me endiabla
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  • Desde que lo dejaron, algo en él se rompió. Para evitar el dolor, decidió enterrarse en su verdadero trabajo, dejando de lado las apariencias. Ser sicario para la mafia se convirtió en su única forma de escape. Ya no lo hacía por dinero ni por los viejos motivos. No le importaba. Se había transformado en una máquina de matar, usando la violencia como distracción, como si cada muerte fuese un paso más lejos de sus propios sentimientos.

    Encargo tras encargo, cumplía cada misión sin titubear. No fallaba. Su reputación creció rápidamente entre aquellos que lo contrataban, pero para él, solo era un medio para mantener su mente ocupada. El dinero seguía acumulándose, suficiente para vivir meses sin preocupaciones, pero eso no le importaba.

    Había dejado de ver su casa como un hogar. Solo la visitaba para lo esencial: comer y dormir lo necesario antes de volver a las calles. La noche, con su manto de oscuridad, era su compañera más fiel. La ciudad, vacía en las madrugadas, le ofrecía un refugio donde el tiempo parecía detenerse, donde podía perderse en su rutina, indiferente a todo, buscando la próxima distracción que lo mantuviera alejado del dolor que nunca desaparecía del todo.

    //creo que llevare a hiro por aqui por ahora almenos..no se que hacer con el..
    Desde que lo dejaron, algo en él se rompió. Para evitar el dolor, decidió enterrarse en su verdadero trabajo, dejando de lado las apariencias. Ser sicario para la mafia se convirtió en su única forma de escape. Ya no lo hacía por dinero ni por los viejos motivos. No le importaba. Se había transformado en una máquina de matar, usando la violencia como distracción, como si cada muerte fuese un paso más lejos de sus propios sentimientos. Encargo tras encargo, cumplía cada misión sin titubear. No fallaba. Su reputación creció rápidamente entre aquellos que lo contrataban, pero para él, solo era un medio para mantener su mente ocupada. El dinero seguía acumulándose, suficiente para vivir meses sin preocupaciones, pero eso no le importaba. Había dejado de ver su casa como un hogar. Solo la visitaba para lo esencial: comer y dormir lo necesario antes de volver a las calles. La noche, con su manto de oscuridad, era su compañera más fiel. La ciudad, vacía en las madrugadas, le ofrecía un refugio donde el tiempo parecía detenerse, donde podía perderse en su rutina, indiferente a todo, buscando la próxima distracción que lo mantuviera alejado del dolor que nunca desaparecía del todo. //creo que llevare a hiro por aqui por ahora almenos..no se que hacer con el..
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  • ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦

    ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ #Monorrol
    ┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩
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    ✧.⋆ ┊ . ˚
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    ꧁ ✎. . .┋ "No pasa nada, no es malvada. Calo muy bien a las personas."

    Aquella voz que Yuki había escuchado en su cabeza era la de Haibara.

    "¿Y aún así te atreves a sentarte a mi lado?"

    Le respondía entonces la voz de Geto.

    Una vez más el amargo recuerdo de aquella tarde volvía a golpear con fuerza a la Hechicera.

    Yuki se desvió de la carretera por la que viajaba con su moto y se adentró por un camino de vegetación alta, exuberante y abandonada al único cuidado de la madre naturaleza.

    Tras adentrarse varios metros, la Hechicera apagó el motor y se bajó de la moto. Se quitó las gafas que cubrían sus ojos y después el casco, y tiró ambos al suelo. Había rabia en sus movimientos.

    —¿Por qué demonios lo hiciste, Geto? ¿Por qué?

    Preguntó al aire.

    La tarde ya se estaba apagando y dando paso a la noche. El cielo se teñía de tonos azules y naranjas, y las primeras estrellas empezaban a titilar en el firmamento.

    —Si hubiera sabido, tan solo mínimamente, lo roto que te sentías por dentro, mi conversación contigo hubiera sido muy diferente.

    Yuki se dejó caer en el suelo. Se sentía rota por dentro como siempre que el recuerdo de aquella tarde invadía su mente.

    Sacó un paquete de tabaco y extrajo del mismo un cigarro. Lo prendió con un mechero estilo Zippo y se lo llevó a los labios para darle una profunda calada.

    "La escuela y sus políticas no van conmigo. Esta gente trata los síntomas y yo quiero tratar la enfermedad de raíz."

    Esta vez fue su propia voz la que escuchó.

    Las imágenes se materializaban poco a poco en su mente y, de algún modo, estaba volviendo a vivir aquel momento.

    "¿Tratar la enfermedad?"

    Le preguntaba Geto en aquel viejo recuerdo. Un recuerdo tan vívido que Yuki era capaz de ver perfectamente el rostro de aquel Geto de diecisiete o dieciocho años.

    "En lugar de cazar a los espíritus, lo ideal sería que no nacieran."

    Le respondía ella.

    En el presente Yuki cerró los ojos mientras dejaba que aquel recuerdo la golpeara con toda su violencia del mismo modo que ya había hecho otras veces. Demasiadas veces.

    "Hay dos formas de lograr un mundo donde no nazcan espíritus malditos. Una, eliminar el poder maldito. Dos, hacer posible que la humanidad controle el poder maldito. (...) ¿Sabes que de los hechiceros no nacen espíritus malditos? (...) Si toda la humanidad se convirtiera en hechicera no nacerían espíritus malditos."

    "Bueno, ¿y no sería mejor si matáramos a todos los no hechiceros?"

    Aquellas últimas palabras habían sido las de Geto. Una pregunta que Yuki nunca podría olvidar.

    Yuki suspiró y le dio una nueva calada a su cigarro.

    Jamás pensó que aquella pregunta tuviera el transfondo de un deseo real e incontrolable gestándose de un modo salvaje en el corazón del hechicero, simplemente consideró aquella pregunta como algo meramente académico.

    "Geto... Eso sería una opción. Quizá sea la opción más sencilla... Ir reduciendo el número de no hechiceros y que se adapten a ser hechiceros como estrategia de supervivencia. (...) Pero es una lástima porque no estoy tan loca como para llegar a eso. ¿Odias a los no hechiceros, Geto?"

    "No lo sé..."

    (...)

    "Hay un tú que desprecia a los no hechiceros y un tú que se lo reprocha. Pero esas son las posibilidades que barajas. Tendrás que ser tú quien decida cuál de los dos es quién eres de verdad."

    Las imágenes de aquel día de desvanecieron en la mente de Yuki y en ese instante sus ojos pudieron ver con claridad el brillo de las estrellas que adornaban el manto celestial.

    —Llevo unos diez años sintiéndome culpable por la decisión que tomaste, Geto... Y la parte más racional de mí misma me dice que no debería de sentirme así... Yo no fui quien apretó el gatillo que disparó una bala en la cabeza de una cría de quince años que estaba delante de ti, yo no fui la maldición que acabó con la vida de Haibara, y tampoco fui ninguno de aquellos aldeanos que maltrataban a Mimiko y Nanako por ser hechiceras... y aún así parece que para muchos yo fui la única culpable.

    Volvió a darle una calada a su cigarro y soltó el humo lentamente.

    Y es que, con la muerte de Riko Amanai, Geto se enfrentó al lado más oscuro de la humanidad. Crimen organizado, sectas, sicarios... conceptos presentes en el mundo de los humanos no hechiceros.

    La muerte de Haibara le hizo sentir que los hechiceros no eran más que armas.

    Sin embargo, el auténtico punto de inflexión para Geto vino cuando se le asignó la misión de visitar un pueblo donde presenció la forma más cruel en la que los aldeanos no Hechiceros trataban a dos niñas con poderes especiales.

    Ella sabía que Geto era lo suficientemente inteligente como para haber llegado a aquella conclusión de acabar con los no hechiceros para acabar también con las maldiciones, sin sus palabras y, probablemente, Geto hubiera tomado las mismas decisiones. Las hubiera tomado porque, que los humanos fueran fuente de las maldiciones, ya solo era la punta del iceberg para Geto.

    Geto ya no odiaba a los no hechiceros solo por ser la fuente de las maldiciones. Les odiaba por su maldad, les odiaba porque los hechiceros no eran más que armas nacidos para protegerles, y les odiaba porque ellos causaban daño a cualquiera que fuera diferente, cuando esos mismos que eran diferentes eran quienes les protegían.

    Por eso... no era de aquella conversación de lo que Yuki se arrepentía.

    —Nadie sabe que, cuando me enfrenté a Kenjaku... mi deseo era derrotarle para liberar tu cuerpo y que pudieras descansar en paz. Era ya lo único que podía hacer por ti, Geto... Y fracasé... a pesar de haberlo dado todo en aquella batalla.

    Inspiró hondo. Estaba a punto de afrontar aquello de lo que realmente se arrepentía... y aquel era el paso más difícil.

    —Nunca tuve la oportunidad de pedirte perdón, Geto... Y lo siento —murmuró con la vista clavada en las estrellas y deseando que él pudiera escucharla. — Siento no haberme dado cuenta en su momento de que te sentías en medio de un salón muy concurrido gritando a pleno pulmón y que no había nadie que ni siquiera levantara la vista. Nadie se dio cuenta de lo mucho que estabas sufriendo, nadie te tendió una mano. Si tan solo una persona hubiera levantado la vista... tan solo una... pero no la hubo... Y yo estuve a tu lado, pero yo solo fui una persona más de aquel salón concurrido donde ninguno levantamos la vista...


    #YukiTsukumo
    ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen
    #2D #Personajes2D #Comunidad2D
    ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ #Monorrol ┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩ ┊ ┊ ┊ ✩ ┊ ┊ 🌙⋆ ┊ ⊹ ✧.⋆ ┊ . ˚ ˚✩ ꧁ ✎. . .┋ "No pasa nada, no es malvada. Calo muy bien a las personas." Aquella voz que Yuki había escuchado en su cabeza era la de Haibara. "¿Y aún así te atreves a sentarte a mi lado?" Le respondía entonces la voz de Geto. Una vez más el amargo recuerdo de aquella tarde volvía a golpear con fuerza a la Hechicera. Yuki se desvió de la carretera por la que viajaba con su moto y se adentró por un camino de vegetación alta, exuberante y abandonada al único cuidado de la madre naturaleza. Tras adentrarse varios metros, la Hechicera apagó el motor y se bajó de la moto. Se quitó las gafas que cubrían sus ojos y después el casco, y tiró ambos al suelo. Había rabia en sus movimientos. —¿Por qué demonios lo hiciste, Geto? ¿Por qué? Preguntó al aire. La tarde ya se estaba apagando y dando paso a la noche. El cielo se teñía de tonos azules y naranjas, y las primeras estrellas empezaban a titilar en el firmamento. —Si hubiera sabido, tan solo mínimamente, lo roto que te sentías por dentro, mi conversación contigo hubiera sido muy diferente. Yuki se dejó caer en el suelo. Se sentía rota por dentro como siempre que el recuerdo de aquella tarde invadía su mente. Sacó un paquete de tabaco y extrajo del mismo un cigarro. Lo prendió con un mechero estilo Zippo y se lo llevó a los labios para darle una profunda calada. "La escuela y sus políticas no van conmigo. Esta gente trata los síntomas y yo quiero tratar la enfermedad de raíz." Esta vez fue su propia voz la que escuchó. Las imágenes se materializaban poco a poco en su mente y, de algún modo, estaba volviendo a vivir aquel momento. "¿Tratar la enfermedad?" Le preguntaba Geto en aquel viejo recuerdo. Un recuerdo tan vívido que Yuki era capaz de ver perfectamente el rostro de aquel Geto de diecisiete o dieciocho años. "En lugar de cazar a los espíritus, lo ideal sería que no nacieran." Le respondía ella. En el presente Yuki cerró los ojos mientras dejaba que aquel recuerdo la golpeara con toda su violencia del mismo modo que ya había hecho otras veces. Demasiadas veces. "Hay dos formas de lograr un mundo donde no nazcan espíritus malditos. Una, eliminar el poder maldito. Dos, hacer posible que la humanidad controle el poder maldito. (...) ¿Sabes que de los hechiceros no nacen espíritus malditos? (...) Si toda la humanidad se convirtiera en hechicera no nacerían espíritus malditos." "Bueno, ¿y no sería mejor si matáramos a todos los no hechiceros?" Aquellas últimas palabras habían sido las de Geto. Una pregunta que Yuki nunca podría olvidar. Yuki suspiró y le dio una nueva calada a su cigarro. Jamás pensó que aquella pregunta tuviera el transfondo de un deseo real e incontrolable gestándose de un modo salvaje en el corazón del hechicero, simplemente consideró aquella pregunta como algo meramente académico. "Geto... Eso sería una opción. Quizá sea la opción más sencilla... Ir reduciendo el número de no hechiceros y que se adapten a ser hechiceros como estrategia de supervivencia. (...) Pero es una lástima porque no estoy tan loca como para llegar a eso. ¿Odias a los no hechiceros, Geto?" "No lo sé..." (...) "Hay un tú que desprecia a los no hechiceros y un tú que se lo reprocha. Pero esas son las posibilidades que barajas. Tendrás que ser tú quien decida cuál de los dos es quién eres de verdad." Las imágenes de aquel día de desvanecieron en la mente de Yuki y en ese instante sus ojos pudieron ver con claridad el brillo de las estrellas que adornaban el manto celestial. —Llevo unos diez años sintiéndome culpable por la decisión que tomaste, Geto... Y la parte más racional de mí misma me dice que no debería de sentirme así... Yo no fui quien apretó el gatillo que disparó una bala en la cabeza de una cría de quince años que estaba delante de ti, yo no fui la maldición que acabó con la vida de Haibara, y tampoco fui ninguno de aquellos aldeanos que maltrataban a Mimiko y Nanako por ser hechiceras... y aún así parece que para muchos yo fui la única culpable. Volvió a darle una calada a su cigarro y soltó el humo lentamente. Y es que, con la muerte de Riko Amanai, Geto se enfrentó al lado más oscuro de la humanidad. Crimen organizado, sectas, sicarios... conceptos presentes en el mundo de los humanos no hechiceros. La muerte de Haibara le hizo sentir que los hechiceros no eran más que armas. Sin embargo, el auténtico punto de inflexión para Geto vino cuando se le asignó la misión de visitar un pueblo donde presenció la forma más cruel en la que los aldeanos no Hechiceros trataban a dos niñas con poderes especiales. Ella sabía que Geto era lo suficientemente inteligente como para haber llegado a aquella conclusión de acabar con los no hechiceros para acabar también con las maldiciones, sin sus palabras y, probablemente, Geto hubiera tomado las mismas decisiones. Las hubiera tomado porque, que los humanos fueran fuente de las maldiciones, ya solo era la punta del iceberg para Geto. Geto ya no odiaba a los no hechiceros solo por ser la fuente de las maldiciones. Les odiaba por su maldad, les odiaba porque los hechiceros no eran más que armas nacidos para protegerles, y les odiaba porque ellos causaban daño a cualquiera que fuera diferente, cuando esos mismos que eran diferentes eran quienes les protegían. Por eso... no era de aquella conversación de lo que Yuki se arrepentía. —Nadie sabe que, cuando me enfrenté a Kenjaku... mi deseo era derrotarle para liberar tu cuerpo y que pudieras descansar en paz. Era ya lo único que podía hacer por ti, Geto... Y fracasé... a pesar de haberlo dado todo en aquella batalla. Inspiró hondo. Estaba a punto de afrontar aquello de lo que realmente se arrepentía... y aquel era el paso más difícil. —Nunca tuve la oportunidad de pedirte perdón, Geto... Y lo siento —murmuró con la vista clavada en las estrellas y deseando que él pudiera escucharla. — Siento no haberme dado cuenta en su momento de que te sentías en medio de un salón muy concurrido gritando a pleno pulmón y que no había nadie que ni siquiera levantara la vista. Nadie se dio cuenta de lo mucho que estabas sufriendo, nadie te tendió una mano. Si tan solo una persona hubiera levantado la vista... tan solo una... pero no la hubo... Y yo estuve a tu lado, pero yo solo fui una persona más de aquel salón concurrido donde ninguno levantamos la vista... ⏍ #YukiTsukumo ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen ⏍ #2D #Personajes2D #Comunidad2D
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  • Alessandro en su juventud no estuvo solo, al menos no tanto.
    Los Laurel trabajan para la familia Salerno cómo sus guardaespaldas o sicarios. La señorita Salerno compartía edad con ellos, así que fueron alguna especie de trío bastante particular.

    Por un lado Rafael, él es su hermano adoptivo, basando su experiencia más que nada en analizar o negocios, Alessandro siempre consideró que su hermano era demasiado listo cómo para tener que mancharse las manos de sangre.

    Luego estaba la señorita N, su carácter congeniaba bien con Aless, no tanto con Rafa, haciendo que hubieran algunas peleas entre ellos. Su carácter era más volátil, incluyendo en muchas ocasiones a la violencia cuándo algo que ella quería no se realizaba.

    Por último, Alessandro, no era el más listo, en ocasiones debían sacarlo de algún apuro. Sin embargo Aless era violento, compensaba sus carencias con brutalidad. En momentos era mencionado cómo un arma viviente.
    Alessandro en su juventud no estuvo solo, al menos no tanto. Los Laurel trabajan para la familia Salerno cómo sus guardaespaldas o sicarios. La señorita Salerno compartía edad con ellos, así que fueron alguna especie de trío bastante particular. Por un lado Rafael, él es su hermano adoptivo, basando su experiencia más que nada en analizar o negocios, Alessandro siempre consideró que su hermano era demasiado listo cómo para tener que mancharse las manos de sangre. Luego estaba la señorita N, su carácter congeniaba bien con Aless, no tanto con Rafa, haciendo que hubieran algunas peleas entre ellos. Su carácter era más volátil, incluyendo en muchas ocasiones a la violencia cuándo algo que ella quería no se realizaba. Por último, Alessandro, no era el más listo, en ocasiones debían sacarlo de algún apuro. Sin embargo Aless era violento, compensaba sus carencias con brutalidad. En momentos era mencionado cómo un arma viviente.
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  • Starter to @mandythatgirl1
    Categoría Acción
    Asesinos a sueldo, sicarios, matones... Todos conocían su nombre. Más de uno había intentado matarla, pero atraparla era todo un reto.
    Elisah se convirtió en la mejor hitgirl de Estados Unidos, había llegado a lo más alto, había conseguido todo cuanto quería, pero seguía sintiéndose vacía. Nunca había asesinado por placer, pero sí para sentirse viva. La adrenalina, la emoción, la excitación, y el poder de tener en tus manos la vida de otra persona había conseguido mantenerla entretenida. Pero ya nada era suficiente. Ser la mejor ahora le resultaba aburrido, pues donde se encontraba, ya nada le suponía un reto. Así, decidió tomarse unos meses de descanso.
    Durante ese tiempo, su mente la atormentó. No encontraba una motivación, un camino a seguir para no volverse completamente loca. Había probado con todo, volver a los atracos, carreras ilegales, cualquier cosa que la sacara del estado en el que se encontraba, pero nada parecía funcionar.
    Un día, mientras sujetaba entre sus dedos el último cigarro del paquete que le quedaba, contemplando la lluvia que caía sobre la gran ciudad a través del gran ventanal de su apartamento, su teléfono volvió a sonar después de dos meses. No recordaba haber activado el sonido, por lo que, curiosa, se dirigió hacia la mesa del salón y lo recogió, contestando al instante, sin saber que aquella llamada lo cambiaría todo para siempre.
    Uno de sus antiguos clientes, un traficante de considerado prestigio en la ciudad, había contactado con ella porque un tipo, un camello de los bajos fondos, le debía una cantidad considerable de dinero. Le había entregado la mercancía y aún no había recibido el pago. Elisah aceptó, y se encaminó hacia el alijo del sujeto haciéndose pasar por una nueva clienta. Cuando llegó y se cercioró de que estaban solos preparó su estrategia por costumbre; sacar su pistola y amenazar al tipo, concediendo así el primer aviso. Si no pagaba, moriría. Era sencillo y la mayoría no solía necesitar de un tercero. Aquel parecía ser el caso.
    Mientras el tipo preparaba el pedido, Elisah examinó la estancia. Siempre era necesario para la siguiente visita: zonas de acceso, ventanas sin seguridad, escaleras de incendio, entradas secretas… Cualquier cosa que le resultara útil. Una vez terminó de analizar el entorno, se dispuso a actuar. Se aproximó hacia la cortina que separaba el recibidor y sacó su pistola despacio, apuntando hacia el fondo, cuando percibió el crujir de la escalera que daba a la entrada. Bajó el arma con cautela y se giró. Aquello complicaba un poco las cosas… La puerta estaba abierta, (caso error por su parte, aquello era algo que no solía sucederle) así que, cualquiera que quisiera entrar podría hacerlo sin siquiera llamar. Por suerte tenía los sentidos aguzados y logró anticiparse. Con los ojos puestos en el umbral de la puerta, Elisah sintió que el corazón empezaba a latir con fuerza sin un motivo aparente. Aquello la hizo fruncir el ceño, pues hacía mucho que no le sucedía aquello. ¿Ponerse nerviosa? ¿Por qué?…
    La respuesta no tardó en llegar, en cuanto la propietaria de los pasos y la causante de que hubiera tenido que posponer sus métodos apareció, supo que su vida cambiaría a partir de aquel momento.
    Una mujer de cabello largo, castaño, vestida con medias de rejilla hasta la media altura del muslo, falda negra y camiseta de corte a los hombros, pasó al interior de la sala en la que ella se encontraba. La saludó, pero Elisah no fue capaz de pronunciar una palabra.
    Asesinos a sueldo, sicarios, matones... Todos conocían su nombre. Más de uno había intentado matarla, pero atraparla era todo un reto. Elisah se convirtió en la mejor hitgirl de Estados Unidos, había llegado a lo más alto, había conseguido todo cuanto quería, pero seguía sintiéndose vacía. Nunca había asesinado por placer, pero sí para sentirse viva. La adrenalina, la emoción, la excitación, y el poder de tener en tus manos la vida de otra persona había conseguido mantenerla entretenida. Pero ya nada era suficiente. Ser la mejor ahora le resultaba aburrido, pues donde se encontraba, ya nada le suponía un reto. Así, decidió tomarse unos meses de descanso. Durante ese tiempo, su mente la atormentó. No encontraba una motivación, un camino a seguir para no volverse completamente loca. Había probado con todo, volver a los atracos, carreras ilegales, cualquier cosa que la sacara del estado en el que se encontraba, pero nada parecía funcionar. Un día, mientras sujetaba entre sus dedos el último cigarro del paquete que le quedaba, contemplando la lluvia que caía sobre la gran ciudad a través del gran ventanal de su apartamento, su teléfono volvió a sonar después de dos meses. No recordaba haber activado el sonido, por lo que, curiosa, se dirigió hacia la mesa del salón y lo recogió, contestando al instante, sin saber que aquella llamada lo cambiaría todo para siempre. Uno de sus antiguos clientes, un traficante de considerado prestigio en la ciudad, había contactado con ella porque un tipo, un camello de los bajos fondos, le debía una cantidad considerable de dinero. Le había entregado la mercancía y aún no había recibido el pago. Elisah aceptó, y se encaminó hacia el alijo del sujeto haciéndose pasar por una nueva clienta. Cuando llegó y se cercioró de que estaban solos preparó su estrategia por costumbre; sacar su pistola y amenazar al tipo, concediendo así el primer aviso. Si no pagaba, moriría. Era sencillo y la mayoría no solía necesitar de un tercero. Aquel parecía ser el caso. Mientras el tipo preparaba el pedido, Elisah examinó la estancia. Siempre era necesario para la siguiente visita: zonas de acceso, ventanas sin seguridad, escaleras de incendio, entradas secretas… Cualquier cosa que le resultara útil. Una vez terminó de analizar el entorno, se dispuso a actuar. Se aproximó hacia la cortina que separaba el recibidor y sacó su pistola despacio, apuntando hacia el fondo, cuando percibió el crujir de la escalera que daba a la entrada. Bajó el arma con cautela y se giró. Aquello complicaba un poco las cosas… La puerta estaba abierta, (caso error por su parte, aquello era algo que no solía sucederle) así que, cualquiera que quisiera entrar podría hacerlo sin siquiera llamar. Por suerte tenía los sentidos aguzados y logró anticiparse. Con los ojos puestos en el umbral de la puerta, Elisah sintió que el corazón empezaba a latir con fuerza sin un motivo aparente. Aquello la hizo fruncir el ceño, pues hacía mucho que no le sucedía aquello. ¿Ponerse nerviosa? ¿Por qué?… La respuesta no tardó en llegar, en cuanto la propietaria de los pasos y la causante de que hubiera tenido que posponer sus métodos apareció, supo que su vida cambiaría a partir de aquel momento. Una mujer de cabello largo, castaño, vestida con medias de rejilla hasta la media altura del muslo, falda negra y camiseta de corte a los hombros, pasó al interior de la sala en la que ella se encontraba. La saludó, pero Elisah no fue capaz de pronunciar una palabra.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • — Aquí en Kabukichō se guarda silencio sobre todo lo que se ve.

    ¿El hombre calvo que está fumando fuera del pachinko? Un sicario.
    ¿La chica de las taquillas del centro de cambio? Informante.
    ¿El indigente recolectando latas en el callejón de la vuelta? Míralo bien. Le faltan dos dedos. ¿Sabes qué significa eso?

    Aquí todo puede volverse turbio cuando abres los ojos de más. Disfruta, pero no te metas en problemas.

    Porque te está(mos)n observando. —
    — Aquí en Kabukichō se guarda silencio sobre todo lo que se ve. ¿El hombre calvo que está fumando fuera del pachinko? Un sicario. ¿La chica de las taquillas del centro de cambio? Informante. ¿El indigente recolectando latas en el callejón de la vuelta? Míralo bien. Le faltan dos dedos. ¿Sabes qué significa eso? Aquí todo puede volverse turbio cuando abres los ojos de más. Disfruta, pero no te metas en problemas. Porque te está(mos)n observando. —
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