• Caída a la Tierra
    Fandom OC
    Categoría Original
    El cielo nocturno se extendía como un manto silencioso sobre el bosque, y entre las hojas húmedas y el aroma a tierra recién mojada y madera en descomposición, yacía un cuerpo que no pertenecía a ese mundo. Raphael Veyrith estaba inmóvil, su respiración apenas perceptible, mientras la bruma del amanecer empezaba a colarse entre los troncos retorcidos. Había caído hace días, quizás semanas; el tiempo carecía de sentido para él en aquel limbo de inconsciencia, donde la gravedad de la Tierra lo abrazaba con una crudeza desconocida. Sus heridas aún ardían, latigazos invisibles de los dioses recorriendo su piel, cada cicatriz un recordatorio punzante de su pasado, de su dolor y de la fragilidad de cualquier ser mortal frente a la divinidad.

    Durante esos primeros días, su cuerpo permaneció dormido, un descanso forzado por el impacto de la caída y el shock del cambio de plano. El aire estaba impregnado de la fragancia de la tierra, de la humedad de la vegetación y de algo más, un susurro de vida que él no podía comprender del todo. Su respiración era lenta, casi inexistente, y sus párpados permanecían cerrados mientras su mente flotaba entre fragmentos de luz celestial y sombras infernales, recordándole quién era y lo que había perdido. Cada instante de inconsciencia estaba poblado de murmullos antiguos, ecos del idioma de los dioses, un lenguaje que vibraba como cuerdas cósmicas: “Ælthar, Nivaur, Shyvalen…”, palabras que no tenían traducción humana, pero que llenaban su mente con significados de poder, dolor y supervivencia.

    Cuando finalmente sus sentidos comenzaron a reaccionar, no fue el sonido ni la luz lo que lo despertó: fue el hambre. Un hambre profundo, primigenio, que recorría sus entrañas y le recordaba que, aunque herido, su naturaleza no podía permanecer pasiva. Abrió los ojos lentamente, sus iris violeta y rojo reflejando el follaje entre las sombras, intentando comprender, aunque no pudiera traducir las señales humanas. Todo era extraño, desde la textura rugosa de las hojas hasta el aroma metálico de la sangre de la Tierra, y su mente, entrenada en la observación y el análisis de mundos imposibles, comenzó a descifrar patrones, movimientos y presencias.

    Su mirada se posó sobre un par de ardillas que correteaban entre las raíces y las ramas bajas. Sus pequeños cuerpos eran ágilmente humanos y animales a la vez, ignorantes de la amenaza que lo observaba desde la penumbra. Raphael inclinó la cabeza, probando mentalmente sonidos en el idioma de los dioses: “Kryv’hal, shalanth… carne, vida…”. Su instinto depredador rugió silencioso. Cada músculo de su cuerpo reaccionó; sus garras apenas perceptibles tensándose bajo la piel, su aliento saliendo en bocanadas controladas para no ahuyentar a la presa.

    Y entonces se movió. Con un silencio casi imposible para un ser de su tamaño y fuerza, se deslizó entre hojas y raíces, siguiendo el aroma y el movimiento. La ardilla, ajena a su destino, saltó entre las ramas, pero no hubo escape que Raphael no pudiera anticipar. Saltó con precisión sobrenatural, sus manos sujetando con fuerza, y su boca, antes acostumbrada a palabras divinas, ahora probaba la carne que tanto necesitaba. La sangre caliente recorrió sus labios y descendió por su barbilla mientras los órganos de la pequeña criatura cedían a su fuerza, y Raphael la devoró con un ritmo instintivo, salvaje, casi ceremonial. Cada mordisco era un recordatorio de su necesidad, de la dualidad entre la gracia angelical y la brutalidad demoníaca que corría por sus venas.

    Entre bocados y respiraciones profundas, murmuró en el idioma de los dioses, como si aquello pudiera explicar lo que hacía o recordarle su origen: “Shyvalen… fuerza… vida… krellthar…”. No había remordimiento, solo el reconocimiento de que para sobrevivir en este mundo debía adaptarse, aceptar su hambre y confiar en sus instintos. Su mirada recorría el bosque, cada sombra y cada árbol evaluado, analizado; los animales, las corrientes de aire, la humedad y el terreno, todo formaba parte de un mapa invisible que solo él podía descifrar.

    Cuando terminó, se recostó entre raíces y musgo, con la sangre aún manchando sus labios, y por primera vez percibió la magnitud del bosque, su aislamiento, y la realidad de estar extraño y solo en un mundo que no comprendía. No había palabras humanas, no había aldeanos, solo la respiración de la Tierra y el eco de los dioses en su mente. Y mientras el sol comenzaba a filtrarse entre las copas de los árboles, Raphael sintió que algo dentro de él comenzaba a despertar más allá del hambre: la conciencia de que su historia en esta tierra apenas empezaba, y que cada sombra, cada sonido, cada criatura que cruzara su camino podría ser tanto un enemigo como un alimento, o quizás un secreto que desvelaría su verdadero propósito.
    El cielo nocturno se extendía como un manto silencioso sobre el bosque, y entre las hojas húmedas y el aroma a tierra recién mojada y madera en descomposición, yacía un cuerpo que no pertenecía a ese mundo. Raphael Veyrith estaba inmóvil, su respiración apenas perceptible, mientras la bruma del amanecer empezaba a colarse entre los troncos retorcidos. Había caído hace días, quizás semanas; el tiempo carecía de sentido para él en aquel limbo de inconsciencia, donde la gravedad de la Tierra lo abrazaba con una crudeza desconocida. Sus heridas aún ardían, latigazos invisibles de los dioses recorriendo su piel, cada cicatriz un recordatorio punzante de su pasado, de su dolor y de la fragilidad de cualquier ser mortal frente a la divinidad. Durante esos primeros días, su cuerpo permaneció dormido, un descanso forzado por el impacto de la caída y el shock del cambio de plano. El aire estaba impregnado de la fragancia de la tierra, de la humedad de la vegetación y de algo más, un susurro de vida que él no podía comprender del todo. Su respiración era lenta, casi inexistente, y sus párpados permanecían cerrados mientras su mente flotaba entre fragmentos de luz celestial y sombras infernales, recordándole quién era y lo que había perdido. Cada instante de inconsciencia estaba poblado de murmullos antiguos, ecos del idioma de los dioses, un lenguaje que vibraba como cuerdas cósmicas: “Ælthar, Nivaur, Shyvalen…”, palabras que no tenían traducción humana, pero que llenaban su mente con significados de poder, dolor y supervivencia. Cuando finalmente sus sentidos comenzaron a reaccionar, no fue el sonido ni la luz lo que lo despertó: fue el hambre. Un hambre profundo, primigenio, que recorría sus entrañas y le recordaba que, aunque herido, su naturaleza no podía permanecer pasiva. Abrió los ojos lentamente, sus iris violeta y rojo reflejando el follaje entre las sombras, intentando comprender, aunque no pudiera traducir las señales humanas. Todo era extraño, desde la textura rugosa de las hojas hasta el aroma metálico de la sangre de la Tierra, y su mente, entrenada en la observación y el análisis de mundos imposibles, comenzó a descifrar patrones, movimientos y presencias. Su mirada se posó sobre un par de ardillas que correteaban entre las raíces y las ramas bajas. Sus pequeños cuerpos eran ágilmente humanos y animales a la vez, ignorantes de la amenaza que lo observaba desde la penumbra. Raphael inclinó la cabeza, probando mentalmente sonidos en el idioma de los dioses: “Kryv’hal, shalanth… carne, vida…”. Su instinto depredador rugió silencioso. Cada músculo de su cuerpo reaccionó; sus garras apenas perceptibles tensándose bajo la piel, su aliento saliendo en bocanadas controladas para no ahuyentar a la presa. Y entonces se movió. Con un silencio casi imposible para un ser de su tamaño y fuerza, se deslizó entre hojas y raíces, siguiendo el aroma y el movimiento. La ardilla, ajena a su destino, saltó entre las ramas, pero no hubo escape que Raphael no pudiera anticipar. Saltó con precisión sobrenatural, sus manos sujetando con fuerza, y su boca, antes acostumbrada a palabras divinas, ahora probaba la carne que tanto necesitaba. La sangre caliente recorrió sus labios y descendió por su barbilla mientras los órganos de la pequeña criatura cedían a su fuerza, y Raphael la devoró con un ritmo instintivo, salvaje, casi ceremonial. Cada mordisco era un recordatorio de su necesidad, de la dualidad entre la gracia angelical y la brutalidad demoníaca que corría por sus venas. Entre bocados y respiraciones profundas, murmuró en el idioma de los dioses, como si aquello pudiera explicar lo que hacía o recordarle su origen: “Shyvalen… fuerza… vida… krellthar…”. No había remordimiento, solo el reconocimiento de que para sobrevivir en este mundo debía adaptarse, aceptar su hambre y confiar en sus instintos. Su mirada recorría el bosque, cada sombra y cada árbol evaluado, analizado; los animales, las corrientes de aire, la humedad y el terreno, todo formaba parte de un mapa invisible que solo él podía descifrar. Cuando terminó, se recostó entre raíces y musgo, con la sangre aún manchando sus labios, y por primera vez percibió la magnitud del bosque, su aislamiento, y la realidad de estar extraño y solo en un mundo que no comprendía. No había palabras humanas, no había aldeanos, solo la respiración de la Tierra y el eco de los dioses en su mente. Y mientras el sol comenzaba a filtrarse entre las copas de los árboles, Raphael sintió que algo dentro de él comenzaba a despertar más allá del hambre: la conciencia de que su historia en esta tierra apenas empezaba, y que cada sombra, cada sonido, cada criatura que cruzara su camino podría ser tanto un enemigo como un alimento, o quizás un secreto que desvelaría su verdadero propósito.
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  • -Tal como cayo en la oscuridad, fue que camino ahora por el camino de la destrucción, estaba ahora sola en un mundo desconocido para ella, esas sensaciones dejaras en su interior a ser dejada aun lado ya no de doler, ahora convirtiendose así en un fuego destructivo qué desea arrastrar todo lo que se acerque a ella.

    Ya no es la dulce y dócil ángel de la armonía qué buscaba la paz para todos, eso quedo sumergio y deseaba solo aniquilar a todo aquel que se le acerque.

    Camino ahora por sederos carmesí, cubiertos por espinas, no le importaba dañar o desgarrar su propia piel.

    Las cicatrices de un amor perdido pueden más que cualquier otra cosa, su hermoso cabello se había vuelto escarlata, a sus oídos llegaban los lamentos de quienes se cruzaron primero por su camino, llegando a tener un final trágico, peo su sonrisa antes dulce y calida, fue reemplazada por una llena de maldad y frialdad.

    Sus pasos se hacían escuchar por las solitarias calles de esa ciudad, frias, húmedas y solitarias.

    Espera encontrarse con aquel que la empujó a esa espiral de locura, a esa espiral destructiva, deseaba hacerle sentir lo que sintió a su momento, aunque esta vez no sería compasiva, su corazón actualmente está oculto entre esas sombras malditas que tomaron su dolor y la volvieron lo que es ahora. -.

    Esta vez... Se acabo la Robin buena.

    -Comentó mientras pronto la lluvia cayó sobre ella, comenzó a mojar su cuerpo, gota a gota, cosa que a ella no le importa, total si logra volver a llegar a él, entrara en calor cuando su "juego" como ella dice con una "inocencia" ahora fingida comience. -
    -Tal como cayo en la oscuridad, fue que camino ahora por el camino de la destrucción, estaba ahora sola en un mundo desconocido para ella, esas sensaciones dejaras en su interior a ser dejada aun lado ya no de doler, ahora convirtiendose así en un fuego destructivo qué desea arrastrar todo lo que se acerque a ella. Ya no es la dulce y dócil ángel de la armonía qué buscaba la paz para todos, eso quedo sumergio y deseaba solo aniquilar a todo aquel que se le acerque. Camino ahora por sederos carmesí, cubiertos por espinas, no le importaba dañar o desgarrar su propia piel. Las cicatrices de un amor perdido pueden más que cualquier otra cosa, su hermoso cabello se había vuelto escarlata, a sus oídos llegaban los lamentos de quienes se cruzaron primero por su camino, llegando a tener un final trágico, peo su sonrisa antes dulce y calida, fue reemplazada por una llena de maldad y frialdad. Sus pasos se hacían escuchar por las solitarias calles de esa ciudad, frias, húmedas y solitarias. Espera encontrarse con aquel que la empujó a esa espiral de locura, a esa espiral destructiva, deseaba hacerle sentir lo que sintió a su momento, aunque esta vez no sería compasiva, su corazón actualmente está oculto entre esas sombras malditas que tomaron su dolor y la volvieron lo que es ahora. -. Esta vez... Se acabo la Robin buena. -Comentó mientras pronto la lluvia cayó sobre ella, comenzó a mojar su cuerpo, gota a gota, cosa que a ella no le importa, total si logra volver a llegar a él, entrara en calor cuando su "juego" como ella dice con una "inocencia" ahora fingida comience. -
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  • "Ahora mi pregunta mas existencial es: ¿Que voy a hacer cuando mamá regrese y el humo ya se haya consumido en un eco?"

    La niebla plateada miró el cielo claro, y las ondas en el agua, quietas y pasivas. Juntó sus manos y pareció encenderse una idea en ella.

    "No hay remedio, habrá que decirle que te comió un monstruo, y que ya no hubo forma de rescatarte. A lo mejor así, ella si te suelta. Ella si querrá aferrarse, eres su amigo, después de todo..."

    "Ahora mi pregunta mas existencial es: ¿Que voy a hacer cuando mamá regrese y el humo ya se haya consumido en un eco?" La niebla plateada miró el cielo claro, y las ondas en el agua, quietas y pasivas. Juntó sus manos y pareció encenderse una idea en ella. "No hay remedio, habrá que decirle que te comió un monstruo, y que ya no hubo forma de rescatarte. A lo mejor así, ella si te suelta. Ella si querrá aferrarse, eres su amigo, después de todo..."
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  • —¿Qué buscas? ¿Riqueza, fama, poder...? —suspiraba mientras reía con su voz fuerte pero hermosa—. Yo busco la venganza y revivir mi muerto corazón.

    Sacaba la espada de la empuñadura para prepararse si decidías atacar. Ten cuidado, ella no es compasiva a menos que le des una razón.

    —¿Últimas palabras?
    —¿Qué buscas? ¿Riqueza, fama, poder...? —suspiraba mientras reía con su voz fuerte pero hermosa—. Yo busco la venganza y revivir mi muerto corazón. Sacaba la espada de la empuñadura para prepararse si decidías atacar. Ten cuidado, ella no es compasiva a menos que le des una razón. —¿Últimas palabras?
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  • —Era hora de aplicar resistencia pasiva para ver si está vez Husk se quedaba con él en lugar se ir al bar del hotel —
    —Era hora de aplicar resistencia pasiva para ver si está vez [barcat75] se quedaba con él en lugar se ir al bar del hotel —
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  • Dafne es un hada del bosque, conocida por su profunda conexión con la naturaleza y su habilidad para proteger y sanar el entorno. Su hogar está en un rincón mágico del bosque, donde los árboles son altos y antiguos, y los ríos fluyen con aguas cristalinas.

    Descripción de Dafne

    Apariencia: Dafne tiene una apariencia etérea, con alas translúcidas que brillan con un suave resplandor verde. Su cabello es largo y ondulado, de un color castaño que se mezcla con tonos dorados, como si reflejara la luz del sol que se filtra entre las hojas. Sus ojos son de un verde intenso, llenos de sabiduría y compasión.

    Vestimenta: Suele vestir ropas hechas de hojas y flores, que cambian con las estaciones. En primavera, lleva vestidos de flores frescas y en otoño, se adorna con hojas doradas y rojas.

    Habilidades y Poderes

    Conexión con la Naturaleza: Dafne puede comunicarse con los árboles, las plantas y los animales del bosque. Tiene la capacidad de sanar plantas enfermas y ayudar a los animales heridos.

    Magia de la Naturaleza:
    Puede hacer crecer plantas rápidamente, crear barreras de espinas para proteger el bosque y convocar a los animales para que la ayuden en momentos de necesidad.

    Protección del Bosque:
    Dafne es la guardiana del bosque. Se asegura de que los humanos y otras criaturas respeten el equilibrio natural. Si alguien intenta dañar el bosque, Dafne puede invocar tormentas o hacer que las plantas crezcan de manera descontrolada para defender su hogar.

    Personalidad

    Dafne es amable y compasiva, siempre dispuesta a ayudar a quienes respetan la naturaleza. Sin embargo, puede ser ferozmente protectora cuando se trata de defender su hogar. Es sabia y paciente, y a menudo actúa como mediadora en conflictos entre las criaturas del bosque.
    Dafne es un hada del bosque, conocida por su profunda conexión con la naturaleza y su habilidad para proteger y sanar el entorno. Su hogar está en un rincón mágico del bosque, donde los árboles son altos y antiguos, y los ríos fluyen con aguas cristalinas. Descripción de Dafne Apariencia: Dafne tiene una apariencia etérea, con alas translúcidas que brillan con un suave resplandor verde. Su cabello es largo y ondulado, de un color castaño que se mezcla con tonos dorados, como si reflejara la luz del sol que se filtra entre las hojas. Sus ojos son de un verde intenso, llenos de sabiduría y compasión. Vestimenta: Suele vestir ropas hechas de hojas y flores, que cambian con las estaciones. En primavera, lleva vestidos de flores frescas y en otoño, se adorna con hojas doradas y rojas. Habilidades y Poderes Conexión con la Naturaleza: Dafne puede comunicarse con los árboles, las plantas y los animales del bosque. Tiene la capacidad de sanar plantas enfermas y ayudar a los animales heridos. Magia de la Naturaleza: Puede hacer crecer plantas rápidamente, crear barreras de espinas para proteger el bosque y convocar a los animales para que la ayuden en momentos de necesidad. Protección del Bosque: Dafne es la guardiana del bosque. Se asegura de que los humanos y otras criaturas respeten el equilibrio natural. Si alguien intenta dañar el bosque, Dafne puede invocar tormentas o hacer que las plantas crezcan de manera descontrolada para defender su hogar. Personalidad Dafne es amable y compasiva, siempre dispuesta a ayudar a quienes respetan la naturaleza. Sin embargo, puede ser ferozmente protectora cuando se trata de defender su hogar. Es sabia y paciente, y a menudo actúa como mediadora en conflictos entre las criaturas del bosque.
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  • Ya es hora de poner fin a tu miserable existencia.. Para que veas que puedo ser compasiva, te dejaré correr a terminar mi cuenta regresiva... 3...2...1...¡¡Corre!! La cacería a comenzado.
    Ya es hora de poner fin a tu miserable existencia.. Para que veas que puedo ser compasiva, te dejaré correr a terminar mi cuenta regresiva... 3...2...1...¡¡Corre!! La cacería a comenzado.
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⸻ 𝗠𝗢𝗡𝗢𝗥𝗢𝗟 𝗕𝗥𝗘𝗩𝗘 ⸻


    En medio de la noche, cuando las sombras se alargan y los susurros del viento adquieren un tono siniestro, un aura de oscuridad se cierne sobre la Escuela Salvatore. La brisa gélida parece llevar consigo un presagio inquietante, anunciando la llegada de alguien que ha perdido su humanidad, alguien cuyo corazón ha sido eclipsado por la sombra de la desesperación y el desdén. Esa figura, esa criatura de la noche, es Hope Mikaelson.

    Con pasos silenciosos pero decididos, Hope atraviesa los pasillos de la escuela, su mirada fría y despiadada como la de un depredador acechando a su presa. Su semblante, una máscara de indiferencia, oculta los vestigios de la joven que una vez fue; ahora, sus ojos brillan con una intensidad helada, desprovistos de compasión y empatía.

    Las sombras la abrazan, acunándola en su oscuridad mientras avanza hacia la armería de la escuela. Allí, entre estantes de armas y artefactos mágicos, encuentra lo que busca: herramientas de destrucción, instrumentos de su venganza. Su mano se desliza con destreza sobre las filosas hojas de los cuchillos, los relucientes cañones de las pistolas, y los oscuros grimorios llenos de hechizos prohibidos.

    Un escalofrío recorre la espalda de aquellos que, por casualidad, cruzan su camino. Saben que esta no es la Hope que conocían, la joven valiente y compasiva que luchaba por proteger a sus seres queridos. Esta es una versión retorcida, corrompida por la pérdida y el dolor, alimentada por la sed insaciable de poder y la sed de venganza.

    Sin una pizca de remordimiento, Hope carga sus armas, preparada para enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en su camino. Sus labios apenas esbozan una sonrisa siniestra, un reflejo de la oscuridad que ha tomado residencia en su alma.

    Así, con el peso de sus decisiones oscureciendo su camino, Hope Mikaelson se adentra más en la noche, lista para desatar su furia sobre aquellos que osen desafiarla, sin importar las consecuencias. Y en la Escuela Salvatore, el eco de sus pasos retumba como un presagio ominoso de tiempos aún más oscuros por venir.

    #Monorol #OneShot #Mikaelson
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⸻ 𝗠𝗢𝗡𝗢𝗥𝗢𝗟 𝗕𝗥𝗘𝗩𝗘 ⸻ ㅤ En medio de la noche, cuando las sombras se alargan y los susurros del viento adquieren un tono siniestro, un aura de oscuridad se cierne sobre la Escuela Salvatore. La brisa gélida parece llevar consigo un presagio inquietante, anunciando la llegada de alguien que ha perdido su humanidad, alguien cuyo corazón ha sido eclipsado por la sombra de la desesperación y el desdén. Esa figura, esa criatura de la noche, es Hope Mikaelson. Con pasos silenciosos pero decididos, Hope atraviesa los pasillos de la escuela, su mirada fría y despiadada como la de un depredador acechando a su presa. Su semblante, una máscara de indiferencia, oculta los vestigios de la joven que una vez fue; ahora, sus ojos brillan con una intensidad helada, desprovistos de compasión y empatía. Las sombras la abrazan, acunándola en su oscuridad mientras avanza hacia la armería de la escuela. Allí, entre estantes de armas y artefactos mágicos, encuentra lo que busca: herramientas de destrucción, instrumentos de su venganza. Su mano se desliza con destreza sobre las filosas hojas de los cuchillos, los relucientes cañones de las pistolas, y los oscuros grimorios llenos de hechizos prohibidos. Un escalofrío recorre la espalda de aquellos que, por casualidad, cruzan su camino. Saben que esta no es la Hope que conocían, la joven valiente y compasiva que luchaba por proteger a sus seres queridos. Esta es una versión retorcida, corrompida por la pérdida y el dolor, alimentada por la sed insaciable de poder y la sed de venganza. Sin una pizca de remordimiento, Hope carga sus armas, preparada para enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en su camino. Sus labios apenas esbozan una sonrisa siniestra, un reflejo de la oscuridad que ha tomado residencia en su alma. Así, con el peso de sus decisiones oscureciendo su camino, Hope Mikaelson se adentra más en la noche, lista para desatar su furia sobre aquellos que osen desafiarla, sin importar las consecuencias. Y en la Escuela Salvatore, el eco de sus pasos retumba como un presagio ominoso de tiempos aún más oscuros por venir. #Monorol #OneShot #Mikaelson #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • ❝ ✟ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐂𝐀𝐋𝐋 : [Andrea4]

    El vampiro decidió dar un pequeño paseo por el parque local, sumergiéndose en la atmósfera nocturna que le rodeaba. Disfrutaba de los cantos de las ranas y del suave susurro del viento entre los árboles. Sin embargo, aquel día había sido particularmente decepcionante, y para empeorar las cosas, el frío era tan intenso que Rei sentía cómo sus huesos amenazaban con congelarse. ¡Ya en ese momento parecía estar convirtiéndose en hielo para un trago refrescante!

    En medio de su paseo, divisó una pequeña figura solitaria sentada en un banco. Era una preadolescente con cabello largo y castaño, y parecía estar completamente sola en ese lugar. Rei sentía una ligera afinidad hacia los niños, en cierto modo le recordaban a sí mismo cuando era más joven. Se acercó al banco sin hacer ruido, observando con cautela a la joven. Con voz compasiva, le preguntó: —¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? —. La tranquila expresión de la desconocida lo tomó por sorpresa, pues demostraba una madurez que no era propia de su edad.
    ❝ ✟ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐂𝐀𝐋𝐋 : [Andrea4] El vampiro decidió dar un pequeño paseo por el parque local, sumergiéndose en la atmósfera nocturna que le rodeaba. Disfrutaba de los cantos de las ranas y del suave susurro del viento entre los árboles. Sin embargo, aquel día había sido particularmente decepcionante, y para empeorar las cosas, el frío era tan intenso que Rei sentía cómo sus huesos amenazaban con congelarse. ¡Ya en ese momento parecía estar convirtiéndose en hielo para un trago refrescante! En medio de su paseo, divisó una pequeña figura solitaria sentada en un banco. Era una preadolescente con cabello largo y castaño, y parecía estar completamente sola en ese lugar. Rei sentía una ligera afinidad hacia los niños, en cierto modo le recordaban a sí mismo cuando era más joven. Se acercó al banco sin hacer ruido, observando con cautela a la joven. Con voz compasiva, le preguntó: —¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? —. La tranquila expresión de la desconocida lo tomó por sorpresa, pues demostraba una madurez que no era propia de su edad.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ;; Más de 10 ( y de 15) peticiones de amistad en mis cuentas provenientes de la misma persona en menos de 15 minutos. Señora, lleva usted meses intentando agregarme y desoyendo por activa y por pasiva mis rechazos /en el pasado/ y mis post de que NO AGREGO A GENTE DESCONOCIDA.
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