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Aquella fría noche de primavera había calma en la casa de Mita, el olor a una deliciosa cena flotaba en el aire aun un rato despues luego de que ya hubieran comido. Hacia un tiempo que Mita no preparaba algo por su cuenta y tanto ella como su compañero estaban satisfechos con el resultado.

-Como debía de ser-

Luego de una media hora de mirar la Televisión y a petición de su compañero ella fue a la habitación a colocarse un adorable Pijama de cerdito que el escogió para ella algún tiempo atrás... y antes de que pudiera salir su huesped ingresó a la recamara y la tomó del rostro, estrujando sus mejillas.

—Oye... ya se que te parezco una ternura, pero no exageres...

La hacia sentir un poco avergonzada, por raro que pareciera.

Era difícil saber si es de día o de noche pues las ventanas y las cortinas estaban cerradas evitando cualquier manera de saber que ocurría en el exterior, no encontraba el modo de estar seguro de por qué Mita decidió hacer eso;. Sin embargo había poco espacio para hacer preguntas ya que la joven estaba sentada delante con su dulce sonrisa de siempre.

—He estado teniendo ganas de preguntarte una cosa; tras todo este tiempo de haber vivido juntos, ¿has sentido algo por mi? puedes ser honesto conmigo~

Como siempre había algo muy difícil identificar en su expresión. Lo que podía resultar inquietante

—¿Porque pones esa cara? ¿creías que no iba en serio?

La joven no pudo evitar soltar una pequeña risa mientras miraba fijamente al contrario.; sonreía de oreja a oreja, saboreando el temor y la incomodidad que percibía. Sus afilados caninos se hicieron visibles mientras se acomodaba en la cama, recargando su espalda en el marco y subiendo las rodillas, el movimiento levantó su falda exponiendo su ropa interior.

—¿Te gusta lo que vez?— juntó los pies e inclinó un poco su cabeza —No me importa lo que traigas entre las piernas

Mita a diferencia de otros no cobraba el alquiler por vivir con ella. Pero aunque cuando quería era dulce, en su mayoría es una demonio caprichosa y siempre encuentra un modo de sacar algo de provecho.

El ocaso había llegado anunciando la pronta llegada del anochecer, Mita empezaba a sentirse inquieta como cada vez que la luna hacia su aparición en el cielo nocturno; su mirada estaba fija en el sol poniente. Quizá por su naturaleza sobrenatural, pero de cualquier modo a veces daba la impresión de no estar demasiado cuerda.

Posó la atención en su huésped que yacía en el sofá, el cual parecía haber estado mirándola fijamente desde al menos un par de minutos atrás; ¿sus piernas, su trasero o espalda, tal vez su cabello? no lo sabia. pero no le importaba.

—Ya casi es hora de comer—Su mirada era tranquila pero había algo más, apetito, ansias... quizá otra cosa que trataba de ocultar —Es tu turno de preparar la cena, no querrás que este hambrienta~