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    Estoy muy feliz hoy he recibido el regalo de los Reyes Magos que no pudo llegar cuando toco.
    Los Funkos de Colin Bridgerton y Penélope Featherington son una monda y ahora mismo están en mi estantería al lado de todos los libros de la saga
    Estoy muy feliz hoy he recibido el regalo de los Reyes Magos que no pudo llegar cuando toco. Los Funkos de Colin Bridgerton y Penélope Featherington son una monda y ahora mismo están en mi estantería al lado de todos los libros de la saga
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  • Estos libros los vi el otro día en nuestra librería favorita y se perfectamente que siempre has querido tener esta colección.

    Muchas felicidades Penélope

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  • El sol brillaba, los pájaros cantaban, y Layla Leía ¿qué otra cosa hacía?

    La doncella de largas melenas doradas se encontraba en parte de su sala de estar afuera mientras leía uno de los más recientes libros de aquel entonces "La rebelión de las masas, Ortega y Gasset" demostrando ser una mujer muy culta. Obvio con sus particulares gafas , ya que no puede leer sin estas

    -"hombre-masa", tomado en su conjunto —las masas populares— y en su individualidad. La aglomeración, el lleno, no era antes frecuente. ¿Por qué lo es ahora? Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada.-dice en forma de monologo mientras come unas galletas de jengibre
    El sol brillaba, los pájaros cantaban, y Layla Leía ¿qué otra cosa hacía? La doncella de largas melenas doradas se encontraba en parte de su sala de estar afuera mientras leía uno de los más recientes libros de aquel entonces "La rebelión de las masas, Ortega y Gasset" demostrando ser una mujer muy culta. Obvio con sus particulares gafas , ya que no puede leer sin estas -"hombre-masa", tomado en su conjunto —las masas populares— y en su individualidad. La aglomeración, el lleno, no era antes frecuente. ¿Por qué lo es ahora? Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada.-dice en forma de monologo mientras come unas galletas de jengibre
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  • El cementerio de los libros olvidados
    Fandom Novela
    Categoría Fantasía
    El cementerio de los libros olvidados es un lugar que solo saben un@s poc@s ,se pasa de generación en generación ,nadie puede hablar de él,es un lugar secreto...
    El cementerio de los libros olvidados es un lugar que solo saben un@s poc@s ,se pasa de generación en generación ,nadie puede hablar de él,es un lugar secreto...
    Tipo
    Grupal
    Líneas
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    Estado
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  • —A pesar de haber pasado toda su vida rodeada de otros ángeles, sus hermanos y superiores, lo cierto es que Noriel no habia aprendido nunca acerca del sentimiento de hermandad. No sabia lo que era el cariño, la amistad o el amor. No más allá de lo que leia en los libros escritos por humanos que encontraba en sus misiones.

    Eran un cumulo de palabras que carecían de sentido, aunque Noriel se devanaba los sesos intentando darles alguna clase de explicación... Y entonces, un día, apareció 𝙂𝙄𝘿𝙀𝙊𝙉 𝘾𝙊𝙓—𝙒𝘼𝙏𝙎𝙊𝙉. Un hombre normal y corriente que, en tan solo un insignificante gesto demostró más sobre la empatía humana de lo que Noriel habia aprendido en toda su vida. Gideon despertó su curiosidad, su deseo de aprender más... de conocerle más—


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —A pesar de haber pasado toda su vida rodeada de otros ángeles, sus hermanos y superiores, lo cierto es que Noriel no habia aprendido nunca acerca del sentimiento de hermandad. No sabia lo que era el cariño, la amistad o el amor. No más allá de lo que leia en los libros escritos por humanos que encontraba en sus misiones. Eran un cumulo de palabras que carecían de sentido, aunque Noriel se devanaba los sesos intentando darles alguna clase de explicación... Y entonces, un día, apareció [ApclpsFighter]. Un hombre normal y corriente que, en tan solo un insignificante gesto demostró más sobre la empatía humana de lo que Noriel habia aprendido en toda su vida. Gideon despertó su curiosidad, su deseo de aprender más... de conocerle más— #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • bueno si quiero ser buen padre debere volver a leer estos libros... Bloom Night
    bueno si quiero ser buen padre debere volver a leer estos libros... [Bloom_Night]
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  • Y volvi a la tierra, mientras busco libros, tremenda musiquita me estoy escuchando quizas sean mas faciles de expresarse que yo:

    Siempre le hablo claro
    Que no sé amar ni sé querer pero
    Nos bebemos algo (algo)
    Y siento que necesito cerca tu piel

    Nos gustamos pero nos perdemos
    Porque no sabemos lo que queremos
    Nos negamos pero volvemos
    Y haciendo el amor es que resolvemos
    Nos gustamos pero nos perdemos
    Porque no sabemos lo que queremos
    Nos negamos pero volvemos

    Yo no conozco mucho de ti pero eso me da igual
    Hay un montón y del montón tú eres particular
    Yo espero que de mí tú pienses similar
    No lo tome a mal pero pa' verme si hay que misionar

    Y te adelanto que esto es serio
    No quiero fotos ni video hasta que seamos algo en serio
    Si nos vemos di que fue un misterio
    Y nos vamos lejos pero baby gánate ese privilegio

    Pa' los gusto los colores
    Me gustas tú sabiendo que tal vez más adelante hay mejores
    Pero tú eres difícil con cojones, y eso es lo que me enchula
    Además de tus olores y tus sabores
    Y volvi a la tierra, mientras busco libros, tremenda musiquita me estoy escuchando quizas sean mas faciles de expresarse que yo: Siempre le hablo claro Que no sé amar ni sé querer pero Nos bebemos algo (algo) Y siento que necesito cerca tu piel Nos gustamos pero nos perdemos Porque no sabemos lo que queremos Nos negamos pero volvemos Y haciendo el amor es que resolvemos Nos gustamos pero nos perdemos Porque no sabemos lo que queremos Nos negamos pero volvemos Yo no conozco mucho de ti pero eso me da igual Hay un montón y del montón tú eres particular Yo espero que de mí tú pienses similar No lo tome a mal pero pa' verme si hay que misionar Y te adelanto que esto es serio No quiero fotos ni video hasta que seamos algo en serio Si nos vemos di que fue un misterio Y nos vamos lejos pero baby gánate ese privilegio Pa' los gusto los colores Me gustas tú sabiendo que tal vez más adelante hay mejores Pero tú eres difícil con cojones, y eso es lo que me enchula Además de tus olores y tus sabores
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  • Mientras que para otros, la ausencia de la pareja significaba desenfreno, un respiro de la rutina, un escape fugaz hacia lo prohibido, para Takeo...
    También significaba un desenfreno, despues de todo, él mismo se llamaba un animal poco racional. Era una rebelión silenciosa, una transgresión cuidadosamente calculada, un acto de insubordinación contra su propia sensatez.

    Lejos de Ohime, lejos de ella y su mirada inquisitiva, de la dulzura que siempre lo anclaba a él a la realidad, Takeo se permitía soñar sin ataduras, sin la prudencia que solía regir sus días. Se convertía en presa fácil de sus impulsos más intensos, de esos deseos que hervían en su interior y que, por más que intentara ignorarlos, seguían tentándolo con una promesa. Sabía que era una locura, que no debía, que no podía… pero aún así, lo hacía, lo imaginaba dia y noche.

    Porque había algo irresistible en la clandestinidad de aquel pensamiento, en la emoción de sumergirse en un deseo oculto, uno que no se atrevía a confesarle a Ohime. Porque era un anhelo egoísta que temía no encontrar eco en su voz. No quería que ella lo juzgara, no quería que lo detuviera, no quería que le preguntara si estaba seguro. Porque no lo estaba. Y, al mismo tiempo, lo estaba más que nunca.

    Cada noche, en la soledad de su habitación, Takeo cerraba los ojos y se permitía imaginarlo: un refugio en medio del bullicio, un lugar donde pudiera estar más cerca de sin las limitaciones de la distancia. Un departamento en Tokio, elegante pero acogedor, donde cada rincón estuviera impregnado de su presencia.

    Era un pensamiento que le aceleraba el pulso, que lo hacía sentir vivo. Era el sabor embriagador de un secreto bien guardado. Era la emoción de un riesgo disfrazado de certeza, el vértigo de tomar una decisión, de anticiparse a su reacción, de apostar todo en una jugada impulsiva.

    Y sin embargo, en el fondo de su ser, Takeo sabía que no era un capricho pasajero. Sabía que, una vez que diera el paso, no habría vuelta atrás. Pero ¿acaso no era eso lo más emocionante de todo?

    Finalmente, lo hizo.

    Firmó los papeles~
    Ahora era el dueño de una casa muy cerca de la Tokio Tower.
    Recorrió cada habitación sintiendo cómo la realidad tomaba forma ante sus ojos. No se quedó solo en la compra; eligió cuidadosamente algunos de los muebles, los detalles que harían de aquel espacio un hogar. Un sofá cómodo donde pudieran acurrucarse, una mesa de madera donde compartir desayunos, estantes que esperaban ser llenados con sus libros y pequeños objetos que hablaran de ellos.

    Era solo el inicio, pero ya podían comenzar a vivir en él. Y cuando Ohime cruzara por primera vez aquella puerta, cuando viera lo que había hecho por ellos, Takeo sabría que todo, cada impulso, cada locura, había valido la pena.
    Mientras que para otros, la ausencia de la pareja significaba desenfreno, un respiro de la rutina, un escape fugaz hacia lo prohibido, para Takeo... También significaba un desenfreno, despues de todo, él mismo se llamaba un animal poco racional. Era una rebelión silenciosa, una transgresión cuidadosamente calculada, un acto de insubordinación contra su propia sensatez. Lejos de Ohime, lejos de ella y su mirada inquisitiva, de la dulzura que siempre lo anclaba a él a la realidad, Takeo se permitía soñar sin ataduras, sin la prudencia que solía regir sus días. Se convertía en presa fácil de sus impulsos más intensos, de esos deseos que hervían en su interior y que, por más que intentara ignorarlos, seguían tentándolo con una promesa. Sabía que era una locura, que no debía, que no podía… pero aún así, lo hacía, lo imaginaba dia y noche. Porque había algo irresistible en la clandestinidad de aquel pensamiento, en la emoción de sumergirse en un deseo oculto, uno que no se atrevía a confesarle a Ohime. Porque era un anhelo egoísta que temía no encontrar eco en su voz. No quería que ella lo juzgara, no quería que lo detuviera, no quería que le preguntara si estaba seguro. Porque no lo estaba. Y, al mismo tiempo, lo estaba más que nunca. Cada noche, en la soledad de su habitación, Takeo cerraba los ojos y se permitía imaginarlo: un refugio en medio del bullicio, un lugar donde pudiera estar más cerca de sin las limitaciones de la distancia. Un departamento en Tokio, elegante pero acogedor, donde cada rincón estuviera impregnado de su presencia. Era un pensamiento que le aceleraba el pulso, que lo hacía sentir vivo. Era el sabor embriagador de un secreto bien guardado. Era la emoción de un riesgo disfrazado de certeza, el vértigo de tomar una decisión, de anticiparse a su reacción, de apostar todo en una jugada impulsiva. Y sin embargo, en el fondo de su ser, Takeo sabía que no era un capricho pasajero. Sabía que, una vez que diera el paso, no habría vuelta atrás. Pero ¿acaso no era eso lo más emocionante de todo? Finalmente, lo hizo. Firmó los papeles~ Ahora era el dueño de una casa muy cerca de la Tokio Tower. Recorrió cada habitación sintiendo cómo la realidad tomaba forma ante sus ojos. No se quedó solo en la compra; eligió cuidadosamente algunos de los muebles, los detalles que harían de aquel espacio un hogar. Un sofá cómodo donde pudieran acurrucarse, una mesa de madera donde compartir desayunos, estantes que esperaban ser llenados con sus libros y pequeños objetos que hablaran de ellos. Era solo el inicio, pero ya podían comenzar a vivir en él. Y cuando Ohime cruzara por primera vez aquella puerta, cuando viera lo que había hecho por ellos, Takeo sabría que todo, cada impulso, cada locura, había valido la pena.
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  • -Con un uniforme que consiguio que usaría, mientras este en la biblioteca, Robin estaba leyendo uno que otro libro, estaba bastate aburrida y nada mas busca algo para entrenerse, bosteza.

    Encontró uno interesante por lo que se recarga contra una columna de libros, comenzado a ojear el contenido.-
    -Con un uniforme que consiguio que usaría, mientras este en la biblioteca, Robin estaba leyendo uno que otro libro, estaba bastate aburrida y nada mas busca algo para entrenerse, bosteza. Encontró uno interesante por lo que se recarga contra una columna de libros, comenzado a ojear el contenido.-
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  • Entonces él dijo ser su padre, y Side, quien no guardaba recuerdos de su familia, sintió la punzada de la tentación, sintió la fascinación de jugar aquel juego.

    La idea de pretender ser una buena hija.
    ¿Cómo era eso?
    ¿Cómo se sentía?

    Él tomó su mano con una calidez que no le pertenecía. No para ella.

    Su tacto era firme, convincente, lleno de una autoridad que Side no reconocía, pero tampoco rechazaba.

    No apartó la mano.
    No mostró resistencia.

    Él la condujo por los largos pasillos de la inmensa mansión, caminos retorcidos, enmarañados, antinaturales. Todo en ese lugar era elegante, meticulosamente ordenado, pero afín a su naturaleza.

    La llevó hasta la biblioteca. Decenas de estanterías se alzaban hasta el techo, repletas de libros con títulos dorados y lomos rígidos, perfectamente alineados. Un mundo de historias encerradas en palabras. Historias de otros. Historias que no eran la suya.

    Él acercó una silla, la empujó con suavidad hasta que el respaldo tocó la parte trasera de sus rodillas y la obligó a sentarse.

    — Lee —ordenó, sin mirarla, sin esperar respuesta. Y sin más, salió de la habitación, cerrando la puerta con un chasquido, la llave girando en la cerradura.

    Side no se movió de inmediato.
    El silencio era denso.

    Escuchó su propia respiración, tranquila, ajena a la solemnidad del momento.

    Extendió una mano hacia el libro más cercano y pasó los dedos por el lomo cubierto de polvo.

    “El deber filial y la moral familiar”.

    Ladeó la cabeza.

    ¿Era una burla?
    ¿Una lección?
    Una prueba, quizás.

    La idea de jugar a ser una buena hija la había seducido por un instante. Pero Side no era buena. No quedaba nada bueno en ella.

    Sonrió.
    Una sonrisa torcida, hueca.

    Tomó el libro, lo abrió sin mirarlo realmente y tomó la página por el extremo.

    Tiró y la página se desprendió.
    La tinta y el papel eran cosas frágiles.
    Como las mentiras.


    Entonces él dijo ser su padre, y Side, quien no guardaba recuerdos de su familia, sintió la punzada de la tentación, sintió la fascinación de jugar aquel juego. La idea de pretender ser una buena hija. ¿Cómo era eso? ¿Cómo se sentía? Él tomó su mano con una calidez que no le pertenecía. No para ella. Su tacto era firme, convincente, lleno de una autoridad que Side no reconocía, pero tampoco rechazaba. No apartó la mano. No mostró resistencia. Él la condujo por los largos pasillos de la inmensa mansión, caminos retorcidos, enmarañados, antinaturales. Todo en ese lugar era elegante, meticulosamente ordenado, pero afín a su naturaleza. La llevó hasta la biblioteca. Decenas de estanterías se alzaban hasta el techo, repletas de libros con títulos dorados y lomos rígidos, perfectamente alineados. Un mundo de historias encerradas en palabras. Historias de otros. Historias que no eran la suya. Él acercó una silla, la empujó con suavidad hasta que el respaldo tocó la parte trasera de sus rodillas y la obligó a sentarse. — Lee —ordenó, sin mirarla, sin esperar respuesta. Y sin más, salió de la habitación, cerrando la puerta con un chasquido, la llave girando en la cerradura. Side no se movió de inmediato. El silencio era denso. Escuchó su propia respiración, tranquila, ajena a la solemnidad del momento. Extendió una mano hacia el libro más cercano y pasó los dedos por el lomo cubierto de polvo. “El deber filial y la moral familiar”. Ladeó la cabeza. ¿Era una burla? ¿Una lección? Una prueba, quizás. La idea de jugar a ser una buena hija la había seducido por un instante. Pero Side no era buena. No quedaba nada bueno en ella. Sonrió. Una sonrisa torcida, hueca. Tomó el libro, lo abrió sin mirarlo realmente y tomó la página por el extremo. Tiró y la página se desprendió. La tinta y el papel eran cosas frágiles. Como las mentiras.
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