Despeinada y dormida, descansaba sobre la mesa. Se había quedado hasta tarde leyendo planos y libros, estudiando aquello que le gustaba, la arquitectura. Había pasado tantas páginas, leído tantas líneas que había acabado cayendo dormida sobre su escritorio y la luz de la lámpara alumbrándola, como si intentase mantenerla despierta en un intento fallido. La joven semidiosa había bebido tantas tazas de café que ya no le hacían efecto alguno.
Despeinada y dormida, descansaba sobre la mesa. Se había quedado hasta tarde leyendo planos y libros, estudiando aquello que le gustaba, la arquitectura. Había pasado tantas páginas, leído tantas líneas que había acabado cayendo dormida sobre su escritorio y la luz de la lámpara alumbrándola, como si intentase mantenerla despierta en un intento fallido. La joven semidiosa había bebido tantas tazas de café que ya no le hacían efecto alguno.
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