—¡Ugh! ¡Obvio que tenía que desaparecer justo ahora!

Tsubaki, a cuatro patas sobre el futón, escarbaba entre libros, maquillaje y desorden en la mesita como si estuviera buscando un tesoro maldito.
—¡Ugh! ¡Obvio que tenía que desaparecer justo ahora! Tsubaki, a cuatro patas sobre el futón, escarbaba entre libros, maquillaje y desorden en la mesita como si estuviera buscando un tesoro maldito.
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