Habíamos llegado al lugar y ya nos habíamos dispersado para empezar con la misión, la música retumba en el club clandestino, luces carmesí y humo cortan el ambiente. Angela, vestida con un atuendo ceñido y máscara de encaje, se desliza entre la multitud con la seguridad de quien sabe que todos los ojos se posan en ella. Su objetivo: Danielle Ford, capo rival, sentado en un reservado con vista al espectáculo.
Angela inicia un baile intenso y magnético, sus movimientos transmiten poder y promesa, atrayendo la atención de Danielle y no solo de el, sino también de su hija a su costado y de la persona que me estaba viendo a través de las cámaras previamente colocadas. Él acepta la invitación no verbal al dejar que ella se aproxime, ignorando los murmullos de sus propios guardaespaldas. Con cada giro, Angela acorta las distancias, y su danza se transforma en un duelo sutil de seducción y dominio.
Cuando está a centímetros de Danielle, Angela se inclina, permitiendo que su largo cabello oculte la destreza con la que desliza su mano hacia el interior de su chaqueta: le roba la billetera, donde guarda información y acceso a sus finanzas, sin que él lo perciba. Luego, con una sonrisa tras la máscara, se acerca y lo besa. Danielle, embriagado por el juego, no percibe el verdadero peligro.
Angela le susurra una promesa misteriosa y lo toma de la mano, guiándolo por un pasillo privado dando una pequeña y muy sutil señal para proseguir. La puerta de una habitación se abre: Está una cama con algunas cosas y detrás de la puerta Alessia Leone estaba ya preparada como le había dicho para concretar el crimen.
Angela inicia un baile intenso y magnético, sus movimientos transmiten poder y promesa, atrayendo la atención de Danielle y no solo de el, sino también de su hija a su costado y de la persona que me estaba viendo a través de las cámaras previamente colocadas. Él acepta la invitación no verbal al dejar que ella se aproxime, ignorando los murmullos de sus propios guardaespaldas. Con cada giro, Angela acorta las distancias, y su danza se transforma en un duelo sutil de seducción y dominio.
Cuando está a centímetros de Danielle, Angela se inclina, permitiendo que su largo cabello oculte la destreza con la que desliza su mano hacia el interior de su chaqueta: le roba la billetera, donde guarda información y acceso a sus finanzas, sin que él lo perciba. Luego, con una sonrisa tras la máscara, se acerca y lo besa. Danielle, embriagado por el juego, no percibe el verdadero peligro.
Angela le susurra una promesa misteriosa y lo toma de la mano, guiándolo por un pasillo privado dando una pequeña y muy sutil señal para proseguir. La puerta de una habitación se abre: Está una cama con algunas cosas y detrás de la puerta Alessia Leone estaba ya preparada como le había dicho para concretar el crimen.
Habíamos llegado al lugar y ya nos habíamos dispersado para empezar con la misión, la música retumba en el club clandestino, luces carmesí y humo cortan el ambiente. Angela, vestida con un atuendo ceñido y máscara de encaje, se desliza entre la multitud con la seguridad de quien sabe que todos los ojos se posan en ella. Su objetivo: Danielle Ford, capo rival, sentado en un reservado con vista al espectáculo.
Angela inicia un baile intenso y magnético, sus movimientos transmiten poder y promesa, atrayendo la atención de Danielle y no solo de el, sino también de su hija a su costado y de la persona que me estaba viendo a través de las cámaras previamente colocadas. Él acepta la invitación no verbal al dejar que ella se aproxime, ignorando los murmullos de sus propios guardaespaldas. Con cada giro, Angela acorta las distancias, y su danza se transforma en un duelo sutil de seducción y dominio.
Cuando está a centímetros de Danielle, Angela se inclina, permitiendo que su largo cabello oculte la destreza con la que desliza su mano hacia el interior de su chaqueta: le roba la billetera, donde guarda información y acceso a sus finanzas, sin que él lo perciba. Luego, con una sonrisa tras la máscara, se acerca y lo besa. Danielle, embriagado por el juego, no percibe el verdadero peligro.
Angela le susurra una promesa misteriosa y lo toma de la mano, guiándolo por un pasillo privado dando una pequeña y muy sutil señal para proseguir. La puerta de una habitación se abre: Está una cama con algunas cosas y detrás de la puerta [eclipse_silver_bat_642] estaba ya preparada como le había dicho para concretar el crimen.
