• — Cuál es el mal que he hecho para levantarme tan temprano. — Las cosas malas que ha hecho:

    Deudor alimenticio (el gato no ha comido sus snack premium)
    Pasarse los semáforos (se siente de hule)
    Quitarle la comida al vagabundo (se la quito al gato)
    Pisarle la cola al gato (por accidente)


    — Cuál es el mal que he hecho para levantarme tan temprano. — Las cosas malas que ha hecho: Deudor alimenticio (el gato no ha comido sus snack premium) Pasarse los semáforos (se siente de hule) Quitarle la comida al vagabundo (se la quito al gato) Pisarle la cola al gato (por accidente)
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  • No me digas que lo que siento son pequeñeces, en una caja de fósforos caben setenta incendios...

    #Noaloloracarneasada


    Un mensaje subliminal(? Puede ser...averígualo.
    No me digas que lo que siento son pequeñeces, en una caja de fósforos caben setenta incendios... #Noaloloracarneasada Un mensaje subliminal(? Puede ser...averígualo.
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  • 𝗠𝗲 𝗷𝘂𝗿ó 𝗾𝘂𝗲 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿 ¿𝗹𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗼?

    Mi amor, si es hombre, no semáforo ¿cómo va a cambiar? por favor. (?)
    𝗠𝗲 𝗷𝘂𝗿ó 𝗾𝘂𝗲 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿 ¿𝗹𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗼? Mi amor, si es hombre, no semáforo ¿cómo va a cambiar? por favor. (?) :STK-34:
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ「 𝚜𝚒𝚗 𝚝𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 」

    ㅤA veces repasaba las palabras que uno de los uniformados le había escupido en la cara el primer día.

    —¡𝙰𝚚𝚞𝚒 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚗𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚊 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚍𝚘𝚜 𝚙𝚊𝚕𝚊𝚋𝚛𝚊𝚜:
    "𝚜𝚒, 𝚜𝚎ñ𝚘𝚛"! ¿𝙴𝚗𝚝𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘, 𝚛𝚊𝚜𝚘?

    —¡𝚂𝚒, 𝚜𝚎ñ𝚘𝚛!

    ㅤ"𝘕𝘰 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘮𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯 𝘴𝘶𝘣𝘰𝘧𝘪𝘤𝘪𝘢𝘭", había pensado Bobby.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ؁ㅤ

    ㅤSobre su infancia es poco lo que se sabe. Él siempre fue reservado en ese aspecto pero los foros de internet dicen que se crió en Los Angeles, Californa.

    ㅤLo que sí se sabe es que se enlistó en el ejercito después del escándalo. Algo que nadie hubiera esperado de una estrella de rock. Fue una decisión impulsiva, casi absurda pero que en su mente tenía sentido.

    ㅤEn las filas sintió que por momentos crecía, que maduraba. Como si las botas pesadas y los días repetitivos lograran darle más carácter de una forma que el alcohol, las drogas y las giras no podían.

    ㅤEn esos dos años que duró el servicio, lejos de los escenarios y de la vida nocturna, aprendió cosas nuevas: a tener una buena higiene del sueño, a leer más y mejor, a controlar el impulso de responder con sarcasmo cuando alguien le alzaba la voz y a despojarse el ego que tanto se le había inflado. Se fue buscando algo que lo sacara de sí mismo y que le pusiera orden al caos que llevaba a cuestas y lo había logrado.

    ㅤEso al principio... porque a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que esa estructura rígida lo apagaba por dentro.

    ㅤLe producía asco las jerarquías, seguir ordenes sin objetarse y tener que callar la opinión ante los abusos –que eran constantes– solo para mantener la cadena de mando.

    ㅤEl respeto impuesto no tenía valor para Bobby. Así que, aunque se volvió más centrado y con una disciplina que aún lo sorprende, también se fortaleció el rechazo que sentía ante todo lo que apestara a control y a autoridad.

    ㅤEl ejercito no lo domó, solo reafirmó algo que ya intuía desde joven: Bobby no estaba hecho para agachar la cabeza ante nadie.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ「 𝚜𝚒𝚗 𝚝𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 」 ㅤA veces repasaba las palabras que uno de los uniformados le había escupido en la cara el primer día. —¡𝙰𝚚𝚞𝚒 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚗𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚊 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚍𝚘𝚜 𝚙𝚊𝚕𝚊𝚋𝚛𝚊𝚜: "𝚜𝚒, 𝚜𝚎ñ𝚘𝚛"! ¿𝙴𝚗𝚝𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘, 𝚛𝚊𝚜𝚘? —¡𝚂𝚒, 𝚜𝚎ñ𝚘𝚛! ㅤ"𝘕𝘰 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘮𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯 𝘴𝘶𝘣𝘰𝘧𝘪𝘤𝘪𝘢𝘭", había pensado Bobby. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ؁ㅤ ㅤSobre su infancia es poco lo que se sabe. Él siempre fue reservado en ese aspecto pero los foros de internet dicen que se crió en Los Angeles, Californa. ㅤLo que sí se sabe es que se enlistó en el ejercito después del escándalo. Algo que nadie hubiera esperado de una estrella de rock. Fue una decisión impulsiva, casi absurda pero que en su mente tenía sentido. ㅤEn las filas sintió que por momentos crecía, que maduraba. Como si las botas pesadas y los días repetitivos lograran darle más carácter de una forma que el alcohol, las drogas y las giras no podían. ㅤEn esos dos años que duró el servicio, lejos de los escenarios y de la vida nocturna, aprendió cosas nuevas: a tener una buena higiene del sueño, a leer más y mejor, a controlar el impulso de responder con sarcasmo cuando alguien le alzaba la voz y a despojarse el ego que tanto se le había inflado. Se fue buscando algo que lo sacara de sí mismo y que le pusiera orden al caos que llevaba a cuestas y lo había logrado. ㅤEso al principio... porque a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que esa estructura rígida lo apagaba por dentro. ㅤLe producía asco las jerarquías, seguir ordenes sin objetarse y tener que callar la opinión ante los abusos –que eran constantes– solo para mantener la cadena de mando. ㅤEl respeto impuesto no tenía valor para Bobby. Así que, aunque se volvió más centrado y con una disciplina que aún lo sorprende, también se fortaleció el rechazo que sentía ante todo lo que apestara a control y a autoridad. ㅤEl ejercito no lo domó, solo reafirmó algo que ya intuía desde joven: Bobby no estaba hecho para agachar la cabeza ante nadie.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    (╥﹏╥) acabo de llegar y ya me disgusta la supuesta interfaz para hacer la ficha, ojalá pudiera hacer copia y pega de mi ficha en foro...
    (╥﹏╥) acabo de llegar y ya me disgusta la supuesta interfaz para hacer la ficha, ojalá pudiera hacer copia y pega de mi ficha en foro...
    Me entristece
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    ¿Donde estará bien publicar la historia en Fanpage o foro?
    ¿Donde estará bien publicar la historia en Fanpage o foro? 🤔
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  • Mientras el cuerpo físico de Ina se mantiene flotando en una burbuja, su mente sigue anclada en el sueño del Halovian, y su sonrisa sigue siendo la de quien no sabe que está soñando. Allí, bajo un sol dorado, dos estudiantes caminan hacia su primera cita.

    La campana del institutó sonó, Ina salió apresurada esquivando a compañeros cuyos rostros empezaban a difuminarse como acuarelas bajo la lluvia. Solo [anagenesis001] permanecía nítido, con una sonrisa que le hacía cosquillas en un recuerdo de su memoria que parecía no existir.

    —¡Beli-b... —pausa— digo, Belial~ —canturreó, ajustando su mochila, de la cual colgaba un mini peluche de pulpo que no recordaba haber puesto allí.

    Ambos avanzaron por el camino hacia el arcade. Ina caminaba junto a él, sus pasos sincronizados sobre la acera.

    Se detuvieron antes de cruzar la calle, Ina vio el semáforo: rojo-verde-morado... ¿Morado?. Parpadeó. Era amarillo, pero podría jurar que lo había visto morado. Sacudió su cabeza y cuando el semáforo se puso en rojo, avanzó a un lado de él.

    —Belial... ¿A veces no te pasa que...?

    Dudó. Las palabras se le enredaron en la lengua. ¿Qué le iba a decir? ¿Que estaba teniendo alucinaciones?

    —...Nah, ¡olvídalo! —sacudió la cabeza una vez más, riendo demasiado alto.

    Llegaron al local, se detuvieron un instante frente al letrero neón del arcade. Y cuando empujó la puerta de vidrio, por un segundo, creyó ver en el reflejo a Belial con...¿alas?. Pero rápidamente, su atención se desvió hacia las luces de colores, los sonidos, las risas y el ambiente. El arcade la envolvió.

    —Waaah, ¿que deberíamos jugar primero? —sus ojos brillaban como estrellas— ¿Sabías que los arcades son como rituales? Insertas monedas y rezas para que el universo no te humille...

    Suelta una risita que suena como campanitas rotas. Parpadea. Pausa. ¿Un ritual? ¿Que acaba de decir?. Su sonrisa se borra por 0.65 segundos. Da igual. Lo olvida rápidamente. Su sonrisa reaparece. Sigue tropezando con las mismas pistas, pero no las ve. ¿O tal vez es que no las quiere ver?
    Mientras el cuerpo físico de Ina se mantiene flotando en una burbuja, su mente sigue anclada en el sueño del Halovian, y su sonrisa sigue siendo la de quien no sabe que está soñando. Allí, bajo un sol dorado, dos estudiantes caminan hacia su primera cita. La campana del institutó sonó, Ina salió apresurada esquivando a compañeros cuyos rostros empezaban a difuminarse como acuarelas bajo la lluvia. Solo [anagenesis001] permanecía nítido, con una sonrisa que le hacía cosquillas en un recuerdo de su memoria que parecía no existir. —¡Beli-b... —pausa— digo, Belial~ —canturreó, ajustando su mochila, de la cual colgaba un mini peluche de pulpo que no recordaba haber puesto allí. Ambos avanzaron por el camino hacia el arcade. Ina caminaba junto a él, sus pasos sincronizados sobre la acera. Se detuvieron antes de cruzar la calle, Ina vio el semáforo: rojo-verde-morado... ¿Morado?. Parpadeó. Era amarillo, pero podría jurar que lo había visto morado. Sacudió su cabeza y cuando el semáforo se puso en rojo, avanzó a un lado de él. —Belial... ¿A veces no te pasa que...? Dudó. Las palabras se le enredaron en la lengua. ¿Qué le iba a decir? ¿Que estaba teniendo alucinaciones? —...Nah, ¡olvídalo! —sacudió la cabeza una vez más, riendo demasiado alto. Llegaron al local, se detuvieron un instante frente al letrero neón del arcade. Y cuando empujó la puerta de vidrio, por un segundo, creyó ver en el reflejo a Belial con...¿alas?. Pero rápidamente, su atención se desvió hacia las luces de colores, los sonidos, las risas y el ambiente. El arcade la envolvió. —Waaah, ¿que deberíamos jugar primero? —sus ojos brillaban como estrellas— ¿Sabías que los arcades son como rituales? Insertas monedas y rezas para que el universo no te humille... Suelta una risita que suena como campanitas rotas. Parpadea. Pausa. ¿Un ritual? ¿Que acaba de decir?. Su sonrisa se borra por 0.65 segundos. Da igual. Lo olvida rápidamente. Su sonrisa reaparece. Sigue tropezando con las mismas pistas, pero no las ve. ¿O tal vez es que no las quiere ver?
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  • x:pareces un fosforo,hola fosforito

    FOSFORITO TU PUTA MADRE VEN PARA ACA
    x:pareces un fosforo,hola fosforito FOSFORITO TU PUTA MADRE VEN PARA ACA
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  • Los encontré deambulando por la pradera, pequeñas figuras llameantes con ojos brillantes y cuerpos que parpadeaban como velas en el viento. Cinco en total.

    Niños de fuego.

    Podría decirse que estaban asustados, aunque sus rostros eran difíciles de leer entre las llamas. Uno de ellos, el más alto, intentaba mantener a los demás juntos, pero su chispa titilaba con nerviosismo.

    Sonreí.

    ~ Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿Una excursión escolar que se salió de control? ~

    Los cinco giraron al unísono, sobresaltados. Uno incluso dio un pequeño brinco, dejando un rastro de brasas en el aire.

    ~ ¡¿Q-quién eres tú?! ~ balbuceó el más pequeño. Su voz crepitaba como un leño recién encendido.

    Puse una mano en mi pecho con fingida sorpresa.

    ~ ¿Yo? ¡Pero qué grosería! No reconocer a su nuevo maestro suplente… ~

    Los niños se miraron confundidos.

    ~ ¿Maestro? Pero el profesor Ígneo no se parece a ti… ~

    ~ Bueno, eso es porque el profesor Ígneo no está aquí, ¿cierto? Y yo sí. Así que, por hoy, soy el Profesor Ghost. ~

    Dibujé una pizarra en el aire con un movimiento de mi mano, y las chispas de su fuego se pegaron al aire como si realmente fuera un tablero invisible. Luego, con un gesto, tracé unas letras en rojo brillante:

    **"Clase de Orientación 101: Cómo no perderse en dimensiones extrañas"**

    Los niños empezaron a relajarse. Algunos incluso rieron. Eso era bueno.

    ~ Ahora, primera pregunta: ¿Cómo llegaron aquí? ~

    El mayor habló.

    ~ Nos desviamos del sendero de fuego cuando viajábamos entre planos. Nos dijeron que no siguiéramos los reflejos en el suelo, pero… uno de nosotros lo hizo y… bueno… ~

    ~ ¡Nos caímos! ~ gritó el más pequeño, agitando sus pequeñas manos ardientes.

    Chasqueé los dedos.

    ~ ¡Error número uno! Nunca sigan cosas brillantes si no saben a dónde llevan. La curiosidad es genial, pero también es la mejor amiga de los problemas. ~

    Dibujé en el aire un pequeño diagrama: una flecha señalando un sendero, otra desviándose hacia un abismo con una carita triste al final.

    ~ Ahora, segunda pregunta: ¿Cómo vuelven a casa? ~

    Silencio.

    Me crucé de brazos.

    ~ Oh, vamos, chicos. ¿Ninguno de ustedes leyó el capítulo sobre portales de emergencia? ~

    Las llamas de los niños parpadearon con vergüenza.

    Suspiré dramáticamente y chasqueé los dedos otra vez. Frente a ellos, el aire se onduló y un círculo ígneo apareció en el suelo, crepitando con un calor familiar para ellos.

    ~ Y así es como un profesor experimentado lo hace. Ahora, ordenaditos y sin empujarse, porque si este portal se desestabiliza, podría llevarlos a una dimensión de lluvia eterna. Y dudo que les guste mojarse. ~

    Los niños se apresuraron a alinearse, pero antes de cruzar, el más alto se giró hacia mí.

    ~ Gracias, Profesor Ghost. ~

    Le guiñé un ojo.

    ~ No hay de qué, pequeños fósforos. Y la próxima vez, presten más atención en clase. ~

    Los niños rieron y uno a uno, cruzaron el portal.

    Cuando la última chispa de su fuego desapareció, la pradera quedó en calma otra vez.

    Me giré hacia la pizarra invisible y con un simple soplido, la deshice en mariposas de luz.

    ~ Clase aprobada. ~ murmuré con una sonrisa antes de seguir mi camino.
    Los encontré deambulando por la pradera, pequeñas figuras llameantes con ojos brillantes y cuerpos que parpadeaban como velas en el viento. Cinco en total. Niños de fuego. Podría decirse que estaban asustados, aunque sus rostros eran difíciles de leer entre las llamas. Uno de ellos, el más alto, intentaba mantener a los demás juntos, pero su chispa titilaba con nerviosismo. Sonreí. ~ Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿Una excursión escolar que se salió de control? ~ Los cinco giraron al unísono, sobresaltados. Uno incluso dio un pequeño brinco, dejando un rastro de brasas en el aire. ~ ¡¿Q-quién eres tú?! ~ balbuceó el más pequeño. Su voz crepitaba como un leño recién encendido. Puse una mano en mi pecho con fingida sorpresa. ~ ¿Yo? ¡Pero qué grosería! No reconocer a su nuevo maestro suplente… ~ Los niños se miraron confundidos. ~ ¿Maestro? Pero el profesor Ígneo no se parece a ti… ~ ~ Bueno, eso es porque el profesor Ígneo no está aquí, ¿cierto? Y yo sí. Así que, por hoy, soy el Profesor Ghost. ~ Dibujé una pizarra en el aire con un movimiento de mi mano, y las chispas de su fuego se pegaron al aire como si realmente fuera un tablero invisible. Luego, con un gesto, tracé unas letras en rojo brillante: **"Clase de Orientación 101: Cómo no perderse en dimensiones extrañas"** Los niños empezaron a relajarse. Algunos incluso rieron. Eso era bueno. ~ Ahora, primera pregunta: ¿Cómo llegaron aquí? ~ El mayor habló. ~ Nos desviamos del sendero de fuego cuando viajábamos entre planos. Nos dijeron que no siguiéramos los reflejos en el suelo, pero… uno de nosotros lo hizo y… bueno… ~ ~ ¡Nos caímos! ~ gritó el más pequeño, agitando sus pequeñas manos ardientes. Chasqueé los dedos. ~ ¡Error número uno! Nunca sigan cosas brillantes si no saben a dónde llevan. La curiosidad es genial, pero también es la mejor amiga de los problemas. ~ Dibujé en el aire un pequeño diagrama: una flecha señalando un sendero, otra desviándose hacia un abismo con una carita triste al final. ~ Ahora, segunda pregunta: ¿Cómo vuelven a casa? ~ Silencio. Me crucé de brazos. ~ Oh, vamos, chicos. ¿Ninguno de ustedes leyó el capítulo sobre portales de emergencia? ~ Las llamas de los niños parpadearon con vergüenza. Suspiré dramáticamente y chasqueé los dedos otra vez. Frente a ellos, el aire se onduló y un círculo ígneo apareció en el suelo, crepitando con un calor familiar para ellos. ~ Y así es como un profesor experimentado lo hace. Ahora, ordenaditos y sin empujarse, porque si este portal se desestabiliza, podría llevarlos a una dimensión de lluvia eterna. Y dudo que les guste mojarse. ~ Los niños se apresuraron a alinearse, pero antes de cruzar, el más alto se giró hacia mí. ~ Gracias, Profesor Ghost. ~ Le guiñé un ojo. ~ No hay de qué, pequeños fósforos. Y la próxima vez, presten más atención en clase. ~ Los niños rieron y uno a uno, cruzaron el portal. Cuando la última chispa de su fuego desapareció, la pradera quedó en calma otra vez. Me giré hacia la pizarra invisible y con un simple soplido, la deshice en mariposas de luz. ~ Clase aprobada. ~ murmuré con una sonrisa antes de seguir mi camino.
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