• ──────¿Este es tu primer paseo literalmente, por los aires? ¡Eres valiente! No te preocupes, tú seguridad está a salvo conmigo; no te soltaré por nada del mundo. Además, no volaremos muy alto y lo estamos haciendo de noche, así que podremos disfrutar de la hermosa vista de la luna llena. Eso me recuerda una historia, ¿Conoces el mito de Dédalo e Ícaro? ¿Me dejarías contártelo mientras nos adentramos entre las nubes?

    Vayamos a una época remota perdida en las arenas del tiempo, de ruinas, columnas blancas como el marfil y de dioses y monstruos merodeando en la tierra.

    Esta historia comienza con Dédalo, un chico súper inteligente y brillante. Un inventor y arquitecto que seguramente haría maravillas arquitectónicas en Minecraft en sus ratos libres en la actualidad. Dédalo construyó un laberinto en el que encerraron a una peligrosa criatura llamada Minotauro. El rey Minos, decidió que la mejor forma de darle las gracias por su ardua labor era encerrarlo en una torre. Sí, en esas épocas ya existían los jefes cuyo pasatiempo es hacerte la vida imposible.

    Así que Dédalo, que además de ser un genio brillante también pecaba de imprudente, decidió escapar volando. No. No tenía un jetpack, así que construyó unas preciosas alas hechas cera y plumas. Porque eso suena seguro ¿verdad?

    Le dio un par de alas a su hijo Ícaro y le dijo:

    «No vueles demasiado bajo, o el mar te mojará las alas».
    «No vueles demasiado alto, porque el sol te derrite la cera».

    Ícaro como buen adolescente, hizo lo que todos los adolescentes hacen cuando un adulto les da instrucciones: ignorarlas.

    Las alas de Ícaro se desplegaron y se elevaron majestuosas en los aires. Tocó las nubes con las yemas de los dedos, el viento besó su rostro heleno. Extendió los brazos, no existían límites para Ícaro.

    «Mira papá, sin manos». Le dijo Ícaro a Dédalo. Y entonces el sol le derritió la cera. Alas fuera. Gravedad activada. Olor a alitas de KFC para acompañar. 𝘎𝘢𝘮𝘦 𝘰𝘷𝘦𝘳.
    ──────¿Este es tu primer paseo literalmente, por los aires? ¡Eres valiente! No te preocupes, tú seguridad está a salvo conmigo; no te soltaré por nada del mundo. Además, no volaremos muy alto y lo estamos haciendo de noche, así que podremos disfrutar de la hermosa vista de la luna llena. Eso me recuerda una historia, ¿Conoces el mito de Dédalo e Ícaro? ¿Me dejarías contártelo mientras nos adentramos entre las nubes? Vayamos a una época remota perdida en las arenas del tiempo, de ruinas, columnas blancas como el marfil y de dioses y monstruos merodeando en la tierra. Esta historia comienza con Dédalo, un chico súper inteligente y brillante. Un inventor y arquitecto que seguramente haría maravillas arquitectónicas en Minecraft en sus ratos libres en la actualidad. Dédalo construyó un laberinto en el que encerraron a una peligrosa criatura llamada Minotauro. El rey Minos, decidió que la mejor forma de darle las gracias por su ardua labor era encerrarlo en una torre. Sí, en esas épocas ya existían los jefes cuyo pasatiempo es hacerte la vida imposible. Así que Dédalo, que además de ser un genio brillante también pecaba de imprudente, decidió escapar volando. No. No tenía un jetpack, así que construyó unas preciosas alas hechas cera y plumas. Porque eso suena seguro ¿verdad? Le dio un par de alas a su hijo Ícaro y le dijo: «No vueles demasiado bajo, o el mar te mojará las alas». «No vueles demasiado alto, porque el sol te derrite la cera». Ícaro como buen adolescente, hizo lo que todos los adolescentes hacen cuando un adulto les da instrucciones: ignorarlas. Las alas de Ícaro se desplegaron y se elevaron majestuosas en los aires. Tocó las nubes con las yemas de los dedos, el viento besó su rostro heleno. Extendió los brazos, no existían límites para Ícaro. «Mira papá, sin manos». Le dijo Ícaro a Dédalo. Y entonces el sol le derritió la cera. Alas fuera. Gravedad activada. Olor a alitas de KFC para acompañar. 𝘎𝘢𝘮𝘦 𝘰𝘷𝘦𝘳.
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Un nuevo dia, una nueva foto para modelar, me encanta esto, me siento en libertad de posar como yo deseo, me agradan estos humanos
    Un nuevo dia, una nueva foto para modelar, me encanta esto, me siento en libertad de posar como yo deseo, me agradan estos humanos
    Me encocora
    1
    20 turnos 0 maullidos
  • *viendo mensajes de los ejecutivos de Gucci* vaya... Al parecer Gucci me quiere para una campaña... En 2 días... *Sale del chat con los ejecutivos de Gucci y hace una llamada grupal con Sloane Sparks y Aurora Cupper * chicas Debora irme Gucci me llamo para una campaña y un desfile en 2 dias
    *viendo mensajes de los ejecutivos de Gucci* vaya... Al parecer Gucci me quiere para una campaña... En 2 días... *Sale del chat con los ejecutivos de Gucci y hace una llamada grupal con [glow_black_bull_699] y [glow_beryl_hippo_480] * chicas Debora irme Gucci me llamo para una campaña y un desfile en 2 dias
    Me encocora
    1
    6 turnos 0 maullidos

  • ⠀⠀⸻ "Él no vino a salvar. Vino a recordarles por qué fueron olvidados." ⸻

    ⠀⠀No lleva corona ni cetro, pero su sola presencia impone silencio. Donde él pisa, los símbolos tiemblan. Las oraciones se quiebran en la garganta. Los templos sienten su sombra antes de que llegue.

    ⠀⠀Ya no es un profeta. Tampoco se comporta como un santo. Es el castigo que toma forma, y camina entre los hombres.

    ⠀⠀Se ve como humano, pero su alma pertenece a otro tiempo. Fue arrancada de un pasado olvidado, enterrado bajo las brasas, pero nunca se apagaron del todo.

    ⠀⠀Cipriano, el antaño brujo. Condenado.

    ⠀⠀No trae respuestas. Impone mediante una oración violenta. Solo justicia arcaica, implacable.
    ⠀ ⠀⠀⸻ "Él no vino a salvar. Vino a recordarles por qué fueron olvidados." ⸻ ⠀⠀No lleva corona ni cetro, pero su sola presencia impone silencio. Donde él pisa, los símbolos tiemblan. Las oraciones se quiebran en la garganta. Los templos sienten su sombra antes de que llegue. ⠀⠀Ya no es un profeta. Tampoco se comporta como un santo. Es el castigo que toma forma, y camina entre los hombres. ⠀⠀Se ve como humano, pero su alma pertenece a otro tiempo. Fue arrancada de un pasado olvidado, enterrado bajo las brasas, pero nunca se apagaron del todo. ⠀⠀Cipriano, el antaño brujo. Condenado. ⠀⠀No trae respuestas. Impone mediante una oración violenta. Solo justicia arcaica, implacable. ⠀
    Me endiabla
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Toca volver a socializar, porque me estoy muriendo del aburrimiento, a ver si tengo suerte esta vez
    Toca volver a socializar, porque me estoy muriendo del aburrimiento, a ver si tengo suerte esta vez
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Creo que nunca conocere la dicha del amor *fumaba un cigarrillo triste sentado en una esquina*
    Creo que nunca conocere la dicha del amor *fumaba un cigarrillo triste sentado en una esquina*
    Me entristece
    1
    4 comentarios 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    -«Muchas cosas... En verdad, robé muchas vidas. Un hombre. Un espectro. Un dios. Me he enfrentado a muchas existencias de un número incontable, masacrando a todos los que estaban cerca de mí.

    Lucha. Lucha. Lucha. Mata, mata, mata, mata, mata. Al final, este cuerpo se empapó de la sangre de muchas víctimas y se volvió inmortal. El territorio bajo mi dominio, la «Tierra de las Sombras», finalmente fue expulsado al Exterior del Mundo, y terminé siendo promovido a una existencia que no era diferente a la de un Espíritu Divino.

    No envejeceré. No moriré. Me he transformado en «eso» que es inmortal.

    En realidad, ya no puedo recordar exactamente cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez que tomé una lanza en mis manos. Es diferente de algo bueno. Yo, que estaba de pie en el suelo embrujado y custodiaba la «puerta», ya adquirí la sabiduría del abismo, por lo que puedo medir el tiempo exacto.

    Sin embargo, simplemente no tengo ganas de hacerlo. Es diferente de la melancolía. También es diferente de la resignación. ¿Arrepentimiento?

    No lo entiendo. Puedo decirlo, pero no puedo afirmarlo.

    Al menos, durante el intervalo en el que maté muchas cosas, ciertamente hay algo que existe dentro de mí actual, algo que no existía dentro de mis sentimientos en el momento en el que estaba llevando a cabo mis enseñanzas hacia los valientes guerreros de Ulster.

    Ah, en efecto. Guiando considerablemente a muchos guerreros valientes.

    Todo debería haberse desvanecido al final de los muchos meses y años que han pasado, pero en medio de mis recuerdos, que se conservan en un estado que se mantiene intencionadamente oscuro, hay una persona... Solo hay una persona, un hombre cuya figura se muestra claramente para mí incluso ahora.

    Ojos rojos... Su par de ojos. Solo en el momento en que ese resplandor pasa por mi mente, lo que hay dentro de este pecho se calma. El calor habita dentro de mí, que es inmutable por la eternidad. ¿ Un corazón deseando la reunión? Eso no es así. Eso puedo afirmarlo. Si es así, ¿qué hay allí? Decirle con firmeza, así, a ese hombre... Quiero que mates. Quiero la muerte como persona.

    Por supuesto, si ese hombre que ahora se convirtió en un 'Espíritu Heroico' habla de tener la fuerza para matar a esta persona que es una existencia que ya se separó del destello de vida y masacró incluso a dioses, entonces...»
    -«Muchas cosas... En verdad, robé muchas vidas. Un hombre. Un espectro. Un dios. Me he enfrentado a muchas existencias de un número incontable, masacrando a todos los que estaban cerca de mí. Lucha. Lucha. Lucha. Mata, mata, mata, mata, mata. Al final, este cuerpo se empapó de la sangre de muchas víctimas y se volvió inmortal. El territorio bajo mi dominio, la «Tierra de las Sombras», finalmente fue expulsado al Exterior del Mundo, y terminé siendo promovido a una existencia que no era diferente a la de un Espíritu Divino. No envejeceré. No moriré. Me he transformado en «eso» que es inmortal. En realidad, ya no puedo recordar exactamente cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez que tomé una lanza en mis manos. Es diferente de algo bueno. Yo, que estaba de pie en el suelo embrujado y custodiaba la «puerta», ya adquirí la sabiduría del abismo, por lo que puedo medir el tiempo exacto. Sin embargo, simplemente no tengo ganas de hacerlo. Es diferente de la melancolía. También es diferente de la resignación. ¿Arrepentimiento? No lo entiendo. Puedo decirlo, pero no puedo afirmarlo. Al menos, durante el intervalo en el que maté muchas cosas, ciertamente hay algo que existe dentro de mí actual, algo que no existía dentro de mis sentimientos en el momento en el que estaba llevando a cabo mis enseñanzas hacia los valientes guerreros de Ulster. Ah, en efecto. Guiando considerablemente a muchos guerreros valientes. Todo debería haberse desvanecido al final de los muchos meses y años que han pasado, pero en medio de mis recuerdos, que se conservan en un estado que se mantiene intencionadamente oscuro, hay una persona... Solo hay una persona, un hombre cuya figura se muestra claramente para mí incluso ahora. Ojos rojos... Su par de ojos. Solo en el momento en que ese resplandor pasa por mi mente, lo que hay dentro de este pecho se calma. El calor habita dentro de mí, que es inmutable por la eternidad. ¿ Un corazón deseando la reunión? Eso no es así. Eso puedo afirmarlo. Si es así, ¿qué hay allí? Decirle con firmeza, así, a ese hombre... Quiero que mates. Quiero la muerte como persona. Por supuesto, si ese hombre que ahora se convirtió en un 'Espíritu Heroico' habla de tener la fuerza para matar a esta persona que es una existencia que ya se separó del destello de vida y masacró incluso a dioses, entonces...»
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 comentarios 0 compartidos
  • Un manto de nubes bajas cubría el cementerio como si supiera que alguien importante había regresado. Las lápidas alineadas como soldados sin nombre, se extendían en filas silenciosas. Y entre todas ellas, una resaltaba. La lápida decía Nolan Grayson. No “Omniman” y tampoco “amado padre” o “asesino” ni “héroe”, solo el nombre que utilizaba en la tierra. Como si eso bastara para redimir todo lo demás.

    Mark aterrizó sin ruido, con su pulcro uniforme viltrumita. A diferencia del joven idealista que una vez lloró sobre este mismo suelo, ahora no había rabia, ni lágrimas, solo el peso del deber.

    Caminó entre las tumbas con las manos a los lados con la mirada baja, pero no era por tristeza; solo era distante. Se detuvo frente a la lápida.

    —Padre. —murmuró con la voz ronca, como si no hubiera hablado en días

    —¿Sabes? Nunca me convenció tu fachada de héroe que lucha por la justicia. —torció la boca, sin humor aparente.

    Luego se quedó en silencio. El viento movía apenas los bordes de su falda gris. Su mirada no cambiaba, no había nostalgia, solo calma, como si su mente solo tuviera recuerdos ya desgastados.

    —Pero supongo que no tenías otra opción. —Añadió tras un rato.

    Hizo una breve pausa, bajando la vista hacia la lápida. No tenía intenciones de inclinarse, ni de tocar la lápida como señal de cariño. Solo se limitó a observarla, como quien mira una palabra en un idioma que habla.

    —Mira cómo terminó todo. —Su voz era sarcástica, seca como papel viejo— Fuiste asesinado por mi, nuestro imperio pronto conquistará la tierra y ellos viven como si nada hubiera sucedido.

    El Viltrumita dirigió su mirada al cielo.

    —Cuando mataste a mamá frente a mis ojos, te odié. —Comentó sin emoción, hablando obviamente para si mismo.

    —Pero sabía que tenías razón, el amor es solo un sentimiento que limita nuestra fuerza.

    Mark cerró los ojos unos segundos. Respiró hondo, profundo. No porque necesitara el aire… sino porque necesitaba una pausa.

    —¿Sabes? —dijo con una ligera sonrisa torcida.

    —A veces me sorprende que aún escuche tu voz en mi cabeza. Como si no te hubieras ido del todo. Aunque si supieras cómo te contradigo cada día, probablemente me darías otro de esos discursos de “debilidad emocional” que tanto amabas.

    Hizo una pausa final.

    —Bueno, no me extenderé más. Descuida, aún estoy en la causa de nuestro pueblo y sé que este es el camino que debo seguir. Hasta pronto, maldito anciano.

    Y con un impulso sordo, Mark despegó del suelo. No miró atrás, no volvió a hablar. Se elevó en línea recta, atravesando las nubes, dejando atrás tumbas, recuerdos, y una vida que ya no le pertenecía. Solo quedó el cielo, y el eco de un adiós que nunca fue cálido.
    Un manto de nubes bajas cubría el cementerio como si supiera que alguien importante había regresado. Las lápidas alineadas como soldados sin nombre, se extendían en filas silenciosas. Y entre todas ellas, una resaltaba. La lápida decía Nolan Grayson. No “Omniman” y tampoco “amado padre” o “asesino” ni “héroe”, solo el nombre que utilizaba en la tierra. Como si eso bastara para redimir todo lo demás. Mark aterrizó sin ruido, con su pulcro uniforme viltrumita. A diferencia del joven idealista que una vez lloró sobre este mismo suelo, ahora no había rabia, ni lágrimas, solo el peso del deber. Caminó entre las tumbas con las manos a los lados con la mirada baja, pero no era por tristeza; solo era distante. Se detuvo frente a la lápida. —Padre. —murmuró con la voz ronca, como si no hubiera hablado en días —¿Sabes? Nunca me convenció tu fachada de héroe que lucha por la justicia. —torció la boca, sin humor aparente. Luego se quedó en silencio. El viento movía apenas los bordes de su falda gris. Su mirada no cambiaba, no había nostalgia, solo calma, como si su mente solo tuviera recuerdos ya desgastados. —Pero supongo que no tenías otra opción. —Añadió tras un rato. Hizo una breve pausa, bajando la vista hacia la lápida. No tenía intenciones de inclinarse, ni de tocar la lápida como señal de cariño. Solo se limitó a observarla, como quien mira una palabra en un idioma que habla. —Mira cómo terminó todo. —Su voz era sarcástica, seca como papel viejo— Fuiste asesinado por mi, nuestro imperio pronto conquistará la tierra y ellos viven como si nada hubiera sucedido. El Viltrumita dirigió su mirada al cielo. —Cuando mataste a mamá frente a mis ojos, te odié. —Comentó sin emoción, hablando obviamente para si mismo. —Pero sabía que tenías razón, el amor es solo un sentimiento que limita nuestra fuerza. Mark cerró los ojos unos segundos. Respiró hondo, profundo. No porque necesitara el aire… sino porque necesitaba una pausa. —¿Sabes? —dijo con una ligera sonrisa torcida. —A veces me sorprende que aún escuche tu voz en mi cabeza. Como si no te hubieras ido del todo. Aunque si supieras cómo te contradigo cada día, probablemente me darías otro de esos discursos de “debilidad emocional” que tanto amabas. Hizo una pausa final. —Bueno, no me extenderé más. Descuida, aún estoy en la causa de nuestro pueblo y sé que este es el camino que debo seguir. Hasta pronto, maldito anciano. Y con un impulso sordo, Mark despegó del suelo. No miró atrás, no volvió a hablar. Se elevó en línea recta, atravesando las nubes, dejando atrás tumbas, recuerdos, y una vida que ya no le pertenecía. Solo quedó el cielo, y el eco de un adiós que nunca fue cálido.
    0 turnos 0 maullidos
  • La nieve caía en silencio y el caballero avanzaba con pasos tambaleantes, dejando un rastro de sangre fresca que se ocultaba bajo el blanco recién caído. Se detuvo al llegar a un viejo árbol ennegrecido, apoyando el hombro contra su corteza rugosa. El cuero de su armadura estaba desgarrado en varios puntos; uno de los cortes en el torso parecía más quemadura que herida. Aún humeaba débilmente, como si la magia oscura que lo alcanzó no hubiera terminado su obra.
    El brazo izquierdo colgaba inmóvil a su costado, la articulación del hombro inflamada, marcada por el impacto de un golpe que le partió el escudo y lo lanzó contra un muro de piedra. Apenas podía respirar sin sentir que algo dentro se rompía un poco más.
    Con sus dedos temblorosos trataba de aflojar el vendaje en su abdomen. Lo había apretado con urgencia para no desangrarse, pero sabía que no duraría mucho más si no encontraba ayuda. Su vista se nublaba de vez en cuando, debido a la memoria que lo perseguía a cada paso. “¡Señor Rian!”. La voz del niño. Aguda, temblorosa. Llena de vida. Y de miedo. Fue lo último que escuchó. Rian cerró los ojos, pero el rostro del niño aparecía cada vez que parpadeaba. Sus rizos oscuros y la pequeña bufanda roja que su madre le había anudado esa mañana. Estaba a su lado. Se suponía que lo estaba protegiendo. Pero el Vestigio, ese ser que no hablaba, que no respiraba, que avanzaba como un castigo enviado por algo antiguo. Lo había arrastrado entre las sombras. Lo había arrebatado en un parpadeo. Y él no pudo hacer nada. Cayo al suelo, su rodilla izquierda, maltrecha, apenas aguantaba el peso de su cuerpo. Se sostuvo en la nieve, clavando los dedos entre los copos manchados con sangre y pequeñas huellas aún marcadas junto a las suyas. El castaño se obligó a levantarse, no podía quedarse ahí.
    La nieve caía en silencio y el caballero avanzaba con pasos tambaleantes, dejando un rastro de sangre fresca que se ocultaba bajo el blanco recién caído. Se detuvo al llegar a un viejo árbol ennegrecido, apoyando el hombro contra su corteza rugosa. El cuero de su armadura estaba desgarrado en varios puntos; uno de los cortes en el torso parecía más quemadura que herida. Aún humeaba débilmente, como si la magia oscura que lo alcanzó no hubiera terminado su obra. El brazo izquierdo colgaba inmóvil a su costado, la articulación del hombro inflamada, marcada por el impacto de un golpe que le partió el escudo y lo lanzó contra un muro de piedra. Apenas podía respirar sin sentir que algo dentro se rompía un poco más. Con sus dedos temblorosos trataba de aflojar el vendaje en su abdomen. Lo había apretado con urgencia para no desangrarse, pero sabía que no duraría mucho más si no encontraba ayuda. Su vista se nublaba de vez en cuando, debido a la memoria que lo perseguía a cada paso. “¡Señor Rian!”. La voz del niño. Aguda, temblorosa. Llena de vida. Y de miedo. Fue lo último que escuchó. Rian cerró los ojos, pero el rostro del niño aparecía cada vez que parpadeaba. Sus rizos oscuros y la pequeña bufanda roja que su madre le había anudado esa mañana. Estaba a su lado. Se suponía que lo estaba protegiendo. Pero el Vestigio, ese ser que no hablaba, que no respiraba, que avanzaba como un castigo enviado por algo antiguo. Lo había arrastrado entre las sombras. Lo había arrebatado en un parpadeo. Y él no pudo hacer nada. Cayo al suelo, su rodilla izquierda, maltrecha, apenas aguantaba el peso de su cuerpo. Se sostuvo en la nieve, clavando los dedos entre los copos manchados con sangre y pequeñas huellas aún marcadas junto a las suyas. El castaño se obligó a levantarse, no podía quedarse ahí.
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • Mi sentido del humor se alimenta del caos y la estupidez ajena.

    — Tiende a ser demasiado directa con las personas que viven en su sucio y deteriorado apartamento.—
    Mi sentido del humor se alimenta del caos y la estupidez ajena. — Tiende a ser demasiado directa con las personas que viven en su sucio y deteriorado apartamento.—
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados