He ahí, al principio de las sombras del callejón, dónde el hombre, con el físico de griego y ojos aparentemente tocados por Midas, es que reniega con su celular; su dedo impacta una y otra vez con la pantalla, pero lo que choca es la punta de su negra uña. —Hijo de la sarama... — La rabia escapa de sus labios en un murmullo.
No había tiempo que perder, eso lo sabía más que bien; el dispositivo sufre una descompostura, el contenido de la pantalla se retuerce en colores y fallas que no deberían ocurrir. La mirada del hombre, Boyka, cae afilada en los destellos, hasta que el característico tono de llamada hizo acto de bullicio.
—Aló... Sí, hace rato que terminamos de hablar... ¿El chico? Ah... Busca las noticias. — Su voz calmada era equivalente a su expresión, a esa cara que parecía reflejar un inmenso aburrimiento.
Boyka camina hasta a la acera, allí donde pudo visualizar el drama que acaparará las televisoras durante días; vehículos destruidos, patrullas volcadas, docenas de víctimas y un monstruo de pesadilla. Para él, el hombre con los ojos dorados, todo aquello era un espectáculo, una obra en la que tendría el gusto de participar.
Ingresó lentamente a la escena, bajo la mirada horrorizada e incrédula de la audiencia que le pedía desesperadamente que corriera. —Prepara las camionetas... No, Yasuke no nos estorbará... Nah, tampoco ayudará. —Sin embargo él permanecía ajeno a las advertencias, estaba totalmente en su mundo y sus asuntos.
Pero fue la bestia, con sus chorreantes cuencas oscuras, quien reaccionó diferente a las masas; su escuálida figura de pelaje negro parecía deformarse, su carne gris era abultada desde el interior como si algo quisiera librarse al intentar partir esa fina pero resitente piel. Su huesuda mandíbula tiembla, sus dientes chocan entre sí y dan lugar a una voz de ultratumba. —Oaykb... ¡Oaykb! —Palabras incomprensibles, entonadas por el coro que proviene de uno. Su alarido carga con la rabia de varios, filtrando voces de tono rencoroso.
—Debo cortar... Te daré algo de tiempo. —El crugir del celular confundió a un más a la multitud, aquellos que sentían demasiada curiosidad como para abandonar la absurda escena en desarrollo. Claro que intentaron evacuarlos, pero la aparición de ese hombre misterioso logró hacerse con las miradas chismosas. —¡No teman! ¡Tranquilos! —Alza su grave voz, captando aún más el interés de la audiencia y el villano de la trágica "obra". Entre sus dedos se escurren los restos de lo que alguna vez fue un celular, ese mismo que trituró de un apretón, justo después de haber alzado sus manos por encima de la cabeza. Expuesto e indefenso con las manos en alto y sin armas u objetos que pudiese usar para defenderse, así lo veía la gente y era exactamente eso lo que provocaba más temor en ellos. —Они умрут рано или поздно...
Para la criatura solo es otro bocado, uno que no debía buscar. Para él solo eran ellos dos; un perro fuera de control, y él mismo como el donador. ¿El público? A ellos no les quedó de otra más que aguantar la respiración y presenciar el inicio de una nueva era, la de un mundo que siempre existió.
//La verdad es que escribo esto para no estar tan inactivo, pero esto es apenas una parte de lo que realmente quería escribir. No me convence del todo, así que la idea es arreglarlo en la siguiente publicación y hacerlo más interesante.
//DEAH- Tal vez nadie se tome la molestia de leer esta mamada, pero seguramente ha de haber alguien que vea ta wea y diga: Que porquería... Hay que leerlo de nuevo. En fin, veré si la siguiente parte lo escribo en un archivo y lo hago tipo capítulo.
He ahí, al principio de las sombras del callejón, dónde el hombre, con el físico de griego y ojos aparentemente tocados por Midas, es que reniega con su celular; su dedo impacta una y otra vez con la pantalla, pero lo que choca es la punta de su negra uña. —Hijo de la sarama... — La rabia escapa de sus labios en un murmullo.
No había tiempo que perder, eso lo sabía más que bien; el dispositivo sufre una descompostura, el contenido de la pantalla se retuerce en colores y fallas que no deberían ocurrir. La mirada del hombre, Boyka, cae afilada en los destellos, hasta que el característico tono de llamada hizo acto de bullicio.
—Aló... Sí, hace rato que terminamos de hablar... ¿El chico? Ah... Busca las noticias. — Su voz calmada era equivalente a su expresión, a esa cara que parecía reflejar un inmenso aburrimiento.
Boyka camina hasta a la acera, allí donde pudo visualizar el drama que acaparará las televisoras durante días; vehículos destruidos, patrullas volcadas, docenas de víctimas y un monstruo de pesadilla. Para él, el hombre con los ojos dorados, todo aquello era un espectáculo, una obra en la que tendría el gusto de participar.
Ingresó lentamente a la escena, bajo la mirada horrorizada e incrédula de la audiencia que le pedía desesperadamente que corriera. —Prepara las camionetas... No, Yasuke no nos estorbará... Nah, tampoco ayudará. —Sin embargo él permanecía ajeno a las advertencias, estaba totalmente en su mundo y sus asuntos.
Pero fue la bestia, con sus chorreantes cuencas oscuras, quien reaccionó diferente a las masas; su escuálida figura de pelaje negro parecía deformarse, su carne gris era abultada desde el interior como si algo quisiera librarse al intentar partir esa fina pero resitente piel. Su huesuda mandíbula tiembla, sus dientes chocan entre sí y dan lugar a una voz de ultratumba. —Oaykb... ¡Oaykb! —Palabras incomprensibles, entonadas por el coro que proviene de uno. Su alarido carga con la rabia de varios, filtrando voces de tono rencoroso.
—Debo cortar... Te daré algo de tiempo. —El crugir del celular confundió a un más a la multitud, aquellos que sentían demasiada curiosidad como para abandonar la absurda escena en desarrollo. Claro que intentaron evacuarlos, pero la aparición de ese hombre misterioso logró hacerse con las miradas chismosas. —¡No teman! ¡Tranquilos! —Alza su grave voz, captando aún más el interés de la audiencia y el villano de la trágica "obra". Entre sus dedos se escurren los restos de lo que alguna vez fue un celular, ese mismo que trituró de un apretón, justo después de haber alzado sus manos por encima de la cabeza. Expuesto e indefenso con las manos en alto y sin armas u objetos que pudiese usar para defenderse, así lo veía la gente y era exactamente eso lo que provocaba más temor en ellos. —Они умрут рано или поздно...
Para la criatura solo es otro bocado, uno que no debía buscar. Para él solo eran ellos dos; un perro fuera de control, y él mismo como el donador. ¿El público? A ellos no les quedó de otra más que aguantar la respiración y presenciar el inicio de una nueva era, la de un mundo que siempre existió.
//La verdad es que escribo esto para no estar tan inactivo, pero esto es apenas una parte de lo que realmente quería escribir. No me convence del todo, así que la idea es arreglarlo en la siguiente publicación y hacerlo más interesante.
//DEAH- Tal vez nadie se tome la molestia de leer esta mamada, pero seguramente ha de haber alguien que vea ta wea y diga: Que porquería... Hay que leerlo de nuevo. En fin, veré si la siguiente parte lo escribo en un archivo y lo hago tipo capítulo.