EL ECO DE LA DEUDA ANTIGUA
*Hice sonar mi laud haciendo vibrar las cuerdas *
—El junco tiembla sin viento en la orilla del lago,
¿Qué mano invisible tejió esta densa niebla?
Hay un sendero que se pierde, incierto, en la montaña,
Cada paso es un eco de un juramento olvidado.
No hay mapa para el alma, solo el camino andado.
La linterna tiembla en la ventana, un secreto a media luz;
¿Es el fantasma del ayer quien acecha o soy yo mismo?
El destino se presenta con un rostro de doble máscara,
Ni el sabio conoce la suma de las cosechas del pasado.
Solo el corazón presiente la inminente balanza.
El río fluye sin cesar, llevando agua que ya pasó,
Y cada gota regresa, transformada en rocío o tempestad.
Lo que se dio en silencio, hoy se pide con estruendo.
Si siembras pena, el fruto amargo ha de ser cosechado,
Pues el Cielo, aunque mudo, lleva eterna cuenta.—
*Hice sonar mi laud haciendo vibrar las cuerdas *
—El junco tiembla sin viento en la orilla del lago,
¿Qué mano invisible tejió esta densa niebla?
Hay un sendero que se pierde, incierto, en la montaña,
Cada paso es un eco de un juramento olvidado.
No hay mapa para el alma, solo el camino andado.
La linterna tiembla en la ventana, un secreto a media luz;
¿Es el fantasma del ayer quien acecha o soy yo mismo?
El destino se presenta con un rostro de doble máscara,
Ni el sabio conoce la suma de las cosechas del pasado.
Solo el corazón presiente la inminente balanza.
El río fluye sin cesar, llevando agua que ya pasó,
Y cada gota regresa, transformada en rocío o tempestad.
Lo que se dio en silencio, hoy se pide con estruendo.
Si siembras pena, el fruto amargo ha de ser cosechado,
Pues el Cielo, aunque mudo, lleva eterna cuenta.—
🌙 EL ECO DE LA DEUDA ANTIGUA 🌙
*Hice sonar mi laud haciendo vibrar las cuerdas *
—El junco tiembla sin viento en la orilla del lago,
¿Qué mano invisible tejió esta densa niebla?
Hay un sendero que se pierde, incierto, en la montaña,
Cada paso es un eco de un juramento olvidado.
No hay mapa para el alma, solo el camino andado.
La linterna tiembla en la ventana, un secreto a media luz;
¿Es el fantasma del ayer quien acecha o soy yo mismo?
El destino se presenta con un rostro de doble máscara,
Ni el sabio conoce la suma de las cosechas del pasado.
Solo el corazón presiente la inminente balanza.
El río fluye sin cesar, llevando agua que ya pasó,
Y cada gota regresa, transformada en rocío o tempestad.
Lo que se dio en silencio, hoy se pide con estruendo.
Si siembras pena, el fruto amargo ha de ser cosechado,
Pues el Cielo, aunque mudo, lleva eterna cuenta.—