• El silencio reinaba en el teatro vacío, las largas filas de butacas abandonadas como ecos de un pasado de esplendor. Las luces apenas iluminaban el escenario, como una barrera entre el mundo real y aquel que pertenecía a los muertos. El aire estaba cargado de la nostalgia de una gloria pasada, pero no había ni una chispa de vida en el vasto espacio, solo la quietud eterna de la decadencia.

    Allí, en el centro del escenario, la silueta de Lyra vislumbraba entre las sombras, su figura era esbelta y sus movimientos suaves como la seda, se mantenía en un silencio profundo, observando la oscuridad que la rodeaba. Su piel pálida reflejaba lo poco de luz que quedaba, como si su propia existencia estuviera atrapada en un sueño eterno.

    En el fondo, casi imperceptible al principio, sonó una melodía.

    https://www.youtube.com/watch?v=qeMFqkcPYcg&list=RDqeMFqkcPYcg&start_radio=1

    “Sweet dreams” un contraste bastante interesante dado al sitio donde se encontraba , su ritmo desafiante chocando con la serenidad y quietud del lugar. La canción, con su toque provocador y misterioso, parecía entrar en conflicto con la serenidad del teatro, pero de alguna manera, encajaba a la perfección. Lyra, sin poder evitarlo, sintió cómo la música invadía su cuerpo, una oleada de energía que la empujó a moverse. Solo una persona sabía lo que aquello provocaba en ella...

    Su primer movimiento fue sutil, como una sombra que se desliza por el suelo, pero pronto sus caderas comenzaron a moverse al ritmo de la canción. El sonido de los bajos pulsando a través del aire llenó el vacío del teatro, haciendo que las paredes parecieran vibrar con una energía que solo Lyra podía entender. La vampiresa comenzó a caminar, pero no de una forma común. Cada paso era una danza, un giro que desafiaba la gravedad, como si el escenario fuera suyo para siempre. Sus manos, delgadas y llenas de gracia, se elevaron suavemente, como si estuviera tocando los ecos del pasado en el aire.

    La oscuridad que la rodeaba comenzó a fundirse con ella, su figura etérea proyectada sobre las paredes del teatro, mientras sus movimientos se volvían más seductores, más atrevidos. A pesar de la naturaleza gótica de su ser, la energía de la música era tan vibrante, tan llena de vida, que parecía contrarrestar su condena eterna. Lyra no solo era una sombra en la noche, ella era una manifestación de lo prohibido, de lo que te podía dañar desde adentro.

    Sus ojos, de un rojo brillante como rubíes, brillaban en la penumbra mientras sus labios se curvaban en una sonrisa, un reflejo de su alma atormentada. La canción resonaba en su ser, sus movimientos se volvían cada vez más provocativos, como si el escenario fuera su pista de baile y ella la reina indiscutible de ese espacio olvidado.

    A medida que la melodía se intensificaba, Lyra se dejó llevar por el ritmo, un baile en el que el tiempo parecía detenerse. La historia de su vida, de su condena, se entrelazaba con la música, como si cada acorde fuera una parte de su alma rota. Pero no había tristeza en su danza, solo había un ardiente deseo de sentirse viva, de sentir esa chispa de rebelión en la piel, a pesar de la eternidad que la atrapaba.

    Su figura, elegante y llena de gracia, se movía entre las sombras del teatro, un contraste entre la luz tenue del escenario y la oscuridad que parecía alimentarla. El teatro, aunque vacío, parecía cobrar vida, como si su presencia de desbordara las paredes y desafiara el vacío. La canción continuaba, susurrando en el aire, y ella bailaba, como un alma libre atrapada en el cuerpo de un monstruo.

    ♧ Sweet dreams are made of this - murmuró en la oscuridad, su voz cálida, pero cargada de intención - Who am I to disagree?...-
    El silencio reinaba en el teatro vacío, las largas filas de butacas abandonadas como ecos de un pasado de esplendor. Las luces apenas iluminaban el escenario, como una barrera entre el mundo real y aquel que pertenecía a los muertos. El aire estaba cargado de la nostalgia de una gloria pasada, pero no había ni una chispa de vida en el vasto espacio, solo la quietud eterna de la decadencia. Allí, en el centro del escenario, la silueta de Lyra vislumbraba entre las sombras, su figura era esbelta y sus movimientos suaves como la seda, se mantenía en un silencio profundo, observando la oscuridad que la rodeaba. Su piel pálida reflejaba lo poco de luz que quedaba, como si su propia existencia estuviera atrapada en un sueño eterno. En el fondo, casi imperceptible al principio, sonó una melodía. https://www.youtube.com/watch?v=qeMFqkcPYcg&list=RDqeMFqkcPYcg&start_radio=1 “Sweet dreams” un contraste bastante interesante dado al sitio donde se encontraba , su ritmo desafiante chocando con la serenidad y quietud del lugar. La canción, con su toque provocador y misterioso, parecía entrar en conflicto con la serenidad del teatro, pero de alguna manera, encajaba a la perfección. Lyra, sin poder evitarlo, sintió cómo la música invadía su cuerpo, una oleada de energía que la empujó a moverse. Solo una persona sabía lo que aquello provocaba en ella... Su primer movimiento fue sutil, como una sombra que se desliza por el suelo, pero pronto sus caderas comenzaron a moverse al ritmo de la canción. El sonido de los bajos pulsando a través del aire llenó el vacío del teatro, haciendo que las paredes parecieran vibrar con una energía que solo Lyra podía entender. La vampiresa comenzó a caminar, pero no de una forma común. Cada paso era una danza, un giro que desafiaba la gravedad, como si el escenario fuera suyo para siempre. Sus manos, delgadas y llenas de gracia, se elevaron suavemente, como si estuviera tocando los ecos del pasado en el aire. La oscuridad que la rodeaba comenzó a fundirse con ella, su figura etérea proyectada sobre las paredes del teatro, mientras sus movimientos se volvían más seductores, más atrevidos. A pesar de la naturaleza gótica de su ser, la energía de la música era tan vibrante, tan llena de vida, que parecía contrarrestar su condena eterna. Lyra no solo era una sombra en la noche, ella era una manifestación de lo prohibido, de lo que te podía dañar desde adentro. Sus ojos, de un rojo brillante como rubíes, brillaban en la penumbra mientras sus labios se curvaban en una sonrisa, un reflejo de su alma atormentada. La canción resonaba en su ser, sus movimientos se volvían cada vez más provocativos, como si el escenario fuera su pista de baile y ella la reina indiscutible de ese espacio olvidado. A medida que la melodía se intensificaba, Lyra se dejó llevar por el ritmo, un baile en el que el tiempo parecía detenerse. La historia de su vida, de su condena, se entrelazaba con la música, como si cada acorde fuera una parte de su alma rota. Pero no había tristeza en su danza, solo había un ardiente deseo de sentirse viva, de sentir esa chispa de rebelión en la piel, a pesar de la eternidad que la atrapaba. Su figura, elegante y llena de gracia, se movía entre las sombras del teatro, un contraste entre la luz tenue del escenario y la oscuridad que parecía alimentarla. El teatro, aunque vacío, parecía cobrar vida, como si su presencia de desbordara las paredes y desafiara el vacío. La canción continuaba, susurrando en el aire, y ella bailaba, como un alma libre atrapada en el cuerpo de un monstruo. ♧ Sweet dreams are made of this - murmuró en la oscuridad, su voz cálida, pero cargada de intención - Who am I to disagree?...-
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    - El tiempo pasa, la gente se mueve, como el flujo de un río, nunca termina. Una mente infantil se convertirá en una noble ambición. El amor joven se convertirá en un profundo afecto. La superficie de las aguas claras refleja el crecimiento. Ahora escucha la serenata del agua y reflexiona sobre ti mismo.
    - El tiempo pasa, la gente se mueve, como el flujo de un río, nunca termina. Una mente infantil se convertirá en una noble ambición. El amor joven se convertirá en un profundo afecto. La superficie de las aguas claras refleja el crecimiento. Ahora escucha la serenata del agua y reflexiona sobre ti mismo.
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  • La noche en Seúl estaba bañada en un silencio pesado, interrumpido solo por el murmullo distante del tráfico y el resplandor neón que se filtraba tímidamente a través de los ventanales. En lo alto de un penthouse cuya vista dominaba la ciudad, Lián Xuefeng dormía. O al menos lo intentaba. Su cuerpo descansaba en sábanas de seda negra, pero su mente se debatía en los pasillos de un pasado que no había muerto con los siglos.

    Primero vinieron las llamas. El sueño lo arrastró al palacio ardiente, a los corredores de jade convertidos en ruinas. El humo se alzaba como demonios danzantes, y entre ellos, el rostro de ella: la sacerdotisa de mirada serena que había jurado protegerlo. Sus labios se movían, pero las palabras nunca llegaban; solo un grito ahogado antes de ser engullida por las llamas. Lián extendía la mano, pero sus dedos rozaban solo el vacío, una ausencia que ardía más que el fuego mismo.

    Luego, el hierro. El altar frío, la traición de su hermano menor clavada más hondo que las cuchillas. Sentía aún el ardor metálico en su pecho, el desgarrar de su carne, la sangre que manaba como un río oscuro. Los cánticos de los traidores lo rodeaban, celebrando su caída. Y en ese instante, justo antes de morir, el rugido interior: no humano, no terrenal. Algo dentro de él se alzó con furia, reclamando eternidad. El eco de aquel despertar aún lo perseguía.

    Lián jadeó, abriendo los ojos de golpe. La habitación estaba intacta: los ventanales de cristal, el mobiliario minimalista, la calma aséptica del presente. Y sin embargo, él seguía encadenado a la imagen de la sacerdotisa muriendo entre llamas. Su pecho subía y bajaba con violencia, como si aún llevara dentro el filo de aquellas cuchillas.

    Se incorporó lentamente, dejando que la seda resbalara por su piel pálida. Una mano fue a su rostro, cubriéndose los ojos como si pudiera borrar el recuerdo. Pero no había escapatoria. No había amanecer que pudiera disipar esa pesadilla, porque no era un sueño: era memoria.

    Caminó hasta el ventanal, observando la ciudad que brillaba como un mar de estrellas caídas. Seúl, vibrante, viva, indiferente a su tragedia. Sus dedos rozaron el cristal, fríos como el mármol, y en su mente un pensamiento lo atravesó con fuerza:
    "¿Cuántos siglos más debo cargar con este peso? ¿Soy un hombre, un monstruo, o algo que ni siquiera los dioses quisieron nombrar?"

    Un dejo de melancolía se mezcló en su mirada oscura, pero también una chispa de ira latente, de deseo de recuperar lo perdido o destruir lo que se interpusiera. La ciudad no lo sabía, pero bajo su calma nocturna caminaba un emperador olvidado, marcado por el fuego y condenado a nunca despertar del todo de sus propias pesadillas.
    La noche en Seúl estaba bañada en un silencio pesado, interrumpido solo por el murmullo distante del tráfico y el resplandor neón que se filtraba tímidamente a través de los ventanales. En lo alto de un penthouse cuya vista dominaba la ciudad, Lián Xuefeng dormía. O al menos lo intentaba. Su cuerpo descansaba en sábanas de seda negra, pero su mente se debatía en los pasillos de un pasado que no había muerto con los siglos. Primero vinieron las llamas. El sueño lo arrastró al palacio ardiente, a los corredores de jade convertidos en ruinas. El humo se alzaba como demonios danzantes, y entre ellos, el rostro de ella: la sacerdotisa de mirada serena que había jurado protegerlo. Sus labios se movían, pero las palabras nunca llegaban; solo un grito ahogado antes de ser engullida por las llamas. Lián extendía la mano, pero sus dedos rozaban solo el vacío, una ausencia que ardía más que el fuego mismo. Luego, el hierro. El altar frío, la traición de su hermano menor clavada más hondo que las cuchillas. Sentía aún el ardor metálico en su pecho, el desgarrar de su carne, la sangre que manaba como un río oscuro. Los cánticos de los traidores lo rodeaban, celebrando su caída. Y en ese instante, justo antes de morir, el rugido interior: no humano, no terrenal. Algo dentro de él se alzó con furia, reclamando eternidad. El eco de aquel despertar aún lo perseguía. Lián jadeó, abriendo los ojos de golpe. La habitación estaba intacta: los ventanales de cristal, el mobiliario minimalista, la calma aséptica del presente. Y sin embargo, él seguía encadenado a la imagen de la sacerdotisa muriendo entre llamas. Su pecho subía y bajaba con violencia, como si aún llevara dentro el filo de aquellas cuchillas. Se incorporó lentamente, dejando que la seda resbalara por su piel pálida. Una mano fue a su rostro, cubriéndose los ojos como si pudiera borrar el recuerdo. Pero no había escapatoria. No había amanecer que pudiera disipar esa pesadilla, porque no era un sueño: era memoria. Caminó hasta el ventanal, observando la ciudad que brillaba como un mar de estrellas caídas. Seúl, vibrante, viva, indiferente a su tragedia. Sus dedos rozaron el cristal, fríos como el mármol, y en su mente un pensamiento lo atravesó con fuerza: "¿Cuántos siglos más debo cargar con este peso? ¿Soy un hombre, un monstruo, o algo que ni siquiera los dioses quisieron nombrar?" Un dejo de melancolía se mezcló en su mirada oscura, pero también una chispa de ira latente, de deseo de recuperar lo perdido o destruir lo que se interpusiera. La ciudad no lo sabía, pero bajo su calma nocturna caminaba un emperador olvidado, marcado por el fuego y condenado a nunca despertar del todo de sus propias pesadillas.
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  • ⋆꙳•̩̩͙❅*̩̩͙‧͙ Qué ha sucedido hoy? Tengo las orejas bastante grandes como para escuchar historias fascinantes… y la paciencia, créame que es aún mayor. Y si es un consejo lo que busca, sepa que siempre hallará en mí una palabra serena y una disposición sincera por comprenderle.
    ⋆꙳•̩̩͙❅*̩̩͙‧͙ Qué ha sucedido hoy? Tengo las orejas bastante grandes como para escuchar historias fascinantes… y la paciencia, créame que es aún mayor. Y si es un consejo lo que busca, sepa que siempre hallará en mí una palabra serena y una disposición sincera por comprenderle.
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  • El avión avanzaba silencioso sobre un mar de nubes teñidas de dorado. Kelly dormía a su lado, con la respiración serena y los labios apenas curvados en una sonrisa soñada. Andrea no podía apartar la vista de ella. Había pasado tanto tiempo vigilando a todos menos a sí mismo, que aquella calma le parecía un regalo.

    Con cuidado, como si el gesto pudiera despertar un secreto, levantó el teléfono y tomó una foto. No para guardar una prueba, sino para atesorar un instante. En esa imagen quedaba atrapado lo que nunca se atrevía a decirle: que cada latido suyo se había rendido ante ella, que protegerla ya no era una tarea, sino un deseo.

    Italia los esperaba, sí, pero Andrea sabía que su verdadero destino estaba justo ahí, dormido junto a él.


    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤKelly Vaughn
    El avión avanzaba silencioso sobre un mar de nubes teñidas de dorado. Kelly dormía a su lado, con la respiración serena y los labios apenas curvados en una sonrisa soñada. Andrea no podía apartar la vista de ella. Había pasado tanto tiempo vigilando a todos menos a sí mismo, que aquella calma le parecía un regalo. Con cuidado, como si el gesto pudiera despertar un secreto, levantó el teléfono y tomó una foto. No para guardar una prueba, sino para atesorar un instante. En esa imagen quedaba atrapado lo que nunca se atrevía a decirle: que cada latido suyo se había rendido ante ella, que protegerla ya no era una tarea, sino un deseo. Italia los esperaba, sí, pero Andrea sabía que su verdadero destino estaba justo ahí, dormido junto a él. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ[MISSTR0UBLE]
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  • El tiempo en troya transcurre con lentitud y con calma para quienes no buscan problemas, la vida en el campo es tranquila, serenidad plena, nada mas me llena mas que ver las estrellas, entre el campo repletos de flores bellas, con el ganado a lo lejos, descansando despues de un dia a calorado. a algunos les parece un dia plano, un dia sin profundidad, pero si te enfocas en lo correcto lo plano es mas profundo... todo oculta un porque y un como, y de no encontrarlo... no significa que no exista. disfruta de la bella noche, criatura de las estrellas....
    El tiempo en troya transcurre con lentitud y con calma para quienes no buscan problemas, la vida en el campo es tranquila, serenidad plena, nada mas me llena mas que ver las estrellas, entre el campo repletos de flores bellas, con el ganado a lo lejos, descansando despues de un dia a calorado. a algunos les parece un dia plano, un dia sin profundidad, pero si te enfocas en lo correcto lo plano es mas profundo... todo oculta un porque y un como, y de no encontrarlo... no significa que no exista. disfruta de la bella noche, criatura de las estrellas....
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  • OFF: Deseo aclarar que todas las historias que subo son de dominio público con la intencion de que puedan participar quien guste ambientadas en la antigua china, de fantasía. Siempre y cuando se adapte es bienvenido (a) de incluirse.
    Si bien la historia es un poco Canon, deseo que aquellos interesados puedan participar si asi lo desea y puedan seguir la historia. Sean bienvenidos (as)
    ------------------------------------------------------

    China Antigua, 17 años atras:
    Secta Jin.- La ceremonia de cultivo acababa de empezar, jovenes de todas las sectas habian acudido en una ceremonia de cultivacion, el joven Wei Wuxian ahora solo era mas que una leyenda de lo que pasó antes de su muerte en los túmulos funerarios de Yilin, era tambien una enseñanza que los mayores solian contar a los jovenes para que aprendieran y no siguieran el ejemplo de ese mal cultivador que segun ellos se dejo llevar por la energia resentida y se desvió de su camino.

    La carpa de la secta Jin, era morada por algunos dias sobre platicas y tambien habria a final de cuentas un torneo para saber quienes serian la snuevas promesas del mañana.
    Un joven entre todos ellos, era el recien llegado, nadie sabia de donde provenia, pero sus ropas eran semejantes a las de la secta Lan mas sin el usual adorno de la frente ni e grabado de nubes.

    Se trataba de un joven que cumplia los 17 años, de cabellos negro azabaches, ojos azules como el firmamento, y atuendos blancos, disntiguido por portar su espada y un batidor que solo los taoistas de su clase podian usar, tranquilo, sereno y con buenos modales.
    Era un joven de temperamento firme, sin embargo con un grans entido de justicia que hacia honor a su linaje, se trataba despues de aquellas presentaciones de Xiao Xingchen, el ultimo discipulo de la maestra Baoshan Sanren, una gran maestra inmortal que era conocida por casi todos los clanes y muy pocos por no decir casi nadie habia visto, mas su conocimiento en la medicina era único.

    Muchas gracias por su invitacion, soy Daozhang Xiao Xingchen..

    OFF: Deseo aclarar que todas las historias que subo son de dominio público con la intencion de que puedan participar quien guste ambientadas en la antigua china, de fantasía. Siempre y cuando se adapte es bienvenido (a) de incluirse. Si bien la historia es un poco Canon, deseo que aquellos interesados puedan participar si asi lo desea y puedan seguir la historia. Sean bienvenidos (as) ------------------------------------------------------ China Antigua, 17 años atras: Secta Jin.- La ceremonia de cultivo acababa de empezar, jovenes de todas las sectas habian acudido en una ceremonia de cultivacion, el joven Wei Wuxian ahora solo era mas que una leyenda de lo que pasó antes de su muerte en los túmulos funerarios de Yilin, era tambien una enseñanza que los mayores solian contar a los jovenes para que aprendieran y no siguieran el ejemplo de ese mal cultivador que segun ellos se dejo llevar por la energia resentida y se desvió de su camino. La carpa de la secta Jin, era morada por algunos dias sobre platicas y tambien habria a final de cuentas un torneo para saber quienes serian la snuevas promesas del mañana. Un joven entre todos ellos, era el recien llegado, nadie sabia de donde provenia, pero sus ropas eran semejantes a las de la secta Lan mas sin el usual adorno de la frente ni e grabado de nubes. Se trataba de un joven que cumplia los 17 años, de cabellos negro azabaches, ojos azules como el firmamento, y atuendos blancos, disntiguido por portar su espada y un batidor que solo los taoistas de su clase podian usar, tranquilo, sereno y con buenos modales. Era un joven de temperamento firme, sin embargo con un grans entido de justicia que hacia honor a su linaje, se trataba despues de aquellas presentaciones de Xiao Xingchen, el ultimo discipulo de la maestra Baoshan Sanren, una gran maestra inmortal que era conocida por casi todos los clanes y muy pocos por no decir casi nadie habia visto, mas su conocimiento en la medicina era único. Muchas gracias por su invitacion, soy Daozhang Xiao Xingchen..
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  • =Salí pronto de mi empleo, por lo que decidí dar un paseo por los brillantes y ruidosos sitios del centro de la ciudad. Durante breves instantes, mis recuerdos se dispersaron, imaginando que a mis subordinados les habría agradado este sitio, sereno, sin temor a los peligros de los ataques de los titanes.=

    —Cuántas vidas se habrían preservado...—
    =Salí pronto de mi empleo, por lo que decidí dar un paseo por los brillantes y ruidosos sitios del centro de la ciudad. Durante breves instantes, mis recuerdos se dispersaron, imaginando que a mis subordinados les habría agradado este sitio, sereno, sin temor a los peligros de los ataques de los titanes.= —Cuántas vidas se habrían preservado...—
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  • ❝ 𝑵𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒊𝒄𝒂𝒕𝒓𝒊𝒄𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏 𝒗𝒊𝒏𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 𝒗𝒊𝒏𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒈𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝑎𝑚𝑎𝑏𝑎... ❞

    𝑀𝑒 𝑛𝑒𝑔𝑢𝑒 𝑎 𝑟𝑒𝑐𝑖𝑏𝑖𝑟 𝑎𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑡𝑎𝑞𝑢𝑒, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑎 𝑑𝑖𝑔𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑣𝑖𝑐𝑖𝑜. 𝑆𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑧𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝘩𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑒𝑟𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑖𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝘩𝑎𝑏𝑖𝑎 𝑎𝑢𝑡𝑜𝑖𝑚𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑜.

    𝑃𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑗𝑒𝑓𝑒 𝑝𝑢𝑑𝑜 𝘩𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑠𝑖𝑑𝑜 𝑠𝑒𝑐𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑑𝑜 𝑜 𝑖𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑝𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑦 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠... 𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑎.

    Instalados en la segunda casa de seguridad dejó a su jefe en la seguridad de su oficina y muy bien custodiado; necesitaba mínimo tomar una ducha.

    Bajo las gotas frias de agua esperaba estas se llevaran no solo los restos de sangre y el dolor fisico sino también las heridas internas, esas que seguían escupiendo sangre y dolor pero era imposible... estaba ahí dónde todo comenzó.

    Después de su ducha se cambió y antes de presentarse ante su jefe para disculparse quiso serenarse, recuperar su calma y frialdad.
    Su lugar seguro: la biblioteca.

    —Evie... Evie... ¿el ajedrez no te enseñó que un mal movimiento te puede hacer perder a tu reina?

    Susurró mirando el juego del mismo que reposaba sobre la mesita de centro.
    ❝ 𝑵𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒊𝒄𝒂𝒕𝒓𝒊𝒄𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏 𝒗𝒊𝒏𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒆𝒏𝒆𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 𝒗𝒊𝒏𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒈𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝑎𝑚𝑎𝑏𝑎... ❞ 𝑀𝑒 𝑛𝑒𝑔𝑢𝑒 𝑎 𝑟𝑒𝑐𝑖𝑏𝑖𝑟 𝑎𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑡𝑎𝑞𝑢𝑒, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑎 𝑑𝑖𝑔𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑣𝑖𝑐𝑖𝑜. 𝑆𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑧𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝘩𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑒𝑟𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑖𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝘩𝑎𝑏𝑖𝑎 𝑎𝑢𝑡𝑜𝑖𝑚𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑜. 𝑃𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑗𝑒𝑓𝑒 𝑝𝑢𝑑𝑜 𝘩𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑠𝑖𝑑𝑜 𝑠𝑒𝑐𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑑𝑜 𝑜 𝑖𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑝𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑦 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠... 𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑎. Instalados en la segunda casa de seguridad dejó a su jefe en la seguridad de su oficina y muy bien custodiado; necesitaba mínimo tomar una ducha. Bajo las gotas frias de agua esperaba estas se llevaran no solo los restos de sangre y el dolor fisico sino también las heridas internas, esas que seguían escupiendo sangre y dolor pero era imposible... estaba ahí dónde todo comenzó. Después de su ducha se cambió y antes de presentarse ante su jefe para disculparse quiso serenarse, recuperar su calma y frialdad. Su lugar seguro: la biblioteca. —Evie... Evie... ¿el ajedrez no te enseñó que un mal movimiento te puede hacer perder a tu reina? Susurró mirando el juego del mismo que reposaba sobre la mesita de centro.
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  • #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦

    La tela cae como cascada sobre la madera húmeda, enmarcando la serenidad de su figura. No hay gesto en su rostro que delate intención alguna, espera. Sus pies descalzos rozan la corteza, en silencio, como si el bosque entero contuviera el aliento.
    #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦 La tela cae como cascada sobre la madera húmeda, enmarcando la serenidad de su figura. No hay gesto en su rostro que delate intención alguna, espera. Sus pies descalzos rozan la corteza, en silencio, como si el bosque entero contuviera el aliento.
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