• El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua.

    El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll.

    Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe.

    “¿Qué te trae por aquí, mago?”

    pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia.

    “He venido en busca de información,”

    responde Yukine, su voz resonando con autoridad.

    “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.”

    El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad.

    “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.”

    Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes.

    “Entonces, empecemos,”

    dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar.

    El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco.

    “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?”

    Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme.

    “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.”

    El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación.

    “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.”

    Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra.

    “He oído hablar de ese artefacto,”

    dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices.

    “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.”

    Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?”

    Lidica asiente lentamente.

    “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.”

    Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir.

    “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.”

    El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo.

    “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.”

    Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito.

    Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar.

    “El templo está a unos días de viaje desde aquí,”

    explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.”

    Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte.

    “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.”

    Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña.

    “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.”

    A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje.

    “Debemos acampar aquí por la noche,”

    sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque.

    “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.”

    Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo.

    “Este es el templo,”

    dice, señalando una estructura en el centro del mapa.

    “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.”

    Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.”

    Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles.

    El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas.

    Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva.

    “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?”

    pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles.

    Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto.

    “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.”

    El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente.

    "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro"

    el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur

    “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.”

    Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal.

    Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos

    "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya"

    luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo.

    El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas.

    Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo
    A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder

    Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar
    El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo
    El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, y Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
    El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua. El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll. Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe. “¿Qué te trae por aquí, mago?” pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia. “He venido en busca de información,” responde Yukine, su voz resonando con autoridad. “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.” El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad. “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.” Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes. “Entonces, empecemos,” dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar. El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco. “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?” Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme. “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.” El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación. “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.” Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra. “He oído hablar de ese artefacto,” dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices. “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.” Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?” Lidica asiente lentamente. “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.” Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir. “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.” El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo. “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.” Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito. Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar. “El templo está a unos días de viaje desde aquí,” explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.” Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte. “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.” Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña. “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.” A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje. “Debemos acampar aquí por la noche,” sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque. “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.” Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo. “Este es el templo,” dice, señalando una estructura en el centro del mapa. “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.” Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.” Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles. El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas. Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva. “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?” pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles. Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto. “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.” El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente. "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro" el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.” Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal. Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya" luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo. El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas. Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, y Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Gente. No se admiten personajes 2D en el grupo de Gótico y Romanticismo, está ya especificado. No es cuestión de apartheid ni de nada de eso. Es un grupo pensado para aunar a los personajes de la literatura gótica del siglo XIX.
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  • Tregua Fugaz: La Cena en la Casa
    Categoría Otros
    La noche en el bosque era fría, pero la calidez de la casa de Heinrich prometía un contraste reconfortante. Tras varias noches inquietas, sintió que finalmente tenía un respiro, una tregua que le permitió volver a centrarse en aquello que alguna vez disfrutaba: la compañía, la conversación y las cenas bien servidas. La idea de abrir las puertas de su hogar a algunos invitados le parecía un buen paso para salir del aislamiento en el que había estado.

    El aroma a hierbas y especias se mezclaba con el inconfundible olor a madera antigua de la casa, decorada con un estilo que atravesaba los siglos, desde el XVI hasta el XX. Heinrich había pasado la tarde preparando cada detalle, asegurándose de que el salón estuviera impecable, las velas encendidas iluminando los cuadros antiguos, y una mesa dispuesta con copas de cristal y vajilla de época.

    Para él, esta cena era más que una simple reunión. Era una manera de probarse a sí mismo que podía controlar esa oscuridad, que podría volver a disfrutar de momentos tranquilos sin sentir la amenaza constante en su mente. Mientras disponía el último plato sobre la mesa, se detuvo por un momento, contemplando el reflejo de la luz sobre las paredes.

    "Tal vez esto me devuelva un poco de la paz que he perdido," pensó, inhalando profundamente para tranquilizarse.

    Las horas avanzaban, y la noche se asentaba con su manto estrellado, mientras Heinrich esperaba la llegada de sus invitados, con una sonrisa suave y un toque de nerviosismo en los labios. Había dejado la puerta entreabierta para que no tuvieran que golpear, y el fuego de la chimenea proyectaba sombras danzantes en el salón, brindando una atmósfera acogedora
    La noche en el bosque era fría, pero la calidez de la casa de Heinrich prometía un contraste reconfortante. Tras varias noches inquietas, sintió que finalmente tenía un respiro, una tregua que le permitió volver a centrarse en aquello que alguna vez disfrutaba: la compañía, la conversación y las cenas bien servidas. La idea de abrir las puertas de su hogar a algunos invitados le parecía un buen paso para salir del aislamiento en el que había estado. El aroma a hierbas y especias se mezclaba con el inconfundible olor a madera antigua de la casa, decorada con un estilo que atravesaba los siglos, desde el XVI hasta el XX. Heinrich había pasado la tarde preparando cada detalle, asegurándose de que el salón estuviera impecable, las velas encendidas iluminando los cuadros antiguos, y una mesa dispuesta con copas de cristal y vajilla de época. Para él, esta cena era más que una simple reunión. Era una manera de probarse a sí mismo que podía controlar esa oscuridad, que podría volver a disfrutar de momentos tranquilos sin sentir la amenaza constante en su mente. Mientras disponía el último plato sobre la mesa, se detuvo por un momento, contemplando el reflejo de la luz sobre las paredes. "Tal vez esto me devuelva un poco de la paz que he perdido," pensó, inhalando profundamente para tranquilizarse. Las horas avanzaban, y la noche se asentaba con su manto estrellado, mientras Heinrich esperaba la llegada de sus invitados, con una sonrisa suave y un toque de nerviosismo en los labios. Había dejado la puerta entreabierta para que no tuvieran que golpear, y el fuego de la chimenea proyectaba sombras danzantes en el salón, brindando una atmósfera acogedora
    Tipo
    Grupal
    Líneas
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    Estado
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  • En algún momento, luego de unos años después de haber podido controlar mi demonio y la pyromancia, la cabaña del bosque fue una taverna agradable, una posta para viajeros. Digamos que era agradable estar al servicio de los que lo necesitaban. También era un punto de hechicería y encantamientos, no precisamente de esos para enamorar.
    En algún momento, luego de unos años después de haber podido controlar mi demonio y la pyromancia, la cabaña del bosque fue una taverna agradable, una posta para viajeros. Digamos que era agradable estar al servicio de los que lo necesitaban. También era un punto de hechicería y encantamientos, no precisamente de esos para enamorar.
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  • "𝓛𝓪 𝓹𝓵𝓾𝓶𝓪" 𝓬𝓸𝓷 Joffie Goldie

    Esa mañana despertó con los primeros rayos de Sol que incidían por la ventana, sintiéndose cálidos y agradables en su rostro. Primero se arropó un poco más con lo que creyó era una manta, olfateándola inconscientemente, sintiéndose relajado y a gusto con el aroma que esa prenda desprendía.
    No tardó en abrir los ojos lentamente, algo desconcertado al percatarse de que se encontraba en el sofá. Sin embargo la mayor sorpresa fue ver que con lo que se estaba tapando, era una chaqueta y una que conocía bien.
    Cierto, al final ambos se durmieron juntos en el sofá esa noche. Ese pensamiento provocó que todo su rostro tomase un color rosado por la vergüenza, pues no dormía abrazado a nadie desde que era un niño, cuando sus padres aún vivían. Miró la prenda de ropa en sus manos por unos segundos y sin poder evitarlo la abrazó suavemente. ¿Jofiel se había ido al alba? ¿Y había dejado ahí su chaqueta? Pasó su mirada hacia la puerta en lo que se levantaba poco a poco. Para su sorpresa, los seguros estaban echados, no parecía que nadie hubiera abierto la puerta. ¿Cómo había salido entonces? ¿Por la ventana? Eso no tenía sentido alguno, se habría herido de gravedad de ser así.
    Iba a dirigirse a la ventana cuando su mirada se posó en algo extraño en el suelo. Se acercó y quedó sorprendido y extrañado. Una pluma... ¿Qué hacía esa pluma junto al sofá del comedor? No hacía más que seguir teniendo dudas y ninguna respuesta desde que se levantó. Tomó la pluma en sus manos con cuidado, pues por alguna razón esta parecía ser afilada, por raro que resultase. Ese aroma... De nuevo podía sentir un reconfortante perfume. ¿Venía de la pluma? La acercó a su rostro e inhaló. Sí... Es el mismo olor que sintió estando junto a Joffie. ¿Por qué? No estaba entendiendo nada.
    Esa mañana no tenía que trabajar, ya iría al club por la noche. Pero algo extraño estaba pasando con él. Empezaba a sentirse febril, con sudores y mareos. El corazón le latía con fuerza y cada vez le costaba más respirar. Primero pensó que tal vez sería un simple resfriado pero no. Nada más lejos de la realidad. El abrumador calor se extendía por su cuerpo mientras las fuerzas empezaban a fallarle. ¿Su celo? ¿Por qué ahora? Iba a dirigirse a su habitación para tumbarse en la cama pero se detuvo, observando la pluma que antes dejó sobre la mesita del comedor. No sabía por qué pero quería llevarla con él y así lo hizo.
    El tiempo pasó y Shinobu estaba tirado en su cama, sufriendo por los síntomas del celo mientras instintivamente olfateaba aquella pluma. Estaba siendo un celo muy intenso, insoportable. Su mente se desvanecía en una intensa neblina, era imposible pensar con claridad.
    Un pensamiento fugaz pasó por su mente, quería ayuda, necesitaba ayuda. Jofiel... Tomó su teléfono como pudo, buscó el contacto del rubio y marcó, esperando a que descolgara la llamada. Cuando la descolgó, solo pudo articular unas pocas palabras.

    -A-Ayu...da...me... Ngh... Po-Por favor...
    "𝓛𝓪 𝓹𝓵𝓾𝓶𝓪" 𝓬𝓸𝓷 [zephyr_titanium_raven_238] Esa mañana despertó con los primeros rayos de Sol que incidían por la ventana, sintiéndose cálidos y agradables en su rostro. Primero se arropó un poco más con lo que creyó era una manta, olfateándola inconscientemente, sintiéndose relajado y a gusto con el aroma que esa prenda desprendía. No tardó en abrir los ojos lentamente, algo desconcertado al percatarse de que se encontraba en el sofá. Sin embargo la mayor sorpresa fue ver que con lo que se estaba tapando, era una chaqueta y una que conocía bien. Cierto, al final ambos se durmieron juntos en el sofá esa noche. Ese pensamiento provocó que todo su rostro tomase un color rosado por la vergüenza, pues no dormía abrazado a nadie desde que era un niño, cuando sus padres aún vivían. Miró la prenda de ropa en sus manos por unos segundos y sin poder evitarlo la abrazó suavemente. ¿Jofiel se había ido al alba? ¿Y había dejado ahí su chaqueta? Pasó su mirada hacia la puerta en lo que se levantaba poco a poco. Para su sorpresa, los seguros estaban echados, no parecía que nadie hubiera abierto la puerta. ¿Cómo había salido entonces? ¿Por la ventana? Eso no tenía sentido alguno, se habría herido de gravedad de ser así. Iba a dirigirse a la ventana cuando su mirada se posó en algo extraño en el suelo. Se acercó y quedó sorprendido y extrañado. Una pluma... ¿Qué hacía esa pluma junto al sofá del comedor? No hacía más que seguir teniendo dudas y ninguna respuesta desde que se levantó. Tomó la pluma en sus manos con cuidado, pues por alguna razón esta parecía ser afilada, por raro que resultase. Ese aroma... De nuevo podía sentir un reconfortante perfume. ¿Venía de la pluma? La acercó a su rostro e inhaló. Sí... Es el mismo olor que sintió estando junto a Joffie. ¿Por qué? No estaba entendiendo nada. Esa mañana no tenía que trabajar, ya iría al club por la noche. Pero algo extraño estaba pasando con él. Empezaba a sentirse febril, con sudores y mareos. El corazón le latía con fuerza y cada vez le costaba más respirar. Primero pensó que tal vez sería un simple resfriado pero no. Nada más lejos de la realidad. El abrumador calor se extendía por su cuerpo mientras las fuerzas empezaban a fallarle. ¿Su celo? ¿Por qué ahora? Iba a dirigirse a su habitación para tumbarse en la cama pero se detuvo, observando la pluma que antes dejó sobre la mesita del comedor. No sabía por qué pero quería llevarla con él y así lo hizo. El tiempo pasó y Shinobu estaba tirado en su cama, sufriendo por los síntomas del celo mientras instintivamente olfateaba aquella pluma. Estaba siendo un celo muy intenso, insoportable. Su mente se desvanecía en una intensa neblina, era imposible pensar con claridad. Un pensamiento fugaz pasó por su mente, quería ayuda, necesitaba ayuda. Jofiel... Tomó su teléfono como pudo, buscó el contacto del rubio y marcó, esperando a que descolgara la llamada. Cuando la descolgó, solo pudo articular unas pocas palabras. -A-Ayu...da...me... Ngh... Po-Por favor...
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  • Muy agradecido Heinrich Rosenberg

    - Antes que cualquier cosa, revisa la etiqueta, parece que es de su agrado lo que lee, asi que abre la botella con peculiar ceremoniosidad, pero no verte para ambos, solo lo hace para él, un pequeño chorrito, revisa su color, su aroma con tranquilidad da un sorbo, pero no escupe. Solo se queda en silencio.-

    Hace mucho que no probaba algo tan frutal y agradable. Es un caballero con excelentes gustos.

    -ahora si vierte ambas copas, alzando la propia viendo al hombre a los ojos-

    Por las nuevas amistades. El gusto es todo mio.
    Muy agradecido [solar_opal_octopus_239] - Antes que cualquier cosa, revisa la etiqueta, parece que es de su agrado lo que lee, asi que abre la botella con peculiar ceremoniosidad, pero no verte para ambos, solo lo hace para él, un pequeño chorrito, revisa su color, su aroma con tranquilidad da un sorbo, pero no escupe. Solo se queda en silencio.- Hace mucho que no probaba algo tan frutal y agradable. Es un caballero con excelentes gustos. -ahora si vierte ambas copas, alzando la propia viendo al hombre a los ojos- Por las nuevas amistades. El gusto es todo mio.
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  • Gracias a que su amigo le ayudó a escapar, pues estuvo encerrado y secuestrado por su tío durante algunos días, y también a que le salvó la vida tras ser apuñalado por su familiar, las posteriores noches pudo descansar tranquilo. Por supuesto seguía enormemente preocupado por las posibles represalias que su tío podría tomar contra ellos, pero necesitaba centrarse en descansar y retomar fuerzas por el momento.
    Esa noche, después de dar un pequeño paseo y cenar algo ligero, se fue a dormir bastante relajado. Cerró sus ojos y....
    ¿Eh? ¿Dónde estaba?... ¿Un templo? No era el templo de su amigo, no reconocía donde estaba. El lugar era amplio, de aspecto delicado y hermoso, muy limpio y bien cuidado. Entonces se miró a si mismo, vestía unas ropas simples blancas que no había visto nunca.

    -Shinobu. ¿Shinobu? ¿Dónde estás?- Una voz masculina desconocida parecía estar llamándole.

    Casi como si no pudiera controlar su propio cuerpo, este avanzó por la estancia hasta abrir una puerta corredera. Una luz radiante le cegó por unos segundos y sintió una suave brisa acariciar sus cabellos, una brisa que llevaba consigo el aroma más delicado y agradable que jamás había sentido. Abrió los ojos poco a poco y, frente a él, una figura masculina que hizo acelerar su corazón. Un hombre alto, fuerte, de largos cabellos claros, casi tan claros como sus ojos. Piel delicada y pálida, vestido elegantemente. Estaba tumbado y sonrió ampliamente al ver entrar al joven lobo a la estancia, teniéndole la mano en señal de que se acercase a él.

    -Shinobu... ¿Dónde te habías metido? No desaparezcas de mi lado así, sabes que últimamente los cazadores se están volviendo un verdadero problema. ¿Qué pasaría si te hirieran o algo peor?

    -Disculpe, mi señor. Quería asegurarme de que todo estuviera limpio y ordenado.- ¿Por qué respondió eso? No tenía control de sus palabras ni sus actos, como si fuera un espectador dentro de su propio cuerpo.

    -¿Qué te dije sobre llamarme "mi señor"? Llámame por mi nombre, Shinobu... ¿Cuántas más noches debemos pasar juntos para que entiendas que no eres mi sirviente?- Replicó el hombre aún manteniendo su sonrisa y acariciando un mecho del oscuro y largo cabello del muchacho.

    Shinobu se ruborizó bastante pero no apartó la mirada de él, ese hombre resultaba hipnótico.

    -M-Mh... E-Está bien, *****.- ¿Qué? ¿Por qué no pudo escuchar eso? Estaba seguro de haber pronunciado el nombre de esa persona pero por alguna razón no podía oírlo.

    Y sin más, con un último vistazo a ese bello rostro masculino, despertó, abrió los ojos y miró a su alrededor. ¿Había sido solo un sueño? ¿Entonces por qué aún podía oler aquel cautivador aroma, por qué aún sentía el tacto de la mano ajena en su cabello?... ¿Por qué le dolía el pecho como si hubiera perdido lo más preciado en el mundo?
    Gracias a que su amigo le ayudó a escapar, pues estuvo encerrado y secuestrado por su tío durante algunos días, y también a que le salvó la vida tras ser apuñalado por su familiar, las posteriores noches pudo descansar tranquilo. Por supuesto seguía enormemente preocupado por las posibles represalias que su tío podría tomar contra ellos, pero necesitaba centrarse en descansar y retomar fuerzas por el momento. Esa noche, después de dar un pequeño paseo y cenar algo ligero, se fue a dormir bastante relajado. Cerró sus ojos y.... ¿Eh? ¿Dónde estaba?... ¿Un templo? No era el templo de su amigo, no reconocía donde estaba. El lugar era amplio, de aspecto delicado y hermoso, muy limpio y bien cuidado. Entonces se miró a si mismo, vestía unas ropas simples blancas que no había visto nunca. -Shinobu. ¿Shinobu? ¿Dónde estás?- Una voz masculina desconocida parecía estar llamándole. Casi como si no pudiera controlar su propio cuerpo, este avanzó por la estancia hasta abrir una puerta corredera. Una luz radiante le cegó por unos segundos y sintió una suave brisa acariciar sus cabellos, una brisa que llevaba consigo el aroma más delicado y agradable que jamás había sentido. Abrió los ojos poco a poco y, frente a él, una figura masculina que hizo acelerar su corazón. Un hombre alto, fuerte, de largos cabellos claros, casi tan claros como sus ojos. Piel delicada y pálida, vestido elegantemente. Estaba tumbado y sonrió ampliamente al ver entrar al joven lobo a la estancia, teniéndole la mano en señal de que se acercase a él. -Shinobu... ¿Dónde te habías metido? No desaparezcas de mi lado así, sabes que últimamente los cazadores se están volviendo un verdadero problema. ¿Qué pasaría si te hirieran o algo peor? -Disculpe, mi señor. Quería asegurarme de que todo estuviera limpio y ordenado.- ¿Por qué respondió eso? No tenía control de sus palabras ni sus actos, como si fuera un espectador dentro de su propio cuerpo. -¿Qué te dije sobre llamarme "mi señor"? Llámame por mi nombre, Shinobu... ¿Cuántas más noches debemos pasar juntos para que entiendas que no eres mi sirviente?- Replicó el hombre aún manteniendo su sonrisa y acariciando un mecho del oscuro y largo cabello del muchacho. Shinobu se ruborizó bastante pero no apartó la mirada de él, ese hombre resultaba hipnótico. -M-Mh... E-Está bien, *****.- ¿Qué? ¿Por qué no pudo escuchar eso? Estaba seguro de haber pronunciado el nombre de esa persona pero por alguna razón no podía oírlo. Y sin más, con un último vistazo a ese bello rostro masculino, despertó, abrió los ojos y miró a su alrededor. ¿Había sido solo un sueño? ¿Entonces por qué aún podía oler aquel cautivador aroma, por qué aún sentía el tacto de la mano ajena en su cabello?... ¿Por qué le dolía el pecho como si hubiera perdido lo más preciado en el mundo?
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  • Y bajo el silencio de los pasillos, deambuló con pasos tan ligeros e insonoros como una brisa, asegurándose de que nada ni nadie supiera de esta pequeña e inofensiva fuga que estaba ejecutando. Así fue como el ángel plantó sus pies descalzos sobre la rojiza alfombra, cuya superficie suave resaltaba la blanca pureza de su piel, y dio pasos firmes en dirección a las enormes puertas de madera. Bajo la tenue iluminación de las velas, opacadas por el brillo dorado de su cabello en la oscuridad, fue que él abrió las puertas de par en par, para encontrarse las hermosas calles de la Roma nocturna.

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    Y bajo el silencio de los pasillos, deambuló con pasos tan ligeros e insonoros como una brisa, asegurándose de que nada ni nadie supiera de esta pequeña e inofensiva fuga que estaba ejecutando. Así fue como el ángel plantó sus pies descalzos sobre la rojiza alfombra, cuya superficie suave resaltaba la blanca pureza de su piel, y dio pasos firmes en dirección a las enormes puertas de madera. Bajo la tenue iluminación de las velas, opacadas por el brillo dorado de su cabello en la oscuridad, fue que él abrió las puertas de par en par, para encontrarse las hermosas calles de la Roma nocturna. . . .
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  • Ven conmigo… A un mundo lleno de pesadillas, oscuridad y horror~ Nah... Es Broma. #AshrahMortalKombat
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  • Bueno ahora toca una nueva historia ♥ esta vez la llamaremos...

    Ya fuiste a ver a los niños?

    Una adolescente está cuidando por primera vez a unos niños en una casa enorme y lujosa, los lleva a pedir halloween esa noche, y después de recolectar los dulces, regresan a casa, deja que coman algunos dulces, cenan y al final acuesta a los niños en el piso de arriba. Cuando apenas se ha sentado delante de la televisión, suena el teléfono y a juzgar por su voz, el que llama es un hombre. Jadea, ríe de forma amenazadora y pregunta: “Has subido a ver a los niños?”.

    La adolescente cuelga convencida de que sus amigos le están haciendo una broma, pero el hombre vuelve a llamar y pregunta de nuevo: “Has subido a ver a los niños?”. Ella cuelga a toda prisa, pero el hombre llama por tercera vez, y esta vez dice: “¡Ya me encargue de los niños, ahora voy a por ti!”.

    La chica está verdaderamente asustada. Llama a la policía y denuncia las llamadas amenazadoras. La policía pide que, si vuelve a llamar, intente distraerle al teléfono para que les de tiempo a localizar la llamada.

    Como era de esperar, el hombre llama de nuevo a los pocos minutos. La adolescente, asustada, le suplica que la deje en paz, y así lo entretiene, pero después de un momento él acosador acaba por colgar. De repente, el teléfono suena de nuevo, y a cada timbrazo el tono es más alto y más estridente. En esta ocasión, es la policía, que le da una orden urgente: “¡Salga de la casa inmediatamente! ¡Las llamadas vienen del piso de arriba!”.

    Conclusión!

    1.- Cierren bien las puertas!.
    2.- Despierten a los niños y que duerman en la sala!.
    3.- No sean niñeras si son adolescentes!.
    Bueno ahora toca una nueva historia ♥ esta vez la llamaremos... Ya fuiste a ver a los niños? Una adolescente está cuidando por primera vez a unos niños en una casa enorme y lujosa, los lleva a pedir halloween esa noche, y después de recolectar los dulces, regresan a casa, deja que coman algunos dulces, cenan y al final acuesta a los niños en el piso de arriba. Cuando apenas se ha sentado delante de la televisión, suena el teléfono y a juzgar por su voz, el que llama es un hombre. Jadea, ríe de forma amenazadora y pregunta: “Has subido a ver a los niños?”. La adolescente cuelga convencida de que sus amigos le están haciendo una broma, pero el hombre vuelve a llamar y pregunta de nuevo: “Has subido a ver a los niños?”. Ella cuelga a toda prisa, pero el hombre llama por tercera vez, y esta vez dice: “¡Ya me encargue de los niños, ahora voy a por ti!”. La chica está verdaderamente asustada. Llama a la policía y denuncia las llamadas amenazadoras. La policía pide que, si vuelve a llamar, intente distraerle al teléfono para que les de tiempo a localizar la llamada. Como era de esperar, el hombre llama de nuevo a los pocos minutos. La adolescente, asustada, le suplica que la deje en paz, y así lo entretiene, pero después de un momento él acosador acaba por colgar. De repente, el teléfono suena de nuevo, y a cada timbrazo el tono es más alto y más estridente. En esta ocasión, es la policía, que le da una orden urgente: “¡Salga de la casa inmediatamente! ¡Las llamadas vienen del piso de arriba!”. Conclusión! 1.- Cierren bien las puertas!. 2.- Despierten a los niños y que duerman en la sala!. 3.- No sean niñeras si son adolescentes!.
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