Feliz vuelta a Hogwarts

A los que ya estáis graduados: ¿El mundo de los adultos mereció la pena?

A los que no habéis ido a Hogwarts: Obliviate-

Ironías de la vida era que ella, tuviera un don como aquel. Ni siquiera había elegido Adivinación en tercero porque no era algo que pudiera ser aceptado por alguien como su padre, todo rectitud, todo magia aceptada y perfectamente controlable.

La Videncia no era controlable, y mucho menos aceptada. Lucy ni siquiera asumía que pudiera tenerla, siendo que muchas veces consideraba que sólo se estaba volviendo loca. Era mucho mejor asumir eso que reconocer la verdad.

Especialmente porque cuando volvía a la realidad no recordaba nada de lo que había pasado.

Como en esa ocasión.

Estaba en medio del Callejón Diagon. Había ido a tomar algo con unos amigos de la escuela para reunirse antes de que empezara el curso. Se quedó atrás. Y entonces se desvaneció. Apenas un momento. Un lapsus. Suficiente para perder a sus amigos de vista, pero no tanto como para llamar la atención de alguien. O eso cree.

Cuando vuelve en sí, sin recuerdos en su mente de lo que acaba de pasar, mira primero a su alrededor, con vergüenza, y traga en seco. No había pasado nada. Nunca pasaba nada.

|| Me disculpo si mando invitaciones de amistad a gente que ya me aceptó... Me sigo haciendo a los controles de la plataforma...

Alto hizo en su recorrido por el Callejón Diagón comprando todos sus útiles para el nuevo año. Necesitaba un respiro y con aquel calor siempre iba bien una buena Cerveza de Mantequilla fresquita.

Tomó asiento en una de las mesas solitarias acompañada de las bolsas con todos los libros que iba a necesitar para aquel nuevo curso. Su padre iba a acompañarla, pero trabajo de última hora se lo impidió y Lucy no deseaba atrasar más aquel evento. El 1 de septiembre estaba a la vuelta de la esquina.