𝖪𝖠𝖳𝖧𝖤𝖱𝖨𝖭𝖤 𝖦𝖨𝖫𝖡𝖤𝖱𝖳
No era posible que existiesen dos corazones más abiertos, gusto más semejantes ni rostros en que el amor se denunciase más palpablemente
No era posible que existiesen dos corazones más abiertos, gusto más semejantes ni rostros en que el amor se denunciase más palpablemente
𝖪𝖠𝖳𝖧𝖤𝖱𝖨𝖭𝖤 𝖦𝖨𝖫𝖡𝖤𝖱𝖳
No era posible que existiesen dos corazones más abiertos, gusto más semejantes ni rostros en que el amor se denunciase más palpablemente