• [𝑼𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒎á𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒚 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒂𝒓𝒂𝒓 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏.── 𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐅𝐈𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔]






    Papeles.
    Montones de papeles.
    Tantos que parecían irreales, casi un mal chiste de oficina. Una tortura lenta disfrazada de burocracia.

    No solo llevaba semanas sin salir de la oficina, sino que además tenía que lidiar con los hijos de puta que el ruso había mandado. Dar un paso en falso significaba desatar una cadena de explosiones que ya no podía contener.
    Y enviarlos a matar... imposible. No eran hombres cualquiera. Eran entrenados por Kiev. No dejaban rastros. No seguían patrones. Y eso, justo eso, lo estaba volviendo loco.

    Malditos rusos.

    La vigilancia sobre sus movimientos se había intensificado. Por un momento temió que aquella carta enviada a Italia hubiera salido a la luz. Pero no... aún no.
    Aún respiraba.

    Y respiraba mal.

    Las reuniones lo drenaban. Como si cada palabra fuera un trago de veneno lento. Lo mantenía en pie solo la idea de que sus domingos eran sagrados. Los pocos días donde el silencio no era enemigo.

    Pero ni eso era suficiente. El cansancio le calaba en los huesos. La presión no solo pesaba en la espalda, sino que le nublaba el sueño.
    Pesadillas, sudor frío, esa voz…
    Esa maldita voz rusa repitiéndosele detrás del cráneo.

    —Un poco más… un poco más y me vuelo los sesos. —murmuró con la voz rasposa, tragándose la rabia que ya le ardía en el pecho.

    Estaba harto.
    Agotado.
    Y dejar todo atrás ya empezaba a parecer una opción razonable.

    Fue entonces cuando los pasos comenzaron.
    Rápidos, desordenados.
    Gritos afuera, su gente alterada. Algunas voces femeninas alzadas.

    Molestia. Otra vez. Otra interrupción. Otro intento, quizás, de clavarle un puñal.

    —¿Ahora quién mierda...? —susurró, los dientes apretados.

    Las puertas se abrieron de golpe. El viento estalló en la oficina y las pilas de papeles volaron por el aire, como si el mundo hubiera estornudado justo en su escritorio.

    Ya no lo pensó.
    Actuó.

    Abrió el cajón.
    Sacó el arma.
    Y disparó.

    Solo que…

    En el instante en que el sonido de la bala aún rebotaba en las paredes, sus ojos la reconocieron.
    Cabello rojo.
    Ojos dorados.
    La furia brillando en su expresión.

    Y entonces sí.
    Todo se detuvo.

    El humo del disparo flotó en el aire como una burla.

    —Merde... —escupió Ryan, sintiendo cómo el estómago se le hundía.

    La había cagado.

    [...3...]
    [𝑼𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒎á𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒚 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒂𝒓𝒂𝒓 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏.── 𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐅𝐈𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔] Papeles. Montones de papeles. Tantos que parecían irreales, casi un mal chiste de oficina. Una tortura lenta disfrazada de burocracia. No solo llevaba semanas sin salir de la oficina, sino que además tenía que lidiar con los hijos de puta que el ruso había mandado. Dar un paso en falso significaba desatar una cadena de explosiones que ya no podía contener. Y enviarlos a matar... imposible. No eran hombres cualquiera. Eran entrenados por Kiev. No dejaban rastros. No seguían patrones. Y eso, justo eso, lo estaba volviendo loco. Malditos rusos. La vigilancia sobre sus movimientos se había intensificado. Por un momento temió que aquella carta enviada a Italia hubiera salido a la luz. Pero no... aún no. Aún respiraba. Y respiraba mal. Las reuniones lo drenaban. Como si cada palabra fuera un trago de veneno lento. Lo mantenía en pie solo la idea de que sus domingos eran sagrados. Los pocos días donde el silencio no era enemigo. Pero ni eso era suficiente. El cansancio le calaba en los huesos. La presión no solo pesaba en la espalda, sino que le nublaba el sueño. Pesadillas, sudor frío, esa voz… Esa maldita voz rusa repitiéndosele detrás del cráneo. —Un poco más… un poco más y me vuelo los sesos. —murmuró con la voz rasposa, tragándose la rabia que ya le ardía en el pecho. Estaba harto. Agotado. Y dejar todo atrás ya empezaba a parecer una opción razonable. Fue entonces cuando los pasos comenzaron. Rápidos, desordenados. Gritos afuera, su gente alterada. Algunas voces femeninas alzadas. Molestia. Otra vez. Otra interrupción. Otro intento, quizás, de clavarle un puñal. —¿Ahora quién mierda...? —susurró, los dientes apretados. Las puertas se abrieron de golpe. El viento estalló en la oficina y las pilas de papeles volaron por el aire, como si el mundo hubiera estornudado justo en su escritorio. Ya no lo pensó. Actuó. Abrió el cajón. Sacó el arma. Y disparó. Solo que… En el instante en que el sonido de la bala aún rebotaba en las paredes, sus ojos la reconocieron. Cabello rojo. Ojos dorados. La furia brillando en su expresión. Y entonces sí. Todo se detuvo. El humo del disparo flotó en el aire como una burla. —Merde... —escupió Ryan, sintiendo cómo el estómago se le hundía. La había cagado. [...3...]
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  • ✨El gran salvador de Yoonah✨
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    Cuando Yoonah tenía tiempo libre salía a dar un paseo, iba al cine sola, a una biblioteca también podía ser, todo depende del ánimo que ella tuviera el día correspondiente.

    Solo que ese día en específico, no tenía tiempo libre. Había tenido una semana terrible respecto a un caso que la tenía de muy mal humor, y pensó que quizá se merecía esos momentos lejos de tantos documentos e información que procesar.

    Se detuvo en un pequeño restaurante, cenó, tomó un par de copas de vino, y decidió que era un buen momento para irse a su casa. Al salir del restaurante un montón de periodistas estaban fuera, esperándola.

    Desde que su padre había muerto querían encontrar unos minutos con ella en los que les pudiera brindar algo de información, nadie sabía que su padre murió por Cáncer.

    Tuvo que cerrar los ojos en cuanto los flashes de las cámaras la atormentaron, bajó la cabeza ocultando su cara con su largo cabello. Una persona se posó a su lado ayudándola a abrirse paso entre ese mar de periodistas y se dirigieron a su camioneta, abrió con rapidez y se subió con las manos temblorosas.

    Exhaló ruidosamente mientras veía la espalda de la persona dando algunas explicaciones a la prensa. No sabía quién era, ni porqué la estaba ayudando, pero debía esperar y agradecerle por su amabilidad.

    Luego de unos minutos los periodistas se marcharon, ella bajó la ventana de su auto para que la persona la pudiera escuchar.

    —¡Oye! Muchas gracias por tu ayuda, ¿puedo saber tu nombre?
    Cuando Yoonah tenía tiempo libre salía a dar un paseo, iba al cine sola, a una biblioteca también podía ser, todo depende del ánimo que ella tuviera el día correspondiente. Solo que ese día en específico, no tenía tiempo libre. Había tenido una semana terrible respecto a un caso que la tenía de muy mal humor, y pensó que quizá se merecía esos momentos lejos de tantos documentos e información que procesar. Se detuvo en un pequeño restaurante, cenó, tomó un par de copas de vino, y decidió que era un buen momento para irse a su casa. Al salir del restaurante un montón de periodistas estaban fuera, esperándola. Desde que su padre había muerto querían encontrar unos minutos con ella en los que les pudiera brindar algo de información, nadie sabía que su padre murió por Cáncer. Tuvo que cerrar los ojos en cuanto los flashes de las cámaras la atormentaron, bajó la cabeza ocultando su cara con su largo cabello. Una persona se posó a su lado ayudándola a abrirse paso entre ese mar de periodistas y se dirigieron a su camioneta, abrió con rapidez y se subió con las manos temblorosas. Exhaló ruidosamente mientras veía la espalda de la persona dando algunas explicaciones a la prensa. No sabía quién era, ni porqué la estaba ayudando, pero debía esperar y agradecerle por su amabilidad. Luego de unos minutos los periodistas se marcharon, ella bajó la ventana de su auto para que la persona la pudiera escuchar. —¡Oye! Muchas gracias por tu ayuda, ¿puedo saber tu nombre?
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    Individual
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    Estado
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  • #SliceOfLife

    Había intentado hace horas realizar un jarrón, pero cada que algo le salía deforme lo destruía. Incluso si tenía cuidado se desesperaba al ver una curvatura extraña. Probablemente esas clases le durarían una eternidad.

    — Quizás la alfarería no es lo mío.
    #SliceOfLife Había intentado hace horas realizar un jarrón, pero cada que algo le salía deforme lo destruía. Incluso si tenía cuidado se desesperaba al ver una curvatura extraña. Probablemente esas clases le durarían una eternidad. — Quizás la alfarería no es lo mío.
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  • ────Shut up and D-A-N-C-E. Shut up your mouth and dance. Shut up and D-A-N-C-E. Shut up your mouth and dance, dance, dance. Come on and dance, dance, dance. Shut up and D-A-N-C-E, one, two, three, let's go....

    Agitó sus pompones y...

    ────¡Corte! ¡Eso fue sensacional, chicas!

    Bajó los brazos, dejó caer los pompones y se permitió soltar el aire que llevaba contenido en los pulmones desde los últimos segundos de la toma. Sonrió, esta vez no como la chica que acababa de dejarlo todo en el estadio. Sino como Afro, la misma que se tropezó dos veces en los ensayos, la que chilló accidentalmente en medio de una nota aguda (y fingió que era parte de la canción) y la que se aprendió la coreografía después de varios intentos fallidos y una barra de chocolate motivacional para el bajón de los pies izquierdos.

    Pero lo lograron. Era un triunfo en equipo. Sí, quizás con caídas accidentales y pompones que volaron en direcciones en las que no deberían, incluidas en el paquete de escenas que serían eliminadas en postproducción. Y aún así, resultó en algo hermoso.

    ────¡Wooo, eso fue increíble! ¿No les parece? No puedo esperar para ver la escena final.
    ────Shut up and D-A-N-C-E. Shut up your mouth and dance. Shut up and D-A-N-C-E. Shut up your mouth and dance, dance, dance. Come on and dance, dance, dance. Shut up and D-A-N-C-E, one, two, three, let's go.... Agitó sus pompones y... ────¡Corte! ¡Eso fue sensacional, chicas! Bajó los brazos, dejó caer los pompones y se permitió soltar el aire que llevaba contenido en los pulmones desde los últimos segundos de la toma. Sonrió, esta vez no como la chica que acababa de dejarlo todo en el estadio. Sino como Afro, la misma que se tropezó dos veces en los ensayos, la que chilló accidentalmente en medio de una nota aguda (y fingió que era parte de la canción) y la que se aprendió la coreografía después de varios intentos fallidos y una barra de chocolate motivacional para el bajón de los pies izquierdos. Pero lo lograron. Era un triunfo en equipo. Sí, quizás con caídas accidentales y pompones que volaron en direcciones en las que no deberían, incluidas en el paquete de escenas que serían eliminadas en postproducción. Y aún así, resultó en algo hermoso. ────¡Wooo, eso fue increíble! ¿No les parece? No puedo esperar para ver la escena final.
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  • -estos vestidos son hermosos... Solo que me aprietan un poco el busto quizás deba hacerlo más pequeño...- se acomodo un poco el escote
    -estos vestidos son hermosos... Solo que me aprietan un poco el busto quizás deba hacerlo más pequeño...- se acomodo un poco el escote
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  • Un dia mas de pretemporada y un día menos para la accion. No tenía nada preparado para hoy ni había quedado con nadie por lo que decidí salir a dar un paseo por una zona de tiendas cerca de mi casa

    Aproveche que era mediodía y que no había demasiada gente por la calle por si alguien pudiera reconocerme aunque lo dudaba bastante para ser sincera

    Pasando por la zona quizas un poco mas pija en cuanto a marcas vi unos zapatos marrones y verdes que llamaron bastante la atención por lo que entré en la tienda curiosa

    Lo que menos me esperaba era que de paso que miraba los zapatos acabé comprando mas cosas pensando a gente que se lo regalaría y viendo la suma que quedaba decidí ignorar mis zapatos y pagar el resto de cosas

    Por lo que si os llega un paquete con ropa o algun collar o algo culpa mía jaja.
    Un dia mas de pretemporada y un día menos para la accion. No tenía nada preparado para hoy ni había quedado con nadie por lo que decidí salir a dar un paseo por una zona de tiendas cerca de mi casa Aproveche que era mediodía y que no había demasiada gente por la calle por si alguien pudiera reconocerme aunque lo dudaba bastante para ser sincera Pasando por la zona quizas un poco mas pija en cuanto a marcas vi unos zapatos marrones y verdes que llamaron bastante la atención por lo que entré en la tienda curiosa Lo que menos me esperaba era que de paso que miraba los zapatos acabé comprando mas cosas pensando a gente que se lo regalaría y viendo la suma que quedaba decidí ignorar mis zapatos y pagar el resto de cosas Por lo que si os llega un paquete con ropa o algun collar o algo culpa mía jaja.
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  • Zaphiro habia pasado toda la noche anterir guardando todo en cajas, terminandose un par de botellas de vino y llorando de vez en vez.

    Habia decidido que si el destino al final si se habia reido de ella, no le seguiria dando el gusto de verla como estaba

    La ultima semana zaphiro se mantenia en vela observando por su ventana hasta que veia a aquel joven pelinegro regresar.

    Su corazon por fin parecia regresar a su ritmo original, y quiza nadie mas que ella notaba la pequeña costumbre que habia desarrollado, antes de acostarse quitaba cada uno de los seguros de sus ventanas incluso dejando la principal entre abierta.... quiza muy en su interior aun esperaba.

    Pero ahora ahi....rodeada de cajas y un camión que poco a poco comenzaba a llenarse. Tomo una ultima respiracion y aunque sentia su cuerpo temblar, camino cruzando la pequeña calle hasta llegar a su puerta.. se detuvo un momento ahi con la respiracion acelerada y el ardor comenzando a notarse en sus ojos .

    Toco apenas un par de veces.... de forma suave...casi como si no quisiera que la persona al otro lado escuchara , casi como si no quisiera despedirse

    Dejó caer la caja al piso y colocó la nota sobre ella. Eran sus pertenencias a fin de cuentas, y sabia que si al final iba a alejarse de aquel lugar, lo mejor era dejar atras todo lo que le pudiera recordar a el.

    Dió un par de pasos lentos hacia atrás, para regresar al que en algun momento seria su hogar.
    Zaphiro habia pasado toda la noche anterir guardando todo en cajas, terminandose un par de botellas de vino y llorando de vez en vez. Habia decidido que si el destino al final si se habia reido de ella, no le seguiria dando el gusto de verla como estaba La ultima semana zaphiro se mantenia en vela observando por su ventana hasta que veia a aquel joven pelinegro regresar. Su corazon por fin parecia regresar a su ritmo original, y quiza nadie mas que ella notaba la pequeña costumbre que habia desarrollado, antes de acostarse quitaba cada uno de los seguros de sus ventanas incluso dejando la principal entre abierta.... quiza muy en su interior aun esperaba. Pero ahora ahi....rodeada de cajas y un camión que poco a poco comenzaba a llenarse. Tomo una ultima respiracion y aunque sentia su cuerpo temblar, camino cruzando la pequeña calle hasta llegar a su puerta.. se detuvo un momento ahi con la respiracion acelerada y el ardor comenzando a notarse en sus ojos . Toco apenas un par de veces.... de forma suave...casi como si no quisiera que la persona al otro lado escuchara , casi como si no quisiera despedirse Dejó caer la caja al piso y colocó la nota sobre ella. Eran sus pertenencias a fin de cuentas, y sabia que si al final iba a alejarse de aquel lugar, lo mejor era dejar atras todo lo que le pudiera recordar a el. Dió un par de pasos lentos hacia atrás, para regresar al que en algun momento seria su hogar.
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  • 𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂




    Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a 𝐊𝐢𝐞𝐯 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐥𝐬𝐤𝐨 en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro.

    Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola.

    Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no?

    -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de Ryan , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé.

    -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme.

    Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия".
    -Por qué me da la impresión de que Rubi Ketchlant estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido.

    Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
    𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂 Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a [Kiev_Romalsko] en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro. Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola. Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no? -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de [Ryan_Al_72] , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé. -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme. Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия". -Por qué me da la impresión de que [Rub_i26] estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido. Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
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  • ︵ ◍ ̤ ︵⏜ ‎ 㑫𔒝 ׄ
    𖹭 𝕮𝖚𝖕𝖎𝖉𝖔 𝖙𝖆𝖑𝖐𝖎𝖓𝖌 𖹭
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ 𓃠 ⎯⎯لؼغ¹⁸

    Tiene razón su hermano al llamarlo tonto. Es un poco ingenuo o un poco estúpido, no se puede decidir. Cupido está triste. Quizás la magia de San Valentín desaparezca el próximo año.
    ︵ ◍💌 ̤ ︵⏜ ‎ 㑫𔒝 ׄ 𖹭 𝕮𝖚𝖕𝖎𝖉𝖔 𝖙𝖆𝖑𝖐𝖎𝖓𝖌 𖹭 ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ 𓃠 ⎯⎯لؼغ¹⁸ Tiene razón su hermano al llamarlo tonto. Es un poco ingenuo o un poco estúpido, no se puede decidir. Cupido está triste. Quizás la magia de San Valentín desaparezca el próximo año.
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  • Cementerio, aniversario de sus padres.

    El cielo estaba nublado, como casi todos los años en esta fecha. Caminé entre las lápidas con un ramo de flores en la mano, sintiendo el crujido de la grava bajo mis botas. Me detuve frente a sus nombres. Luc Valcourt. Elena Valcourt.

    Dejé las flores sobre la piedra fría y me quedé de pie unos segundos, sin saber qué decir. Siempre me pasaba lo mismo. Todo el año sin derramar una lágrima, y justo aquí… todo se rompía.

    Me agaché lentamente, apoyando la mano sobre la lápida.
    —Hola… —mi voz sonó baja, casi un susurro—. Ya ha pasado otro año.

    Tragué saliva. Me senté en el suelo frente a ellos, dejando que el silencio llenara el aire.

    —He intentado seguir… de verdad. He trabajado, he hecho cosas, he sobrevivido. Pero siento que… que algo no me deja avanzar. —Noté las lágrimas empezar a quemar, deslizándose sin que pudiera detenerlas—. Es como si todavía estuviera ahí… ese día. Como si todo se hubiera quedado congelado.

    Me cubrí la cara con una mano, respirando hondo.
    —Sé que debería haberlo superado. Han pasado años. Pero no puedo. No puedo… porque siento que nunca me despedí de verdad.

    Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran libremente.
    —Necesito hablar con vosotros una última vez… necesito deciros que lo siento. Que ojalá hubiera estado ahí. Que ojalá hubiera podido hacer algo.

    El viento sopló suavemente, moviendo las flores. Me quedé allí, llorando en silencio, como solo me permito hacerlo una vez al año.

    —Papá… mamá… no sé cómo seguir adelante. Pero lo intentaré. Os lo prometo. Solo… ayudadme a soltar esto, aunque sea un poco.

    Me quedé quieta, respirando el aire frío, sintiendo el peso en el pecho. Quizá no era suficiente para sanar, pero por unos minutos, al menos, me sentí menos sola.
    Cementerio, aniversario de sus padres. El cielo estaba nublado, como casi todos los años en esta fecha. Caminé entre las lápidas con un ramo de flores en la mano, sintiendo el crujido de la grava bajo mis botas. Me detuve frente a sus nombres. Luc Valcourt. Elena Valcourt. Dejé las flores sobre la piedra fría y me quedé de pie unos segundos, sin saber qué decir. Siempre me pasaba lo mismo. Todo el año sin derramar una lágrima, y justo aquí… todo se rompía. Me agaché lentamente, apoyando la mano sobre la lápida. —Hola… —mi voz sonó baja, casi un susurro—. Ya ha pasado otro año. Tragué saliva. Me senté en el suelo frente a ellos, dejando que el silencio llenara el aire. —He intentado seguir… de verdad. He trabajado, he hecho cosas, he sobrevivido. Pero siento que… que algo no me deja avanzar. —Noté las lágrimas empezar a quemar, deslizándose sin que pudiera detenerlas—. Es como si todavía estuviera ahí… ese día. Como si todo se hubiera quedado congelado. Me cubrí la cara con una mano, respirando hondo. —Sé que debería haberlo superado. Han pasado años. Pero no puedo. No puedo… porque siento que nunca me despedí de verdad. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran libremente. —Necesito hablar con vosotros una última vez… necesito deciros que lo siento. Que ojalá hubiera estado ahí. Que ojalá hubiera podido hacer algo. El viento sopló suavemente, moviendo las flores. Me quedé allí, llorando en silencio, como solo me permito hacerlo una vez al año. —Papá… mamá… no sé cómo seguir adelante. Pero lo intentaré. Os lo prometo. Solo… ayudadme a soltar esto, aunque sea un poco. Me quedé quieta, respirando el aire frío, sintiendo el peso en el pecho. Quizá no era suficiente para sanar, pero por unos minutos, al menos, me sentí menos sola.
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