• He presenciado batallas y buscado respuestas en medio del caos de sangre.

    Solo puedo asegurar que la espada es el castigo más justo y la retribución definitiva.

    Lo justo es pagar con la misma moneda

    ~ Desde ese momento, Orochi abandonó el campo de cadáveres y sangre que se esparcía por todo el campo de batalla. La devastación y el caos que había dejado a su paso eran un severo recordatorio de su poder y determinación. ~
    🌺 He presenciado batallas y buscado respuestas en medio del caos de sangre. Solo puedo asegurar que la espada es el castigo más justo y la retribución definitiva. Lo justo es pagar con la misma moneda ~ Desde ese momento, Orochi abandonó el campo de cadáveres y sangre que se esparcía por todo el campo de batalla. La devastación y el caos que había dejado a su paso eran un severo recordatorio de su poder y determinación. ~
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  • ¡Feliz navidad!
    Orochi Yamata ☙

    ¡Les deseo lo mejor en este día, hoy y siempre! ^^

    الله معكم

    ¡Que dios sea contigo!

    Nenet Nadouri.
    ¡Feliz navidad! 🎄 🎁 🥳 🎉 [yamatanoorochi8] ¡Les deseo lo mejor en este día, hoy y siempre! ^^ الله معكم ¡Que dios sea contigo! 🕊️ Nenet Nadouri.
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  • Comiencen...

    ~ Entonces, un grito de guerra y el ejército de Orochi avanzó hacia la aldea enemiga. La tierra temblaba bajo sus pies, y el cielo se oscurecía.

    Mientras ella, con una sonrisa macabra y sus ojos ofidios, observaba la destrucción que sus lacayos imponían. El fuego devoraba las casas de la aldea, y los gritos de los aldeanos llenaban el aire de horror y dolor, mezclándose con el rugido de los combatientes. Los soldados de Orochi eliminaban a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino o a cualquiera que tan solo movía un dedo.


    El suelo se cubría de cenizas, cadáveres, sangre y escombros, y la aldea enemiga se desmoronaba ante el ataque violento. El humo se levantaba como un atalaya que avisaba de la masacre ocurrirda.

    Orochi sabía que su dominio se consolidaba aún más, y que cada victoria fortalecía su posición en el peligroso mundo en el que reinaba> ~

    Su venganza se cobró más de 880 vidas inocentes...
    🌺 Comiencen... ~ Entonces, un grito de guerra y el ejército de Orochi avanzó hacia la aldea enemiga. La tierra temblaba bajo sus pies, y el cielo se oscurecía. Mientras ella, con una sonrisa macabra y sus ojos ofidios, observaba la destrucción que sus lacayos imponían. El fuego devoraba las casas de la aldea, y los gritos de los aldeanos llenaban el aire de horror y dolor, mezclándose con el rugido de los combatientes. Los soldados de Orochi eliminaban a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino o a cualquiera que tan solo movía un dedo. El suelo se cubría de cenizas, cadáveres, sangre y escombros, y la aldea enemiga se desmoronaba ante el ataque violento. El humo se levantaba como un atalaya que avisaba de la masacre ocurrirda. Orochi sabía que su dominio se consolidaba aún más, y que cada victoria fortalecía su posición en el peligroso mundo en el que reinaba> ~ 🧧Su venganza se cobró más de 880 vidas inocentes...
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  • Aún está en la cama de Orochimaru. Es el único dormitorio donde nadie la va a molestar mientras descansa las pocas horas de sueño profundo que tiene, sobre todo antes de salir de incursión otra vez. Nunca ha podido dormir sola y que el maestro le permita recostarse en su cama e incluso, compartirla, es algo que agradece inmensamente.
    Aún está en la cama de Orochimaru. Es el único dormitorio donde nadie la va a molestar mientras descansa las pocas horas de sueño profundo que tiene, sobre todo antes de salir de incursión otra vez. Nunca ha podido dormir sola y que el maestro le permita recostarse en su cama e incluso, compartirla, es algo que agradece inmensamente.
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  • -Kazuya no Orochi-
    (Periodo Sengoku 1483- ???)

    En las afueras de Kioto, se susurra una antigua leyenda sobre un brujo llamado Kazuya. Este hechicero, envuelto en sombras y leyendas urbana, era temido por los Daimyos que osaban desafiar al Shogun Imperial.

    Se decía que el Shogun le ofrecía vírgenes a cambio de mantenerse en el poder. Un día, un temible samurái del Daimyo de Kaga se aventuró para enfrentar al brujo, encontrándolo en su templo mientras meditaba.

    *Hotaru Kobashi, comandante del ejército de Kaga, catorce mil muertos...* proclamó el samurái con una sonrisa maliciosa y una katana ansiosa por desenvainarse.

    *Kazuya no Orochi... Un seguidor de la oscuridad... Cero muertos...* respondió el brujo sin voltear la mirada. *¿Qué te trae por aquí?*

    El viento susurraba un silencio aterrador, ambos hombres permanecían inmóviles en la quietud del oscuro templo. Las hojas de Sakura caían lentamente, pero algo no estaba bien...

    El samurái, sin dudarlo, blandió su katana con precisión y velocidad sobre el brujo, decapitando su cabeza que rodó inerte al suelo.

    El hombre rompió el silencio con carcajadas y maldiciones. *¿Este era el brujo? ¡Hahahaha!*

    Sin embargo, una última hoja de Sakura cayó, y el samurái fue atrapado por una inmensa serpiente negra que, lista para devorar, abrió su boca y lo engulló. Sus gritos de angustia fueron ahogados y su fiel katana fue dejada al suelo como objeto de poco valor.


    *Ishtar Amaterasu.... Más de cien mil muertos...* Susurro el brujo cuya cabeza permanecía intacta en su cuerpo y refiriéndose a la serpiente.

    Se dice que este brujo nunca murió y hasta el día de hoy sigue arrastrándose sobre el mundo..
    -Kazuya no Orochi- (Periodo Sengoku 1483- ???) En las afueras de Kioto, se susurra una antigua leyenda sobre un brujo llamado Kazuya. Este hechicero, envuelto en sombras y leyendas urbana, era temido por los Daimyos que osaban desafiar al Shogun Imperial. Se decía que el Shogun le ofrecía vírgenes a cambio de mantenerse en el poder. Un día, un temible samurái del Daimyo de Kaga se aventuró para enfrentar al brujo, encontrándolo en su templo mientras meditaba. *Hotaru Kobashi, comandante del ejército de Kaga, catorce mil muertos...* proclamó el samurái con una sonrisa maliciosa y una katana ansiosa por desenvainarse. *Kazuya no Orochi... Un seguidor de la oscuridad... Cero muertos...* respondió el brujo sin voltear la mirada. *¿Qué te trae por aquí?* El viento susurraba un silencio aterrador, ambos hombres permanecían inmóviles en la quietud del oscuro templo. Las hojas de Sakura caían lentamente, pero algo no estaba bien... El samurái, sin dudarlo, blandió su katana con precisión y velocidad sobre el brujo, decapitando su cabeza que rodó inerte al suelo. El hombre rompió el silencio con carcajadas y maldiciones. *¿Este era el brujo? ¡Hahahaha!* Sin embargo, una última hoja de Sakura cayó, y el samurái fue atrapado por una inmensa serpiente negra que, lista para devorar, abrió su boca y lo engulló. Sus gritos de angustia fueron ahogados y su fiel katana fue dejada al suelo como objeto de poco valor. *Ishtar Amaterasu.... Más de cien mil muertos...* Susurro el brujo cuya cabeza permanecía intacta en su cuerpo y refiriéndose a la serpiente. Se dice que este brujo nunca murió y hasta el día de hoy sigue arrastrándose sobre el mundo..
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  • —Dónde se han metido Suigetsu y Orochimaru cuando los necesito.
    —Dónde se han metido Suigetsu y Orochimaru cuando los necesito.
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  • Sentada sobre el hocico de la gran serpiente que decora la sala de entrenamiento, se limpia la sangre de los nudillos, el labio y hasta del pelo. Se palpa el costado izquierdo.

    —Creo que me has roto una costilla. O dos.—tuerce los labios, comprobando su respiración.—Me cuesta respirar.

    Orochimaru, que está sentado a su lado, escupe sangre apartando la cabeza. Al oírla, la fulmina con la mirada, se recoloca el hombro e igualmente la revisa con cierto cuidado.

    —Están rotas.—concluye, antes de dejarse caer hacia atrás.—Hoy has estado irracional. No es propio de ti.

    —Lo que me ronde la cabeza no es asunto tuyo.—replica ella, sin mirarle.

    —No te he adiestrado para que te dejes vencer por tus pensamientos y emociones, Himiko.—el discurso del Sannin sonaba manido, casi repetitivo.

    —A estas alturas deberías saber cuándo debes tocarme los huevos y cuándo no.—ahora es ella quien lo fulmina con la mirada.

    El Sannin se incorpora, irritado. En silencio, le propina un puñetazo no muy fuerte en las costillas rotas, cortándole la respiración. Himiko cierra el puño para no devolverle el golpe.

    —Ve a que Kabuto te cure.—le ordena la serpiente a la grulla.—Dúchate. Hablaremos de lo de hoy más tarde.
    Sentada sobre el hocico de la gran serpiente que decora la sala de entrenamiento, se limpia la sangre de los nudillos, el labio y hasta del pelo. Se palpa el costado izquierdo. —Creo que me has roto una costilla. O dos.—tuerce los labios, comprobando su respiración.—Me cuesta respirar. Orochimaru, que está sentado a su lado, escupe sangre apartando la cabeza. Al oírla, la fulmina con la mirada, se recoloca el hombro e igualmente la revisa con cierto cuidado. —Están rotas.—concluye, antes de dejarse caer hacia atrás.—Hoy has estado irracional. No es propio de ti. —Lo que me ronde la cabeza no es asunto tuyo.—replica ella, sin mirarle. —No te he adiestrado para que te dejes vencer por tus pensamientos y emociones, Himiko.—el discurso del Sannin sonaba manido, casi repetitivo. —A estas alturas deberías saber cuándo debes tocarme los huevos y cuándo no.—ahora es ella quien lo fulmina con la mirada. El Sannin se incorpora, irritado. En silencio, le propina un puñetazo no muy fuerte en las costillas rotas, cortándole la respiración. Himiko cierra el puño para no devolverle el golpe. —Ve a que Kabuto te cure.—le ordena la serpiente a la grulla.—Dúchate. Hablaremos de lo de hoy más tarde.
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  • Se ha despertado de sopetón, con taquicardia y empapada en sudor frío. Todavía no es del todo consciente de su entorno ni de que está despierta. Poco a poco se va dando cuenta de que tiene a Orochimaru frente a ella, y que ella misma blande el kunai que esconde bajo la almohada; el metal roza la piel del Sannin, tan clara que se percibe el finísimo hilo de sangre que causa la hoja.

    En los ojos magenta de Himiko hay desconcierto y confusión; en la mirada viperina del Sannin, se aprecia temor. Sin embargo, la reacción de éste, es sostener con suavidad la muñeca de la kunoichi mientras le quita el kunai con suma lentitud.

    Himiko se asusta momentáneamente...quiere pedir una disculpa, pero no es capaz de hablar. El Sannin acorta la distancia y se mete con ella en el futón.
    Se ha despertado de sopetón, con taquicardia y empapada en sudor frío. Todavía no es del todo consciente de su entorno ni de que está despierta. Poco a poco se va dando cuenta de que tiene a Orochimaru frente a ella, y que ella misma blande el kunai que esconde bajo la almohada; el metal roza la piel del Sannin, tan clara que se percibe el finísimo hilo de sangre que causa la hoja. En los ojos magenta de Himiko hay desconcierto y confusión; en la mirada viperina del Sannin, se aprecia temor. Sin embargo, la reacción de éste, es sostener con suavidad la muñeca de la kunoichi mientras le quita el kunai con suma lentitud. Himiko se asusta momentáneamente...quiere pedir una disculpa, pero no es capaz de hablar. El Sannin acorta la distancia y se mete con ella en el futón.
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  • Se ha vuelto a meter en la cama de Orochimaru, aunque no precisamente por voluntad propia. El Sannin ha insistido, ya que está un poco harto de verla dormir en el suelo.

    Muchos ignoran (y no tienen por qué saber) las razones de Orochimaru para permitir que Himiko que duerma con él incluso en la misma cama. Pero la realidad es sumamente terrorífica: Himiko le tiene pavor a dormir sola, pues cuando vivía en la okiya, aprovechaban la noche para hacerle todo tipo de jugarretas, bromas de un mal gusto tan atroz que sólo se pueden definir como "horrendas putadas". Desde romper su ropa hasta cortarle el pelo mientras dormía, pasando por meterle las manos en cuencos de agua y otras ideas horripilantes.

    Y muchos no saben que durante la primera semana que pasó como aprendiz del Sannin, no durmió durante cuatro días enteros, temiendo que éste pudiese hacerle el mismo daño que los demás. Sólo empezó a dormir en condiciones si él dormía las mismas horas que ella, siempre en la misma habitación. Una costumbre que se ha mantenido y que ninguno ha hecho nada por eliminar, aunque hayan pasado varios años.
    Se ha vuelto a meter en la cama de Orochimaru, aunque no precisamente por voluntad propia. El Sannin ha insistido, ya que está un poco harto de verla dormir en el suelo. Muchos ignoran (y no tienen por qué saber) las razones de Orochimaru para permitir que Himiko que duerma con él incluso en la misma cama. Pero la realidad es sumamente terrorífica: Himiko le tiene pavor a dormir sola, pues cuando vivía en la okiya, aprovechaban la noche para hacerle todo tipo de jugarretas, bromas de un mal gusto tan atroz que sólo se pueden definir como "horrendas putadas". Desde romper su ropa hasta cortarle el pelo mientras dormía, pasando por meterle las manos en cuencos de agua y otras ideas horripilantes. Y muchos no saben que durante la primera semana que pasó como aprendiz del Sannin, no durmió durante cuatro días enteros, temiendo que éste pudiese hacerle el mismo daño que los demás. Sólo empezó a dormir en condiciones si él dormía las mismas horas que ella, siempre en la misma habitación. Una costumbre que se ha mantenido y que ninguno ha hecho nada por eliminar, aunque hayan pasado varios años.
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  • Ahí está. Con su té matcha humeando delante de ella y el silencio imperando alrededor.

    Lleva un kimono komon de color carmesí con un sencillo diseño vegetal, sin obi, semiabierto de manera que se atisba el camisón lencero de satén gris pálido, casi a juego con su cabello.

    No irónicamente, arrastra una resaca apoteósica después de haber pasado la noche entre chupitos de sake junto al maestro y el cuatro-ojos. Orochimaru se ha empeñado en que limen asperezas de una vez y, al parecer, el alcohol hizo que se dijeran unas cuantas verdades a la cara y no se mataran a tortazo limpio.

    La cara desencajada de Kabuto al entrar por la puerta de la cocina es un poema. Tanto, que se sienta frente a Himiko sin hacer ruido, sin mediar palabra. Asperezas no han limado, pero sí han acordado tratarse un poco mejor.

    —Joder...—se atreve a comentar intentando no vomitar. Su resaca también es interesante.—Ese sake no era bueno...

    —Ssssshhh.—Himiko le chista, llevándose un dedo a los labios.—Tu voz me irrita.

    Van a llevarse bien, sí.
    Ahí está. Con su té matcha humeando delante de ella y el silencio imperando alrededor. Lleva un kimono komon de color carmesí con un sencillo diseño vegetal, sin obi, semiabierto de manera que se atisba el camisón lencero de satén gris pálido, casi a juego con su cabello. No irónicamente, arrastra una resaca apoteósica después de haber pasado la noche entre chupitos de sake junto al maestro y el cuatro-ojos. Orochimaru se ha empeñado en que limen asperezas de una vez y, al parecer, el alcohol hizo que se dijeran unas cuantas verdades a la cara y no se mataran a tortazo limpio. La cara desencajada de Kabuto al entrar por la puerta de la cocina es un poema. Tanto, que se sienta frente a Himiko sin hacer ruido, sin mediar palabra. Asperezas no han limado, pero sí han acordado tratarse un poco mejor. —Joder...—se atreve a comentar intentando no vomitar. Su resaca también es interesante.—Ese sake no era bueno... —Ssssshhh.—Himiko le chista, llevándose un dedo a los labios.—Tu voz me irrita. Van a llevarse bien, sí.
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