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    𝐅𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐟𝐢́𝐚𝐬, 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐭𝐢𝐫.

    𝐂𝐚𝐧𝐨𝐧

    Cuando el joven Maximillian escapó de su hogar, apenas tuvo tiempo de reunir unas pocas pertenencias. Entre armas viejas y harapos desgastados, rescató lo único que realmente importaba: una fotografía. A primera vista, era apenas un papel gastado y descolorido, con los bordes maltratados por el tiempo y los viajes. Pero para Maximillian, aquella imagen era un ancla, un pedazo irremplazable de su historia.

    En la fotografía aparecía él, un niño pequeño de rostro marcado por el polvo y las lágrimas, abrazado por la única figura que había sido su refugio: su abuelo. Era más joven en esa imagen, aunque ya portaba su imponente cabellera plateada y aquella mirada severa, pero bondadosa. El día capturado en esa instantánea fue un momento donde todo pudo haber terminado: un Maximillian demasiado curioso y torpe había terminado en un aprieto mortal, pero su abuelo llegó justo a tiempo para salvarlo. La escena quedó sellada en esa foto, que luego conservaron como una especie de chiste familiar, un símbolo de la cercanía que los unía.

    Pero ahora, ya no quedaban más bromas. El abuelo había caído tiempo después, arrebatado por el consulado en un acto de traición que dejó a Maximillian con lágrimas en los ojos y el corazón endurecido. Aquel último recuerdo feliz —un rescate, una sonrisa, y una mano fuerte que lo sostenía— era todo lo que le quedaba.

    Desde entonces, Maximillian nunca partía sin observar aquella fotografía una vez más. Cada arruga y mancha le devolvía las palabras de su abuelo:
    —“Nunca te perderás mientras puedas recordar de dónde vienes.”

    Ahora, bajo el nombre de Corvus, el narrador de historias y maestro de ilusiones, aquella fotografía seguía con él. Antes de subir al escenario, donde las luces y sombras daban forma a su magia, la sacaba con cuidado. La mirada de su abuelo en la imagen seguía dándole fuerzas, como si lo alentara a seguir adelante.

    Los espectadores lo veían como un cuentacuentos excéntrico, un ilusionista astuto que podía hechizarlos con una sonrisa enigmática y relatos que parecían demasiado reales. Pero cuando las cortinas caían y la audiencia se desvanecía en la noche, Corvus volvía a sostener aquella fotografía, sus dedos recorriendo con ternura la imagen del hombre que le enseñó a sobrevivir.

    Porque aquella foto no era solo un recuerdo; era su promesa. Una promesa de que seguiría contando historias, seguiría sobreviviendo y que, de algún modo, el abuelo seguiría vivo en cada palabra que él susurrara al viento.
    𝐅𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐟𝐢́𝐚𝐬, 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐭𝐢𝐫. 𝐂𝐚𝐧𝐨𝐧 Cuando el joven Maximillian escapó de su hogar, apenas tuvo tiempo de reunir unas pocas pertenencias. Entre armas viejas y harapos desgastados, rescató lo único que realmente importaba: una fotografía. A primera vista, era apenas un papel gastado y descolorido, con los bordes maltratados por el tiempo y los viajes. Pero para Maximillian, aquella imagen era un ancla, un pedazo irremplazable de su historia. En la fotografía aparecía él, un niño pequeño de rostro marcado por el polvo y las lágrimas, abrazado por la única figura que había sido su refugio: su abuelo. Era más joven en esa imagen, aunque ya portaba su imponente cabellera plateada y aquella mirada severa, pero bondadosa. El día capturado en esa instantánea fue un momento donde todo pudo haber terminado: un Maximillian demasiado curioso y torpe había terminado en un aprieto mortal, pero su abuelo llegó justo a tiempo para salvarlo. La escena quedó sellada en esa foto, que luego conservaron como una especie de chiste familiar, un símbolo de la cercanía que los unía. Pero ahora, ya no quedaban más bromas. El abuelo había caído tiempo después, arrebatado por el consulado en un acto de traición que dejó a Maximillian con lágrimas en los ojos y el corazón endurecido. Aquel último recuerdo feliz —un rescate, una sonrisa, y una mano fuerte que lo sostenía— era todo lo que le quedaba. Desde entonces, Maximillian nunca partía sin observar aquella fotografía una vez más. Cada arruga y mancha le devolvía las palabras de su abuelo: —“Nunca te perderás mientras puedas recordar de dónde vienes.” Ahora, bajo el nombre de Corvus, el narrador de historias y maestro de ilusiones, aquella fotografía seguía con él. Antes de subir al escenario, donde las luces y sombras daban forma a su magia, la sacaba con cuidado. La mirada de su abuelo en la imagen seguía dándole fuerzas, como si lo alentara a seguir adelante. Los espectadores lo veían como un cuentacuentos excéntrico, un ilusionista astuto que podía hechizarlos con una sonrisa enigmática y relatos que parecían demasiado reales. Pero cuando las cortinas caían y la audiencia se desvanecía en la noche, Corvus volvía a sostener aquella fotografía, sus dedos recorriendo con ternura la imagen del hombre que le enseñó a sobrevivir. Porque aquella foto no era solo un recuerdo; era su promesa. Una promesa de que seguiría contando historias, seguiría sobreviviendo y que, de algún modo, el abuelo seguiría vivo en cada palabra que él susurrara al viento.
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  • «POV: Boyka»

    Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos.

    Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente.

    La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy.

    ...

    «POV: Narrador externo»

    Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad?

    Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto.

    Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias.

    Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor.

    Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud.

    Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado.

    Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión.

    Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas.

    En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo.

    El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón.

    Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas.

    ...

    Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene.

    Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió.

    Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse.

    Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
    «POV: Boyka» Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos. Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente. La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy. ... «POV: Narrador externo» Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad? Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto. Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias. Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor. Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud. Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado. Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión. Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas. En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo. El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón. Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas. ... Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene. Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió. Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse. Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
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  • #AnuncioImportante

    ¡Atención, comunidad de FicRol!

    Este es un anuncio importante de parte de la administración, moderación y RolSage de la plataforma, para todos los personajes de FicRol:

    Desde la creación de FicRol el día 1 de Abril de 2023, la administración ha creado eventos donde los personajes participasen, interactuasen y ganasen fantásticos premios. A saber, la MetGala, evento de crossover, evento de Starter, Tapiz de Perfil, Gala de Aniversario...


    ¡Y ha sido muy interesante ver a todos los personajes participar y evolucionar!

    Pero ahora la administración, valiéndose de una política de transparencia, ha decidido que es hora de pasar el testigo a los propios personajes dejando que sean ellos los que creen sus propios eventos. Por ello, hasta nuevo aviso, la administración no creará más eventos mensuales.

    De modo que...

    Hacemos un llamado a nuestros usuarios para que, tomando la creatividad en sus manos, generen sus instancias de rol con temáticas festivas. A lo largo de los meses se han implementado y mejorado herramientas, que quedan a su entera disposición para generar momentos junto a los demás usuarios en donde puedan compartir. Los eventos son una de esas herramientas.

    ¿Cómo funciona?
    Simplemente accedan a la sección de creación de eventos, elijan el tema que más les apasione y empiecen a dar vida a sus ideas. ¡Las posibilidades son infinitas! Cumpleaños, bodas, fiestas de aniversario, fiestas de Navidad, de año nuevo, karaoke...

    Este es un espacio para que cada uno de ustedes aporte su visión y se conecte con otros narradores. ¡No se pierdan la oportunidad de hacer realidad sus historias!

    ¡Empiecen a crear y a compartir hoy mismo!

    Su participación es clave para que FicRol siga creciendo como la comunidad vibrante que somos. ¡Esperamos ver sus eventos pronto!

    ¡Gracias por ser parte de FicRol!

    En esta guia se explica lo necesario sobre Eventos: https://ficrol.com/posts/139640

    Mensaje redactado por la RolSage Caroline Forbes y la subadministradora de FicRol, Zairissa Dorpione

    #FicRol #Administración #Moderación #RolSage
    #AnuncioImportante 🌟 ¡Atención, comunidad de FicRol! 🌟 📣 Este es un anuncio importante de parte de la administración, moderación y RolSage de la plataforma, para todos los personajes de FicRol: Desde la creación de FicRol el día 1 de Abril de 2023, la administración ha creado eventos donde los personajes participasen, interactuasen y ganasen fantásticos premios. A saber, la MetGala, evento de crossover, evento de Starter, Tapiz de Perfil, Gala de Aniversario... 🤩 ¡Y ha sido muy interesante ver a todos los personajes participar y evolucionar! 👤 Pero ahora la administración, valiéndose de una política de transparencia, ha decidido que es hora de pasar el testigo a los propios personajes dejando que sean ellos los que creen sus propios eventos. Por ello, hasta nuevo aviso, la administración no creará más eventos mensuales. De modo que... ⭐ Hacemos un llamado a nuestros usuarios para que, tomando la creatividad en sus manos, generen sus instancias de rol con temáticas festivas. A lo largo de los meses se han implementado y mejorado herramientas, que quedan a su entera disposición para generar momentos junto a los demás usuarios en donde puedan compartir. Los eventos son una de esas herramientas. 👉 ¿Cómo funciona? Simplemente accedan a la sección de creación de eventos, elijan el tema que más les apasione y empiecen a dar vida a sus ideas. ¡Las posibilidades son infinitas! Cumpleaños, bodas, fiestas de aniversario, fiestas de Navidad, de año nuevo, karaoke... Este es un espacio para que cada uno de ustedes aporte su visión y se conecte con otros narradores. ¡No se pierdan la oportunidad de hacer realidad sus historias! 📅 ¡Empiecen a crear y a compartir hoy mismo! Su participación es clave para que FicRol siga creciendo como la comunidad vibrante que somos. ¡Esperamos ver sus eventos pronto! ¡Gracias por ser parte de FicRol! 🎭✨ En esta guia se explica lo necesario sobre Eventos: https://ficrol.com/posts/139640 📌 Mensaje redactado por la RolSage [CarolineForbes] y la subadministradora de FicRol, [Dorpione] #FicRol #Administración #Moderación #RolSage
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    Narrador: "Muy bien damas y caballeros, como parte de nuestro evento de temporada 'Campeonato de Aerobics en Chaldea', hoy tendremos la oportunidad de seguir la competencia que se desarrollará entre los tres líderes de grupo y ellos son:

    El Equipo Camelot, que ha mostrado una gran sincornía, producto de su disciplina en sus demostraciones rítmicas.

    El Equipo de las Reinas, que con su encanto y belleza han hecho de sus rutinas algo digno de sus posiciones como líderes en sus tierras y ahora en el tablero, sinedo las segundas favoritas en ganar el campeonato.

    El Equipo de los Reyes, que con su carisma y espíritu de dominio se han abierto paso entre los competidores demostrando que se necesita más que un par de pasos bonitos para poder competir con los verdaderos reyes.

    Y el Equipo de los Casters... Espera ¿Qué? ¡¿No los habian descalificado por pasos prohibidos?! ¡Que importa... !
    De algun modo convencieron a los jueces para permitirles participar entre los finalistas.

    Voten ahora por su favorito en obtener la victoria...

    'Me gusta' por el Team Camelot.
    'Me encocora' por el Team Queens.
    'Me enjaja' por el Team Kings
    'Me endiabla' por el Team Casters.

    ¡Voten ya!"


    || Esto es algo que quería subir en su momento, pero me tuve que ausentar un poco.

    #Memelin
    Narrador: "Muy bien damas y caballeros, como parte de nuestro evento de temporada 'Campeonato de Aerobics en Chaldea', hoy tendremos la oportunidad de seguir la competencia que se desarrollará entre los tres líderes de grupo y ellos son: El Equipo Camelot, que ha mostrado una gran sincornía, producto de su disciplina en sus demostraciones rítmicas. El Equipo de las Reinas, que con su encanto y belleza han hecho de sus rutinas algo digno de sus posiciones como líderes en sus tierras y ahora en el tablero, sinedo las segundas favoritas en ganar el campeonato. El Equipo de los Reyes, que con su carisma y espíritu de dominio se han abierto paso entre los competidores demostrando que se necesita más que un par de pasos bonitos para poder competir con los verdaderos reyes. Y el Equipo de los Casters... Espera ¿Qué? ¡¿No los habian descalificado por pasos prohibidos?! ¡Que importa... ! De algun modo convencieron a los jueces para permitirles participar entre los finalistas. Voten ahora por su favorito en obtener la victoria... 'Me gusta' por el Team Camelot. 'Me encocora' por el Team Queens. 'Me enjaja' por el Team Kings 'Me endiabla' por el Team Casters. ¡Voten ya!" || Esto es algo que quería subir en su momento, pero me tuve que ausentar un poco. #Memelin
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  • Yasuoka estaba bebiendo un smoothie de frutilla, con una cara de orto inimaginable. Su bufanda colgaba, cosa rara, ya que normalmente la hacía volar con un viento mágico.

    —La concha de mi madre...—Ya ni le importaba retener la apariencia de hablar una lengua neutra, su lado rioplatense se salía con su rabia.

    —Primero un día del orto.—Tira el vaso, este quebrándose antes de caer al suelo, los fragmentos desintegrados al contacto.

    —Y ahora tengo que esforzarme en tí.—Abrió un portal a Inglaterra, metiendo su mano y sacando a Alex Foster de adentro.—Mamón de mierda. Vamos, hay que chambear.

    La cara de Yasuoka mostraba el odio que la había agarrado a Alex, había perdido el control de una de sus obras, como siempre. Al menos no le había pasado con Peter o su Deathclaw, aún. AÚN --- Mierda, hasta el Gunma narrador se está enojando... ¿Me estoy enojando? No, ya estaba enojado, y ahora gracias a esto YASUOKA ESTÁ AUN MÁS ENOJADO.
    Vamos a cometer genocidio---

    —¿Ya terminaste?—Eh... Sí, gracias por recordarme, sigamos.—Sigamos. Somos un gran idiota.
    Yasuoka estaba bebiendo un smoothie de frutilla, con una cara de orto inimaginable. Su bufanda colgaba, cosa rara, ya que normalmente la hacía volar con un viento mágico. —La concha de mi madre...—Ya ni le importaba retener la apariencia de hablar una lengua neutra, su lado rioplatense se salía con su rabia. —Primero un día del orto.—Tira el vaso, este quebrándose antes de caer al suelo, los fragmentos desintegrados al contacto. —Y ahora tengo que esforzarme en tí.—Abrió un portal a Inglaterra, metiendo su mano y sacando a [DynaShift02] de adentro.—Mamón de mierda. Vamos, hay que chambear. La cara de Yasuoka mostraba el odio que la había agarrado a Alex, había perdido el control de una de sus obras, como siempre. Al menos no le había pasado con Peter o su Deathclaw, aún. AÚN --- Mierda, hasta el Gunma narrador se está enojando... ¿Me estoy enojando? No, ya estaba enojado, y ahora gracias a esto YASUOKA ESTÁ AUN MÁS ENOJADO. :STK-25: Vamos a cometer genocidio--- —¿Ya terminaste?—Eh... Sí, gracias por recordarme, sigamos.—Sigamos. Somos un gran idiota.
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  • ─────── Ⲥⲁⲹⲁ𝖽ⲟⲅⲉ⳽ 𝖽ⲉ Ⲙⳕ⳽ⲧⲉⲅⳕⲟ⳽

    Dedicados a desentrañar lo sobrenatural, protegen al mundo de amenazas paranormales. Unidos por un propósito común y habilidades complementarias, este equipo se enfrenta a fenómenos inexplicables, fantasmas vengativos y todo tipo de enigmas oscuros.

    ─────── Ⲅⲉⳋⳑⲁ⳽ 𝖽ⲉ Ⲅⲟⳑ

    Ambientación: En la actualidad, Estados Unidos.

    Solo Personajes 3D: Todos los personajes deben ocupar físicos reales. No animaciones, IA, etc.

    Rol Coherente: Las acciones y decisiones de los personajes deben ser lógicas y consistentes con sus habilidades y trasfondo, respetando siempre el desarrollo del rol.

    Presentación On-Rol: La mejor manera de introducir a tu personaje es a través de la narrativa del juego. No se aceptan presentaciones fuera del contexto del rol.

    Personajes Realistas y de Fantasía Sobrenatural: Se aceptan personajes con habilidades sobrenaturales siempre que sean bien fundamentadas. No se permiten personajes centrados en s3xr0l.

    Prohibición de Morfologías Extrañas: No se aceptan personajes con morfologías como furrys, alienígenas, pokemones, etc.

    No Mary Sue/Gary Stu: No se permiten personajes invencibles, dioses, conquistadores galácticos o cualquier tipo de personajes excesivamente perfectos o poderosos.

    Respeto y Colaboración: Fomentamos un ambiente de respeto y trabajo en equipo. Las decisiones deben tomarse en grupo y con consideración hacia los demás jugadores.

    ─────── ꓓⳕⲛⲁⲙⳕⲥⲁ

    Es fundamental que todos los jugadores respeten el orden de respuesta establecido al inicio de la partida. Este orden asegura que cada jugador tenga la oportunidad de participar y contribuir de manera equitativa.

    Si algún jugador necesita ausentarse o tardará en responder, debe avisar al grupo para ajustar el ritmo de la partida.

    Los personajes pueden interactuar libremente con el entorno. Esto incluye explorar áreas, recoger objetos, activar mecanismos, etc. Sin embargo, solo el narrador maneja los efectos de las acciones de los personajes en el entorno y puede describir cómo estos cambios afectan la situación general.

    Los jugadores pueden hablar e interactuar con los NPCs, haciendo preguntas, solicitando ayuda, negociando, entre otras acciones. Pese a esto, los jugadores no pueden controlar las acciones o reacciones de los NPCs propios de la trama; esto es responsabilidad exclusiva del narrador. El narrador decide cómo los NPCs responden a las interacciones de los personajes, basándose en la personalidad y el trasfondo de cada NPC.

    El narrador guía la narrativa, asegurando que la historia avance de manera coherente y que todos los jugadores tengan la oportunidad de participar activamente.

    Si los jugadores tienen dudas sobre el entorno, los NPCs o cualquier otro aspecto del juego, deben dirigirse al narrador. El narrador está ahí para ayudar a clarificar y enriquecer la experiencia de juego.

    Ante la violación de los turnos de respuesta o el control inadecuado de un jugador ante NPCs o el entorno, se procederá a anular la acción. Cualquier acción inadecuada realizada será revertida y el jugador perderá el turno.

    ─────── Ⳳⲁⲥⲁⲛⲧⲉ⳽
    ─────── Ⲥⲁⲹⲁ𝖽ⲟⲅⲉ⳽ 𝖽ⲉ Ⲙⳕ⳽ⲧⲉⲅⳕⲟ⳽ Dedicados a desentrañar lo sobrenatural, protegen al mundo de amenazas paranormales. Unidos por un propósito común y habilidades complementarias, este equipo se enfrenta a fenómenos inexplicables, fantasmas vengativos y todo tipo de enigmas oscuros. ─────── Ⲅⲉⳋⳑⲁ⳽ 𝖽ⲉ Ⲅⲟⳑ Ambientación: En la actualidad, Estados Unidos. Solo Personajes 3D: Todos los personajes deben ocupar físicos reales. No animaciones, IA, etc. Rol Coherente: Las acciones y decisiones de los personajes deben ser lógicas y consistentes con sus habilidades y trasfondo, respetando siempre el desarrollo del rol. Presentación On-Rol: La mejor manera de introducir a tu personaje es a través de la narrativa del juego. No se aceptan presentaciones fuera del contexto del rol. Personajes Realistas y de Fantasía Sobrenatural: Se aceptan personajes con habilidades sobrenaturales siempre que sean bien fundamentadas. No se permiten personajes centrados en s3xr0l. Prohibición de Morfologías Extrañas: No se aceptan personajes con morfologías como furrys, alienígenas, pokemones, etc. No Mary Sue/Gary Stu: No se permiten personajes invencibles, dioses, conquistadores galácticos o cualquier tipo de personajes excesivamente perfectos o poderosos. Respeto y Colaboración: Fomentamos un ambiente de respeto y trabajo en equipo. Las decisiones deben tomarse en grupo y con consideración hacia los demás jugadores. ─────── ꓓⳕⲛⲁⲙⳕⲥⲁ Es fundamental que todos los jugadores respeten el orden de respuesta establecido al inicio de la partida. Este orden asegura que cada jugador tenga la oportunidad de participar y contribuir de manera equitativa. Si algún jugador necesita ausentarse o tardará en responder, debe avisar al grupo para ajustar el ritmo de la partida. Los personajes pueden interactuar libremente con el entorno. Esto incluye explorar áreas, recoger objetos, activar mecanismos, etc. Sin embargo, solo el narrador maneja los efectos de las acciones de los personajes en el entorno y puede describir cómo estos cambios afectan la situación general. Los jugadores pueden hablar e interactuar con los NPCs, haciendo preguntas, solicitando ayuda, negociando, entre otras acciones. Pese a esto, los jugadores no pueden controlar las acciones o reacciones de los NPCs propios de la trama; esto es responsabilidad exclusiva del narrador. El narrador decide cómo los NPCs responden a las interacciones de los personajes, basándose en la personalidad y el trasfondo de cada NPC. El narrador guía la narrativa, asegurando que la historia avance de manera coherente y que todos los jugadores tengan la oportunidad de participar activamente. Si los jugadores tienen dudas sobre el entorno, los NPCs o cualquier otro aspecto del juego, deben dirigirse al narrador. El narrador está ahí para ayudar a clarificar y enriquecer la experiencia de juego. Ante la violación de los turnos de respuesta o el control inadecuado de un jugador ante NPCs o el entorno, se procederá a anular la acción. Cualquier acción inadecuada realizada será revertida y el jugador perderá el turno. ─────── Ⳳⲁⲥⲁⲛⲧⲉ⳽
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    ┈⨾ . . . 𝐓 𝐖 𝐎 — ㅤ۪ㅤㅤi͜𝗺pe͡𝗿fect fo̠r yo͠u ㅤওㅤ𓆗

    ❛ do you really think i'm going
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ to let you do alone? ❜
    ────────────────────────────────
    ┈⨾ . . . 𝐀𝐥𝐞𝐱𝐚𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐄𝐯𝐚𝐧𝐬
    ┈⨾ . . . 𝟏𝟔 𝐲𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐥𝐝.
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    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca tirar abajo todos los libros de la estantería y toca el desorden que implica proceso de verlos de nuevo en fila.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca bajar la guardia, dejar que entren y dejar que salgan.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca desarmar a los héroes y al verlos desnudos volverlos a armar.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Y nunca es tarde para preguntar, y nunca es tarde para volver a empezar.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Puede ser fácil y a veces no, pero es un día a la vez.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Puedo contarte hacia dónde voy, pero entro solo después, y no es que no te quiera acá, pero me toca crecer. Y no es que yo me fuera a olvidar, yo ya te llevo en la piel.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Tocan tiempos de guerra, tiempos para revolcarse en la mierda porque es la mierda lo que hace fértil a la tierra donde crece la flor. Sé que estás asustado, yo también.
    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Calma, que nunca es tarde para desarmar, que nunca es tarde, si algo tiene que cambiar. Soñé que un día cambiaba, pero la vida no es así, de nuevo me cuidaban, no es tan fácil. Toma tiempo, no es tan fácil. Toma tiempo.

    ────────────────────────────────

    ─ ¿Alexander? ─ La voz del psicólogo pareció buscar al dueño del nombre en la sala de espera. Rápidamente una madre levantó la mano mientras se acercaba con un adolescente casi a rastras hasta la puerta de la consulta. Alphonse sonrió a ambos y se apartó de la entrada para que ambos ingresaran. Esperó un poco, cerrando la puerta en cuanto estos estaban al interior de su oficina.

    ─ Adelante, tomen asiento...─ Les indicó con la voz tranquila mientras se posicionaba tras el escritorio donde el intercambio de palabras surgiría. Respiró con profundidad, escuchando algunos pensamientos reprimidos de ambas personas. La madre buscaba ayuda para la aparente depresión auto diagnosticada que a su juicio cursaba el menor, mientras que él se cuestionaba el qué tan útil sería perder el tiempo con alguien que vestía un suéter con cuello alto. Toda esta información cruzó la mente de los tres en dicha sala, causándole una sonrisa divertida ante el prejuicio juvenil por su gusto en la ropa.

    ─ Entonces...─ Rebuscó en sus notas el nombre de quien había solicitado la hora a la consulta. ─ ¿Erica? ─ Ante la confirmación apresurada de la madre continuó hablando con mayor seguridad. ─ Mi nombre es Alphonse, encantado de conocerlos. Cuénteme, ¿Cuál es el motivo por el que solicitó una consulta para Alexander? ─ La introducción era breve, escuchó las palabras de la madre preocupada, ordenó los pensamientos que daban conexión anticipada a todo lo que nombraba y observaba el lenguaje no verbal tanto de la madre como del adolescente. De vez en cuando sus ojos iban en búsqueda del menor para confirmar los hechos narrados por su madre.

    Alexander parecía distante, a la defensiva pero no contradecía o increpaba a su madre, al menos no verbalmente. Sus notas comenzaron a tomar forma como en una lluvia de hechos y conductas que podían ser motivo de consultas más personales con el menor, pero así, en la tranquilidad de la escucha permitió a la adulta expresar sus preocupaciones ante las conductas de su hijo.

    Tomó un poco de aire, como un suspiro que dio inicio a algunas observaciones, comenzando a explicar su método de trabajo. No objetó o agregó comentarios con respecto a la información que le habían entregado, solo se limitó a explicar el modo de atención que le parecía mejor implementar dado el caso.

    ─ Muy bien, Señora Erica, me gustaría que pudiéramos permitirnos un espacio seguro para ambos en esta consulta ¿De acuerdo? Y para eso, pienso que sería más cómodo para ustedes que tomaran un espacio por separado, sin la presencia del otro, conmigo. La idea de esto es que puedan expresarse sin miedos y compartir conmigo cosas que deseen sin afectar la imagen que puedan tener entre sí... ¿Me comprenden? ─ Tras la sugerencia la madre se mostró pensativa, mirando al adolescente quien parecía más cómodo con eso que ella. Asintió acatando y se levantó para abandonar la sala rumbo a la sala de espera.

    ─ De acuerdo, hablaré un poco con Alexander respecto a lo que usted me ha mencionado antes, luego, le indicaré que pase y que él salga para poder brindarles su espacio individual a cada quien y por último, les haré entrar en conjunto para que podamos conversar nuevamente... ─ La mujer asintió, saliendo entonces, pero Alphonse le hizo señas acercándose un poco a la máquina de café que poseía en el lobby de su consulta. ─ Siéntase cómoda y en confianza, puede tomar café o té si lo prefiere, en el sofá hay revistas muy interesantes y la contraseña del wifi está en esa plaquita en la pared, vendré en un momento por usted.

    Tras dicho todo eso, volvió a ingresar en la sala de consultas, cerrando la puerta y retomando su lugar tras el escritorio, dedicándole una sonrisa cómplice al menor.

    ─ Muy bien, Alexander... Para comenzar, me gustaría decirte que si en algún momento de nuestra conversación hay algo que diga o haga que te incomode, puedes decirme con toda la confianza y que no estás obligado a responderme las preguntas que no quieras o no te agraden... ─ Tras ver que el adolescente parecía más calmado ahora, prosiguió a lo de rutina. ─ Entonces, cuéntame... ¿Cómo estás? ¿Hay algo en particular que quieras comentarme antes de preguntarte yo?


    ──────────────────────────────── ┈⨾ . . . 𝐓 𝐖 𝐎 — ㅤ۪ㅤㅤi͜𝗺pe͡𝗿fect fo̠r yo͠u ㅤওㅤ𓆗 ❛ do you really think i'm going ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ to let you do alone? ❜ ──────────────────────────────── ┈⨾ . . . 𝐀𝐥𝐞𝐱𝐚𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐄𝐯𝐚𝐧𝐬 ┈⨾ . . . 𝟏𝟔 𝐲𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐥𝐝. ──────────────────────────────── ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca tirar abajo todos los libros de la estantería y toca el desorden que implica proceso de verlos de nuevo en fila. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca bajar la guardia, dejar que entren y dejar que salgan. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Toca desarmar a los héroes y al verlos desnudos volverlos a armar. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Y nunca es tarde para preguntar, y nunca es tarde para volver a empezar. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Puede ser fácil y a veces no, pero es un día a la vez. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Puedo contarte hacia dónde voy, pero entro solo después, y no es que no te quiera acá, pero me toca crecer. Y no es que yo me fuera a olvidar, yo ya te llevo en la piel. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Tocan tiempos de guerra, tiempos para revolcarse en la mierda porque es la mierda lo que hace fértil a la tierra donde crece la flor. Sé que estás asustado, yo también. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Calma, que nunca es tarde para desarmar, que nunca es tarde, si algo tiene que cambiar. Soñé que un día cambiaba, pero la vida no es así, de nuevo me cuidaban, no es tan fácil. Toma tiempo, no es tan fácil. Toma tiempo. ──────────────────────────────── ─ ¿Alexander? ─ La voz del psicólogo pareció buscar al dueño del nombre en la sala de espera. Rápidamente una madre levantó la mano mientras se acercaba con un adolescente casi a rastras hasta la puerta de la consulta. Alphonse sonrió a ambos y se apartó de la entrada para que ambos ingresaran. Esperó un poco, cerrando la puerta en cuanto estos estaban al interior de su oficina. ─ Adelante, tomen asiento...─ Les indicó con la voz tranquila mientras se posicionaba tras el escritorio donde el intercambio de palabras surgiría. Respiró con profundidad, escuchando algunos pensamientos reprimidos de ambas personas. La madre buscaba ayuda para la aparente depresión auto diagnosticada que a su juicio cursaba el menor, mientras que él se cuestionaba el qué tan útil sería perder el tiempo con alguien que vestía un suéter con cuello alto. Toda esta información cruzó la mente de los tres en dicha sala, causándole una sonrisa divertida ante el prejuicio juvenil por su gusto en la ropa. ─ Entonces...─ Rebuscó en sus notas el nombre de quien había solicitado la hora a la consulta. ─ ¿Erica? ─ Ante la confirmación apresurada de la madre continuó hablando con mayor seguridad. ─ Mi nombre es Alphonse, encantado de conocerlos. Cuénteme, ¿Cuál es el motivo por el que solicitó una consulta para Alexander? ─ La introducción era breve, escuchó las palabras de la madre preocupada, ordenó los pensamientos que daban conexión anticipada a todo lo que nombraba y observaba el lenguaje no verbal tanto de la madre como del adolescente. De vez en cuando sus ojos iban en búsqueda del menor para confirmar los hechos narrados por su madre. Alexander parecía distante, a la defensiva pero no contradecía o increpaba a su madre, al menos no verbalmente. Sus notas comenzaron a tomar forma como en una lluvia de hechos y conductas que podían ser motivo de consultas más personales con el menor, pero así, en la tranquilidad de la escucha permitió a la adulta expresar sus preocupaciones ante las conductas de su hijo. Tomó un poco de aire, como un suspiro que dio inicio a algunas observaciones, comenzando a explicar su método de trabajo. No objetó o agregó comentarios con respecto a la información que le habían entregado, solo se limitó a explicar el modo de atención que le parecía mejor implementar dado el caso. ─ Muy bien, Señora Erica, me gustaría que pudiéramos permitirnos un espacio seguro para ambos en esta consulta ¿De acuerdo? Y para eso, pienso que sería más cómodo para ustedes que tomaran un espacio por separado, sin la presencia del otro, conmigo. La idea de esto es que puedan expresarse sin miedos y compartir conmigo cosas que deseen sin afectar la imagen que puedan tener entre sí... ¿Me comprenden? ─ Tras la sugerencia la madre se mostró pensativa, mirando al adolescente quien parecía más cómodo con eso que ella. Asintió acatando y se levantó para abandonar la sala rumbo a la sala de espera. ─ De acuerdo, hablaré un poco con Alexander respecto a lo que usted me ha mencionado antes, luego, le indicaré que pase y que él salga para poder brindarles su espacio individual a cada quien y por último, les haré entrar en conjunto para que podamos conversar nuevamente... ─ La mujer asintió, saliendo entonces, pero Alphonse le hizo señas acercándose un poco a la máquina de café que poseía en el lobby de su consulta. ─ Siéntase cómoda y en confianza, puede tomar café o té si lo prefiere, en el sofá hay revistas muy interesantes y la contraseña del wifi está en esa plaquita en la pared, vendré en un momento por usted. Tras dicho todo eso, volvió a ingresar en la sala de consultas, cerrando la puerta y retomando su lugar tras el escritorio, dedicándole una sonrisa cómplice al menor. ─ Muy bien, Alexander... Para comenzar, me gustaría decirte que si en algún momento de nuestra conversación hay algo que diga o haga que te incomode, puedes decirme con toda la confianza y que no estás obligado a responderme las preguntas que no quieras o no te agraden... ─ Tras ver que el adolescente parecía más calmado ahora, prosiguió a lo de rutina. ─ Entonces, cuéntame... ¿Cómo estás? ¿Hay algo en particular que quieras comentarme antes de preguntarte yo?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    queria poner algo de narrador de batalla pero me arrepenti
    queria poner algo de narrador de batalla pero me arrepenti
    [ThatSneasler] VS Yuji Itadori ユウジ ˢᵘᵏᵘⁿᵃ
    ¡La primera Lucha comenzó!, ¡Recuerden: Los cadáveres no son responsabilidad de Great Fighters, son su responsabilidad!

    ¡LUCHEN POR LA VICTORIA!
    Comienza: Itadori
    Me enjaja
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    ❛ do you really think i'm going
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    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ La ausencia de sonidos se llama silencio y es asociada a muchas cosas buenas como la tranquilidad, el sosiego, la calma, la paz… la lista sigue, se extiende y transforma. El silencio se asocia estrechamente con la sordera, la cual puede ser ocasionada por un defecto congénito, lesiones, enfermedades, ciertos medicamentos, exposición a sonidos fuertes o el desgaste propio de la edad. La incapacidad de oír ha modificado el lenguaje, las herramientas o métodos conocidos a lo largo de la historia para que todos, incluso aquellos con peores pronósticos, tengan la oportunidad de poder sumergirse en este mundo rodeado de estímulos auditivos.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Desgraciadamente, todo término tiene su contraparte, la hiperacusia es una condición que surge de un problema en la forma en que el centro de procesamiento auditivo central del cerebro percibe el ruido. A menudo, puede provocar dolor e incomodidad entre un montón de síntomas más que hacen concordar a quienes los conozcan en el hecho de lo compleja y sensible que puede llegar a ser esta condición.
    Las personas con hiperacusia tienen dificultad para tolerar los sonidos que no parecen fuertes para los demás, como el ruido del grifo, viajar en un automóvil, caminar sobre las hojas, el lavaplatos, el ventilador del refrigerador, mover papeles. Aunque todos los sonidos pueden percibirse como demasiado fuertes, los sonidos de alta frecuencia pueden ser particularmente problemáticos.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Como se podría sospechar, la calidad de vida de las personas con hiperacusia puede verse seriamente comprometida. Para aquellos con intolerancia severa al sonido, es difícil y, a veces, imposible funcionar en un entorno cotidiano con todo su ruido ambiental. La hiperacusia puede contribuir al aislamiento social, la fonofobia (miedo a los sonidos normales) y la depresión.
    Durante todo lo narrado anteriormente hablamos de sonidos, algo que, si bien todos pueden percibir de forma diferente, todos concordamos con que puede ser solucionado con diferentes métodos como audífonos, implantes, entrenamientos basados en sonidos para entrenar el centro de procesamiento auditivo, etc. Ahora, imagina esta problemática: comienzas el día con el canto de un gallo exactamente a las cinco y un cuarto de la mañana, intentas dormir un poco más, pero todo parece abrumarte de golpe.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ El aroma del café golpea tu nariz, sabes que estás despierto, que el mundo afuera espera por que tu presencia se digne a usar el espacio que designaste a crear para llenar las horas de profunda soledad que tu destino incierto ofrece, te acercas a la puerta y cuando la abres, la realidad te golpea fuerte, te agobias en un mar de pensamientos que se amontonan en tu mente, pensamientos que no te pertenecen en absoluto, las preocupaciones de cada persona que se desplaza a tu alrededor se vuelven de pronto las tuyas, desde esa mujer que revisa inquieta su teléfono por el mensaje del ser amado que espera pero que, en sus pensamientos, delata no llegará porque las cosas no están bien en su relación o ese instante en donde el llanto del niño no hace entendible el huracán que no puede comunicar, lo abrumado que se siente mientras lo único que todos pueden escuchar es el regaño de su madre mientras en los pensamientos de ella oscilan palabras de decepción respecto a la conducta no entendida del pequeño. Ella no sabe lo que a él le sucede, no sabe que en la profunda psiquis de un infante cosas pasan, a veces con la misma intensidad y el agobio que las problemáticas que un adulto pueden tener.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Todos somos consecuencia de la infancia, donde la dulzura e inocencia comienza a tergiversarse en estímulos que recibimos de adultos completamente llenos de miedos, resentimientos, comentarios que desequilibran y nos rompen.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Así, con el paso de los años aprendemos a callar cosas, a darle más importancia a cosas que consideramos adecuadas a nuestras edades, suprimiendo huellas de nuestras etapas no quemadas, nos volvemos funcionales ¿A qué costo?

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Ojalá todos pudieran estar en tus zapatos durante un día, entenderían que vivimos embriagados de problemas que, a lo largo de tu experiencia, no suelen ser tan importantes como llegamos a pensarlo… a experimentarlos, pero sigues ahí, con una sonrisa condescendiente a la chica que atiende tu pedido, la que no desea estar ahí a las ocho de la mañana, pero que por fuera sonríe como si tomar tu pedido fuese a marcar la diferencia.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Sales del local con una bolsa de papel, cargando lo que pediste, meditando, intentando aislar la abrumadora existencia de la información que recibes de cada persona que comparte tu espacio. Deseas huir, no te gustan los gentíos, los atraviesas agotado de tener que buscar en la soledad el consuelo de la paz mental. Por breves momentos decides recluirte tras esa puerta, la que mantiene al molesto ruido lejos de tu mente deteriorada. Apenas son las ocho y cuarenta de la mañana, pero te sientes en el límite de la cordura… a pesar de esto, inspiras profundamente por la nariz, botas el aire por la boca, repites el ejercicio un par de veces hasta que la calma te permite sentarte en aquella silla tras tu escritorio, y tras una pequeña pausa, oprimes el botón del altavoz en el escritorio de la secretaria, le pides amablemente que haga pasar al primer paciente de la mañana.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Sabes, en cuanto la puerta es golpeada con suavidad y ves que se abre despacio, exactamente porqué esa mente abrumada llegó hasta ti. Sonríes fingiendo demencia, indicas que se recueste y con una libreta de notas te acercas, presentas, para comenzar la sesión de una hora en donde analizas el monólogo, los motivos y las ideas, los pensamientos se agrupan, buscas incongruencias entre su lenguaje físico, el verbal y, tratando de hacer caso omiso a la información que consigues de sus pensamientos, logras darte cuenta que los traumas de abandono de esa persona le están pasando facturas tan caras que su sanidad no es suficiente para poder cancelar la cuenta de esto llamado vida.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Terminas. Esto se repite con tres o cuatro pacientes más, y debes darte una pausa, comer algo dulce, estimular tu cerebro cansado, y aunque te replanteas tu profesión en el mundo de la psicología, descubres que no tienes idea de qué otra cosa podrías hacer con tu “don”, la pausa en la que comes meditando termina, lavas tus dientes, y repites el trayecto que por la mañana te llevó lejos de tu hogar, esta vez en su dirección.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ La puerta una vez más te mantiene a salvo del ruido exterior, recordándote porqué es tan importante tu hogar lejano al centro para ti. Es el único sitio en el que te sientes seguro, ajeno de contacto humano, ajeno de compañía, ajeno de cualquier cosa que la cualidad de ser humano puede hacerte desear: El ser humano es un ser sociable, te avisaron cuando comenzaste esas clases hace año atrás, pero jamás pudiste dar a entender porqué para ti la soledad era algo tan imprescindible, obligándote a renunciar a los privilegios básicos de la búsqueda constante de una identidad por la cual ser tratado cuando estás inmerso en una sociedad.

    ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ──────────────────────────────── ┈⨾ . . . 𝐓 𝐖 𝐎 — ㅤ۪ㅤㅤi͜𝗺pe͡𝗿fect fo̠r yo͠u ㅤওㅤ𓆗 ❛ do you really think i'm going ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ to let you do alone? ❜ ──────────────────────────────── ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ La ausencia de sonidos se llama silencio y es asociada a muchas cosas buenas como la tranquilidad, el sosiego, la calma, la paz… la lista sigue, se extiende y transforma. El silencio se asocia estrechamente con la sordera, la cual puede ser ocasionada por un defecto congénito, lesiones, enfermedades, ciertos medicamentos, exposición a sonidos fuertes o el desgaste propio de la edad. La incapacidad de oír ha modificado el lenguaje, las herramientas o métodos conocidos a lo largo de la historia para que todos, incluso aquellos con peores pronósticos, tengan la oportunidad de poder sumergirse en este mundo rodeado de estímulos auditivos. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Desgraciadamente, todo término tiene su contraparte, la hiperacusia es una condición que surge de un problema en la forma en que el centro de procesamiento auditivo central del cerebro percibe el ruido. A menudo, puede provocar dolor e incomodidad entre un montón de síntomas más que hacen concordar a quienes los conozcan en el hecho de lo compleja y sensible que puede llegar a ser esta condición. Las personas con hiperacusia tienen dificultad para tolerar los sonidos que no parecen fuertes para los demás, como el ruido del grifo, viajar en un automóvil, caminar sobre las hojas, el lavaplatos, el ventilador del refrigerador, mover papeles. Aunque todos los sonidos pueden percibirse como demasiado fuertes, los sonidos de alta frecuencia pueden ser particularmente problemáticos. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Como se podría sospechar, la calidad de vida de las personas con hiperacusia puede verse seriamente comprometida. Para aquellos con intolerancia severa al sonido, es difícil y, a veces, imposible funcionar en un entorno cotidiano con todo su ruido ambiental. La hiperacusia puede contribuir al aislamiento social, la fonofobia (miedo a los sonidos normales) y la depresión. Durante todo lo narrado anteriormente hablamos de sonidos, algo que, si bien todos pueden percibir de forma diferente, todos concordamos con que puede ser solucionado con diferentes métodos como audífonos, implantes, entrenamientos basados en sonidos para entrenar el centro de procesamiento auditivo, etc. Ahora, imagina esta problemática: comienzas el día con el canto de un gallo exactamente a las cinco y un cuarto de la mañana, intentas dormir un poco más, pero todo parece abrumarte de golpe. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ El aroma del café golpea tu nariz, sabes que estás despierto, que el mundo afuera espera por que tu presencia se digne a usar el espacio que designaste a crear para llenar las horas de profunda soledad que tu destino incierto ofrece, te acercas a la puerta y cuando la abres, la realidad te golpea fuerte, te agobias en un mar de pensamientos que se amontonan en tu mente, pensamientos que no te pertenecen en absoluto, las preocupaciones de cada persona que se desplaza a tu alrededor se vuelven de pronto las tuyas, desde esa mujer que revisa inquieta su teléfono por el mensaje del ser amado que espera pero que, en sus pensamientos, delata no llegará porque las cosas no están bien en su relación o ese instante en donde el llanto del niño no hace entendible el huracán que no puede comunicar, lo abrumado que se siente mientras lo único que todos pueden escuchar es el regaño de su madre mientras en los pensamientos de ella oscilan palabras de decepción respecto a la conducta no entendida del pequeño. Ella no sabe lo que a él le sucede, no sabe que en la profunda psiquis de un infante cosas pasan, a veces con la misma intensidad y el agobio que las problemáticas que un adulto pueden tener. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Todos somos consecuencia de la infancia, donde la dulzura e inocencia comienza a tergiversarse en estímulos que recibimos de adultos completamente llenos de miedos, resentimientos, comentarios que desequilibran y nos rompen. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Así, con el paso de los años aprendemos a callar cosas, a darle más importancia a cosas que consideramos adecuadas a nuestras edades, suprimiendo huellas de nuestras etapas no quemadas, nos volvemos funcionales ¿A qué costo? ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Ojalá todos pudieran estar en tus zapatos durante un día, entenderían que vivimos embriagados de problemas que, a lo largo de tu experiencia, no suelen ser tan importantes como llegamos a pensarlo… a experimentarlos, pero sigues ahí, con una sonrisa condescendiente a la chica que atiende tu pedido, la que no desea estar ahí a las ocho de la mañana, pero que por fuera sonríe como si tomar tu pedido fuese a marcar la diferencia. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Sales del local con una bolsa de papel, cargando lo que pediste, meditando, intentando aislar la abrumadora existencia de la información que recibes de cada persona que comparte tu espacio. Deseas huir, no te gustan los gentíos, los atraviesas agotado de tener que buscar en la soledad el consuelo de la paz mental. Por breves momentos decides recluirte tras esa puerta, la que mantiene al molesto ruido lejos de tu mente deteriorada. Apenas son las ocho y cuarenta de la mañana, pero te sientes en el límite de la cordura… a pesar de esto, inspiras profundamente por la nariz, botas el aire por la boca, repites el ejercicio un par de veces hasta que la calma te permite sentarte en aquella silla tras tu escritorio, y tras una pequeña pausa, oprimes el botón del altavoz en el escritorio de la secretaria, le pides amablemente que haga pasar al primer paciente de la mañana. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Sabes, en cuanto la puerta es golpeada con suavidad y ves que se abre despacio, exactamente porqué esa mente abrumada llegó hasta ti. Sonríes fingiendo demencia, indicas que se recueste y con una libreta de notas te acercas, presentas, para comenzar la sesión de una hora en donde analizas el monólogo, los motivos y las ideas, los pensamientos se agrupan, buscas incongruencias entre su lenguaje físico, el verbal y, tratando de hacer caso omiso a la información que consigues de sus pensamientos, logras darte cuenta que los traumas de abandono de esa persona le están pasando facturas tan caras que su sanidad no es suficiente para poder cancelar la cuenta de esto llamado vida. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Terminas. Esto se repite con tres o cuatro pacientes más, y debes darte una pausa, comer algo dulce, estimular tu cerebro cansado, y aunque te replanteas tu profesión en el mundo de la psicología, descubres que no tienes idea de qué otra cosa podrías hacer con tu “don”, la pausa en la que comes meditando termina, lavas tus dientes, y repites el trayecto que por la mañana te llevó lejos de tu hogar, esta vez en su dirección. ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ La puerta una vez más te mantiene a salvo del ruido exterior, recordándote porqué es tan importante tu hogar lejano al centro para ti. Es el único sitio en el que te sientes seguro, ajeno de contacto humano, ajeno de compañía, ajeno de cualquier cosa que la cualidad de ser humano puede hacerte desear: El ser humano es un ser sociable, te avisaron cuando comenzaste esas clases hace año atrás, pero jamás pudiste dar a entender porqué para ti la soledad era algo tan imprescindible, obligándote a renunciar a los privilegios básicos de la búsqueda constante de una identidad por la cual ser tratado cuando estás inmerso en una sociedad.
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  • Noche de misterio
    Categoría Original
    Ate había acostado a los mellizos. Los pequeños, cansados de tanta acción durante el día, se durmieron pronto. Cuando regresó al cuarto de estar, sus hijos mayores, Erik y Letha estaban sentados, ante la chimenea, sobre la alfombra. Ate dio un beso en la frente a su esposo, que estaba sentado en su sillón favorito leyendo, y después, a sus hijos.

    -Mamá, cuéntanos un cuento de miedo - dijo intrigado Erik.

    -Si, si, que no tenemos miedo - añadió Letha emocionada.

    Está bien. Os voy a leer un poema de un mortal llamado Edgar Allan Poe y se titula "El cuervo".

    Hizo aparecer un libro y comenzó a leer el poema. Fuera, el viento soplaba con cierta violencia y las ramas de un árbol, golpeaba en el cristal de la ventana. Los niños prestaron atención a lo narrado por su madre. Atentos, se abrazaron soltando algún "oh" o algún "ah". El crepitar del fuego de la chimenea, daba al relato un ambiente más misterioso. Cuando Ate terminó el relato, ambos niños aplaudieron.

    Daba un poco de miedo, pero no mucho.

    * Dijo Erik con ojos brillantes *

    Bueno, ahora no da miedo, pero los mortales de hace 160 años, cuando leían algo así, pasaban mucho miedo. Eran otros tiempos.

    Los niños comprendieron eso y siguieron preguntando a su madre por más misterios. Ate les contó la historia de la llorona y la chica de la curva. Pero no continuó por no asustar más a sus pequeños. Más tarde, ya en la cama, tanto Erik como Letha, pensaron en las historias que su madre les había narrado. No, no tenían miedo, eran mitad dioses y mitad jotuns, y por eso no tenían miedo. A pesar de ello, en el fondo, un poco de miedo si tenían, pero eso no fue impedimento para que los dos hermanos, cada uno en su propia cama y en su propia habitación, durmieran en paz y tranquilidad.
    Ate había acostado a los mellizos. Los pequeños, cansados de tanta acción durante el día, se durmieron pronto. Cuando regresó al cuarto de estar, sus hijos mayores, Erik y Letha estaban sentados, ante la chimenea, sobre la alfombra. Ate dio un beso en la frente a su esposo, que estaba sentado en su sillón favorito leyendo, y después, a sus hijos. -Mamá, cuéntanos un cuento de miedo - dijo intrigado Erik. -Si, si, que no tenemos miedo - añadió Letha emocionada. Está bien. Os voy a leer un poema de un mortal llamado Edgar Allan Poe y se titula "El cuervo". Hizo aparecer un libro y comenzó a leer el poema. Fuera, el viento soplaba con cierta violencia y las ramas de un árbol, golpeaba en el cristal de la ventana. Los niños prestaron atención a lo narrado por su madre. Atentos, se abrazaron soltando algún "oh" o algún "ah". El crepitar del fuego de la chimenea, daba al relato un ambiente más misterioso. Cuando Ate terminó el relato, ambos niños aplaudieron. Daba un poco de miedo, pero no mucho. * Dijo Erik con ojos brillantes * Bueno, ahora no da miedo, pero los mortales de hace 160 años, cuando leían algo así, pasaban mucho miedo. Eran otros tiempos. Los niños comprendieron eso y siguieron preguntando a su madre por más misterios. Ate les contó la historia de la llorona y la chica de la curva. Pero no continuó por no asustar más a sus pequeños. Más tarde, ya en la cama, tanto Erik como Letha, pensaron en las historias que su madre les había narrado. No, no tenían miedo, eran mitad dioses y mitad jotuns, y por eso no tenían miedo. A pesar de ello, en el fondo, un poco de miedo si tenían, pero eso no fue impedimento para que los dos hermanos, cada uno en su propia cama y en su propia habitación, durmieran en paz y tranquilidad.
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