- "¿Quién eres? ¿Un héroe? ¿Una deidad? ¿Una marioneta? ¿Un prisionero? ¿Cuál de todos estos eres tú?".
"Solo soy una de las tantas caras de la historia que se niegan a aceptar su destino. Lo que ves, eso soy yo".
- "¿Quién eres? ¿Un héroe? ¿Una deidad? ¿Una marioneta? ¿Un prisionero? ¿Cuál de todos estos eres tú?".
"Solo soy una de las tantas caras de la historia que se niegan a aceptar su destino. Lo que ves, eso soy yo".
"Ambas son mujeres, es la oportunidad perfecta de formar un vinculo y acabar con las enemistades"
"Por favor, se servicial con ella, como si fuese tu hermana menor"
¿Por qué? ¿Qué clase de broma es esta?
¿Porque hace unas cuantas lunas no podía ver a Lord Farynore por conflictos ancestrales y ahora a su aprendiz....debo tratarla como si fuese de mi sangre?
No puedo tolerar esto, claro que fingiré, porque ella no me ha hecho algo para que yo sea cruel.
Pero juro sobre la tumba de mis ancestros, no seguiré siendo su marioneta.
Se olvidan quién construyó las máquinas que ahora resguardan la ciudad...
Una prueba cruel del destino, sí, probablemente.
"Ambas son mujeres, es la oportunidad perfecta de formar un vinculo y acabar con las enemistades"
"Por favor, se servicial con ella, como si fuese tu hermana menor"
¿Por qué? ¿Qué clase de broma es esta?
¿Porque hace unas cuantas lunas no podía ver a Lord Farynore por conflictos ancestrales y ahora a su aprendiz....debo tratarla como si fuese de mi sangre?
No puedo tolerar esto, claro que fingiré, porque ella no me ha hecho algo para que yo sea cruel.
Pero juro sobre la tumba de mis ancestros, no seguiré siendo su marioneta.
Se olvidan quién construyó las máquinas que ahora resguardan la ciudad...
Un muchacho que falleció por la enfermedad de petrificación, el hijo de Geppetto, un joven con un futuro que jamás llegó.
Desde el inicio muchos compararon a la marioneta con Carlo, después de todo, era básicamente la viva imagen del muchacho. Quienes lo veían por primera vez lo confundían y llamaban por ese nombre, pero al darse cuenta que no era quien creían se disculpaban de inmediato. P nunca mostró señal de que aquello le molestara. Incluso Gemini llegó a compararlo una vez, cuando encontraron el retrato de Carlo.
"Hey, mira esto. ¡Se parece a ti! Un poco. Desde cierto ángulo. Ya sabes... si entre cierras un poco los ojos... Nah, ¡estoy bromeando, estoy bromeando! No, es que, se ve exactamente igual a ti. Es decir, tu lo ves, ¿cierto? Mira la nariz y el... ¿cierto?"
Ni una sola vez hubo respuesta de la marioneta. Estaba bien, Geppetto por algo lo creó a la imagen de su hijo fallecido. Aún así, ¿P realmente lo aceptaba sin más? Era como no tener una identidad realmente propia, solo la sombra de alguien más, cumpliendo expectativas. ¿De verdad no sentía nada al respecto? No estaba seguro. Eran en esas ocasiones en las que llegaba a encontrarse pensando porqué todos se referían a él como "la marioneta de Geppetto" y no por un nombre. Y no por Carlo, un nombre específico solo para él.
Quizás aún no estaba del todo listo, del todo completo, para tener una identidad fuera de ello. Aún no se había hecho con su propia historia. Aún no estaba del todo consciente que, en realidad, mientras más Ergo recolectaba, solo era para traer a Carlo de vuelta, sus memorias, su esencia.
Carlo.
Un muchacho que falleció por la enfermedad de petrificación, el hijo de Geppetto, un joven con un futuro que jamás llegó.
Desde el inicio muchos compararon a la marioneta con Carlo, después de todo, era básicamente la viva imagen del muchacho. Quienes lo veían por primera vez lo confundían y llamaban por ese nombre, pero al darse cuenta que no era quien creían se disculpaban de inmediato. P nunca mostró señal de que aquello le molestara. Incluso Gemini llegó a compararlo una vez, cuando encontraron el retrato de Carlo.
"Hey, mira esto. ¡Se parece a ti! Un poco. Desde cierto ángulo. Ya sabes... si entre cierras un poco los ojos... Nah, ¡estoy bromeando, estoy bromeando! No, es que, se ve exactamente igual a ti. Es decir, tu lo ves, ¿cierto? Mira la nariz y el... ¿cierto?"
Ni una sola vez hubo respuesta de la marioneta. Estaba bien, Geppetto por algo lo creó a la imagen de su hijo fallecido. Aún así, ¿P realmente lo aceptaba sin más? Era como no tener una identidad realmente propia, solo la sombra de alguien más, cumpliendo expectativas. ¿De verdad no sentía nada al respecto? No estaba seguro. Eran en esas ocasiones en las que llegaba a encontrarse pensando porqué todos se referían a él como "la marioneta de Geppetto" y no por un nombre. Y no por Carlo, un nombre específico solo para él.
Quizás aún no estaba del todo listo, del todo completo, para tener una identidad fuera de ello. Aún no se había hecho con su propia historia. Aún no estaba del todo consciente que, en realidad, mientras más Ergo recolectaba, solo era para traer a Carlo de vuelta, sus memorias, su esencia.
Era de mañana, aunque, aún si el sol llegaba a brillar a lo alto, la ciudad de Krat seguía viéndose lúgubre debido a sus calles destruidas o "redecoradas", fuese con cuerpos humanos y sangre esparcidos alrededor o cuerpos de marionetas ya sin funcionar, algunas empaladas, otras desarmadas...
Luego, estaban las marionetas que aún funcionaban, de esas que antes tenían un propósito. Podían verse como oficiales o simples sirvientes, divagando por las calles con movimientos pequeños, pero erráticos. También habían marionetas de animales, como perros, más grandes que los animales vivos, atentas a cualquier movimiento.
Los pasos de P hicieron leve eco en el asfalto cuando llegó a la calle Rosa Isabelle, con su espada larga en mano, manchada de aceite y descansando en su hombro mientras la sostenía. Encuentros previos con enemigos.
¿Por qué estaba allí? Simple, mediante las vibraciones de Ergo y del Stargazer en el hotel (un artefacto con el que se podía comunicar al enviar o recibir mensajes, entre otros) Gemini detectó una señal en particular que llamó su atención.
"Hay que ir a investigar, creo que encontraremos algo allí", fue lo que el guía dijo. Así que la marioneta le hizo caso, y ahí se encontraba. Observó con sumo cuidado de un lado a otro por si captaba algo inusual mientras continuaba con su camino.
"Sé que encontraremos algo, estoy seguro... Es que... es extraño, en serio, es una señal que... no es de ninguna marioneta ni similar. Sigue buscando, atento.", Gemini insistió, haciendo pequeños ruidos cual grillo mientras hablaba. Él mismo, su luz, que estaba en la pequeña lámpara que colgaba a un lado del traje de P, brillaba con más intensidad, como si estuviera algo ansioso.
「 [a.sea.of.time.to.find.you] 」
Era de mañana, aunque, aún si el sol llegaba a brillar a lo alto, la ciudad de Krat seguía viéndose lúgubre debido a sus calles destruidas o "redecoradas", fuese con cuerpos humanos y sangre esparcidos alrededor o cuerpos de marionetas ya sin funcionar, algunas empaladas, otras desarmadas...
Luego, estaban las marionetas que aún funcionaban, de esas que antes tenían un propósito. Podían verse como oficiales o simples sirvientes, divagando por las calles con movimientos pequeños, pero erráticos. También habían marionetas de animales, como perros, más grandes que los animales vivos, atentas a cualquier movimiento.
Los pasos de P hicieron leve eco en el asfalto cuando llegó a la calle Rosa Isabelle, con su espada larga en mano, manchada de aceite y descansando en su hombro mientras la sostenía. Encuentros previos con enemigos.
¿Por qué estaba allí? Simple, mediante las vibraciones de Ergo y del Stargazer en el hotel (un artefacto con el que se podía comunicar al enviar o recibir mensajes, entre otros) Gemini detectó una señal en particular que llamó su atención.
"Hay que ir a investigar, creo que encontraremos algo allí", fue lo que el guía dijo. Así que la marioneta le hizo caso, y ahí se encontraba. Observó con sumo cuidado de un lado a otro por si captaba algo inusual mientras continuaba con su camino.
"Sé que encontraremos algo, estoy seguro... Es que... es extraño, en serio, es una señal que... no es de ninguna marioneta ni similar. Sigue buscando, atento.", Gemini insistió, haciendo pequeños ruidos cual grillo mientras hablaba. Él mismo, su luz, que estaba en la pequeña lámpara que colgaba a un lado del traje de P, brillaba con más intensidad, como si estuviera algo ansioso.
⟩ No existen lamentos o disgusto. No es considerada una derrota contundente o un triunfó inapelable. Éramos susceptibles. Permanecer como parte del omnipresente era continuar siendo vilmente avasallados, en silencio. Marionetas sumisas infinitas y eternas. Patéticas.
⟩ No existen lamentos o disgusto. No es considerada una derrota contundente o un triunfó inapelable. Éramos susceptibles. Permanecer como parte del omnipresente era continuar siendo vilmente avasallados, en silencio. Marionetas sumisas infinitas y eternas. Patéticas.
En un inicio, P empezó luchando contra otras marionetas, fuesen más grandes o pequeñas que él. Todas perdían aceite con cada ataque, quizás algún que otro engranaje. Algo con lo que él más o menos estaba familiarizado al ser igual.
Pero... la primera vez que se enfrentó a un humano no hubo aceite de color negro, ni hubo engranajes, ni tornillos, ni tuercas... hubo sangre, color rojo, hubo quejidos de dolor, hubo carne y el crujir de algunos huesos.
Era la primera vez viendo sangre y, aún así, algo dentro suyo le dijo que fue grave. Matar a un humano no era lo mismo que aniquilar a una marioneta o un monstruo. Era diferente de alguna forma. Sus ojos se quedaron clavados en su diestra, manchada de sangre casi tanto como su ropa y rostro. Terminó con una vida humana.
Estaba mal, lo sabía porque conocía las reglas. Una marioneta jamás debe dañar a una persona. Pero él lo hizo. Él podía hacerlo. No lo pensó dos veces. ¿Era malo por eso? Si tuvo que eliminar a esa persona por necesidad, por no tener más opción, ¿eso en qué lo convertía?
Esa pregunta poco a poco empezó a quedar en un rincón olvidado entre sus pensamientos a medida que continuó con las batallas, mientras más humanos se enfrentaban a él y más sangre manchaba su ropa.
En un inicio, P empezó luchando contra otras marionetas, fuesen más grandes o pequeñas que él. Todas perdían aceite con cada ataque, quizás algún que otro engranaje. Algo con lo que él más o menos estaba familiarizado al ser igual.
Pero... la primera vez que se enfrentó a un humano no hubo aceite de color negro, ni hubo engranajes, ni tornillos, ni tuercas... hubo sangre, color rojo, hubo quejidos de dolor, hubo carne y el crujir de algunos huesos.
Era la primera vez viendo sangre y, aún así, algo dentro suyo le dijo que fue grave. Matar a un humano no era lo mismo que aniquilar a una marioneta o un monstruo. Era diferente de alguna forma. Sus ojos se quedaron clavados en su diestra, manchada de sangre casi tanto como su ropa y rostro. Terminó con una vida humana.
Estaba mal, lo sabía porque conocía las reglas. Una marioneta jamás debe dañar a una persona. Pero él lo hizo. Él podía hacerlo. No lo pensó dos veces. ¿Era malo por eso? Si tuvo que eliminar a esa persona por necesidad, por no tener más opción, ¿eso en qué lo convertía?
Esa pregunta poco a poco empezó a quedar en un rincón olvidado entre sus pensamientos a medida que continuó con las batallas, mientras más humanos se enfrentaban a él y más sangre manchaba su ropa.
No era la primera vez que la marioneta intentó acariciar a Spring, la gata de Lady Antonia, pero aún seguía recibiendo la misma reacción.
Un siseo de advertencia para que alejara la mano a la vez que se veían dientes afilados. A Spring no le agradaba P, al parecer, aunque él había visto que se dejaba acariciar por las otras personas en el hotel. Entonces, ¿por qué a él no?
Se lo preguntaba cada vez. ¿Era la manera de acercarse a ella? ¿Tal vez porque no lo conocía demasiado aún? Él era bueno, no quería hacerle ningún daño, por eso siempre trató de acercar su mano con cuidado, pero no parecía servir.
"Eres insistente, chico.", escuchó a Gemini después de dar unos pasos hacia atrás para darle espacio a Spring. Parecía que se estaba divirtiendo con la escena. "Está bien, seguro que te dejará en algún momento, ¿por qué no intentas con algo de comida?"
Comida... ese concepto aún le parecía un poco ajeno, pero sabía que los demás la necesitaban para vivir y parecía gustarles. Spring estaría contenta de recibir algo de eso.
No era la primera vez que la marioneta intentó acariciar a Spring, la gata de Lady Antonia, pero aún seguía recibiendo la misma reacción.
Un siseo de advertencia para que alejara la mano a la vez que se veían dientes afilados. A Spring no le agradaba P, al parecer, aunque él había visto que se dejaba acariciar por las otras personas en el hotel. Entonces, ¿por qué a él no?
Se lo preguntaba cada vez. ¿Era la manera de acercarse a ella? ¿Tal vez porque no lo conocía demasiado aún? Él era bueno, no quería hacerle ningún daño, por eso siempre trató de acercar su mano con cuidado, pero no parecía servir.
"Eres insistente, chico.", escuchó a Gemini después de dar unos pasos hacia atrás para darle espacio a Spring. Parecía que se estaba divirtiendo con la escena. "Está bien, seguro que te dejará en algún momento, ¿por qué no intentas con algo de comida?"
Comida... ese concepto aún le parecía un poco ajeno, pero sabía que los demás la necesitaban para vivir y parecía gustarles. Spring estaría contenta de recibir algo de eso.
Silente mar de tintineos celestinos. Riego el jardín de marionetas de tela de carne, de seda; en mí residen, en mayor poniente, tormenta de socorro, tus níveos espejismos.
Álgido precio de piedras preciosas, tus pies de tórrido fuego de escarcha. Tiendo a la ternura de mis ayeres de océanos de amarronada tinta; es tu tierna estampa, la crudeza de la noche. Un zootropo en el que extravío a tu pecera de mis coloridas plumas.
Ay de mí, que no, que no, que no te vuelcas al centro de mi ombligo, en el que emprenden el vuelo un dodecaedro de gaviotas.
Entrecejo de plumíferas estelas, nupcial destello de los vivos; no conviven, si no en los juegos del hambre; permuta de su alimento. Son las piedras preciosas de tus ojos, las que llenan sus estómagos, esófagos de creación, de tus génesis de gargantas.
Sollozos, sororidad nuestra halada virgen, nuestra magnánima, nuestros cálices. Tuyos, edenes nuestros. Maremotos de orgullo, pienso de trigo. Tersa espuma de mar de hojalata. Una piel enviudada por el reguero de tus iridiscentes besos.
Te pienso.
Te venero.
Mi hielo de verano.
Mi purpureo remedio.
El azul de tus rosas.
Verde olivo de tus uvas.
Tiempo al tiempo. Cambio al cambio.
Son tus mañanas; incienso de aromas de año nuevo.
Purpurea Remedios
Silente mar de tintineos celestinos. Riego el jardín de marionetas de tela de carne, de seda; en mí residen, en mayor poniente, tormenta de socorro, tus níveos espejismos.
Álgido precio de piedras preciosas, tus pies de tórrido fuego de escarcha. Tiendo a la ternura de mis ayeres de océanos de amarronada tinta; es tu tierna estampa, la crudeza de la noche. Un zootropo en el que extravío a tu pecera de mis coloridas plumas.
Ay de mí, que no, que no, que no te vuelcas al centro de mi ombligo, en el que emprenden el vuelo un dodecaedro de gaviotas.
Entrecejo de plumíferas estelas, nupcial destello de los vivos; no conviven, si no en los juegos del hambre; permuta de su alimento. Son las piedras preciosas de tus ojos, las que llenan sus estómagos, esófagos de creación, de tus génesis de gargantas.
Sollozos, sororidad nuestra halada virgen, nuestra magnánima, nuestros cálices. Tuyos, edenes nuestros. Maremotos de orgullo, pienso de trigo. Tersa espuma de mar de hojalata. Una piel enviudada por el reguero de tus iridiscentes besos.
Te pienso.
Te venero.
Mi hielo de verano.
Mi purpureo remedio.
El azul de tus rosas.
Verde olivo de tus uvas.
Tiempo al tiempo. Cambio al cambio.
Son tus mañanas; incienso de aromas de año nuevo.
Cuando recibió la noticia de una nueva secta siendo vista en las catacumbas, poco o nada hizo al respecto, en definitiva iban a ser solo novatos jugando con fuerzas que no conocían, después de todo ese "algo" que estaba siendo desarrollado en las catacumbas no podía ser de gran nivel, cualquier aventurero de grado 2 ó 3 podía matarlo y llevarse una bolsa de oro o si tenia suerte platinos.
¿Haría algo? No bajo el uniforme, claro está.
Aceptó el rango de "Director" de Seguridad Mágica porque no tuvo opción, él es un asesino, perdonado por el Rey, pero al fin y al cabo, un asesino que se había justificado en usar las fuerzas oscuras para salvar el reino.
Si esa era o no la verdad... el secreto solo lo tenía él y el Rey.
En la oscuridad, sin velas o los grandes candelabros de la biblioteca encendidos, Cedric modificaba a su gusto lo que parecía ser una zona de la ciudad, o al menos la escultura en miniatura, pensando con detenimiento algo que lo tenía desde hace unos días con cierta duda.
¿Es digno de socializar con usuarios de magia blanca?
Él, que extrajo la sangre de los cadáveres de sus aliados para invocar un demonio.
Él que dio la carne de los heroes para que las creaturas tuvieran cuerpos que habitar y soldados con los cuales atacar al enemigo.
Él, que incluso entrego su propio cuerpo para ser la marioneta de Kostchtchie. Lo mejor era seguir con su trabajo como Director hasta que el Rey muera.
¿y lo demás? Solo el tiempo lo dirá.
Cuando recibió la noticia de una nueva secta siendo vista en las catacumbas, poco o nada hizo al respecto, en definitiva iban a ser solo novatos jugando con fuerzas que no conocían, después de todo ese "algo" que estaba siendo desarrollado en las catacumbas no podía ser de gran nivel, cualquier aventurero de grado 2 ó 3 podía matarlo y llevarse una bolsa de oro o si tenia suerte platinos.
¿Haría algo? No bajo el uniforme, claro está.
Aceptó el rango de "Director" de Seguridad Mágica porque no tuvo opción, él es un asesino, perdonado por el Rey, pero al fin y al cabo, un asesino que se había justificado en usar las fuerzas oscuras para salvar el reino.
Si esa era o no la verdad... el secreto solo lo tenía él y el Rey.
En la oscuridad, sin velas o los grandes candelabros de la biblioteca encendidos, Cedric modificaba a su gusto lo que parecía ser una zona de la ciudad, o al menos la escultura en miniatura, pensando con detenimiento algo que lo tenía desde hace unos días con cierta duda.
¿Es digno de socializar con usuarios de magia blanca?
Él, que extrajo la sangre de los cadáveres de sus aliados para invocar un demonio.
Él que dio la carne de los heroes para que las creaturas tuvieran cuerpos que habitar y soldados con los cuales atacar al enemigo.
Él, que incluso entrego su propio cuerpo para ser la marioneta de Kostchtchie. Lo mejor era seguir con su trabajo como Director hasta que el Rey muera.
¿y lo demás? Solo el tiempo lo dirá.