• En la noche del 31,

    los monstruos salen a la luz.
    En la noche del 31, los monstruos salen a la luz.
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  • —Soy el rey de los monstruos... Y voy a encontrarte Tohru
    —Soy el rey de los monstruos... Y voy a encontrarte Tohru
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  • —¿Qué? ¿Que le temes a los monstruos? Tsk, ¡Que cliché! Con el pasar del tiempo he aprendido que algunos humanos son mucho más aterradores que cualquier monstruo...
    —¿Qué? ¿Que le temes a los monstruos? Tsk, ¡Que cliché! Con el pasar del tiempo he aprendido que algunos humanos son mucho más aterradores que cualquier monstruo...
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  • - había salido del territorio de aquellos monstruos Pero el bosque no tenía fin .-

    ¿Creo que por aquí ya pasé?

    -vio aquella marca que dejó en los árboles.-
    - había salido del territorio de aquellos monstruos Pero el bosque no tenía fin .- ¿Creo que por aquí ya pasé? -vio aquella marca que dejó en los árboles.-
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  • Cuando los monstruos puedan caminar por la ciudad sin necesidad de llevar máscara, lo primero que verás al dejar tu hogar será la verdadera cara de tus vecinos, no la mía.
    Cuando los monstruos puedan caminar por la ciudad sin necesidad de llevar máscara, lo primero que verás al dejar tu hogar será la verdadera cara de tus vecinos, no la mía.
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  • Antaño los llamaron «dioses». Ahora, son los susurros de la locura en tu oído, la tentación encarnada, los monstruos que la medianoche te devuelve en el espejo.

    Y serás la ofrenda perfecta para ellos.
    Antaño los llamaron «dioses». Ahora, son los susurros de la locura en tu oído, la tentación encarnada, los monstruos que la medianoche te devuelve en el espejo. Y serás la ofrenda perfecta para ellos.
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  • Eventualmente, este mundo será devorado por aquellos que se oponen a la creación. Ese dios del que me hablas, nos ha olvidado desde hace siglos.

    ¿La prueba? Es sencillo...

    Los monstruos como yo existen. Y tus rezos no te salvarán.
    Eventualmente, este mundo será devorado por aquellos que se oponen a la creación. Ese dios del que me hablas, nos ha olvidado desde hace siglos. ¿La prueba? Es sencillo... Los monstruos como yo existen. Y tus rezos no te salvarán.
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  • Los monstruos son producto de la imaginación a causa del miedo, ¿no?
    No pueden ser algo real... O bien, son producto de la esquizofrenia...
    Hace poco vi a una chica con agilidad sobrehumana haciendo trucos con fuego, luchando contra algo, un monstruo en la oscuridad, pero lo que vi no puede ser real... ¿No es así, 𝕸𝐞𝐥𝐢𝐧𝐚 𝕱𝐢𝐫𝐞𝐛𝐥𝐨𝐨𝐦 ?
    Tal vez debería considerar tomar algún tipo de medicación... Porque estas alucinaciones esquizofrénicas comienzan a fastidiarme...
    Los monstruos son producto de la imaginación a causa del miedo, ¿no? No pueden ser algo real... O bien, son producto de la esquizofrenia... Hace poco vi a una chica con agilidad sobrehumana haciendo trucos con fuego, luchando contra algo, un monstruo en la oscuridad, pero lo que vi no puede ser real... ¿No es así, [Fire.bl00m] ? Tal vez debería considerar tomar algún tipo de medicación... Porque estas alucinaciones esquizofrénicas comienzan a fastidiarme...
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  • La Niñez Maldita de Luna

    Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales.

    Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación.

    Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir.

    Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano:

    Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos.

    Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija.

    Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición.

    Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte:

    “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades:
    Una humana, para ser rechazada por los hombres.
    Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás.
    Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.”

    Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos.

    A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían.

    Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso:

    En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones.

    En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos.

    Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida.

    Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad.

    Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron.

    Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor.
    Sino por justicia.

    La Niñez Maldita de Luna Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales. Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación. Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir. Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano: Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos. Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija. Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición. Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte: “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades: Una humana, para ser rechazada por los hombres. Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás. Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.” Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos. A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían. Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso: En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones. En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos. Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida. Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad. Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron. Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor. Sino por justicia.
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  • ¿Los humanos somos los monstruos?
    Nunca tenemos suficiente, siempre queremos más, y más, y más y más...

    *Adam reflexiona.*

    Terminé de leer hace unos días el libro de Shinei, "Dulce hogar", y los monstruos tienen un enfoque interesante sobre los humanos...
    Además debo decir que Shinei es alguien instruido. La carrera militar en verdad ofrece una buena formación eh?
    Pero, ¿Y qué si nunca tenemos suficiente? ¿Y qué si siempre queremos más?
    Como me dijo Shinei sobre los griegos de Pericles, debe dominarse todo aquello que sea susceptible de dominación...
    Y yo también nunca tengo suficiente, siempre quiero más...
    Los deseos de los humanos son insaciables. Siempre buscamos más...
    Linda poesía de otro viejo sabio heleno, pero muy cierta: "el fuego todo lo consume...*
    ¿Los humanos somos los monstruos? Nunca tenemos suficiente, siempre queremos más, y más, y más y más... *Adam reflexiona.* Terminé de leer hace unos días el libro de Shinei, "Dulce hogar", y los monstruos tienen un enfoque interesante sobre los humanos... Además debo decir que Shinei es alguien instruido. La carrera militar en verdad ofrece una buena formación eh? Pero, ¿Y qué si nunca tenemos suficiente? ¿Y qué si siempre queremos más? Como me dijo Shinei sobre los griegos de Pericles, debe dominarse todo aquello que sea susceptible de dominación... Y yo también nunca tengo suficiente, siempre quiero más... Los deseos de los humanos son insaciables. Siempre buscamos más... Linda poesía de otro viejo sabio heleno, pero muy cierta: "el fuego todo lo consume...*
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