𝒀𝒐𝒖 𝒎𝒂𝒚 𝒏𝒐𝒕 𝒃𝒆 𝒂𝒕 𝒂 𝒑𝒐𝒊𝒏𝒕 𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒇𝒖𝒍𝒍𝒚 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒗𝒆𝒓𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒑𝒐𝒘𝒆𝒓 𝒐𝒓 𝒂𝒍𝒍 𝒐𝒇 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔, 𝒃𝒖𝒕 𝒄𝒐𝒖𝒓𝒂𝒈𝒆 𝒏𝒆𝒆𝒅 𝒏𝒐𝒕 𝒃𝒆 𝒓𝒆𝒎𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓𝒆𝒅, 𝒇𝒐𝒓 𝒊𝒕 𝒊𝒔 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒇𝒐𝒓𝒈𝒐𝒕𝒕𝒆𝒏.

⤷ ⁀➷ ⟶ જ⁀➴
  • Género Masculino
  • Raza Hylian
  • Fandom The Legend of Zelda
  • Guardia real
  • Soltero(a)
  • Cumpleaños 23 de abril
  • 20 Publicaciones
  • 18 Escenas
  • Se unió en septiembre 2023
  • 18 Visitas perfil
Otra información
  • Categorías de rol
    Acción , Aventura , Fantasía , Slice of Life , Videojuegos
Fijado
Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
Esto se ha publicado como Out Of Character.
Tenlo en cuenta al responder.
Lᴇᴇʀ ᴀɴᴛᴇs ᴅᴇ ᴀɢʀᴇɢᴀʀ!

△ ⋮ Me reservo el derecho de admisión
જ⁀➴ No rol lemon, no meta rol
△ ⋮ No doy información personal
જ⁀➴ Si tú me agregas, inicias interacción, no soy telepata
△ ⋮ Limpieza de contactos después de una semana
જ⁀➴ Chat para users y acordar tramas
△ ⋮ Tiempo de respuesta variable, depende de mi inspiración y ocupaciones
જ⁀➴ Si gustas acordar algo, mándame un MD
△ ⋮ No busco ships

*** Ésto probablemente esté sujeto a cambios
Lᴇᴇʀ ᴀɴᴛᴇs ᴅᴇ ᴀɢʀᴇɢᴀʀ! △ ⋮ Me reservo el derecho de admisión જ⁀➴ No rol lemon, no meta rol △ ⋮ No doy información personal જ⁀➴ Si tú me agregas, inicias interacción, no soy telepata △ ⋮ Limpieza de contactos después de una semana જ⁀➴ Chat para users y acordar tramas △ ⋮ Tiempo de respuesta variable, depende de mi inspiración y ocupaciones જ⁀➴ Si gustas acordar algo, mándame un MD △ ⋮ No busco ships *** Ésto probablemente esté sujeto a cambios
Me gusta
Me encocora
5
0 comentarios 0 compartidos
Publicaciones Recientes
  • En su casa predominaba un silencio agradable y pacífico, lo único que de algún modo parecía interrumpirlo era el suave sonido de su respiración acompasada. Los dorados rayos de sol que se colaban entre las cortinas otorgaban una apariencia casi etérea a la habitación, envolviéndola con una calidez que solo podía encontrarse en la tarde avanzada.

    Link, quien yacía cómodamente en su cama, se había permitido descansar sin preocupaciones luego de días tan pesados. El héroe comenzó a removerse cuando los traviesos rayos de sol acariciaron su rostro, intentando arrastrarlo fuera de sus sueños… al menos temporalmente, mientras buscaba una nueva posición para seguir durmiendo.

    El joven abrió lentamente los ojos, como si fuesen dos mariposas revoloteando con pereza. Aún adormilado por el profundo letargo, se acomodó entre sus sábanas hasta quedar boca arriba. Su playera se deslizó un poco, dejando a la vista un tramo de su cintura y las cicatrices que la recorrían: testigos silenciosos de su labor como defensor de Hyrule y de su gente.

    Su cabello largo descansaba desordenado sobre la almohada, fluyendo en ondas suaves que atrapaban la luz de la tarde.

    Su expresión, tranquila y evidentemente aletargada, mostraba una vulnerabilidad que raras veces se dejaba ver: ese instante privado donde el héroe no era más que un joven reposando en la tibieza de la tarde.

    Entreabrió los labios en un suspiro breve, alzando una mano para cubrir sus ojos de la luz; su otra mano subió hasta su propio cabello, intentando ordenarlo sin éxito alguno en un gesto lento antes de volver a caer pesadamente sobre la cama. Finalmente buscó instintivamente la manta, aferrándose a ella con quieta necesidad listo para volver a los brazos de un merecido descanso.

    #SeductiveSunday
    En su casa predominaba un silencio agradable y pacífico, lo único que de algún modo parecía interrumpirlo era el suave sonido de su respiración acompasada. Los dorados rayos de sol que se colaban entre las cortinas otorgaban una apariencia casi etérea a la habitación, envolviéndola con una calidez que solo podía encontrarse en la tarde avanzada. Link, quien yacía cómodamente en su cama, se había permitido descansar sin preocupaciones luego de días tan pesados. El héroe comenzó a removerse cuando los traviesos rayos de sol acariciaron su rostro, intentando arrastrarlo fuera de sus sueños… al menos temporalmente, mientras buscaba una nueva posición para seguir durmiendo. El joven abrió lentamente los ojos, como si fuesen dos mariposas revoloteando con pereza. Aún adormilado por el profundo letargo, se acomodó entre sus sábanas hasta quedar boca arriba. Su playera se deslizó un poco, dejando a la vista un tramo de su cintura y las cicatrices que la recorrían: testigos silenciosos de su labor como defensor de Hyrule y de su gente. Su cabello largo descansaba desordenado sobre la almohada, fluyendo en ondas suaves que atrapaban la luz de la tarde. Su expresión, tranquila y evidentemente aletargada, mostraba una vulnerabilidad que raras veces se dejaba ver: ese instante privado donde el héroe no era más que un joven reposando en la tibieza de la tarde. Entreabrió los labios en un suspiro breve, alzando una mano para cubrir sus ojos de la luz; su otra mano subió hasta su propio cabello, intentando ordenarlo sin éxito alguno en un gesto lento antes de volver a caer pesadamente sobre la cama. Finalmente buscó instintivamente la manta, aferrándose a ella con quieta necesidad listo para volver a los brazos de un merecido descanso. #SeductiveSunday ✨🌙
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?...

    Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza.

    Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso.

    Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual.

    Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena.

    Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno…

    El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas.

    Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento.

    Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados.

    El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras.

    A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto.

    Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre.

    Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
    ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?... Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza. Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso. Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual. Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena. Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno… El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas. Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento. Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados. El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras. A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto. Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre. Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ; 𝑂𝑓𝑓: Luego me confunde mucho escribir siguiendo la cronología de BotW o TotK XD, no es que sea realmente confuso, pero detalles de querer manejar la Sheikah Slate o la Purah Pad se me va y a veces siento que mezclo un poquito ambas líneas de tiempo.

    Termino leyendo como mil ocho mil veces porque no quiero quedar como estúpido jaja. Hylia, porque me hiciste así de perfeccionista.(?)
    ; 𝑂𝑓𝑓: Luego me confunde mucho escribir siguiendo la cronología de BotW o TotK XD, no es que sea realmente confuso, pero detalles de querer manejar la Sheikah Slate o la Purah Pad se me va y a veces siento que mezclo un poquito ambas líneas de tiempo. Termino leyendo como mil ocho mil veces porque no quiero quedar como estúpido jaja. Hylia, porque me hiciste así de perfeccionista.(?)
    0 comentarios 0 compartidos
  • Su jornada había llegado a su fin más pronto de lo esperado.

    Explorar lo vasto de Hyrule solía consumir la mayor parte de su día, en especial cuando debía encargarse de unos cuantos campamentos de bokoblins y moblins que se atravesaban en su camino.

    Y no solo las batallas absorbían su tiempo, su sensor cobraba vida con frecuencia, detectando templos y cofres cercanos. Pasar de una actividad a otra conforme avanzaba en su trayecto terminaba por mantenerlo lejos de su hogar en la aldea Arkadia hasta entrada la noche.

    Perder la noción del tiempo siempre era peligroso. Durante el día era común encontrarse con enemigos, pero las criaturas nocturnas que emergían de la tierra podían resultar aún más problemáticas. A diferencia de los monstruos que enfrentaba bajo la luz del sol, aquellos esqueletos eran más complicados de eliminar si no se les atacaba directamente en la cabeza.

    Un ruido seco interrumpió el silencio.
    Link se detuvo de inmediato, tensando la cuerda del arco sin pensarlo dos veces.

    Algo se movía entre los matorrales cercanos. Podía oír el crujido de huesos y el golpeteo irregular de una mandíbula abriéndose y cerrándose.

    Frunció el ceño y giró apenas el cuerpo hacia el origen del sonido.
    El brillo amarillento de unas cuencas vacías se asomó entre las sombras, confirmando lo que temía: un stalbokoblin. Y, por el sonido, no venía solo.

    Retrocedió con precisión medida, tomando una mejor posición.
    El aire frío de la noche rozó su rostro cuando volvió a tensar el arco. Su respiración se estabilizó; el pulso firme, como siempre antes de un disparo.

    El primero cayó sin dificultad, pero los demás comenzaron a surgir de la tierra, levantando polvo y hojas secas. Link apretó la mandíbula, la determinación encendida en su mirada.

    Sabía que no podía perder tiempo.
    Si no los eliminaba rápido, terminarían rodeándolo o rearmándose, prolongando una batalla interminable.

    El eco de las flechas resonó entre los árboles hasta que solo quedó el susurro del viento.
    Permaneció inmóvil unos segundos, observando los restos de los esqueletos esparcidos en la hierba mientras algunos cráneos se desvanecían en una nube de humo. Había aprendido a no celebrar victorias, en Hyrule, la calma rara vez duraba demasiado.

    Conforme el silencio regresó, dejó escapar una exhalación lenta que no sabía que había estado conteniendo.
    Sus hombros, tensos durante toda la pelea, bajaron apenas con un gesto casi imperceptible mientras ajustaba el agarre del arco y lo colocaba en su espalda.

    Alzó la vista hacia el cielo, dejando que el brillo de las estrellas guiara su camino de regreso, no sin antes recoger algunas piezas útiles para nuevas armas.

    Mientras avanzaba, el crujido suave de la hierba bajo sus botas le recordó que aún quedaba un largo trayecto hasta casa, pero la noche estaba tranquila… al menos por ahora.

    Su jornada había llegado a su fin más pronto de lo esperado. Explorar lo vasto de Hyrule solía consumir la mayor parte de su día, en especial cuando debía encargarse de unos cuantos campamentos de bokoblins y moblins que se atravesaban en su camino. Y no solo las batallas absorbían su tiempo, su sensor cobraba vida con frecuencia, detectando templos y cofres cercanos. Pasar de una actividad a otra conforme avanzaba en su trayecto terminaba por mantenerlo lejos de su hogar en la aldea Arkadia hasta entrada la noche. Perder la noción del tiempo siempre era peligroso. Durante el día era común encontrarse con enemigos, pero las criaturas nocturnas que emergían de la tierra podían resultar aún más problemáticas. A diferencia de los monstruos que enfrentaba bajo la luz del sol, aquellos esqueletos eran más complicados de eliminar si no se les atacaba directamente en la cabeza. Un ruido seco interrumpió el silencio. Link se detuvo de inmediato, tensando la cuerda del arco sin pensarlo dos veces. Algo se movía entre los matorrales cercanos. Podía oír el crujido de huesos y el golpeteo irregular de una mandíbula abriéndose y cerrándose. Frunció el ceño y giró apenas el cuerpo hacia el origen del sonido. El brillo amarillento de unas cuencas vacías se asomó entre las sombras, confirmando lo que temía: un stalbokoblin. Y, por el sonido, no venía solo. Retrocedió con precisión medida, tomando una mejor posición. El aire frío de la noche rozó su rostro cuando volvió a tensar el arco. Su respiración se estabilizó; el pulso firme, como siempre antes de un disparo. El primero cayó sin dificultad, pero los demás comenzaron a surgir de la tierra, levantando polvo y hojas secas. Link apretó la mandíbula, la determinación encendida en su mirada. Sabía que no podía perder tiempo. Si no los eliminaba rápido, terminarían rodeándolo o rearmándose, prolongando una batalla interminable. El eco de las flechas resonó entre los árboles hasta que solo quedó el susurro del viento. Permaneció inmóvil unos segundos, observando los restos de los esqueletos esparcidos en la hierba mientras algunos cráneos se desvanecían en una nube de humo. Había aprendido a no celebrar victorias, en Hyrule, la calma rara vez duraba demasiado. Conforme el silencio regresó, dejó escapar una exhalación lenta que no sabía que había estado conteniendo. Sus hombros, tensos durante toda la pelea, bajaron apenas con un gesto casi imperceptible mientras ajustaba el agarre del arco y lo colocaba en su espalda. Alzó la vista hacia el cielo, dejando que el brillo de las estrellas guiara su camino de regreso, no sin antes recoger algunas piezas útiles para nuevas armas. Mientras avanzaba, el crujido suave de la hierba bajo sus botas le recordó que aún quedaba un largo trayecto hasta casa, pero la noche estaba tranquila… al menos por ahora.
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Las olas resonaban en un suave vaivén, acompañadas por el delicado suspiro del viento que, al acariciar las flores, formaba una melodía capaz de hacer a Link relajarse mientras admiraba los colores con los que el cielo comenzaba a teñirse.

    Era como si su respiración y sus latidos se acompasaran al ritmo de la naturaleza que lo rodeaba.

    Los momentos de calma en su vida siempre habían sido escasos. Como ex campeón de Hyrule y actual héroe de lo que quedaba de su reino, había aprendido a vivir en constante alerta, preparado para cuando la paz se viera interrumpida una vez más.

    Pero ahora, después de que la lucha contra los piratas que infestaban el pueblo costero de Lurelin había terminado, podía permitirse un merecido descanso, además de atender los rasguños y cortes adquiridos durante el combate.

    Lurelin, que poco a poco volvía a pertenecer a su gente, requería la reconstrucción de viviendas y locales para devolverle la vida que alguna vez tuvo. Pero así como su salvador necesitaba reposo antes del trabajo que estaba por venir, los habitantes de la aldea también disfrutaban de la calma que traía consigo la libertad.

    Después de todo, no estaba de más respirar un poco, ahora que la tormenta finalmente se había disipado.

    Con una última mirada al horizonte, Link dejó que el silencio del atardecer lo envolviera, reconociendo en aquel instante que incluso los héroes merecen descansar.

    El sol descendía entre tonos dorados, morados y rosados, y una sensación de serenidad se apoderó de él al ver cómo el mar reflejaba los últimos destellos del día.

    Con una leve sonrisa, se puso de pie y se encaminó hacia la pequeña palapa que el jefe de Lurelin le había ofrecido para pasar la noche.

    El murmullo de las olas lo acompañó mientras se perdía entre la brisa, preparado al fin para dormir bajo un cielo en paz.

    Las olas resonaban en un suave vaivén, acompañadas por el delicado suspiro del viento que, al acariciar las flores, formaba una melodía capaz de hacer a Link relajarse mientras admiraba los colores con los que el cielo comenzaba a teñirse. Era como si su respiración y sus latidos se acompasaran al ritmo de la naturaleza que lo rodeaba. Los momentos de calma en su vida siempre habían sido escasos. Como ex campeón de Hyrule y actual héroe de lo que quedaba de su reino, había aprendido a vivir en constante alerta, preparado para cuando la paz se viera interrumpida una vez más. Pero ahora, después de que la lucha contra los piratas que infestaban el pueblo costero de Lurelin había terminado, podía permitirse un merecido descanso, además de atender los rasguños y cortes adquiridos durante el combate. Lurelin, que poco a poco volvía a pertenecer a su gente, requería la reconstrucción de viviendas y locales para devolverle la vida que alguna vez tuvo. Pero así como su salvador necesitaba reposo antes del trabajo que estaba por venir, los habitantes de la aldea también disfrutaban de la calma que traía consigo la libertad. Después de todo, no estaba de más respirar un poco, ahora que la tormenta finalmente se había disipado. Con una última mirada al horizonte, Link dejó que el silencio del atardecer lo envolviera, reconociendo en aquel instante que incluso los héroes merecen descansar. El sol descendía entre tonos dorados, morados y rosados, y una sensación de serenidad se apoderó de él al ver cómo el mar reflejaba los últimos destellos del día. Con una leve sonrisa, se puso de pie y se encaminó hacia la pequeña palapa que el jefe de Lurelin le había ofrecido para pasar la noche. El murmullo de las olas lo acompañó mientras se perdía entre la brisa, preparado al fin para dormir bajo un cielo en paz.
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ; 𝑂𝑓𝑓: Luego de aventarme tres escritos en solitario, procedo a desaparecer. Ya fue mucha productividad y mi cerebro necesita que las neuronas explotadas descansen un poco.(?)
    ; 𝑂𝑓𝑓: Luego de aventarme tres escritos en solitario, procedo a desaparecer. Ya fue mucha productividad y mi cerebro necesita que las neuronas explotadas descansen un poco.(?)
    Me enjaja
    1
    0 comentarios 0 compartidos
Ver más…