• ♧Maomao justo después de afirmar que no le gustan los niños:
    — Mira niña, esto es la cicuta, sirve para luchar contra los monstruos, es una planta ️mágica.
    ♧Maomao justo después de afirmar que no le gustan los niños: — Mira niña, esto es la cicuta, sirve para luchar contra los monstruos, es una planta ✨️mágica.✨️
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  • Los monstruos como yo , no conoce el amor de otros mas que uno mismo propio que le ella.
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    No todos los monstruos nacen en la oscuridad, algunos nace a la luz del día, donde nadie puede verlos ni sospechar de ellos...

    Por mucho que oculten su naturaleza... SIEMPRE encuentra la forma de salir 𝐆𝐑𝐀𝐘𝐒𝐎𝐍 𝐀𝐑𝐆𝐄𝐍𝐓
    No todos los monstruos nacen en la oscuridad, algunos nace a la luz del día, donde nadie puede verlos ni sospechar de ellos... Por mucho que oculten su naturaleza... SIEMPRE encuentra la forma de salir [ThxArgent91]
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  • ── Los monstruos más aterradores no son los que tienen los dientes y las garras más afiladas. Esos, al menos, muestran lo que son. No. Los verdaderos monstruos son los que logran apagar sus emociones, los que convierten su alma en un vacío insondable. No sienten remordimiento, ni culpa, ni compasión. Actúan con una ambición tan fría que ni siquiera los depredadores pueden imitar. Porque cuando el alma está muerta, el daño que causa no tiene límites… y lo peor es que ni siquiera les importa. A veces... A veces pienso que estoy al borde de convertirme en uno de ellos.
    ── Los monstruos más aterradores no son los que tienen los dientes y las garras más afiladas. Esos, al menos, muestran lo que son. No. Los verdaderos monstruos son los que logran apagar sus emociones, los que convierten su alma en un vacío insondable. No sienten remordimiento, ni culpa, ni compasión. Actúan con una ambición tan fría que ni siquiera los depredadores pueden imitar. Porque cuando el alma está muerta, el daño que causa no tiene límites… y lo peor es que ni siquiera les importa. A veces... A veces pienso que estoy al borde de convertirme en uno de ellos.
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  • Gruñe ante todo el ruido que ha causado el intercambio poco cultural con otro tenno, han alertado a la colonia completa, por lo que los nidos ya no podrán ser vulnerados, la arquera solo hace un gesto de ironía volviéndose invisible en el momento, mientras Chroma simplemente siente el hedor de los infestados corriendo desde todos los túneles, pronto quedará solo.

    "Piensa rápido"

    Chroma elige el color rojo preparado para acabar con todos esos infestados, recibe de armamento Kronen, tonfas afiladas que se acoplan a sus brazos, mientras el fuego consume su propia piel para no ser presa fácil de los monstruos de la colonia.

    ...

    La warframe cazadora contempla desde la seguridad de uno de sus muchos hilos de energía, la pelea del "dragón", aunque tiene instrucciones de llevarlo de vuelta a donde pertenece, deberá colaborar si lo quiere traer completo.

    ...

    Rugidos suenan por parte de Chroma que parte y rebana cada infestado, los ataques circulares de 360 grados medidos logran evitar que lo rodeen y el fuego logra ahuyentar a los más pequeños que son quizá de los más peligrosos.

    Uno grande corre con sus 4 patas para embestir a Chroma, logrando soportar sus llamas y arrinconando al warframe contra una pared, repentinamente, 2 flechas de energía impactan en sus partes blancas de aquel blindado animal, Chroma aprovecha para clavar sus tonfas afiladas en el cuello y darle una muerte segura.

    Solo gruñe porque no quería ayuda, sabe donde está, será invisible, pero su olfato es inconfundible para él, llegan más infectados y deberá colaborar.

    "Solo esta vez, no pienso volver."

    ??:
    "Tenno, tengo órdenes, sin embargo, lo nuestro aún no termina."

    Dispara más flechas que en su trazado, forman nuevos hilos de energía invisibles para los ojos de los infestados.

    "Hay suficientes infestado para ambos."

    Entonces reconoce el warframe, Ivara, una cazadora, como Chroma con puntos de vista opuestos.
    Gruñe ante todo el ruido que ha causado el intercambio poco cultural con otro tenno, han alertado a la colonia completa, por lo que los nidos ya no podrán ser vulnerados, la arquera solo hace un gesto de ironía volviéndose invisible en el momento, mientras Chroma simplemente siente el hedor de los infestados corriendo desde todos los túneles, pronto quedará solo. "Piensa rápido" Chroma elige el color rojo preparado para acabar con todos esos infestados, recibe de armamento Kronen, tonfas afiladas que se acoplan a sus brazos, mientras el fuego consume su propia piel para no ser presa fácil de los monstruos de la colonia. ... La warframe cazadora contempla desde la seguridad de uno de sus muchos hilos de energía, la pelea del "dragón", aunque tiene instrucciones de llevarlo de vuelta a donde pertenece, deberá colaborar si lo quiere traer completo. ... Rugidos suenan por parte de Chroma que parte y rebana cada infestado, los ataques circulares de 360 grados medidos logran evitar que lo rodeen y el fuego logra ahuyentar a los más pequeños que son quizá de los más peligrosos. Uno grande corre con sus 4 patas para embestir a Chroma, logrando soportar sus llamas y arrinconando al warframe contra una pared, repentinamente, 2 flechas de energía impactan en sus partes blancas de aquel blindado animal, Chroma aprovecha para clavar sus tonfas afiladas en el cuello y darle una muerte segura. Solo gruñe porque no quería ayuda, sabe donde está, será invisible, pero su olfato es inconfundible para él, llegan más infectados y deberá colaborar. "Solo esta vez, no pienso volver." ??: "Tenno, tengo órdenes, sin embargo, lo nuestro aún no termina." Dispara más flechas que en su trazado, forman nuevos hilos de energía invisibles para los ojos de los infestados. "Hay suficientes infestado para ambos." Entonces reconoce el warframe, Ivara, una cazadora, como Chroma con puntos de vista opuestos.
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    No se que personaje adicional hacer.

    A) Un hombre desesperado por curar una enfermedad se lleva a si mismo a contraer y tratar dicha enfermedad para investigar los síntomas y posibles curas.
    Pero todo es muy tarde, todos han muerto y él ha sido el único sobreviviente, descubriendo que hay mas que solo medicinas, si no otros factores que lo llevan a levantar el fino velo de lo prohibido, haciéndose amigo de vampiros, demonios, sepultureros y los acaudalados señores que harán lo que sea por extender su vida más de lo habitual (llegar a los 30's)


    B) Un Cazador y mercenario, hijo único de una acaudalada familia. Sin embargo, desde temprana edad cuestiona y rechaza los "valores" de su familia, así como el origen de la fortuna de su familia (vender esclavos, asi como vender carne de humanos como de animal y tener propiedades que ofrecían a los ricos para torturar a sus esclavos)
    Cuando una terrible maldición llega, él es el único sobreviviente por haberse aliado con las victimas, que ahora eran los monstruos.
    No se que personaje adicional hacer. A) Un hombre desesperado por curar una enfermedad se lleva a si mismo a contraer y tratar dicha enfermedad para investigar los síntomas y posibles curas. Pero todo es muy tarde, todos han muerto y él ha sido el único sobreviviente, descubriendo que hay mas que solo medicinas, si no otros factores que lo llevan a levantar el fino velo de lo prohibido, haciéndose amigo de vampiros, demonios, sepultureros y los acaudalados señores que harán lo que sea por extender su vida más de lo habitual (llegar a los 30's) B) Un Cazador y mercenario, hijo único de una acaudalada familia. Sin embargo, desde temprana edad cuestiona y rechaza los "valores" de su familia, así como el origen de la fortuna de su familia (vender esclavos, asi como vender carne de humanos como de animal y tener propiedades que ofrecían a los ricos para torturar a sus esclavos) Cuando una terrible maldición llega, él es el único sobreviviente por haberse aliado con las victimas, que ahora eran los monstruos.
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  • 𝓛𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑒𝑠𝑝𝑖𝑛𝑎𝑑𝑎.
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    Categoría Slice of Life
    — STARTER ABIERTO;

    Tamlin había decidido salir a pasear por los alrededores de la Corte Primavera solo ¿Cómo si no? Ya no estaba Lucien, ni Alis, ni tampoco... Feyre, menos aún Ianthe, era una bestia encerrada en su castillo obligada a tener solo la compañía de sus enseres, a veces, de lo aburrido que estaba se ponía a hablar con una tetera, o con un candelabro.

    Su paseo lo había llevado al riachuelo donde Nayades y Ninfas se bañaban, quedaban algunos meses para Calanmai pero ya sentía a las Ninfas acicalarse y mostrar sus mejores rostros. Sin poder evitarlo sonrió ante la mirada de una de ellas, y esta sonrió de vuelta.

    Tamlin colocó las manos a sus espaldas y siguió caminando, hacía tiempo que no había ataques de los boges, ni ningún suriel le daba por saco molestando a sus allegados, hacía tiempo que la soledad había traído paz. En su paseo, el Alto Lord de primavera llegó hasta un gran árbol donde dos faes alados estaban sentados en una de las ramas más gruesas y bajas de este, elegantemente, ambos faes, los cuales poseían un color de piel marrón como la madera de un fresno, hicieron una reverencia con una sonrisa.
    Tamlin siempre había cuidado de aquellos que vivían en aquellas tierras y los había defendido de los monstruos que les atacaban, lo malo es que la corte Primavera no era la más frugal de todas las cortes y pedía un diezmo cada cierto tiempo, aquel tema no le agradaba tanto a los faes, claro.

    El paseo del rubio fae se extendió hasta un jardín de rosas blancas, había crecido así de forma natural, nadie las había ideo a cuidar, ni tampoco las prestaba más atención que para disfrutar de ellas, Tamlin pensó en la belleza de lo caótico e inesperado, de hecho aquel pensamiento le hizo sonreir pensando que gracias al caos que había sufrido estaba libre de Amarantha, de Hybern, de Rhysand (Por el momento), que aunque estuviera solo... era libre, después de cincuenta años nadie podía doblegarlo en sus propias tierras, no había nadie que lo hiciera.

    La mano de Tamlin se extendió para cortar una rosa blanca y llevársela a la nariz para disfrutar del aroma, el aroma de la libertad con espinas y todo.
    — STARTER ABIERTO; Tamlin había decidido salir a pasear por los alrededores de la Corte Primavera solo ¿Cómo si no? Ya no estaba Lucien, ni Alis, ni tampoco... Feyre, menos aún Ianthe, era una bestia encerrada en su castillo obligada a tener solo la compañía de sus enseres, a veces, de lo aburrido que estaba se ponía a hablar con una tetera, o con un candelabro. Su paseo lo había llevado al riachuelo donde Nayades y Ninfas se bañaban, quedaban algunos meses para Calanmai pero ya sentía a las Ninfas acicalarse y mostrar sus mejores rostros. Sin poder evitarlo sonrió ante la mirada de una de ellas, y esta sonrió de vuelta. Tamlin colocó las manos a sus espaldas y siguió caminando, hacía tiempo que no había ataques de los boges, ni ningún suriel le daba por saco molestando a sus allegados, hacía tiempo que la soledad había traído paz. En su paseo, el Alto Lord de primavera llegó hasta un gran árbol donde dos faes alados estaban sentados en una de las ramas más gruesas y bajas de este, elegantemente, ambos faes, los cuales poseían un color de piel marrón como la madera de un fresno, hicieron una reverencia con una sonrisa. Tamlin siempre había cuidado de aquellos que vivían en aquellas tierras y los había defendido de los monstruos que les atacaban, lo malo es que la corte Primavera no era la más frugal de todas las cortes y pedía un diezmo cada cierto tiempo, aquel tema no le agradaba tanto a los faes, claro. El paseo del rubio fae se extendió hasta un jardín de rosas blancas, había crecido así de forma natural, nadie las había ideo a cuidar, ni tampoco las prestaba más atención que para disfrutar de ellas, Tamlin pensó en la belleza de lo caótico e inesperado, de hecho aquel pensamiento le hizo sonreir pensando que gracias al caos que había sufrido estaba libre de Amarantha, de Hybern, de Rhysand (Por el momento), que aunque estuviera solo... era libre, después de cincuenta años nadie podía doblegarlo en sus propias tierras, no había nadie que lo hiciera. La mano de Tamlin se extendió para cortar una rosa blanca y llevársela a la nariz para disfrutar del aroma, el aroma de la libertad con espinas y todo.
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  • *En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado.
    Y es que mi vecina [Arantxza.lvgvs] es un monstruo. O algo así.
    Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella.
    Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado, [Arantxza.lvgvs] .
    Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera.
    El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween.
    En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween.
    Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo.
    Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural.
    Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo.
    Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera.
    Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos.
    Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*
    *En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado. Y es que mi vecina [Arantxza.lvgvs] es un monstruo. O algo así. Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella. Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado, [Arantxza.lvgvs] . Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera. El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween. En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween. Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo. Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural. Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo. Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera. Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos. Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*
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  • Todo esto de los monstruos me dejó pensando... Y aquella frase que leí hace años, en el campo de batalla... ¿Qué quiso decir realmente?
    La verdad es que no entendí gran cosa de aquel libro. Sería genial encontrarlo en la biblioteca, y leerlo con atención. El problema es que no recuerdo el nombre, y el autor tenía un nombre extraño... Algo de Ni... Niet... ¿Nietzsche?
    No estoy seguro. Creo que le preguntaré a alguno de los bibliotecarios...
    Todo esto de los monstruos me dejó pensando... Y aquella frase que leí hace años, en el campo de batalla... ¿Qué quiso decir realmente? La verdad es que no entendí gran cosa de aquel libro. Sería genial encontrarlo en la biblioteca, y leerlo con atención. El problema es que no recuerdo el nombre, y el autor tenía un nombre extraño... Algo de Ni... Niet... ¿Nietzsche? No estoy seguro. Creo que le preguntaré a alguno de los bibliotecarios...
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  • *Historias de Folcrore Japonés*

    Ōmukade

    Cuentan las antiguas leyendas que los Ōmukade eran ciempiés colosales, engendros con la ferocidad de dragones, cuyos cuerpos serpenteaban por los rincones más inhóspitos del mundo. Se dice que uno de estos monstruos acechaba cerca de un puente en la remota prefectura de Shiga, su presencia oscureciendo los cielos y perturbando la tranquilidad de los viajeros que osaban cruzar. Las aguas torrentosas bajo el puente rugían como si compartieran el mismo odio implacable de la bestia, impidiendo el paso con su amenaza.

    Fue en este escenario de sombras donde un guerrero de gran renombre, Hidesato, decidió enfrentar lo imposible. Con el coraje como su única armadura, avanzó hacia el puente, y allí, en una feroz batalla que sacudió los cimientos de la tierra, hizo caer al monstruoso Ōmukade en las profundidades de las aguas embravecidas. Pero esta victoria fue solo el preludio de su destino.

    El verdadero desafío aguardaba en las faldas del Monte Mikami, donde un segundo Ōmukade, aún más terrible, aguardaba al valiente Hidesato. Este coloso, envuelto en un manto de escamas impenetrables, parecía invulnerable a los golpes de su espada y las flechas de su arco. Una y otra vez, las armas del guerrero rebotaban inofensivamente contra la dura armadura de la criatura, mientras la bestia soltaba gruñidos que resonaban como truenos en la montaña. La batalla se extendía, y Hidesato comenzaba a sentir el peso del cansancio, viendo cómo sus esperanzas se reducían a una sola flecha.

    En un acto de fe y desesperación, Hidesato tomó esa última flecha y, con el viento soplando a su favor, escupió sobre ella y elevó una plegaria a Hachiman, el dios de los guerreros, rogando por su intervención. Fue como si los cielos respondieran, y en ese instante, la flecha voló como un rayo, silbando en el aire cargado de presagios. Aquel proyectil bendecido encontró el único punto débil del monstruo, penetrando su armadura como si rompiera el cielo mismo. Con un rugido desgarrador que estremeció la montaña, el segundo Ōmukade cayó, derrotado por la mano del hombre y la voluntad de los dioses.

    Así, el guerrero Hidesato se alzó victorioso, su nombre grabado en la leyenda como aquel que domó a las bestias que ninguna espada pudo doblegar. Las aguas del puente y las faldas del monte Mikami se calmaron, y el eco de la hazaña resonó en los corazones de los hombres, recordando que incluso los monstruos más imponentes sucumben ante la valentía y la fe.

    *Historias de Folcrore Japonés* Ōmukade Cuentan las antiguas leyendas que los Ōmukade eran ciempiés colosales, engendros con la ferocidad de dragones, cuyos cuerpos serpenteaban por los rincones más inhóspitos del mundo. Se dice que uno de estos monstruos acechaba cerca de un puente en la remota prefectura de Shiga, su presencia oscureciendo los cielos y perturbando la tranquilidad de los viajeros que osaban cruzar. Las aguas torrentosas bajo el puente rugían como si compartieran el mismo odio implacable de la bestia, impidiendo el paso con su amenaza. Fue en este escenario de sombras donde un guerrero de gran renombre, Hidesato, decidió enfrentar lo imposible. Con el coraje como su única armadura, avanzó hacia el puente, y allí, en una feroz batalla que sacudió los cimientos de la tierra, hizo caer al monstruoso Ōmukade en las profundidades de las aguas embravecidas. Pero esta victoria fue solo el preludio de su destino. El verdadero desafío aguardaba en las faldas del Monte Mikami, donde un segundo Ōmukade, aún más terrible, aguardaba al valiente Hidesato. Este coloso, envuelto en un manto de escamas impenetrables, parecía invulnerable a los golpes de su espada y las flechas de su arco. Una y otra vez, las armas del guerrero rebotaban inofensivamente contra la dura armadura de la criatura, mientras la bestia soltaba gruñidos que resonaban como truenos en la montaña. La batalla se extendía, y Hidesato comenzaba a sentir el peso del cansancio, viendo cómo sus esperanzas se reducían a una sola flecha. En un acto de fe y desesperación, Hidesato tomó esa última flecha y, con el viento soplando a su favor, escupió sobre ella y elevó una plegaria a Hachiman, el dios de los guerreros, rogando por su intervención. Fue como si los cielos respondieran, y en ese instante, la flecha voló como un rayo, silbando en el aire cargado de presagios. Aquel proyectil bendecido encontró el único punto débil del monstruo, penetrando su armadura como si rompiera el cielo mismo. Con un rugido desgarrador que estremeció la montaña, el segundo Ōmukade cayó, derrotado por la mano del hombre y la voluntad de los dioses. Así, el guerrero Hidesato se alzó victorioso, su nombre grabado en la leyenda como aquel que domó a las bestias que ninguna espada pudo doblegar. Las aguas del puente y las faldas del monte Mikami se calmaron, y el eco de la hazaña resonó en los corazones de los hombres, recordando que incluso los monstruos más imponentes sucumben ante la valentía y la fe.
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