• Through Space & Time - The Phantomhive Manor.
    Fandom Jujutsu Kaisen/ Kuroshitsuji.
    Categoría Slice of Life
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Afueras de Londres, 03:14 hs
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ruinas de Waverley Abbey.

    ⠀⠀El viento frío golpeaba las rocas demacradas de la antigua abadía con el implacable peso al que el tiempo las condenó. Entre los fríos muros derrumbados, golpeteos se escuchaban a la lejanía, sumado ruidos distorsionados y voces susurrantes, como si el viento intentase hablar en una lengua muerta.
    ⠀⠀Fundada en el 1128, el lugar fue objetivo de ritos durante la época de las Cruzadas, poco se sabía que en ese sitio, se encerraban fuerzas poderosas. Bueno, él sí sabía... estaba peleando con ellas.

    ⠀⠀A la lejanía, la silueta de un rubio con gabardina, corriente frente a una abominación más grande, la cual exhalaba fuego y relámpagos. Su inmenso puño fue a impactar directo al invasor de sus tierras, quien saltó con gracia felina. Su mano roza la tapa de un viejo diario que nació desde el extremo inferior de su gabardina, y posteriormente solo rugidos se escucharon, la lucha cruel y sangrienta, probablemente duró horas.

    ⠀⠀Un torbellino de arena y oscuridad reventó el vestigio del establecimiento, un sitio ritual olvidado durante siglos, retomaba sus funciones en orden de ese djinn. ⸻ "Estás bromeando... ¡¿en serio?!" ⸻ El ente compartió diversos mudras y ademanes, conjurando fuerzas muertas. No es un misterio que, los djinn en ocasiones, poseen control sobre las fuerzas temporales, intentaba abrir una puerta... como antaño lo hicieron sus maestros.

    ⠀⠀⸻ "Bien, amiguito. Eso... no será hoy..." ⸻ Cuando tocó el suelo luego de la confrontación física, sabía que puños no iban a resolver esto. El rubio formó con sus manos un mudra similar al uttarabodhi. ⸻ "...expansión de dominio." ⸻ La única manera de contrarrestar un dominio ajeno, era con uno más fuerte.

    ⠀⠀Pero apenas la barrera fue disipada por la imposición de su dominio, pero el cielo, todo, era diferente. No estaba dentro de una barrera, no sentía maleficio por ningún sitio, podía descartar cosas sobrenaturales.

    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Afueras de Londres, 15:16 hs
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Mansión Phantomhive.

    ⠀⠀No reconocía nada, el lugar estaba impecable, la vegetación, la ubicación geográfica estaba seguro también era diferente, seguía siendo la flora de las afueras de Londras, pero estaba kilómetros desplazado.
    ⠀⠀Revisó su celular, no solo no había ni un gramo de señal, su batería estaba casi muerta. Apenas con un 6% de carga, y había venido con más de la mitad. Más importante, había un desfase de doce horas, eran casi las tres de la tarde, y él había luchado durante la madrugada, no podía ser más confuso.

    ⠀⠀Se mantuvo pensativo, ¿el hechizo tal vez?¿una sinergia? Pero era imposible, su dominio era superior. Debió simplemente erradicarlo... Y antes de que le llegara a preocupar realmente donde corno estaba, se encogió de hombros. ⸻ "Meh, lo averiguaré." ⸻ Mencionó con completa indiferencia.

    ⠀⠀A todo esto, miró a la lejanía, había una reja... él estaba TRAS la reja. Contempló las opciones de hipótesis, y solo podía concluir en que: ¡lo tomarían como criminal por invadir propiedad privada!

    ⠀⠀Se agarró la cabeza, ¡otra vez su mala suerte de nuevo!

    ⠀⠀Rápidamente saltó intentando treparse a la cerca, casi se cae cuando escuchó una voz. Su cabeza dio un giro brusco, buscando su origen.

    Jean Phantomhive
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Afueras de Londres, 03:14 hs ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ruinas de Waverley Abbey. ⠀ ⠀⠀El viento frío golpeaba las rocas demacradas de la antigua abadía con el implacable peso al que el tiempo las condenó. Entre los fríos muros derrumbados, golpeteos se escuchaban a la lejanía, sumado ruidos distorsionados y voces susurrantes, como si el viento intentase hablar en una lengua muerta. ⠀⠀Fundada en el 1128, el lugar fue objetivo de ritos durante la época de las Cruzadas, poco se sabía que en ese sitio, se encerraban fuerzas poderosas. Bueno, él sí sabía... estaba peleando con ellas. ⠀⠀A la lejanía, la silueta de un rubio con gabardina, corriente frente a una abominación más grande, la cual exhalaba fuego y relámpagos. Su inmenso puño fue a impactar directo al invasor de sus tierras, quien saltó con gracia felina. Su mano roza la tapa de un viejo diario que nació desde el extremo inferior de su gabardina, y posteriormente solo rugidos se escucharon, la lucha cruel y sangrienta, probablemente duró horas. ⠀⠀Un torbellino de arena y oscuridad reventó el vestigio del establecimiento, un sitio ritual olvidado durante siglos, retomaba sus funciones en orden de ese djinn. ⸻ "Estás bromeando... ¡¿en serio?!" ⸻ El ente compartió diversos mudras y ademanes, conjurando fuerzas muertas. No es un misterio que, los djinn en ocasiones, poseen control sobre las fuerzas temporales, intentaba abrir una puerta... como antaño lo hicieron sus maestros. ⠀⠀⸻ "Bien, amiguito. Eso... no será hoy..." ⸻ Cuando tocó el suelo luego de la confrontación física, sabía que puños no iban a resolver esto. El rubio formó con sus manos un mudra similar al uttarabodhi. ⸻ "...expansión de dominio." ⸻ La única manera de contrarrestar un dominio ajeno, era con uno más fuerte. ⠀⠀Pero apenas la barrera fue disipada por la imposición de su dominio, pero el cielo, todo, era diferente. No estaba dentro de una barrera, no sentía maleficio por ningún sitio, podía descartar cosas sobrenaturales. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Afueras de Londres, 15:16 hs ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Mansión Phantomhive. ⠀ ⠀⠀No reconocía nada, el lugar estaba impecable, la vegetación, la ubicación geográfica estaba seguro también era diferente, seguía siendo la flora de las afueras de Londras, pero estaba kilómetros desplazado. ⠀⠀Revisó su celular, no solo no había ni un gramo de señal, su batería estaba casi muerta. Apenas con un 6% de carga, y había venido con más de la mitad. Más importante, había un desfase de doce horas, eran casi las tres de la tarde, y él había luchado durante la madrugada, no podía ser más confuso. ⠀⠀Se mantuvo pensativo, ¿el hechizo tal vez?¿una sinergia? Pero era imposible, su dominio era superior. Debió simplemente erradicarlo... Y antes de que le llegara a preocupar realmente donde corno estaba, se encogió de hombros. ⸻ "Meh, lo averiguaré." ⸻ Mencionó con completa indiferencia. ⠀⠀A todo esto, miró a la lejanía, había una reja... él estaba TRAS la reja. Contempló las opciones de hipótesis, y solo podía concluir en que: ¡lo tomarían como criminal por invadir propiedad privada! ⠀⠀Se agarró la cabeza, ¡otra vez su mala suerte de nuevo! ⠀⠀Rápidamente saltó intentando treparse a la cerca, casi se cae cuando escuchó una voz. Su cabeza dio un giro brusco, buscando su origen. ⠀ [littl3gr3y]
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  • ♥ ¿Una disculpa sincera? ♥

    ♦ Ya todo estaba bien, o al menos, casi todo, las cosas con su actual novio estaban en orden, pero faltaba lo más importante.
    Fue así que ese día fue a casa de Jae Min Kim , Pero antes de que él llegara de la universidad. Llegó con postres y un ramo de flores para su madre, era hora de disculparse como debía.

    Para cuándo Jae llegó, todo estaba tranquilo, Andrés se encontraba en la cocina tomando café y charlando alegremente con sus suegros. ♦
    ♥ ¿Una disculpa sincera? ♥ ♦ Ya todo estaba bien, o al menos, casi todo, las cosas con su actual novio estaban en orden, pero faltaba lo más importante. Fue así que ese día fue a casa de [lifexsoul_20] , Pero antes de que él llegara de la universidad. Llegó con postres y un ramo de flores para su madre, era hora de disculparse como debía. Para cuándo Jae llegó, todo estaba tranquilo, Andrés se encontraba en la cocina tomando café y charlando alegremente con sus suegros. ♦
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  • [ 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒊𝒑𝒐 𝒔𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒉𝒖𝒎𝒐𝒓. — 𝐑𝐎𝐔𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄 𝐑𝐔𝐒𝐒𝐀 ]



    Ryan podía parecer tranquilo. Un hombre social, abierto, incluso relajado a simple vista. Había perfeccionado esa personalidad con el tiempo, esa fachada que lo mostraba como alguien más: el caballero encantador, el tipo que sabe escuchar, que sabe sonreír en el momento justo. Lo suficientemente pulido para que muchos olvidaran que sus manos estaban manchadas con la sangre de inocentes y culpables por igual. Algo que muchas personas pasaron por alto cuando lo conocían.

    A veces, incluso él se preguntaba si los demás estaban realmente bien de la cabeza. ¿Cómo podían confiar tan rápido? ¿Cómo podían relajarse ante una sonrisa y un par de bromas sin sentido? No entendía esa parte del mundo. Pero al menos le servía. Esa fachada le permitía estudiar a las personas con calma. Porque para él, la confianza no era algo que se ofrecía. Se ganaba. Y a pocos, muy pocos, se les permitía cruzar esa línea.

    Giovanni, el hermano de Elisabetta, no era uno de ellos. Ni siquiera entraba en la categoría de “detestables”. Simplemente le era irrelevante. Un nombre más. Una sombra más. No tenía valor ni afecto por él y su único recuerdo de él fue cuando le disparó en aquel día que fue a por Yuki. Un evento que había sucedido hace ya varios meses en realidad.

    Entonces… ¿por qué, demonios, le estaba enviando una advertencia?

    Su muerte le importaba poco, pero habían ciertas personas que si le importarian, personas que a él llegaron a importarle en su tiempo. Y que además, había sido él quien lo puso en la lista negra del ruso cuando llevo los documentos a la italiana para el rompimiento de tratado de alianza. Lo sentenció indirectamente.

    Días después del incidente con Kiev, había intentado contactarlo. Después de todo, una amistad de años no podía romperse tan fácilmente. O al menos, eso creyó. Pero no pudo acercarse. No sin que la sangre de sus hombres y los del ruso terminara regada en los jardines de la mansión. No había forma de negociar con los perros que custodiaban la entrada. Sabía cuándo no valía la pena forzar las cosas.

    Así que optó por lo que sabía hacer mejor: moverse en las sombras. Envió hombres discretos, infiltrados, para vigilar los pasos del ruso. Lo suficiente para confirmar lo que ya sospechaba: Kiev había abandonado el país rumbo a Rusia. Y no solo eso, sino que ya había tomado el mando de la Mafia Roja. La herencia maldita de sus antepasados comunistas. El poder que tanto había intentado evitar… ahora lo poseía por completo.

    Ryan, sentado tras su escritorio, tenía el revólver en la mano derecha. Jugaba con él. Con esa calma que a muchos les parecía aterradora. Frente a él, un hombre atado a una silla, con la boca ensangrentada y los ojos desorbitados.

    — Empieza —ordenó con voz baja, sin apartar la mirada del arma, sus dedos se movían con agilidad sobre el arma. No usaba guantes, está era de las pocas veces que podía estar relajado sin tener que temer que alguien notara su piel fría.

    Bruno, a su izquierda, sostenía un informe. Sus ojos no dudaron en bajar la mirada hacia el papel mientras comenzaba a leer con voz clara y pausada:

    —El informe confirma que el señor Romalsko ha estado vigilando sus movimientos desde que despertó. Registros bancarios, llamadas, reuniones. Incluso personas con las que ha cruzado palabras en eventos públicos han sido investigadas. Lo del evento con aquel investigador y con la señorita que conoció en la fiesta que fue con el señor Romalsko.

    La mirada del rubio vaciló está vez. Sus manos se detuvieron cuando introducía una bala al escuchar estos casos, solo basto unos segundos para continuar, cerró el tambor. Lo giró.

    Apretó el gatillo y... nada. El tambor giró de nuevo.

    —Incluyendo a la señorita Di Vincenzo y a su hermano en la mira, Giovanni.

    Nuevamente sonó un "click" pero ninguna gota de Sangre se derramó.

    Ryan alzó una ceja. Ladeó la cabeza hacia el traidor frente a él. El hombre ya no hablaba. Solo temblaba. Si que había tenido suerte.

    —¿Y la carta? —preguntó Ryan con desinterés, como si el arma no estuviera apuntando a una cabeza.

    —Fue enviada. Un hombre encubierto se aseguró de que llegara a manos de la señorita Di Vincenzo. Evitamos cualquier cruce con la vigilancia del ruso.

    La carta, aunque a vista simple un papel cualquiera era una advertencia para que Giovanni no metiera las narices donde no debía. Si lo hacía, no habría marcha atrás. Y también servía como coartada. Ryan no quería que lo arrastraran al infierno de una guerra que no le correspondía. Aún no. Tenía planes más urgentes: volver a Italia, tomar lo que era suyo, poner en orden la peste que su familia había dejado. No podía permitirse tener a los Di Vincenzo como enemigos antes siquiera de haber pisado tierras italianas.

    —Bien hecho. Pero asegúrate de que llegue. Si Kiev la intercepta... estamos jodidos, ese hombre me tomará como enemigo y las cosas terminarán por empeorar. — Apoyó el cañón del revólver en la frente del traidor.

    —También tenemos nuevos nombres —agregó Bruno, pasando al siguiente informe—. Siete contratados por los Di Conti. Cinco desconocidos. Uno de los nuestros. Y el último... un fantasma. Sin rostro. Sin huella. Se mueve mejor que los otros seis juntos.

    Ryan chasqueó la lengua. Giró el tambor por última vez. El traidor sollozaba, ahogándose en sus propias lágrimas.

    —Demasiado ruido por cosas que deberían haber quedado enterradas —musitó.

    Apuntó. No dudo y la sangre por fin salpicó.

    El sonido resonó en la sala como un final inevitable.

    Ryan se inclinó hacia atrás, apoyando el revólver en el escritorio.Su cabello estaba algo desordenado, sus ojos se cerraron, inspiró hondo. Habían sucedido tantas cosas que lo estaban impacientando, aquello que terminaba por volver una piedra molesta en su zapato.

    Que un gato le mordiera un pie era incluso más cómodo que esto.

    —Limpia esto. — Dijo reincorporándose. Estaba agotado, necesitaba un descanso de todo esto.

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    || El user está vivo, con vacaciones desde el lunes pero ayudando con unos asuntos importantes, un amigo se rompió el pie(?). En otras noticias, logré recuperar el Word hace poco en dónde tenía las respuestas de algunos roles que extrañaba por contestar, ya me estoy poniendo las pilas para aprovechar este tiempo, lamento realmente la demora.

    Un abrazo, con todo cariño, el user de Ryan.
    [ 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒊𝒑𝒐 𝒔𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒉𝒖𝒎𝒐𝒓. — 𝐑𝐎𝐔𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄 𝐑𝐔𝐒𝐒𝐀 ] Ryan podía parecer tranquilo. Un hombre social, abierto, incluso relajado a simple vista. Había perfeccionado esa personalidad con el tiempo, esa fachada que lo mostraba como alguien más: el caballero encantador, el tipo que sabe escuchar, que sabe sonreír en el momento justo. Lo suficientemente pulido para que muchos olvidaran que sus manos estaban manchadas con la sangre de inocentes y culpables por igual. Algo que muchas personas pasaron por alto cuando lo conocían. A veces, incluso él se preguntaba si los demás estaban realmente bien de la cabeza. ¿Cómo podían confiar tan rápido? ¿Cómo podían relajarse ante una sonrisa y un par de bromas sin sentido? No entendía esa parte del mundo. Pero al menos le servía. Esa fachada le permitía estudiar a las personas con calma. Porque para él, la confianza no era algo que se ofrecía. Se ganaba. Y a pocos, muy pocos, se les permitía cruzar esa línea. Giovanni, el hermano de Elisabetta, no era uno de ellos. Ni siquiera entraba en la categoría de “detestables”. Simplemente le era irrelevante. Un nombre más. Una sombra más. No tenía valor ni afecto por él y su único recuerdo de él fue cuando le disparó en aquel día que fue a por Yuki. Un evento que había sucedido hace ya varios meses en realidad. Entonces… ¿por qué, demonios, le estaba enviando una advertencia? Su muerte le importaba poco, pero habían ciertas personas que si le importarian, personas que a él llegaron a importarle en su tiempo. Y que además, había sido él quien lo puso en la lista negra del ruso cuando llevo los documentos a la italiana para el rompimiento de tratado de alianza. Lo sentenció indirectamente. Días después del incidente con Kiev, había intentado contactarlo. Después de todo, una amistad de años no podía romperse tan fácilmente. O al menos, eso creyó. Pero no pudo acercarse. No sin que la sangre de sus hombres y los del ruso terminara regada en los jardines de la mansión. No había forma de negociar con los perros que custodiaban la entrada. Sabía cuándo no valía la pena forzar las cosas. Así que optó por lo que sabía hacer mejor: moverse en las sombras. Envió hombres discretos, infiltrados, para vigilar los pasos del ruso. Lo suficiente para confirmar lo que ya sospechaba: Kiev había abandonado el país rumbo a Rusia. Y no solo eso, sino que ya había tomado el mando de la Mafia Roja. La herencia maldita de sus antepasados comunistas. El poder que tanto había intentado evitar… ahora lo poseía por completo. Ryan, sentado tras su escritorio, tenía el revólver en la mano derecha. Jugaba con él. Con esa calma que a muchos les parecía aterradora. Frente a él, un hombre atado a una silla, con la boca ensangrentada y los ojos desorbitados. — Empieza —ordenó con voz baja, sin apartar la mirada del arma, sus dedos se movían con agilidad sobre el arma. No usaba guantes, está era de las pocas veces que podía estar relajado sin tener que temer que alguien notara su piel fría. Bruno, a su izquierda, sostenía un informe. Sus ojos no dudaron en bajar la mirada hacia el papel mientras comenzaba a leer con voz clara y pausada: —El informe confirma que el señor Romalsko ha estado vigilando sus movimientos desde que despertó. Registros bancarios, llamadas, reuniones. Incluso personas con las que ha cruzado palabras en eventos públicos han sido investigadas. Lo del evento con aquel investigador y con la señorita que conoció en la fiesta que fue con el señor Romalsko. La mirada del rubio vaciló está vez. Sus manos se detuvieron cuando introducía una bala al escuchar estos casos, solo basto unos segundos para continuar, cerró el tambor. Lo giró. Apretó el gatillo y... nada. El tambor giró de nuevo. —Incluyendo a la señorita Di Vincenzo y a su hermano en la mira, Giovanni. Nuevamente sonó un "click" pero ninguna gota de Sangre se derramó. Ryan alzó una ceja. Ladeó la cabeza hacia el traidor frente a él. El hombre ya no hablaba. Solo temblaba. Si que había tenido suerte. —¿Y la carta? —preguntó Ryan con desinterés, como si el arma no estuviera apuntando a una cabeza. —Fue enviada. Un hombre encubierto se aseguró de que llegara a manos de la señorita Di Vincenzo. Evitamos cualquier cruce con la vigilancia del ruso. La carta, aunque a vista simple un papel cualquiera era una advertencia para que Giovanni no metiera las narices donde no debía. Si lo hacía, no habría marcha atrás. Y también servía como coartada. Ryan no quería que lo arrastraran al infierno de una guerra que no le correspondía. Aún no. Tenía planes más urgentes: volver a Italia, tomar lo que era suyo, poner en orden la peste que su familia había dejado. No podía permitirse tener a los Di Vincenzo como enemigos antes siquiera de haber pisado tierras italianas. —Bien hecho. Pero asegúrate de que llegue. Si Kiev la intercepta... estamos jodidos, ese hombre me tomará como enemigo y las cosas terminarán por empeorar. — Apoyó el cañón del revólver en la frente del traidor. —También tenemos nuevos nombres —agregó Bruno, pasando al siguiente informe—. Siete contratados por los Di Conti. Cinco desconocidos. Uno de los nuestros. Y el último... un fantasma. Sin rostro. Sin huella. Se mueve mejor que los otros seis juntos. Ryan chasqueó la lengua. Giró el tambor por última vez. El traidor sollozaba, ahogándose en sus propias lágrimas. —Demasiado ruido por cosas que deberían haber quedado enterradas —musitó. Apuntó. No dudo y la sangre por fin salpicó. El sonido resonó en la sala como un final inevitable. Ryan se inclinó hacia atrás, apoyando el revólver en el escritorio.Su cabello estaba algo desordenado, sus ojos se cerraron, inspiró hondo. Habían sucedido tantas cosas que lo estaban impacientando, aquello que terminaba por volver una piedra molesta en su zapato. Que un gato le mordiera un pie era incluso más cómodo que esto. —Limpia esto. — Dijo reincorporándose. Estaba agotado, necesitaba un descanso de todo esto. 10 9 8 || El user está vivo, con vacaciones desde el lunes pero ayudando con unos asuntos importantes, un amigo se rompió el pie(?). En otras noticias, logré recuperar el Word hace poco en dónde tenía las respuestas de algunos roles que extrañaba por contestar, ya me estoy poniendo las pilas para aprovechar este tiempo, lamento realmente la demora. Un abrazo, con todo cariño, el user de Ryan.
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  • Los pasos de Joon resonaban apagados sobre el piso pulido del pasillo. El eco era sutil, pero suficiente para llenar los huecos entre una palabra y otra. El caso había sido cerrado, finalmente. No quedaban cabos sueltos, ni testigos, ni dudas. Sólo informes, un par de carpetas selladas y un silencio extraño que se había instalado en su pecho desde la última vez que entró al museo. Todo encajaba. Las pistas sin sentido, los símbolos dispersos, las preguntas sin lógica aparente. Todo había tenido un patrón. Y ahora… ya no quedaba nada por hacer.

    Caminaba con las manos dentro del abrigo, la mirada hacia adelante. A su lado, su compañero mantenía el paso sin prisa, como si supiera que no valía la pena apurarse. Como si ese pasillo fuera la última escena de una historia demasiado larga.

    ⸻ Así que se cerró el caso ⸻dijo él, sin mirarlo⸻. Al fin.

    Joon no respondió de inmediato. Respiró. Lo suficiente como para que el aire frío le doliera en los pulmones. No sabía si el alivio que sentía era real, o si simplemente era lo que venía después de cerrar una puerta demasiado tiempo entreabierta. Bajó la mirada un segundo, como si pensara en responder algo inteligente. No lo hizo.

    ⸻ Sí… al fin ⸻musitó, con una media sonrisa que no alcanzó a tocarle los ojos.

    Siguieron caminando. El sonido de sus pasos volvió a llenar el pasillo. Luego, uno de los dos volvió a hablar, esta vez con un tono más suave, más medido, como quien tantea un terreno que no sabe si está a punto de romperse bajo sus pies.

    ⸻ Entonces, ¿qué sigue? ¿Te vas a quedar aquí… o te vas a ir? Escuché que te están requiriendo en la otra central.

    El otro giró el rostro apenas para mirarlo, como si evaluara su expresión, o tal vez esperando encontrar algo más que solo curiosidad en su voz. Pero no dijo nada enseguida. Solo volvió a mirar al frente y caminó unos pasos más.

    ⸻ No lo sé aún. A veces creo que ya no hay nada que me retenga, que esto fue solo el cierre que necesitaba. Pero otras… ⸻se encogió apenas de hombros⸻ otras siento que si me muevo ahora, algo se va a quedar atrás. Algo importante. Tú me entiendes.

    No lo miraba, pero sentía su presencia a un par de pasos. Como si el otro supiera exactamente de qué hablaba. Como si las palabras no dichas también tuvieran peso en el aire. Joon respiró hondo, cerró los ojos un segundo al pasar junto a una de las ventanas y dejó escapar algo que no llegó a ser un suspiro.


    #nightfallrevenge - Un último intento

    Los pasos de Joon resonaban apagados sobre el piso pulido del pasillo. El eco era sutil, pero suficiente para llenar los huecos entre una palabra y otra. El caso había sido cerrado, finalmente. No quedaban cabos sueltos, ni testigos, ni dudas. Sólo informes, un par de carpetas selladas y un silencio extraño que se había instalado en su pecho desde la última vez que entró al museo. Todo encajaba. Las pistas sin sentido, los símbolos dispersos, las preguntas sin lógica aparente. Todo había tenido un patrón. Y ahora… ya no quedaba nada por hacer. Caminaba con las manos dentro del abrigo, la mirada hacia adelante. A su lado, su compañero mantenía el paso sin prisa, como si supiera que no valía la pena apurarse. Como si ese pasillo fuera la última escena de una historia demasiado larga. ⸻ Así que se cerró el caso ⸻dijo él, sin mirarlo⸻. Al fin. Joon no respondió de inmediato. Respiró. Lo suficiente como para que el aire frío le doliera en los pulmones. No sabía si el alivio que sentía era real, o si simplemente era lo que venía después de cerrar una puerta demasiado tiempo entreabierta. Bajó la mirada un segundo, como si pensara en responder algo inteligente. No lo hizo. ⸻ Sí… al fin ⸻musitó, con una media sonrisa que no alcanzó a tocarle los ojos. Siguieron caminando. El sonido de sus pasos volvió a llenar el pasillo. Luego, uno de los dos volvió a hablar, esta vez con un tono más suave, más medido, como quien tantea un terreno que no sabe si está a punto de romperse bajo sus pies. ⸻ Entonces, ¿qué sigue? ¿Te vas a quedar aquí… o te vas a ir? Escuché que te están requiriendo en la otra central. El otro giró el rostro apenas para mirarlo, como si evaluara su expresión, o tal vez esperando encontrar algo más que solo curiosidad en su voz. Pero no dijo nada enseguida. Solo volvió a mirar al frente y caminó unos pasos más. ⸻ No lo sé aún. A veces creo que ya no hay nada que me retenga, que esto fue solo el cierre que necesitaba. Pero otras… ⸻se encogió apenas de hombros⸻ otras siento que si me muevo ahora, algo se va a quedar atrás. Algo importante. Tú me entiendes. No lo miraba, pero sentía su presencia a un par de pasos. Como si el otro supiera exactamente de qué hablaba. Como si las palabras no dichas también tuvieran peso en el aire. Joon respiró hondo, cerró los ojos un segundo al pasar junto a una de las ventanas y dejó escapar algo que no llegó a ser un suspiro. #nightfallrevenge - Un último intento
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  • ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban.
    ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞

    Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado.

    Todos sabían que era Ephraim.

    El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento.

    Y allí estaba él. Ephraim.
    Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante.

    ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞

    Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo.

    En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo.

    Una criatura.

    Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil.

    ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞

    Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir.

    ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
    ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban. ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞ Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado. Todos sabían que era Ephraim. El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento. Y allí estaba él. Ephraim. Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante. ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞ Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo. En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo. Una criatura. Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil. ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞ Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir. ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
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  • #AnuncioRolSage3D #AnuncioPersonal

    ¡Hola FicRolers!

    Quiero avisaros que estaré ausente del 14 al 18 de julio, y también del 31 de julio al 3 de agosto, por motivos personales.

    Intentaré entrar al menos una vez al día durante esos periodos (para dar bienvenidas a personajes 3D), pero no puedo asegurar estar 100% disponible. Si necesitáis algo importante relacionado con personajes 3D, podéis escribirme por DM y os responderé en cuanto me sea posible.


    ¡Gracias por la comprensión!

    — Caroline Forbes RolSage3D


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D

    📣 #AnuncioRolSage3D #AnuncioPersonal ¡Hola FicRolers! Quiero avisaros que estaré ausente del 14 al 18 de julio, y también del 31 de julio al 3 de agosto, por motivos personales. Intentaré entrar al menos una vez al día durante esos periodos (para dar bienvenidas a personajes 3D), pero no puedo asegurar estar 100% disponible. Si necesitáis algo importante relacionado con personajes 3D, podéis escribirme por DM y os responderé en cuanto me sea posible. ¡Gracias por la comprensión! 💖 — Caroline Forbes RolSage3D 🌸 #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • — Manus, Pluma, Volantis

    Las plumas de repente comenzaron a emerger en sus dos brazos. Extremidades humanas mágicamente reemplazadas por dos inmensas alas con las que emprendería el vuelo sobrevolando el próspero reino de Katolis.

    Rodeando el gran castillo, surcando entre sus torres y ascendiendo cada vez más hacia el cielo nocturo.
    Las casas que rodeaban el inmenso castillo y conformaban el reino de Katolis convirtiéndose tan solo en pequeñas estructuras que observaba desde gran altura. Y aún así siguió subiendo. Yendo más allá del pueblo y su castillo mientras recorría el territorio que conformaba parte del reino.

    Solo varios minutos después, tal vez apenas unas pocas horas, ya pudo deslumbrar la cabaña de invierno. Un lugar que tantos recuerdos le traía a la mente. Tan pequeño pero tan importante y dónde grandes sucesos habían transcurrido allí.
    El río que escurría a su lado y que él siguió antes de desviarse en su camino. Volando, planeando, junto a las aves nocturnas que disfrutaban de un paseo bajo la luz de la luna.

    No medía el tiempo, realmente no le interesaba.
    Antes de que pudiera darse cuenta, detuvo su vuelo. Las plumas cayendo para revelar sus brazos humanos cuando sus pies tocaron la tierra, allí, en la cima de la montaña más alta de Katolis. Fue allí donde se sentó, apoyando su espalda sobre una saliente rocosa mientras el sol comenzaba a emerger sobre las nubes en la lejanía.

    Sacó su cuaderno de dibujo y tomó su lápiz mientras retrataba en una ilustración la imagen, tan mágica y natural, que apreciaba ante sus ojos.
    — Manus, Pluma, Volantis Las plumas de repente comenzaron a emerger en sus dos brazos. Extremidades humanas mágicamente reemplazadas por dos inmensas alas con las que emprendería el vuelo sobrevolando el próspero reino de Katolis. Rodeando el gran castillo, surcando entre sus torres y ascendiendo cada vez más hacia el cielo nocturo. Las casas que rodeaban el inmenso castillo y conformaban el reino de Katolis convirtiéndose tan solo en pequeñas estructuras que observaba desde gran altura. Y aún así siguió subiendo. Yendo más allá del pueblo y su castillo mientras recorría el territorio que conformaba parte del reino. Solo varios minutos después, tal vez apenas unas pocas horas, ya pudo deslumbrar la cabaña de invierno. Un lugar que tantos recuerdos le traía a la mente. Tan pequeño pero tan importante y dónde grandes sucesos habían transcurrido allí. El río que escurría a su lado y que él siguió antes de desviarse en su camino. Volando, planeando, junto a las aves nocturnas que disfrutaban de un paseo bajo la luz de la luna. No medía el tiempo, realmente no le interesaba. Antes de que pudiera darse cuenta, detuvo su vuelo. Las plumas cayendo para revelar sus brazos humanos cuando sus pies tocaron la tierra, allí, en la cima de la montaña más alta de Katolis. Fue allí donde se sentó, apoyando su espalda sobre una saliente rocosa mientras el sol comenzaba a emerger sobre las nubes en la lejanía. Sacó su cuaderno de dibujo y tomó su lápiz mientras retrataba en una ilustración la imagen, tan mágica y natural, que apreciaba ante sus ojos.
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  • Tienes que disfrutar de los pequeños desvíos al máximo. Porque es ahí donde encontrarás cosas mas importantes de las que quieres.
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  • Un día tranquilo
    Categoría Drama
    Afortunadamente llevaba un año de haber terminado su servicio y se estaba acostumbrando a esta nueva vida de repostrería, vestidos, aire acondicionado y perfumes.

    Su casa era cómoda, cálida, con un sueter verde holgado, su cabello rubio recogido, unos pants grises lindos y unas calcetas rojas largas de lana.

    Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable.

    - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara.

    Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos.

    - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá.

    Mientras tanto muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas. Con absoluta precisión, adornaba con caritas felices de chocolate.

    Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo.

    - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
    Afortunadamente llevaba un año de haber terminado su servicio y se estaba acostumbrando a esta nueva vida de repostrería, vestidos, aire acondicionado y perfumes. Su casa era cómoda, cálida, con un sueter verde holgado, su cabello rubio recogido, unos pants grises lindos y unas calcetas rojas largas de lana. Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable. - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara. Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos. - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá. Mientras tanto muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas. Con absoluta precisión, adornaba con caritas felices de chocolate. Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo. - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
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  • 𝘜𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘢𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝟣𝟪𝟫𝟩. 𝘔𝘢𝘯𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘉𝘳𝘶𝘫𝘢 𝘝𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘐𝘯𝘨𝘭𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢.
    Fandom Fandom Kuroshitsuji, Era victoriana
    Categoría Otros
    El verano del 97, La Reina Victoria hacía aquel año sesenta años desde que subió al poder, desde que se convirtió en la líder y la cara de Inglaterra pronto se celebraría un gran evento en el Palacio del Balmoral para celebrar semejante proeza, evento al que Sieglinde estaba invitada, claro, aunque ella prefería sumergirse horas y horas en su taller y raras veces salir o sacar la cabeza de un libro, solo cuando su mayordomo Wolfram era capaz de captar su atención la joven Sully levantaba la cabeza de sus estudios para "vivir en sociedad".

    Aquel verano, tan caluroso como los demás, pero a la vez soportable ( si no fuera por esas malditas prótesis en sus piernas) parecía que Sully iba a tener que trabajar de más pues se le había encomendado la misión de investigar cierto químico venido de Alemania que hacía que los animales se volvieran "locos", los asalvajaba, atacaban sin motivo aparente, les hacía peligrosos. Más de una veintena de perros domésticos habían sido sacrificados por culpa de aquel químico.

    ¿Quién estaría distribuyéndolo por Inglaterra? Y lo más importante ¿Por qué?

    Sabía que si necesitaba ayuda podría contar con la mano de su amigo el Conde Phantomhive, pero ¿Molestarle por algo así? Ya sabía bien que al Conde no le gustaban nada los animales y meterle en aquel embrollo solo haría que complicarle la salud, una pena, con lo que le gustaba compartir conversaciones filosóficas o molestarle con conversaciones que había tenido con su prometida, Lizzy.

    Sully hizo llamar a un carro de caballos, junto con Wolfram irían a donde supuestamente deberían tener la primera pista, el barrio de Whitechapel, en un pequeño parque cerca de la calle Fleet.
    El verano del 97, La Reina Victoria hacía aquel año sesenta años desde que subió al poder, desde que se convirtió en la líder y la cara de Inglaterra pronto se celebraría un gran evento en el Palacio del Balmoral para celebrar semejante proeza, evento al que Sieglinde estaba invitada, claro, aunque ella prefería sumergirse horas y horas en su taller y raras veces salir o sacar la cabeza de un libro, solo cuando su mayordomo Wolfram era capaz de captar su atención la joven Sully levantaba la cabeza de sus estudios para "vivir en sociedad". Aquel verano, tan caluroso como los demás, pero a la vez soportable ( si no fuera por esas malditas prótesis en sus piernas) parecía que Sully iba a tener que trabajar de más pues se le había encomendado la misión de investigar cierto químico venido de Alemania que hacía que los animales se volvieran "locos", los asalvajaba, atacaban sin motivo aparente, les hacía peligrosos. Más de una veintena de perros domésticos habían sido sacrificados por culpa de aquel químico. ¿Quién estaría distribuyéndolo por Inglaterra? Y lo más importante ¿Por qué? Sabía que si necesitaba ayuda podría contar con la mano de su amigo el Conde Phantomhive, pero ¿Molestarle por algo así? Ya sabía bien que al Conde no le gustaban nada los animales y meterle en aquel embrollo solo haría que complicarle la salud, una pena, con lo que le gustaba compartir conversaciones filosóficas o molestarle con conversaciones que había tenido con su prometida, Lizzy. Sully hizo llamar a un carro de caballos, junto con Wolfram irían a donde supuestamente deberían tener la primera pista, el barrio de Whitechapel, en un pequeño parque cerca de la calle Fleet.
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