• ☆☆“El hilo del destino”☆☆

    La noche había sido larga, silenciosa… pero cuando por fin el sueño la alcanzó, no fue el descanso lo que la envolvió, sino algo más profundo.
    Un susurro antiguo, una melodía que parecía venir de dentro de su propio corazón.

    Eliana se encontraba en un lugar sin tiempo.
    Un cielo teñido de violeta y oro se extendía sobre ella, y bajo sus pies no había tierra, sino una superficie líquida y transparente que reflejaba cada emoción.
    La brisa olía a calma, pero también a peligro, a esa atracción innegable que uno siente cuando se aproxima demasiado al fuego sabiendo que va a arder.

    Y entonces lo vio.

    Darkus.

    De pie, a unos pasos, observándola con esos ojos que parecían leer cada pensamiento, cada duda que ella intentaba ocultar.
    No dijo nada, pero su presencia bastó para hacer vibrar el aire.
    Entre ambos, un hilo rojo se tensaba, delgado como un suspiro, brillante como la sangre en el amanecer.

    Eliana bajó la mirada. El hilo nacía de su dedo meñique… y seguía hacia él, envolviendo sus manos, trepando entre sus dedos, uniéndolos.
    Cada movimiento suyo hacía brillar ese lazo etéreo, como si el destino mismo celebrara aquel contacto.

    —¿Por qué… estás aquí? —preguntó ella, con voz quebrada.
    Darkus dio un paso hacia adelante, su sombra cubriendo la distancia entre ambos.

    —Porque tú me llamaste —respondió, y su voz no era solo sonido; era promesa, era eco, era fuego.

    Eliana quiso negarlo, quiso pensar que era solo un sueño, pero cuando él extendió su mano, su cuerpo se movió solo.
    Sus dedos se encontraron en medio del aire, y el hilo se encendió con una luz cálida.
    El toque fue leve, pero suficiente para que el mundo temblara.
    Y en ese temblor, algo dentro de ella se reconoció.

    Las imágenes se fundieron en un torbellino:
    Sus almas girando, las manos entrelazadas, los hilos multiplicándose hasta envolverlos por completo, entrelazando su destino como raíces antiguas.
    No había dolor ni miedo, solo una certeza silenciosa que latía con cada respiración compartida.

    Él la miró con esa calma que siempre la desconcertaba, pero ahora no había distancia, ni juicios, ni barreras.
    Solo la verdad que ambos habían evitado:
    Eliana lo amaba.
    Y en lo más profundo, sabía que él la había sentido desde mucho antes.

    —Esto no puede ser… —susurró, aunque su voz sonaba más como una plegaria que una protesta.
    Darkus sonrió, esa sonrisa casi imperceptible que decía más que mil palabras.

    —No puedes luchar contra lo que ya fue escrito —respondió, acercando su frente a la de ella.
    El contacto los envolvió en luz.
    Todo a su alrededor se disolvía: el cielo, el suelo, incluso el aire… solo quedaban ellos, atados por ese hilo invisible.

    Eliana sintió el pulso de su corazón mezclarse con el de él.
    El hilo se volvió dorado.
    Y en ese instante comprendió: no era solo amor, era decreto.
    Un lazo forjado antes de nacer, sellado entre sombras y destinos cruzados.

    El sueño empezó a desvanecerse lentamente, arrastrando la calidez de su tacto, la voz de Darkus, su mirada…
    Pero incluso al despertar, aún podía sentir el hilo enredado entre sus dedos, como si el universo mismo se negara a soltarla.

    Abrió los ojos en su habitación, el amanecer filtrándose por la ventana.
    Su respiración estaba agitada, y su corazón, demasiado consciente.
    Miró sus manos… vacías, pero extrañamente pesadas.

    Un susurro resonó en su mente, casi inaudible, casi una caricia:

    > “El destino no se elige, Eliana. Solo se recuerda.”



    Y con un estremecimiento, comprendió que lo suyo con Darkus no era casualidad.
    Era el principio de algo que ni siquiera el tiempo podría romper.

    Darküs Volkøv
    ☆☆“El hilo del destino”☆☆ La noche había sido larga, silenciosa… pero cuando por fin el sueño la alcanzó, no fue el descanso lo que la envolvió, sino algo más profundo. Un susurro antiguo, una melodía que parecía venir de dentro de su propio corazón. Eliana se encontraba en un lugar sin tiempo. Un cielo teñido de violeta y oro se extendía sobre ella, y bajo sus pies no había tierra, sino una superficie líquida y transparente que reflejaba cada emoción. La brisa olía a calma, pero también a peligro, a esa atracción innegable que uno siente cuando se aproxima demasiado al fuego sabiendo que va a arder. Y entonces lo vio. Darkus. De pie, a unos pasos, observándola con esos ojos que parecían leer cada pensamiento, cada duda que ella intentaba ocultar. No dijo nada, pero su presencia bastó para hacer vibrar el aire. Entre ambos, un hilo rojo se tensaba, delgado como un suspiro, brillante como la sangre en el amanecer. Eliana bajó la mirada. El hilo nacía de su dedo meñique… y seguía hacia él, envolviendo sus manos, trepando entre sus dedos, uniéndolos. Cada movimiento suyo hacía brillar ese lazo etéreo, como si el destino mismo celebrara aquel contacto. —¿Por qué… estás aquí? —preguntó ella, con voz quebrada. Darkus dio un paso hacia adelante, su sombra cubriendo la distancia entre ambos. —Porque tú me llamaste —respondió, y su voz no era solo sonido; era promesa, era eco, era fuego. Eliana quiso negarlo, quiso pensar que era solo un sueño, pero cuando él extendió su mano, su cuerpo se movió solo. Sus dedos se encontraron en medio del aire, y el hilo se encendió con una luz cálida. El toque fue leve, pero suficiente para que el mundo temblara. Y en ese temblor, algo dentro de ella se reconoció. Las imágenes se fundieron en un torbellino: Sus almas girando, las manos entrelazadas, los hilos multiplicándose hasta envolverlos por completo, entrelazando su destino como raíces antiguas. No había dolor ni miedo, solo una certeza silenciosa que latía con cada respiración compartida. Él la miró con esa calma que siempre la desconcertaba, pero ahora no había distancia, ni juicios, ni barreras. Solo la verdad que ambos habían evitado: Eliana lo amaba. Y en lo más profundo, sabía que él la había sentido desde mucho antes. —Esto no puede ser… —susurró, aunque su voz sonaba más como una plegaria que una protesta. Darkus sonrió, esa sonrisa casi imperceptible que decía más que mil palabras. —No puedes luchar contra lo que ya fue escrito —respondió, acercando su frente a la de ella. El contacto los envolvió en luz. Todo a su alrededor se disolvía: el cielo, el suelo, incluso el aire… solo quedaban ellos, atados por ese hilo invisible. Eliana sintió el pulso de su corazón mezclarse con el de él. El hilo se volvió dorado. Y en ese instante comprendió: no era solo amor, era decreto. Un lazo forjado antes de nacer, sellado entre sombras y destinos cruzados. El sueño empezó a desvanecerse lentamente, arrastrando la calidez de su tacto, la voz de Darkus, su mirada… Pero incluso al despertar, aún podía sentir el hilo enredado entre sus dedos, como si el universo mismo se negara a soltarla. Abrió los ojos en su habitación, el amanecer filtrándose por la ventana. Su respiración estaba agitada, y su corazón, demasiado consciente. Miró sus manos… vacías, pero extrañamente pesadas. Un susurro resonó en su mente, casi inaudible, casi una caricia: > “El destino no se elige, Eliana. Solo se recuerda.” Y con un estremecimiento, comprendió que lo suyo con Darkus no era casualidad. Era el principio de algo que ni siquiera el tiempo podría romper. [Darkus]
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  • ㅤㅤㅤEra extraño. Bastante inusual, considerando que normalmente sus días eran eran un torbellino de impulsos eléctricos, con olas de energía que podían quemar todo a su paso. Pero a veces, cuando el aburrimiento se convertía en vacío y la rebeldía se convertía en cansancio, el huracán se detenía. Mientras recorría los pasillos vacíos de la mansión, una pregunta se le enredaba entre las sombras; ¿qué pasaba cuando la vendedora de deseos ya no deseaba nada para sí misma? ¿O acaso había olvidado cómo desear?

    Había conseguido libertad, había acumulado poder, había forjado una leyenda que susurraban en bares sórdidos y en foros de internet. Había quemado lazos familiares, y quizás también los puentes que podían llevarla de vuelta a una vida normal. Conceder deseos, a veces, incluso parecía perder su encanto. Y en medio de todo, ya no había rabia, ni teatro, ni la intensidad que la definía. Solo una profunda y oscura fatiga. Un alma a la que incluso le costaba levantarse. Una historia que no sabía cómo continuar, narrada por una voz que ya no sabía cómo seguir contando.
    ㅤㅤㅤEra extraño. Bastante inusual, considerando que normalmente sus días eran eran un torbellino de impulsos eléctricos, con olas de energía que podían quemar todo a su paso. Pero a veces, cuando el aburrimiento se convertía en vacío y la rebeldía se convertía en cansancio, el huracán se detenía. Mientras recorría los pasillos vacíos de la mansión, una pregunta se le enredaba entre las sombras; ¿qué pasaba cuando la vendedora de deseos ya no deseaba nada para sí misma? ¿O acaso había olvidado cómo desear? Había conseguido libertad, había acumulado poder, había forjado una leyenda que susurraban en bares sórdidos y en foros de internet. Había quemado lazos familiares, y quizás también los puentes que podían llevarla de vuelta a una vida normal. Conceder deseos, a veces, incluso parecía perder su encanto. Y en medio de todo, ya no había rabia, ni teatro, ni la intensidad que la definía. Solo una profunda y oscura fatiga. Un alma a la que incluso le costaba levantarse. Una historia que no sabía cómo continuar, narrada por una voz que ya no sabía cómo seguir contando.
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  • " Durante un tiempo el Basilio Rey dejo su palacio a cargo de sus Feridas y se retiró a un lugar más tranquilo, en las montañas de Inglaterra en un bosque profundo construyó una cabaña, en ese lugar decidió vivir un tiempo mientras entrenaba y cuidaba de su hija Zelina, la princesa Zeilen, en aquellos días la pequeña princesa llevaba todo tipo de animales a la cabaña, pero Zet constantemente le repetía que no quería animales en la casa, el Basilio es delicado y los animales que Zelina llevaba a la casa en su mayoría eran cachorros de lobo, de jaguar he incluso algunos monos, por más que le llamara la atención la pequeña seguía haciendo de las suyas, el Basilio no tiene experiencia cuidando niños y se le ha hecho difícil, con el tiempo la cabaña fue creciendo hasta ser un complejo grande de tres pisos y varias habitaciones, un día Zet se ve obligado a a salir a un pueblo cercano en busca de algunas cosas, Zelina estaba muy entretenida pintando los muros de la cabaña y haciendo dibujos en sus columnas de madera, a Zet no le preocupa dejarla sola, los Basilios son muy independientes, especialmente las mujeres, y aún siendo una infante Zelina es la criatura más peligrosa de la montaña, no hay animal que pueda herir a la niña, de igual forma nunca está sola, el espíritu de Nomadachi siempre la acompaña y le cuida desde la sombra, el Basilio se fue tranquilamente, el día transcurrió muy rápido, llegó a casa muy tarde, a unos treinta kilómetros de distancia el varón se pone en alerta, un olor desconocido, proviene de la casa, en segundos Zet estaba en la cabaña, todo parecía muy tranquilo y en orden, entra sigilosamente a la cabaña, el olor se hace más intenso, proviene del sótano, dejo las cosas en la mesa sin hacer ruido, bajo las escaleras muy lentamente, y vaya sorpresa la que se encontraría, su pequeña princesa estaba bien dormida acurrucada bajo el cuidado de una Criatura, una bestia que los Basilios conocen como Dagon, una raza de criaturas extrañas, míticas, poderosas y salvajes, normalmente se alejan de la presencia de los Basilios, pero al parecer este había forjado una amistad con la pequeña Zelina, pero desde cuándo ?? Y como el Basilio Rey nunca se dió cuenta de su existencia, el varón si quedó impresionado con aquello que sus ojos veían, pero no le disgusto, recordó que él en su edad de infante era igual, siempre llevando animales al palacio, aquellos le hace sonreír, subió los escalones en silencio y les dejo dormir, aunque parece peligroso de cierta forma también es algo que la da tranquilidad, bajo el cuidado de esa criatura no hay nada que se le pueda acercar a Zelina con malas intenciones .
    " Durante un tiempo el Basilio Rey dejo su palacio a cargo de sus Feridas y se retiró a un lugar más tranquilo, en las montañas de Inglaterra en un bosque profundo construyó una cabaña, en ese lugar decidió vivir un tiempo mientras entrenaba y cuidaba de su hija Zelina, la princesa Zeilen, en aquellos días la pequeña princesa llevaba todo tipo de animales a la cabaña, pero Zet constantemente le repetía que no quería animales en la casa, el Basilio es delicado y los animales que Zelina llevaba a la casa en su mayoría eran cachorros de lobo, de jaguar he incluso algunos monos, por más que le llamara la atención la pequeña seguía haciendo de las suyas, el Basilio no tiene experiencia cuidando niños y se le ha hecho difícil, con el tiempo la cabaña fue creciendo hasta ser un complejo grande de tres pisos y varias habitaciones, un día Zet se ve obligado a a salir a un pueblo cercano en busca de algunas cosas, Zelina estaba muy entretenida pintando los muros de la cabaña y haciendo dibujos en sus columnas de madera, a Zet no le preocupa dejarla sola, los Basilios son muy independientes, especialmente las mujeres, y aún siendo una infante Zelina es la criatura más peligrosa de la montaña, no hay animal que pueda herir a la niña, de igual forma nunca está sola, el espíritu de Nomadachi siempre la acompaña y le cuida desde la sombra, el Basilio se fue tranquilamente, el día transcurrió muy rápido, llegó a casa muy tarde, a unos treinta kilómetros de distancia el varón se pone en alerta, un olor desconocido, proviene de la casa, en segundos Zet estaba en la cabaña, todo parecía muy tranquilo y en orden, entra sigilosamente a la cabaña, el olor se hace más intenso, proviene del sótano, dejo las cosas en la mesa sin hacer ruido, bajo las escaleras muy lentamente, y vaya sorpresa la que se encontraría, su pequeña princesa estaba bien dormida acurrucada bajo el cuidado de una Criatura, una bestia que los Basilios conocen como Dagon, una raza de criaturas extrañas, míticas, poderosas y salvajes, normalmente se alejan de la presencia de los Basilios, pero al parecer este había forjado una amistad con la pequeña Zelina, pero desde cuándo ?? Y como el Basilio Rey nunca se dió cuenta de su existencia, el varón si quedó impresionado con aquello que sus ojos veían, pero no le disgusto, recordó que él en su edad de infante era igual, siempre llevando animales al palacio, aquellos le hace sonreír, subió los escalones en silencio y les dejo dormir, aunque parece peligroso de cierta forma también es algo que la da tranquilidad, bajo el cuidado de esa criatura no hay nada que se le pueda acercar a Zelina con malas intenciones .
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  • El viento ardía con el olor a azufre cuando Gabriel Reyes emergió de entre las llamas. Su silueta, envuelta por el humo, avanzaba con paso firme mientras el cielo se teñía de rojo a sus espaldas. Sus movimientos eran los de alguien que había caminado por el infierno mismo y había regresado con una nueva determinación.

    El manto caía sobre sus hombros, dejando entrever la musculatura marcada de un cuerpo forjado por la guerra y el dolor. La mirada, fría y calculadora, se ocultaba tras las gafas mientras una leve sonrisa se dibujaba en su rostro.

    —Pensaron que podían enterrarme pero al perro del infierno no se le teme la tumba… se le teme cuando vuelve a salir de ella.
    El viento ardía con el olor a azufre cuando Gabriel Reyes emergió de entre las llamas. Su silueta, envuelta por el humo, avanzaba con paso firme mientras el cielo se teñía de rojo a sus espaldas. Sus movimientos eran los de alguien que había caminado por el infierno mismo y había regresado con una nueva determinación. El manto caía sobre sus hombros, dejando entrever la musculatura marcada de un cuerpo forjado por la guerra y el dolor. La mirada, fría y calculadora, se ocultaba tras las gafas mientras una leve sonrisa se dibujaba en su rostro. —Pensaron que podían enterrarme pero al perro del infierno no se le teme la tumba… se le teme cuando vuelve a salir de ella.
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Interno — División de las Diosas Carmesí

    Nombre del Modelo: Azuka 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫 Yokin
    Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♱

    Ficha:
    ♨ Nombre Completo: Azuka Ishtar Yokin
    ♨ Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno
    ♨ Edad Aparente: 27 años
    ♨Linaje: Ishtar-Yokin (Híbrida de Diosa y Forjadora Infernal)
    ♨ Altura: 1.83 m
    ♨ Elemento Dominante: Fuego Espiritual Carmesí
    ♨ Rango de Poder: Clase S – Deidad de Juicio
    ♨ Especialidad: Moda bélica, modelaje ceremonial, desfiles temáticos infernales
    ♨ Arma Simbólica: Judicator, lanza de energía viva con núcleo de alma ardiente
    ♨ Debilidad: Su alma vibra en conflicto constante entre misericordia y destrucción; si duda, su poder se descontrola.

    ♨Frase Emblemática:
    “Mi fuego no destruye... purifica lo que ya no merece existir.”

    Historia y Origen
    Azuka Ishtar Yokin nació de la unión de dos linajes antiguos: el Clan Ishtar, símbolo de la supremacía divina, y la Casa Yokin, conocida por su dominio sobre la alquimia abismal y las forjas de almas.
    Criada en el corazón del Dominio Carmesí, fue entrenada en combate ritual, danza infernal y etiqueta celestial.
    Su despertar ocurrió durante la Ceremonia del Eclipse Carmesí, donde su cuerpo fue marcado por el fuego abismal de las deidades caídas. Desde entonces, su piel emana un resplandor ígneo cuando invoca su poder completo.

    Fue descubierta por la Emperatriz Sasha Ishtar, quien la designó como una de las Tres Rosas del Trono Infernal, junto a Lili y Aerith, siendo Azuka la más letal del trío.
    Hoy es una de las imágenes más reconocidas de la agencia, símbolo de poder, disciplina y belleza sobrenatural.

    Descripción General
    Azuka Ishtar Yokin es una manifestación viviente de la belleza infernal y el poder absoluto. Su figura combina la majestuosidad de una diosa guerrera con la elegancia sobrenatural de una reina del inframundo.
    Con una presencia tan imponente como seductora, Azuka encarna el equilibrio entre feminidad divina y destrucción celestial. Cada movimiento suyo es calculado, etéreo, una danza entre fuego y acero.

    Su apariencia está inspirada en la imponente Hindenburg de Azur Lane:
    una silueta perfecta, armadura ceremonial ajustada con detalles carmesí y dorados, largas trenzas oscuras con reflejos rojos y una mirada que puede reducir a cenizas la voluntad de cualquier ser.
    Sus alas metálicas y adornos de guerra no son simple estética, sino símbolos de su rango y poder, forjados con magia ancestral del linaje Yokin.

    Personalidad
    Azuka es una mujer de temple firme, mirada dominante y voz profunda, con una calma que intimida.
    No necesita levantar la voz para hacerse respetar: su presencia es suficiente para doblegar voluntades.
    Representa la disciplina del fuego, la devoción al arte de la perfección, y la sensualidad como forma de autoridad.
    Pese a su naturaleza severa, posee un magnetismo que atrae tanto el deseo como la obediencia.

    Apariencia Física:
    ♚ Cabello: Largo, oscuro con destellos rojizos metálicos, trenzado en secciones nobles.
    ♚ Ojos: Rojo fuego con destellos dorados, mirada felina e hipnótica.
    ♚ Piel: Clara, con un leve resplandor carmesí cuando invoca su poder.
    ♚ Vestimenta: Armadura ceremonial negro-escarlata con detalles dorados, corset reforzado, hombreras talladas y falda dividida que revela botas de guerra de diseño infernal.
    ♚ Complementos: Alas mecánicas ornamentadas, joyas negras flotantes y guantes rituales grabados con sellos demoníacos.

    Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#AZ-010)
    “Azuka no desfila, sentencia.
    Su presencia es un recordatorio de que incluso en el infierno… la belleza tiene autoridad.”
    — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
    💋 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — División de las Diosas Carmesí 💠 Nombre del Modelo: Azuka 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫 Yokin Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♱ 🌑Ficha: ♨ Nombre Completo: Azuka Ishtar Yokin ♨ Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♨ Edad Aparente: 27 años ♨Linaje: Ishtar-Yokin (Híbrida de Diosa y Forjadora Infernal) ♨ Altura: 1.83 m ♨ Elemento Dominante: Fuego Espiritual Carmesí ♨ Rango de Poder: Clase S – Deidad de Juicio ♨ Especialidad: Moda bélica, modelaje ceremonial, desfiles temáticos infernales ♨ Arma Simbólica: Judicator, lanza de energía viva con núcleo de alma ardiente ♨ Debilidad: Su alma vibra en conflicto constante entre misericordia y destrucción; si duda, su poder se descontrola. ♨Frase Emblemática: “Mi fuego no destruye... purifica lo que ya no merece existir.” ⚔️ Historia y Origen Azuka Ishtar Yokin nació de la unión de dos linajes antiguos: el Clan Ishtar, símbolo de la supremacía divina, y la Casa Yokin, conocida por su dominio sobre la alquimia abismal y las forjas de almas. Criada en el corazón del Dominio Carmesí, fue entrenada en combate ritual, danza infernal y etiqueta celestial. Su despertar ocurrió durante la Ceremonia del Eclipse Carmesí, donde su cuerpo fue marcado por el fuego abismal de las deidades caídas. Desde entonces, su piel emana un resplandor ígneo cuando invoca su poder completo. Fue descubierta por la Emperatriz Sasha Ishtar, quien la designó como una de las Tres Rosas del Trono Infernal, junto a Lili y Aerith, siendo Azuka la más letal del trío. Hoy es una de las imágenes más reconocidas de la agencia, símbolo de poder, disciplina y belleza sobrenatural. 🌹 Descripción General Azuka Ishtar Yokin es una manifestación viviente de la belleza infernal y el poder absoluto. Su figura combina la majestuosidad de una diosa guerrera con la elegancia sobrenatural de una reina del inframundo. Con una presencia tan imponente como seductora, Azuka encarna el equilibrio entre feminidad divina y destrucción celestial. Cada movimiento suyo es calculado, etéreo, una danza entre fuego y acero. Su apariencia está inspirada en la imponente Hindenburg de Azur Lane: una silueta perfecta, armadura ceremonial ajustada con detalles carmesí y dorados, largas trenzas oscuras con reflejos rojos y una mirada que puede reducir a cenizas la voluntad de cualquier ser. Sus alas metálicas y adornos de guerra no son simple estética, sino símbolos de su rango y poder, forjados con magia ancestral del linaje Yokin. 🩸 Personalidad Azuka es una mujer de temple firme, mirada dominante y voz profunda, con una calma que intimida. No necesita levantar la voz para hacerse respetar: su presencia es suficiente para doblegar voluntades. Representa la disciplina del fuego, la devoción al arte de la perfección, y la sensualidad como forma de autoridad. Pese a su naturaleza severa, posee un magnetismo que atrae tanto el deseo como la obediencia. 💎 Apariencia Física: ♚ Cabello: Largo, oscuro con destellos rojizos metálicos, trenzado en secciones nobles. ♚ Ojos: Rojo fuego con destellos dorados, mirada felina e hipnótica. ♚ Piel: Clara, con un leve resplandor carmesí cuando invoca su poder. ♚ Vestimenta: Armadura ceremonial negro-escarlata con detalles dorados, corset reforzado, hombreras talladas y falda dividida que revela botas de guerra de diseño infernal. ♚ Complementos: Alas mecánicas ornamentadas, joyas negras flotantes y guantes rituales grabados con sellos demoníacos. 🕯️ Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#AZ-010) “Azuka no desfila, sentencia. Su presencia es un recordatorio de que incluso en el infierno… la belleza tiene autoridad.” — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Interno — División Masculina Élite

    Nombre del Modelo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar
    Alias: El Emperador Carmesí del Abismo

    Ficha Extendida
    ★ Nombre Completo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar
    ★ Título: El Emperador Carmesí del Abismo
    ★ Edad Aparente: 28 años
    ★ Linaje: Dracónico / Demonio Guerrero del Clan Ishtar
    ★ Altura: 1.90 m
    ★ Elemento Dominante: Fuego Azul del Inframundo
    ★ Arma Sagrada: Espada Valkyrion, la Llama del Reino Caído
    ★ Debilidad: Su conexión con el caos lo vuelve emocionalmente inestable cuando siente rabia o pérdida.

    ★Frase Emblemática:
    “En mi fuego no hay destrucción, solo el renacer de los que se atreven a desafiarme.”

    Rol dentro de la Agencia
    Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar encarna el concepto del “dios masculino infernal”: belleza demoníaca, disciplina militar y elegancia majestuosa.
    Dentro de la agencia, cumple funciones como:

    ✺ Modelo de campañas de moda abismal y trajes ceremoniales.
    ✺ Embajador de la colección masculina “LUX INFERNA”.
    ✺ Mentor de los nuevos modelos infernales del programa “Bloodline Academy”.
    ✺ Guardián simbólico del Trono Carmesí, sede espiritual del clan Ishtar.

    Historia y Origen
    Heredero directo del linaje Jaegerjaquez e integrante por juramento del Clan Ishtar, Rex fue forjado en el fuego del infierno más profundo. Su alma fue marcada por las cadenas del caos y la sangre de dragones antiguos, lo que lo convierte en un ser híbrido entre guerrero abisal y divinidad encarnada.

    Antes de unirse a la agencia, fue comandante del Escuadrón Infernal “Oblivion Fang”, donde lideró a otros modelos de combate ritual. Fue descubierto por la Emperatriz Ishtar durante una ceremonia de sangre lunar, impresionándola por su presencia inquebrantable y su elegancia letal.

    Desde entonces, Rex es una de las figuras más influyentes de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, no solo por su apariencia, sino por su aura que mezcla autoridad, poder y una belleza inhumana.

    Descripción General
    Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar es el epítome del poder contenido en forma humana. De complexión atlética y porte regio, su presencia eclipsa el ambiente a donde entra. Su mirada carmesí arde con fuego de antiguas batallas y su energía parece moldear el aire mismo.

    Su nombre resuena dentro de la agencia como símbolo de autoridad y disciplina, un modelo que combina la estética infernal con la perfección marcial. Cada paso que da en pasarela o sesión irradia supremacía y control.

    Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#R-07)
    “Rex no camina entre nosotros... el mundo se curva a su paso.”
    — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
    💠 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — División Masculina Élite 🩸 Nombre del Modelo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar Alias: El Emperador Carmesí del Abismo ⚔️ 🕯️ Ficha Extendida ★ Nombre Completo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar ★ Título: El Emperador Carmesí del Abismo ★ Edad Aparente: 28 años ★ Linaje: Dracónico / Demonio Guerrero del Clan Ishtar ★ Altura: 1.90 m ★ Elemento Dominante: Fuego Azul del Inframundo ★ Arma Sagrada: Espada Valkyrion, la Llama del Reino Caído ★ Debilidad: Su conexión con el caos lo vuelve emocionalmente inestable cuando siente rabia o pérdida. ★Frase Emblemática: “En mi fuego no hay destrucción, solo el renacer de los que se atreven a desafiarme.” 🌑 Rol dentro de la Agencia Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar encarna el concepto del “dios masculino infernal”: belleza demoníaca, disciplina militar y elegancia majestuosa. Dentro de la agencia, cumple funciones como: ✺ Modelo de campañas de moda abismal y trajes ceremoniales. ✺ Embajador de la colección masculina “LUX INFERNA”. ✺ Mentor de los nuevos modelos infernales del programa “Bloodline Academy”. ✺ Guardián simbólico del Trono Carmesí, sede espiritual del clan Ishtar. ⚔️ Historia y Origen Heredero directo del linaje Jaegerjaquez e integrante por juramento del Clan Ishtar, Rex fue forjado en el fuego del infierno más profundo. Su alma fue marcada por las cadenas del caos y la sangre de dragones antiguos, lo que lo convierte en un ser híbrido entre guerrero abisal y divinidad encarnada. Antes de unirse a la agencia, fue comandante del Escuadrón Infernal “Oblivion Fang”, donde lideró a otros modelos de combate ritual. Fue descubierto por la Emperatriz Ishtar durante una ceremonia de sangre lunar, impresionándola por su presencia inquebrantable y su elegancia letal. Desde entonces, Rex es una de las figuras más influyentes de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, no solo por su apariencia, sino por su aura que mezcla autoridad, poder y una belleza inhumana. 🔥 Descripción General Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar es el epítome del poder contenido en forma humana. De complexión atlética y porte regio, su presencia eclipsa el ambiente a donde entra. Su mirada carmesí arde con fuego de antiguas batallas y su energía parece moldear el aire mismo. Su nombre resuena dentro de la agencia como símbolo de autoridad y disciplina, un modelo que combina la estética infernal con la perfección marcial. Cada paso que da en pasarela o sesión irradia supremacía y control. 🩸 Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#R-07) “Rex no camina entre nosotros... el mundo se curva a su paso.” — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
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  • Apareciendo en la guarida de Cerbero, para acariciar al animal.
    - Hola mi fiel amigo. Hoy es tu día, feliz día de los animales. Gracias por tu protección y vigilancia. Gracias por proteger a mi familia. Aquí tienes mis regalos:

    1. Collar de las Tres Voluntades

    Un collar forjado en obsidiana líquida, con tres gemas: una roja, una negra y una blanca.
    Cada una representa una de sus cabezas — ira, lealtad y sabiduría oscura.
    Otorga a Cerbero la capacidad de ver tanto los pecados como los arrepentimientos de las almas.

    2. Banquete del Guardián

    Un regalo ceremonial: carne etérea de titán, huesos de los condenados convertidos en dulces, y vino negro del Leteo.
    Un festín que solo los guardianes del inframundo pueden disfrutar sin ser consumidos por su poder.
    hades Greek Mitology
    Apareciendo en la guarida de Cerbero, para acariciar al animal. - Hola mi fiel amigo. Hoy es tu día, feliz día de los animales. Gracias por tu protección y vigilancia. Gracias por proteger a mi familia. Aquí tienes mis regalos: 1. Collar de las Tres Voluntades Un collar forjado en obsidiana líquida, con tres gemas: una roja, una negra y una blanca. Cada una representa una de sus cabezas — ira, lealtad y sabiduría oscura. Otorga a Cerbero la capacidad de ver tanto los pecados como los arrepentimientos de las almas. 2. Banquete del Guardián Un regalo ceremonial: carne etérea de titán, huesos de los condenados convertidos en dulces, y vino negro del Leteo. Un festín que solo los guardianes del inframundo pueden disfrutar sin ser consumidos por su poder. [quasar_yellow_whale_469]
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  • La sala estaba bañada en sombras, con apenas unos destellos de luz que parpadeaban tímidamente desde las velas, colocadas sobre candelabros de hierro forjado que parecían los restos de un pasado olvidado. El aire estaba denso, cargado de humedad, y el leve sonido de engranajes oxidados resonaba en las paredes como un susurro interminable. Lyra se encontraba de pie frente a una gran ventana, sus ojos observaban la lluvia que azotaba el cristal, mientras sus cabellos oscuros caían en ondas suaves sobre su espalda.

    El corsé de metal y encaje, tejido con destreza, abrazaba su cuerpo como si fuera su segunda capa de piel. Parecía parte de la misma oscuridad que la rodeaba, una extensión de su esencia. Los engranajes en el fondo, aparentemente inanimados, daban un aire inquietante a la escena. Cada giro, cada pequeño clic de la maquinaria, parecía marcar el ritmo de un tiempo eterno y cruel.

    De repente, escucho pasos a su detrás, alguien avanzaba con cautela, como si el simple hecho de respirar en ese lugar pudiera desatar algo terrible. Sus pasos eran suaves, pero en el silencio de la sala, sonaban como truenos.

    Lyra ni siquiera de inmuto al inicio, pero cuando lo hizo y se giró, sus ojos brillaron con un azul grisaceo intenso, reflejando un abismo insondable. La fría expresión en su rostro no dejaba lugar a dudas.

    ♧ La eternidad observa todo con ojos vacíos- dijo con voz suave, pero cargada de algo oscuro - Pero yo soy la que da vida a sus más oscuros deseos. ¿Por qué has venido a perturbar el silencio de este reino?-
    La sala estaba bañada en sombras, con apenas unos destellos de luz que parpadeaban tímidamente desde las velas, colocadas sobre candelabros de hierro forjado que parecían los restos de un pasado olvidado. El aire estaba denso, cargado de humedad, y el leve sonido de engranajes oxidados resonaba en las paredes como un susurro interminable. Lyra se encontraba de pie frente a una gran ventana, sus ojos observaban la lluvia que azotaba el cristal, mientras sus cabellos oscuros caían en ondas suaves sobre su espalda. El corsé de metal y encaje, tejido con destreza, abrazaba su cuerpo como si fuera su segunda capa de piel. Parecía parte de la misma oscuridad que la rodeaba, una extensión de su esencia. Los engranajes en el fondo, aparentemente inanimados, daban un aire inquietante a la escena. Cada giro, cada pequeño clic de la maquinaria, parecía marcar el ritmo de un tiempo eterno y cruel. De repente, escucho pasos a su detrás, alguien avanzaba con cautela, como si el simple hecho de respirar en ese lugar pudiera desatar algo terrible. Sus pasos eran suaves, pero en el silencio de la sala, sonaban como truenos. Lyra ni siquiera de inmuto al inicio, pero cuando lo hizo y se giró, sus ojos brillaron con un azul grisaceo intenso, reflejando un abismo insondable. La fría expresión en su rostro no dejaba lugar a dudas. ♧ La eternidad observa todo con ojos vacíos- dijo con voz suave, pero cargada de algo oscuro - Pero yo soy la que da vida a sus más oscuros deseos. ¿Por qué has venido a perturbar el silencio de este reino?-
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  • El Eco del Frío Acero
    Fandom OC
    Categoría Original
    La oficina de Alaric Sterling era un santuario de mármol y acero pulido, un reflejo gélido de la determinación de su dueño. Los rascacielos de Seúl se extendían ante él, un lienzo de luces que no lograban calentar la frialdad que se había instalado en su pecho. Hacía unas semanas que él se había ido. Ni una nota, ni una llamada, solo el silencio ensordecedor que había dejado un vacío punzante. El CEO, el líder de la mafia, el Alfa Puro que lo tenía todo, se encontró de rodillas ante la huida de una sola persona.

    Pero Alaric Sterling no se permitía la debilidad. El dolor no era un lujo. Era un catalizador.

    Desde entonces, el trabajo se había convertido en su única amante, su única venganza. Cada negociación era más brutal, cada acuerdo más deshonesto. Su traje de tres piezas, impecable y caro, era una armadura. Su mirada, antes capaz de derretir el hielo, ahora era de acero forjado. Su aroma a sándalo y whisky se había vuelto más denso, más opresivo, anunciando su autoridad y su ira contenida.

    La voz de su asistente, una Beta eficiente y temerosa, lo sacó de sus pensamientos. "Señor Sterling, los hombres de los Kang están aquí. La reunión de las nueve."

    Alaric giró su silla de cuero negro, revelando una expresión que helaría la sangre de cualquiera. "Que pasen."

    No eran negociaciones, eran ejecuciones.

    Dos figuras entraron, hombres duros con rostros curtidos por años de servicio a los Kang, una familia rival que había osado cuestionar su autoridad en el puerto de Busan. Los Kang habían intentado desviar un envío, un cargamento de algo más que simple mercancía. Era un insulto.

    "Señor Sterling," dijo el primero, un Alfa corpulento con cicatrices, su voz forzadamente respetuosa. "Hemos venido a negociar el retraso del último cargamento."

    Alaric se puso de pie, su altura imponente empequeñeciendo a ambos. La oscuridad que lo había habitado desde el abandono se derramó en la habitación, un aura palpable de amenaza. No había necesidad de gritar. Su presencia lo decía todo.

    "¿Negociar?" La palabra salió de sus labios con la frialdad de una navaja. "Los Kang sabían las reglas. Un cargamento retrasado es un cargamento robado. Un robo es una afrenta."

    El segundo hombre, más joven y nervioso, intentó intervenir. "Hubo un malentendido, señor. Podríamos compensarle, doble, incluso el triple..."

    Alaric dio un paso al frente. Sus ojos, oscuros como el abismo, se fijaron en el Alfa corpulento. La mano de Alaric se levantó, no para golpear, sino para señalar la ventana que mostraba la ciudad.

    "¿Ven esas luces?" Su voz era un susurro mortal. "Cada una representa un dólar que he invertido, una vida que he arruinado, un obstáculo que he destruido para llegar a donde estoy."

    De repente, el Alfa corpulento cayó de rodillas, sin aliento, su rostro pálido. La presión invisible que Alaric ejercía era tan poderosa que el aire se volvió un muro. No era un ataque físico, era la manifestación pura de su dominio Alpha, intensificado por su ira.

    "Me deben. Y no me pagarán con dinero." Alaric miró al segundo hombre, que ahora temblaba incontrolablemente. "El mensaje es simple: la lealtad se paga con lealtad. La traición, con sangre."

    Los guardias de Alaric, figuras silenciosas y letales, entraron en la habitación. No hubo forcejeos, solo el sonido apagado de dos cuerpos siendo arrastrados fuera de la vista. La oficina quedó en silencio, con el aire aún cargado del aroma a miedo y la implacable presencia de Alaric.

    Volvió a su silla, el rostro inexpresivo. La ventana de su oficina reflejaba su soledad, la fría determinación de un hombre que había perdido la única calidez en su vida y ahora solo abrazaba el poder y la venganza. El eco del acero, el de las cadenas invisibles que ataban a sus enemigos, era el único sonido que podía calmar su corazón herido.
    La oficina de Alaric Sterling era un santuario de mármol y acero pulido, un reflejo gélido de la determinación de su dueño. Los rascacielos de Seúl se extendían ante él, un lienzo de luces que no lograban calentar la frialdad que se había instalado en su pecho. Hacía unas semanas que él se había ido. Ni una nota, ni una llamada, solo el silencio ensordecedor que había dejado un vacío punzante. El CEO, el líder de la mafia, el Alfa Puro que lo tenía todo, se encontró de rodillas ante la huida de una sola persona. Pero Alaric Sterling no se permitía la debilidad. El dolor no era un lujo. Era un catalizador. Desde entonces, el trabajo se había convertido en su única amante, su única venganza. Cada negociación era más brutal, cada acuerdo más deshonesto. Su traje de tres piezas, impecable y caro, era una armadura. Su mirada, antes capaz de derretir el hielo, ahora era de acero forjado. Su aroma a sándalo y whisky se había vuelto más denso, más opresivo, anunciando su autoridad y su ira contenida. La voz de su asistente, una Beta eficiente y temerosa, lo sacó de sus pensamientos. "Señor Sterling, los hombres de los Kang están aquí. La reunión de las nueve." Alaric giró su silla de cuero negro, revelando una expresión que helaría la sangre de cualquiera. "Que pasen." No eran negociaciones, eran ejecuciones. Dos figuras entraron, hombres duros con rostros curtidos por años de servicio a los Kang, una familia rival que había osado cuestionar su autoridad en el puerto de Busan. Los Kang habían intentado desviar un envío, un cargamento de algo más que simple mercancía. Era un insulto. "Señor Sterling," dijo el primero, un Alfa corpulento con cicatrices, su voz forzadamente respetuosa. "Hemos venido a negociar el retraso del último cargamento." Alaric se puso de pie, su altura imponente empequeñeciendo a ambos. La oscuridad que lo había habitado desde el abandono se derramó en la habitación, un aura palpable de amenaza. No había necesidad de gritar. Su presencia lo decía todo. "¿Negociar?" La palabra salió de sus labios con la frialdad de una navaja. "Los Kang sabían las reglas. Un cargamento retrasado es un cargamento robado. Un robo es una afrenta." El segundo hombre, más joven y nervioso, intentó intervenir. "Hubo un malentendido, señor. Podríamos compensarle, doble, incluso el triple..." Alaric dio un paso al frente. Sus ojos, oscuros como el abismo, se fijaron en el Alfa corpulento. La mano de Alaric se levantó, no para golpear, sino para señalar la ventana que mostraba la ciudad. "¿Ven esas luces?" Su voz era un susurro mortal. "Cada una representa un dólar que he invertido, una vida que he arruinado, un obstáculo que he destruido para llegar a donde estoy." De repente, el Alfa corpulento cayó de rodillas, sin aliento, su rostro pálido. La presión invisible que Alaric ejercía era tan poderosa que el aire se volvió un muro. No era un ataque físico, era la manifestación pura de su dominio Alpha, intensificado por su ira. "Me deben. Y no me pagarán con dinero." Alaric miró al segundo hombre, que ahora temblaba incontrolablemente. "El mensaje es simple: la lealtad se paga con lealtad. La traición, con sangre." Los guardias de Alaric, figuras silenciosas y letales, entraron en la habitación. No hubo forcejeos, solo el sonido apagado de dos cuerpos siendo arrastrados fuera de la vista. La oficina quedó en silencio, con el aire aún cargado del aroma a miedo y la implacable presencia de Alaric. Volvió a su silla, el rostro inexpresivo. La ventana de su oficina reflejaba su soledad, la fría determinación de un hombre que había perdido la única calidez en su vida y ahora solo abrazaba el poder y la venganza. El eco del acero, el de las cadenas invisibles que ataban a sus enemigos, era el único sonido que podía calmar su corazón herido.
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    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
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    Disponible
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  • Todo estaba en silencio, excepto por el débil latido que provenía del objeto entre sus manos.
    Un corazón. No uno cualquiera. Uno forjado en cristal encantado, palpitante de recuerdos, juramentos y ruinas emocionales.

    Sus dedos, fríos y elegantes, sostenían el corazón como si fuese lo último que merecía cuidado en ese mundo agonizante.

    ♧ Aún late… —susurró. Sus ojos, tan profundos como una noche sin luna, no miraban el corazón, sino más allá. Como si pudiera ver a través de el...

    ♧ A pesar de todo lo que hiciste...A pesar de todo lo que yo hice... - La luz del corazón tembló. Una grieta luminosa cruzó su superficie — No debería quedarme con esto...el amor es una maldición...-
    Todo estaba en silencio, excepto por el débil latido que provenía del objeto entre sus manos. Un corazón. No uno cualquiera. Uno forjado en cristal encantado, palpitante de recuerdos, juramentos y ruinas emocionales. Sus dedos, fríos y elegantes, sostenían el corazón como si fuese lo último que merecía cuidado en ese mundo agonizante. ♧ Aún late… —susurró. Sus ojos, tan profundos como una noche sin luna, no miraban el corazón, sino más allá. Como si pudiera ver a través de el... ♧ A pesar de todo lo que hiciste...A pesar de todo lo que yo hice... - La luz del corazón tembló. Una grieta luminosa cruzó su superficie — No debería quedarme con esto...el amor es una maldición...-
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