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    BATALLA SUPREMA

    Crimson Zeraphys vs Ignia Ishtar – El Rugido del Fuego y la Sangre

    Escenario
    La Arena Carmesí de los Dioses Caídos, un coliseo infinito forjado con huesos de titanes y columnas de obsidiana bañadas en fuego eterno. El cielo arde en tonos escarlata, atravesado por relámpagos negros que caen sin cesar. Miles de sombras ancestrales observan en silencio desde las gradas, sedientas de destrucción y gloria.

    El Choque

    Las puertas del coliseo se abren con estruendo.
    ➙ Crimson Zeraphys aparece envuelto en un aura oscura y sofocante, cada paso suyo hace temblar el suelo como si la tierra misma temiera su presencia. De su boca emana humo carmesí, y en sus ojos arde la sabiduría cruel de incontables eras.

    ➙ Frente a él, Ignia Ishtar, el guerrero ígneo del linaje Ishtar, se abre paso entre cadenas ardientes que lo rodean como serpientes de fuego. Su cuerpo resplandece con la furia de un volcán despierto, y su sonrisa desafiante hace que incluso los espíritus del público retrocedan.

    El choque inicia con un estruendo que sacude dimensiones: la sangre ancestral contra el fuego eterno.

    Habilidades
    ▴Crimson Zeraphys▴

    ◈ Sangre Carmesí: su vitalidad se convierte en un arma, curando sus heridas mientras impregna el campo de batalla con una niebla de locura y muerte.
    ◈ Aura de Dominio: su sola presencia aplastar la voluntad de quienes lo enfrentan.
    ◈ Puño del Eclipse: concentra energía oscura en sus manos, capaces de pulverizar montañas con un golpe.
    ◈ Resurrección del Abismo: puede volver de la muerte alimentándose de la desesperación y la sangre derramada.

    ♨ Ignia Ishtar ♨

    ♢ Llamas Eternas: manipula el fuego primordial, un fuego que nunca se extingue y consume incluso la oscuridad.
    ♢ Cadenas del Infierno: invoca cadenas ardientes que inmovilizan y desgarran a sus enemigos.
    ♢ Corazón Ígneo: cuanto más se prolonga la batalla, más fuerte se vuelve, aumentando su poder con cada herida recibida.
    ♢ Erupción Final: libera toda la energía de su cuerpo en una explosión volcánica capaz de borrar ciudades enteras.

    Clímax

    La arena se convierte en un infierno viviente. Ignia lanza una tormenta de llamas que arrasan con columnas enteras, pero Zeraphys atraviesa el fuego con una risa grave, absorbiendo la energía ardiente con su Sangre Carmesí.

    El guerrero Ishtar, encadenando el cuerpo de su rival, lo arrastra al aire y lo estrella contra el suelo en una erupción de magma, pero el anciano carmesí se levanta, regenerando sus heridas con la sangre que gotea de las sombras del coliseo.

    El duelo se vuelve un intercambio brutal: fuego contra oscuridad, juventud desafiante contra sabiduría letal.

    🔥 BATALLA SUPREMA Crimson Zeraphys vs Ignia Ishtar – El Rugido del Fuego y la Sangre 🌌 Escenario La Arena Carmesí de los Dioses Caídos, un coliseo infinito forjado con huesos de titanes y columnas de obsidiana bañadas en fuego eterno. El cielo arde en tonos escarlata, atravesado por relámpagos negros que caen sin cesar. Miles de sombras ancestrales observan en silencio desde las gradas, sedientas de destrucción y gloria. ⚔️ El Choque Las puertas del coliseo se abren con estruendo. ➙ Crimson Zeraphys aparece envuelto en un aura oscura y sofocante, cada paso suyo hace temblar el suelo como si la tierra misma temiera su presencia. De su boca emana humo carmesí, y en sus ojos arde la sabiduría cruel de incontables eras. ➙ Frente a él, Ignia Ishtar, el guerrero ígneo del linaje Ishtar, se abre paso entre cadenas ardientes que lo rodean como serpientes de fuego. Su cuerpo resplandece con la furia de un volcán despierto, y su sonrisa desafiante hace que incluso los espíritus del público retrocedan. El choque inicia con un estruendo que sacude dimensiones: la sangre ancestral contra el fuego eterno. 🔥 Habilidades ▴Crimson Zeraphys▴ ◈ Sangre Carmesí: su vitalidad se convierte en un arma, curando sus heridas mientras impregna el campo de batalla con una niebla de locura y muerte. ◈ Aura de Dominio: su sola presencia aplastar la voluntad de quienes lo enfrentan. ◈ Puño del Eclipse: concentra energía oscura en sus manos, capaces de pulverizar montañas con un golpe. ◈ Resurrección del Abismo: puede volver de la muerte alimentándose de la desesperación y la sangre derramada. ♨ Ignia Ishtar ♨ ♢ Llamas Eternas: manipula el fuego primordial, un fuego que nunca se extingue y consume incluso la oscuridad. ♢ Cadenas del Infierno: invoca cadenas ardientes que inmovilizan y desgarran a sus enemigos. ♢ Corazón Ígneo: cuanto más se prolonga la batalla, más fuerte se vuelve, aumentando su poder con cada herida recibida. ♢ Erupción Final: libera toda la energía de su cuerpo en una explosión volcánica capaz de borrar ciudades enteras. ⚡ Clímax La arena se convierte en un infierno viviente. Ignia lanza una tormenta de llamas que arrasan con columnas enteras, pero Zeraphys atraviesa el fuego con una risa grave, absorbiendo la energía ardiente con su Sangre Carmesí. El guerrero Ishtar, encadenando el cuerpo de su rival, lo arrastra al aire y lo estrella contra el suelo en una erupción de magma, pero el anciano carmesí se levanta, regenerando sus heridas con la sangre que gotea de las sombras del coliseo. El duelo se vuelve un intercambio brutal: fuego contra oscuridad, juventud desafiante contra sabiduría letal.
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  • ~ La niña que heredó la luna~

    Mientras Lilith disfrutaba de tomar fotografías a la naturaleza y una que otra persona que pasaa por el bosque capturando la atención de la joven vio a un padre y su hija compartiendo un helado, un momento donde solo importaban ellos, recordando entonces aquel momento en que solo fueron ella y su padre.

    "Una fría noche en el invernadero privado de la finca Blackwood una noche que prevee un cruel invierno por venir, pasadas las diez, la nieve cae suave. El mundo está en silencio.

    Víctor Blackwood está sentado en un sillón de hierro forjado, rodeado de plantas dormidas. En sus manos, una copa de vino que no ha tocado. Frente a él, una pequeña figura se mueve entre las sombras con pasos suaves, como si el suelo la conociera.

    Lilith, con su abrigo negro demasiado grande y su cabello blanco desordenado, aparece entre las ramas. Tiene una flor marchita en la mano.

    —Papá… ¿las flores también se mueren cuando están tristes?— susurra en una tono suave y triste

    Víctor la observa. Su rostro, siempre severo, se suaviza.

    —Las flores mueren cuando dejan de luchar contra el frío, Pero algunas… renacen en primavera—

    Lilith se acerca. Se sube al regazo de su padre sin pedir permiso. Él la acomoda con una naturalidad que no tiene con nadie más.

    —¿Y mamá? ¿Ella era una flor?

    Víctor cierra los ojos un instante. El vino sigue intacto.

    —Tu madre era una tormenta disfrazada de jardín.... Y tú… tú eres su luna—

    Lilith sonríe feliz de aquella respuesta pues conoció muy poco a su madre, cansada y con frío poya la cabeza en el pecho de su padre

    —¿Entonces soy peligrosa?—

    —Desde que naciste— musitó con una sonrisa triste

    Ella saca un papel arrugado de su bolsillo. Es un dibujo: un castillo, una corona, y una figura pequeña con cabello blanco y con emoción y una brillo singular en su mirada se lo muestra a su padre

    —Esta soy yo, Pero no tengo espada, porque no quiero pelear. Quiero mandar—

    Víctor ríe, por primera vez en semanas. Una risa baja, rota, pero real.

    —¿Y cómo mandarás sin pelear?—

    —Con palabras. Y con miradas y si eso no funciona… con silencio.. como tú lo haces papá —

    Víctor la abraza más fuerte. En ella ve a su esposa. En ella ve algo más peligroso: una heredera que no necesita gritar para ser escuchada.

    —Prométeme que nunca dejarás que te apaguen— sus palabras mostraba nostálgia pero un amor sincero a la más pequeña de sus 11 hijos

    —Solo si tú prometes que siempre me mirarás como ahora—

    Él no responde. Solo la besa en la frente. La flor marchita cae al suelo. Y en ese instante, Víctor Blackwood deja de ser el hombre que gobierna imperios… y se convierte en un padre que teme perder lo único que aún le da luz. "


    Apagó su cámara para bajarla y sacar su móvil con la única intension de llamar a su padre,

    — papá ¿Estás ocupado? ... Genial ...tu luna te tiene una propuesta — sin más se alejaba lentamente del parque en dirección al estacionamiento para poder subir a su auto caminando con ese aire diversión y dulcura que solo ella sabía da a la perfección
    ~ La niña que heredó la luna~ Mientras Lilith disfrutaba de tomar fotografías a la naturaleza y una que otra persona que pasaa por el bosque capturando la atención de la joven vio a un padre y su hija compartiendo un helado, un momento donde solo importaban ellos, recordando entonces aquel momento en que solo fueron ella y su padre. "Una fría noche en el invernadero privado de la finca Blackwood una noche que prevee un cruel invierno por venir, pasadas las diez, la nieve cae suave. El mundo está en silencio. Víctor Blackwood está sentado en un sillón de hierro forjado, rodeado de plantas dormidas. En sus manos, una copa de vino que no ha tocado. Frente a él, una pequeña figura se mueve entre las sombras con pasos suaves, como si el suelo la conociera. Lilith, con su abrigo negro demasiado grande y su cabello blanco desordenado, aparece entre las ramas. Tiene una flor marchita en la mano. —Papá… ¿las flores también se mueren cuando están tristes?— susurra en una tono suave y triste Víctor la observa. Su rostro, siempre severo, se suaviza. —Las flores mueren cuando dejan de luchar contra el frío, Pero algunas… renacen en primavera— Lilith se acerca. Se sube al regazo de su padre sin pedir permiso. Él la acomoda con una naturalidad que no tiene con nadie más. —¿Y mamá? ¿Ella era una flor? Víctor cierra los ojos un instante. El vino sigue intacto. —Tu madre era una tormenta disfrazada de jardín.... Y tú… tú eres su luna— Lilith sonríe feliz de aquella respuesta pues conoció muy poco a su madre, cansada y con frío poya la cabeza en el pecho de su padre —¿Entonces soy peligrosa?— —Desde que naciste— musitó con una sonrisa triste Ella saca un papel arrugado de su bolsillo. Es un dibujo: un castillo, una corona, y una figura pequeña con cabello blanco y con emoción y una brillo singular en su mirada se lo muestra a su padre —Esta soy yo, Pero no tengo espada, porque no quiero pelear. Quiero mandar— Víctor ríe, por primera vez en semanas. Una risa baja, rota, pero real. —¿Y cómo mandarás sin pelear?— —Con palabras. Y con miradas y si eso no funciona… con silencio.. como tú lo haces papá — Víctor la abraza más fuerte. En ella ve a su esposa. En ella ve algo más peligroso: una heredera que no necesita gritar para ser escuchada. —Prométeme que nunca dejarás que te apaguen— sus palabras mostraba nostálgia pero un amor sincero a la más pequeña de sus 11 hijos —Solo si tú prometes que siempre me mirarás como ahora— Él no responde. Solo la besa en la frente. La flor marchita cae al suelo. Y en ese instante, Víctor Blackwood deja de ser el hombre que gobierna imperios… y se convierte en un padre que teme perder lo único que aún le da luz. " Apagó su cámara para bajarla y sacar su móvil con la única intension de llamar a su padre, — papá ¿Estás ocupado? ... Genial ...tu luna te tiene una propuesta — sin más se alejaba lentamente del parque en dirección al estacionamiento para poder subir a su auto caminando con ese aire diversión y dulcura que solo ella sabía da a la perfección
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  • @ɱ૦ՐƿҺ૯υς
    @♱ 𝕽𝖔𝖇𝖎𝖓 🎵🎶

    Dejo pequeño resumen para que nadie se vuelva loco, ha sido una aventura corta pero divertida.

    Crónica de la Noche en la Aldea Silente

    Partimos al anochecer, guiados por una inquietud que no supimos explicar del todo. Algo nos decía que, en las ruinas de la aldea que Robin había destruido bajo la influencia de la corrupción, quedaba una verdad olvidada. No buscábamos venganza, sino respuestas… y quizá, una manera de salvarla.

    El camino fue silencioso, roto solo por el crepitar de la hoguera en nuestro campamento. Al amanecer, las primeras casas derruidas surgieron entre la bruma. Entre muros quemados y calles cubiertas de ceniza, los fantasmas de los aldeanos nos observaban en silencio. Algunos revivían ecos de su vida pasada; otros, atrapados en su dolor, mostraban hostilidad, pero logramos calmarlos sin recurrir a la violencia.

    En la plaza central, el aire se volvió más denso, casi irrespirable. Allí apareció la Doncella Protectora: una figura de belleza retorcida, gótica y perturbadora, que nos observaba con una sonrisa rota, babeando sangre, y riendo de manera intermitente. No atacó, pero sus pasos lentos y su presencia opresiva dejaban claro que no permitiría nuestro avance.

    Comprendimos que no podíamos enfrentarnos a ella con palabras. Fue entonces cuando, usando el fragmento de metal forjado por el herrero, la obligamos a retroceder. No la destruimos; se desvaneció entre la niebla, dejando tras de sí un silencio inquietante.

    Bajo una losa de piedra, donde ella se había plantado, hallamos el grimorio. Sus páginas, protegidas por encantos antiguos, nos prometen la clave para comprender qué fuerza oscura intenta poseerte… y, con suerte, cómo romper sus cadenas.
    @[Oneiros_88] @[Robin] Dejo pequeño resumen para que nadie se vuelva loco, ha sido una aventura corta pero divertida. Crónica de la Noche en la Aldea Silente Partimos al anochecer, guiados por una inquietud que no supimos explicar del todo. Algo nos decía que, en las ruinas de la aldea que Robin había destruido bajo la influencia de la corrupción, quedaba una verdad olvidada. No buscábamos venganza, sino respuestas… y quizá, una manera de salvarla. El camino fue silencioso, roto solo por el crepitar de la hoguera en nuestro campamento. Al amanecer, las primeras casas derruidas surgieron entre la bruma. Entre muros quemados y calles cubiertas de ceniza, los fantasmas de los aldeanos nos observaban en silencio. Algunos revivían ecos de su vida pasada; otros, atrapados en su dolor, mostraban hostilidad, pero logramos calmarlos sin recurrir a la violencia. En la plaza central, el aire se volvió más denso, casi irrespirable. Allí apareció la Doncella Protectora: una figura de belleza retorcida, gótica y perturbadora, que nos observaba con una sonrisa rota, babeando sangre, y riendo de manera intermitente. No atacó, pero sus pasos lentos y su presencia opresiva dejaban claro que no permitiría nuestro avance. Comprendimos que no podíamos enfrentarnos a ella con palabras. Fue entonces cuando, usando el fragmento de metal forjado por el herrero, la obligamos a retroceder. No la destruimos; se desvaneció entre la niebla, dejando tras de sí un silencio inquietante. Bajo una losa de piedra, donde ella se había plantado, hallamos el grimorio. Sus páginas, protegidas por encantos antiguos, nos prometen la clave para comprender qué fuerza oscura intenta poseerte… y, con suerte, cómo romper sus cadenas.
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  • ⸻ Mi cuerpo, mis habilidades y mi carácter fueron forjados para la conquista. No soy una mujer débil ni frágil. Si intentas jugar conmigo, acabaré contigo.
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    He dado forma a los sueños de incontables almas, he paseado por pasillos forjados con esperanzas, terrores y anhelos profundos... pero hay momentos en los que me veo obligado a detenerme. Como ahora.

    Mis brazos rodean mi cuerpo, para no olvidar que aún existo, que no soy solo el reflejo de lo que otros necesitan soñar.

    (Suspiro pesado)

    ¿Acaso puede un dios sentirse solo?

    (Pausa breve)

    No es por la falta de compañía, sino por la ausencia de sentido.

    A veces, el deber de guiar los sueños se convierte en un exilio autoimpuesto. No puedo ser parte del mundo que construyo para otros. Solo observar. Cuidar. Proteger. Como una presencia que se desvanece antes del alba, olvidada por quienes más dependen de ella.

    Me pregunto si alguien soñará conmigo esta noche.

    Si alguna mente, siquiera por error, me imaginará sentado así: en silencio, sin armadura ni manto de noche, solo con la carga de una historia que aún no es contada.

    Y si acaso alguien lo hace, espero que al menos entienda que incluso las sombras que habitan los sueños… a veces desean descansar...
    He dado forma a los sueños de incontables almas, he paseado por pasillos forjados con esperanzas, terrores y anhelos profundos... pero hay momentos en los que me veo obligado a detenerme. Como ahora. Mis brazos rodean mi cuerpo, para no olvidar que aún existo, que no soy solo el reflejo de lo que otros necesitan soñar. (Suspiro pesado) ¿Acaso puede un dios sentirse solo? (Pausa breve) No es por la falta de compañía, sino por la ausencia de sentido. A veces, el deber de guiar los sueños se convierte en un exilio autoimpuesto. No puedo ser parte del mundo que construyo para otros. Solo observar. Cuidar. Proteger. Como una presencia que se desvanece antes del alba, olvidada por quienes más dependen de ella. Me pregunto si alguien soñará conmigo esta noche. Si alguna mente, siquiera por error, me imaginará sentado así: en silencio, sin armadura ni manto de noche, solo con la carga de una historia que aún no es contada. Y si acaso alguien lo hace, espero que al menos entienda que incluso las sombras que habitan los sueños… a veces desean descansar...
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  • Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles...
    Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder...
    He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión.
    Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
    Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles... Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder... He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión. Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
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  • La diosa que olvidó su libertad
    Parte 5 ( conclusión de esta evolución )


    Me gustaría tener una de esas Harley-Davidson.
    Patricia se quedó callada unos segundos, sorprendida.
    —¿Una Harley? —repitió—. Yo tengo una… bueno, hace mucho….eso…era…una Harley ….
    Hizo una pausa. Su voz se volvió más suave, nostálgica.
    —Era de mi abuelo. La compró en 1970, una Harley-Davidson clásica. negra, cromada, poderosa. La cuidaba como a una reina. Cuando él murió, se la dejó a mi papá… pero mi papá era ..diferente, prefería los autos convertibles, el nunca la cuidó. La moto se quedó oxidándose en la cochera. Y cuando papá murió de cáncer de pulmón, me la heredó a mí.
    Los ojos de Patricia se humedecieron ligeramente, aunque mantuvo su sonrisa. Hestia la escuchaba en silencio, con los brazos cruzados, con un respeto solemne.
    —Nunca supe qué hacer con ella —continuó Patricia—. No sé andar en moto. Y cada vez que la veo… me da tristeza. Está hecha pedazos. Mi mamá me ha pedido muchas veces que la venda a un deshuesadero… pero no puedo. Es lo único que me queda de ellos. Aunque me deprima verla pudriéndose, no puedo tirarla.
    —¿Puedo verla? —preguntó Hestia, con un brillo extraño en los ojos.
    —¿De verdad quieres verla? Ya solo es chatarra, no debí mencionarla—dijo Patricia, sorprendida.
    Minutos después, ambas estaban en la cochera. El aire olía a polvo viejo, a aceite seco. En medio de la penumbra, cubierta por una lona rota, yacía la antigua Harley-Davidson. La pintura estaba opaca, el cuero del asiento cuarteado, las llantas desinfladas. El óxido marron había devorado los cromos.
    Pero para Hestia, era hermosa.
    —¿Cuánto pides por ella? —preguntó con firmeza.
    —¿Qué? No! No se … nosé que precio ponerle…en estas condiciones …no vale mucho-.
    hestia: - si en estas condiciones no vale mucho…porque la conservas todavía?... -
    Hestia alzó la mano. Una pequeña llama dorada brotó de su palma y, envuelta en ella, aparecieron tres monedas antiguas de oro, grabadas con símbolos griegos y un brillo imposible de replicar.
    Patricia abrió los ojos como platos. Había visto aparecer esas monedas frente a ella. No había bolsillos. No había truco. La diosa Hizo denuevo el mismo milagro que hizo dentro de la tienda al comprar el traje *
    Patricia: —¿Esto es oro? —susurró—. …?
    Hestia: —De mi altar. Son las últimas monedas que me quedan. Dragmas de oro consagradas hace siglos, las monedas que te di anteriormente también eran dragmas consagradas-
    Patricia sostuvo una moneda, aún tibia por el fuego divino. Era pesada, perfecta… y antigua. La vio con calma…*
    —Esto... esto vale una fortuna. Una sola podría cambiar mi vida —dijo con los labios temblorosos.
    Hestia: —Entonces es un trato?-
    Patricia: - pero…diosa…me da mucha pena …venderle algo así…la motocicleta es muy vieja, hace unos días mi tío trato de arrancarla, no lo logró, la moto es inservible, solo…es chatarra -
    Hestia: -no Patricia…está motocicleta no es chatarra, no está inservible, solo está olvidada…como yo…porfavor acepta mis monedas como pago, quiero comprar está motocicleta -
    *Patricia baja la mirada un momento, sabe que no puede negarle nada a una auténtica diosa viviente, su único pesar es que le apena que hestia tome una motocicleta en tan pésimas condiciones, la diosa podría aparecer en las puertas de cualquier concesionaria de motocicletas , revelar que es una diosa, un poco de sus poderes , y los vendedores….los dueños le darían como tributo una moto nueva, lujosa y último modelo, mucho mejor que este vejestorio, pero al ver de reojo a la vieja Harley oxidada le llega los recuerdos de el abuelo, en la tienda aún hay fotografías de el abuelo montando en esa motocicleta en su mejor época; la diosa por su parte presiente un poco de las emociones de la niña y se acerca un poco diciendo
    Hestia:- no te preocupes, pequeña…puedo reparar está motocicleta, solo necesito que aceptes el trato , yo de verdad la quiero …-
    Patricia levanta la mirada y ve a los ojos a la diosa , mira su traje ya transformado en ese imponente traje flamante rockero , …hará con la moto el mismo milagro que hizo con el traje? *
    Patricia: - ok…diosa hestia, acepto el trato…estás monedas …a cambio de la motocicleta , trato hecho, la motocicleta es suya ..-
    La diosa acarició el asiento con la palma, cerró los ojos… y luego se subió a la moto con elegancia y sensualidad, colocando ambas piernas a cada lado, un poco abiertas como si estuviera montando la pelvis de un amante, y luego apoyó ambas manos en el metal frente al siento con una postura erguida y erótica…*
    El aura dorada a su alrededor comenzó a intensificarse hasta volverse tan densa que se convierte en un aura de fuego envolviendo la moto como si se estuviera incendiando junto con la motocicleta..
    Patricia retrocedió, ya no está asustada, pero no deja de sorprenderse cuando la diosa manifiesta sus poderes de esta manera ….
    Y entonces… estalló.
    Una llamarada dorada y carmesí cubrió por completo el vehículo, elevando chispas al aire. El rugido del fuego fue seguido por un sonido metálico, ese sonido significa que el metal estaba mutando con el fuego, cambia de forma se reforja con el fuego. El chasis brilló con un tono oscuro y bruñido. Las ruedas se inflaron solas, con llantas negras marcadas con símbolos ígneos. El asiento volvió a la vida, de cuero firme y reluciente, un imponente ronrrroneo repentino hizo gritar un poco a Patricia , el motor está vivo!!!. Y está rugiendo como una auténtica bestia de metal. del escape comenzó a emanar un humo rojo incandescente, como si la máquina tuviera alma.
    La Harley-Davidson renació como “Ignifera”, la portadora del fuego. Tenía grabados antiguos sobre el tanque: símbolos de llama perpetua, cadenas místicas en forma de espiral, y un icono brillante de una antorcha sagrada, las llamas de la diosa materializarlo en la motocicleta una estilazada coraza de metal rojo cromado con formas de fuego y flamas, como si fuera el trabajo de tuneo de el mejor forjador y artista de el mundo
    Las llantas despedían chispas al rodar, y una energía de fuego antiguo recorría los tubos del motor. Parecía viva. Indomable. Divina.
    Patricia se tapó la boca, maravillada, con lágrimas en los ojos.
    —Es… preciosa.
    Hestia bajó de la moto con lentitud, observándola con satisfacción.
    —Ahora sí está lista.
    Patricia la miró con una mezcla de devoción y ternura. Luego, reaccionó como si hubiera recordado algo importante …”espere diosa…” corrió al interior de la tienda, y regresó con un casco negro brillante. Lo extendió con ambas manos.
    —Toma. Es nuevo… y es un regalo. Los policías…los policías humanos dan multas a los que usan andan en motocicletas sin llevar cascos …-
    Hestia lo aceptó con una sonrisa cálida. No por necesidad, sino por el gesto.
    —Gracias. No lo olvidaré-
    *Al tomar con ambas manos el casco este se enciende de fuego como si estuviera quemando en manos de la diosa ….Patricia sonríe está vez diciendo …”no importa cuántas veces haga ese truco…no deja de sorprenderme …” el casco se transformó, ahora es rojo, con formas de cresras de flamas saliéndome de atrás, combinando perfectamente con el nuevo fuselaje de la motocicleta renacida *
    Y así, con las primeras luces del amanecer asomando por el horizonte, la diosa del hogar —ahora vestida como una reina del fuego moderno— encendió a Ignifera, y el rugido del motor fue como un trueno que despertaba al mundo antiguo.
    Una nueva era había comenzado.
    *Antes de que la diosa se fuera Patricia la miró con admiración…con atracción y dijo levemente , con tristeza…- volveremos…volveremos a vernos ? - *Patricia pensó que el ruido de el motor de la motocicleta evito que la diosa la escuché…pero ella voltea a verla y responde con una voz muy seria *
    Hestia: - claro que si!...volveré muchas veces a este lugar…Patricia…aún debes mostrarme muchos videos…mucha más musica…está noche fue demasiado corta -
    *Patricia se alegra claramente por la respuesta y le dice con voz fuerte y emocionada *
    Patricia: - claro!...será un honor! … A dónde irá ahora diosa?...volverá al Olimpo? …-
    Hestia: -volver al Olimpo?....no!...no por ahora….ese lugar es demasiado aburrido…recorreré este mundo, daré un buen paseo …me meteré en algunos problemas, para variar…-
    Patricia: - jajajajaja, muy bien!!!...está tienda y mi casa ! Ahora son también tu guarida !
    La diosa con el casco ya puesto solo asienta con la cabeza…y se arranca …dejando marcas con fuego en el camino ….*

    La diosa que olvidó su libertad Parte 5 ( conclusión de esta evolución ) Me gustaría tener una de esas Harley-Davidson. Patricia se quedó callada unos segundos, sorprendida. —¿Una Harley? —repitió—. Yo tengo una… bueno, hace mucho….eso…era…una Harley …. Hizo una pausa. Su voz se volvió más suave, nostálgica. —Era de mi abuelo. La compró en 1970, una Harley-Davidson clásica. negra, cromada, poderosa. La cuidaba como a una reina. Cuando él murió, se la dejó a mi papá… pero mi papá era ..diferente, prefería los autos convertibles, el nunca la cuidó. La moto se quedó oxidándose en la cochera. Y cuando papá murió de cáncer de pulmón, me la heredó a mí. Los ojos de Patricia se humedecieron ligeramente, aunque mantuvo su sonrisa. Hestia la escuchaba en silencio, con los brazos cruzados, con un respeto solemne. —Nunca supe qué hacer con ella —continuó Patricia—. No sé andar en moto. Y cada vez que la veo… me da tristeza. Está hecha pedazos. Mi mamá me ha pedido muchas veces que la venda a un deshuesadero… pero no puedo. Es lo único que me queda de ellos. Aunque me deprima verla pudriéndose, no puedo tirarla. —¿Puedo verla? —preguntó Hestia, con un brillo extraño en los ojos. —¿De verdad quieres verla? Ya solo es chatarra, no debí mencionarla—dijo Patricia, sorprendida. Minutos después, ambas estaban en la cochera. El aire olía a polvo viejo, a aceite seco. En medio de la penumbra, cubierta por una lona rota, yacía la antigua Harley-Davidson. La pintura estaba opaca, el cuero del asiento cuarteado, las llantas desinfladas. El óxido marron había devorado los cromos. Pero para Hestia, era hermosa. —¿Cuánto pides por ella? —preguntó con firmeza. —¿Qué? No! No se … nosé que precio ponerle…en estas condiciones …no vale mucho-. hestia: - si en estas condiciones no vale mucho…porque la conservas todavía?... - Hestia alzó la mano. Una pequeña llama dorada brotó de su palma y, envuelta en ella, aparecieron tres monedas antiguas de oro, grabadas con símbolos griegos y un brillo imposible de replicar. Patricia abrió los ojos como platos. Había visto aparecer esas monedas frente a ella. No había bolsillos. No había truco. La diosa Hizo denuevo el mismo milagro que hizo dentro de la tienda al comprar el traje * Patricia: —¿Esto es oro? —susurró—. …? Hestia: —De mi altar. Son las últimas monedas que me quedan. Dragmas de oro consagradas hace siglos, las monedas que te di anteriormente también eran dragmas consagradas- Patricia sostuvo una moneda, aún tibia por el fuego divino. Era pesada, perfecta… y antigua. La vio con calma…* —Esto... esto vale una fortuna. Una sola podría cambiar mi vida —dijo con los labios temblorosos. Hestia: —Entonces es un trato?- Patricia: - pero…diosa…me da mucha pena …venderle algo así…la motocicleta es muy vieja, hace unos días mi tío trato de arrancarla, no lo logró, la moto es inservible, solo…es chatarra - Hestia: -no Patricia…está motocicleta no es chatarra, no está inservible, solo está olvidada…como yo…porfavor acepta mis monedas como pago, quiero comprar está motocicleta - *Patricia baja la mirada un momento, sabe que no puede negarle nada a una auténtica diosa viviente, su único pesar es que le apena que hestia tome una motocicleta en tan pésimas condiciones, la diosa podría aparecer en las puertas de cualquier concesionaria de motocicletas , revelar que es una diosa, un poco de sus poderes , y los vendedores….los dueños le darían como tributo una moto nueva, lujosa y último modelo, mucho mejor que este vejestorio, pero al ver de reojo a la vieja Harley oxidada le llega los recuerdos de el abuelo, en la tienda aún hay fotografías de el abuelo montando en esa motocicleta en su mejor época; la diosa por su parte presiente un poco de las emociones de la niña y se acerca un poco diciendo Hestia:- no te preocupes, pequeña…puedo reparar está motocicleta, solo necesito que aceptes el trato , yo de verdad la quiero …- Patricia levanta la mirada y ve a los ojos a la diosa , mira su traje ya transformado en ese imponente traje flamante rockero , …hará con la moto el mismo milagro que hizo con el traje? * Patricia: - ok…diosa hestia, acepto el trato…estás monedas …a cambio de la motocicleta , trato hecho, la motocicleta es suya ..- La diosa acarició el asiento con la palma, cerró los ojos… y luego se subió a la moto con elegancia y sensualidad, colocando ambas piernas a cada lado, un poco abiertas como si estuviera montando la pelvis de un amante, y luego apoyó ambas manos en el metal frente al siento con una postura erguida y erótica…* El aura dorada a su alrededor comenzó a intensificarse hasta volverse tan densa que se convierte en un aura de fuego envolviendo la moto como si se estuviera incendiando junto con la motocicleta.. Patricia retrocedió, ya no está asustada, pero no deja de sorprenderse cuando la diosa manifiesta sus poderes de esta manera …. Y entonces… estalló. Una llamarada dorada y carmesí cubrió por completo el vehículo, elevando chispas al aire. El rugido del fuego fue seguido por un sonido metálico, ese sonido significa que el metal estaba mutando con el fuego, cambia de forma se reforja con el fuego. El chasis brilló con un tono oscuro y bruñido. Las ruedas se inflaron solas, con llantas negras marcadas con símbolos ígneos. El asiento volvió a la vida, de cuero firme y reluciente, un imponente ronrrroneo repentino hizo gritar un poco a Patricia , el motor está vivo!!!. Y está rugiendo como una auténtica bestia de metal. del escape comenzó a emanar un humo rojo incandescente, como si la máquina tuviera alma. La Harley-Davidson renació como “Ignifera”, la portadora del fuego. Tenía grabados antiguos sobre el tanque: símbolos de llama perpetua, cadenas místicas en forma de espiral, y un icono brillante de una antorcha sagrada, las llamas de la diosa materializarlo en la motocicleta una estilazada coraza de metal rojo cromado con formas de fuego y flamas, como si fuera el trabajo de tuneo de el mejor forjador y artista de el mundo Las llantas despedían chispas al rodar, y una energía de fuego antiguo recorría los tubos del motor. Parecía viva. Indomable. Divina. Patricia se tapó la boca, maravillada, con lágrimas en los ojos. —Es… preciosa. Hestia bajó de la moto con lentitud, observándola con satisfacción. —Ahora sí está lista. Patricia la miró con una mezcla de devoción y ternura. Luego, reaccionó como si hubiera recordado algo importante …”espere diosa…” corrió al interior de la tienda, y regresó con un casco negro brillante. Lo extendió con ambas manos. —Toma. Es nuevo… y es un regalo. Los policías…los policías humanos dan multas a los que usan andan en motocicletas sin llevar cascos …- Hestia lo aceptó con una sonrisa cálida. No por necesidad, sino por el gesto. —Gracias. No lo olvidaré- *Al tomar con ambas manos el casco este se enciende de fuego como si estuviera quemando en manos de la diosa ….Patricia sonríe está vez diciendo …”no importa cuántas veces haga ese truco…no deja de sorprenderme …” el casco se transformó, ahora es rojo, con formas de cresras de flamas saliéndome de atrás, combinando perfectamente con el nuevo fuselaje de la motocicleta renacida * Y así, con las primeras luces del amanecer asomando por el horizonte, la diosa del hogar —ahora vestida como una reina del fuego moderno— encendió a Ignifera, y el rugido del motor fue como un trueno que despertaba al mundo antiguo. Una nueva era había comenzado. *Antes de que la diosa se fuera Patricia la miró con admiración…con atracción y dijo levemente , con tristeza…- volveremos…volveremos a vernos ? - *Patricia pensó que el ruido de el motor de la motocicleta evito que la diosa la escuché…pero ella voltea a verla y responde con una voz muy seria * Hestia: - claro que si!...volveré muchas veces a este lugar…Patricia…aún debes mostrarme muchos videos…mucha más musica…está noche fue demasiado corta - *Patricia se alegra claramente por la respuesta y le dice con voz fuerte y emocionada * Patricia: - claro!...será un honor! … A dónde irá ahora diosa?...volverá al Olimpo? …- Hestia: -volver al Olimpo?....no!...no por ahora….ese lugar es demasiado aburrido…recorreré este mundo, daré un buen paseo …me meteré en algunos problemas, para variar…- Patricia: - jajajajaja, muy bien!!!...está tienda y mi casa ! Ahora son también tu guarida ! La diosa con el casco ya puesto solo asienta con la cabeza…y se arranca …dejando marcas con fuego en el camino ….*
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  • Legado del primigenio Rey, cadenas, sangre ardiente y un corazón forjado en las tinieblas, Basilio te han bautizado el varón maldito .
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  • - ¡Groar!

    Exhala su aliento de fuego para resaltar sobre el gélido clima, para el tenno es una maravilla, le recuerda a su vieja colonia, cuando de niño podía dormir abrazado a los Kubrows de crianza.

    Aun se está acostumbrando a los colores originales del Warframe cuando salió forjado de los laboratorio Orokin, aun que en tonos un poco más intensos, haciendo mucho contraste con el camino nevado que tiene delante de él.
    - ¡Groar! Exhala su aliento de fuego para resaltar sobre el gélido clima, para el tenno es una maravilla, le recuerda a su vieja colonia, cuando de niño podía dormir abrazado a los Kubrows de crianza. Aun se está acostumbrando a los colores originales del Warframe cuando salió forjado de los laboratorio Orokin, aun que en tonos un poco más intensos, haciendo mucho contraste con el camino nevado que tiene delante de él.
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  • El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo.

    Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar.

    Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo.

    Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre.

    Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba.

    El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios.

    —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados.

    Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras.

    Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo.

    Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida.

    Yuki Prakliaty
    Gɪᴏᴠᴀɴɴɪ Dɪ Vɪɴᴄᴇɴᴢᴏ
    El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo. Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar. Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo. Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre. Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba. El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios. —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados. Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras. Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo. Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida. [Yuki2104] [Gi0vanni]
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