• El Encanto de lo Inesperado
    Fandom Harry Potter
    Categoría Fantasía
    Starter Balthazar Octavius Blythe


    Cazador de Secretos, guardiana de criaturas.


    “Ella protege lo indomable. Él desentierra lo oculto. Juntos, descubrirán que algunas verdades no quieren ser halladas.”



    >>>>Marcaban las 10:05 en el reloj de pared que colgaba sobre la cabeza de Riley. Era ya el segundo café que se tomaba, y sentía que le había sabido a poco. De nuevo, un bostezo la atacaba sin poder contenerlo.

    – Por Dios, Riley, ¿Saliste anoche? – le preguntó Susie, su compañera de trabajo.

    – Podría decirse que sí… – respondió, sin dar mayores explicaciones y dejando a su compañera, que la miraba por encima de la montura de gafas, con ganas de escuchar alguna de sus fugaces historias amorosas. La verdad era que, definitivamente, el amor se le resistía a esa muchacha.

    En cuánto al tema de salir, aquel podría decirse era un “salí, pero no a lo que crees”. Y es que la joven Riley no podía contarle a su compañera que tenía una vida secreta. No siempre se trataba de chicos o… a no ser que ese chico pudiera definirse por un animal fantástico de morro largo, ancho y achatado, con pelo y cuatro patas como un Niffler.

    Y los lugares que esa chica frecuentaba para salir, de manera clásica, solían ser restaurantes de clase media, el cine, centros comerciales, picnic al aire libre o cualquier otro plan muggle. Porque había descubierto que pasar por una muggle era mucho más divertido de lo que esperaba, y lejos estaba de echar de menos el mundo mágico. Al menos con su nombre real, y dentro de la sociedad mágica dado que tenía que esconderse de su padre.

    Al final, después de más de 13 años de mantenerse oculta, parecía que su vida actual era mucho más satisfactoria de lo nunca hubiera creído.
    Disfrutaba del día a día, de perderse entre las páginas de los libros, entre las estanterías de libros que tan bien conocía, y sintiendo el firme suelo de mármol bajo sus pies con los techos abovedados sobre su cabeza.
    Si echaba la vista atrás, aquella biblioteca donde trabajaba era lo más parecido al mundo mágico. Tenía cierto aire a la biblioteca de Hogwarts. Tal vez, y no era algo en lo que solía pensar, por lo que tan a gusto se sentía en esa biblioteca. Sentirse cómoda en su trabajo era un hecho que no hubiera esperado.



    Y en cuanto a lo de secreta, Susie, esa mujer de 44 años y dulce expresión tras sus gafas de pasta rosa, que solía vestir con blusa y vestidos dándole un toque rebelde y desenfadado a su estilo con alguna mecha rosada escondida, se caería de culo si supiera que Riley era una bruja que se había escapado de casa con 17 años. Por no hablar del Obscuro que le había robado a su padre. Claro que, si se ponía en esas, tendría que comenzar con que su nombre real era Anna Barrow.
    Partiendo de esos “pequeños” detalles, existía todo un mundo mágico que Susie desconocía. Al que Riley ya apenas pertenecía más que para intentar alimentar con migajas el sueño que una vez tuvo que era estudiar magizoología. Ahora, lo que quedaba de eso era, tirando de un viejo contacto, Sharon, se dedicaba a investigar y parar la compraventa, o el mercado negro, de criaturas mágicas.

    Por suerte para el corazón de Susie, la joven bruja escondida en el mundo muggle, seguiría manteniendo aquel secretito para ella. Y, además, a su compañera solo le interesaba darle cierto toque de emoción a su vida escuchando las idas y venidas de la joven Riley.

    El carraspeo de Susie llamó la atención de Riley que, siendo ya algo habitual en ella, se había perdido entre sus pensamientos. La joven castaña ladeó la cabeza y se encogió de hombros a modo de un “¿Qué?”.

    – ¿Solo vas a decirme eso? – soltó la mujer de mediana edad colocando las gafas correctamente en la nariz mientras revisaba algunos libros devueltos del día anterior para colocarlos en el carrito de la biblioteca.

    – Salí a tomarme algo para no quedarme sola en casa… fue… aburrido – respondió con aburrimiento la joven Riley, quién decidió unirse a su compañera en colocar los libros en el carrito en el orden correcto para llevarlo a la sección que les correspondía.

    – ¿Sola? – soltó Susie, dejando un libro titulado “Guerra y paz” dentro del carrito para su posterior colocación en la estantería que le correspondía .

    – ¡¿Quién leerá esta clase de libros?! – se preguntó a sí misma en voz alta mientras sostenía uno de los libros – ¿Ehm? Sí, sola… Necesitaba salir y despejarme. No siempre tienes que quedar con alguien para tomarte algo, Susie, a veces es necesario una cita con uno mismo… – comentó la joven Riley, quitándole importancia y dándose aires de una chica con un amor propio en pleno crecimiento.

    Riley desvió su mirada hacia Susie, quien había permanecido demasiado callada, encontrando que su compañera tenía la vista fija en dirección a la puerta. La joven miró en la misma dirección que Susie y observó lo que llamaba la atención de Susie. Y cómo para no llamarle la atención. Era esa clase de chico guapo que llamaba la atención con su sola presencia, alto y delgado, de buen vestir y mejor andar.

    – ¡Ay, madre! – soltó Susie, que comenzó a airearse con un pequeño libro.

    – Sí que es guapo… Es nuevo – confirmó Riley. A lo que Susie siguió, y reafirmó – Es nuevo –.

    Y eso significaba que tenían la oportunidad de darle la bienvenida, de forma no descarada, al hombre que acaba de entrar. Ahora todo era cuestión de quién de las dos sería la más rápida.

    En ese momento, un chico joven se acercaba a la recepción para preguntar por un libro, y Riley mostrándose interesada en atender al joven dijo - Sí, claro… mi compañera estará encantada de indicar dónde se encuentra el libro… – dicho eso, recibió un sutil toque de la pierna de Susie contra la propia.

    Riley, siendo clara ganadora, salió de la recepción atusándose su traje semi formal con el carrito para colocar los libros. Era la excusa perfecta. Caminó por entre las mesas de estudio, y pasó por la primera estantería hasta llegar al segundo pasillo donde había visto que había girado el hombre.

    Allí estaba, definitivamente era mucho más guapo que en la primera impresión, y claramente mayor que ella, lo que no supondría ningún problema para Riley. No tenía intención de encontrar en ese hombre al amor de su vida, aquello no era más que un juego con el que darle diversión a su día. Y, si surgía, quién sabía lo que podría pasar; un par de citas, alguna alocada noche, ir al cine… Estaba yendo demasiado rápido, y eso que solo había caminado unos pasos hacía él con una profesional sonrisa fingiendo que el libro que iba a colocar en la estantería debía estar ahí. Obviamente no, ya lo colocaría correctamente, pero ya estaba a solo unos pocos pasos de él. Del nuevo.

    No tenía mucha idea de cómo entrarle ahora al hombre, y sin pensar demasiado, decidió improvisar.

    – Buenos días. Si necesitas algo, aquí estoy –.

    Definitivamente, podía haber sido mejor, pero ya iría tirando de ingenio y simpatía.

    Starter [B0BProphet] Cazador de Secretos, guardiana de criaturas. “Ella protege lo indomable. Él desentierra lo oculto. Juntos, descubrirán que algunas verdades no quieren ser halladas.” >>>>Marcaban las 10:05 en el reloj de pared que colgaba sobre la cabeza de Riley. Era ya el segundo café que se tomaba, y sentía que le había sabido a poco. De nuevo, un bostezo la atacaba sin poder contenerlo. – Por Dios, Riley, ¿Saliste anoche? – le preguntó Susie, su compañera de trabajo. – Podría decirse que sí… – respondió, sin dar mayores explicaciones y dejando a su compañera, que la miraba por encima de la montura de gafas, con ganas de escuchar alguna de sus fugaces historias amorosas. La verdad era que, definitivamente, el amor se le resistía a esa muchacha. En cuánto al tema de salir, aquel podría decirse era un “salí, pero no a lo que crees”. Y es que la joven Riley no podía contarle a su compañera que tenía una vida secreta. No siempre se trataba de chicos o… a no ser que ese chico pudiera definirse por un animal fantástico de morro largo, ancho y achatado, con pelo y cuatro patas como un Niffler. Y los lugares que esa chica frecuentaba para salir, de manera clásica, solían ser restaurantes de clase media, el cine, centros comerciales, picnic al aire libre o cualquier otro plan muggle. Porque había descubierto que pasar por una muggle era mucho más divertido de lo que esperaba, y lejos estaba de echar de menos el mundo mágico. Al menos con su nombre real, y dentro de la sociedad mágica dado que tenía que esconderse de su padre. Al final, después de más de 13 años de mantenerse oculta, parecía que su vida actual era mucho más satisfactoria de lo nunca hubiera creído. Disfrutaba del día a día, de perderse entre las páginas de los libros, entre las estanterías de libros que tan bien conocía, y sintiendo el firme suelo de mármol bajo sus pies con los techos abovedados sobre su cabeza. Si echaba la vista atrás, aquella biblioteca donde trabajaba era lo más parecido al mundo mágico. Tenía cierto aire a la biblioteca de Hogwarts. Tal vez, y no era algo en lo que solía pensar, por lo que tan a gusto se sentía en esa biblioteca. Sentirse cómoda en su trabajo era un hecho que no hubiera esperado. Y en cuanto a lo de secreta, Susie, esa mujer de 44 años y dulce expresión tras sus gafas de pasta rosa, que solía vestir con blusa y vestidos dándole un toque rebelde y desenfadado a su estilo con alguna mecha rosada escondida, se caería de culo si supiera que Riley era una bruja que se había escapado de casa con 17 años. Por no hablar del Obscuro que le había robado a su padre. Claro que, si se ponía en esas, tendría que comenzar con que su nombre real era Anna Barrow. Partiendo de esos “pequeños” detalles, existía todo un mundo mágico que Susie desconocía. Al que Riley ya apenas pertenecía más que para intentar alimentar con migajas el sueño que una vez tuvo que era estudiar magizoología. Ahora, lo que quedaba de eso era, tirando de un viejo contacto, Sharon, se dedicaba a investigar y parar la compraventa, o el mercado negro, de criaturas mágicas. Por suerte para el corazón de Susie, la joven bruja escondida en el mundo muggle, seguiría manteniendo aquel secretito para ella. Y, además, a su compañera solo le interesaba darle cierto toque de emoción a su vida escuchando las idas y venidas de la joven Riley. El carraspeo de Susie llamó la atención de Riley que, siendo ya algo habitual en ella, se había perdido entre sus pensamientos. La joven castaña ladeó la cabeza y se encogió de hombros a modo de un “¿Qué?”. – ¿Solo vas a decirme eso? – soltó la mujer de mediana edad colocando las gafas correctamente en la nariz mientras revisaba algunos libros devueltos del día anterior para colocarlos en el carrito de la biblioteca. – Salí a tomarme algo para no quedarme sola en casa… fue… aburrido – respondió con aburrimiento la joven Riley, quién decidió unirse a su compañera en colocar los libros en el carrito en el orden correcto para llevarlo a la sección que les correspondía. – ¿Sola? – soltó Susie, dejando un libro titulado “Guerra y paz” dentro del carrito para su posterior colocación en la estantería que le correspondía . – ¡¿Quién leerá esta clase de libros?! – se preguntó a sí misma en voz alta mientras sostenía uno de los libros – ¿Ehm? Sí, sola… Necesitaba salir y despejarme. No siempre tienes que quedar con alguien para tomarte algo, Susie, a veces es necesario una cita con uno mismo… – comentó la joven Riley, quitándole importancia y dándose aires de una chica con un amor propio en pleno crecimiento. Riley desvió su mirada hacia Susie, quien había permanecido demasiado callada, encontrando que su compañera tenía la vista fija en dirección a la puerta. La joven miró en la misma dirección que Susie y observó lo que llamaba la atención de Susie. Y cómo para no llamarle la atención. Era esa clase de chico guapo que llamaba la atención con su sola presencia, alto y delgado, de buen vestir y mejor andar. – ¡Ay, madre! – soltó Susie, que comenzó a airearse con un pequeño libro. – Sí que es guapo… Es nuevo – confirmó Riley. A lo que Susie siguió, y reafirmó – Es nuevo –. Y eso significaba que tenían la oportunidad de darle la bienvenida, de forma no descarada, al hombre que acaba de entrar. Ahora todo era cuestión de quién de las dos sería la más rápida. En ese momento, un chico joven se acercaba a la recepción para preguntar por un libro, y Riley mostrándose interesada en atender al joven dijo - Sí, claro… mi compañera estará encantada de indicar dónde se encuentra el libro… – dicho eso, recibió un sutil toque de la pierna de Susie contra la propia. Riley, siendo clara ganadora, salió de la recepción atusándose su traje semi formal con el carrito para colocar los libros. Era la excusa perfecta. Caminó por entre las mesas de estudio, y pasó por la primera estantería hasta llegar al segundo pasillo donde había visto que había girado el hombre. Allí estaba, definitivamente era mucho más guapo que en la primera impresión, y claramente mayor que ella, lo que no supondría ningún problema para Riley. No tenía intención de encontrar en ese hombre al amor de su vida, aquello no era más que un juego con el que darle diversión a su día. Y, si surgía, quién sabía lo que podría pasar; un par de citas, alguna alocada noche, ir al cine… Estaba yendo demasiado rápido, y eso que solo había caminado unos pasos hacía él con una profesional sonrisa fingiendo que el libro que iba a colocar en la estantería debía estar ahí. Obviamente no, ya lo colocaría correctamente, pero ya estaba a solo unos pocos pasos de él. Del nuevo. No tenía mucha idea de cómo entrarle ahora al hombre, y sin pensar demasiado, decidió improvisar. – Buenos días. Si necesitas algo, aquí estoy –. Definitivamente, podía haber sido mejor, pero ya iría tirando de ingenio y simpatía.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
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    Estado
    Disponible
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  • — El vagabundo ese es bonito. Una lástima que sea pobre de estilo. En fin ¿Alguien quiere salir a comer? Prometo no lastimar a nadie (o si).

    — El vagabundo ese es bonito. Una lástima que sea pobre de estilo. En fin ¿Alguien quiere salir a comer? Prometo no lastimar a nadie (o si).
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //Aquí subiré una imagen referencia de cada uno de los NPC que aparecen comúnmente alrededor de Dante, los de más relevancia.
    El estilo no es el mismo que el de las imágenes de Dante ya que estas las he generado yo con IA para que se aproximen lo más posible a las apariencias.

    Por orden de imagen son:
    1- Lucan (líder de los guerreros y mejor amigo de Dante)
    2- Rio
    3- Nikolai (solo que este tiene una cicatriz enorme en su cara que le recorre desde la parte baja del ojo izquierdo, pasando por el labio, hasta llegar al mentón)
    4- Tegan
    5- Kade
    6- Starling (no es un guerrero)
    7- Gabrielle (compañera de sangre de Lucan)
    8- Elise (compañera de sangre de Tegan)
    9- Alexander (compañero de sangre de Kade)

    Para cualquier duda preguntad sin problema.
    //Aquí subiré una imagen referencia de cada uno de los NPC que aparecen comúnmente alrededor de Dante, los de más relevancia. El estilo no es el mismo que el de las imágenes de Dante ya que estas las he generado yo con IA para que se aproximen lo más posible a las apariencias. Por orden de imagen son: 1- Lucan (líder de los guerreros y mejor amigo de Dante) 2- Rio 3- Nikolai (solo que este tiene una cicatriz enorme en su cara que le recorre desde la parte baja del ojo izquierdo, pasando por el labio, hasta llegar al mentón) 4- Tegan 5- Kade 6- Starling (no es un guerrero) 7- Gabrielle (compañera de sangre de Lucan) 8- Elise (compañera de sangre de Tegan) 9- Alexander (compañero de sangre de Kade) Para cualquier duda preguntad sin problema.
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  • //Escena con Matthew Miller

    Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada.
    Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo.

    Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente.
    Debía ser cuidadoso.

    Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca.
    Procuraba no llamar nada la atención.

    Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí.

    Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
    //Escena con [eclipse_peridot_koala_294] Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada. Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo. Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente. Debía ser cuidadoso. Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca. Procuraba no llamar nada la atención. Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí. Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
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  • —Hoy no hay ropa sugestiva,hoy toca atuendo al estilo WII
    —Hoy no hay ropa sugestiva,hoy toca atuendo al estilo WII
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //ahi se dan cuenta que nada que ver el estilo de dibujo tradicional con el digital, pero salio hermosa ella (aca si parece mas señora de 26 añoos no jodan)
    //ahi se dan cuenta que nada que ver el estilo de dibujo tradicional con el digital, pero salio hermosa ella (aca si parece mas señora de 26 añoos no jodan) :STK-21:
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  • Estos curiosos sobre mi usuario:

    ° Es mayor de edad
    ° Su primer personaje de rol, fue Sasuke Uchiha, incluso por su gusto al pj se cortó el pelo a su estilo
    ° Mi rol no es de sus primeros
    ° Es de México
    ° Porque me eligió? El usser de Lilia abrió la pregunta a sugerencias, de ahí salí yo
    ° Tiene ya tiempo como roleplayer
    ° La mayoría de sus pj siempre han sido OC, pero cuando usa de Fandom, maneja algunos toques personales
    ° Cuando platican con el, no es que sea cortante, no se abre tan fácil apenas se conocen
    Estos curiosos sobre mi usuario: ° Es mayor de edad ° Su primer personaje de rol, fue Sasuke Uchiha, incluso por su gusto al pj se cortó el pelo a su estilo ° Mi rol no es de sus primeros ° Es de México ° Porque me eligió? El usser de Lilia abrió la pregunta a sugerencias, de ahí salí yo ° Tiene ya tiempo como roleplayer ° La mayoría de sus pj siempre han sido OC, pero cuando usa de Fandom, maneja algunos toques personales ° Cuando platican con el, no es que sea cortante, no se abre tan fácil apenas se conocen
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  • !Hola! Soy Miky, una elfa del bosque encantado, amante de los misterios, la luna y los tesoros ocultos.
    Con un corazón curioso, recorro mundos entre libros, arte y estrellas.
    Siempre lista para hechizar con estilo y compartir un poco de brillo oscuro y dulce.
    ¡Bienvenidos a mi rincón mágico!☆ ヾ(=`ω´=)ノ”
    !Hola! Soy Miky, una elfa del bosque encantado, amante de los misterios, la luna y los tesoros ocultos. Con un corazón curioso, recorro mundos entre libros, arte y estrellas. Siempre lista para hechizar con estilo y compartir un poco de brillo oscuro y dulce. ¡Bienvenidos a mi rincón mágico!☆ ヾ(=`ω´=)ノ”
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  • Matsunaga Okiko (松永 沖子)

    Edad: 42 años
    Estatura: 1.55 m
    Cabello: Negro azabache, ondulado, largo hasta la mitad de la espalda. Siempre recogido.
    Ojos: Negros como tinta, serenos y profundos. Su mirada evoca nostalgia por una época a la que se le tienr añoranza.
    Vestimenta: Tradicional, yukata, kimono o vestidos bastante conservadores.

    Apariencia y Estilo:
    Okiko viste con ropas tradicionales japonesas, generalmente kimonos de algodón en tonos suaves o apagados: añil, gris, verde musgo. Siempre impecable, pero sin adornos innecesarios. Su andar es silencioso, descalza en su restaurante, como si flotara entre las mesas. No lleva perfume, pero huele a arroz recién cocido, a miso y a flores de campo.


    Personalidad: Es una mujer de la era moderna con el alma de la era Edo.
    Es extremadamente callada, pero su silencio nunca incomoda… al contrario, da paz. Habla con gestos, con acciones pequeñas: una toalla húmeda y cálida para limpiar tus manos, una taza que aparece sin que la pidas, una manta cuando te ve temblar, una servilleta doblada con esmero al lado de tus lágrimas.

    Okiko es una figura maternal universal, aunque nunca haya tenido hijos propios. Cada cliente es su hijo adoptivo sin saberlo. Se nota en cómo los observa, cómo recuerda qué le duele a cada uno sin que se lo digan.

    No alza la voz. No sermonea. Pero su presencia impone una calma tan profunda que hasta el más ruidoso guarda silencio cuando ella entra.


    Historia personal:
    Nació en una pequeña aldea de montaña, donde la pérdida y la responsabilidad llegaron temprano. Su madre murió joven, y Okiko fue hermana, hija y madre para los demás. Nunca se casó. Nunca lo necesitó. Dicen que tuvo un gran amor, pero lo enterró en su corazón sin palabras.

    Se trasladó a Tokio en silencio y abrió un restaurante pequeño, de esos que solo se encuentran si los necesitas. Y si los necesitas, ella ya lo sabe.


    》Dueña del Restaurante
    "Yoru no Haha"
    (La Madre de la Noche):

    Solo abre de noche, entre la medianoche y cierra a las 6:45 a.m.
    El restaurante no tiene cartel. Las personas que entran son almas en búsqueda: de consuelo, de hogar, de alguien que no los juzgue.

    Sus recetas son humildes, casi siempre platos de la infancia japonesa: sopa de miso con arroz, nikujaga, tamagoyaki, pescado a la parrilla. Pero cada bocado es como una caricia al alma. No cocina para impresionar… cocina para sanar.

    A veces, simplemente un gesto leve… una taza empujada suavemente hacia ti, como diciendo “te entiendo, no hables aún.”
    Matsunaga Okiko (松永 沖子) Edad: 42 años Estatura: 1.55 m Cabello: Negro azabache, ondulado, largo hasta la mitad de la espalda. Siempre recogido. Ojos: Negros como tinta, serenos y profundos. Su mirada evoca nostalgia por una época a la que se le tienr añoranza. Vestimenta: Tradicional, yukata, kimono o vestidos bastante conservadores. Apariencia y Estilo: Okiko viste con ropas tradicionales japonesas, generalmente kimonos de algodón en tonos suaves o apagados: añil, gris, verde musgo. Siempre impecable, pero sin adornos innecesarios. Su andar es silencioso, descalza en su restaurante, como si flotara entre las mesas. No lleva perfume, pero huele a arroz recién cocido, a miso y a flores de campo. Personalidad: Es una mujer de la era moderna con el alma de la era Edo. Es extremadamente callada, pero su silencio nunca incomoda… al contrario, da paz. Habla con gestos, con acciones pequeñas: una toalla húmeda y cálida para limpiar tus manos, una taza que aparece sin que la pidas, una manta cuando te ve temblar, una servilleta doblada con esmero al lado de tus lágrimas. Okiko es una figura maternal universal, aunque nunca haya tenido hijos propios. Cada cliente es su hijo adoptivo sin saberlo. Se nota en cómo los observa, cómo recuerda qué le duele a cada uno sin que se lo digan. No alza la voz. No sermonea. Pero su presencia impone una calma tan profunda que hasta el más ruidoso guarda silencio cuando ella entra. Historia personal: Nació en una pequeña aldea de montaña, donde la pérdida y la responsabilidad llegaron temprano. Su madre murió joven, y Okiko fue hermana, hija y madre para los demás. Nunca se casó. Nunca lo necesitó. Dicen que tuvo un gran amor, pero lo enterró en su corazón sin palabras. Se trasladó a Tokio en silencio y abrió un restaurante pequeño, de esos que solo se encuentran si los necesitas. Y si los necesitas, ella ya lo sabe. 》Dueña del Restaurante "Yoru no Haha" (La Madre de la Noche): Solo abre de noche, entre la medianoche y cierra a las 6:45 a.m. El restaurante no tiene cartel. Las personas que entran son almas en búsqueda: de consuelo, de hogar, de alguien que no los juzgue. Sus recetas son humildes, casi siempre platos de la infancia japonesa: sopa de miso con arroz, nikujaga, tamagoyaki, pescado a la parrilla. Pero cada bocado es como una caricia al alma. No cocina para impresionar… cocina para sanar. A veces, simplemente un gesto leve… una taza empujada suavemente hacia ti, como diciendo “te entiendo, no hables aún.”
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  • A veces me canso de llevar mi traje y opto por llevar otro estilo de ropa, honestamente creo que también me ayuda a mezclarme con la gente a mi alrededor.

    *sonrie mientras se coloca su capucha*

    Destaca un poco, lo sé, pero últimamente la gente lleva ropa algo extravagante asi que dudo ser el centro de atención.
    A veces me canso de llevar mi traje y opto por llevar otro estilo de ropa, honestamente creo que también me ayuda a mezclarme con la gente a mi alrededor. *sonrie mientras se coloca su capucha* Destaca un poco, lo sé, pero últimamente la gente lleva ropa algo extravagante asi que dudo ser el centro de atención.
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