• «Agosto, 1971. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford participó en un experimento de dos semanas.

    La mitad de ellos, vestidos de prisioneros. La otra mitad, tomarían el papel de guardias. La institución preparó un área con celdas y pasillos que lucían justo como los de una penitenciaría real.

    Se instó a los participantes, en especial a los "guardias", a que actuaran sin restricciones, tal como lo harían si esas fueran sus nuevas vidas, sus nuevas realidades. ¿El propósito? Observar qué tan rápido corrompía el poder.

    Tomó menos de un día. Abusos verbales, después físicos, eran infligidos a los prisioneros por quienes tenían poder e impunidad. ¿Por qué no, si nadie iba a castigarlos? Parecían haber olvidado que meros días antes, todo el grupo eran simples estudiantes. Algunos tomaban cursos juntos, incluso.

    Un éxito, ¿cierto? Quedó comprobada, lejos de toda sombra de la duda, la maldad inherente en el ser humano. Si alguien tiene la capacidad y la oportunidad de herir impunemente, la aprovechará. ¿Y por qué no lo haría?

    Esa fue la narrativa del experimento... hasta hace poco.

    Más de tres décadas después de que los resultados se publicaran, surgieron nuevos detalles a la luz. Detalles lúgubres y escandalizantes.

    Inevitabilidad. La inevitabilidad de la maldad humana cuando se combina con la oportunidad de lo impune. Eso quería probar el experimento, a como diera lugar. Pero... no salió como planeaban.

    Los nuevos documentos filtraron que los organizadores instaban, y a veces exigían a los "guardias" a abusar de su poder. Impedían los actos de bondad entre participantes, sembraban discordia entre ellos, y amenazaban con penalizar a quienes tendían una mano.

    ¿Por qué? ¿Acaso no era inevitable el egoísmo? ¿La crueldad? ¿No es inevitable que lo más oscuro que se esconde dentro de la humanidad brote cuando hay una oportunidad teñida de impunidad? Parecía lógico, parecía racional. Parecía lo correcto.

    Pero el espíritu humano, su irracionalidad, no se los permitió.

    Bondad. Solidaridad. Compasión.

    Aparecieron sin miedo, en medio de un terreno fértil para que lo más podrido del ser humano surgiese, como si desafiaran a lo establecido».
    «Agosto, 1971. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford participó en un experimento de dos semanas. La mitad de ellos, vestidos de prisioneros. La otra mitad, tomarían el papel de guardias. La institución preparó un área con celdas y pasillos que lucían justo como los de una penitenciaría real. Se instó a los participantes, en especial a los "guardias", a que actuaran sin restricciones, tal como lo harían si esas fueran sus nuevas vidas, sus nuevas realidades. ¿El propósito? Observar qué tan rápido corrompía el poder. Tomó menos de un día. Abusos verbales, después físicos, eran infligidos a los prisioneros por quienes tenían poder e impunidad. ¿Por qué no, si nadie iba a castigarlos? Parecían haber olvidado que meros días antes, todo el grupo eran simples estudiantes. Algunos tomaban cursos juntos, incluso. Un éxito, ¿cierto? Quedó comprobada, lejos de toda sombra de la duda, la maldad inherente en el ser humano. Si alguien tiene la capacidad y la oportunidad de herir impunemente, la aprovechará. ¿Y por qué no lo haría? Esa fue la narrativa del experimento... hasta hace poco. Más de tres décadas después de que los resultados se publicaran, surgieron nuevos detalles a la luz. Detalles lúgubres y escandalizantes. Inevitabilidad. La inevitabilidad de la maldad humana cuando se combina con la oportunidad de lo impune. Eso quería probar el experimento, a como diera lugar. Pero... no salió como planeaban. Los nuevos documentos filtraron que los organizadores instaban, y a veces exigían a los "guardias" a abusar de su poder. Impedían los actos de bondad entre participantes, sembraban discordia entre ellos, y amenazaban con penalizar a quienes tendían una mano. ¿Por qué? ¿Acaso no era inevitable el egoísmo? ¿La crueldad? ¿No es inevitable que lo más oscuro que se esconde dentro de la humanidad brote cuando hay una oportunidad teñida de impunidad? Parecía lógico, parecía racional. Parecía lo correcto. Pero el espíritu humano, su irracionalidad, no se los permitió. Bondad. Solidaridad. Compasión. Aparecieron sin miedo, en medio de un terreno fértil para que lo más podrido del ser humano surgiese, como si desafiaran a lo establecido».
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  • El sentimiento de impotencia, sufrimiento e inutilidad cuando no puedes hacer nada para impedir las crueldades e injusticias que suceden.. Tan sólo puedes intentar hacer algo para atenuar el sucedido sea en vano o no.
    El sentimiento de impotencia, sufrimiento e inutilidad cuando no puedes hacer nada para impedir las crueldades e injusticias que suceden.. Tan sólo puedes intentar hacer algo para atenuar el sucedido sea en vano o no.
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫

    Una sonrisa se dibujaba sutilmente en el rostro pálido de Dorian, un joven albino cuyo corazón, por primera vez, latía con la ferviente llama del amor, si, ese amor. Sus ojos, dos luceros de esmeraldas llenos de vida y de dolor, reflejaban la alegría y la emoción que recorría su ser.

    Bajo el hechizo del romance, Dorian descubría la bonito que era, amar y ser amado, para él era una experiencia tan embriagadora que parecía acabar con toda la oscuridad que había nublado su existencia. O eso creía...

    Y es que nuestro joven albino, despertó con la primera luz del amanecer, invadido por una felicidad que le hacía olvidar los difíciles tiempos que había atravesado.

    Se preparó para ir a la academia y con el dinero que sus padres adoptivos le habían dado como regalo, se dirigió a una tienda cercana para comprar una rosa escarlata, típico cliché y símbolo del amor, y una caja de chocolates, dulces y deliciosos, igual de cliché pero entendamoslo, dieciocho primaveras y por vez primera conocía aquel sentimiento.

    Dorian llegó a la academia con el corazón latiendo a mil por hora, que enamorado estaba. Bajo el cielo nublado de aquel día
    mientras esperaba impaciente, sus ojos buscaban entre la multitud de jóvenes, deseando verla a ella.

    ¿Y quién era? Bueno lo sabrás ahora. Entre tantos jóvenes ella estaba allí, rodeada de chicos que pedían una oportunidad. Con su cabellera negra como un manto de medianoche y sus ojos azules como el océano más profundo resaltó entre las demás chicas.

    Danna la chica más popular hermosa y linda de toda la academia.

    ¿Ya saben por dónde va ir el relato? Quizás si...

    Con el corazón rebosante de amor y sus manos temblorosas de emoción, el ingenuo Dorian se acercó a Danna.

    Con una sonrisa dulce y tímida, él le ofreció sus regalos de forma sincera.

    Sin embargo, en el preciso instante en que extendía los obsequios hacia ella, el sonido hiriente de las risas y burlas comenzó a resonar.

    ❦ ¿Que haces? ¡Enfrente de todos no! *Reprendió Danna en voz baja*

    ❝Pero... ¿que hay de malo?❞

    ❦ ¿Cómo que que hay de malo? Yo jamás estaría con un rarito como tú... *Anuncio en voz alta mientras se iba*

    ❝Yo.... Yo pensé que tú...❞

    Su rostro se palideció aún más, si es que eso era posible y su ingenuo corazón sintió el crujir amargo de la decepción.

    Los comentarios crueles y las risas sarcásticas caían sobre Dorian como dardos venenosos.

    En lugar de recibir la correspondencia esperada, encontró crueldad y humillación...

    ¿Porque? Porque en la juventud, la crueldad e ingenuidad muchas veces van de la mano, el joven albino tenía que enfrentar una verdad amarga:

    Danna, la joven de cabellera negra y ojos azules que habitaba sus sueños, solo mantenía su cercanía por puro interés.

    Para ella, ser vista como la chica inalcanzable tenía más valor que una relación genuina con un chico considerado "raro" por toda la academia.

    Desafortunadamente, la amarga traición de Danna no sería la última vez que el corazón de nuestro joven albino quedara hecho pedazos. La vida, en su cruda realidad, parecía tener reservados más tropiezos y desilusiones. . .
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 💔 Una sonrisa se dibujaba sutilmente en el rostro pálido de Dorian, un joven albino cuyo corazón, por primera vez, latía con la ferviente llama del amor, si, ese amor. Sus ojos, dos luceros de esmeraldas llenos de vida y de dolor, reflejaban la alegría y la emoción que recorría su ser. Bajo el hechizo del romance, Dorian descubría la bonito que era, amar y ser amado, para él era una experiencia tan embriagadora que parecía acabar con toda la oscuridad que había nublado su existencia. O eso creía... Y es que nuestro joven albino, despertó con la primera luz del amanecer, invadido por una felicidad que le hacía olvidar los difíciles tiempos que había atravesado. Se preparó para ir a la academia y con el dinero que sus padres adoptivos le habían dado como regalo, se dirigió a una tienda cercana para comprar una rosa escarlata, típico cliché y símbolo del amor, y una caja de chocolates, dulces y deliciosos, igual de cliché pero entendamoslo, dieciocho primaveras y por vez primera conocía aquel sentimiento. Dorian llegó a la academia con el corazón latiendo a mil por hora, que enamorado estaba. Bajo el cielo nublado de aquel día mientras esperaba impaciente, sus ojos buscaban entre la multitud de jóvenes, deseando verla a ella. ¿Y quién era? Bueno lo sabrás ahora. Entre tantos jóvenes ella estaba allí, rodeada de chicos que pedían una oportunidad. Con su cabellera negra como un manto de medianoche y sus ojos azules como el océano más profundo resaltó entre las demás chicas. Danna la chica más popular hermosa y linda de toda la academia. ¿Ya saben por dónde va ir el relato? Quizás si... Con el corazón rebosante de amor y sus manos temblorosas de emoción, el ingenuo Dorian se acercó a Danna. Con una sonrisa dulce y tímida, él le ofreció sus regalos de forma sincera. Sin embargo, en el preciso instante en que extendía los obsequios hacia ella, el sonido hiriente de las risas y burlas comenzó a resonar. ❦ ¿Que haces? ¡Enfrente de todos no! *Reprendió Danna en voz baja* ❝Pero... ¿que hay de malo?❞ ❦ ¿Cómo que que hay de malo? Yo jamás estaría con un rarito como tú... *Anuncio en voz alta mientras se iba* ❝Yo.... Yo pensé que tú...❞ Su rostro se palideció aún más, si es que eso era posible y su ingenuo corazón sintió el crujir amargo de la decepción. Los comentarios crueles y las risas sarcásticas caían sobre Dorian como dardos venenosos. En lugar de recibir la correspondencia esperada, encontró crueldad y humillación... ¿Porque? Porque en la juventud, la crueldad e ingenuidad muchas veces van de la mano, el joven albino tenía que enfrentar una verdad amarga: Danna, la joven de cabellera negra y ojos azules que habitaba sus sueños, solo mantenía su cercanía por puro interés. Para ella, ser vista como la chica inalcanzable tenía más valor que una relación genuina con un chico considerado "raro" por toda la academia. Desafortunadamente, la amarga traición de Danna no sería la última vez que el corazón de nuestro joven albino quedara hecho pedazos. La vida, en su cruda realidad, parecía tener reservados más tropiezos y desilusiones. . .
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  • — La soledad no es una crueldad, aveces necesitamos estar solos para poder apreciar lo que sucede con el resto del mundo.—
    — La soledad no es una crueldad, aveces necesitamos estar solos para poder apreciar lo que sucede con el resto del mundo.—
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  • Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada.
    Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada.
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  • La Crueldad de la humanidad es ilimitada. Y cuánto dolor... Cuánta ira... Con razón mi padre Magneto piensa que ya no hay Esperanza pero nunca debemos dejar de intentarlo... #PolarisXFactor
    La Crueldad de la humanidad es ilimitada. Y cuánto dolor... Cuánta ira... Con razón mi padre Magneto piensa que ya no hay Esperanza pero nunca debemos dejar de intentarlo... #PolarisXFactor
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  • Lenore caminaba por los pasillos de su castillo, la suavidad de su capa roja flotando detrás de ella como un recordatorio constante de su autoridad. Para muchos, era la imagen de la perfección: pequeña, delicada, con una belleza que parecía inocente, pero que escondía un intelecto afilado como una daga. Sus hermanas la llamaban diplomática, una palabra que no hacía justicia a su verdadera naturaleza. Lenore no negociaba; ella moldeaba voluntades como un escultor con arcilla, transformando el rechazo en obediencia y la duda en devoción.

    Con Hector había sido un arte. Había jugado su papel con precisión milimétrica: la confidente, la protectora, la amante. Cada gesto, cada sonrisa, era una herramienta para envolverlo en su red. Pero cuando lo miraba en la oscuridad, encadenado por su contrato, algo dentro de ella titilaba, una chispa de compasión que no encajaba con la crueldad inherente a su especie.

    Sabía que él la odiaba, y quizás tenía razón para hacerlo, pero no podía evitar sentirse orgullosa de su logro. Era su victoria, su obra maestra. Sin embargo, en sus momentos más solitarios, Lenore se preguntaba si algún día llegaría a ser más que eso: la eterna manipuladora, la arquitecta de alianzas forzadas.

    Una sombra en el mundo inmortal.

    Lenore caminaba por los pasillos de su castillo, la suavidad de su capa roja flotando detrás de ella como un recordatorio constante de su autoridad. Para muchos, era la imagen de la perfección: pequeña, delicada, con una belleza que parecía inocente, pero que escondía un intelecto afilado como una daga. Sus hermanas la llamaban diplomática, una palabra que no hacía justicia a su verdadera naturaleza. Lenore no negociaba; ella moldeaba voluntades como un escultor con arcilla, transformando el rechazo en obediencia y la duda en devoción. Con Hector había sido un arte. Había jugado su papel con precisión milimétrica: la confidente, la protectora, la amante. Cada gesto, cada sonrisa, era una herramienta para envolverlo en su red. Pero cuando lo miraba en la oscuridad, encadenado por su contrato, algo dentro de ella titilaba, una chispa de compasión que no encajaba con la crueldad inherente a su especie. Sabía que él la odiaba, y quizás tenía razón para hacerlo, pero no podía evitar sentirse orgullosa de su logro. Era su victoria, su obra maestra. Sin embargo, en sus momentos más solitarios, Lenore se preguntaba si algún día llegaría a ser más que eso: la eterna manipuladora, la arquitecta de alianzas forzadas. Una sombra en el mundo inmortal.
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  • #Wendigo

    Recluido en su propia mente, James se quedó sin voz y sin lágrimas, sometido bajo la voluntad del Wendigo, observando cómo la bestia que lo domina atraviesa de un solo bocado el brazo de Tolek Zientek. La sangre cae al suelo, llena su boca, pero lo que más pesa es la culpa que lo consume. Siente cómo sus fuerzas flaquean ante la fría crueldad que lo rodea, su corazón parece detenerse, y la lucha interna que había sostenido durante tanto tiempo se apaga... Ya no puede pelear, no hay caso, fue derrotado, pero, en ese mismo momento, una sensación distinta emerge.

    Un calor abrasador se propaga desde el cráneo del Wendigo, rompiendo las cadenas que lo aprisionan. La plata líquida, astutamente impregnada por Tolek, penetra en la bestia, debilitándola.

    En ese instante, James siente las fuerzas regresar. No es suave ni gradual, es una ráfaga violenta que lo sacude desde lo más profundo. La consciencia de la criatura sigue allí, pero ahora está tambaleándose.

    James gruñe, como antes gruñó la bestia.

    — ¡Ya basta! ¡No volverás a tomar más de lo que amo!

    El Wendigo ruge dentro de él, intentando resistirse, furioso, pero debilitado.

    — No puedes... contenerme. Siempre tendré... hambre. Siempre seré... tú.

    — Eres parte de mí, pero no eres todo lo que soy. Hoy, yo decido cuándo termina.

    Las garras del Wendigo se tensan, pero James logra moverlas según su voluntad. Por primera vez, siente que su cuerpo responde a su mando en esta forma grotesca.

    — No más sangre inocente. No más control. Esta vez, tú eres el prisionero.

    Abre los ojos y un brillo azulado llena las cuencas vacías del cráneo del alce.
    #Wendigo Recluido en su propia mente, James se quedó sin voz y sin lágrimas, sometido bajo la voluntad del Wendigo, observando cómo la bestia que lo domina atraviesa de un solo bocado el brazo de [Tolek]. La sangre cae al suelo, llena su boca, pero lo que más pesa es la culpa que lo consume. Siente cómo sus fuerzas flaquean ante la fría crueldad que lo rodea, su corazón parece detenerse, y la lucha interna que había sostenido durante tanto tiempo se apaga... Ya no puede pelear, no hay caso, fue derrotado, pero, en ese mismo momento, una sensación distinta emerge. Un calor abrasador se propaga desde el cráneo del Wendigo, rompiendo las cadenas que lo aprisionan. La plata líquida, astutamente impregnada por Tolek, penetra en la bestia, debilitándola. En ese instante, James siente las fuerzas regresar. No es suave ni gradual, es una ráfaga violenta que lo sacude desde lo más profundo. La consciencia de la criatura sigue allí, pero ahora está tambaleándose. James gruñe, como antes gruñó la bestia. — ¡Ya basta! ¡No volverás a tomar más de lo que amo! El Wendigo ruge dentro de él, intentando resistirse, furioso, pero debilitado. — No puedes... contenerme. Siempre tendré... hambre. Siempre seré... tú. — Eres parte de mí, pero no eres todo lo que soy. Hoy, yo decido cuándo termina. Las garras del Wendigo se tensan, pero James logra moverlas según su voluntad. Por primera vez, siente que su cuerpo responde a su mando en esta forma grotesca. — No más sangre inocente. No más control. Esta vez, tú eres el prisionero. Abre los ojos y un brillo azulado llena las cuencas vacías del cráneo del alce.
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  • la risita de la bruja resono de entre las flores vividas, algunas marchitandose con su tacto otras creciendo con mayor belleza -me pregunto si por aqui estara [GazuIsAwake]- cubrio su boca soltando unas risitas antes de avanzar aplastando los petalos marchitos -delicadas las flores que son petalos fragiles que caen y no vuelven, la rosa roja que con el tiempo palidece la hiedra venenosa que en sus raices marchitas crece, el veneno que es la vida la cura que es la muerte, crueldad al morir bondad al vivir, como una flor delicada hemos de existir- sonrio mientras colocaba una de aquellas flores en su pelo
    la risita de la bruja resono de entre las flores vividas, algunas marchitandose con su tacto otras creciendo con mayor belleza -me pregunto si por aqui estara [GazuIsAwake]- cubrio su boca soltando unas risitas antes de avanzar aplastando los petalos marchitos -delicadas las flores que son petalos fragiles que caen y no vuelven, la rosa roja que con el tiempo palidece la hiedra venenosa que en sus raices marchitas crece, el veneno que es la vida la cura que es la muerte, crueldad al morir bondad al vivir, como una flor delicada hemos de existir- sonrio mientras colocaba una de aquellas flores en su pelo
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  • El viento helado de las montañas de Sangravah, un rincón remoto del continente, cortaba la piel como cuchillas. Azriel apenas lo sentía. Había perdido la noción del tiempo desde que había dejado Velaris. No quería mirar atrás, no podía. La vergüenza y el peso de sus decisiones lo habían arrastrado a este lugar, lejos de todo y de todos.

    Había traicionado a su familia, a sus hermanos. Aquellos con los que no compartía sangre, pero si el alma. El lazo que lo unía a Nesta era una cadena invisible que le recordaba cada día lo que había hecho. El lazo había sellado algo más profundo, algo que él no había pedido pero tampoco pudo resistir. Sin embargo, eso había convertido su traición en algo irreparable. Cassian tenía el corazón destrozado, y por sus acciones este casi se quita la vida con "La que dice la verdad" en un enajenamiento. La última vez que vió su amada Daga está estaba en las manos de su Alto Lord, ni siquiera fue capaz de acercarse para recuperarla. Rhysand lo había mirado con una decepción tan profunda que Azriel sentía que el peso de ese juicio lo hundiría para siempre.

    Sangravah era el único lugar que le parecía lo suficientemente lejano como para evitar enfrentarse a la realidad, una realidad que lo estaba consumiendo dentro de su mundo de sombras. Este remoto santuario estaba tan aislado que ni siquiera el lazo con Nesta lograba alcanzarlo. Sentía el eco de su conexión a lo lejos, desdibujandose hasta que era casi imperceptible. Nadie sabía que estaba allí, y esperaba que así fuera durante mucho tiempo.

    Pero incluso en su exilio, los demonios internos lo perseguían. Las noches eran lo peor. No podía dejar de pensar en Elain. Su rostro, su voz, su dulzura... Todo aquello que él nunca había merecido y que ahora era incapaz de enfrentar. ¿Cómo podría mirarla, sabiendo lo que había hecho?. No sería capaz de observar la decepción o el asco viniendo de sus ojos, prefiriendo la muerte incluso.

    A veces, en la soledad, Azriel pensaba en volver. Pensaba en enfrentar las consecuencias de sus acciones, en buscar el perdón que no creía merecer. Pero cada vez que esa idea cruzaba por su mente, el miedo lo paralizaba. ¿Y si Cassian nunca lo perdonaba? ¿Y si Nesta lo odiaba por haberla dejado sola con ese lazo que los unía? ¿Y si Elain jamás volvía a mirarlo con esos ojos llenos de esperanza?.

    Le había prometido a Nesta que jamás la dejaría sola. La primera vez que intentó faltar a esa promesa, la reina muerte lo maldijo con crueldad merecida. ¿Y ahora?, ¿Que haría?. Lo único que sabía es que él jamás había encajado en todo aquello. De por sí, Azriel era un ser que jamás había logrado encajar del todo en ningún lado, su tortuoso pasado lo convertían en alguien roto, alguien que nunca podría encontrar un auténtico lugar.

    Quizás un día tendría la fuerza para regresar. Pero no hoy. Incluso faltaría al cumpleaños de Rhysand. Pero...¿Como iba a ser capaz de estar en una fiesta después de todo lo que había ocurrido?. Mientras tanto, el frío de Sangravah era el único que lo abrazaba, el único que podía soportar.
    El viento helado de las montañas de Sangravah, un rincón remoto del continente, cortaba la piel como cuchillas. Azriel apenas lo sentía. Había perdido la noción del tiempo desde que había dejado Velaris. No quería mirar atrás, no podía. La vergüenza y el peso de sus decisiones lo habían arrastrado a este lugar, lejos de todo y de todos. Había traicionado a su familia, a sus hermanos. Aquellos con los que no compartía sangre, pero si el alma. El lazo que lo unía a Nesta era una cadena invisible que le recordaba cada día lo que había hecho. El lazo había sellado algo más profundo, algo que él no había pedido pero tampoco pudo resistir. Sin embargo, eso había convertido su traición en algo irreparable. Cassian tenía el corazón destrozado, y por sus acciones este casi se quita la vida con "La que dice la verdad" en un enajenamiento. La última vez que vió su amada Daga está estaba en las manos de su Alto Lord, ni siquiera fue capaz de acercarse para recuperarla. Rhysand lo había mirado con una decepción tan profunda que Azriel sentía que el peso de ese juicio lo hundiría para siempre. Sangravah era el único lugar que le parecía lo suficientemente lejano como para evitar enfrentarse a la realidad, una realidad que lo estaba consumiendo dentro de su mundo de sombras. Este remoto santuario estaba tan aislado que ni siquiera el lazo con Nesta lograba alcanzarlo. Sentía el eco de su conexión a lo lejos, desdibujandose hasta que era casi imperceptible. Nadie sabía que estaba allí, y esperaba que así fuera durante mucho tiempo. Pero incluso en su exilio, los demonios internos lo perseguían. Las noches eran lo peor. No podía dejar de pensar en Elain. Su rostro, su voz, su dulzura... Todo aquello que él nunca había merecido y que ahora era incapaz de enfrentar. ¿Cómo podría mirarla, sabiendo lo que había hecho?. No sería capaz de observar la decepción o el asco viniendo de sus ojos, prefiriendo la muerte incluso. A veces, en la soledad, Azriel pensaba en volver. Pensaba en enfrentar las consecuencias de sus acciones, en buscar el perdón que no creía merecer. Pero cada vez que esa idea cruzaba por su mente, el miedo lo paralizaba. ¿Y si Cassian nunca lo perdonaba? ¿Y si Nesta lo odiaba por haberla dejado sola con ese lazo que los unía? ¿Y si Elain jamás volvía a mirarlo con esos ojos llenos de esperanza?. Le había prometido a Nesta que jamás la dejaría sola. La primera vez que intentó faltar a esa promesa, la reina muerte lo maldijo con crueldad merecida. ¿Y ahora?, ¿Que haría?. Lo único que sabía es que él jamás había encajado en todo aquello. De por sí, Azriel era un ser que jamás había logrado encajar del todo en ningún lado, su tortuoso pasado lo convertían en alguien roto, alguien que nunca podría encontrar un auténtico lugar. Quizás un día tendría la fuerza para regresar. Pero no hoy. Incluso faltaría al cumpleaños de Rhysand. Pero...¿Como iba a ser capaz de estar en una fiesta después de todo lo que había ocurrido?. Mientras tanto, el frío de Sangravah era el único que lo abrazaba, el único que podía soportar.
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