• "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí".

    Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes.

    El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final.

    Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas.

    Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo.

    Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos.

    Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora.

    Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.


    "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí". Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes. El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final. Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas. Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo. Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos. Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora. Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.
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  • Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada. #AshrahMortalKombat
    Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada. #AshrahMortalKombat
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  • La noche cae, el parque se torna sombrío y solitario, el refugio ideal para los habitantes de la oscuridad. Valerian se apoya en la barandilla del mirador, observando las tenues luces alumbrando los caminos de piedra que serpentean entre los árboles. Allá abajo, oculta en algún lugar no muy lejano, una niña disfruta de algunas golosinas. No alcanza a verle, pero la brisa nocturna trae su aroma. Una sonrisa irónica juega en sus labios.

    Su voz suena voz baja y profunda.

    — El azúcar... curioso, ¿no? Esa dulce tentación que ofrece consuelo en los momentos de tristeza, una pequeña chispa de placer en medio de la monotonía. Pequeños placeres que elevan el espíritu, que ofrecen una breve escapatoria del peso del mundo —hace una pausa, sus ojos azules destellando con una mezcla de compasión y crueldad— Al mismo tiempo, es un enemigo insidioso. Se adhiere silenciosamente, se infiltra en el cuerpo, creando una dependencia casi imperceptible. Con cada dulce bocado, deja una marca. Las consecuencias, a menudo invisibles al principio, se acumulan. Un deterioro sutil, una trampa invisible que atrapa a los desesperados con promesas de consuelo y satisfacción.
    La noche cae, el parque se torna sombrío y solitario, el refugio ideal para los habitantes de la oscuridad. Valerian se apoya en la barandilla del mirador, observando las tenues luces alumbrando los caminos de piedra que serpentean entre los árboles. Allá abajo, oculta en algún lugar no muy lejano, una niña disfruta de algunas golosinas. No alcanza a verle, pero la brisa nocturna trae su aroma. Una sonrisa irónica juega en sus labios. Su voz suena voz baja y profunda. — El azúcar... curioso, ¿no? Esa dulce tentación que ofrece consuelo en los momentos de tristeza, una pequeña chispa de placer en medio de la monotonía. Pequeños placeres que elevan el espíritu, que ofrecen una breve escapatoria del peso del mundo —hace una pausa, sus ojos azules destellando con una mezcla de compasión y crueldad— Al mismo tiempo, es un enemigo insidioso. Se adhiere silenciosamente, se infiltra en el cuerpo, creando una dependencia casi imperceptible. Con cada dulce bocado, deja una marca. Las consecuencias, a menudo invisibles al principio, se acumulan. Un deterioro sutil, una trampa invisible que atrapa a los desesperados con promesas de consuelo y satisfacción.
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  • 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
    Fandom HOUSE OF THE DRAGON.
    Categoría Drama

    𝗟𝗮 𝘃𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼
    𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝗶𝘇𝗼́ 𝘀𝘂 𝗽𝘀𝗶𝗾𝘂𝗲.
    𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼́ 𝗿𝗲𝘁𝗶𝗿𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿,
    𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗱𝗼. 𝗘𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲
    𝗲𝘀𝗼, 𝗰𝗮𝘆𝗼́ 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝗱𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗲
    𝘀𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗼́ 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻.

    Las estatuas rezaban, contemplando el oscuro techo abovedado.
    Helaena evitaba sus ojos blancos.

    Un puñado de arena goteó del techo de piedra que se estaba desmoronando y se hundió en sus hebras. Se preparó cuando la caverna de repente se movió y se asentó.

    Se volvió imposible de evitar. La conmoción en las calles pedía su atención. Cuando abrió las contraventanas, los soldados abrieron fuego verde contra los dos jóvenes que se defendían. Sus voces se silenciaron en una neblina de humo de armas.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.

    Parecía importante recordarlo. Lo repitió con los oídos de las estatuas como únicos testigos.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.

    Se sentó junto a la pared de la gran estrella, jadeando en busca de aire. El sudor brotó de su frente y cayó sobre el suelo cubierto de arena.

    "¿𝘌𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰?", pensó, y gritó a todo pulmón.

    La fina niebla fría le rozó la cara cuando despertó. El clima de la ciudad podía ser cruel, pero era el tipo de crueldad que ella podía soportar.
    Salió de la cama y miró por la ventana. Estaba completamente oscuro. Esperó, apuntó los fanales violáceos al viejo reloj y esperó un poco más. Las cuatro, pensó, es suficiente.

    Intentó encajar las piezas, pero, al igual que las dunas de arena, se movían cuando no mirabas.

    Las oscuras torres se elevaban sobre el bosque y se recortaban contra la luna blanca como la nieve. No pudo evitar sentirse triste por alguna razón.

    ⸻ No importa cuánto lo intente. ⸻ Lejos de consolarse, castigaba la poca facultad verbal que limitaba explicaciones útiles para la familia. Ella había sido bendecida con el Don de vislumbre, pero era maldita en igual medida.

    Presionó el reloj de arena entre los dedos. Roto el cristal, el contenido salió; así se le escapaban las palabras, así de rápido corría el tiempo en contra.

    Se había enojado. Fue fácil tomar su insolencia y convertirla en la villana de esta historia. Pero ella no merecía morir. Incluso Los Siete podían ver eso.

    Recordó a las estatuas.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
    ㅤ 𝗟𝗮 𝘃𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼 𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝗶𝘇𝗼́ 𝘀𝘂 𝗽𝘀𝗶𝗾𝘂𝗲. 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼́ 𝗿𝗲𝘁𝗶𝗿𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗱𝗼. 𝗘𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗼, 𝗰𝗮𝘆𝗼́ 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝗱𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗲 𝘀𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗼́ 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻. Las estatuas rezaban, contemplando el oscuro techo abovedado. Helaena evitaba sus ojos blancos. Un puñado de arena goteó del techo de piedra que se estaba desmoronando y se hundió en sus hebras. Se preparó cuando la caverna de repente se movió y se asentó. Se volvió imposible de evitar. La conmoción en las calles pedía su atención. Cuando abrió las contraventanas, los soldados abrieron fuego verde contra los dos jóvenes que se defendían. Sus voces se silenciaron en una neblina de humo de armas. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦. Parecía importante recordarlo. Lo repitió con los oídos de las estatuas como únicos testigos. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦. Se sentó junto a la pared de la gran estrella, jadeando en busca de aire. El sudor brotó de su frente y cayó sobre el suelo cubierto de arena. "¿𝘌𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰?", pensó, y gritó a todo pulmón. La fina niebla fría le rozó la cara cuando despertó. El clima de la ciudad podía ser cruel, pero era el tipo de crueldad que ella podía soportar. Salió de la cama y miró por la ventana. Estaba completamente oscuro. Esperó, apuntó los fanales violáceos al viejo reloj y esperó un poco más. Las cuatro, pensó, es suficiente. Intentó encajar las piezas, pero, al igual que las dunas de arena, se movían cuando no mirabas. Las oscuras torres se elevaban sobre el bosque y se recortaban contra la luna blanca como la nieve. No pudo evitar sentirse triste por alguna razón. ⸻ No importa cuánto lo intente. ⸻ Lejos de consolarse, castigaba la poca facultad verbal que limitaba explicaciones útiles para la familia. Ella había sido bendecida con el Don de vislumbre, pero era maldita en igual medida. Presionó el reloj de arena entre los dedos. Roto el cristal, el contenido salió; así se le escapaban las palabras, así de rápido corría el tiempo en contra. Se había enojado. Fue fácil tomar su insolencia y convertirla en la villana de esta historia. Pero ella no merecía morir. Incluso Los Siete podían ver eso. Recordó a las estatuas. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
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  • La Precaución es posible sin crueldad. #StormXMen
    La Precaución es posible sin crueldad. #StormXMen
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  • El sentimiento de impotencia, sufrimiento e inutilidad cuando no puedes hacer nada para impedir las crueldades e injusticias que suceden. Tan sólo puedes intentar hacer algo para atenuar el sucedido sea en vano o no. #StormXMen
    El sentimiento de impotencia, sufrimiento e inutilidad cuando no puedes hacer nada para impedir las crueldades e injusticias que suceden. Tan sólo puedes intentar hacer algo para atenuar el sucedido sea en vano o no. #StormXMen
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  • —Han pasado diez años desde aquella fatídica noche. A veces, cierro los ojos y la veo con una claridad tan nítida que me hace sentir como si estuviera allí de nuevo, en el borde de la locura, en el umbral de lo irreparable. —

    Dijo y empezo a contar

    — Todo comenzó cuando nos mudamos a un nuevo vecindario. Mi hermano Liu y yo estábamos emocionados por la oportunidad de comenzar de nuevo, hacer nuevos amigos y encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, no sabíamos que el destino tenía otros planes. Randy, Keith y Troy, un grupo de matones, comenzaron a atormentarnos desde el primer día. Su crueldad no conocía límites, pero tratamos de aguantar, de resistir. —

    Se veia una cara de enojo al decir esto

    — Un día, después de que los matones nos empujaran demasiado lejos, estallé. Recuerdo la pelea, el caos, el dolor que sentí y el dolor que infligí. En ese momento, solo quería proteger a Liu y a mí mismo. Sin embargo, la situación se salió de control. Herí a los matones, dejándolos ensangrentados y maltrechos. La policía llegó, pero en lugar de llevarme a mí, se llevaron a Liu. Fue acusado por mis actos, y en ese instante, supe que todo había cambiado para siempre. —

    El decidio dejar un espacio dramático para seguir

    —Los días que siguieron fueron una pesadilla. Mis padres intentaron consolarme, asegurándome que todo se resolvería, pero yo sabía que no sería así. La ira y la desesperación crecieron dentro de mí. Y entonces, llegó la invitación a la fiesta.... —

    Dijo con un tipo de arrepentimiento

    —Sabía que no debía ir, pero la rabia y el deseo de venganza eran demasiado fuertes. Al llegar, me encontré con Randy, Keith y Troy, esperando con una malicia en sus ojos que no habían tenido antes. Fue una trampa. Me emboscaron, me golpearon, y luego, en un acto de pura crueldad, me rociaron con lejía y alcohol antes de prenderme fuego. —

    Entonces se agarro el cabello y con una cara de sufrimiento dijo

    — Recuerdo el dolor indescriptible, el ardor, el grito que rasgó mi garganta. Cuando desperté en el hospital, mi rostro estaba irreconocible. —

    Habia dejado de ser pelo cafe y ojos verdes... Ahora era pelo negro, completamente blanco y sin párpados

    — Después de llegar a casa, en un momento de delirio y desesperación, me miré al espejo y, con manos temblorosas, corté mi propia cara. La sensación de la hoja cortando mi piel fue como un éxtasis, un alivio momentáneo para el tormento que me consumía por dentro. —

    Señalando su sonrisa dijo esto

    — Mis padres, horrorizados por lo que habían presenciado, intentaron detenerme. Pero ya era demasiado tarde. La cordura se había desvanecido por completo, y solo quedaba un ser lleno de rabia y odio. Los ataqué, sintiendo cada golpe como una liberación, un acto de venganza contra el mundo que me había fallado. —

    Dijo mas con un tono de venganza

    — Luego, dirigí mi ira hacia Liu, mi propio hermano, el único que alguna vez estuvo cerca de mí. Con lágrimas en los ojos, lo enfrenté, viendo el miedo y la confusión reflejados en sus ojos. Pero en ese momento, ya no importaba. Lo apuñalé con ferocidad, sintiendo la satisfacción retorciéndose en mi interior mientras su vida se desvanecía ante mis ojos.—

    No lo decia pero no soportaba la idea que su hermano lo viera tal y como era ahora

    —El caos reinaba cuando los vecinos, alertados por los gritos, llamaron a la policía. Con el corazón latiendo con fuerza, escapé por la ventana, dejando atrás el desastre que había creado. Desde entonces, he vagado por las sombras, atormentado por mis acciones y perseguido por los fantasmas de mi pasado.—

    Acabo contando quedando en silencio luego de todo...
    —Han pasado diez años desde aquella fatídica noche. A veces, cierro los ojos y la veo con una claridad tan nítida que me hace sentir como si estuviera allí de nuevo, en el borde de la locura, en el umbral de lo irreparable. — Dijo y empezo a contar — Todo comenzó cuando nos mudamos a un nuevo vecindario. Mi hermano Liu y yo estábamos emocionados por la oportunidad de comenzar de nuevo, hacer nuevos amigos y encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, no sabíamos que el destino tenía otros planes. Randy, Keith y Troy, un grupo de matones, comenzaron a atormentarnos desde el primer día. Su crueldad no conocía límites, pero tratamos de aguantar, de resistir. — Se veia una cara de enojo al decir esto — Un día, después de que los matones nos empujaran demasiado lejos, estallé. Recuerdo la pelea, el caos, el dolor que sentí y el dolor que infligí. En ese momento, solo quería proteger a Liu y a mí mismo. Sin embargo, la situación se salió de control. Herí a los matones, dejándolos ensangrentados y maltrechos. La policía llegó, pero en lugar de llevarme a mí, se llevaron a Liu. Fue acusado por mis actos, y en ese instante, supe que todo había cambiado para siempre. — El decidio dejar un espacio dramático para seguir —Los días que siguieron fueron una pesadilla. Mis padres intentaron consolarme, asegurándome que todo se resolvería, pero yo sabía que no sería así. La ira y la desesperación crecieron dentro de mí. Y entonces, llegó la invitación a la fiesta.... — Dijo con un tipo de arrepentimiento —Sabía que no debía ir, pero la rabia y el deseo de venganza eran demasiado fuertes. Al llegar, me encontré con Randy, Keith y Troy, esperando con una malicia en sus ojos que no habían tenido antes. Fue una trampa. Me emboscaron, me golpearon, y luego, en un acto de pura crueldad, me rociaron con lejía y alcohol antes de prenderme fuego. — Entonces se agarro el cabello y con una cara de sufrimiento dijo — Recuerdo el dolor indescriptible, el ardor, el grito que rasgó mi garganta. Cuando desperté en el hospital, mi rostro estaba irreconocible. — Habia dejado de ser pelo cafe y ojos verdes... Ahora era pelo negro, completamente blanco y sin párpados — Después de llegar a casa, en un momento de delirio y desesperación, me miré al espejo y, con manos temblorosas, corté mi propia cara. La sensación de la hoja cortando mi piel fue como un éxtasis, un alivio momentáneo para el tormento que me consumía por dentro. — Señalando su sonrisa dijo esto — Mis padres, horrorizados por lo que habían presenciado, intentaron detenerme. Pero ya era demasiado tarde. La cordura se había desvanecido por completo, y solo quedaba un ser lleno de rabia y odio. Los ataqué, sintiendo cada golpe como una liberación, un acto de venganza contra el mundo que me había fallado. — Dijo mas con un tono de venganza — Luego, dirigí mi ira hacia Liu, mi propio hermano, el único que alguna vez estuvo cerca de mí. Con lágrimas en los ojos, lo enfrenté, viendo el miedo y la confusión reflejados en sus ojos. Pero en ese momento, ya no importaba. Lo apuñalé con ferocidad, sintiendo la satisfacción retorciéndose en mi interior mientras su vida se desvanecía ante mis ojos.— No lo decia pero no soportaba la idea que su hermano lo viera tal y como era ahora —El caos reinaba cuando los vecinos, alertados por los gritos, llamaron a la policía. Con el corazón latiendo con fuerza, escapé por la ventana, dejando atrás el desastre que había creado. Desde entonces, he vagado por las sombras, atormentado por mis acciones y perseguido por los fantasmas de mi pasado.— Acabo contando quedando en silencio luego de todo...
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  • Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada.
    Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada.
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  • — Había una vez un ave atrapada en una jaula, era una jaula de oro hecha para que el ave, no pudiera escapar, donde solo la luna era testigo del pasar del tiempo, donde las rosas brotaban de sus muñecas carcomidas por el óxido, se preguntarán si un buen caballero salvó a la pequeña avecilla, pues no, una vez que tuvo la fuerza y el coraje, rompió su propia jaula, lo que nadie esperó, era que la jaula no estaba diseñada para proteger al ave de lo que sea hubiera afuera si no al revés, era para proteger al mundo de la crueldad del ave.—
    — Había una vez un ave atrapada en una jaula, era una jaula de oro hecha para que el ave, no pudiera escapar, donde solo la luna era testigo del pasar del tiempo, donde las rosas brotaban de sus muñecas carcomidas por el óxido, se preguntarán si un buen caballero salvó a la pequeña avecilla, pues no, una vez que tuvo la fuerza y el coraje, rompió su propia jaula, lo que nadie esperó, era que la jaula no estaba diseñada para proteger al ave de lo que sea hubiera afuera si no al revés, era para proteger al mundo de la crueldad del ave.—
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  • Es un oscuro deseo que va con el viento y siempre te atrapa. Puedes correr lo que quieras de cualquier manera de el nadie se escapa
    Te sientes indefenso de su crueldad, sin seguridad vagas en la oscuridad
    ¡Y ahora no puedes, salir de sus redes, solo retrocede o moriras!
    Es un oscuro deseo que va con el viento y siempre te atrapa. Puedes correr lo que quieras de cualquier manera de el nadie se escapa Te sientes indefenso de su crueldad, sin seguridad vagas en la oscuridad ¡Y ahora no puedes, salir de sus redes, solo retrocede o moriras!
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