• El viento helado de las montañas de Sangravah, un rincón remoto del continente, cortaba la piel como cuchillas. Azriel apenas lo sentía. Había perdido la noción del tiempo desde que había dejado Velaris. No quería mirar atrás, no podía. La vergüenza y el peso de sus decisiones lo habían arrastrado a este lugar, lejos de todo y de todos.

    Había traicionado a su familia, a sus hermanos. Aquellos con los que no compartía sangre, pero si el alma. El lazo que lo unía a Nesta era una cadena invisible que le recordaba cada día lo que había hecho. El lazo había sellado algo más profundo, algo que él no había pedido pero tampoco pudo resistir. Sin embargo, eso había convertido su traición en algo irreparable. Cassian tenía el corazón destrozado, y por sus acciones este casi se quita la vida con "La que dice la verdad" en un enajenamiento. La última vez que vió su amada Daga está estaba en las manos de su Alto Lord, ni siquiera fue capaz de acercarse para recuperarla. Rhysand lo había mirado con una decepción tan profunda que Azriel sentía que el peso de ese juicio lo hundiría para siempre.

    Sangravah era el único lugar que le parecía lo suficientemente lejano como para evitar enfrentarse a la realidad, una realidad que lo estaba consumiendo dentro de su mundo de sombras. Este remoto santuario estaba tan aislado que ni siquiera el lazo con Nesta lograba alcanzarlo. Sentía el eco de su conexión a lo lejos, desdibujandose hasta que era casi imperceptible. Nadie sabía que estaba allí, y esperaba que así fuera durante mucho tiempo.

    Pero incluso en su exilio, los demonios internos lo perseguían. Las noches eran lo peor. No podía dejar de pensar en Elain. Su rostro, su voz, su dulzura... Todo aquello que él nunca había merecido y que ahora era incapaz de enfrentar. ¿Cómo podría mirarla, sabiendo lo que había hecho?. No sería capaz de observar la decepción o el asco viniendo de sus ojos, prefiriendo la muerte incluso.

    A veces, en la soledad, Azriel pensaba en volver. Pensaba en enfrentar las consecuencias de sus acciones, en buscar el perdón que no creía merecer. Pero cada vez que esa idea cruzaba por su mente, el miedo lo paralizaba. ¿Y si Cassian nunca lo perdonaba? ¿Y si Nesta lo odiaba por haberla dejado sola con ese lazo que los unía? ¿Y si Elain jamás volvía a mirarlo con esos ojos llenos de esperanza?.

    Le había prometido a Nesta que jamás la dejaría sola. La primera vez que intentó faltar a esa promesa, la reina muerte lo maldijo con crueldad merecida. ¿Y ahora?, ¿Que haría?. Lo único que sabía es que él jamás había encajado en todo aquello. De por sí, Azriel era un ser que jamás había logrado encajar del todo en ningún lado, su tortuoso pasado lo convertían en alguien roto, alguien que nunca podría encontrar un auténtico lugar.

    Quizás un día tendría la fuerza para regresar. Pero no hoy. Incluso faltaría al cumpleaños de Rhysand. Pero...¿Como iba a ser capaz de estar en una fiesta después de todo lo que había ocurrido?. Mientras tanto, el frío de Sangravah era el único que lo abrazaba, el único que podía soportar.
    El viento helado de las montañas de Sangravah, un rincón remoto del continente, cortaba la piel como cuchillas. Azriel apenas lo sentía. Había perdido la noción del tiempo desde que había dejado Velaris. No quería mirar atrás, no podía. La vergüenza y el peso de sus decisiones lo habían arrastrado a este lugar, lejos de todo y de todos. Había traicionado a su familia, a sus hermanos. Aquellos con los que no compartía sangre, pero si el alma. El lazo que lo unía a Nesta era una cadena invisible que le recordaba cada día lo que había hecho. El lazo había sellado algo más profundo, algo que él no había pedido pero tampoco pudo resistir. Sin embargo, eso había convertido su traición en algo irreparable. Cassian tenía el corazón destrozado, y por sus acciones este casi se quita la vida con "La que dice la verdad" en un enajenamiento. La última vez que vió su amada Daga está estaba en las manos de su Alto Lord, ni siquiera fue capaz de acercarse para recuperarla. Rhysand lo había mirado con una decepción tan profunda que Azriel sentía que el peso de ese juicio lo hundiría para siempre. Sangravah era el único lugar que le parecía lo suficientemente lejano como para evitar enfrentarse a la realidad, una realidad que lo estaba consumiendo dentro de su mundo de sombras. Este remoto santuario estaba tan aislado que ni siquiera el lazo con Nesta lograba alcanzarlo. Sentía el eco de su conexión a lo lejos, desdibujandose hasta que era casi imperceptible. Nadie sabía que estaba allí, y esperaba que así fuera durante mucho tiempo. Pero incluso en su exilio, los demonios internos lo perseguían. Las noches eran lo peor. No podía dejar de pensar en Elain. Su rostro, su voz, su dulzura... Todo aquello que él nunca había merecido y que ahora era incapaz de enfrentar. ¿Cómo podría mirarla, sabiendo lo que había hecho?. No sería capaz de observar la decepción o el asco viniendo de sus ojos, prefiriendo la muerte incluso. A veces, en la soledad, Azriel pensaba en volver. Pensaba en enfrentar las consecuencias de sus acciones, en buscar el perdón que no creía merecer. Pero cada vez que esa idea cruzaba por su mente, el miedo lo paralizaba. ¿Y si Cassian nunca lo perdonaba? ¿Y si Nesta lo odiaba por haberla dejado sola con ese lazo que los unía? ¿Y si Elain jamás volvía a mirarlo con esos ojos llenos de esperanza?. Le había prometido a Nesta que jamás la dejaría sola. La primera vez que intentó faltar a esa promesa, la reina muerte lo maldijo con crueldad merecida. ¿Y ahora?, ¿Que haría?. Lo único que sabía es que él jamás había encajado en todo aquello. De por sí, Azriel era un ser que jamás había logrado encajar del todo en ningún lado, su tortuoso pasado lo convertían en alguien roto, alguien que nunca podría encontrar un auténtico lugar. Quizás un día tendría la fuerza para regresar. Pero no hoy. Incluso faltaría al cumpleaños de Rhysand. Pero...¿Como iba a ser capaz de estar en una fiesta después de todo lo que había ocurrido?. Mientras tanto, el frío de Sangravah era el único que lo abrazaba, el único que podía soportar.
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  • Advertencia: Teratophilia/Gore/+18

    Soy el amante silencioso, aquel que es acechado desde las sombras por un peculiar dueño que no tiene nombre, ni rostro.

    Soy el amigo secreto, el cómplice de sus más oscuros deseos, elaborado para cumplir sus mas morbidos sueños.

    Soy aquel en quien el vacío, con su inexistente mirada posó su interés en mi, y me transformó en algo más que humano, en algo que habita entre la vida y la muerte, entre su deseo y repulsión.

    Cada noche, con la devocion y entrega más sumisa, me arrodillo ante el terror que me honra con su visita una noche más.

    El llega, una tras otra vez, se hunde en mí y me obliga a fusionarme con él, creando una unión morbida en donde es imposible identificar cual es el terror y cual es el humano.
    Lo dejo entrar, hasta mi cerebro, en mis intestinos, en cada nervio y cavidad, ya que en ese tormento encuentro algo parecido al calor de otra persona, a la dependencia de lo prohibido.

    Mi carne se estremece bajo el peso de sus formas grotescas, de sus múltiples ojos, de sus temblorosas falanjes, con sus lenguas bifurcadas, y tentaculos retorcidos que amoldan mis cuerpo y rompen mis límites, forzándome a soportar para recibirlos.

    Si no he de perecer, será solo por su capricho, como un dios oscuro que decide el destino de su presa, sin romper el cuello de aquella lánguida víctima.

    Pero, en el fondo, también lo he atrapado.

    Me cuida con tus miradas voraces, me protege con un toque inmundo, y cubre mi fragilidad con el enredo de sus bizarras y alargadas extremidades, que se estiran y se clavan como raíces en mi carne.

    Él llena mi cuerpo con su calor, encontrando una obsesión por su piel, suave y viscosa rogando que solo me cubra una noche más con su existencia y no decida que debo ser degollado otra vez.

    Él ahoga mis sucios suspiros con sus falanges huesudas, que se deslizan hasta lo más profundo de mi garganta, forzando sus extremidades a explorar cada recoveco de mi esencia, arrancando pedazos de mi carne con cada caricia, él desgarra mis tejidos, extrae las entrañas que laten desesperadamente por su crueldad y morbo por el cuerpo humano.

    Come de mí.
    Devora mis órganos como un banquete oscuro.
    Mañana lo volverás a hacer.
    ¿Verdad?



    { https://youtu.be/J36tKHyDpEw?si=8qQUg35sIHtWch1v }
    Advertencia: Teratophilia/Gore/+18 Soy el amante silencioso, aquel que es acechado desde las sombras por un peculiar dueño que no tiene nombre, ni rostro. Soy el amigo secreto, el cómplice de sus más oscuros deseos, elaborado para cumplir sus mas morbidos sueños. Soy aquel en quien el vacío, con su inexistente mirada posó su interés en mi, y me transformó en algo más que humano, en algo que habita entre la vida y la muerte, entre su deseo y repulsión. Cada noche, con la devocion y entrega más sumisa, me arrodillo ante el terror que me honra con su visita una noche más. El llega, una tras otra vez, se hunde en mí y me obliga a fusionarme con él, creando una unión morbida en donde es imposible identificar cual es el terror y cual es el humano. Lo dejo entrar, hasta mi cerebro, en mis intestinos, en cada nervio y cavidad, ya que en ese tormento encuentro algo parecido al calor de otra persona, a la dependencia de lo prohibido. Mi carne se estremece bajo el peso de sus formas grotescas, de sus múltiples ojos, de sus temblorosas falanjes, con sus lenguas bifurcadas, y tentaculos retorcidos que amoldan mis cuerpo y rompen mis límites, forzándome a soportar para recibirlos. Si no he de perecer, será solo por su capricho, como un dios oscuro que decide el destino de su presa, sin romper el cuello de aquella lánguida víctima. Pero, en el fondo, también lo he atrapado. Me cuida con tus miradas voraces, me protege con un toque inmundo, y cubre mi fragilidad con el enredo de sus bizarras y alargadas extremidades, que se estiran y se clavan como raíces en mi carne. Él llena mi cuerpo con su calor, encontrando una obsesión por su piel, suave y viscosa rogando que solo me cubra una noche más con su existencia y no decida que debo ser degollado otra vez. Él ahoga mis sucios suspiros con sus falanges huesudas, que se deslizan hasta lo más profundo de mi garganta, forzando sus extremidades a explorar cada recoveco de mi esencia, arrancando pedazos de mi carne con cada caricia, él desgarra mis tejidos, extrae las entrañas que laten desesperadamente por su crueldad y morbo por el cuerpo humano. Come de mí. Devora mis órganos como un banquete oscuro. Mañana lo volverás a hacer. ¿Verdad? { https://youtu.be/J36tKHyDpEw?si=8qQUg35sIHtWch1v }
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  • ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
    𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏 (巴御前)
    ━復讐の殺人者━
    ━━━━━━━━━━━━━━━━༺❀༻

    En el turbulento periodo Sengoku de Japón, en un humilde y pintoresco poblado de Tokio, vivía una familia que, a pesar de su pobreza, irradiaba felicidad.

    En este rincón del mundo, y bajo pobres paredes de madera, nació 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏, una niña que creció rodeada del amor y la bondad de sus padres y sus abuelos.

    𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑

    Hasta que el destino, con su cruel ironía, tenía otros planes para ella.


    El eco de la guerra civil comenzó a resonar por las aldeas, anunciando tiempos oscuros

    El temido 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, conocido por su crueldad y perversión, con su ejército de samurais perversos e invencibles, arrasó la aldea, saqueando, v*olando a mujeres y asesinando a demás ciudadanos inocentes.

    Los espeluznantes gritos del horror y el baño de sangre se quedaron grabados para siempre en la mente inocente de la pequeña 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆...

    𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠

    𝐀𝐤𝐢𝐭𝐨 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, líder del 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢 , irrumpió en su casa, y dejo caer su katana, 𝑑𝑒𝑔𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 al padre, al abuelo, a la abuela y v*olando brutalmente a la madre de 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 mientras ella observaba todo, escondida en un armario...

    —¡COREEEE!— Lo último que dijo su madre expresando su deseo de salvar a su hija...

    𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 salió de su escondite, corrió y se perdió de entre los bosques de aquella aldea ya destrozada por la maldad del hombre.

    Gazú la hallo por ventura... Ella vivía como un animal...

    𝑇𝑟𝑎𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑡𝑟𝑎𝑢𝑚𝑎

    Gazú la cubrió con su túnica y la llevo a su morada.

    Pasaron años, 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 crecio y desarollo la forma de hablar de Gazú...

    𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜

    Nunca hablo para los demás pero para Gazú si...

    Aprendió bajo estricta disciplina a manejar las armas de una forma magistral e innata.

    ⟁¿Que ves más allá?𓂀 Pregunto Gazú

    —Veo....Mi madre... V"olada... Mi padre... asesinado... mis abuelos... mi vida...— Entre lágrimas respondió

    Soltó un llanto y grito al cielo

    —¡Maldito Yamaguchi!. ¡Juro por los cielos y la tierra que te haré beber de tu sangre!—

    Gazú complacido por el deseo de ella...

    𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚

    Le otorgo el poder de ser inmortal hasta que... cumpla su deseo...

    Tomoe se enfrento a las fuerzas del Clan Yamaguchi ella sola, una por una hasta que llego a Akito....

    Y el resto es historia...

    El Yukata de Tomoe tiene el poder de dotar de odio acumulado y venganza a quien lo posea.

    Gazú lo guardo y lo atesoro como una reliquia hasta que un día

    Fue entregado a 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆

    Quien perseguía lo mismo que Tomoe...

    𝐕𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍𝐙𝐀
    ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ 🎃🦇🕸️ 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏 (巴御前) ━復讐の殺人者━ ━━━━━━━━━━━━━━━━༺❀༻ En el turbulento periodo Sengoku de Japón, en un humilde y pintoresco poblado de Tokio, vivía una familia que, a pesar de su pobreza, irradiaba felicidad. En este rincón del mundo, y bajo pobres paredes de madera, nació 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏, una niña que creció rodeada del amor y la bondad de sus padres y sus abuelos. 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 Hasta que el destino, con su cruel ironía, tenía otros planes para ella. El eco de la guerra civil comenzó a resonar por las aldeas, anunciando tiempos oscuros 🌹 El temido 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, conocido por su crueldad y perversión, con su ejército de samurais perversos e invencibles, arrasó la aldea, saqueando, v*olando a mujeres y asesinando a demás ciudadanos inocentes. Los espeluznantes gritos del horror y el baño de sangre se quedaron grabados para siempre en la mente inocente de la pequeña 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆... 𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠 𝐀𝐤𝐢𝐭𝐨 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, líder del 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢 , irrumpió en su casa, y dejo caer su katana, 𝑑𝑒𝑔𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 al padre, al abuelo, a la abuela y v*olando brutalmente a la madre de 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 mientras ella observaba todo, escondida en un armario... —¡COREEEE!— Lo último que dijo su madre expresando su deseo de salvar a su hija... 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 salió de su escondite, corrió y se perdió de entre los bosques de aquella aldea ya destrozada por la maldad del hombre. Gazú la hallo por ventura... Ella vivía como un animal... 𝑇𝑟𝑎𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑡𝑟𝑎𝑢𝑚𝑎 Gazú la cubrió con su túnica y la llevo a su morada. Pasaron años, 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 crecio y desarollo la forma de hablar de Gazú... 𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜 Nunca hablo para los demás pero para Gazú si... Aprendió bajo estricta disciplina a manejar las armas de una forma magistral e innata. ⟁¿Que ves más allá?𓂀 Pregunto Gazú —Veo....Mi madre... V"olada... Mi padre... asesinado... mis abuelos... mi vida...— Entre lágrimas respondió Soltó un llanto y grito al cielo —¡Maldito Yamaguchi!. ¡Juro por los cielos y la tierra que te haré beber de tu sangre!— Gazú complacido por el deseo de ella... 𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 Le otorgo el poder de ser inmortal hasta que... cumpla su deseo... Tomoe se enfrento a las fuerzas del Clan Yamaguchi ella sola, una por una hasta que llego a Akito.... Y el resto es historia... El Yukata de Tomoe tiene el poder de dotar de odio acumulado y venganza a quien lo posea. Gazú lo guardo y lo atesoro como una reliquia hasta que un día Fue entregado a [Liz_bloodFlame] Quien perseguía lo mismo que Tomoe... 𝐕𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍𝐙𝐀 🌹
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    : A veces me dan ganas de buscar al padrastro de Skyler... Podría haber por medio una trama de chantaje o algo así que beneficiara al padrastro frente a Skyler...
    Pero no creo que tuviera suerte de encontrar a alguien que quiera interpretar al padrastro jajaja

    Si hubiera alguien interesado que me escriba por privado. Advertencia de que sería una trama de abuso y crueldad.

    Como siempre digo: por favor, abstenerse menores de edad.
    💝: A veces me dan ganas de buscar al padrastro de Skyler... Podría haber por medio una trama de chantaje o algo así que beneficiara al padrastro frente a Skyler... 🤔 Pero no creo que tuviera suerte de encontrar a alguien que quiera interpretar al padrastro jajaja Si hubiera alguien interesado que me escriba por privado. Advertencia de que sería una trama de abuso y crueldad. Como siempre digo: por favor, abstenerse menores de edad.
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  • La familia Inoue no tenía nada que realmente los uniera. Los padres, adictos y abusivos, vivían inmersos en su propia oscuridad. Por eso, cuando Sora, el mayor, cumplió 18 años, decidió hacerse cargo de su hermana pequeña y criarla él mismo. Y, durante un tiempo, todo fue maravilloso. La relación entre los dos hermanos era muy cercana, aunque, como en cualquier convivencia, había pequeños roces.

    Gritos, confusión, sangre y desesperación. Los recuerdos más vívidos de una noche fatídica. ¿Quién lo hubiera imaginado? A los 9 años, aún una niña, perdió a su hermano. Fue un golpe devastador, y tuvo que enfrentar sola, otra vez, las crueldades de la vida.

    Hoy en día, encuentra consuelo en hablar con su hermano frente al altar que tiene en casa, o cuando visita su tumba. Durante esos momentos, al menos, ya no se siente tan sola. Claro, tiene amigos, pero no puede decir que llenan por completo el vacío que Sora dejó.

    —¿Cómo has estado? —susurraba mientras organizaba unas flores—. Pasé con muy buenas calificaciones mis exámenes. Esta semana comí pan con chocolate en el almuerzo. Estaba pensando en probar con mermelada de piña y el chocolate que me sobró. ¡Debe saber genial! Ah, y, por cierto, ¿viste? Sigo usando las horquillas que me diste. No sé por qué pensé que se veían infantiles. Ya no soy tan pequeña y ahora creo que son hermosas... Me recuerdan a tu sonrisa.

    Guardó silencio por un minuto, un gesto solemne que terminó con un fuerte aplauso, señal de respeto en su familia.

    —Sé que he sido una mala hermana, que soy torpe y descuidada. ¡Por favor, cuídame! Estoy haciendo lo mejor que puedo sola.

    Unas lágrimas pequeñas escaparon de sus ojos, pero las limpió casi de inmediato con el dorso de su mano. Recogió sus cosas y, antes de marcharse, se despidió del lugar con una sonrisa llena de determinación.

    —Intentaré volver pronto, ¿sí?
    La familia Inoue no tenía nada que realmente los uniera. Los padres, adictos y abusivos, vivían inmersos en su propia oscuridad. Por eso, cuando Sora, el mayor, cumplió 18 años, decidió hacerse cargo de su hermana pequeña y criarla él mismo. Y, durante un tiempo, todo fue maravilloso. La relación entre los dos hermanos era muy cercana, aunque, como en cualquier convivencia, había pequeños roces. Gritos, confusión, sangre y desesperación. Los recuerdos más vívidos de una noche fatídica. ¿Quién lo hubiera imaginado? A los 9 años, aún una niña, perdió a su hermano. Fue un golpe devastador, y tuvo que enfrentar sola, otra vez, las crueldades de la vida. Hoy en día, encuentra consuelo en hablar con su hermano frente al altar que tiene en casa, o cuando visita su tumba. Durante esos momentos, al menos, ya no se siente tan sola. Claro, tiene amigos, pero no puede decir que llenan por completo el vacío que Sora dejó. —¿Cómo has estado? —susurraba mientras organizaba unas flores—. Pasé con muy buenas calificaciones mis exámenes. Esta semana comí pan con chocolate en el almuerzo. Estaba pensando en probar con mermelada de piña y el chocolate que me sobró. ¡Debe saber genial! Ah, y, por cierto, ¿viste? Sigo usando las horquillas que me diste. No sé por qué pensé que se veían infantiles. Ya no soy tan pequeña y ahora creo que son hermosas... Me recuerdan a tu sonrisa. Guardó silencio por un minuto, un gesto solemne que terminó con un fuerte aplauso, señal de respeto en su familia. —Sé que he sido una mala hermana, que soy torpe y descuidada. ¡Por favor, cuídame! Estoy haciendo lo mejor que puedo sola. Unas lágrimas pequeñas escaparon de sus ojos, pero las limpió casi de inmediato con el dorso de su mano. Recogió sus cosas y, antes de marcharse, se despidió del lugar con una sonrisa llena de determinación. —Intentaré volver pronto, ¿sí?
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  • —Sirius se derrumbo por su propio peso al dar sus primeros pasos con sus nuevas piernas,este oyo como alguien se acerco a el mientras el trataba de moverse—


    "No trates de hablar o de hacer alguna accion brusca,Wimbleton"


    —Dijo una figura femenina encapuchada enfrentede el—



    "Te mantuve vivo por dos razones...la primera es por tus habilidades que con un poco mas de entrenamiento podrian ser implacables...y la segunda es por el legado de tu padre,matar a todos los Nexus vivos y acabar con la crueldad de la A.A.M...¿Que dices?"



    —Sirius solo dijo que si con la cabeza—


    "De Pie...Executor"


    —Sirius se puso de pie lentamente mientras observaba a aquella figura femenina—



    LA HISTORIA SE REPITE
    —Sirius se derrumbo por su propio peso al dar sus primeros pasos con sus nuevas piernas,este oyo como alguien se acerco a el mientras el trataba de moverse— "No trates de hablar o de hacer alguna accion brusca,Wimbleton" —Dijo una figura femenina encapuchada enfrentede el— "Te mantuve vivo por dos razones...la primera es por tus habilidades que con un poco mas de entrenamiento podrian ser implacables...y la segunda es por el legado de tu padre,matar a todos los Nexus vivos y acabar con la crueldad de la A.A.M...¿Que dices?" —Sirius solo dijo que si con la cabeza— "De Pie...Executor" —Sirius se puso de pie lentamente mientras observaba a aquella figura femenina— LA HISTORIA SE REPITE
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  • "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí".

    Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes.

    El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final.

    Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas.

    Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo.

    Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos.

    Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora.

    Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.


    "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí". Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes. El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final. Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas. Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo. Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos. Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora. Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.
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  • Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada. #AshrahMortalKombat
    Cautivo en la belleza de sus pétalos, olvida en su fascinación, la crueldad y el dolor de sus espinas. Una rosa siempre tendrá su encanto justamente por eso. Dolorosamente bella prevalecerá y así como es, siempre será adorada. #AshrahMortalKombat
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  • La noche cae, el parque se torna sombrío y solitario, el refugio ideal para los habitantes de la oscuridad. Valerian se apoya en la barandilla del mirador, observando las tenues luces alumbrando los caminos de piedra que serpentean entre los árboles. Allá abajo, oculta en algún lugar no muy lejano, una niña disfruta de algunas golosinas. No alcanza a verle, pero la brisa nocturna trae su aroma. Una sonrisa irónica juega en sus labios.

    Su voz suena voz baja y profunda.

    — El azúcar... curioso, ¿no? Esa dulce tentación que ofrece consuelo en los momentos de tristeza, una pequeña chispa de placer en medio de la monotonía. Pequeños placeres que elevan el espíritu, que ofrecen una breve escapatoria del peso del mundo —hace una pausa, sus ojos azules destellando con una mezcla de compasión y crueldad— Al mismo tiempo, es un enemigo insidioso. Se adhiere silenciosamente, se infiltra en el cuerpo, creando una dependencia casi imperceptible. Con cada dulce bocado, deja una marca. Las consecuencias, a menudo invisibles al principio, se acumulan. Un deterioro sutil, una trampa invisible que atrapa a los desesperados con promesas de consuelo y satisfacción.
    La noche cae, el parque se torna sombrío y solitario, el refugio ideal para los habitantes de la oscuridad. Valerian se apoya en la barandilla del mirador, observando las tenues luces alumbrando los caminos de piedra que serpentean entre los árboles. Allá abajo, oculta en algún lugar no muy lejano, una niña disfruta de algunas golosinas. No alcanza a verle, pero la brisa nocturna trae su aroma. Una sonrisa irónica juega en sus labios. Su voz suena voz baja y profunda. — El azúcar... curioso, ¿no? Esa dulce tentación que ofrece consuelo en los momentos de tristeza, una pequeña chispa de placer en medio de la monotonía. Pequeños placeres que elevan el espíritu, que ofrecen una breve escapatoria del peso del mundo —hace una pausa, sus ojos azules destellando con una mezcla de compasión y crueldad— Al mismo tiempo, es un enemigo insidioso. Se adhiere silenciosamente, se infiltra en el cuerpo, creando una dependencia casi imperceptible. Con cada dulce bocado, deja una marca. Las consecuencias, a menudo invisibles al principio, se acumulan. Un deterioro sutil, una trampa invisible que atrapa a los desesperados con promesas de consuelo y satisfacción.
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  • 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
    Fandom HOUSE OF THE DRAGON.
    Categoría Drama

    𝗟𝗮 𝘃𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼
    𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝗶𝘇𝗼́ 𝘀𝘂 𝗽𝘀𝗶𝗾𝘂𝗲.
    𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼́ 𝗿𝗲𝘁𝗶𝗿𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿,
    𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗱𝗼. 𝗘𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲
    𝗲𝘀𝗼, 𝗰𝗮𝘆𝗼́ 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝗱𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗲
    𝘀𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗼́ 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻.

    Las estatuas rezaban, contemplando el oscuro techo abovedado.
    Helaena evitaba sus ojos blancos.

    Un puñado de arena goteó del techo de piedra que se estaba desmoronando y se hundió en sus hebras. Se preparó cuando la caverna de repente se movió y se asentó.

    Se volvió imposible de evitar. La conmoción en las calles pedía su atención. Cuando abrió las contraventanas, los soldados abrieron fuego verde contra los dos jóvenes que se defendían. Sus voces se silenciaron en una neblina de humo de armas.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.

    Parecía importante recordarlo. Lo repitió con los oídos de las estatuas como únicos testigos.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.

    Se sentó junto a la pared de la gran estrella, jadeando en busca de aire. El sudor brotó de su frente y cayó sobre el suelo cubierto de arena.

    "¿𝘌𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰?", pensó, y gritó a todo pulmón.

    La fina niebla fría le rozó la cara cuando despertó. El clima de la ciudad podía ser cruel, pero era el tipo de crueldad que ella podía soportar.
    Salió de la cama y miró por la ventana. Estaba completamente oscuro. Esperó, apuntó los fanales violáceos al viejo reloj y esperó un poco más. Las cuatro, pensó, es suficiente.

    Intentó encajar las piezas, pero, al igual que las dunas de arena, se movían cuando no mirabas.

    Las oscuras torres se elevaban sobre el bosque y se recortaban contra la luna blanca como la nieve. No pudo evitar sentirse triste por alguna razón.

    ⸻ No importa cuánto lo intente. ⸻ Lejos de consolarse, castigaba la poca facultad verbal que limitaba explicaciones útiles para la familia. Ella había sido bendecida con el Don de vislumbre, pero era maldita en igual medida.

    Presionó el reloj de arena entre los dedos. Roto el cristal, el contenido salió; así se le escapaban las palabras, así de rápido corría el tiempo en contra.

    Se había enojado. Fue fácil tomar su insolencia y convertirla en la villana de esta historia. Pero ella no merecía morir. Incluso Los Siete podían ver eso.

    Recordó a las estatuas.

    ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
    ㅤ 𝗟𝗮 𝘃𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼 𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝗶𝘇𝗼́ 𝘀𝘂 𝗽𝘀𝗶𝗾𝘂𝗲. 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼́ 𝗿𝗲𝘁𝗶𝗿𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗱𝗼. 𝗘𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗼, 𝗰𝗮𝘆𝗼́ 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝗱𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗲 𝘀𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗼́ 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻. Las estatuas rezaban, contemplando el oscuro techo abovedado. Helaena evitaba sus ojos blancos. Un puñado de arena goteó del techo de piedra que se estaba desmoronando y se hundió en sus hebras. Se preparó cuando la caverna de repente se movió y se asentó. Se volvió imposible de evitar. La conmoción en las calles pedía su atención. Cuando abrió las contraventanas, los soldados abrieron fuego verde contra los dos jóvenes que se defendían. Sus voces se silenciaron en una neblina de humo de armas. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦. Parecía importante recordarlo. Lo repitió con los oídos de las estatuas como únicos testigos. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦. Se sentó junto a la pared de la gran estrella, jadeando en busca de aire. El sudor brotó de su frente y cayó sobre el suelo cubierto de arena. "¿𝘌𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰?", pensó, y gritó a todo pulmón. La fina niebla fría le rozó la cara cuando despertó. El clima de la ciudad podía ser cruel, pero era el tipo de crueldad que ella podía soportar. Salió de la cama y miró por la ventana. Estaba completamente oscuro. Esperó, apuntó los fanales violáceos al viejo reloj y esperó un poco más. Las cuatro, pensó, es suficiente. Intentó encajar las piezas, pero, al igual que las dunas de arena, se movían cuando no mirabas. Las oscuras torres se elevaban sobre el bosque y se recortaban contra la luna blanca como la nieve. No pudo evitar sentirse triste por alguna razón. ⸻ No importa cuánto lo intente. ⸻ Lejos de consolarse, castigaba la poca facultad verbal que limitaba explicaciones útiles para la familia. Ella había sido bendecida con el Don de vislumbre, pero era maldita en igual medida. Presionó el reloj de arena entre los dedos. Roto el cristal, el contenido salió; así se le escapaban las palabras, así de rápido corría el tiempo en contra. Se había enojado. Fue fácil tomar su insolencia y convertirla en la villana de esta historia. Pero ella no merecía morir. Incluso Los Siete podían ver eso. Recordó a las estatuas. ⸻ 𝘍𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦, 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘦.
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