• Mi Yelena...

    - Abrió sus labios, mencionando aquel nombre que lo llenaba de alegría, su refugio y la piel donde podía ser él mismo.
    En los ojos de Abel la pequeña rubia ea un arte, de esos que no tienen precio, de los que atesoras con tu vida y para siempre.

    ... Любовь моя, я теперь дома. (Mi amor, ya estoy en casa).
    Mi Yelena... - Abrió sus labios, mencionando aquel nombre que lo llenaba de alegría, su refugio y la piel donde podía ser él mismo. En los ojos de Abel la pequeña rubia ea un arte, de esos que no tienen precio, de los que atesoras con tu vida y para siempre. ... Любовь моя, я теперь дома. (Mi amor, ya estoy en casa).
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  • - luego de unas horas en el avión al fin llegó a Estambul, Turquía.
    La joven suspiro mientras bajaba las escaleras en dirección a la entrada, hace 20 años que no pasaba este país por órdenes de la madre de Aslan, Hulya, quien jamás la reconoció como hija adoptiva y la envío fuera de su territorio al fallecer el padre de Aslan, solo por tener sangre inglesa.
    El padre de Aslan la adoptó cuando tenía 11 años, la encontraron en los límites de Estambul, como no recordaba nombre y su pasado, el padre de Aslan le puso Angyar, un nombre compuesto de ángel y su apellido que en irlandés significaba muerte, al saber que la joven no era turca.
    Cómo ella y Aslan , su hijo, se parecían decidió pasarlos por hermanos, ya que tenían la misma edad.
    Todos esos recuerdos comenzaron a brotar a pesar de que fueron 4 años que se crío con Aslan, lo considero como un hermano.-

    Heme aquí..

    - murmuró entre suspiro con algo de pesar, y miro la salida del aeropuerto donde todos esperaban a alguien.
    Un rubio alto de 1,89 cm con camisa negra lentes de sol, llamaba la atención de todos. Supo que era su hermano, camino hacia la multitud, y uno de los guardias se le acercó y le dió la bienvenida, tomando su bolso. En eso la multitud se disperso y el rubio se acercó a la joven, alzando una ceja mirandola-

    Aslan: te ves del terror hermana, como te van a durar los novios así?

    - la joven suspiro cerrando los ojos un segundo, sabía que se refería a sus ojeras, abrió los ojos mirándolo fijamente-

    También es un gusto verte Aslan, veo que no has cambiado.

    - el hombre sonrió con una mirada aguda, un silencio quedó entre ellos y luego el avanzó para ir hacia la van que los traía , la joven los siguió. Subieron a la van sentándose uno frente a otro-

    Aslan: ya estoy enterado de todo lo que te ocurrió hermana, 3 atentados en tu contra el último te dejo en coma por 5 meses, cuando volviste fue una suerte que reconocieras a tu hijo y a Jack.

    - el turco miraba la ventana y luego sacaba un dulce de su bolsillo, para comérselo. La joven lo miro casi como si lo tratara de matarlo con la mirada.-

    Veo que has estado siguiendo mis pasos, ¿para que me llamaste Soykan?

    - el turco dió una carcajadas, conocía a su hermana y sabía que la estaba sacando de quicio-

    Aslan: de ¿quién es tu hijo Angyar?, sus rasgos no son ingleses. Lo único que tiene de ti son sus ojos..

    - la mujer lo miró fieramente estaba a punto de golpearlo si decis algo mas-

    Eso no es de tu incumbencia, te agradezco que lo hayas cuidado.

    - el hombre levanto la mano en señal de pausa-

    Aslan: sabes que mis servicios no son baratos hermana, dejaste tus obligaciones hace 20 años atrás y me he tenido que hacer cargo de eso. Ahora que estás aquí , tienes que hacerte cargo de las relaciones exteriores.

    - entrecerró la mirada la joven, sabía que su hermano era un manipulador pero utilizar la seguridad de su hijo era bajo-

    Que quieres que haya...

    - el turco sonrió al sentirse triunfante en este debate-

    Aslan: hablaremos en la casa
    - luego de unas horas en el avión al fin llegó a Estambul, Turquía. La joven suspiro mientras bajaba las escaleras en dirección a la entrada, hace 20 años que no pasaba este país por órdenes de la madre de Aslan, Hulya, quien jamás la reconoció como hija adoptiva y la envío fuera de su territorio al fallecer el padre de Aslan, solo por tener sangre inglesa. El padre de Aslan la adoptó cuando tenía 11 años, la encontraron en los límites de Estambul, como no recordaba nombre y su pasado, el padre de Aslan le puso Angyar, un nombre compuesto de ángel y su apellido que en irlandés significaba muerte, al saber que la joven no era turca. Cómo ella y Aslan , su hijo, se parecían decidió pasarlos por hermanos, ya que tenían la misma edad. Todos esos recuerdos comenzaron a brotar a pesar de que fueron 4 años que se crío con Aslan, lo considero como un hermano.- Heme aquí.. - murmuró entre suspiro con algo de pesar, y miro la salida del aeropuerto donde todos esperaban a alguien. Un rubio alto de 1,89 cm con camisa negra lentes de sol, llamaba la atención de todos. Supo que era su hermano, camino hacia la multitud, y uno de los guardias se le acercó y le dió la bienvenida, tomando su bolso. En eso la multitud se disperso y el rubio se acercó a la joven, alzando una ceja mirandola- Aslan: te ves del terror hermana, como te van a durar los novios así? - la joven suspiro cerrando los ojos un segundo, sabía que se refería a sus ojeras, abrió los ojos mirándolo fijamente- También es un gusto verte Aslan, veo que no has cambiado. - el hombre sonrió con una mirada aguda, un silencio quedó entre ellos y luego el avanzó para ir hacia la van que los traía , la joven los siguió. Subieron a la van sentándose uno frente a otro- Aslan: ya estoy enterado de todo lo que te ocurrió hermana, 3 atentados en tu contra el último te dejo en coma por 5 meses, cuando volviste fue una suerte que reconocieras a tu hijo y a Jack. - el turco miraba la ventana y luego sacaba un dulce de su bolsillo, para comérselo. La joven lo miro casi como si lo tratara de matarlo con la mirada.- Veo que has estado siguiendo mis pasos, ¿para que me llamaste Soykan? - el turco dió una carcajadas, conocía a su hermana y sabía que la estaba sacando de quicio- Aslan: de ¿quién es tu hijo Angyar?, sus rasgos no son ingleses. Lo único que tiene de ti son sus ojos.. - la mujer lo miró fieramente estaba a punto de golpearlo si decis algo mas- Eso no es de tu incumbencia, te agradezco que lo hayas cuidado. - el hombre levanto la mano en señal de pausa- Aslan: sabes que mis servicios no son baratos hermana, dejaste tus obligaciones hace 20 años atrás y me he tenido que hacer cargo de eso. Ahora que estás aquí , tienes que hacerte cargo de las relaciones exteriores. - entrecerró la mirada la joven, sabía que su hermano era un manipulador pero utilizar la seguridad de su hijo era bajo- Que quieres que haya... - el turco sonrió al sentirse triunfante en este debate- Aslan: hablaremos en la casa
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  • ──────¿Enserio han pasado ya tres horas? Juraría que empezamos hace tan solo diez minutos, el tiempo transcurre de formas muy curiosas cuando eres inmortal. El cambio de vestuario y maquillaje son lo primero que toca antes de filmación de cada escena. Para los días en que hay que filmar al aire libre, Afro utiliza el setting spray de 𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘦𝘥𝘦𝘢'𝘴 𝘊𝘢𝘶𝘭𝘥𝘳𝘰𝘯 para que su maquillaje dure a lo largo del día a pesar del sudor y la grasita.
    ──────¿Enserio han pasado ya tres horas? Juraría que empezamos hace tan solo diez minutos, el tiempo transcurre de formas muy curiosas cuando eres inmortal. El cambio de vestuario y maquillaje son lo primero que toca antes de filmación de cada escena. Para los días en que hay que filmar al aire libre, Afro utiliza el setting spray de 𝘛𝘩𝘦 𝘔𝘦𝘥𝘦𝘢'𝘴 𝘊𝘢𝘶𝘭𝘥𝘳𝘰𝘯 para que su maquillaje dure a lo largo del día a pesar del sudor y la grasita.
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  • *Pese a que al principio Adam no quería ir a trabajar hoy, la verdad es que fue una gran noche.
    Antes de salir el sol él vuelve a casa a descansar después de llevar personas en su auto a sus diversos destinos por toda la ciudad. Trabajar como conductor de aplicación para el transporte privado de particulares durante el turno nocturno le divierte por varias razones. La tarifa nocturna es más elevada, y por tanto implica ganar más dinero, pero también se pueden ganar ciertos trofeos que a la luz del día son más difíciles de conseguir.
    Así pues, cuando el alba raya en el horizonte vuelve a casa, y antes de bajar de su auto tras apagarlo nota por el espejo la marca en su rostro que cierta pelirroja le dejó.*

    —Vaya...

    *Entonces se lleva el pulgar a los labios y sonríe, porque esa marca en su mejilla es la prueba de que esta noche conquistó uno de esos trofeos que son tan agradables y valiosos... Así como raros y con cierta dificultad para obtener. Y los recuerdos de la cabellera carmesí de hoy le hacen sentirse feliz, porque hicieron de este un día genial.*
    *Pese a que al principio Adam no quería ir a trabajar hoy, la verdad es que fue una gran noche. Antes de salir el sol él vuelve a casa a descansar después de llevar personas en su auto a sus diversos destinos por toda la ciudad. Trabajar como conductor de aplicación para el transporte privado de particulares durante el turno nocturno le divierte por varias razones. La tarifa nocturna es más elevada, y por tanto implica ganar más dinero, pero también se pueden ganar ciertos trofeos que a la luz del día son más difíciles de conseguir. Así pues, cuando el alba raya en el horizonte vuelve a casa, y antes de bajar de su auto tras apagarlo nota por el espejo la marca en su rostro que cierta pelirroja le dejó.* —Vaya... *Entonces se lleva el pulgar a los labios y sonríe, porque esa marca en su mejilla es la prueba de que esta noche conquistó uno de esos trofeos que son tan agradables y valiosos... Así como raros y con cierta dificultad para obtener. Y los recuerdos de la cabellera carmesí de hoy le hacen sentirse feliz, porque hicieron de este un día genial.*
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  • ¿Aún con Vida?
    Fandom The Fuking Rangers
    Categoría Slice of Life
    Con cariño, para Lia Russell ❤︎❤︎❤︎

    °l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

    El aire se pudre anticipando mi llegada. Siempre lo hace. Me gusta pensar que es el mundo preparándose, abriendo sus puertas para mi; más concretamente, su habitación.

    Aparezco en el techo, en ese rincón que la luz parece evadir. Cuelgo, como un colgado amarrado al revés: patas arriba, sonrisa invertida, ojos encendidos, mi cabello como una cascada de brea negra derramándose en el suelo. Me olerá antes de verme, hierro y vísceras. Perfecto.

    — Ah… mírate~ Todavía con carne encima de los huesos y aire en los pulmones. Qué fastidio tan… exquisito —mi sonrisa crece, retorcida, dejando a la vista dos hileras de dientes afilados— Te imaginé derramada por algún galán de pacotilla, olvidada en un rincón del mundo, abierta como una botella de licor barato~ Pero no… Aquí estás. Firme. Viva. Un fracaso glorioso.

    Me dejo caer. Caigo como si la gravedad me estuviera rogando desde hace siglos.

    El charco bajo mis pies no existía hace un segundo. Ahora huele a su más tierna infancia, alcohol, sudor, clases privadas, vestidos de ballet y exigencia.

    — ¿Me extrañaste? Pensé en ti justo ayer. Después de ver a una madre abrazar el cadáver tibio de su hijo, susurrándole cuentos que ya no importaban. Fue hermoso, y entonces te recordé, y no pude evitar preguntarme si tus padres también te extrañarán.
    Con cariño, para [ripple_platinum_crow_772] ❤︎❤︎❤︎ °l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l° El aire se pudre anticipando mi llegada. Siempre lo hace. Me gusta pensar que es el mundo preparándose, abriendo sus puertas para mi; más concretamente, su habitación. Aparezco en el techo, en ese rincón que la luz parece evadir. Cuelgo, como un colgado amarrado al revés: patas arriba, sonrisa invertida, ojos encendidos, mi cabello como una cascada de brea negra derramándose en el suelo. Me olerá antes de verme, hierro y vísceras. Perfecto. — Ah… mírate~ Todavía con carne encima de los huesos y aire en los pulmones. Qué fastidio tan… exquisito —mi sonrisa crece, retorcida, dejando a la vista dos hileras de dientes afilados— Te imaginé derramada por algún galán de pacotilla, olvidada en un rincón del mundo, abierta como una botella de licor barato~ Pero no… Aquí estás. Firme. Viva. Un fracaso glorioso. Me dejo caer. Caigo como si la gravedad me estuviera rogando desde hace siglos. El charco bajo mis pies no existía hace un segundo. Ahora huele a su más tierna infancia, alcohol, sudor, clases privadas, vestidos de ballet y exigencia. — ¿Me extrañaste? Pensé en ti justo ayer. Después de ver a una madre abrazar el cadáver tibio de su hijo, susurrándole cuentos que ya no importaban. Fue hermoso, y entonces te recordé, y no pude evitar preguntarme si tus padres también te extrañarán.
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  • ─No solo vendemos drogas o armas... Vendemos vidas y cuerpos, de mujeres que buscan una mejor vida en Europa y hombres que aceptarían matar por pan a su boca, vendemos...

    Placer a cambio de Poder y Dinero ────────────
    𝑰𝒗𝒂𝒏𝒐𝒗𝒂
    ─No solo vendemos drogas o armas... Vendemos vidas y cuerpos, de mujeres que buscan una mejor vida en Europa y hombres que aceptarían matar por pan a su boca, vendemos... Placer a cambio de Poder y Dinero 🌹──────────── 𝑰𝒗𝒂𝒏𝒐𝒗𝒂
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  • ¡Tú, Yaoguai (demonio), no osarás a perturbar con la paz de estos humildes mortales!. ¡Es hora de que el Gran Sabio te dé tu tunda!.
    ¡Tú, Yaoguai (demonio), no osarás a perturbar con la paz de estos humildes mortales!. ¡Es hora de que el Gran Sabio te dé tu tunda!.
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  • El hombre sabio que observa el espacio no considera lo pequeño como demasiado poco; ni lo grande como enorme, porque sabe que no existen límites a las dimensiones.
    El hombre sabio que observa el espacio no considera lo pequeño como demasiado poco; ni lo grande como enorme, porque sabe que no existen límites a las dimensiones.
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  • Elisabetta caminaba por las calles de Trastevere con un leve cosquilleo en el estómago. No era una sensación que conociera bien; el nerviosismo no solía tener cabida en su vida. Y sin embargo, ahí estaba: apretando suavemente las correas de su mochila de mezclilla mientras recorría el adoquinado con sus botines negros resonando suavemente en cada paso. Vestía de manera sorprendentemente casual para ser ella: jeans ajustados, una blusa de algodón de manga tres cuartos y cuello ligeramente alto que abrazaba su figura con discreción, y el cabello rubio cayendo suelto sobre su espalda.

    Esa noche no era la Farfalla della Morte, líder implacable de una de las organizaciones más temidas de Italia. Esa noche, era solo Elisabetta. Una mujer que esperaba una cita.

    Eligió un pequeño restaurante que había visitado años atrás, cuando la vida era más sencilla. La Lanterna Verde, un rincón discreto en una calle estrecha, adornado con faroles de hierro forjado y parras trepando por la fachada. Afuera, las mesas se acomodaban bajo una pérgola cubierta de luces cálidas que titilaban como luciérnagas suspendidas en el aire. El aroma a albahaca fresca y pan recién horneado impregnaba el ambiente.

    Se sentó en una mesa cerca de la esquina, desde donde podía ver claramente la entrada, y sacó su celular. Sus dedos dudaron un instante antes de escribirle a Ryan:

    "Buonasera, Ryan . Estoy en un lugar encantador en Trastevere que se llama La Lanterna Verde. Es tranquilo, acogedor… pensé que podríamos conversar sin prisas. Estoy en la terraza, en una mesa hacia la esquina. Te estaré esperando."

    Le dio a enviar y apoyó el teléfono sobre la mesa con un leve suspiro. Sus ojos violetas recorrían distraídamente el entorno, sin dejar de lanzar miradas hacia la entrada cada tanto. Había algo casi adolescente en esa espera, una inquietud que no lograba calmar ni siquiera con la familiaridad del entorno.

    Cuando lo viera llegar, pensó, lo recibiría con una sonrisa serena. No fingida, no forzada. Cordial, sí, pero también honesta. Porque esa noche, por muy extraño que le pareciera, quería compartir un pedacito de su mundo con alguien… sin necesidad de protegerse. Solo ella. Solo Elisabetta.

    Elisabetta caminaba por las calles de Trastevere con un leve cosquilleo en el estómago. No era una sensación que conociera bien; el nerviosismo no solía tener cabida en su vida. Y sin embargo, ahí estaba: apretando suavemente las correas de su mochila de mezclilla mientras recorría el adoquinado con sus botines negros resonando suavemente en cada paso. Vestía de manera sorprendentemente casual para ser ella: jeans ajustados, una blusa de algodón de manga tres cuartos y cuello ligeramente alto que abrazaba su figura con discreción, y el cabello rubio cayendo suelto sobre su espalda. Esa noche no era la Farfalla della Morte, líder implacable de una de las organizaciones más temidas de Italia. Esa noche, era solo Elisabetta. Una mujer que esperaba una cita. Eligió un pequeño restaurante que había visitado años atrás, cuando la vida era más sencilla. La Lanterna Verde, un rincón discreto en una calle estrecha, adornado con faroles de hierro forjado y parras trepando por la fachada. Afuera, las mesas se acomodaban bajo una pérgola cubierta de luces cálidas que titilaban como luciérnagas suspendidas en el aire. El aroma a albahaca fresca y pan recién horneado impregnaba el ambiente. Se sentó en una mesa cerca de la esquina, desde donde podía ver claramente la entrada, y sacó su celular. Sus dedos dudaron un instante antes de escribirle a Ryan: "Buonasera, [Ryan_Al_72]. Estoy en un lugar encantador en Trastevere que se llama La Lanterna Verde. Es tranquilo, acogedor… pensé que podríamos conversar sin prisas. Estoy en la terraza, en una mesa hacia la esquina. Te estaré esperando." Le dio a enviar y apoyó el teléfono sobre la mesa con un leve suspiro. Sus ojos violetas recorrían distraídamente el entorno, sin dejar de lanzar miradas hacia la entrada cada tanto. Había algo casi adolescente en esa espera, una inquietud que no lograba calmar ni siquiera con la familiaridad del entorno. Cuando lo viera llegar, pensó, lo recibiría con una sonrisa serena. No fingida, no forzada. Cordial, sí, pero también honesta. Porque esa noche, por muy extraño que le pareciera, quería compartir un pedacito de su mundo con alguien… sin necesidad de protegerse. Solo ella. Solo Elisabetta.
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  • ☆ Park Ji-a, La Cicatriz del Tigre, hermanastra ☆

    No somos hermanas de madre.
    Ni de ternura.
    Solo de cicatrices compartidas y silencios que nadie más entendería.

    El Tigre Blanco me legó su imperio.
    A ella, un apartamento perdido en los suburbios.
    Y aún así… nunca he sentido su ausencia como siento su sombra acechándome.

    Ji-a es mi reflejo torcido.
    Mi antagonista natural.
    La herida que no sangra, pero arde.

    No hablamos de lo que duele.
    Ni de lo que alguna vez pudo ser diferente.
    Pero si alguien la toca…
    si la ponen en peligro…
    yo aparezco. Siempre.

    Porque no elegí quererla.
    Pero tampoco puedo evitar protegerla.
    ☆ Park Ji-a, La Cicatriz del Tigre, hermanastra ☆ No somos hermanas de madre. Ni de ternura. Solo de cicatrices compartidas y silencios que nadie más entendería. El Tigre Blanco me legó su imperio. A ella, un apartamento perdido en los suburbios. Y aún así… nunca he sentido su ausencia como siento su sombra acechándome. Ji-a es mi reflejo torcido. Mi antagonista natural. La herida que no sangra, pero arde. No hablamos de lo que duele. Ni de lo que alguna vez pudo ser diferente. Pero si alguien la toca… si la ponen en peligro… yo aparezco. Siempre. Porque no elegí quererla. Pero tampoco puedo evitar protegerla.
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