• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    //Es normal que me esté planteando gastarme 85 dólares en el vip permanente de esta vaina (?) //
    //Es normal que me esté planteando gastarme 85 dólares en el vip permanente de esta vaina (?) :STK-52: //
    Me enjaja
    1
    0 comentarios 0 compartidos
  • Otra guerra terminada, Nike siempre nos apoyara en nuestros objetivos y Ares nos daras los recursos para alcanzar la victoria
    Otra guerra terminada, Nike siempre nos apoyara en nuestros objetivos y Ares nos daras los recursos para alcanzar la victoria
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • La Lágrima del Primer Olvido
    Fandom OC
    Categoría Aventura
    Gin Katsuragi

    El eco del corazón de Umbra aún latía en sus manos. Miyabi se arrodilló en medio de un claro que parecia no existir en ningún mapa, un lugar lleno de árboles cuya corteza temblaba con la respiración del tiempo pero que reflejaba su antigua aldea tal y como la recordaba.

    Acababa de dejar atrás el abismo, el lugar donde había arrancado el primer ingrediente para la Llama del Juicio.

    Pero el mundo que la recibia ahora no era el suyo. La hierba era más alta de lo que recordaba, el cielo más limpio, y el aire tan inocente que le provocaba paz. No había ruinas ni cicatrices ni la aldea destruída que recordaba; tampoco rastros de la guerra que habia empezado el clan del fenix negro.
    Se levantó lentamente, con el ceño fruncido —¿Dónde estoy...? —murmuró hasta sentir una presencia lejana y temblorosa, como un susurro que nacía del mismo suelo. Algo que no era ni alma ni materia: La Lágrima del Primer Olvido estaba cerca. Era un cristal puro, nacido del olvido absoluto de un ser que había renunciado a su nombre, a su forma y a su propósito, y que aún así, seguía caminando y la única forma de obtenerla era cambiando lugares con aquel ser.

    Miyabi se estremeció.. El corazón de Umbra en sus manos palpitó de nuevo, y por un instante, sus memorias parpadearon. Vió el rostro de Gin, su prometido, antes de que el abismo se los tragara. ¿Estaba él aquí también? ¿En este mundo? ¿Había sido arrastrado por la grieta que el corazón había abierto?

    —Gin... —susurró. Y el viento pareció conocer ese nombre. Pero ella ya no estaba segura de recordarlo.

    El tiempo había comenzado a deshilacharse y Miyabi estaba caminando hacia el lugar donde los recuerdos mueren.
    [Katsuragi01] El eco del corazón de Umbra aún latía en sus manos. Miyabi se arrodilló en medio de un claro que parecia no existir en ningún mapa, un lugar lleno de árboles cuya corteza temblaba con la respiración del tiempo pero que reflejaba su antigua aldea tal y como la recordaba. Acababa de dejar atrás el abismo, el lugar donde había arrancado el primer ingrediente para la Llama del Juicio. Pero el mundo que la recibia ahora no era el suyo. La hierba era más alta de lo que recordaba, el cielo más limpio, y el aire tan inocente que le provocaba paz. No había ruinas ni cicatrices ni la aldea destruída que recordaba; tampoco rastros de la guerra que habia empezado el clan del fenix negro. Se levantó lentamente, con el ceño fruncido —¿Dónde estoy...? —murmuró hasta sentir una presencia lejana y temblorosa, como un susurro que nacía del mismo suelo. Algo que no era ni alma ni materia: La Lágrima del Primer Olvido estaba cerca. Era un cristal puro, nacido del olvido absoluto de un ser que había renunciado a su nombre, a su forma y a su propósito, y que aún así, seguía caminando y la única forma de obtenerla era cambiando lugares con aquel ser. Miyabi se estremeció.. El corazón de Umbra en sus manos palpitó de nuevo, y por un instante, sus memorias parpadearon. Vió el rostro de Gin, su prometido, antes de que el abismo se los tragara. ¿Estaba él aquí también? ¿En este mundo? ¿Había sido arrastrado por la grieta que el corazón había abierto? —Gin... —susurró. Y el viento pareció conocer ese nombre. Pero ella ya no estaba segura de recordarlo. El tiempo había comenzado a deshilacharse y Miyabi estaba caminando hacia el lugar donde los recuerdos mueren.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    20
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    8
    1 turno 0 maullidos
  • -Ya preparado, observándome en el espejo; al ver mi atuendo nupcial, sonreí.-

    Niffty cada vez me sorprende con sus detalles dandole toques singulares.

    -Mis sombras ocultaron mi rostro con el velo, envolviéndome, entonando un ritual de buena fortuna para su maestro. Mis pequeños demonios brincaban, lanzando flores. Hice que mis astas crecieran, haciéndolas lucir como una corona, y así me condujeron al lugar donde se celebraría la boda.-
    -Ya preparado, observándome en el espejo; al ver mi atuendo nupcial, sonreí.- Niffty cada vez me sorprende con sus detalles dandole toques singulares. -Mis sombras ocultaron mi rostro con el velo, envolviéndome, entonando un ritual de buena fortuna para su maestro. Mis pequeños demonios brincaban, lanzando flores. Hice que mis astas crecieran, haciéndolas lucir como una corona, y así me condujeron al lugar donde se celebraría la boda.-
    Me gusta
    Me encocora
    6
    2 turnos 0 maullidos
  • #SliceOfLife

    — Ésta biblioteca está muy vacía. En cambio en los antros ni siquiera caben las personas por las multitudes. Me pregunto, ¿Porqué no visitan éstos lugares ahora? Quizás les ayude a desarrollar el potencial de las neuronas que tienen.

    - Se sentó frente a una mesa, observando que habían pocas personas en ese salón lleno de libros. No se retractaba de lo que había dicho en voz alta, incluso se rió luego de eso, pareciéndole graciosa la situación. -

    — Aunque dudo que puedan comprender... ah. Lo voy a olvidar, es mi estrés hablando.

    - Sacó sus cosas para continuar con los detalles de su manga, ya se estaba atrasando con la fecha de entrega de los capítulos. De la presión ni siquiera tenía ganas de "criticar" a la sociedad como siempre. -
    #SliceOfLife — Ésta biblioteca está muy vacía. En cambio en los antros ni siquiera caben las personas por las multitudes. Me pregunto, ¿Porqué no visitan éstos lugares ahora? Quizás les ayude a desarrollar el potencial de las neuronas que tienen. - Se sentó frente a una mesa, observando que habían pocas personas en ese salón lleno de libros. No se retractaba de lo que había dicho en voz alta, incluso se rió luego de eso, pareciéndole graciosa la situación. - — Aunque dudo que puedan comprender... ah. Lo voy a olvidar, es mi estrés hablando. - Sacó sus cosas para continuar con los detalles de su manga, ya se estaba atrasando con la fecha de entrega de los capítulos. De la presión ni siquiera tenía ganas de "criticar" a la sociedad como siempre. -
    Me gusta
    3
    4 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Me cantaria que aparescan mas dioses norticos por aqui

    Especialmente Thor y Odin.
    Me cantaria que aparescan mas dioses norticos por aqui Especialmente Thor y Odin.
    0 comentarios 0 compartidos
  • Te encontraré, aunque tenga que atravesar montañas y mares prohibidos. No pienso rendirme… extraño tu risa, mujer, y volveré a tenerla cerca.
    Te encontraré, aunque tenga que atravesar montañas y mares prohibidos. No pienso rendirme… extraño tu risa, mujer, y volveré a tenerla cerca.
    Me gusta
    Me enjaja
    4
    14 turnos 0 maullidos
  • —Vamos… otra vez… este… sí… entonces… tú puedes —

    susurró Daniel, con la voz apenas audible entre jadeos, mientras golpeaba el maniquí. Cada movimiento le costaba un esfuerzo sobrehumano; los brazos le ardían, los hombros temblaban y las piernas apenas lo sostenían. Cada golpe y cada giro drenaban su energía física y mental. La chispa de su magia lunar vibraba inestable en su mente, a punto de escapar y dejarlo completamente débil, pero no podía detenerse.

    Horas y horas habían pasado. Horas concentrado en guiar la energía lunar por sus runas invisibles, obligándose a mantener la chispa dentro de su mente, concentrando cada fragmento de voluntad. Cada respiración era un suplicio; el sudor le empapaba la frente y el pecho, la visión se le nublaba, y la fuerza de sus piernas se desvanecía poco a poco. Aun así, continuaba, porque debía ser suficiente, debía sostenerse firme, debía mantenerse como alguien en quien se pudiera confiar sin importar las circunstancias.

    Los murmullos del reino y la taberna aún resonaban en su cabeza, como cuchillos invisibles:

    “¿Ese es el futuro esposo de la princesa loca?”
    “Seguro que la princesa se cansará de él y encontrará a alguien mejor.”
    “Un Selene que ni controla su magia… qué vergüenza.”

    En los bares, hombres fuertes y arrogantes se burlaban de él, asegurando que podían conquistar mejor a la princesa loca que él, señalando su torpeza, su timidez, su inexperiencia. Cada risa, cada comentario, cada mirada de desprecio lo atravesaba, pero lo transformaba en impulso para seguir, recordándole que debía demostrar que podía sostenerse, que no podía fallar.

    —Si ella pudo… yo también puedo… —

    jadeó, la voz rota, con la visión borrosa y la energía lunar vibrando fuera de control. Hablaba de su hermana… todos se burlaban de que ella, a sus diez años, ya manejaba su magia y él, a sus diecinueve, apenas podía.

    —No importa que me queme… no importa que cada chispa me arrastre… debo sostenerme… debo ser suficiente… debo poder ser alguien que nunca falle…

    Se apoyó con ambas manos sobre el maniquí, temblando, arrastrando su cuerpo con esfuerzo, cada respiración corta y dolorosa. Cada chispa de energía parecía querer escapar de su mente, pero él la contenía con un esfuerzo monumental. Cada golpe al maniquí era un acto de voluntad, un desafío a la fatiga, al drenaje y a los recuerdos de desprecio.

    —Maldita sea… no puedo dejar que se me escape… solo un intento más… —

    susurró con dificultad, los dientes apretados, mientras la chispa vibraba y le quemaba la mente

    —. Horas… y aún sigo aquí… y no me importa… no me importa si cada fibra de mi cuerpo grita… debo sostenerme… debo ser firme… debo ser suficiente… para… para ella.

    El cuerpo le temblaba de manera casi incontrolable; cada respiración parecía arrancarle fuerzas, cada latido del corazón era un esfuerzo. La magia lunar estaba a punto de drenarlo por completo, pero Daniel resistía. No caía, no se desmayaba, aunque el límite estaba al alcance. Cada murmullo, cada burla, cada recuerdo de desprecio se transformaba en fuerza, recordándole que debía mantenerse firme, que no podía ceder.

    Sin saberlo, alguien ya lo observaba. Cada jadeo, cada temblor, cada chispa de magia inestable era visible para esa presencia silenciosa, pero Daniel no lo percibía. Su mundo estaba solo con su agotamiento, su concentración y la chispa que amenazaba con drenarlo por completo.

    Con un esfuerzo monumental, levantó la cabeza, concentró la chispa de energía que vibraba fuera de control y golpeó el maniquí una vez más, arrastrando su cuerpo tembloroso, casi sin fuerzas, pero aún firme. Sus ojos brillaban con determinación absoluta: seguiría siendo un soporte inquebrantable, aunque cada segundo le costara la vida, aunque cada chispa de magia intentara consumirlo por completo.

    Y aun así, respirando con dificultad, cada músculo vibrando por el esfuerzo, Daniel Selene seguía. Consciente. Débil. Al borde del colapso. Pero firme. Incansable. Imparable.

    Adriana Salvatore o Alexa Selene cualquiera de las 2 //
    —Vamos… otra vez… este… sí… entonces… tú puedes — susurró Daniel, con la voz apenas audible entre jadeos, mientras golpeaba el maniquí. Cada movimiento le costaba un esfuerzo sobrehumano; los brazos le ardían, los hombros temblaban y las piernas apenas lo sostenían. Cada golpe y cada giro drenaban su energía física y mental. La chispa de su magia lunar vibraba inestable en su mente, a punto de escapar y dejarlo completamente débil, pero no podía detenerse. Horas y horas habían pasado. Horas concentrado en guiar la energía lunar por sus runas invisibles, obligándose a mantener la chispa dentro de su mente, concentrando cada fragmento de voluntad. Cada respiración era un suplicio; el sudor le empapaba la frente y el pecho, la visión se le nublaba, y la fuerza de sus piernas se desvanecía poco a poco. Aun así, continuaba, porque debía ser suficiente, debía sostenerse firme, debía mantenerse como alguien en quien se pudiera confiar sin importar las circunstancias. Los murmullos del reino y la taberna aún resonaban en su cabeza, como cuchillos invisibles: “¿Ese es el futuro esposo de la princesa loca?” “Seguro que la princesa se cansará de él y encontrará a alguien mejor.” “Un Selene que ni controla su magia… qué vergüenza.” En los bares, hombres fuertes y arrogantes se burlaban de él, asegurando que podían conquistar mejor a la princesa loca que él, señalando su torpeza, su timidez, su inexperiencia. Cada risa, cada comentario, cada mirada de desprecio lo atravesaba, pero lo transformaba en impulso para seguir, recordándole que debía demostrar que podía sostenerse, que no podía fallar. —Si ella pudo… yo también puedo… — jadeó, la voz rota, con la visión borrosa y la energía lunar vibrando fuera de control. Hablaba de su hermana… todos se burlaban de que ella, a sus diez años, ya manejaba su magia y él, a sus diecinueve, apenas podía. —No importa que me queme… no importa que cada chispa me arrastre… debo sostenerme… debo ser suficiente… debo poder ser alguien que nunca falle… Se apoyó con ambas manos sobre el maniquí, temblando, arrastrando su cuerpo con esfuerzo, cada respiración corta y dolorosa. Cada chispa de energía parecía querer escapar de su mente, pero él la contenía con un esfuerzo monumental. Cada golpe al maniquí era un acto de voluntad, un desafío a la fatiga, al drenaje y a los recuerdos de desprecio. —Maldita sea… no puedo dejar que se me escape… solo un intento más… — susurró con dificultad, los dientes apretados, mientras la chispa vibraba y le quemaba la mente —. Horas… y aún sigo aquí… y no me importa… no me importa si cada fibra de mi cuerpo grita… debo sostenerme… debo ser firme… debo ser suficiente… para… para ella. El cuerpo le temblaba de manera casi incontrolable; cada respiración parecía arrancarle fuerzas, cada latido del corazón era un esfuerzo. La magia lunar estaba a punto de drenarlo por completo, pero Daniel resistía. No caía, no se desmayaba, aunque el límite estaba al alcance. Cada murmullo, cada burla, cada recuerdo de desprecio se transformaba en fuerza, recordándole que debía mantenerse firme, que no podía ceder. Sin saberlo, alguien ya lo observaba. Cada jadeo, cada temblor, cada chispa de magia inestable era visible para esa presencia silenciosa, pero Daniel no lo percibía. Su mundo estaba solo con su agotamiento, su concentración y la chispa que amenazaba con drenarlo por completo. Con un esfuerzo monumental, levantó la cabeza, concentró la chispa de energía que vibraba fuera de control y golpeó el maniquí una vez más, arrastrando su cuerpo tembloroso, casi sin fuerzas, pero aún firme. Sus ojos brillaban con determinación absoluta: seguiría siendo un soporte inquebrantable, aunque cada segundo le costara la vida, aunque cada chispa de magia intentara consumirlo por completo. Y aun así, respirando con dificultad, cada músculo vibrando por el esfuerzo, Daniel Selene seguía. Consciente. Débil. Al borde del colapso. Pero firme. Incansable. Imparable. [Adri_Salvatore] o [Alexbl] cualquiera de las 2 //
    0 turnos 0 maullidos
  • The Stripclub.
    Categoría Otros
    Deianira siempre había detestado los lugares donde la vulgaridad se disfrazaba de glamour barato, pero aquella noche hizo una excepción. La invitación anónima había llegado en un sobre negro, con su nombre escrito en tinta dorada, y la mera intriga la había convencido de enfundarse en un vestido ajustado de seda carmesí y tacones negros que parecían un arma letal.

    Empujó la puerta del stripclub con la seguridad de quien estaba acostumbrada a que todo espacio le perteneciera. Una nube densa de humo y perfume baratísimo la envolvió, casi pegándose a su piel pálida y perfectamente perfumada. Los neones vibraban sobre su cabello rubio, iluminando cada mechón como si fueran hebras de fuego líquido. Avanzó con la espalda erguida, la mirada fría y la sonrisa torcida, esa que tantas veces había usado para deshacer egos ajenos.

    La rubia dejó que su mirada barriera el lugar con desdén; hombres con las corbatas sueltas y la moral por el suelo, mujeres en plataformas que giraban sobre sí mismas como muñecas mecánicas, y camareros que corrían como insectos en busca de propinas. Deianira rio por lo bajo, un murmullo altivo que se perdió entre los graves de la música.

    —Patético — susurró, ajustando el tirante de su vestido mientras se abría paso entre la multitud, ignorando las miradas hambrientas que se pegaban a su figura como garrapata.

    Y entonces, ocurrió. Un cuerpo firme chocó contra el suyo; un hombre que no se apartó, y ni siquiera pidió disculpas, como si no supiera con quién acababa de meterse. El vaso en su mano se tambaleó peligrosamente, derramando unas gotas sobre el vestido sedoso de la modelo.

    Deianira arqueó una ceja con gesto felino, levantando el rostro para observarlo. Era alto, de hombros anchos y mirada sombría, alguien que definitivamente no pertenecía al montón de espectadores desesperados. Esa pequeña diferencia lo salvó de recibir una bofetada inmediata.

    —Mira por dónde vas, ¿o necesitas que te enseñe a caminar? — escupió con tono burlón, las palabras marcadas por su acento español. — Imbécil.

    Alexander Skorobogatov
    Deianira siempre había detestado los lugares donde la vulgaridad se disfrazaba de glamour barato, pero aquella noche hizo una excepción. La invitación anónima había llegado en un sobre negro, con su nombre escrito en tinta dorada, y la mera intriga la había convencido de enfundarse en un vestido ajustado de seda carmesí y tacones negros que parecían un arma letal. Empujó la puerta del stripclub con la seguridad de quien estaba acostumbrada a que todo espacio le perteneciera. Una nube densa de humo y perfume baratísimo la envolvió, casi pegándose a su piel pálida y perfectamente perfumada. Los neones vibraban sobre su cabello rubio, iluminando cada mechón como si fueran hebras de fuego líquido. Avanzó con la espalda erguida, la mirada fría y la sonrisa torcida, esa que tantas veces había usado para deshacer egos ajenos. La rubia dejó que su mirada barriera el lugar con desdén; hombres con las corbatas sueltas y la moral por el suelo, mujeres en plataformas que giraban sobre sí mismas como muñecas mecánicas, y camareros que corrían como insectos en busca de propinas. Deianira rio por lo bajo, un murmullo altivo que se perdió entre los graves de la música. —Patético — susurró, ajustando el tirante de su vestido mientras se abría paso entre la multitud, ignorando las miradas hambrientas que se pegaban a su figura como garrapata. Y entonces, ocurrió. Un cuerpo firme chocó contra el suyo; un hombre que no se apartó, y ni siquiera pidió disculpas, como si no supiera con quién acababa de meterse. El vaso en su mano se tambaleó peligrosamente, derramando unas gotas sobre el vestido sedoso de la modelo. Deianira arqueó una ceja con gesto felino, levantando el rostro para observarlo. Era alto, de hombros anchos y mirada sombría, alguien que definitivamente no pertenecía al montón de espectadores desesperados. Esa pequeña diferencia lo salvó de recibir una bofetada inmediata. —Mira por dónde vas, ¿o necesitas que te enseñe a caminar? — escupió con tono burlón, las palabras marcadas por su acento español. — Imbécil. [Thxrussianman95]
    Tipo
    Individual
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    3
    3 turnos 0 maullidos
  • -no seré armamentista pero Pat Pat para mí misma está prótesis será de ayuda para uno de los militares que perdió su brazo- sonrió alzando la prótesis antes de guardarla
    -no seré armamentista pero Pat Pat para mí misma está prótesis será de ayuda para uno de los militares que perdió su brazo- sonrió alzando la prótesis antes de guardarla
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    3
    2 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados