• Negro...

    Como una noche sin luna ni estrellas que aportaran luz alguna.

    De sus labios se derramaba la melaza color ónix; espesa como la miel, mortal como una flecha certera.

    Había dado demasiado. Más de lo que su cuerpo podía tolerar.

    Había vuelto a fallar. Últimamente no hacía más que cometer errores, errores que atraían grandes consecuencias.

    ¿Que era aquello que lo mantenía tan distraído?,¿Tan fuera de su papel habitual?. Quizás era la emoción y nervios que le aportaba la llegada de su descendencia. O tal vez, la paz que le había otorgado tener una vida aparentemente "normal".

    Pero fuera lo que fuera había provocado que bajase la guardia, que no pensará de forma fría y metódica, como siempre había sido.

    Aquel Ente había clavado sus garras en la carne del zorro. Había contaminado su sangre, oscureciendo ese brillo color de oro. Fruto de la adrenalina el zorro no le había prestado atención, dándole a Móiril la sanación que tanto necesitaba, a costa de la energía vital del Yōkai.

    Aquel acto de genuina bondad hizo que no le quedasen fuerzas para su propia sanación, marcando una nueva incertidumbre en sus almas.

    No quería morir, o más bien, no podía. No ahora. Si lo hacía arrastraba a Elizabeth con el; Su amor, la razón que endulza su vida, haciendo que ame esta con más intensidad. Y además... Perder al ser que crece dentro de ella.

    No... Morir no era una opción.
    Negro... Como una noche sin luna ni estrellas que aportaran luz alguna. De sus labios se derramaba la melaza color ónix; espesa como la miel, mortal como una flecha certera. Había dado demasiado. Más de lo que su cuerpo podía tolerar. Había vuelto a fallar. Últimamente no hacía más que cometer errores, errores que atraían grandes consecuencias. ¿Que era aquello que lo mantenía tan distraído?,¿Tan fuera de su papel habitual?. Quizás era la emoción y nervios que le aportaba la llegada de su descendencia. O tal vez, la paz que le había otorgado tener una vida aparentemente "normal". Pero fuera lo que fuera había provocado que bajase la guardia, que no pensará de forma fría y metódica, como siempre había sido. Aquel Ente había clavado sus garras en la carne del zorro. Había contaminado su sangre, oscureciendo ese brillo color de oro. Fruto de la adrenalina el zorro no le había prestado atención, dándole a Móiril la sanación que tanto necesitaba, a costa de la energía vital del Yōkai. Aquel acto de genuina bondad hizo que no le quedasen fuerzas para su propia sanación, marcando una nueva incertidumbre en sus almas. No quería morir, o más bien, no podía. No ahora. Si lo hacía arrastraba a Elizabeth con el; Su amor, la razón que endulza su vida, haciendo que ame esta con más intensidad. Y además... Perder al ser que crece dentro de ella. No... Morir no era una opción.
    Me entristece
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  • Aquella noche de invierno Kazuo salió al exterior del templo. A pesar del frío y la nieve este caminó descalzo hasta llegar a un pequeño llano.

    El Yōkai se puso de rodillas y del interior de su Haori sacó algunos hojas de papel.

    Estos eran oraciones. Peticiones de personas de corazón noble que merecían ser escuchadas por los dioses. Kazuo como mensajero era quien se encargaba de que estas llegasen hasta Inari.

    Las páginas comentaron a deshacerse, transformándose en motas doradas que se alzaban al cielo. Ni siquiera el viento era capaz de arrastrarlas, puesto que estas tenían un destino fijo.

    Poco a poco las manos del zorro quedarían vacías, dando por finalizado su cometido como mensajero.
    Aquella noche de invierno Kazuo salió al exterior del templo. A pesar del frío y la nieve este caminó descalzo hasta llegar a un pequeño llano. El Yōkai se puso de rodillas y del interior de su Haori sacó algunos hojas de papel. Estos eran oraciones. Peticiones de personas de corazón noble que merecían ser escuchadas por los dioses. Kazuo como mensajero era quien se encargaba de que estas llegasen hasta Inari. Las páginas comentaron a deshacerse, transformándose en motas doradas que se alzaban al cielo. Ni siquiera el viento era capaz de arrastrarlas, puesto que estas tenían un destino fijo. Poco a poco las manos del zorro quedarían vacías, dando por finalizado su cometido como mensajero.
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  • ❝Me acabo de dar cuenta de que no conozco a mas criaturas de las que he coincidido o vienen a pedir mi ayuda..."

    —Si resulta haber algun Yokai o criatura sobrenatural que necesite ayuda, consejo, o compañía. Estoy a su disposición, como Diosa de la sabiduría —anuncio con la mente perdida pero tratando de ser mejor apoyo para sus allegados.
    ❝Me acabo de dar cuenta de que no conozco a mas criaturas de las que he coincidido o vienen a pedir mi ayuda..." —Si resulta haber algun Yokai o criatura sobrenatural que necesite ayuda, consejo, o compañía. Estoy a su disposición, como Diosa de la sabiduría —anuncio con la mente perdida pero tratando de ser mejor apoyo para sus allegados.
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  • 𝑆𝑎𝑑𝑎 𝐴𝑏𝑒 阿部・さだ Y pensar que use por muchos años está corona mágica, que mi segundo maestro la activaba por medio de un mantra para castigarme cada vez que mataba a un yoaguai, un yokai (demonio).
    [abesada] Y pensar que use por muchos años está corona mágica, que mi segundo maestro la activaba por medio de un mantra para castigarme cada vez que mataba a un yoaguai, un yokai (demonio).
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  • ❝Esta noche está siendo especialmente peculiar, siento muchas presencias a la distancia. Los Yokai dicen que no son un peligro, pero... No puedo evitar preguntarme el motivo. ¿por qué repentinamente estoy siendo el foco de atención?" *Murmuro con un ligero rubor, mientras que la prótesis de mi ojo izquierdo descansa sobre la mesa de noche. Preparandome para dormir, quitandome de paso la prótesis de pierna de lado izquierdo* —Mañana tocara investigar el motivo.
    ❝Esta noche está siendo especialmente peculiar, siento muchas presencias a la distancia. Los Yokai dicen que no son un peligro, pero... No puedo evitar preguntarme el motivo. ¿por qué repentinamente estoy siendo el foco de atención?" *Murmuro con un ligero rubor, mientras que la prótesis de mi ojo izquierdo descansa sobre la mesa de noche. Preparandome para dormir, quitandome de paso la prótesis de pierna de lado izquierdo* —Mañana tocara investigar el motivo.
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  • https://youtube.com/shorts/TLit5ooIHaE?si=lXesOZQ6Km7QQ5T5

    Unos yokai de bajo rango en las habitaciones aledañas tocaban sus instrumentos para que pueda dormir mientras te esperaba una sutil sonrisa se dibujaba en mi rostro
    Poco a poco mis ojos se ivan cerrando cayendo en un sueño profundo esperando verte al menos en mis sueño
    https://youtube.com/shorts/TLit5ooIHaE?si=lXesOZQ6Km7QQ5T5 Unos yokai de bajo rango en las habitaciones aledañas tocaban sus instrumentos para que pueda dormir mientras te esperaba una sutil sonrisa se dibujaba en mi rostro Poco a poco mis ojos se ivan cerrando cayendo en un sueño profundo esperando verte al menos en mis sueño
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  • "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔" (Memorias pasadas de Kazuo)

    La primera vez que Kazuo besó a alguien fue con un chico de la aldea más cercana a su hogar. Su madre lo alentaba a relacionarse con jóvenes de su edad, ahora que dominaba bien el lenguaje humano. Las chicas de su generación ya eran futuras esposas y amas de casa, por lo que no solían convivir con el grupo habitual de jóvenes solteros.

    Kazuo era arrebatadoramente hermoso, y, como era de esperar, no pasaba inadvertido para las mujeres, pero tampoco para los hombres. Aquella tarde se había quedado más tiempo en la aldea, saliendo y bebiendo algo en la posada local. Uno de los chicos del grupo, llamado Kayto, era alto como Kazuo, tenía ojos color avellana y una espalda más ancha que la del kitsune.

    Mientras el grupo avanzaba, Kazuo y Kayto se quedaron rezagados. El joven, algo ebrio, pasó un brazo por encima de los hombros del zorro para apoyarse en él. Kazuo, en cambio, apenas notaba el alcohol ingerido. De forma casi imprevista, Kayto usó su corpulento cuerpo para llevar a Kazuo hacia un callejón estrecho, entre dos edificios de madera. Allí lo atrapó, inmovilizándolo contra la pared con su cuerpo. En ese entonces, el yōkai no había experimentado ningún tipo de contacto físico.

    —¿Por qué eres tan hermoso? —inquirió Kayto en un susurro ronco, imponiendo su presencia sobre Kazuo.
    —¿Qué…? —respondió este, totalmente desorientado. No sabía qué estaba ocurriendo ni cómo reaccionar.

    Aunque sus padres, en los ocho años que llevaban juntos, le habían enseñado muchas cosas, jamás lo prepararon para una situación así, y menos aún con un chico.

    —Tus ojos… No puedo dejar de pensar en ellos —continuó Kayto, acercándose aún más. Sus labios apenas rozaban los de Kazuo mientras susurraba.

    Kazuo permanecía en silencio. No sabía qué hacer ni qué decir. Todo aquello era completamente nuevo para él, y la dominación que ejercía el joven sobre su inexperiencia era absoluta.

    Kayto aplacó la distancia y capturó los labios de Kazuo con un beso de forma rapaz. Este, sorprendido, se quedó inmóvil, con los ojos abiertos de par en par. ¿Qué era esto? ¿Por qué lo hacía? Además, eran dos chicos. Kazuo había oído hablar de los besos y el cortejo, pero siempre entre un hombre y una mujer. ¿Qué significaba esto?

    Poco a poco, comenzó a experimentar sensaciones desconocidas. Era cálido, húmedo… La lengua de Kayto se adentró con confianza en su boca, dominándola por completo. Se sintió extraño, pero también placentero, como cuando sus pies tocaban la hierba húmeda de la mañana. A eso olía Kayto: a hierba fresca y tierra, recordándole al bosque.

    Impulsado por un repentino subidón de adrenalina, Kazuo empujó a Kayto contra la pared opuesta, tomando ahora él el control. Lo besó con confianza, de forma salvaje y voraz. Kayto quedó cohibido ante el inesperado arrebato de Kazuo. Lo que no sabía era que, en el interior de Kazuo, latía una naturaleza salvaje. La magia arcana que fluía por sus venas intensificaba cada sensación, despertando al zorro que dormitaba en su interior y lo hacía reaccionar por puro instinto.

    Abrumado, Kayto lo apartó de forma brusca. Los ojos de Kazuo centelleaban con una mezcla de confusión y deseo. Ambos jadeaban, y durante unos segundos permanecieron en silencio.

    —A… aquí no ha pasado nada, rarito del bosque. ¿Vale? —dijo Kayto con voz mordaz—. Volvamos con los demás, y ni se te ocurre decir una palabra, si no quieres problemas.—

    Kazuo no respondió. Permaneció callado mientras Kayto salía del callejón y aceleraba el paso para reunirse con sus amigos. En ese momento comenzó a llover, y Kazuo permaneció en el callejón durante largos minutos, dejando que el agua empapara su cabello, mientras la tinta negra se deslizaba, revelando su verdadero color plateado.

    Solo salió del callejón cuando se aseguró de que no había nadie por las calles. Su madre siempre le había insistido en ocultar su cabello, plateado como la luna, para no llamar la atención y evitar problemas. Pero, incluso siendo cuidadoso, los problemas le habían encontrado.

    Así fue su primer beso: robado, sin amor; un beso que entregó sin reservas, pero que se convirtió en un recuerdo amargo.

    Bajo la densa lluvia, Kazuo caminaba perdido en sus pensamientos. Se preguntaba qué había hecho mal, si lo que había ocurrido era normal y qué pasaría a partir de entonces. Sin embargo, todos esos pensamientos se desvanecieron cuando el olor metálico de la sangre invadió sus sentidos, alojándose pesadamente en la parte trasera de su paladar.

    —Mamá… Papá… —susurró mientras empezaba a acelerar el paso—. Shouta… Masaru…

    Kazuo comenzó a correr frenéticamente. La lluvia no cesaba; Caía con más intensidad, pero no era suficiente para disipar el olor penetrante de sangre que venía de su hogar.

    ———————————————————————

    Continuación de relato;

    Venganza Parte 1;
    https://ficrol.com/posts/187508

    Venganza Parte 2;
    https://ficrol.com/posts/194855


    "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔" (Memorias pasadas de Kazuo) La primera vez que Kazuo besó a alguien fue con un chico de la aldea más cercana a su hogar. Su madre lo alentaba a relacionarse con jóvenes de su edad, ahora que dominaba bien el lenguaje humano. Las chicas de su generación ya eran futuras esposas y amas de casa, por lo que no solían convivir con el grupo habitual de jóvenes solteros. Kazuo era arrebatadoramente hermoso, y, como era de esperar, no pasaba inadvertido para las mujeres, pero tampoco para los hombres. Aquella tarde se había quedado más tiempo en la aldea, saliendo y bebiendo algo en la posada local. Uno de los chicos del grupo, llamado Kayto, era alto como Kazuo, tenía ojos color avellana y una espalda más ancha que la del kitsune. Mientras el grupo avanzaba, Kazuo y Kayto se quedaron rezagados. El joven, algo ebrio, pasó un brazo por encima de los hombros del zorro para apoyarse en él. Kazuo, en cambio, apenas notaba el alcohol ingerido. De forma casi imprevista, Kayto usó su corpulento cuerpo para llevar a Kazuo hacia un callejón estrecho, entre dos edificios de madera. Allí lo atrapó, inmovilizándolo contra la pared con su cuerpo. En ese entonces, el yōkai no había experimentado ningún tipo de contacto físico. —¿Por qué eres tan hermoso? —inquirió Kayto en un susurro ronco, imponiendo su presencia sobre Kazuo. —¿Qué…? —respondió este, totalmente desorientado. No sabía qué estaba ocurriendo ni cómo reaccionar. Aunque sus padres, en los ocho años que llevaban juntos, le habían enseñado muchas cosas, jamás lo prepararon para una situación así, y menos aún con un chico. —Tus ojos… No puedo dejar de pensar en ellos —continuó Kayto, acercándose aún más. Sus labios apenas rozaban los de Kazuo mientras susurraba. Kazuo permanecía en silencio. No sabía qué hacer ni qué decir. Todo aquello era completamente nuevo para él, y la dominación que ejercía el joven sobre su inexperiencia era absoluta. Kayto aplacó la distancia y capturó los labios de Kazuo con un beso de forma rapaz. Este, sorprendido, se quedó inmóvil, con los ojos abiertos de par en par. ¿Qué era esto? ¿Por qué lo hacía? Además, eran dos chicos. Kazuo había oído hablar de los besos y el cortejo, pero siempre entre un hombre y una mujer. ¿Qué significaba esto? Poco a poco, comenzó a experimentar sensaciones desconocidas. Era cálido, húmedo… La lengua de Kayto se adentró con confianza en su boca, dominándola por completo. Se sintió extraño, pero también placentero, como cuando sus pies tocaban la hierba húmeda de la mañana. A eso olía Kayto: a hierba fresca y tierra, recordándole al bosque. Impulsado por un repentino subidón de adrenalina, Kazuo empujó a Kayto contra la pared opuesta, tomando ahora él el control. Lo besó con confianza, de forma salvaje y voraz. Kayto quedó cohibido ante el inesperado arrebato de Kazuo. Lo que no sabía era que, en el interior de Kazuo, latía una naturaleza salvaje. La magia arcana que fluía por sus venas intensificaba cada sensación, despertando al zorro que dormitaba en su interior y lo hacía reaccionar por puro instinto. Abrumado, Kayto lo apartó de forma brusca. Los ojos de Kazuo centelleaban con una mezcla de confusión y deseo. Ambos jadeaban, y durante unos segundos permanecieron en silencio. —A… aquí no ha pasado nada, rarito del bosque. ¿Vale? —dijo Kayto con voz mordaz—. Volvamos con los demás, y ni se te ocurre decir una palabra, si no quieres problemas.— Kazuo no respondió. Permaneció callado mientras Kayto salía del callejón y aceleraba el paso para reunirse con sus amigos. En ese momento comenzó a llover, y Kazuo permaneció en el callejón durante largos minutos, dejando que el agua empapara su cabello, mientras la tinta negra se deslizaba, revelando su verdadero color plateado. Solo salió del callejón cuando se aseguró de que no había nadie por las calles. Su madre siempre le había insistido en ocultar su cabello, plateado como la luna, para no llamar la atención y evitar problemas. Pero, incluso siendo cuidadoso, los problemas le habían encontrado. Así fue su primer beso: robado, sin amor; un beso que entregó sin reservas, pero que se convirtió en un recuerdo amargo. Bajo la densa lluvia, Kazuo caminaba perdido en sus pensamientos. Se preguntaba qué había hecho mal, si lo que había ocurrido era normal y qué pasaría a partir de entonces. Sin embargo, todos esos pensamientos se desvanecieron cuando el olor metálico de la sangre invadió sus sentidos, alojándose pesadamente en la parte trasera de su paladar. —Mamá… Papá… —susurró mientras empezaba a acelerar el paso—. Shouta… Masaru… Kazuo comenzó a correr frenéticamente. La lluvia no cesaba; Caía con más intensidad, pero no era suficiente para disipar el olor penetrante de sangre que venía de su hogar. ——————————————————————— Continuación de relato; Venganza Parte 1; https://ficrol.com/posts/187508 Venganza Parte 2; https://ficrol.com/posts/194855
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  • Contemplen vasallos, esclavos, mortales y Dioses a la futura heredera de los Inu Yokai

    -levanta a Lute en típica escena del rey león mostrando a la princesa y próxima lady cuando el muera. Está orgulloso que muestra que es más hija de él que se sus 999 padres restantes -
    Contemplen vasallos, esclavos, mortales y Dioses a la futura heredera de los Inu Yokai -levanta a [Lute1] en típica escena del rey león mostrando a la princesa y próxima lady cuando el muera. Está orgulloso que muestra que es más hija de él que se sus 999 padres restantes -
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  • //Quién quiera interactuar en la fiesta es bienvenid@ //

    Para muchos "la noche de los muertos" había terminado. Pero para Kazuo y su mundo era algo muy diferente.

    Todo mortal que conocía aquella zona sabía que en las siguientes noches nadie debía ir por el bosque solo, ni tan siquiera debería salir de casa. Los demonios y espíritus tomaban más fuerza en aquellos días, y muchos era protagonistas acciones terribles.

    Sin embargo otros Yōkais aprovechanban aquel fulgor para celebrar. Celebrar su existencia en este mundo y en el más allá. Kazuo también lo hacía, y su templo se llenaba de júbilo las siguientes noches. El sake, la comida y el baile estaban bien servidos. Bienvenido era todo alquel, o aquella, que quisiera disfrutar de corazón. Una vez has cruzado el antiguo Tori, todo tú rencor y tristeza deber quedarse a las puertas. ¿Tú única tarea?; Dejarte llevar.
    //Quién quiera interactuar en la fiesta es bienvenid@ 😸// Para muchos "la noche de los muertos" había terminado. Pero para Kazuo y su mundo era algo muy diferente. Todo mortal que conocía aquella zona sabía que en las siguientes noches nadie debía ir por el bosque solo, ni tan siquiera debería salir de casa. Los demonios y espíritus tomaban más fuerza en aquellos días, y muchos era protagonistas acciones terribles. Sin embargo otros Yōkais aprovechanban aquel fulgor para celebrar. Celebrar su existencia en este mundo y en el más allá. Kazuo también lo hacía, y su templo se llenaba de júbilo las siguientes noches. El sake, la comida y el baile estaban bien servidos. Bienvenido era todo alquel, o aquella, que quisiera disfrutar de corazón. Una vez has cruzado el antiguo Tori, todo tú rencor y tristeza deber quedarse a las puertas. ¿Tú única tarea?; Dejarte llevar.
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  • "La Noche de las Sombras"

    En la penumbra comienzan a andar,
    espíritus antiguos que buscan jugar.
    Sombras y risas te pueden confundir,
    cuidado en la noche, no intentes huir.

    Cuídate al andar, no debes errar,
    los Yōkais están en cada lugar.
    Si oyes sus pasos o sientes su aliento,
    aparta la vista y sigue en silencio.

    Con ojos brillantes y rostros cambiantes,
    te miran de lejos, figuras errantes.
    Caminan despacio, te quieren tentar,
    esta noche oscura te vienen a hallar.

    Cuídate al andar, no debes errar,
    los Yōkais están en cada lugar.
    Si oyes sus pasos o sientes su aliento,
    aparta la vista y sigue en silencio.

    Suerte tendrás si me ves en tu caminar.
    Pues Yōkai soy, más vine a ayudar.
    Sigue mi luz, y del bosque saldrás.
    Pero en silencio, o las sombras encontrarás.

    //Feliz Halloween //




    "La Noche de las Sombras" En la penumbra comienzan a andar, espíritus antiguos que buscan jugar. Sombras y risas te pueden confundir, cuidado en la noche, no intentes huir. Cuídate al andar, no debes errar, los Yōkais están en cada lugar. Si oyes sus pasos o sientes su aliento, aparta la vista y sigue en silencio. Con ojos brillantes y rostros cambiantes, te miran de lejos, figuras errantes. Caminan despacio, te quieren tentar, esta noche oscura te vienen a hallar. Cuídate al andar, no debes errar, los Yōkais están en cada lugar. Si oyes sus pasos o sientes su aliento, aparta la vista y sigue en silencio. Suerte tendrás si me ves en tu caminar. Pues Yōkai soy, más vine a ayudar. Sigue mi luz, y del bosque saldrás. Pero en silencio, o las sombras encontrarás. //🎃Feliz Halloween 🎃//
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