• Valerian se adentra en el Jardín Fantasma, donde todo parece envuelto en una quietud irreal. Un vaho fragante se arremolina a su alrededor, como un suspiro persistente de las flores pálidas que se extienden a su paso. Todo es blanco: las hojas, los tallos, las rosas. La monotonía del paisaje, tan perfecta y estéril, comienza a pesar en su espíritu.

    Cada paso que da lo hunde más en una extraña melancolía, como si el jardín fuera un cementerio. No hay pasión en ese lugar, solo una quietud abrumadora.

    En un impulso tan viejo como su vida inmortal, Valerian saca un pequeño alfiler de su cabello y, sin dudarlo, hiere su propia mano. Observa la sangre roja, vibrante, escurrir lentamente por sus dedos.

    Deja caer una única gota sobre una de las rosas. El impacto de su sangre sobre la flor parece resonar en el aire. La rosa blanca comienza a temblar, su tallo se retuerce, y de repente gira, como si estuviera viva. Las hojas danzan, contorsionándose, y la rosa muta en un rojísimo lirio de araña, una mancha escarlata que contrasta con la blancura sofocante del entorno.

    Valerian sonríe levemente, contemplando el resultado de su acción.

    "Una pequeña rebelión".

    Murmura para sí mismo, mientras contempla la mutación con un aire de satisfacción. El lirio de araña parece latir con una vida propia, alimentado por su sangre, como si él hubiera insuflado una parte de su propio espíritu en la flor.
    Valerian se adentra en el Jardín Fantasma, donde todo parece envuelto en una quietud irreal. Un vaho fragante se arremolina a su alrededor, como un suspiro persistente de las flores pálidas que se extienden a su paso. Todo es blanco: las hojas, los tallos, las rosas. La monotonía del paisaje, tan perfecta y estéril, comienza a pesar en su espíritu. Cada paso que da lo hunde más en una extraña melancolía, como si el jardín fuera un cementerio. No hay pasión en ese lugar, solo una quietud abrumadora. En un impulso tan viejo como su vida inmortal, Valerian saca un pequeño alfiler de su cabello y, sin dudarlo, hiere su propia mano. Observa la sangre roja, vibrante, escurrir lentamente por sus dedos. Deja caer una única gota sobre una de las rosas. El impacto de su sangre sobre la flor parece resonar en el aire. La rosa blanca comienza a temblar, su tallo se retuerce, y de repente gira, como si estuviera viva. Las hojas danzan, contorsionándose, y la rosa muta en un rojísimo lirio de araña, una mancha escarlata que contrasta con la blancura sofocante del entorno. Valerian sonríe levemente, contemplando el resultado de su acción. "Una pequeña rebelión". Murmura para sí mismo, mientras contempla la mutación con un aire de satisfacción. El lirio de araña parece latir con una vida propia, alimentado por su sangre, como si él hubiera insuflado una parte de su propio espíritu en la flor.
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  • Valerian se deja caer en el estanque, sintiendo cómo las frías aguas lo envuelven. No ofrece resistencia cuando éstas comienzan a llenarle los pulmones, como si el peso del mundo y los siglos de existencia se disolvieran en la oscura inmensidad. El frío es punzante, casi bienvenido. Mientras se hunde, cierra los ojos, permitiendo que la quietud lo arrastre a las profundidades.

    Sin embargo, en lugar de la liberación o el olvido, no siente más que un vacío familiar. No hay dolor, ni desesperación, solo el silencio de un cuerpo inmortal que se niega a ceder. En su apatía, Valerian comprende que ni siquiera las aguas de este estanque pueden concederle lo que busca. Como tantas otras veces, la emoción le esquiva, dejándole intacto, suspendido en un destino que se niega a cambiar.
    Valerian se deja caer en el estanque, sintiendo cómo las frías aguas lo envuelven. No ofrece resistencia cuando éstas comienzan a llenarle los pulmones, como si el peso del mundo y los siglos de existencia se disolvieran en la oscura inmensidad. El frío es punzante, casi bienvenido. Mientras se hunde, cierra los ojos, permitiendo que la quietud lo arrastre a las profundidades. Sin embargo, en lugar de la liberación o el olvido, no siente más que un vacío familiar. No hay dolor, ni desesperación, solo el silencio de un cuerpo inmortal que se niega a ceder. En su apatía, Valerian comprende que ni siquiera las aguas de este estanque pueden concederle lo que busca. Como tantas otras veces, la emoción le esquiva, dejándole intacto, suspendido en un destino que se niega a cambiar.
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  • Valerian y monster...
    Me deberían hablar...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Valerian y monster~
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  • Valerian se aproxima al estanque con una calma melancólica, sus pasos resonando levemente en el suelo cubierto de hojas secas. El parque, desierto a esta hora, le ofrece la calma de la soledad. Se detiene junto al agua, contemplando el reflejo de los árboles desnudos que se alzan como espectros en el estanque sereno.

    Con movimientos cuidadosos, Valerian saca de entre sus ropajes un viejo libro envuelto en un paño de seda. El libro, ya envejecido y con las páginas amarillentas, parece casi un artefacto de otro tiempo. Lo coloca con delicadeza en el borde del estanque, justo en el lugar que había ocupado el hombre de la noche anterior, el que había mostrado interés en el nombre para su gatito negro.

    El libro se asienta allí, entre el silencio y la calma, un regalo silencioso para aquel que lo encuentre. Valerian observa el objeto por un momento, un gesto de nostalgia en sus ojos azules, antes de darse la vuelta y comenzar a alejarse. Sus pasos son ligeros, pero cada uno lleva consigo un dejo de despedida.

    [m1dr1s]

    https://ficrol.com/blogs/170399/Del-Libro-Los-Secretos-Felinos-Elegancia-y-Misterio-Cap%C3%ADtulo-3
    Valerian se aproxima al estanque con una calma melancólica, sus pasos resonando levemente en el suelo cubierto de hojas secas. El parque, desierto a esta hora, le ofrece la calma de la soledad. Se detiene junto al agua, contemplando el reflejo de los árboles desnudos que se alzan como espectros en el estanque sereno. Con movimientos cuidadosos, Valerian saca de entre sus ropajes un viejo libro envuelto en un paño de seda. El libro, ya envejecido y con las páginas amarillentas, parece casi un artefacto de otro tiempo. Lo coloca con delicadeza en el borde del estanque, justo en el lugar que había ocupado el hombre de la noche anterior, el que había mostrado interés en el nombre para su gatito negro. El libro se asienta allí, entre el silencio y la calma, un regalo silencioso para aquel que lo encuentre. Valerian observa el objeto por un momento, un gesto de nostalgia en sus ojos azules, antes de darse la vuelta y comenzar a alejarse. Sus pasos son ligeros, pero cada uno lleva consigo un dejo de despedida. [m1dr1s] https://ficrol.com/blogs/170399/Del-Libro-Los-Secretos-Felinos-Elegancia-y-Misterio-Cap%C3%ADtulo-3
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    Del Libro "Los Secretos Felinos: Elegancia y Misterio"....
    Los nombres que damos a nuestros gatos reflejan más de lo que pensamos. Son un espejo de nuestras propias aspiraciones, miedos y deseos ocultos. Elegir un nombre adecuado es un acto de equilibrio entre lo conocido y lo misterioso. Aquí presento algunos nombres con sus...
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  • Valerian caminaba por los acantilados, sus pensamientos oscuros y pesados como la niebla que envolvía el paisaje. Taciturno, contemplaba el abismo que se extendía bajo sus pies, escuchando el rugido de las olas rompiendo contra las rocas. La tentación de acabar con su eterna apatía se hizo irresistible. Sin pensarlo dos veces, dio un paso más, cayendo al vacío.

    El viento azotó su rostro, una sensación momentánea de liberación antes de que la marea enfurecida lo atrapara. Las olas lo envolvieron y maltrataron su cuerpo contra las rocas, una y otra vez, en un baile violento que parecía no tener fin. Y entonces, como un juguete roto, fue arrojado de nuevo a la orilla.

    Cada golpe del agua salada contra su piel le recordaba su inmortalidad, una burla cruel de la naturaleza a su intento desesperado de sentir algo, cualquier cosa. A medida que la corriente lo arrastraba, su mente divagaba, cuestionando la futilidad de su existencia mientras su cuerpo se movía inerte entre las olas.

    "¿𝑬𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚? 𝑼𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓 𝒚 𝒍𝒂 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒎𝒐𝒓𝒊𝒓, 𝒑𝒓𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒂𝒄𝒊́𝒐."
    Valerian caminaba por los acantilados, sus pensamientos oscuros y pesados como la niebla que envolvía el paisaje. Taciturno, contemplaba el abismo que se extendía bajo sus pies, escuchando el rugido de las olas rompiendo contra las rocas. La tentación de acabar con su eterna apatía se hizo irresistible. Sin pensarlo dos veces, dio un paso más, cayendo al vacío. El viento azotó su rostro, una sensación momentánea de liberación antes de que la marea enfurecida lo atrapara. Las olas lo envolvieron y maltrataron su cuerpo contra las rocas, una y otra vez, en un baile violento que parecía no tener fin. Y entonces, como un juguete roto, fue arrojado de nuevo a la orilla. Cada golpe del agua salada contra su piel le recordaba su inmortalidad, una burla cruel de la naturaleza a su intento desesperado de sentir algo, cualquier cosa. A medida que la corriente lo arrastraba, su mente divagaba, cuestionando la futilidad de su existencia mientras su cuerpo se movía inerte entre las olas. "¿𝑬𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚? 𝑼𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓 𝒚 𝒍𝒂 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒎𝒐𝒓𝒊𝒓, 𝒑𝒓𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒂𝒄𝒊́𝒐."
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  • El Jardín de Cristal
    Fandom Original
    Categoría Slice of Life
    #freerol

    El rumor de un jardín único llegó a los oídos de Valerian, despertando su curiosidad y su deseo de belleza. Decidido a encontrar ese lugar oculto en la ciudad, se aventuró a seguir las pistas que le llevaban a un rincón apartado y secreto.

    Tras caminar por callejones y pasar por puertas discretas, finalmente llegó a un portón de hierro forjado cubierto de enredaderas. Lo empujó con un crujido y, al cruzarlo, se encontró en un jardín encantado.

    Las rarísimas rosas de cristal brillaban bajo la luz del atardecer, cada pétalo resplandeciendo como si estuviera hecho de cristal pulido. Valerian se detuvo, maravillado por la visión ante él. La fragilidad y la perfección de esas flores eran un reflejo de la belleza efímera y eterna que siempre lograba conmoverle.

    Se acercó a una de las rosas, extendiendo una mano pálida para tocarla con delicadeza. El frío de sus dedos contrastó con el calor de la noche, y Valerian se permitió un raro momento de genuina admiración.

    "Estas flores... son más que una simple obra maestra," murmuró. "Son un testimonio de que la verdadera belleza es tan fuerte como frágil, como el corazón de un amante, capaz de reflejar la luz que le toca... Capaz de romperse en mil pedazos."
    #freerol El rumor de un jardín único llegó a los oídos de Valerian, despertando su curiosidad y su deseo de belleza. Decidido a encontrar ese lugar oculto en la ciudad, se aventuró a seguir las pistas que le llevaban a un rincón apartado y secreto. Tras caminar por callejones y pasar por puertas discretas, finalmente llegó a un portón de hierro forjado cubierto de enredaderas. Lo empujó con un crujido y, al cruzarlo, se encontró en un jardín encantado. Las rarísimas rosas de cristal brillaban bajo la luz del atardecer, cada pétalo resplandeciendo como si estuviera hecho de cristal pulido. Valerian se detuvo, maravillado por la visión ante él. La fragilidad y la perfección de esas flores eran un reflejo de la belleza efímera y eterna que siempre lograba conmoverle. Se acercó a una de las rosas, extendiendo una mano pálida para tocarla con delicadeza. El frío de sus dedos contrastó con el calor de la noche, y Valerian se permitió un raro momento de genuina admiración. "Estas flores... son más que una simple obra maestra," murmuró. "Son un testimonio de que la verdadera belleza es tan fuerte como frágil, como el corazón de un amante, capaz de reflejar la luz que le toca... Capaz de romperse en mil pedazos."
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  • La Feria Nocturna
    Fandom OC sobrenatural
    Categoría Fantasía
    Ficha: https://ficrol.com/blogs/161732/Valerian
    Reglas: https://ficrol.com/posts/165155

    Valerian se desplazaba con elegancia entre la multitud, su figura delgada oculta bajo un abrigo largo y oscuro. La feria nocturna, iluminada por luces titilantes y decorada con coloridos toldos, bullía de actividad y conversaciones. El clima era agradable, una brisa fresca que prometía una noche perfecta para explorar.

    Mientras caminaba, mantenía la cabeza ligeramente inclinada, sus ojos azules observando atentamente cada puesto. Su deseo de encontrar algo que le sacara de la monotonía era palpable. Los vendedores gritaban, ofreciendo desde joyas exóticas, antiguos libros encuadernados en cuero, hasta frutas y diferentes recetas de comida rápida.

    Se detuvo ante un puesto de antigüedades, su atención captada por una pequeña caja de música. El vendedor, un hombre de mediana edad con una barba canosa y ojos vivaces, sonrió al notar el interés de Valerian.

    — Ah, una buena elección —dijo el hombre, levantando la caja de música— Esta pieza es única, se dice que perteneció a una nobleza olvidada.

    Valerian tomó la caja con delicadeza, sus dedos pálidos acariciando la superficie ornamentada. Giró la pequeña manivela y, al abrirla, una melodía suave y melancólica comenzó a sonar. Los tonos evocaron en él recuerdos de épocas pasadas, de salones antiguos y bailes bajo la luz de candelabros.

    Sin embargo, no era exactamente lo que buscaba. Devolvió la caja con una ligera inclinación de la cabeza en agradecimiento y siguió su camino.
    Ficha: https://ficrol.com/blogs/161732/Valerian Reglas: https://ficrol.com/posts/165155 Valerian se desplazaba con elegancia entre la multitud, su figura delgada oculta bajo un abrigo largo y oscuro. La feria nocturna, iluminada por luces titilantes y decorada con coloridos toldos, bullía de actividad y conversaciones. El clima era agradable, una brisa fresca que prometía una noche perfecta para explorar. Mientras caminaba, mantenía la cabeza ligeramente inclinada, sus ojos azules observando atentamente cada puesto. Su deseo de encontrar algo que le sacara de la monotonía era palpable. Los vendedores gritaban, ofreciendo desde joyas exóticas, antiguos libros encuadernados en cuero, hasta frutas y diferentes recetas de comida rápida. Se detuvo ante un puesto de antigüedades, su atención captada por una pequeña caja de música. El vendedor, un hombre de mediana edad con una barba canosa y ojos vivaces, sonrió al notar el interés de Valerian. — Ah, una buena elección —dijo el hombre, levantando la caja de música— Esta pieza es única, se dice que perteneció a una nobleza olvidada. Valerian tomó la caja con delicadeza, sus dedos pálidos acariciando la superficie ornamentada. Giró la pequeña manivela y, al abrirla, una melodía suave y melancólica comenzó a sonar. Los tonos evocaron en él recuerdos de épocas pasadas, de salones antiguos y bailes bajo la luz de candelabros. Sin embargo, no era exactamente lo que buscaba. Devolvió la caja con una ligera inclinación de la cabeza en agradecimiento y siguió su camino.
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  • El príncipe vampiro pasea por el borde del barranco, su figura delgada envuelta en un abrigo oscuro que ondea con la brisa fría del mar. Sus ojos azules observan la marea embravecida golpeando las rocas con una furia incesante, pero incluso la fuerza de la naturaleza parece incapaz de sacudir la apatía que lo consume.

    Sus pensamientos son un torbellino de frustración y aburrimiento, una combinación que lo deja molesto y desganado. Cada paso que da sobre la tierra húmeda parece resonar en el vacío de su mente, una marcha lenta y pesada sin destino claro.

    — ¿Es esto todo lo que ofrece la eternidad? —murmura con una mezcla de desprecio y desesperación— Una repetición interminable de días que no significan nada, de noches que pierden su encanto.

    La ira latente en su pecho pugna por salir, pero Valerian la mantiene bajo control, sabiendo que liberar su furia no cambiaría nada. Mira al horizonte, donde el cielo gris se encuentra con el mar agitado, buscando algún tipo de inspiración, alguna chispa que pueda prender fuego a su monotonía.

    — Este mundo —reflexiona en voz alta— está lleno de tanta belleza salvaje, y sin embargo, aquí estoy, incapaz de encontrar consuelo en nada de ello.

    Se detiene cerca del borde, mirando hacia abajo las olas que se rompen con fuerza contra las rocas, creando una sinfonía natural de caos y poder. Por un momento, se permite sentir la atracción de la caída, la tentación de perderse en la furia del océano. Pero sabe que ni siquiera eso le proporcionaría el escape que anhela.

    — Quizás —susurra— lo que busco no se encuentra en este mundo ni en ningún otro.

    Con un suspiro resignado, Valerian se aleja del borde del barranco, sus pasos retomando el camino hacia ningún lugar. La marea embravecida sigue su danza salvaje, indiferente a su presencia, mientras él se pierde en sus propios pensamientos, añorando algún alivio en el perpetuo mar de su existencia.
    El príncipe vampiro pasea por el borde del barranco, su figura delgada envuelta en un abrigo oscuro que ondea con la brisa fría del mar. Sus ojos azules observan la marea embravecida golpeando las rocas con una furia incesante, pero incluso la fuerza de la naturaleza parece incapaz de sacudir la apatía que lo consume. Sus pensamientos son un torbellino de frustración y aburrimiento, una combinación que lo deja molesto y desganado. Cada paso que da sobre la tierra húmeda parece resonar en el vacío de su mente, una marcha lenta y pesada sin destino claro. — ¿Es esto todo lo que ofrece la eternidad? —murmura con una mezcla de desprecio y desesperación— Una repetición interminable de días que no significan nada, de noches que pierden su encanto. La ira latente en su pecho pugna por salir, pero Valerian la mantiene bajo control, sabiendo que liberar su furia no cambiaría nada. Mira al horizonte, donde el cielo gris se encuentra con el mar agitado, buscando algún tipo de inspiración, alguna chispa que pueda prender fuego a su monotonía. — Este mundo —reflexiona en voz alta— está lleno de tanta belleza salvaje, y sin embargo, aquí estoy, incapaz de encontrar consuelo en nada de ello. Se detiene cerca del borde, mirando hacia abajo las olas que se rompen con fuerza contra las rocas, creando una sinfonía natural de caos y poder. Por un momento, se permite sentir la atracción de la caída, la tentación de perderse en la furia del océano. Pero sabe que ni siquiera eso le proporcionaría el escape que anhela. — Quizás —susurra— lo que busco no se encuentra en este mundo ni en ningún otro. Con un suspiro resignado, Valerian se aleja del borde del barranco, sus pasos retomando el camino hacia ningún lugar. La marea embravecida sigue su danza salvaje, indiferente a su presencia, mientras él se pierde en sus propios pensamientos, añorando algún alivio en el perpetuo mar de su existencia.
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  • Gazú Bonetti { https://ficrol.com/posts/163758 }

    Valerian se sienta en su sillón de terciopelo negro, con una copa de vino en la mano, observando las sombras danzantes que proyecta la tenue luz de las velas en la pared. Sus ojos azules, profundos y llenos de un conocimiento oscuro, se pierden en los recuerdos de siglos pasados. Con una voz baja y melancólica, comienza a reflexionar.

    — El sentido de la vida... qué concepto tan efímero y evasivo —murmura, sus palabras llenas del peso del paso del tiempo— Los mortales pasan su entera existencia buscando propósito, significado, alguna justificación para su breve paso por este mundo. Se aferran a ilusiones de grandeza, a sueños y esperanzas que, al final, no son más que polvo en el viento.

    Toma un sorbo de su vino, sus labios se curvan en una sonrisa irónica y amarga.

    — ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida? ¿Acaso hay uno? Desde mi perspectiva, la vida es una danza interminable de dolor y placer, de esperanza y desesperación. Un ciclo cruel donde la mayoría de los seres se desgastan buscando algo que jamás encontrarán. Es en la naturaleza humana aferrarse a la idea de que hay algo más allá de la simple existencia, un propósito mayor que justifique sus sufrimientos.

    Sus ojos brillan con una intensidad oscura mientras continua.

    — Pero la verdad, la fría y cruel verdad que se niegan a ver, es que el sentido de la vida es simplemente existir. Sobrevivir en medio del caos, encontrar momentos efímeros de felicidad en un mar de incertidumbre y dolor. Los mortales buscan consuelo en el amor, en la riqueza, en el poder, pero al final, todos se enfrentan al mismo destino ineludible: la muerte. Así que, quizás, el verdadero sentido de la vida es aceptar su absurda belleza y su inescapable oscuridad. Vivir cada momento como si fuera el último, no porque haya un propósito mayor, sino porque en la aceptación de la futilidad reside la verdadera libertad. Y en esa libertad, en esa comprensión, uno puede encontrar una paz retorcida y oscura, una que solo los que han visto más allá de la ilusión pueden entender.

    Valerian cierra los ojos por un momento, saboreando la amargura de su reflexión, antes de volver a la realidad que lo rodea, un vampiro eterno en un mundo que nunca deja de sorprenderlo con su absurda búsqueda de significado.

    #blablabla
    [Gazu122101] { https://ficrol.com/posts/163758 } Valerian se sienta en su sillón de terciopelo negro, con una copa de vino en la mano, observando las sombras danzantes que proyecta la tenue luz de las velas en la pared. Sus ojos azules, profundos y llenos de un conocimiento oscuro, se pierden en los recuerdos de siglos pasados. Con una voz baja y melancólica, comienza a reflexionar. — El sentido de la vida... qué concepto tan efímero y evasivo —murmura, sus palabras llenas del peso del paso del tiempo— Los mortales pasan su entera existencia buscando propósito, significado, alguna justificación para su breve paso por este mundo. Se aferran a ilusiones de grandeza, a sueños y esperanzas que, al final, no son más que polvo en el viento. Toma un sorbo de su vino, sus labios se curvan en una sonrisa irónica y amarga. — ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida? ¿Acaso hay uno? Desde mi perspectiva, la vida es una danza interminable de dolor y placer, de esperanza y desesperación. Un ciclo cruel donde la mayoría de los seres se desgastan buscando algo que jamás encontrarán. Es en la naturaleza humana aferrarse a la idea de que hay algo más allá de la simple existencia, un propósito mayor que justifique sus sufrimientos. Sus ojos brillan con una intensidad oscura mientras continua. — Pero la verdad, la fría y cruel verdad que se niegan a ver, es que el sentido de la vida es simplemente existir. Sobrevivir en medio del caos, encontrar momentos efímeros de felicidad en un mar de incertidumbre y dolor. Los mortales buscan consuelo en el amor, en la riqueza, en el poder, pero al final, todos se enfrentan al mismo destino ineludible: la muerte. Así que, quizás, el verdadero sentido de la vida es aceptar su absurda belleza y su inescapable oscuridad. Vivir cada momento como si fuera el último, no porque haya un propósito mayor, sino porque en la aceptación de la futilidad reside la verdadera libertad. Y en esa libertad, en esa comprensión, uno puede encontrar una paz retorcida y oscura, una que solo los que han visto más allá de la ilusión pueden entender. Valerian cierra los ojos por un momento, saboreando la amargura de su reflexión, antes de volver a la realidad que lo rodea, un vampiro eterno en un mundo que nunca deja de sorprenderlo con su absurda búsqueda de significado. #blablabla
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