El santo, la sombra y la flor
Rol con: Lorenzo A Benedetti Blancanieves Serin
Continuación de: https://ficrol.com/posts/267383
El ruido y la humedad de la taberna quedaron atrás, pero el sabor amargo del fracaso aún quemaba en la boca del hombre. No había conseguido negociar con Ozen, y la puerta se cerró tras él con un golpe seco. Con un suspiro resignado, caminó sin rumbo por las calles angostas y empedradas, pensando que tal vez sus planes de descender al Abismo terminaría antes de empezar. Su compañera peliverde lo seguía desde la distancia, pues se había tomado un momento en la taberna antes de irse.
Al doblar una esquina, sus pasos frenaron de golpe, lo que le permitió a su compañera acercarse.
Frente a ellos estaba ella.
Una mujer alta, con el cabello negro azabache salpicado por una franja blanca que caía como una sombra partida, y unos ojos intensos que parecían mirar más allá de lo visible. No llevaba máscara, pero había en su rostro un silencio tan denso que parecía absorber el ruido de la ciudad.
Enroscado en su brazo, el silbato blanco lucía desgastado, con grietas oscuras que parecían contar historias profundas.
Su presencia era aún más imponente gracias al equipamiento que llevaba. Las placas óseas y tendones visibles en sus piernas, fusionadas con botas negras, otorgándole un aire inquietante y casi inhumano. La capa blanca, caía simétrica y elegante sobre sus hombros, mientras su bastón reposaba apoyado junto a ella, con su punta ósea afilada que reflejaba la poca luz del callejón. Colgando de su cuello, un cristal con centro hueco y tonalidad apagada, parecía guardar en silencio los secretos que nadie más podía escuchar.
La cartógrafa del silencio.
Continuación de: https://ficrol.com/posts/267383
El ruido y la humedad de la taberna quedaron atrás, pero el sabor amargo del fracaso aún quemaba en la boca del hombre. No había conseguido negociar con Ozen, y la puerta se cerró tras él con un golpe seco. Con un suspiro resignado, caminó sin rumbo por las calles angostas y empedradas, pensando que tal vez sus planes de descender al Abismo terminaría antes de empezar. Su compañera peliverde lo seguía desde la distancia, pues se había tomado un momento en la taberna antes de irse.
Al doblar una esquina, sus pasos frenaron de golpe, lo que le permitió a su compañera acercarse.
Frente a ellos estaba ella.
Una mujer alta, con el cabello negro azabache salpicado por una franja blanca que caía como una sombra partida, y unos ojos intensos que parecían mirar más allá de lo visible. No llevaba máscara, pero había en su rostro un silencio tan denso que parecía absorber el ruido de la ciudad.
Enroscado en su brazo, el silbato blanco lucía desgastado, con grietas oscuras que parecían contar historias profundas.
Su presencia era aún más imponente gracias al equipamiento que llevaba. Las placas óseas y tendones visibles en sus piernas, fusionadas con botas negras, otorgándole un aire inquietante y casi inhumano. La capa blanca, caía simétrica y elegante sobre sus hombros, mientras su bastón reposaba apoyado junto a ella, con su punta ósea afilada que reflejaba la poca luz del callejón. Colgando de su cuello, un cristal con centro hueco y tonalidad apagada, parecía guardar en silencio los secretos que nadie más podía escuchar.
La cartógrafa del silencio.
Rol con: [sinner_without_sin] [lunar_ruby_zebra_434]
Continuación de: https://ficrol.com/posts/267383
El ruido y la humedad de la taberna quedaron atrás, pero el sabor amargo del fracaso aún quemaba en la boca del hombre. No había conseguido negociar con Ozen, y la puerta se cerró tras él con un golpe seco. Con un suspiro resignado, caminó sin rumbo por las calles angostas y empedradas, pensando que tal vez sus planes de descender al Abismo terminaría antes de empezar. Su compañera peliverde lo seguía desde la distancia, pues se había tomado un momento en la taberna antes de irse.
Al doblar una esquina, sus pasos frenaron de golpe, lo que le permitió a su compañera acercarse.
Frente a ellos estaba ella.
Una mujer alta, con el cabello negro azabache salpicado por una franja blanca que caía como una sombra partida, y unos ojos intensos que parecían mirar más allá de lo visible. No llevaba máscara, pero había en su rostro un silencio tan denso que parecía absorber el ruido de la ciudad.
Enroscado en su brazo, el silbato blanco lucía desgastado, con grietas oscuras que parecían contar historias profundas.
Su presencia era aún más imponente gracias al equipamiento que llevaba. Las placas óseas y tendones visibles en sus piernas, fusionadas con botas negras, otorgándole un aire inquietante y casi inhumano. La capa blanca, caía simétrica y elegante sobre sus hombros, mientras su bastón reposaba apoyado junto a ella, con su punta ósea afilada que reflejaba la poca luz del callejón. Colgando de su cuello, un cristal con centro hueco y tonalidad apagada, parecía guardar en silencio los secretos que nadie más podía escuchar.
La cartógrafa del silencio.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible


