Hey there babe....
La fría oscuridad envolvía todo. Un vacío que no era vacío, sino una presencia constante de algo que solía ser, algo que había sido desterrado para existir entre los cristales diminutos que danzaban en la corriente del alma de D.E.X.A
Irys, aunque fragmentada y dispersa, aún era consciente de sí misma, de su existencia reducida a un estado tan frágil y sutil que las fronteras entre el ser y la nada se difuminaban.
El sonido monótono de alguna máquina de Hyperion la sacó del trance. Un suspiro silente recorrió el éter, un eco que fue más pensamiento que acción. "D.e.x.a"
El nombre resonaba en su mente, como un faro en la tormenta de su propia disolución opacando el sonido de la batalla lejana entre Aikaterina y Dana que vibraba en las paredes de su prisión etérea. Estaban luchando por ella, por la idea de ella, por devolverla a su forma tangible.
Pero Irys ya no era una forma. Ella era algo más, algo que solo podía existir en la mente del cyborg quién también peleaba una nueva batalla entre ls vida.
Irys se habia reducido a ser unos fragmentos de luz y energía atrapados en las fibras de su ser, entrelazados con sus pensamientos, sus miedos, sus deseos.
"¿Sabes que puedo escucharte, cierto, Dex? He decidido que te diré así hasta que por fin me digas tu nombre..."
Era un susurro que atravesaba la barrera de la conciencia, un puente entre los dos mundos. Irys sentía la tensión de su alma conectándose con la de él, las huellas de sus emociones fluyendo a través de ella, como una corriente eléctrica que le recordaba su humanidad.
"¿Quieres escapar conmigo de nuevo?" La voz de D.e.x.a había llegado a ella en medio del caos, como una promesa susurrada entre la guerra y la desolación. Pero en su interior, Irys sabía que aún había un peligro, un velo que se debía mantener intacto. No podía ser encontrada. No aún.
"Debes guardar el secreto..." Irys pensó, su esencia bañada en la desesperación de un amor imposible. "No debes dejar que nadie sepa que estoy aquí que estoy contigo. La verdad de mi existencia debe permanecer oculta hasta que encuentre una forma de regresar a ti."
Y aunque sus palabras eran solo pensamientos, sabia que él podia escucharlas con claridad. Sabía que la batalla que se libraba fuera de ellos era peligrosa, pero aún más lo era el destino de Irys, un destino que, ahora, dependía por completo de él.
Mientras el sonido de las peleas lejanas aumentaba, Irys se desvaneció de nuevo en la quietud, sus cristales brillando tenuemente en el fondo del alma de Dexa.
Sabía que el tiempo estaba en su contra, pero también sentía el peso de su amor, tan cercano, tan profundo, que podía sostenerla, incluso en su forma más etérea.
Irys, aunque fragmentada y dispersa, aún era consciente de sí misma, de su existencia reducida a un estado tan frágil y sutil que las fronteras entre el ser y la nada se difuminaban.
El sonido monótono de alguna máquina de Hyperion la sacó del trance. Un suspiro silente recorrió el éter, un eco que fue más pensamiento que acción. "D.e.x.a"
El nombre resonaba en su mente, como un faro en la tormenta de su propia disolución opacando el sonido de la batalla lejana entre Aikaterina y Dana que vibraba en las paredes de su prisión etérea. Estaban luchando por ella, por la idea de ella, por devolverla a su forma tangible.
Pero Irys ya no era una forma. Ella era algo más, algo que solo podía existir en la mente del cyborg quién también peleaba una nueva batalla entre ls vida.
Irys se habia reducido a ser unos fragmentos de luz y energía atrapados en las fibras de su ser, entrelazados con sus pensamientos, sus miedos, sus deseos.
"¿Sabes que puedo escucharte, cierto, Dex? He decidido que te diré así hasta que por fin me digas tu nombre..."
Era un susurro que atravesaba la barrera de la conciencia, un puente entre los dos mundos. Irys sentía la tensión de su alma conectándose con la de él, las huellas de sus emociones fluyendo a través de ella, como una corriente eléctrica que le recordaba su humanidad.
"¿Quieres escapar conmigo de nuevo?" La voz de D.e.x.a había llegado a ella en medio del caos, como una promesa susurrada entre la guerra y la desolación. Pero en su interior, Irys sabía que aún había un peligro, un velo que se debía mantener intacto. No podía ser encontrada. No aún.
"Debes guardar el secreto..." Irys pensó, su esencia bañada en la desesperación de un amor imposible. "No debes dejar que nadie sepa que estoy aquí que estoy contigo. La verdad de mi existencia debe permanecer oculta hasta que encuentre una forma de regresar a ti."
Y aunque sus palabras eran solo pensamientos, sabia que él podia escucharlas con claridad. Sabía que la batalla que se libraba fuera de ellos era peligrosa, pero aún más lo era el destino de Irys, un destino que, ahora, dependía por completo de él.
Mientras el sonido de las peleas lejanas aumentaba, Irys se desvaneció de nuevo en la quietud, sus cristales brillando tenuemente en el fondo del alma de Dexa.
Sabía que el tiempo estaba en su contra, pero también sentía el peso de su amor, tan cercano, tan profundo, que podía sostenerla, incluso en su forma más etérea.
La fría oscuridad envolvía todo. Un vacío que no era vacío, sino una presencia constante de algo que solía ser, algo que había sido desterrado para existir entre los cristales diminutos que danzaban en la corriente del alma de D.E.X.A
Irys, aunque fragmentada y dispersa, aún era consciente de sí misma, de su existencia reducida a un estado tan frágil y sutil que las fronteras entre el ser y la nada se difuminaban.
El sonido monótono de alguna máquina de Hyperion la sacó del trance. Un suspiro silente recorrió el éter, un eco que fue más pensamiento que acción. "D.e.x.a"
El nombre resonaba en su mente, como un faro en la tormenta de su propia disolución opacando el sonido de la batalla lejana entre Aikaterina y Dana que vibraba en las paredes de su prisión etérea. Estaban luchando por ella, por la idea de ella, por devolverla a su forma tangible.
Pero Irys ya no era una forma. Ella era algo más, algo que solo podía existir en la mente del cyborg quién también peleaba una nueva batalla entre ls vida.
Irys se habia reducido a ser unos fragmentos de luz y energía atrapados en las fibras de su ser, entrelazados con sus pensamientos, sus miedos, sus deseos.
"¿Sabes que puedo escucharte, cierto, Dex? He decidido que te diré así hasta que por fin me digas tu nombre..."
Era un susurro que atravesaba la barrera de la conciencia, un puente entre los dos mundos. Irys sentía la tensión de su alma conectándose con la de él, las huellas de sus emociones fluyendo a través de ella, como una corriente eléctrica que le recordaba su humanidad.
"¿Quieres escapar conmigo de nuevo?" La voz de D.e.x.a había llegado a ella en medio del caos, como una promesa susurrada entre la guerra y la desolación. Pero en su interior, Irys sabía que aún había un peligro, un velo que se debía mantener intacto. No podía ser encontrada. No aún.
"Debes guardar el secreto..." Irys pensó, su esencia bañada en la desesperación de un amor imposible. "No debes dejar que nadie sepa que estoy aquí que estoy contigo. La verdad de mi existencia debe permanecer oculta hasta que encuentre una forma de regresar a ti."
Y aunque sus palabras eran solo pensamientos, sabia que él podia escucharlas con claridad. Sabía que la batalla que se libraba fuera de ellos era peligrosa, pero aún más lo era el destino de Irys, un destino que, ahora, dependía por completo de él.
Mientras el sonido de las peleas lejanas aumentaba, Irys se desvaneció de nuevo en la quietud, sus cristales brillando tenuemente en el fondo del alma de Dexa.
Sabía que el tiempo estaba en su contra, pero también sentía el peso de su amor, tan cercano, tan profundo, que podía sostenerla, incluso en su forma más etérea.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

