• Oh my clematis,
    Ray of hope from the abyss.

    Oh my clematis,
    Stay forever by my side.
    Blooming from darkness,
    Climbing walls to reach the sky.

    May the starlight shine,
    Bright in your eyes someday.

    When the darkness comes
    May you grow and thrive with strength
    If you sleep forevermore
    Promise me your will of peace

    Oh my clematis
    Ray of hope borne from abyss

    Oh my clematis
    You were bound to fall someday.

    Oh my clematis
    Your petals soon wilt away

    Oh my clematis
    May you find in death your peace

    My dear clematis
    Oh my clematis, Ray of hope from the abyss. Oh my clematis, Stay forever by my side. Blooming from darkness, Climbing walls to reach the sky. May the starlight shine, Bright in your eyes someday. When the darkness comes May you grow and thrive with strength If you sleep forevermore Promise me your will of peace Oh my clematis Ray of hope borne from abyss Oh my clematis You were bound to fall someday. Oh my clematis Your petals soon wilt away Oh my clematis May you find in death your peace My dear clematis
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  • ❝ The more I learn about the world, the more I want to surrender my sword to defeat... but my friends need me. ❞
    ❝ The more I learn about the world, the more I want to surrender my sword to defeat... but my friends need me. ❞
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  • ──── Esa bruja... ella sabía que no iba a poder resistirme a tener un "baile" contra los que me entregaron.
    ¿pero de verdad era necesario revivirlos a todos?
    ──── Esa bruja... ella sabía que no iba a poder resistirme a tener un "baile" contra los que me entregaron. ¿pero de verdad era necesario revivirlos a todos?
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  • ¿Y si te digo que misión cumplida?
    ¿Y si te digo que misión cumplida?
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  • - La victoria no es segura por eso entregué todo de mi para el As bajo la manga. Amigo mi querido y único amigo tu eres la pieza clave para destruirlo a él y hacer que nuestra señora obtenga su recompensa.. Haniel, perdóname pero hace muchos años que estoy muerta
    - La victoria no es segura por eso entregué todo de mi para el As bajo la manga. Amigo mi querido y único amigo tu eres la pieza clave para destruirlo a él y hacer que nuestra señora obtenga su recompensa.. Haniel, perdóname pero hace muchos años que estoy muerta
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  • Buena noche a todos como de encuentran?
    Buena noche a todos como de encuentran?
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  • Si, lo se ... puede ser peligroso pero volvere unos minutos , buscare algunas mericinas.
    Si, lo se ... puede ser peligroso pero volvere unos minutos , buscare algunas mericinas.
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  • La ciudad vibraba bajo un cielo que nunca descansaba: neón, faroles parpadeantes y la constante marea de sonidos humanos llenaban el aire con un ritmo extraño para alguien acostumbrada al silencio eterno de su mansión. Yūrei Veyrith caminaba entre la multitud, pero sus pasos eran apenas un susurro, como si la tierra misma la reconociera y la dejara pasar. Sus ojos plateados recorrían cada detalle: escaparates iluminados, callejones oscuros, los reflejos del asfalto mojado que parecía contener un mundo paralelo en cada charco.

    Un aroma desconocido la detuvo: una mezcla de especias, dulzor y calor que despertó una curiosidad que hacía siglos no sentía. Siguiendo el olor, llegó a un pequeño puesto callejero donde un humano apresurado servía comida. Yūrei se inclinó ligeramente, observando cómo el vapor ascendía en espirales casi mágicas. Sus dedos rozaron la superficie de la mesa, y por un instante, se permitió sonreír ante la simpleza de la vida humana, que para ella era un misterio tan fascinante como cualquier otro plano de existencia.

    De repente, un grito cortó el murmullo de la ciudad: un hombre corría, perseguido por algo que Yūrei percibió antes de que la mayoría pudiera notar. Una sombra amorfa con ojos rojos brillantes se movía entre la multitud, tomando la forma de miedo y confusión. Sus sentidos ancestrales reconocieron la amenaza: un yokai errante, extraviado en el mundo humano, incapaz de contener su hambre por la energía del miedo.

    Sin dudar, Yūrei se movió con la gracia de siglos de experiencia. Su cabello plateado se movió como un halo etéreo, y una luz tenue surgió de sus manos, trazando un patrón de contención en el aire. La sombra se detuvo, y un silencio momentáneo se apoderó de la calle. Sus ojos se fijaron en el yokai, y con un gesto casi ceremonial, lo guió de vuelta a su plano, disolviendo su forma oscura en un resplandor azul. El hombre que había estado huyendo quedó confundido, seguro, creyendo que todo había sido producto de su imaginación.

    Yūrei continuó caminando, como si nada hubiera ocurrido, mezclándose con los transeúntes. Cada calle, cada luz y cada olor eran una lección: la ciudad humana estaba viva, y ella estaba allí para aprender, explorar y, cuando fuera necesario, intervenir desde las sombras. Sus pasos la llevaron a un callejón angosto, donde la oscuridad parecía más densa. Un graffiti brillante en la pared atrajo su atención; no era arte común, sino un símbolo que resonaba con energías sobrenaturales. Sus dedos rozaron la pintura, y por un instante, visiones fugaces de antiguos rituales y secretos olvidados cruzaron su mente.

    La noche avanzaba y Yūrei sabía que cada esquina de la ciudad guardaba secretos que los humanos jamás entenderían. Criaturas errantes, energías perdidas, pequeños milagros ocultos… todo coexistía con la rutina humana, y ella estaba allí para descubrirlo, protegerlo y, quizá, guiarlo. Con cada paso, la madre de lo imposible caminaba entre mundos, recordando que aunque perteneciera a todos y a ninguno, podía encontrar pequeñas certezas en lo cotidiano: un aroma desconocido, un callejón misterioso, un simple acto de bondad humana, y la satisfacción silenciosa de mantener el equilibrio entre lo visible y lo invisible.
    La ciudad vibraba bajo un cielo que nunca descansaba: neón, faroles parpadeantes y la constante marea de sonidos humanos llenaban el aire con un ritmo extraño para alguien acostumbrada al silencio eterno de su mansión. Yūrei Veyrith caminaba entre la multitud, pero sus pasos eran apenas un susurro, como si la tierra misma la reconociera y la dejara pasar. Sus ojos plateados recorrían cada detalle: escaparates iluminados, callejones oscuros, los reflejos del asfalto mojado que parecía contener un mundo paralelo en cada charco. Un aroma desconocido la detuvo: una mezcla de especias, dulzor y calor que despertó una curiosidad que hacía siglos no sentía. Siguiendo el olor, llegó a un pequeño puesto callejero donde un humano apresurado servía comida. Yūrei se inclinó ligeramente, observando cómo el vapor ascendía en espirales casi mágicas. Sus dedos rozaron la superficie de la mesa, y por un instante, se permitió sonreír ante la simpleza de la vida humana, que para ella era un misterio tan fascinante como cualquier otro plano de existencia. De repente, un grito cortó el murmullo de la ciudad: un hombre corría, perseguido por algo que Yūrei percibió antes de que la mayoría pudiera notar. Una sombra amorfa con ojos rojos brillantes se movía entre la multitud, tomando la forma de miedo y confusión. Sus sentidos ancestrales reconocieron la amenaza: un yokai errante, extraviado en el mundo humano, incapaz de contener su hambre por la energía del miedo. Sin dudar, Yūrei se movió con la gracia de siglos de experiencia. Su cabello plateado se movió como un halo etéreo, y una luz tenue surgió de sus manos, trazando un patrón de contención en el aire. La sombra se detuvo, y un silencio momentáneo se apoderó de la calle. Sus ojos se fijaron en el yokai, y con un gesto casi ceremonial, lo guió de vuelta a su plano, disolviendo su forma oscura en un resplandor azul. El hombre que había estado huyendo quedó confundido, seguro, creyendo que todo había sido producto de su imaginación. Yūrei continuó caminando, como si nada hubiera ocurrido, mezclándose con los transeúntes. Cada calle, cada luz y cada olor eran una lección: la ciudad humana estaba viva, y ella estaba allí para aprender, explorar y, cuando fuera necesario, intervenir desde las sombras. Sus pasos la llevaron a un callejón angosto, donde la oscuridad parecía más densa. Un graffiti brillante en la pared atrajo su atención; no era arte común, sino un símbolo que resonaba con energías sobrenaturales. Sus dedos rozaron la pintura, y por un instante, visiones fugaces de antiguos rituales y secretos olvidados cruzaron su mente. La noche avanzaba y Yūrei sabía que cada esquina de la ciudad guardaba secretos que los humanos jamás entenderían. Criaturas errantes, energías perdidas, pequeños milagros ocultos… todo coexistía con la rutina humana, y ella estaba allí para descubrirlo, protegerlo y, quizá, guiarlo. Con cada paso, la madre de lo imposible caminaba entre mundos, recordando que aunque perteneciera a todos y a ninguno, podía encontrar pequeñas certezas en lo cotidiano: un aroma desconocido, un callejón misterioso, un simple acto de bondad humana, y la satisfacción silenciosa de mantener el equilibrio entre lo visible y lo invisible.
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  • - Los viernes para ir a embriagarme son los mejores.

    Off rol: hoy respondo:)
    - Los viernes para ir a embriagarme son los mejores. Off rol: hoy respondo:)
    Me enjaja
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  • - Camina por el bosque y al no ver a nadie se transforma en su versión humana-

    Amo?~ donde esta?...

    -sigue caminando hasta llegar a una cueva donde la usa para refugiarse y descansar-

    Espero regresar pronto, extraño a mi amo...
    - Camina por el bosque y al no ver a nadie se transforma en su versión humana- Amo?~ donde esta?... -sigue caminando hasta llegar a una cueva donde la usa para refugiarse y descansar- Espero regresar pronto, extraño a mi amo...
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