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- —Mira eso, una persona que cree ser capaz de todo, solo por el hecho de que se le premia el mínimo esfuerzo. Jamás se llegará a nada así.—Mira eso, una persona que cree ser capaz de todo, solo por el hecho de que se le premia el mínimo esfuerzo. Jamás se llegará a nada así.
- Hacía color a tu lado
y el invierno era menos frío,
la niebla abrazaba los pinceles de hielo,
como un cristal cortante de piel y vida
y el té humeaba
como una chimenea de leña de sentidos,
dibujaba en tu lienzo de piel un cuadro de nieve,
con fondo de una noche con halo de luna en tu sexo,
reposaban mis manos en tus pechos de acuarela,
como una boca con uñas ardiendo en tus heridas
y hablabas de una incipiente primavera
mientras apoyaba mi cara en la hojarasca de tu vientre.
Fue así ese cuadro inacabado,
pero hacía color y el invierno era menos frío.Hacía color a tu lado y el invierno era menos frío, la niebla abrazaba los pinceles de hielo, como un cristal cortante de piel y vida y el té humeaba como una chimenea de leña de sentidos, dibujaba en tu lienzo de piel un cuadro de nieve, con fondo de una noche con halo de luna en tu sexo, reposaban mis manos en tus pechos de acuarela, como una boca con uñas ardiendo en tus heridas y hablabas de una incipiente primavera mientras apoyaba mi cara en la hojarasca de tu vientre. Fue así ese cuadro inacabado, pero hacía color y el invierno era menos frío. - Cómo saber qué tu usser no tiene ni 1 gb de ideas pa' rol en un minuto? Fácil, comienza a rolear cosas sin sentido, cómo sentirse vampiro y querer tragarse al Uchiha XD
Eso ya es suficiente para mí, y eso que solo soy un pj de roleplayerCómo saber qué tu usser no tiene ni 1 gb de ideas pa' rol en un minuto? Fácil, comienza a rolear cosas sin sentido, cómo sentirse vampiro y querer tragarse al Uchiha XD Eso ya es suficiente para mí, y eso que solo soy un pj de roleplayer :STK-5: - Ubicación: El Paso, Texas.
El desierto tejano tenía esa forma cruel de hacer que el pasado pareciera más cercano. El calor se desvanecía con el atardecer, y el viejo Motel Cactus Hill emergía entre la arena como un recuerdo borroso que se negaba a morir. El neón parpadeante seguía colgado por pura terquedad. Los años no habían borrado sus huellas, solo las cubrieron con polvo.
Reina Márquez se detuvo frente a la puerta número 12, la misma de aquella noche. Su silueta se recortaba contra el cielo encendido, con el rostro sereno pero la mirada cargada de algo que no había dicho en voz alta en todo ese tiempo. Sostenía su termo como si fuera un ancla, una excusa para no encender otro cigarro, para no caer en la tentación de mirar atrás más de lo necesario.
Podría haberse ido. Podría haber ignorado el presentimiento. Pero el universo no funciona con lógica cuando hay asuntos sin cerrar, heridas que aún arden en silencio.
Se sentó en las escaleras de concreto agrietado, sin mirar hacia dentro. No esperaba nada... y al mismo tiempo, lo esperaba todo.
Porque ciertos nombres no se olvidan. Solo se guardan en el pecho como balas que no terminan de salir.
Y en algún rincón de su memoria, ella sabía que él también recordaba.Ubicación: El Paso, Texas. El desierto tejano tenía esa forma cruel de hacer que el pasado pareciera más cercano. El calor se desvanecía con el atardecer, y el viejo Motel Cactus Hill emergía entre la arena como un recuerdo borroso que se negaba a morir. El neón parpadeante seguía colgado por pura terquedad. Los años no habían borrado sus huellas, solo las cubrieron con polvo. Reina Márquez se detuvo frente a la puerta número 12, la misma de aquella noche. Su silueta se recortaba contra el cielo encendido, con el rostro sereno pero la mirada cargada de algo que no había dicho en voz alta en todo ese tiempo. Sostenía su termo como si fuera un ancla, una excusa para no encender otro cigarro, para no caer en la tentación de mirar atrás más de lo necesario. Podría haberse ido. Podría haber ignorado el presentimiento. Pero el universo no funciona con lógica cuando hay asuntos sin cerrar, heridas que aún arden en silencio. Se sentó en las escaleras de concreto agrietado, sin mirar hacia dentro. No esperaba nada... y al mismo tiempo, lo esperaba todo. Porque ciertos nombres no se olvidan. Solo se guardan en el pecho como balas que no terminan de salir. Y en algún rincón de su memoria, ella sabía que él también recordaba. - — Hiroko, aquí abajo. ¡Abajo putamadre! Ah, perdí la cabeza, ayuda, jeh...—¿?— Hiroko, aquí abajo. ¡Abajo putamadre! Ah, perdí la cabeza, ayuda, jeh...—¿?
- La sala negra, que Viper creyó sería una excentricidad motelera con una cama de demasiadas plazas... resultó ser una armería.
Una muy bien surtida armería.
Hace dos años, The Animals contaba con un arsenal discreto, pero tremendamente efectivo. Crow parecía saber qué era lo que necesitaría su equipo para cumplir con sus variados caprichos. Ahora, sin embargo, tal quedaba como un quiosco de barrio junto al mercado que era esta sala.
— Esto... no es lo que esperaba.
La voz de Viper sonó sorprendida, igual que estaba su mirada -cosa extraña dado su casi permanente estoicismo- mientras, receloso como el que más, echaba un vistazo a la puerta, al marco y al piso, antes de entrar. Comprobaba si habían trampas.
— ¿Por qué está siendo tan... generoso? ¿Es porque vine contigo?
Preguntó, queriendo saber la opinión de Wolf ᴬᵁ . Porque era él el experto en ꧁ঔৣ☬✞ 𝕮𝖗𝖔𝖜 ✞☬ঔৣ꧂ .
— No entiendo por qué me ofrecería algo como esto... a mí.
Se detuvo frente a un bonito Dragunov que le llamó como miel a una mosca. Esa era una de las armas favoritas de Rourke, una que Viper siempre criticaba.
— Ojalá tuviera más balas... —susurró.La sala negra, que Viper creyó sería una excentricidad motelera con una cama de demasiadas plazas... resultó ser una armería. Una muy bien surtida armería. Hace dos años, The Animals contaba con un arsenal discreto, pero tremendamente efectivo. Crow parecía saber qué era lo que necesitaría su equipo para cumplir con sus variados caprichos. Ahora, sin embargo, tal quedaba como un quiosco de barrio junto al mercado que era esta sala. — Esto... no es lo que esperaba. La voz de Viper sonó sorprendida, igual que estaba su mirada -cosa extraña dado su casi permanente estoicismo- mientras, receloso como el que más, echaba un vistazo a la puerta, al marco y al piso, antes de entrar. Comprobaba si habían trampas. — ¿Por qué está siendo tan... generoso? ¿Es porque vine contigo? Preguntó, queriendo saber la opinión de [Wolfy]. Porque era él el experto en [TheCrow]. — No entiendo por qué me ofrecería algo como esto... a mí. Se detuvo frente a un bonito Dragunov que le llamó como miel a una mosca. Esa era una de las armas favoritas de Rourke, una que Viper siempre criticaba. — Ojalá tuviera más balas... —susurró. - Ella los observa desde la quietud de su rincón eterno.
Atropos, la del hilo final, la que no pregunta, la que no tiembla.
Y sin embargo, hay algo en los humanos que la hace detenerse.
No por compasión, sino por una tristeza antigua que reconoce en sus ojos vacíos.
Los ve rendirse sin gritos.
Los ve abandonarse en camas que se convierten en trincheras, cubiertos con mantas como si el mundo no pudiera atravesarlas.
Y sin embargo, el mundo siempre entra.
Con su ruido, con sus exigencias, con su indiferencia.
No desean morir, no del todo.
Pero tampoco saben cómo seguir viviendo.
Es una niebla lo que los envuelve, espesa, silenciosa, una que les arranca el sentido a todo, incluso a lo que antes los hacía reír.
No es desgano, no es debilidad.
Es un agotamiento sin nombre.
Uno que no se cura durmiendo ni huyendo.
Es vivir sin querer. Existir como una tarea sin fin.
A veces piensan en dejarlo todo:
la carrera que los consume,
la casa que ya no es hogar,
los cuerpos que sienten ajenos,
las palabras que se volvieron vacías.
La vida, incluso, les pesa más de lo que pueden cargar.
Atropos no los juzga.
Nunca lo ha hecho.
Los observa, hilo en mano, esperando.
Porque algunos, aún en el borde, encuentran una chispa.
Una risa, una canción, un gesto.
Y vuelven. Vuelven aunque sea arrastrándose.
Pero otros se apagan sin ruido.
Ya no esperan, ya no piden, ya no sienten.
Y entonces ella actúa.
No por crueldad.
Sino por misericordia.
Corta con una suavidad antigua,
como quien cierra los ojos a un dolor demasiado largo.
Y los deja partir…
por fin, sin peso.
Ella los observa desde la quietud de su rincón eterno. Atropos, la del hilo final, la que no pregunta, la que no tiembla. Y sin embargo, hay algo en los humanos que la hace detenerse. No por compasión, sino por una tristeza antigua que reconoce en sus ojos vacíos. Los ve rendirse sin gritos. Los ve abandonarse en camas que se convierten en trincheras, cubiertos con mantas como si el mundo no pudiera atravesarlas. Y sin embargo, el mundo siempre entra. Con su ruido, con sus exigencias, con su indiferencia. No desean morir, no del todo. Pero tampoco saben cómo seguir viviendo. Es una niebla lo que los envuelve, espesa, silenciosa, una que les arranca el sentido a todo, incluso a lo que antes los hacía reír. No es desgano, no es debilidad. Es un agotamiento sin nombre. Uno que no se cura durmiendo ni huyendo. Es vivir sin querer. Existir como una tarea sin fin. A veces piensan en dejarlo todo: la carrera que los consume, la casa que ya no es hogar, los cuerpos que sienten ajenos, las palabras que se volvieron vacías. La vida, incluso, les pesa más de lo que pueden cargar. Atropos no los juzga. Nunca lo ha hecho. Los observa, hilo en mano, esperando. Porque algunos, aún en el borde, encuentran una chispa. Una risa, una canción, un gesto. Y vuelven. Vuelven aunque sea arrastrándose. Pero otros se apagan sin ruido. Ya no esperan, ya no piden, ya no sienten. Y entonces ella actúa. No por crueldad. Sino por misericordia. Corta con una suavidad antigua, como quien cierra los ojos a un dolor demasiado largo. Y los deja partir… por fin, sin peso. - Con mis dos hermanas juradas. Serpiente de Jardín y Ave Blanca. Son unas grandiosas guerreras.Con mis dos hermanas juradas. Serpiente de Jardín y Ave Blanca. Son unas grandiosas guerreras.0 turnos 0 maullidos
- Los enigmas dea vida es así siempre no hay nada que podamos hacerLos enigmas dea vida es así siempre no hay nada que podamos hacer
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