──── ¡A ver si aguantan esto, hijos de perra! ──── 𝑀𝑎𝑟𝑡𝑖𝑙𝑙𝑜 𝐸𝑛𝑐𝑜𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛𝑎𝑑𝑜𝑟. [?]

—No hay chance, pero aprecio tu buen gusto-(?)

Cada vez que veo a ese par de cinnamon buns que tiene [escuchame.naturaleza] , lo único que quiero es glasearlos y acompañarlos con una gran taza de café negro y muchos besos. ~ ♥

𝐇𝐚𝐜𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐢 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐫𝐮𝐣𝐚 𝐫𝐞𝐭𝐨𝐫𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐞𝐧 𝐚𝐩𝐮𝐫𝐨𝐬.

—Aún no es domingo, pero me gusta madrugar—

Su ropa.. Su aroma en ella siempre me hace sentir mejor. Zorrito..

Aunque no pueda nadar, me gusta sentarme en la orilla y meter los pies.

Hoy el sol no brilla por encima de nosotros, sino dentro de mí, porque estás aquí, como siempre, a mi lado. En medio del campo, entre girasoles y pan recién horneado, tu risa es el sonido más dulce que acaricia mi alma. Tus ojos, tan llenos de vida, reflejan la calidez de todos los veranos que quiero vivir contigo. Tu vestido rojo danza con la brisa y tu cabello, como hilos de luz, se enreda con mis sueños. En tus manos, coronas mi frente con flores silvestres, pero eres tú quien ha sido siempre mi reina. Nada en el mundo se compara a esta paz que siento cuando me abrazas. Este instante, donde el tiempo se detiene, es mi definición de felicidad. No necesito castillos ni promesas eternas, solo esta manta, este campo, y tu amor. Gracias por llenar mi vida de colores, por enseñarme que los días más simples son los más hermosos cuando se comparten contigo. Te amo hoy, mañana y toda la eternidad. [Melinoe_Fleur]

¡Hoooola FicRolers! ¡Contadme qué planes tenéis para el fin de semana! ¿Se viene finde de rol? ¿Compromisos familiares? :D

Se acercaba el Taue Matsuri; El festival de la plantación del arroz. Como cada año, Kazuo iba en las noches al claro donde una vez [Liz_bloodFlame] lo conoció, haciendo danzar sus llamas color zafiro para anunciar que las plegarias hacia su kami Inari llegarían con la ayuda de su mano. Pero ahora, no eran solo sus llamas. Ahora la luna era bañada por una luz más intensa. No solo era el fuego de Kazuo el que anunciaba la buena dicha. Ahora las llamas de Elizabeth, de una azul tan intenso como el suyo cobraban el mismo protagonismo. Ya no era solo él, si no la unión de ambos, quienes conformaban uno. Aquella noche carecía de oscuridad, esta huía de la implacable luz que sus fuegos emitían. Aquella sería una buena cosecha, una que recordarían las futuras generaciones por la fuerza con la que había sido bendecida.