Reena había estado buscando a Gaudy por cada rincón de Valle Sereno. Sin embargo, no le encontraba por ninguna parte y ya empezaba a preocuparse.
Cuando estaba a punto de darse por vencida y de regresar a la posada en la que seguían alojados, observó una figura inconfundible sentada a la orilla del lago de Valle Sereno. Era Gaudy.
Caminó despacio hacia él, con su corazón latiendo a gran velocidad y con fuerza. Sentía sus propios latidos resonando dentro de su cabeza.
Se detuvo al llegar junto a él y se sentó a su lado con cuidado.
Observó el perfil del rostro masculino y su corazón se rompió mucho más de lo que ya lo estaba. No había dejado de quererle, ni dejaría de quererle nunca.
—Gaudy, necesitamos hablar.
Reena había estado buscando a Gaudy por cada rincón de Valle Sereno. Sin embargo, no le encontraba por ninguna parte y ya empezaba a preocuparse.
Cuando estaba a punto de darse por vencida y de regresar a la posada en la que seguían alojados, observó una figura inconfundible sentada a la orilla del lago de Valle Sereno. Era Gaudy.
Caminó despacio hacia él, con su corazón latiendo a gran velocidad y con fuerza. Sentía sus propios latidos resonando dentro de su cabeza.
Se detuvo al llegar junto a él y se sentó a su lado con cuidado.
Observó el perfil del rostro masculino y su corazón se rompió mucho más de lo que ya lo estaba. No había dejado de quererle, ni dejaría de quererle nunca.
—Gaudy, necesitamos hablar.