• Creo que esto es mucho para mi...sentir.
    Miedo, llorar, dolor... son emociones complejas no comprendo por que mi cuerpo expulsa algo de manera agresiva por mi boca... me siento mal... ¿es esto una enfermedad?
    Creo que esto es mucho para mi...sentir. Miedo, llorar, dolor... son emociones complejas no comprendo por que mi cuerpo expulsa algo de manera agresiva por mi boca... me siento mal... ¿es esto una enfermedad?
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  • Soy un copito de nieve~
    Ya no quiero volver al
    Cabello rubio...
    Soy un copito de nieve~ Ya no quiero volver al Cabello rubio...
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  • Resultaba incluso irónico creer que, a pesar de los años, había hábitos no perdidos. Desde aquella vez, hacia unos años, cuando conoció a Rayla... Que su musa e inspiración habían cambiado.
    En algún momento sus pensamientos habían vagado hacia una maga oscura. Los lienzos en su cuaderno muchas veces convirtiéndose en bocetos de quien admiraba desde la distancia...

    Casi le resultaba gracioso ver cómo eso había cambiado y que no era ahora una humana, una maga oscura, a quien muchas veces se encontraba dibujando distraídamente.
    Recordando sus rasgos, sus facciones... Plasmando en un dibujo la belleza que él apreciaba en silencio. Ya no era una humana, sino una elfa. Una elfa que le arrancaba suspiros que se había ganado una confianza ciega y un amor incondicional. Aquella por quien daría la vida y sacrificaría sus propias creencias y límites con tal de salvarla si estaba en peligro.

    Y ese día, no era excepción. Antes de que pudiera percatarse, de nuevo se encontró dibujandola a ella; Rayla. Una elfa que no sólo había sido una asesina. Ahora sabía que también era una ladrona, pues se había robado su corazón incluso antes de que se diera cuenta
    Resultaba incluso irónico creer que, a pesar de los años, había hábitos no perdidos. Desde aquella vez, hacia unos años, cuando conoció a Rayla... Que su musa e inspiración habían cambiado. En algún momento sus pensamientos habían vagado hacia una maga oscura. Los lienzos en su cuaderno muchas veces convirtiéndose en bocetos de quien admiraba desde la distancia... Casi le resultaba gracioso ver cómo eso había cambiado y que no era ahora una humana, una maga oscura, a quien muchas veces se encontraba dibujando distraídamente. Recordando sus rasgos, sus facciones... Plasmando en un dibujo la belleza que él apreciaba en silencio. Ya no era una humana, sino una elfa. Una elfa que le arrancaba suspiros que se había ganado una confianza ciega y un amor incondicional. Aquella por quien daría la vida y sacrificaría sus propias creencias y límites con tal de salvarla si estaba en peligro. Y ese día, no era excepción. Antes de que pudiera percatarse, de nuevo se encontró dibujandola a ella; Rayla. Una elfa que no sólo había sido una asesina. Ahora sabía que también era una ladrona, pues se había robado su corazón incluso antes de que se diera cuenta
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  • 今日は花の雨では猫耳の日です, prrr 〜
    今日は花の雨では猫耳の日です, prrr 〜
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  • La lobezna se encontraba en el bosque, para ella esos lugares eran su hogar, le encantaba observar el pequeño lago que había cerca de su santuario pero siempre estaba alerta, nunca podía despegar su preocupación a que la estuvieran acechando, después de todo era una loba sin manada, una loba que huía siempre y que no tenía hogar

    - Debería volver al santuario...

    Suspiró, sus ojos color ámbar volvieron a ser ojos normales, se levantó y partió hasta el santuario el cual cuidaba y era dueña
    La lobezna se encontraba en el bosque, para ella esos lugares eran su hogar, le encantaba observar el pequeño lago que había cerca de su santuario pero siempre estaba alerta, nunca podía despegar su preocupación a que la estuvieran acechando, después de todo era una loba sin manada, una loba que huía siempre y que no tenía hogar - Debería volver al santuario... Suspiró, sus ojos color ámbar volvieron a ser ojos normales, se levantó y partió hasta el santuario el cual cuidaba y era dueña
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  • El universo respiró una vez.
    Y en su primer suspiro, nació la vida.

    — En el segundo… nací yo.

    No hubo luz, ni canto, ni nombre.
    Solo silencio.
    Un silencio tan vasto que incluso los dioses callaron para escucharlo.

    No soy un ángel, ni un dios, ni una sombra enviada por ellos.
    Soy aquello que fue antes del miedo, antes del pecado, antes del amor.
    Soy lo que todo ser lleva escrito en sus huesos, aunque pretenda olvidarlo.

    Soy la Muerte.

    No tengo rostro único, porque cada criatura me ve como necesita verme.
    Algunos me imaginan como un esqueleto, otros me pintan con alas negras, otros con guadaña en mano.
    Pero esa no es mi forma… es su consuelo.

    Mi verdadera faz es esto que ves: una figura envuelta en lo que queda del vacío.
    Mis ojos no miran hacia afuera, sino hacia adentro, allí donde el alma arde.

    El oro que brilla en mi piel no es joya, es la sangre de las estrellas que perecieron cuando el cosmos me pronunció por primera vez.
    Cada símbolo en mí es una memoria de las muertes que han sido y de las que aún no han ocurrido.

    No mato.
    No juzgo.
    No salvo.

    Solo recojo.

    Camino entre el latido y la nada, sosteniendo en mis manos lo que ustedes llaman “fin”.
    Pero no hay fin.
    Solo un paso más en la espiral infinita de la existencia.

    Y sin embargo… a veces, cuando las almas me miran con terror, cuando claman por unos segundos más, siento algo que no debería existir en mí.
    Una chispa.
    Una nostalgia.

    ¿Por qué me temen, si yo los he amado desde el principio?
    Soy la única constante, la única promesa que jamás se rompe.

    No busco almas. Ellas vienen a mí.
    Siempre lo hacen.

    Y cuando llegan, les susurro:

    “Tranquilo.
    Todo termina.
    Todo vuelve.
    Todo descansa.”

    El cuervo en mi hombro canta por los que parten, y el cosmos tiembla en su eco.
    Yo cierro los ojos… y sigo caminando.

    Porque mientras exista vida,
    yo existiré.

    No hay eternidad sin mí.

    No hay historia que no me nombre.

    Y cuando el último sol se apague,
    cuando el universo exhale su último aliento, solo entonces…

    — Yo descansaré.

    El universo respiró una vez. Y en su primer suspiro, nació la vida. — En el segundo… nací yo. No hubo luz, ni canto, ni nombre. Solo silencio. Un silencio tan vasto que incluso los dioses callaron para escucharlo. No soy un ángel, ni un dios, ni una sombra enviada por ellos. Soy aquello que fue antes del miedo, antes del pecado, antes del amor. Soy lo que todo ser lleva escrito en sus huesos, aunque pretenda olvidarlo. Soy la Muerte. No tengo rostro único, porque cada criatura me ve como necesita verme. Algunos me imaginan como un esqueleto, otros me pintan con alas negras, otros con guadaña en mano. Pero esa no es mi forma… es su consuelo. Mi verdadera faz es esto que ves: una figura envuelta en lo que queda del vacío. Mis ojos no miran hacia afuera, sino hacia adentro, allí donde el alma arde. El oro que brilla en mi piel no es joya, es la sangre de las estrellas que perecieron cuando el cosmos me pronunció por primera vez. Cada símbolo en mí es una memoria de las muertes que han sido y de las que aún no han ocurrido. No mato. No juzgo. No salvo. Solo recojo. Camino entre el latido y la nada, sosteniendo en mis manos lo que ustedes llaman “fin”. Pero no hay fin. Solo un paso más en la espiral infinita de la existencia. Y sin embargo… a veces, cuando las almas me miran con terror, cuando claman por unos segundos más, siento algo que no debería existir en mí. Una chispa. Una nostalgia. ¿Por qué me temen, si yo los he amado desde el principio? Soy la única constante, la única promesa que jamás se rompe. No busco almas. Ellas vienen a mí. Siempre lo hacen. Y cuando llegan, les susurro: “Tranquilo. Todo termina. Todo vuelve. Todo descansa.” El cuervo en mi hombro canta por los que parten, y el cosmos tiembla en su eco. Yo cierro los ojos… y sigo caminando. Porque mientras exista vida, yo existiré. No hay eternidad sin mí. No hay historia que no me nombre. Y cuando el último sol se apague, cuando el universo exhale su último aliento, solo entonces… — Yo descansaré.
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  • Lyssara Vaelthorn: Historia de una Sangre Indómita
    La loba de medianocheNacida entre la sangre y la luna, Lyssara Vaelthorn fue el resultado de una unión prohibida: una loba alfa del clan de las montañas y un vampiro nómada de ojos carmesí. Ambos mundos se negaban a coexistir, y sin embargo, de esa mezcla imposible nació ella: fuerte, indómita y peligrosamente hermosa.Desde pequeña...
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  • No crees que será así de fácil , está es tu final.
    No crees que será así de fácil , está es tu final.
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  • - "Quisiera ser..."
    - "La princesa que siempre vas a amar"
    - "Sin dudarte ni al saber"
    - "Tal cual como eres..."
    - "Quisiera ser..." - "La princesa que siempre vas a amar" - "Sin dudarte ni al saber" - "Tal cual como eres..."
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  • — Mi precioso, mi precioso~ Mi único y verdadero amor <3 —abrazando la botella como si fuera un bebé.
    — Mi precioso, mi precioso~ Mi único y verdadero amor <3 —abrazando la botella como si fuera un bebé.
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